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EPOCA PASCUAL

 
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scarlett
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MensajePublicado: Lun Abr 09, 2007 2:12 pm    Asunto: EPOCA PASCUAL
Tema: EPOCA PASCUAL
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Paz y bien.

Padre bueno y misericordioso:
En éstos días en que celebramos juilosos la resurrección de tu hijo amado Jesucristo, permite que conoscamos un poco más de El através de los mensajes de Pascua. Amén.

La época pascual es un periodo que comprende desde el Domingo de Resurrección hasta el Domingo de Pentecostés (venida del Espíritu Santo).

La Pascua

El domingo de Pascua es el día en que incluso la iglesia más pobre se reviste de sus mejores ornamentos y se embellece con las flores mas hermosas, el día en que se reúne ante la sagrada Mesa mayor número de fieles, y en el cual, aun en las parroquias de mas débil cristiandad, la comunidad cristiana se entrega al gozo mas ostensible.

El órgano con sus melodías inimitables, o el modesto armonio, acompañan los cantos que se elevan a la gloria de Jesús resucitado. Los que han olvidado las palabras de los viejos cánticos, las vuelven a recordar.
Pascua es la cima del año litúrgico. Es el aniversario del triunfo de Cristo. Es la feliz conclusión del drama de la Pasión la alegría inmensa que sigue al dolor. Pero dolor y gozo se funden pues se refieren en la historia, al acontecimiento más importante de la humanidad: el rescate por el Hijo de Dios del pecado original.
San Pablo: " Aquel que ha resucitado a Jesucristo devolverá asimismo la vida a nuestros cuerpos mortales.
No se puede comprender ni explicar la grandeza de las Pascuas cristianas sin evocar la Pascua Judía, que Israel festejaba, y que los judíos festejan todavía, como lo festejaron los hebreos hace tres mil años, la víspera de su partida de Egipto, por orden de Moisés.
El mismo Jesús celebró la Pascua todos los años durante su vida terrena, según el ritual en vigor entre el pueblo de Dios, hasta el último año de su vida, en cuya Pascua tuvo efecto la cena y la institución de la Eucaristía.
Cristo al celebrar la Pascua en la Cena, dio a la conmemoración tradicional de la liberación del pueblo judío un sentido nuevo y mucho más amplio. No es a un pueblo, una nación aislada a quien Él libera sino al mundo entero, al que prepara para el Reino de los Cielos.
Las pascuas cristianas celebran la protección que Cristo no ha cesado ni cesará de dispensar a la Iglesia hasta que Él abra las puertas de la Jerusalén celestial.

La fiesta de Pascua es, ante todo la representación del acontecimiento clave de la humanidad, la resurrección de Jesús después de su muerte consentida por Él para el rescate y la rehabilitación del hombre caído.
Este acontecimiento es un hecho histórico innegable. Además de que todos los evangelistas lo han referido, San Pablo lo confirma como el historiador que se apoya, no solamente en pruebas , sino en testimonios.
El mensaje redentor de la Pascua no es otra cosa que la purificación total del hombre, la liberación de sus egoísmos, de su sensualidad, de sus complejos; purificación que , aunque implica una fase de limpieza y saneamiento interior, sin embargo se realiza de manera positiva con dones de plenitud, como es la iluminación del Espíritu , la vitalización del ser por una vida nueva, que desborda gozo y paz - suma de todos los bienes mesiánicos -, en una palabra, la presencia del Señor resucitado. San Pablo lo expresó con incontenible emoción en este texto : "Si habéis resucitado con Cristo vuestra vida, entonces os manifestaréis gloriosos con Él".( Colos. 3 1-4)

Cita:
El término inglés para Pascua, Easter, según Beda el Venerable (De temporum ratione, I, v), se relaciona con Estre, una diosa teutónica de la luz naciente del día y de la primavera, deidad que, sin embargo, es por lo demás desconocida, incluso en los Edda (Simrock, Mythol., 362); en anglosajón, eâster, eâstron; en el antiguo alto alemán, ôstra ôstrara, ôstrarun; en alemán, Ostern. Abril se llamó easter-monadh. El plural eâstron se usa porque la fiesta dura siete días.

Como el plural francés Pâques, es una traducción del latín Festa Paschalia, toda la octava de Pascua. El término griego para Pascua, pascha, no tiene nada en común con el verbo paschein, “sufrir”, aunque se relacionó con él por los escritores simbólicos tardíos; es la forma aramea de la palabra hebrea pesach (transitus, paso).

Los griegos llaman a Pascua la pascha anastasimon; al Viernes Santo la pascha staurosimon.

Los términos respectivos usados por los latinos son Pascha resurrectionis y Pascha crucifixionis. En los Breviarios Romano y Monástico la fiesta lleva el título de Dominica Resurrectionis; en el Breviario Mozárabe, In Laetatione Diei Pasch resurrectionis; en el Breviario Ambrosiano, In Die Sancto Paschae.
Las lenguas romances han adoptado el término greco-hebreo: en latín, Pascha; en italiano, Pasqua; en español, Pascua; en francés, Pâques. También algunas naciones célticas y teutónicas lo usan: en escocés, Pask; en holandés, Paschen; en danés, Paaske; en sueco, Pask; incluso en las provincias alemanas del bajo Rhin la gente llama a la fiesta Paisken y no Ostern.
La palabra, principalmente en España e Italia, se identifica con la palabra “solemnidad” y se extiende a otras fiestas, por ejemplo en español, Pascua florida es el Domingo de Ramos; la Pascua de Pentecostés, Pentecostés; la Pascua de la Natividad, la Navidad; la Pascua de Epifanía, la Epifanía. En algunas partes de Francia también se llama Pâques a la Primera Comunión, sea cual sea la época del año en que se administra.

LA FIESTA

Pascua es la fiesta principal del año eclesiástico. León I (Sermo xlvii in Exodum) la llama la máxima fiesta (festum festorum), y dice que la Navidad se celebra sólo como preparación para la Pascua.

Es el centro de la mayor parte del año eclesiástico. El orden de los domingos desde Septuagésima al último domingo después de Pentecostés, la fiesta de la Ascensión, Pentecostés, Corpus Christi, y todas las demás fiestas móviles, desde la de la Oración de Jesús en el Huerto (martes después de Septuagésima) a la fiesta del Sagrado Corazón (viernes después de la octava del Corpus Christi), depende de la fecha de Pascua.

La conmemoración de la muerte del verdadero Cordero de Dios y la Resurrección de Cristo, la piedra angular sobre la que se construye la fe cristiana, es también la fiesta más antigua de la Iglesia Cristiana, tan vieja como el Cristianismo, el vínculo que une al Antiguo y el Nuevo Testamento.
Que no la mencionen los Padres Apostólicos y que oigamos hablar por primera vez de ella principalmente por medio de la controversia de los Decimocuartos es puramente accidental.

La conexión entre la Pascua judía y la fiesta cristiana de Pascua es real e ideal. Real, puesto que Cristo murió el primer día de la Pascua judía; ideal, como la relación entre modelo y realidad, porque la muerte y Resurrección de Cristo tiene sus figuras y modelos en el Antiguo Testamento, particularmente en el cordero pascual, que se comía hacia el anochecer del 14 de Nisán.
De hecho la fiesta judía fue absorbida en la celebración de la Pascua cristiana; la liturgia (Exsultet) canta el paso de Israel a través del Mar Rojo, el cordero pascual, la columna de fuego, etc.

Sin embargo, aparte de la fiesta judía, los cristianos celebraban el aniversario de la muerte y Resurrección de Cristo.

CONTROVERSIAS SOBRE LA FECHA DE LA MUERTE DE JESUS.

Pero para tal fiesta era necesario saber la fecha exacta del calendario de la muerte de Cristo. Saber esta fecha era muy sencillo para los judíos; era el día después del 14 del primer mes, el 15 de Nisán de su calendario. Pero en otros países del vasto Imperio Romano había otros sistemas de cronología. Los romanos desde el 45 antes de Cristo habían utilizado el Calendario Juliano reformado; también estaban los Calendarios Egipcio y Siromacedonio. El fundamento del Calendario Judío era el año lunar de 354 días, mientras que los demás sistemas dependían del año solar.

Por consiguiente los primeros días de los meses y años judíos no coincidían con un día fijo del año solar romano. Cada cuarto año el sistema judío tenía un mes intercalado.
Al insertarse este mes, no de acuerdo a un método científico o una regla definida, sino arbitrariamente, por orden del Sanedrín, una fecha judía lejana nunca puede trasponerse con seguridad a la correspondiente fecha juliana o gregoriana (Ideler, Chronologie, I, 570 y s.).

La relación entre la Pascua judía y la cristiana explica el carácter móvil de esta fiesta. Pascua no tiene, como la Navidad, una fecha fija, porque el 15 de Nisán del calendario semítico cambiaba de fecha en fecha en el Calendario Juliano. Puesto que Cristo, el verdadero Cordero Pascual, había sido muerto el mismo día en que los judíos, al celebrar su Pascua, inmolaban al cordero que lo prefiguraba, los cristianos judíos de Oriente siguieron el método judío, y conmemoraban la muerte de Cristo el 15 de Nisán y su Resurrección el 17 de Nisán, sin que importara en qué día de la semana cayeran. Para esta costumbre alegaban la autoridad de San Juan y San Felipe.

En el resto del imperio predominó otra consideración. Cada domingo del año era una conmemoración de la Resurrección de Cristo, que había tenido lugar en domingo. Puesto que el domingo posterior al 14 de Nisán fue el día histórico de la Resurrección, en Roma la fiesta de Pascua fue este domingo. Pascua se celebraba en Roma y Alejandría el primer domingo después de la primera luna llena tras el equinoccio de primavera, y la Iglesia Romana alegaba para esta costumbre la autoridad de los Santos Pedro y Pablo.

El equinoccio de primavera en Roma caía el 25 de Marzo; en Alejandría el 21 de Marzo. En Antioquia la Pascua se guardaba el domingo posterior a la Pascua judía (Ver CONTROVERSIA DE PASCUA). En la Galia un cierto número de obispos, deseando evitar las dificultades del cómputo pascual, parecen haber señalado para Pascua una fecha fija del calendario romano, celebrando la muerte de Cristo el 25 de Marzo, su Resurrección el 27 de Marzo (Marinus Dumiensis en P.L., LXXII, 47-51), puesto que ya en el Siglo III se consideraba el 25 de Marzo el día de la Crucifixión (Computus Pseudocyprianus, ed. Lersch, Chronologie, II, 61). Esta práctica fue de corta duración.

Muchos calendarios de la Edad Media contienen estas mismas fechas (25 de Marzo, 27 de Marzo) por razones puramente históricas, no litúrgicas (Grotenfeld, Zeitrechnung, II, 46, 60, 72, 106, 110, etc.). Los montanistas en Asia Menor guardaban la Pascua el domingo posterior al 6 de Abril (Schmid, Osterfestberechnung in der abendlandischen Kirche). El Primer Concilio de Nicea (325) decretó que la práctica romana debía observarse por toda la Iglesia.

Pero incluso en Roma la fecha de Pascua se cambió repetidamente. Los que continuaron guardando la Pascua con los judíos fueron llamados Decimocuartos (14 de Nisán) y excluidos de la Iglesia. El computus paschalis, el método de determinar la fecha de Pascua y las fiestas de ella dependientes, fue considerado de antiguo tan importante que Durandus (Rit. div. off., 8, c.i.) declara indigno de su nombre a un sacerdote que no conozca el computus paschalis. El carácter móvil de Pascua (22 de Marzo a 25 de Abril) da origen a inconvenientes, especialmente en los tiempos modernos.

Durante décadas, los científicos y otra gente han trabajado en vano por una simplificación del cómputo, fijando Pascua el primer domingo de Abril o el domingo más próximo al 7 de Abril. Algunos incluso desean poner todos los domingos en una cierta fecha del mes, vg., empezando el Año Nuevo siempre en domingo, etc. [Ver L. Günther, “Zeitschrift Weltall” (1903); Sandhage y P. Dueren en “Pastor bonus” (Tréveris, 1906); C. Tondini, “L’Italia e la questione del Calendario” (Florencia, 1905).]

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scarlett
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MensajePublicado: Mar Abr 10, 2007 2:38 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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Paz y bien.

Padre misericordioso: que éstas palabras sirvan para conocer más a tu hijo Jesucristo, sirvan también para anunciar su resurrección, esperanza nuestra, para que jubilosos por su victoria, vivamos con la esperanza puesta en El y no nos alejemos de su camino. Por que el mensaje de Cristo sea realmente vivido por la humanidad, ésta humanidad llena de dolor, de violencia. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

[quote]La Resurrección, esperanza para las llagas de la humanidad, dice el Papa en PascuaAsegura en su mensaje pronunciado antes de impartir la bendición «urbi et orbi»

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 8 abril 2007 (ZENIT.org).- La Resurrección de Jesús es el motivo de esperanza en un mundo afligido por tragedias humanitarias, con frecuencia causadas por la violencia humana, constató Benedicto XVI en su mensaje de Pascua.

Desde el balcón de la Basílica de San Pedro, el Papa felicitó por la Pascua a todos los pueblos en 62 idiomas e impartió su bendición «urbi et orbi».

«A través de las llagas de Cristo resucitado podemos ver con ojos de esperanza estos males que afligen a la humanidad», dijo haciendo referencia a dramas como los que se viven en Sudán, Irak, el Líbano o Tierra Santa.

«¡Cuántas heridas, cuánto dolor en el mundo!», exclamó ante los numerosos peregrinos que llenaban la plaza de San Pedro del Vaticano en un estupendo mediodía de primavera.

Se refirió ante todo a las catástrofes naturales, como las que se han abatido recientemente sobre Madagascar, las Islas Salomón, y América Latina.

El pensamiento del Papa se detuvo en el flagelo del hambre, en las enfermedades incurables, así como en las tragedias provocadas por la mano del hombre: «en el terrorismo y en los secuestros de personas, en los mil rostros de la violencia - a veces justificada en nombre de la religión -, en el desprecio de la vida y en la violación de los derechos humanos, en la explotación de la persona».

En África, denunció la «situación humanitaria catastrófica» que se vive en la región sudanesa de Darfur; el nuevo rebrote de violencia en la República Democrática del Congo y en Somalia; así como la grave crisis política que atraviesa Zimbabwe.

«Reconciliación y paz» fue el llamamiento que dirigió a Timor Oriental, Sri Lanka y Afganistán, «marcado por una creciente inquietud e inestabilidad».

Al afrontar la situación en Oriente Medio, constató ante todo las «señales de esperanza en el diálogo entre Israel y la Autoridad Palestina», para reconocer después que «por desgracia nada positivo viene de Irak, ensangrentado por continuas matanzas, mientras huyen las poblaciones civiles».

«En el Líbano --constató-- el estancamiento de las instituciones políticas pone en peligro el papel que el país está llamado a desempeñar en el área de Oriente Medio e hipoteca gravemente su futuro».

Por último, recordó «las dificultades que las comunidades cristianas afrontan cotidianamente y el éxodo de los cristianos de aquella Tierra bendita que es la cuna de nuestra fe».

Ante este duro panorama, el sucesor de Pedro reconoció que, «resucitando, el Señor no ha quitado el sufrimiento y el mal del mundo, pero los ha vencido en la raíz con la superabundancia de su gracia».
«A la prepotencia del Mal ha opuesto la omnipotencia de su Amor. Como vía para la paz y la alegría nos ha dejado el Amor que no teme a la muerte», aseguró.

Al menos, 108 canales de televisión de 67 países transmitieron el mensaje pascual del Papa y su bendición.

Al felicitar por la Pascua en español, dijo: «¡os deseo a todos una buena y feliz fiesta de Pascua, con la paz y la alegría, la esperanza y el amor de Jesucristo Resucitado!». [/quote]

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scarlett
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MensajePublicado: Mie Abr 11, 2007 3:06 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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¿Qué es la Pascua?

La Pascua es la conmemoración anual que las iglesias cristianas hacen del misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Para celebrar el "aniversario" de estos acontecimientos, cada año, en la fecha apropiada (el domingo después de la primera luna llena de primavera), los cristianos conmemoran la Resurrección de Cristo (la Pascua).

¿Por qué la Pascua dura 50 dias?

Es una fecha simbólica, equivalente a siete semanas, signo de plenitud e imagen de la eternidad en que se espera obtener con la resurrección de Cristo que es señal de la nuestra propia resurrección. De hecho, el día 50, el domingo de Pentecostés, los discípulos recibieron la plenitud del Espíritu Santo y empezaron a predicar el Evangelio. Fue el principio de la vida de la Iglesia, y el inicio de la acción evangelizadora que perdura en la Iglesia Misionera.

Padre Jordi Rivero
La fiesta principal de la Iglesia

La pascua es la piedra angular de nuestra fe ya que conmemora la Resurrección del Cordero Inmolado: Jesucristo. Manifiesta la victoria ganada en la Cruz por Jesús sobre el demonio. Los hombres estábamos bajo la esclavitud de Satanás pero en Cristo tenemos vida nueva.

Es la fiesta principal y mas antigua de los cristianos. Es el corazón del año litúrgico. León I la llama la fiesta mayor (festum festorum), y dice que la Navidad se celebra en preparación para la Pascua (Sermón xvii en Exodum).

La fiesta de la Pascua vincula el Antiguo y el Nuevo Testamento.

Hay una continuidad histórica y religiosa entre La Pascua judía y la cristiana ya que Cristo murió el primer día de la fiesta judía de la Pascua, que celebra la liberación por mano de Dios del pueblo judío de la esclavitud de Egipto.

Tiene además un profundo simbolismo ya que la muerte de Jesucristo cumple la Antigua Ley, sobre todo en lo referente al cordero pascual que los judíos comen la noche víspera del 14 de Nisan. Cristo, es inmolado el mismo día de la pascua judía, en que se inmolaban los corderos en el templo. Jesús es el Cordero Pascual que nos libera del pecado. Por eso nuestra pascua, como la judía recuerda el paso de Israel por el Mar Rojo, el cordero pascual, la columna de fuego que guiaba a Israel, etc. Pero ahora con un significado mas completo.

La fecha de la pascua
¿Como se determina la fecha de la pascua y otras fiestas movibles?

Muchos se preguntan ¿por qué la pascua cambia de fecha cada año?. La razón es la conexión entre la pascua judía y la cristiana. La Iglesia determina la fecha de la pascua cada año según el calendario judío que es diferente al nuestro.

El calendario judío es lunar (tiene 354 días y se basa en las fases de la luna) mientras que el nuestro es solar. Cada cuatro años los judíos intercalan un mes a su calendario, no según un método definido sino arbitrariamente por orden del Sanedrín.

Los judíos comen el cordero pascual la víspera del 15 de Nisan, o sea el 14 por la noche. (Nisan es el primer mes del calendario judío). Jesús celebró la pascua (la última cena) según la costumbre judía la víspera de la Pascua, o sea, el 14 de Nisan. Murió en la cruz el 15 de Nisan y resucitó el 17 de Nisan. Resulta que en aquel año el 15 de Nisan cayó en viernes y por lo tanto el 17 de Nisan cayó en domingo (que en aquella época no se llamaba "domingo").

La diferencia entre los calendarios (judío y romano) dio lugar a numerosas controversias sobre la fecha para la celebración de la pascua. Los judíos cristianos continuaron usando el calendario judío para la pascua. Celebraban la pasión el 15 de Nisan y la pascua de resurrección el 17 de Nisan (fuese o no domingo ese año). En el resto del imperio, sin embargo, se tomó en consideración que Jesús históricamente resucitó el domingo. Celebraban basado en el domingo, fuese o no ese año el 15 de Nisan. Además, todos los domingos se celebra a la fiesta de la Resurrección.

Pero quedaba un problema: ¿Cual domingo preciso escoger para la celebración anual de la pascua?. No todos los cristianos celebraban el mismo día la pascua. Ya desde el siglo III se consideraba que, según el calendario romano, Jesús murió el 25 de Marzo y resucitó el 27 (Computus Pseudocyprianus, ed. Lersch, Chronologie, II, 61). Algunos obispos celebraban la pascua según esas fechas fijas. La Iglesia Romana, basada en la autoridad de San Pedro y San Pablo celebraba la Pascua el primer domingo después de la primera luna llena después del equinoccio de primavera. Este domingo siempre cae entre el 22 de Marzo y el 25 de Abril.

El Primer Concilio de Nicea (325) decretó que la práctica romana para determinar el domingo de Pascua debe observarse en toda la Iglesia. En referencia al domingo de pascua se calculan las otras fiestas movibles del calendario litúrgico.

La Iglesia ortodoxa celebra la pascua otra fecha, según el calendario Juliano (ortodoxo ruso).

La temporada de la Pascua

Siendo la fiesta mas importante de la liturgia, la pascua se celebra por 50 días, desde el domingo de Pascua hasta Pentecostés. Según la liturgia actual, la cuaresma termina en la tarde del Jueves Santo con la liturgia de la Cena del Señor que da comienzo al Triduo Pascual. El Viernes Santo se hace el "ayuno pascual" que se continúa el sábado santo, preparatorio a la gran celebración pascual . El triduo culmina en la Vigilia Pascual del sábado por la tarde.

Los primeros ocho días de la pascua constituyen la octava y se celebran como solemnidades del Señor.

El agua bendecida en la Vigilia pascual se usa para los bautismo en toda la temporada de pascua.

En el día 40 de la pascua se celebra la ascensión del Señor y los 9 días de la ascensión a Pentecostés (la novena original) son días de intensa preparación para la venida del Espíritu Santo.
RESUCITO
Resucitó, resucitó, resucitó, ¡Aleluya!;
¡Aleluya!, aleluya, aleluya, resucitó...
La muerte, donde está la muerte,
donde está mi muerte, donde su victoria.

Resucitó, resucitó, resucitó, ¡Aleluya!;
¡Aleluya!, aleluya, aleluya, resucitó...
Alegría, alegría hermanos,
que si hoy nos queremos, es porque resucitó.

Resucitó, resucitó, resucitó, ¡Aleluya!;
¡Aleluya!, aleluya, aleluya, resucitó...
Si con El morimos, con El vivimos,
con El cantamos ¡Aleluya!
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MensajePublicado: Jue Abr 12, 2007 3:14 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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Paz y bien.

Cita:
Creer en la resurrección
Cuando veas que la tempestad está desgarrando el bosque, los terremotos sacuden la tierra y el fuego está quemando tu casa, has de decirte a ti mismo:

"Creo que el bosque volverá a levantarse, la tierra volverá a su inmovilidad y yo reconstruiré mi casa"

Cuando veas a tu hijo irse de casa en busca de aventura, y te sientas derrotado en tu sueño de padre, has de decirte a ti mismo:

"Mi hijo no escapará a Dios y volverá porque Dios lo ama"
Cuando el mundo se presente a tus ojos como el fracaso de Dios, y sientas la nausea del desorden, de la violencia, del terror, de la guerra que impera en todas partes y la tierra te parezca un caos, has de decirte a ti mismo:

"Jesús ha muerto y resucitado y resucitaremos con Su poder".

Cuando tu padre o tu madre, tu hijo o tu hija, tu esposa o tu esposo, tu amigo mas querido se encuentren delante de tu lecho de muerte, y tú los mires a los ojos en la angustia final del desapego, has de decirte a ti mismo y a ellos:

"Cristo ha resucitado. No es solo una mera idea. Cristo venció a la muerte.
Nos mantendremos unidos en la oración cada día.
Nos volveremos a ver en el Reino de Dios, ánimo"

Esto significa creer en la Resurrección.
.
RESURRECCIÓN
Jesucristo, muerto por nuestros pecados, resucita glorioso y vencedor sobre la muerte. Su victoria es nuestra salvación

La resurrección es una verdad fundamental del cristianismo. Cristo verdaderamente resucitó por el poder de Dios. No se trata de un fantasma, ni una mera fuerza de energía, ni de un cuerpo revivido como el de Lázaro que volvió a morir. La presencia de Jesús resucitado no se trata de alucinaciones por parte de los Apóstoles.

Cuando decimos "Cristo vive" no estamos usando una manera de hablar, como piensan algunos, para decir que vive solo en nuestro recuerdo. La cruz, muerte y resurrección de Cristo son hechos históricos que sacudieron el mundo de su época y transformaron la historia de todos los siglos. Cristo vive para siempre con el mismo cuerpo con que murió, pero este ha sido transformado y glorificado (Cf. Cor.15:20, 35-45) de manera que goza de un nuevo orden de vida como jamás vivió un ser humano.

La vida de Cristo la vivimos por la gracia. Los que son de Cristo participan ya de esta vida nueva de Cristo desde el bautismo. Esta vida activa en nosotros se llama gracia. Se puede perder por el pecado mortal, pero se puede recuperar por el perdón sacramental, y la debemos aumentar viviendo fielmente nuestra fe. La gracia nos da fortaleza, esperanza y la capacidad de un amor sobrenatural. Nos hace capaces de comprender el sentido profundo de la vida y de las luchas porque nos comunica la perspectiva de Dios. El cristiano, movido por el Espíritu Santo vive en gracia de Dios, preparándose para la continuación de su vida eterna después de la muerte. Esta vida de Cristo la vivieron los santos (Cf. Rom 6:Cool de manera ejemplar. Todos debemos de imitarlos para ser también santos. Sin la gracia, los hombres caen en un gran vacío, en una vida sin sentido.

La muerte, tanto espiritual como física, es la consecuencia del pecado que entró en el mundo por rebelión de nuestros primeros padres. Estamos sujetos a la muerte física, pero el "aguijón" del pecado ha sido reemplazado por la esperanza cierta en la resurrección. Jesucristo pagó el precio por nuestros pecados con su muerte en la cruz. Conquistó así a todos sus enemigos. El último enemigo en ser destruido, al final del tiempo, será la muerte (Cf. I Cor. 15:26). Por eso, la muerte no es el final, tampoco nos encierra en un ciclo como piensan los proponentes de la reencarnación. Vivimos y morimos una sola vez. Durante nuestra vida mortal decidimos nuestra eternidad. Recibimos la gracia y la misericordia de Dios que nos abre las puertas del cielo. Al final del tiempo se establecerá plenamente el reino del Señor.

Todos resucitaremos. Cristo resucitado es el primer fruto (Cf.1 Cor 15:20) de la nueva creación. Con su cruz, El ha abierto las puertas para que nuestros cuerpos también resuciten. Por eso los cristianos no solo creemos en la resurrección de Jesús sino también en "la resurrección de la carne", como profesamos en el credo de los Apóstoles, es decir en la resurrección de todos los hombres. Sobre esto escribe San Pablo: "Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo" (I Cor. 15:21,22) y mas adelante: "En un instante, en un pestañear de ojos, al toque de la trompeta final, pues sonará la trompeta, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados (I Corintios 15:52).

La resurrección es mucho mas que la reencarnación. Es cierto que algunas religiones narran sobre dioses que mueren y resucitan pero ninguna habla de un cuerpo gloriosamente resucitado ni del poder para compartir esta nueva vida con otros. Los judíos no esperaban un Mesías que muriera y resucitara. Algunos tenían la esperanza de resucitar, pero no con cuerpos gloriosos sino en una resurrección análoga a la de Lázaro (Cf. Is. 26:19; Ez. 37:10; Dn 12:2).

Algunas filosofías y religiones han creído en la reencarnación o en la inmortalidad del alma apartada del cuerpo. Pero la fe en la resurrección solo se encuentra entre los cristianos.

¿Como será el cuerpo resucitado?
Nadie en este mundo puede comprenderlo del todo pero si sabemos que será como el cuerpo resucitado de Cristo. Similar en algunos aspectos a nuestros cuerpos en su forma actual, pero, para los redimidos, un cuerpo transformado y glorificado. Jesucristo resucitado ya no muere, ya no sufre las limitaciones del cuerpo mortal, las paredes y las puertas cerradas ya no son un obstáculo para El.

"Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es." I Juan 3:2.
www.corazones.org
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MensajePublicado: Vie Abr 13, 2007 3:28 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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Paz y bien.


Melitón de Sardes
Obispo de Sardes, +180
Fiesta: 1 de abril
Etim: Melitón, griego: "Dulce como la miel"
De sus escritos:
El Cordero inmolado es figura de la encarnación y pasión de Cristo
El Cordero inmaculado nos sacó de la muerte a la vida
Obispo de Sardes (Lidia), en Asia Menor (Turquía). Considerado uno de los padres apologistas.
Según Tertuliano, fue un profeta muy estimado por los fieles.
Estableció el primer canon cristiano del Antiguo Testamento siguiendo el canon aceptado en ese tiempo por los judíos: contiene solo los libros protocanónicos y el Libro de Ester.

Presentó paralelos elaborados entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.
Posiblemente Melitón creía en el reino milenario de Cristo en la Tierra.
En una carta de Polícrates de Éfeso al Papa Víctor cerca del año 194, mencionada por Eusebio de Cesaria (H. E. 5.24) dice que "Melitón el eunuco" fue enterrado en Sardis.

OBRAS
Del santo obispo de Sardes solo se conocían breves citas de sus escritos, que estaba lleno del Espíritu Santo y que era célibe. Pero en el año 1940 se descubrieron su Homilía sobre la Pascua y la Apología (c. 170) dirigida al emperador Marco Aurelio, concerniente a la relación entre Iglesia y Estado.

Temas principales de sus escritos: cristología y soteriológica; Declara la divinidad y pre-existencia de Cristo como también su encarnación y el carácter sacrificial de su muerte; las consecuencias del pecado y el triunfo de Cristo Resucitado; El carácter de la Iglesia: conjunto de los que viven la vida nueva de Cristo; Las figuras del Antiguo Testamento, especialmente sobre el Cordero.

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Homilía pascual, 71-73; SC 123, pag. 101

“Herido por el endurecimiento de su corazón.” (cf Mc 8,17)

El es el cordero sin voz, el cordero degollado, nacido de María, la cordera graciosa. El ha sido sacado del rebaño y llevado a la muerte...
Fue asesinado. ¿Dónde? En el corazón de Jerusalén. ¿Por qué? Porque había curado a los cojos, purificado a los leprosos, iluminado a los ciegos y resucitado a los muertos. (Lc 7,22) Por esto ha padecido. En la Ley y en los profetas leemos: “Me devuelven mal por bien. Me acusan cuando busco el bien. Han tramado maquinaciones contra mí: Destruyamos al justo, porque nos resulta odioso.” (cf Sal 37,21 y Jr 11,19)

¿Por qué has cometido un crimen que no tiene nombre? Has deshonrado al que te honra, has humillado al que te había exaltado, has renegado del que te había reconocido, has rechazado al que te había llamado, has asesinado al que te había dado la vida... Era necesario que él sufriera, pero no por tu causa. Era necesario que fuera humillado, pero no por ti. Era necesario que fuera juzgado, pero no por ti. Era necesario que fuera crucificado, pero no por ti. ¿No has dirigido esta oración a Dios?: “Maestro, si hace falta que tu Hijo sufra, será por tu voluntad, no por la mía!”

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Sobre la Pascua
(Núms. 65-71: SC 123, 95-101):


Muchas predicciones nos dejaron los profetas en torno al misterio de Pascua, que es Cristo; a él la gloria por los siglos de los siglos.
Amén.

El vino desde los cielos a la tierra a causa de los sufrimientos humanos; se revistió de la naturaleza humana en el vientre virginal y apareció como hombre; hizo suyas las pasiones y sufrimientos humanos con su cuerpo, sujeto al dolor, y destruyó las pasiones de la carne, de modo que quien por su espíritu no podía morir acabó con la muerte homicida.

Se vio arrastrado como un cordero y degollado como una oveja, y así nos redimió de idolatrar al mundo, el que en otro tiempo libró a los israelitas de Egipto, y nos salva de la esclavitud diabólica, como en otro tiempo a Israel de la mano del Faraón; y marcó nuestras almas con su propio Espíritu, y los miembros de nuestro cuerpo con su sangre.

Éste es el que cubrió a la muerte de confusión y dejó sumido al demonio en el llanto, como Moisés al Faraón. Este es el que derrotó a la iniquidad y a la injusticia, como Moisés castigó a Egipto con la esterilidad.
Éste es el que nos sacó de la servidumbre a la libertad, de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, de las tinieblas al recinto eterno, e hizo de nosotros un sacerdocio nuevo y un pueblo elegido y eterno. Él es la Pascua nuestra salvación.
Éste es el que tuvo que sufrir mucho y en muchas ocasiones: el mismo que fue asesinado en Abel y atado de manos en Isaac, el mismo que peregrinó en Jacob y vendido en José, expuesto en Moisés y sacrificado en el madero, perseguido en David y deshonrado en los profetas. Éste es el que se encarnó en la Virgen, fue colgado madero y fue sepultado en tierra, y el que, resucitado de entre los muertos, subió al cielo.

Éste es el cordero que enmudecía y que fue inmolado; el mismo que nació de María, la hermosa cordera; el mismo que fue arrebatado del rebaño, empujado a la muerte, inmolado al atardecer y sepultado por la noche; aquel que no fue quebrantado en el leño, ni se descompuso en tierra; el mismo que resucitó de entre los muertos e hizo que el hombre surgiera desde lo más hondo del sepulcro.


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I La novedad del Verbo hecho hombre.

Antigua era la ley, pero nuevo el Verbo;
temporal era la figura, pero eterno el don;
corruptible la oveja, pero el Señor incorruptible:
es inmolado como cordero, pero resucita como Dios.
Porque, "como una oveja fue llevado al matadero" (Is 53, 7),
pero no era una oveja;
como un cordero sin voz,
mas no era cordero.
Lo que era figura pasó, mas la realidad está presente.
En vez del cordero, se hizo presente Dios;
en vez de la oveja, un hombre,
y en este hombre, Cristo, el que contiene todas las cosas.
Así pues, el sacrificio de la oveja,
y la solemnidad de la Pascua,
y la letra de la ley,
han cedido su lugar a Cristo Jesús,
por causa del cual todo sucedía en la ley antigua,
y mucho más en la nueva disposición.
Porque la ley se ha convertido en Verbo...
el mandamiento en don,
la figura en realidad,
el cordero en Hijo,
la oveja en hombre,
y el hombre en Dios.
Pues el que había nacido como Hijo.
y había sido conducido como cordero,
y sacrificado como oveja,
y sepultado como hombre,
resucitó de entre los muertos como Dios,
pues era por naturaleza a la vez Dios y hombre.
Él es todas las cosas:
en cuanto juzga, es ley;
en cuanto enseña, Verbo;
en cuanto engendra, Padre;
en cuanto sepultado, hombre;
en cuanto resucita, Dios.
en cuanto es engendrado, Hijo;
en cuanto padece, oveja;
Éste es Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos. Amén (1
)
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MensajePublicado: Sab Abr 14, 2007 1:52 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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Paz y bien.



II. La vieja y la nueva Pascua

Voy a explicar detalladamente las palabras de la Escritura (cfr. Ex 12, 3-2Cool: cómo Dios ordena a Moisés en Egipto, cuando quiere, de una parte someter al faraón bajo el látigo, y de otra librar a Israel del látigo por la mano de Moisés.
En efecto, dice: «He aquí que tomarás un cordero sin defecto y sin tacha y al atardecer lo inmolarás con los hijos de Israel, y a la noche lo comerás con prisa, y no romperéis ninguno de sus huesos. Así—dice—harás: en una sola noche lo comeréis por familias y por tribus, ceñidos vuestros lomos y los cayados en vuestras manos. Porque ésta es la pascua del Señor, memorial eterno para los hijos de Israel. Habiendo tomado la sangre de la oveja, untad las puertas exteriores de vuestras casas colocando sobre los montantes de la entrada la señal de la sangre para la intimidación del ángel. Porque he aquí que Yo heriré a Egipto y en una sola noche será privado de hijos, desde el ganado hasta el hombre».
Entonces Moisés, habiendo degollado la oveja y habiendo cumplido de noche el misterio con los hijos de Israel, marcó las puertas de las casas para protección del pueblo y para intimidación del ángel.

Cuando la oveja es degollada,
y la pascua es comida,
y el misterio es cumplido,
y el pueblo alegrado,
e Israel marcado,
entonces llega el ángel para herir a Egipto.
En una sola noche castigó a Egipto,
no iniciado en el misterio,
ni partícipe de la pascua,
ni marcado por la sangre,
ni protegido por el Espíritu,
sino enemigo, incrédulo;
y en una sola noche, después de herirlo, lo privó de sus hijos (...).

Israel, en cambio, estaba protegido por la inmolación del cordero,
y al mismo tiempo iluminado por la sangre vertida:
y la muerte de la oveja resultaba ser una muralla para el pueblo.

¡Oh misterio sorprendente e inexplicable!
La inmolación del cordero resultó ser la salvación de Israel,
la muerte de la oveja llegó a ser vida del pueblo
y la sangre intimidó al ángel.

Dime, ángel, lo que te ha intimidado:
¿la inmolación del cordero, o la vida del Señor?,
¿la muerte de la oveja o la figura del Señor?,
¿la sangre del cordero o el Espíritu del Señor?
Es claro que estás intimidado
por haber visto el misterio del Señor realizado en la oveja,
la vida del Señor en la inmolación del cordero,
la prefiguración del Señor en la muerte de la oveja.
Por esto no castigaste a Israel, sino que privaste de sus hijos sólo a Egipto.

¿Cuál es este misterio inesperado:
que Egipto haya sido golpeado para su perdición
e Israel, en cambio, protegido para su salvación?

Oíd la dinámica del misterio.

Lo que se ha dicho y lo que ha ocurrido no es nada, amadísimos, si se separa de su simbolismo y de su proyecto. Todo lo que se realice y se diga, participa del simbolismo—la palabra, del simbolismo; el hecho, de la prefiguración—para que, así como el hecho se manifiesta por la prefiguración, así también la palabra se ilumine por el simbolismo.

Una obra no se construye sin un proyecto. ¿O no se ve lo que ha de ser a través de la imagen que la prefigura? Por eso, el proyecto que se va a realizar se modela primero con cera, o con arcilla, o con madera, a fin de que se pueda ver lo que va a ser construido más alto en grandeza, más fuerte en resistencia, y bello de forma y rico en instalación, gracias a una pequeña maqueta, destinada a perecer. Porque cuando se ha realizado aquello para lo que había sido destinada la figura, entonces, lo que hasta aquí portaba la imagen del futuro es destruido, por haberse hecho inútil, al haber cedido su imagen a una realidad verdadera. Pues aquello que en otro tiempo era de valor se devalúa una vez aparecido lo que es verdaderamente precioso.

Efectivamente, cada cosa tiene su propio tiempo: al modelo su propio tiempo, al material su propio tiempo. Haces el modelo de la obra real. Lo deseas porque ves en él la imagen de lo que va a ser. Suministras el material para el modelo. Lo deseas por lo que se va a construir gracias a él. Ejecutas la obra, a ella sola la deseas, a ella sola quieres, viendo en ella sola el modelo y el material y la realidad.
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MensajePublicado: Dom Abr 15, 2007 1:46 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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Paz y bien.
Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia

"En nuestros tiempos, muchos son los fieles cristianos de todo el mundo que desean exaltar esa misericordia divina en el culto sagrado y de manera especial en la celebración del misterio pascual, en el que resplandece de manera sublime la bondad de Dios para con todos los hombres.
Acogiendo pues tales deseos, el Sumo Pontífice Juan Pablo II se dignó disponer que en el Misal Romano, tras el título del Segundo Domingo de Pascua, se añada la denominación "o de la Divina Misericordia" ..... " (Fragmento del Decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, de 5 de mayo de 2000. El texto completo del Decreto puede verse en Diario hoja1 de esta página web).

Indulgencias en el Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia

"Se concede la indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) al fiel que, en el domingo segundo de Pascua, llamado de la Misericordia divina, en cualquier iglesia u oratorio, con espíritu totalmente alejado del afecto a todo pecado, incluso venial, participe en actos de piedad realizados en honor de la Misericordia divina, o al menos rece, en presencia del santísimo sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, "Jesús misericordioso, confío en ti")".
"Además, los navegantes, ..... los enfermos y quienes les asisten, y todos los que por justa causa no pueden abandonar su casa o desempeñan una actividad impostergable en beneficio de la comunidad, podrán conseguir la indulgencia plenaria en el domingo de la Misericordia divina si ..... " (Fragmentos del Decreto de la Penitenciaría Apostólica, de 29 de junio de 2002, por el que se enriquecen con indulgencias actos de culto realizados en honor de la Misericordia divina. ).

Versículos de la Sagrada Escritura
“Dios se nos ha revelado en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia como un Dios misericordioso, y ha querido recordar a la humanidad esta gran verdad a través de Santa María Faustina Kowalska, a quien dijo: ‘Apóstol de Mi misericordia, proclama al mundo entero Mi misericordia insondable’ (Diario, 1142)”.
(Palabras de Monseñor Rosendo Huesca Pacheco, Arzobispo de Puebla, México).

El dato de que Dios es esencialmente Misericordioso es fundamental en la Revelación. Él mismo se manifiesta “Misericordioso y Clemente” (Ex 34, 5-7). Así le presenta la Sagrada Escritura más de 300 veces.
(Tríptico sobre la devoción a la Divina Misericordia, Burgos, España).

" Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados
ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor "
(Salmo 24, 6-7)

" Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión, borra mi culpa,
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado " (Salmo 50, 3-4)

" Pero tú, Señor, eres un Dios clemente y misericordioso, tardo a la ira y lleno de gracia y fidelidad " (Salmo 85, 15)

" ¡Aleluya!
¡Alabad al Señor todas las naciones,
aclamadlo todos los pueblos!
¡Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre!
(Salmo 116)

" ¡Aleluya!
¡Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia! "
(Salmo 117, 1)

" ¿Puede la mujer olvidar al niño que amamanta? ¿Olvida tener compasión del hijo de sus entrañas? Incluso si ellas olvidaran yo no olvidaré " (Isaías 49, 15)

" Ahora te seguimos de todo corazón,
te tenemos y buscamos tu rostro,
no nos confundas,
antes haz con nosotros según tu mansedumbre
y según la abundancia de tu misericordia" (Daniel 3, 41-42)

" Rasgad vuestro corazón
y no vuestros vestidos,
volved al Señor, vuestro Dios,
porque es clemente y misericordioso,
longánime, abundante en gracia
y fácil en revocar el castigo "
(Joel 2, 13)

" Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia " (Mateo 5, 7)

" Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz " (Lucas 1, 78-79)

" Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso " (Lucas 6, 36)

" Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo Unico, para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga la vida eterna" (Juan 3, 16)

" Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, el padre de las misericordias y Dios de toda consolación " (2 Corintios 1, 3)

" Ved cómo proclamamos bienaventurados a los que perseveraron. Habéis oído hablar de la paciencia de Job y conocéis el fin que le otorgó el Señor. Porque de corazón muy misericordioso y clemente es el Señor " (Santiago 5, 11)

" Sea con vosotros gracia, misericordia, paz, de parte de Dios Padre, y de su Hijo Jesucristo, Señor nuestro, en verdad y caridad " (2 Juan 1, 3)


Magnificat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos,
enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
(Lucas, 1:46-55)


De la Encíclica “Dives in Misericordia” de Juan Pablo II
Cristo pues revela a Dios que es Padre, que es « amor », como dirá san Juan en su primera Carta;(22) revela a Dios « rico de misericordia », como leemos en san Pablo.(23) Esta verdad, más que tema de enseñanza, constituye una realidad que Cristo nos ha hecho presente. Hacer presente al Padre en cuanto amor y misericordia es en la conciencia de Cristo mismo la prueba fundamental de su misión de Mesías; lo corroboran las palabras pronunciadas por El primeramente en la sinagoga de Nazaret y más tarde ante sus discípulos y antes los enviados por Juan Bautista.

En base a tal modo de manifestar la presencia de Dios que es padre, amor y misericordia, Jesús hace de la misma misericordia uno de los temas principales de su predicación. Como de costumbre, también aquí enseña preferentemente « en parábolas », debido a que éstas expresan mejor la esencia misma de las cosas. Baste recordar la parábola del hijo pródigo (24) o la del buen Samaritano (25) y también —como contraste— la parábola del siervo inicuo.(26) Son muchos los pasos de las enseñanzas de Cristo que ponen de manifiesto el amor-misericordia bajo un aspecto siempre nuevo. Basta tener ante los ojos al Buen Pastor en busca de la oveja extraviada (27)o la mujer que barre la casa buscando la dracma perdida.(2Cool EL evangelista que trata con detalle estos temas en las enseñanzas de Cristo es san Lucas, cuyo evangelio ha merecido ser llamado « el evangelio de la misericordia ».

(22) 1 Jn 4, 16.
(23) Ef 2, 4.
(24) Lc 15, 11-32
(25) Lc 10, 30-37.
(26) Mt 18, 23-35.
(27) Mt 18, 12-14; Lc 15, 3-7
(2Cool Lc 15, 8-10.

Del libro “Diario. La Divina Misericordia en mi alma” de Santa María Faustina Kowalska

Según consta en el Diario, en diversas ocasiones el Señor Jesús pidió la Fiesta de la Misericordia, la cual sabemos que Santa Faustina celebraba con aprobación de su confesor. En el Diario de Santa Faustina se citan 14 veces en que el Señor Jesús le habla de la Fiesta de la Misericordia.

“Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel, sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia” (Diario, 49).

“Deseo que el primer domingo después de la Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la Misericordia” (Diario, 299).

“Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia.” (Diario, 699).

"Hija Mía, di que esta Fiesta ha brotado de las entrañas de Mi misericordia para el consuelo del mundo entero" (Diario, 1517).


Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia, breve referencia cronológica
Durante la II Guerra Mundial, la Divina Misericordia se veneraba espontáneamente en Polonia en el Segundo Domingo de Pascua, y desde 1944 todos los años en ese Domingo con gran afluencia de fieles en el Santuario de Cracovia-Lagiewniki (Polonia) . En 1951 el Cardenal Adam Sapihea concedió indulgencia plenaria a los asistentes, por un período de siete años. Al salir de Polonia a causa de la II Guerra Mundial, muchos católicos polacos llevaron por el mundo noticia de los escritos de S. Faustina y la devoción a la Divina Misericordia. En Madrid ya en 1956 el Capellán de los polacos residentes en Madrid escribió un prólogo en español sobre este tema.
En 1985, el Cardenal Franciszek Macharski por medio de la Carta Pastoral de Cuaresma estableció la fiesta de la Divina Misericordia en la Diócesis de Cracovia. Posteriormente otros Obispos de Polonia hicieron lo mismo. En 1994 el Papa Juan Pablo II dispuso la inclusión en el Misal Romano de una Misa votiva "de la Misericordia de Dios" (Decreto de 1-9-1994 de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos). En 1995 Su Santidad Juan Pablo II, a petición de los Excmos. Sres. Arzobispos y Obispos de la nación polaca, concedió que, en las diócesis de Polonia, al título de Segundo Domingo de Pascua se añadiese la denominación “o de la Divina Misericordia” (Decreto de 23-1-1995 de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos).
Hubo muchas peticiones procedentes de otros países. En España, principalmente desde 1998 se pensó entre los fieles que las peticiones que se estaban haciendo se debían realizar mejor a través de la Conferencia Episcopal Española y así se hizo, pidiendo a sus Excelencias Rvdmas. que solicitasen del Sumo Pontífice Juan Pablo II para España y, a ser posible y conveniente, para la Iglesia Universal, idéntica concesión que para Polonia. En el año 2000 el Santo Padre dispuso que en el Misal Romano, tras el título del Segundo Domingo de Pascua, se añadiese la denominación "o de la Divina Misericordia" (Decreto de 5-5-2000 de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos). En el año 2002 el Santo Padre concedió indulgencias en ese Domingo por actos de culto realizados en honor de la Misericordia divina (Decreto de 29-6-2002 de la Penitenciaría Apostólica).
(Recopilación FJ Lic.C.Información Periodismo, de varias fuentes)


TestimonioDe entre las frecuentes invocaciones o citas de los Santos sobre la Divina Misericordia, se transcriben unas líneas sobre San Francisco Javier cuando estaba en la pequeña isla de Sancián cerca de la costa, intentando entrar a predicar en China, enfermo con mucha fiebre dos días antes de su fallecimiento el 3 de diciembre de 1552:

" El 1 de diciembre, jueves, recuperó el habla y reconoció a los que le rodeaban, volviendo a sus oraciones. Nombraba a la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, de quien siempre fue muy devoto, y repetía aquellas palabras: "Jesús, hijo de David, habed misericordia de mí" y "¡Oh, Virgen Madre de Dios!, acordaos de mí" ".
(San Francisco Javier, JMR, BAC maior pág. 1006)


Palabras de Juan Pablo II
En el Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia de 2003, antes del Regina Coeli en la Plaza de San Pedro en Roma el Santo Padre entre otras cosas dijo: “Jesús resucitado se aparece en el Cenáculo a los discípulos y les ofrece el don pascual de la paz y de la misericordia. Meditando en la página evangélica de hoy, se comprende muy bien que la verdadera paz brota del corazón reconciliado que ha experimentado la alegría del perdón y, por tanto, está dispuesto a perdonar. La Iglesia, reunida también hoy espiritualmente en oración en el Cenáculo, presenta a su Señor las alegrías y las esperanzas, los dolores y las angustias del mundo entero. Y él ofrece como remedio eficaz la "Misericordia divina", pidiendo a sus ministros que sean instrumentos generosos y fieles de ella”.

Más adelante, recordando la presencia espiritual de María entre nosotros añadió: “Hoy la invocamos, en particular, como Madre de la Misericordia divina, orando por toda la familia humana, conscientes de que sólo en la misericordia de Dios el mundo puede encontrar la paz”. http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/angelus/2003/documents/hf_jp-ii_reg_20030427_sp.html
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MensajePublicado: Lun Abr 16, 2007 4:32 pm    Asunto: JESUS, CONFIO EN TI
Tema: EPOCA PASCUAL
Responder citando

Paz y bien.

Mensaje del santo Padre Benedicto XVI en el Domingo de la Misericordia, donde nos recuerda la bendición que nos dejó Jesús: Su Paz.

Cita:
Benedicto XVI: Las palabras «Jesús, confío en ti» resumen la fe del cristiano
Intervención antes de rezar el Regina Caeli en el Domingo de la Misericordia

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 15 abril 2007 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención de Benedicto XVI de este segundo domingo de Pascua, Domingo de la Misericordia, antes del rezo del Regina Caeli junto a los peregrinos en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano.

El Santo Padre pronunció estas palabras y rezó la oración mariana del tiempo pascual antes de impartir su bendición al término de la Santa Misa. Presidió la celebración eucarística con ocasión de su 80 cumpleaños y del segundo aniversario de su elección a la sede de Pedro.
* * *

¡Queridos hermanos y hermanas!

A todos vosotros os renuevo el deseo de una feliz Pascua en el domingo que concluye la Octava y es tradicionalmente llamado «in Albis». Por voluntad de mi venerado Predecesor el Siervo de Dios Juan Pablo II, que murió precisamente después de las primeras Vísperas de la Festividad, este domingo está dedicado también a la Divina Misericordia. En tan especial fiesta, he celebrado esta mañana, en la Plaza de San Pedro, una Santa Misa acompañado de cardenales, obispos y sacerdotes, de fieles de Roma y de muchos peregrinos que han querido estrecharse con el Papa la víspera de sus 80 años. A todos renuevo desde lo profundo del corazón mi agradecimiento más sincero, que extiendo a toda la Iglesia, la cual, como una verdadera familia, especialmente en estos días, me rodea de su afecto.

Este domingo –como decía- concluye la semana, o más propiamente, la «Octava» de Pascua, que la liturgia considera como un único día: «el día que ha hecho el Señor» (Sal117, 24).

No es un tiempo cronológico, sino espiritual, que Dios ha abierto en el entramado de los días cuando resucitó a Cristo de entre los muertos. El Espíritu Creador, infundiendo la vida nueva y eterna en el cuerpo sepultado de Jesús de Nazaret, llevó a cumplimiento la obra de la creación dando origen a una «primicia»: primicia de una humanidad nueva que al mismo tiempo es primicia de un mundo nuevo y de una nueva era.
Esta renovación del mundo se puede resumir en una palabra: la misma que Jesús resucitado pronunció como saludo y más aún como anuncio de su victoria a los discípulos: «¡Paz a vosotros!» (Lc 24,36; Jn 20,19.21.26).
La Paz es el don que Cristo ha dejado a sus amigos (Jn 14,27) como bendición destinada a todos los hombres y a todos los pueblos. No la paz según la mentalidad del «mundo», como equilibrio de fuerzas, sino una realidad nueva, fruto del Amor de Dios, de su Misericordia.
Es la paz que Jesucristo ha ganado al precio de su Sangre y que comunica a cuantos confían en Él. «Jesús, confío en ti»: en estas palabras se resume la fe del cristiano, que es fe en la omnipotencia del Amor misericordioso de Dios.

Queridos hermanos y hermanas: mientras os agradezco nuevamente vuestra cercanía espiritual con ocasión de mi cumpleaños y del aniversario de mi elección como sucesor de Pedro, os confío a todos a María Mater Misericordiae, Madre de Jesús, quien es la encarnación de la Divina Misericordia. Con su ayuda dejémonos renovar por el Espíritu para cooperar en la obra de paz que Dios está cumpliendo en el mundo y que no hace ruido, pero se realiza en los innumerables gestos de caridad de todos sus hijos.

[Después del Regina Caeli, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español dijo:]

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española. En particular a los alumnos del Instituto de Fuensalida, Toledo. En este domingo dedicado a la Divina Misericordia acudamos a la Virgen María, Madre del Amor misericordioso, para que encontremos en Cristo resucitado la fuente de la vida nueva. Al mismo tiempo, aprovecho para agradeceros de corazón vuestra felicitación y vuestras oraciones por mi cumpleaños. ¡Que Dios os bendiga!


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MensajePublicado: Mar Abr 17, 2007 2:28 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
Responder citando

Paz y bien.

Padre Eterno y misericordioso, amado Padre: Agradezco profundamente las palabras del P. Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia en donde nos revela desde un punto de vista histórico, los hechos de tu hijo amado Jesús en ésta tierra, en su cuerpo de hombre, para que no dudemos de que El realmente existió, de que El es el Hijo tuyo nacido por tu santa voluntad del Espíritu Santo, que vivió, fué crucificado, murió y resucitó por nuestra causa.
Te rogamos humildemente para que seamos dignos de predicar su palabra y de llevarla a nuestras vidas. guiados por tu Espíritu Santo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

JESUS RESUCITADO ACOMPAÑA A SUS DISCIPULOS POR TODO EL MUNDO.
Cita:
Predicador del Papa: Jesús Resucitado acompaña a sus discípulos por todo el mundo
Comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap., al evangelio dominical

ROMA, domingo, 15 abril 2007 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap. -predicador de la Casa Pontificia- a la liturgia de este domingo, II de Pascua.
* * *

Id por todo el mundo

II Domingo de Pascua
Hechos 5, 12-16; Apocalipsis 1, 9-11.12-13; Juan 20, 19-31

El Evangelio del Domingo in Albis narra las dos apariciones de Jesús resucitado a los apóstoles en el cenáculo. En la primera de estas apariciones Jesús dice a los apóstoles: «“¡La paz con vosotros! Como el Padre me envió, también yo os envío”. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo”». Es el momento solemne del envío. En el Evangelio de Marcos el mismo envío se expresa con las palabras: «Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura» (Mc 16, 15).

El Evangelio de Lucas, que nos acompaña este año, ha expresado este movimiento desde Jerusalén hacia el mundo con el episodio de los dos discípulos que van de Jerusalén a Emaús con el Resucitado, quien les explica las Escrituras y parte el pan para ellos. Emaús es una de las pocas localidades de los Evangelios que jamás se ha logrado identificar. Hay tres o cuatro pueblos que reivindican el título de ser la antigua Emaús del Evangelio. Tal vez también este particular, como todo el episodio, tiene valor simbólico. Emaús ya es todo lugar; Jesús resucitado acompaña a sus discípulos por todos los caminos del mundo y en todas las direcciones.

El problema histórico que queremos afrontar en esta última conversación de la serie se refiere precisamente al envío en misión de los apóstoles. Las cuestiones que nos planteamos son : ¿Jesús verdaderamente ordenó a sus discípulos que fueran por todo el mundo?, ¿pensó que de su mensaje debía nacer una comunidad?, ¿que aquél debía tener una continuación?, ¿que debía haber una Iglesia? Nos hacemos estas preguntas porque, como de costumbre, hay quien las responde negativamente, de forma contraria a los datos históricos.

El hecho indiscutible de la elección de los doce apóstoles indica que Jesús tenía la intención de dar vida a una comunidad suya y preveía que su vida y su enseñanza tuvieran una continuación. No se explican de otra manera todas aquellas parábolas, cuyo núcleo originario contiene precisamente la perspectiva de una ampliación a las gentes. Pensemos en la parábola de los viñadores homicidas, de los obreros de la viña, en el dicho sobre los últimos que serán los primeros, en los muchos que «vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham» mientras que otros serán excluidos, y otras innumerables palabras...

Durante su vida Jesús no salió de la tierra de Israel, excepto alguna breve visita a los territorios paganos del Norte; pero esto se explica con su convicción de estar enviado sobre todo para Israel, para después impulsarlo, una vez convertido, a acoger en su seno a todas las gentes, según las perspectivas universales anunciadas por los profetas.

Una afirmación frecuentemente repetida es que, en el paso de Jerusalén a Roma, el mensaje evangélico ha sido profundamente modificado. En otras palabras: que entre el Cristo de los Evangelios y el predicado por las diversas iglesias cristianas no hay continuación, sino ruptura.

Claro que existe entre ambas cosas una diversidad. Pero tiene explicación. Si comparamos la foto de un embrión en el seno materno con la persona de diez a treinta años nacida se podría concluir que se trata de dos realidades completamente distintas; se sabe en cambio que en lo que el hombre se han convertido estaba contenido en el embrión. Jesús mismo comparaba el reino de los cielos por Él predicado con una pequeña semilla, pero decía que estaba destinada a crecer y transformarse en un gran árbol sobre el que vendrían a posarse los pájaros del cielo (Mt 13, 32).

Si bien no son las palabras exactas utilizadas por Él, es importante lo que Jesús dice en el Evangelio de Juan: «Muchas otras cosas tengo que deciros, pero por ahora no podéis con ellas (esto es, comprenderlas); pero el Espíritu Santo os enseñará toda cosa y os guiará a la verdad plena». Por lo tanto Jesús preveía un desarrollo de su doctrina, guiado por el Espíritu Santo. No por casualidad en el Evangelio del día el envío en misión se acompaña del don del Espíritu Santo.

Y luego, ¿es verdad que el cristianismo actual nace en el siglo III, con Constantino, como se insinúa desde algún sector? Pocos años después de la muerte de Jesús, hallamos ya comprobados los elementos fundamentales de la Iglesia: la celebración de la Eucaristía, una fiesta de Pascua con contenido nuevo respecto al del Éxodo («nuestra Pascua», como la llama Pablo), el bautismo cristiano que toma pronto el lugar de la circuncisión, el canon de las Escrituras, que en su núcleo fundamental se remonta a las primeras décadas del siglo II, el domingo como nuevo día festivo que bien pronto toma, para los cristianos, el lugar del sábado judío. También la estructura jerárquica de la Iglesia (obispos, presbíteros y diáconos) está atestiguada por Ignacio de Antioquía a comienzos del siglo II.

Ciertamente no todo, en la Iglesia, se puede remontar a Jesús. Hay en ella muchas cosas que son producto humano de la historia y también del pecado de los hombres del que debe liberarse periódicamente, y jamás termina de hacerlo... Pero para las cosas esenciales, la fe de la Iglesia tiene todo el derecho de remitirse históricamente a Cristo.

Habíamos comenzado la serie de comentarios a los evangelios cuaresmales movidos por la misma intención declarada por Lucas al inicio de su Evangelio: «Para que se conozca la solidez de las enseñanzas recibidas». Llegados a la conclusión del ciclo, no me queda sino confiar en haber logrado, en alguna medida, el mismo objetivo, aunque es útil repetir: al Jesús vivo y verdadero no se llega, directamente, desde la historia, sino a través del salto de la fe. Pero la historia puede mostrar que no es insensato dar ese salto.

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MensajePublicado: Jue Abr 19, 2007 3:08 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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Paz y bien.

Amado Padre: Te agradecemos por las palabras del Papa Benedicto XVI acerca de Clemente de Alejandría, el cual nos dice que las buenas obras tienen que acompañar el conocimiento intelectual, como la sombra acompaña al cuerpo. Nos unimos al Papa en su pedido acerca de que éste teólogo puede servir de ejemplo a los cristianos, a los catequistas y a los teólogos de nuestro tiempo para recuperar y subrayar más la dimensión metafísica de la verdad y entrar así en diálogo crítico y exigente con el pensamiento filosófico contemporáneo.

Que sus palabras sirvan para conocer y sobre todo, como un estímulo para hacer y vivir tu palabra. Por Jesucristo, nuestro Señor.
]«Muéstrate propicio a tus hijos»; «concédenos vivir en tu paz, mudarnos a tu ciudad, atravesar sin quedar sumergidos en las corrientes del pecado, ser transportados con serenidad por el Espíritu Santo por la Sabiduría inefable: nosotros, que de día y de noche, hasta el último día elevamos un canto de acción de gracias al único Padre, … al Hijo pedagogo y maestro, junto al Espíritu Santo. ¡Amén!"

Benedicto XVI pide a los cristianos ser capaces de dar razón de su feAl presentar en la audiencia general la figura de Clemente de Alejandría
Cita:
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 18 abril 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha hecho un llamamiento a los cristianos a ser capaces de dar razón de su fe en Jesucristo.

Su propuesta fue escuchada este miércoles por unos cincuenta mil peregrinos durante la audiencia general, en la plaza de San Pedro del Vaticano, en la que presentó la figura de Clemente de Alejandría, fallecido en torno al año 215, uno de los primeros cristianos que logró armonizar plenamente la filosofía griega con la fe en Cristo.

Al presentar las obras de este filósofo y teólogo, el pontífice aclaró que «Clemente acompaña paso a paso el camino del catecúmeno y del bautizado para que, con las dos “alas” de la fe y de la razón, llegue a un conocimiento de la Verdad, que es Jesucristo, el Verbo de Dios».
Para Clemente de Alejandría, que en realidad había nacido en Atenas, «la misma fe constituye la auténtica filosofía, es decir, la auténtica conversión al camino que hay que tomar en la vida».

«El conocimiento de Cristo no es sólo pensamiento, sino que es amor que abre los ojos, transforma al hombre y crea comunión con el “Logos”, con el Verbo divino que es verdad y vida», constató Benedicto XVI.

«En esta comunión, que es el perfecto conocimiento y es amor, el perfecto cristiano alcanza la contemplación, la unificación con Dios», subrayó en una estupenda mañana de primavera.

«En el camino de la perfección --ilustró--, Clemente da la misma importancia al requisito moral que al intelectual. Los dos van juntos porque no es posible conocer sin vivir y no se puede vivir sin conocer».
«No es posible asemejarse a Dios y contemplarle simplemente con el conocimiento racional –advirtió el Papa--: para lograr este objetivo se necesita una vida según el “Logos”, una vida según la verdad».

«Y, por tanto, las buenas obras tienen que acompañar el conocimiento intelectual, como la sombra acompaña al cuerpo», recalcó.

«Clemente sigue marcando con decisión el camino de quien quiere “dar razón” de su fe en Jesucristo», concluyó.

Por eso, reconoció que este pensador «puede servir de ejemplo a los cristianos, a los catequistas y a los teólogos de nuestro tiempo» para «recuperar y subrayar más la dimensión metafísica de la verdad y entrar así en diálogo crítico y exigente con el pensamiento filosófico contemporáneo».

La reflexión del Papa continúa con la serie de intervenciones en las audiencias generales que está ofreciendo sobre los personajes de la Iglesia naciente, después de haber presentado a los doce apóstoles y a los discípulos de éstos. Pueden leerse en la sección «Documentos» de la página web de Zenit (www.zenit.org)


Benedicto XVI presenta a Clemente de Alejandría
Intervención en la audiencia general de este miércoles

Cita:
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 18 abril 2007 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención de Benedicto XVI en la audiencia general de este miércoles dedicada a presentar la figura del padre apostólico Clemente de Alejandría.
* * *
Queridos hermanos y hermanas:

Después del tiempo de las fiestas, volvemos a las catequesis normales, a pesar de que visiblemente la plaza está todavía de fiesta. Con las catequesis volvemos, como decía, al tema comenzado antes. Habíamos hablado de los doce apóstoles, luego de los discípulos de los apóstoles, ahora de las grandes personalidades de la Iglesia naciente, de la Iglesia antigua. La última vez habíamos hablado de san Ireneo de Lyon, hoy hablamos de Clemente de Alejandría, un gran teólogo que nace probablemente en Atenas, en torno a la mitad del siglo II. De Atenas heredó un agudo interés por la filosofía, que haría de él uno de los alféreces del diálogo entre fe y razón en la tradición cristiana. Cuando todavía era joven, llegó a Alejandría, la «ciudad símbolo» de ese fecundo cruce entre diferentes culturas que caracterizó la edad helenista. Fue discípulo de Panteno, hasta sucederle en la dirección de la escuela catequística. Numerosas fuentes atestiguan que fue ordenado presbítero. Durante la persecución de 202-203 abandonó Alejandría para refugiarse en Cesarea, en Capadocia, donde falleció hacia el año 215.

Las obras más importantes que nos quedan de él son tres: el «Protréptico», el «Pedagogo», y los «Stromata». Si bien parece que no era la intención originaria del autor, estos escritos constituyen una auténtica trilogía, destinada a acompañar eficazmente la maduración espiritual del cristiano.

El «Protréptico», como dice la palabra misma, es una «exhortación» dirigida a quien comienza y busca el camino de la fe. Es más, el «Protréptico» coincide con una Persona: el Hijo de Dios, Jesucristo, que se convierte en «exhortador» de los hombres para que emprendan con decisión el camino hacia la Verdad. El mismo Jesucristo se convierte después en «Pedagogo», es decir, en «educador» de aquellos que, en virtud del Bautismo, se han convertido en hijos de Dios. El mismo Jesucristo, por último, es también «didascalo», es decir, «maestro», que propone las enseñanzas más profundas. Éstas se recogen en la tercera obra de Clemente, los «Stromata», palabra griega que significa: «tapicerías». Se trata de una composición que no es sistemática, sino que afronta diferentes argumentos, fruto directo de la enseñanza habitual de Clemente.

En su conjunto, la catequesis de Clemente acompaña paso a paso el camino del catecúmeno y del bautizado para que, con las dos «alas» de la fe y de la razón, llegue a un conocimiento de la Verdad, que es Jesucristo, el Verbo de Dios. Sólo el conocimiento de la persona que es la verdad es la «auténtica gnosis», la expresión griega que quiere decir «conocimiento», «inteligencia». Es el edificio construido por la razón bajo el impulso de un principio sobrenatural. La misma fe constituye la auténtica filosofía, es decir, la auténtica conversión al camino que hay que tomar en la vida. Por tanto, la auténtica «gnosis» es un desarrollo de la fe, suscitado por Jesucristo en el alma unida a Él. Clemente define después dos niveles de la vida cristiana.

Primer nivel: los cristianos creyentes que viven la fe de una manera común, aunque esté siempre abierta a los horizontes de la santidad.
Luego está el segundo nivel: los «gnósticos», es decir, los que ya llevan una vida de perfección espiritual;.
En todo caso, el cristiano tiene que comenzar por la base común de la fe y a través de un camino de búsqueda debe dejarse guiar por Cristo y de este modo llegar al conocimiento de la Verdad y de las verdades que conforman el contenido de la fe. Este conocimiento, nos dice Clemente, se convierte para el alma en una realidad viva: no es sólo una teoría, es una fuerza de vida, es una unión de amor transformante. El conocimiento de Cristo no es sólo pensamiento, sino que es amor que abre los ojos, transforma al hombre y crea comunión con el «Logos», con el Verbo divino que es verdad y vida. En esta comunión, que es el perfecto conocimiento y es amor, el perfecto cristiano alcanza la contemplación, la unificación con Dios.

Clemente retoma finalmente la doctrina, según al cual, el fin último del hombre consiste en ser semejante a Dios. Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, pero esto es también un desafío, un camino; de hecho, el objetivo de la vida, el destino último consiste verdaderamente en hacerse semejantes a Dios.

Esto es posible gracias a la connaturalidad con Él, que el hombre ha recibido en el momento de la creación, motivo por el cual de por sí ya es imagen de Dios. Esta connaturalidad permite conocer las realidades divinas a las que el hombre adhiere ante todo por la fe y, a través de la vivencia de la fe, de la práctica de las virtudes, puede crecer hasta llegar a la contemplación de Dios. De este modo, en el camino de la perfección, Clemente da la misma importancia al requisito moral que al intelectual. Los dos van juntos porque no es posible conocer sin vivir y no se puede vivir sin conocer. No es posible asemejarse a Dios y contemplarle simplemente con el conocimiento racional: para lograr este objetivo se necesita una vida según el «Logos», una vida según la verdad. Y, por tanto, las buenas obras tienen que acompañar el conocimiento intelectual, como la sombra acompaña al cuerpo.

Hay dos virtudes que adornan particularmente al alma del «auténtico gnóstico».
La primera es la libertad de las pasiones («apátheia»);
la otra, es el amor, la verdadera pasión, que asegura la unión íntima con Dios.
El amor da la paz perfecta, y hace que el «auténtico gnóstico» sea capaz de afrontar los sacrificios más grandes, incluso el sacrificio supremo en el seguimiento de Cristo, y le hace subir de nivel hasta llegar a la cumbre de las virtudes. De este modo, el ideal ético de la filosofía antigua, es decir, la liberación de las pasiones, vuelve a ser redefinido por Clemente y conjugado con el amor, en el proceso incesante que lleva a asemejarse a Dios.

De esta manera, el pensador de Alejandría propició la segunda gran oportunidad de diálogo entre el anuncio cristiano y la filosofía griega. Sabemos que san Pablo en el Areópago de Atenas, donde Clemente nació, había hecho el primer intento de diálogo con la filosofía friega, y en buena parte había fracasado, pues le dijeron: «Otra vez te escucharemos». Ahora Clemente, retoma este diálogo, y lo ennoblece al máximo en la tradición filosófica griega. Como escribió mi venerado predecesor Juan Pablo II en la encíclica «Fides et ratio», Clemente de Alejandría llega a interpretar la filosofía como «una instrucción propedéutica a la fe cristiana (n. 3Cool. Y, de hecho, Clemente llegó a afirmar que Dios habría dado la filosofía a los griegos «como un Testamento propio para ellos» («Stromata» 6, 8, 67, 1). Para él la tradición filosófica griega, casi como sucede con la Ley para los judíos, es el ámbito de «revelación», son dos corrientes que en definitiva se dirigen hacia el mismo «Logos». Clemente sigue marcando con decisión el camino de quien quiere «dar razón» de su fe en Jesucristo. Puede servir de ejemplo a los cristianos, a los catequistas y a los teólogos de nuestro tiempo a los que Juan Pablo II, en la misma encíclica, exhortaba «a recuperar y subrayar más la dimensión metafísica de la verdad para entrar así en diálogo crítico y exigente con el pensamiento filosófico contemporáneo».

Concluyamos con una de las expresiones de la famosa «oración a Cristo “Logos”», con la que Clemente concluye su «Pedagogo». Su súplica dice así: «Muéstrate propicio a tus hijos»; «concédenos vivir en tu paz, mudarnos a tu ciudad, atravesar sin quedar sumergidos en las corrientes del pecado, ser transportados con serenidad por el Espíritu Santo por la Sabiduría inefable: nosotros, que de día y de noche, hasta el último día elevamos un canto de acción de gracias al único Padre, … al Hijo pedagogo y maestro, junto al Espíritu Santo. ¡Amén!" (Pedagogo 3, 12, 101).

[Traducción del original italiano realizada por Zenit. Al final de la audiencia, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. Estas fueron sus palabras en español:]

Queridos hermanos y hermanas:
El Padre apostólico, Clemente de Alejandría, en sus obras ofrece al cristiano un camino para su madurez espiritual: es el mismo Cristo quien acompaña, educa y propone las enseñanzas más profundas. Así, el bautizado, con actitud de búsqueda y guiado por la divina gracia, puede llegar a conocer las verdades de nuestra fe. Este conocimiento es una forma de comunión, una unión de amor con el «Logos», con el Verbo encarnado.

El hombre, según Clemente, creado a imagen y semejanza de Dios, no puede alcanzarlo sólo por medio de la razón, sino que son necesarias también las virtudes, especialmente dos: la libertad frente a las pasiones y el amor, que asegura la unión íntima con Dios y su contemplación. De este modo se conjuga el ideal ético de la filosofía griega con el mensaje cristiano, considerándola como ámbito de revelación del «Logos», lo cual permite al hombre alcanzar las «semillas» de la verdad. Viendo, además, la relación íntima que hay entre la sabiduría teológica y el saber filosófico, puede servir de ejemplo a los cristianos que hoy quieren también «dar razón» de su propia fe en Jesucristo.

Saludo con afecto a los visitantes de lengua española. En especial, a los peregrinos venezolanos de Mérida con su Arzobispo Mons. Baltazar Porras Cardozo; a los grupos parroquiales de España y Venezuela, así como a los profesores y estudiantes españoles. Saludo igualmente a los demás peregrinos venidos de Argentina, Colombia, Puerto Rico y México. En este tiempo pascual reafirmemos nuestra fe en Cristo resucitado, que ha dado su vida por cada uno de nosotros, y seamos con nuestras obras testigos de su amor entre los demás. ¡Muchas gracias por vuestra visita!

[© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana]
ZS07041804


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MensajePublicado: Vie Abr 20, 2007 1:16 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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ANTE LA PASCUA
(2007)

Antonio Caponnetto

Señor, toma de sostén nuestros cuerpos pecadores y gastados, pero levántate. Apoya tus llagas en nuestros pobres hombros, descansa tu cicatriz en nuestro pecho, tu huella de sangre y barro en las manos criollas de tu pueblo. Hunde tu concavidad desgarrada en la convexidad de este suelo que no quiere ser yermo. Pero levántate, Señor. Y levanta contigo a esta argentina tierra. Enarbólala, y haz de sus jirones un pabellón soberano. Aplaca a los soberbios, castiga a los rapaces, expulsa del templo a los cobardes que mercan con tu nombre. Alzate del suelo y remóntanos contigo.


Señor, Tú eres bandera discutida, pero nosotros hemos decidido izarte en el más alto de los vértices. Flamea, Señor, y en cada pliegue de tu manto enseñoreado, cobija un retazo de esta nación postrada.

Señor, conviértenos y danos una vida nueva en una patria antigua. No permitas que, al final, nos quedemos como el leño seco, antes bien, que lleguemos a ser racimos vivos en Ti, la vid verdadera.

Señor, acéptanos el agua fresca, como aquella vez en el Pozo de Sicar. Es el agua argentina que corre por los surcos de una limpia tradición. Bébela, Señor, y danos a cambio el agua de tu costado, para que caiga a borbotones sobre esta tierra deshecha y la restaure.

Señor, te has dejado escarnecer y ultrajar. No nos dejes unir a quienes se burlan de Ti. Templa nuestros ánimos para enfrentar a aquellos que te ofenden. Arma nuestro brazo para custodiar tu cuerpo dolorido. Haznos yelmo y loriga, estandarte y escudo de tu Divina Persona. Permítenos ofrecernos en batalla por esta patria cautiva que fue tuya, en tiempos de los héroes. Convierte a la soldadesca cómplice de tu crucifixión en guerreros invictos de una alba sin celajes.

Señor, danos de la Verónica el arrojo. Que no nos paralice el miedo ante el furor de las turbas, que no nos amilane el rencor de los deicidas. No queremos olvidar lo que te han hecho. Sólo queremos enjugar tu cara. Esa cara que tenía la bondad nazarena de José, la nostalgia arcangélica de María y la marcialidad de los varones regios.

Señor, a las mujeres que lloran les has hablado de penitencia, del día del Juicio, de cuando nos encontremos en tu presencia. Les has dicho que caminemos junto a Ti sin limitarnos a ofrecerte sólo palabras de compasión.

Señor, no podrán detenernos los verdugos. Aquí estamos con paños, para secarte la sangre en tu triple caída. Sabremos con amor erguir a Cristo, tumbado por el odio. ¡Arriba, mi Señor, en cuerpo y alma! Virgen Santísima, ármanos caballeros y entréganos tu velo en la demanda.

Señor, Tú manas desde el Gólgota un bálsamo de vida, un efluvio que trae el verdor del paraíso, una esencia que respiran los serafines, cuando apuntan sus ballestas para reconquistar las almas.

Señor, déjanos llevar siquiera una astilla de tu cruz. Déjanos, porque a más no se atreve aún nuestra ofrenda, a rozar los hierros y los clavos, el martillo rudo, el trallazo violento, la ignominia de los escupitajos de la masa. Haznos un hueco, Señor, en la mordedura de tu carne, sobre el hombro; en la cuchillada de tus pies, en la contusión de tu rostro, en la descolladura de tus manos. Aquí estamos, Señor, tus cireneos argentinos.

En la hora del gran luto, de la gran oscuridad y de la desesperación humana, surge misteriosamente la luz de la esperanza. ¡Dios no muere!

Aquellas manos que partieron el pan y calmaron la tormenta, están ahora inmovilizadas. Aquellos pies que recorrieron el desierto y caminaron sobre las aguas, yacen estáticos y rígidos.

Pero se equivocan, Señor, si creen que estás derrotado. Se equivocan los hijos de las tinieblas, si creen que han hundido a la Barca. Se equivocan incluso con nosotros, al medir nuestras fuerzas. Bien decía San Ignacio de Antioquía que la fortaleza de los cristianos consistía en estar clavados con la carne y la sangre a tu cruz redentora.

No te dejaremos, Señor. En la cumbre del Gólgota el aire parte la piel, el frío duele. Rondan las acechanzas y los riesgos. La noche huele a sangre y a gemido. Todavía retumban los martillazos y el aleteo de los cuervos sobrevuela el madero. No te dejaremos, Señor. No te dejaremos María.
ar.geocities.com/misa_tridentina
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MensajePublicado: Lun Abr 23, 2007 11:52 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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Paz y bien.

La Pascua no termina con el Domingo de resurrección ni con la semana siguiente, la Pascua es un periodo de gozo que continúa hasta el Domingo de Pentecostés en que el Espíritu Santo desciende sobre los apóstoles.

Así que continuamos con meditaciones trascendentales de ésta época.

En ésta ocasión, acompañamos al Papa en su petición a Dios para que
Cita:
nos dé a todos nosotros, día tras día, la conversión necesaria y de este modo nos conduzca hacia la verdadera vida»


Cita:
Benedicto XVI presenta a san Agustín como modelo de conversión para nuestros tiempos
Al celebrar misa en Pavía, la ciudad donde se encuentra su tumba

PAVÍA, domingo, 22 abril 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI presentó en la mañana de este domingo a su maestro teólogo, Agustín de Hipona, como modelo de conversión para nuestros tiempos, al visitar Pavía, donde se encuentra la tumba del santo.

El Papa centró su homilía al celebrar al aire libre, en los Huertos Borromeos, de esa ciudad italiana, en el obispo y doctor de la Iglesia (354-430), a quien Joseph Ratzinger dedicó su tesis doctoral.

Ante al menos 20 mil fieles, el obispo de Roma explicó que «dado que Jesús, el Resucitado, vive también hoy», existe un camino para seguirle: «la conversión». «Pero, ¿en qué consiste? ¿Qué hay que hacer?», se preguntó.

Benedicto XVI respondió presentando el camino de conversión de Agustín, ilustrando las tres «conversiones» que experimentó en su vida, que, en realidad, constituyen «una grande y única conversión en la búsqueda del Rostro de Cristo y del camino junto a Él».

La primera «conversión fundamental», explicó, «fue el camino interior hacia el cristianismo, hacia el “sí” de la fe y del Bautismo », aclaró en referencia a ese hecho decisivo en la vida del santo, que según algunos historiadores tuvo lugar en Pascua del año 387.

Agustín «siempre estaba atormentado por la cuestión de la verdad. Quería encontrar la verdad», siguió aclarando el Papa en la homilía.

«Siempre había creído --a veces más bien vagamente, a veces de manera más clara-- que Dios existe y que nos cuida. Pero la gran lucha interior de sus años juveniles consistió en conocer verdaderamente a este Dios y familiarizarse con ese Jesucristo, hasta llegar a decirle “sí” con todas las consecuencias».

«Nos cuenta --indicó el sucesor de Pedro-- que, gracias a la filosofía platónica, había aprendido y reconocido que “en el principio existía la Palabra”, el “Logos”, la razón creadora. Pero la filosofía no le presentaba ningún camino para llegar hasta Él; este “Logos” era lejano e intangible».

«Sólo en la fe de la Iglesia encontró la segunda verdad esencial: la Palabra se hizo carne. Y de este modo nos toca y nosotros le tocamos».

La «segunda conversión» de san Agustín, tuvo lugar después de su bautismo, en Hipona, África, cuando había fundado un pequeño monasterio y fue consagrado sacerdote prácticamente por la fuerza, a petición popular.

«El bonito sueño de la vida contemplativa se desvanecía, la vida de Agustín cambiaba fundamentalmente. Ahora tenía que vivir con Cristo para todos», evocó Benedicto XVI.

«Tenía que traducir sus conocimientos y sus sublimes pensamientos en el pensamiento y en el lenguaje de la gente sencilla de su ciudad».

«La gran obra filosófica de toda una vida, que había soñado, se quedó sin ser escrita. En su lugar, se nos dio algo más precioso: el Evangelio traducido en el lenguaje de la vida cotidiana».

«Esta fue la segunda conversión de este hombre, que tuvo que realizar continuamente, luchando y sufriendo: ponerse siempre al servicio de todos; en todo momento, junto con Cristo; entregar la propia vida para que los demás puedan encontrar en Él la verdadera Vida», aclaró.

Por último, la tercera conversión de san Agustín, tuvo lugar cuando descubrió que «sólo uno es verdaderamente perfecto y que las palabras del Sermón de la Montaña», las Bienaventuranzas, «sólo se realizan totalmente en una persona: en el mismo Jesucristo».

Descubrió que «toda la Iglesia, todos nosotros, incluidos los apóstoles, tenemos que rezar cada día: “perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”», escribía san Agustín.

«Había aprendido un último nivel de humildad, no sólo la humildad de introducir su gran pensamiento en la fe de la Iglesia, no sólo la humildad para traducir sus grandes conocimientos en la sencillez del anuncio, sino también la humildad para reconocer que tanto él como toda la Iglesia peregrina necesitaban continuamente la bondad misericordiosa de un Dios que perdona».

«Y nosotros --añadía-- nos hacemos semejantes a Cristo, el Perfecto, en la medida más grande posible cuando nos convertimos, como Él, en personas de misericordia», indicó.

El Santo Padre concluyó implorando que el Señor «nos dé a todos nosotros, día tras día, la conversión necesaria y de este modo nos conduzca hacia la verdadera vida».
ZS07042204
SANTO DOMINGO. PRECURSOR DEL REZO DEL SANTO ROSARIO.
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MensajePublicado: Mar Abr 24, 2007 3:47 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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Paz y bien.

Padre Amoroso: Te agradecemos por las palabras del Padre Cantalamessa porque traen luz a nuestras vidas, porque nos muestran el camino de Jesús y nos lo muestran con palabras entendibles.
Permite que seamos dignos del llamado que nos hace Jesús de servir a sus ovejas, que respondamos al ¿me amas? con un Si no sólo de palabra sino un Sí "apacentando a sus ovejas". Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
«¿Me amas?», sigue preguntando Jesús a cada uno
Comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap., al evangelio dominical

Cita:
ROMA, viernes, 20 abril 2007 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap., predicador de la Casa Pontificia, a la liturgia de este domingo, III de Pascua.

* * *

¿Me amas?

III Domingo de Pascua
Hechos 5, 27b-32.40b-41; Apocalipsis 5, 11-14; Juan 21,1-19

Leyendo el Evangelio de Juan se entiende que originariamente terminaba con el capítulo 20. Si fue añadido este nuevo capítulo 21 es porque el propio evangelista o alguno de sus discípulos sintieron la necesidad de insistir una vez más en la realidad de la resurrección de Cristo. Ésta es, de hecho, la enseñanza que se deduce del pasaje evangélico: que la resurrección de Jesús no es sólo un modo de hablar, sino que ha resucitado, en su verdadero cuerpo. «Nosotros hemos comido y bebido con Él después de su resurrección de los muertos», dirá Pedro en los Hechos de los Apóstoles, refiriéndose probablemente precisamente a este episodio (Hechos 10, 41).

A la escena de Jesús que come con los apóstoles el pez puesto en las brasas, le sigue el diálogo entre Jesús y Pedro. Tres preguntas: «¿Tú me amas?»; tres respuestas: «Tú sabes que te amo»; tres conclusiones: «¡Apacienta mis ovejas!». Con estas palabras Jesús confiere de hecho a Pedro -y según la interpretación católica, a sus sucesores- la tarea de supremo y universal pastor de la grey de Cristo. Le confiere ese primado que le había prometido cuando dijo: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos» (Mateo 16, 18-19).

Lo que más conmueve de esta página del Evangelio es que Jesús permanece fiel a la promesa realizada a Pedro, a pesar de que Pedro había sido infiel a la promesa hecha a Jesús de no traicionarle jamás, aún a costa de la vida (Mateo 26, 35). (La triple pregunta de Jesús se explica con el deseo de dar a Pedro la posibilidad de suprimir su triple negación durante la Pasión).

Dios da siempre a los hombres una segunda posibilidad; frecuentemente una tercera, una cuarta e infinitas posibilidades. No expulsa a las personas de su libro al primer error. ¿Qué ocurre entretanto? La confianza y el perdón del Maestro han hecho de Pedro una persona nueva, fuerte, fiel hasta la muerte. Él ha apacentado la grey de Cristo en los difíciles momentos de sus comienzos, cuando era necesario salir de Galilea y lanzarse a los caminos del mundo. Pedro será capaz de mantener, por fin, su promesa de dar la vida por Cristo. Si aprendiéramos la lección contenida en la forma de obrar de Cristo con Pedro, dando confianza a alguien después de que se ha equivocado una vez, ¡cuántas personas menos, fracasadas y marginadas, habría en el mundo!

El diálogo entre Jesús y Pedro hay que trasladarlo a la vida de cada uno de nosotros. San Agustín, comentando este pasaje evangélico, dice: «Interrogando a Pedro, Jesús interrogaba también a cada uno de nosotros». La pregunta: «¿Me amas?» se dirige a cada discípulo. El cristianismo no es un conjunto de doctrinas y de prácticas; es algo mucho más íntimo y profundo. Es una relación de amistad con la persona de Jesucristo. Muchas veces, durante su vida terrena, había preguntado a las personas: «¿Crees?», pero nunca: «¿Me amas?». Lo hace sólo ahora, después de que, en su pasión y muerte, dio la prueba de cuánto nos ha amado Él.

Jesús hace que el amor por Él consista en servir a los demás: «¿Me amas? Apacienta mis ovejas». No quiere ser Él el que reciba los frutos de este amor, sino quiere que sean sus ovejas. Él es el destinatario del amor de Pedro, pero no el beneficiario. Es como si le dijera: «Considero hecho a mí lo que harás por mi rebaño». También nuestro amor por Cristo no debe quedarse en un hecho intimista y sentimental, sino que debe expresarse en el servicio de los demás, en hacer el bien al prójimo. La Madre Teresa de Calcuta solía decir: «El fruto de amor es el servicio, y el fruto del servicio es la paz». [Traducción del original italiano realizada por Zenit]
ZS07042020

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MensajePublicado: Sab Abr 28, 2007 2:58 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
Responder citando

Paz y bien.

Padre amoroso, eterno y bueno:
Agradecemos las palabras del Padre Cantalamessa, agradecemos el que pongas al frente de nosotros, a pastores que nos guíen.
Te pedimos porque los protejas, los guardes, los llenes de tu Espíritu para que guien a tu rebaño, para que cuiden de él. Te pedimos para que infundas en otros el llamado a ser pastores también de tu rebaño.

Te pedimos también para que a los fieles nos des la fé en ellos, que nos reunamos a su alrededor como representantes tuyos.
Te pedimos porque nos des obediencia hacia su guía y permanescamos reunidos como ovejas con su pastor, participando de la celebración eucarística y que respondamos al sonido de las campanas como un llamado a seguirte, a conocerte.
Por Jesucristo, nuestro Señor, Pastor eterno y bueno de todos nosotros y al cual conocemos por su voz y al que respondemos como a nuestro Señor. Amén.

Cita:
Predicador del Papa: La dimensión de Cristo como «buen pastor»
Comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap., al evangelio dominical

ROMA, viernes, 27 abril 2007 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap. -predicador de la Casa Pontificia- a la liturgia de este domingo, IV de Pascua.
* * *

Yo soy el buen pastor

IV Domingo de Pascua
Hechos 13, 14. 43-52; Apocalipsis 7, 9.14b-17; Juan 10, 27-30

En los tres ciclos litúrgicos, el IV domingo de Pascua presenta un pasaje del Evangelio de Juan sobre el buen pastor. Después de habernos conducido, el domingo pasado, entre los pescadores, el Evangelio nos conduce entre los pastores. Dos categorías de igual importancia en los evangelios. De una deriva el título de «pescadores de hombres», de otra el de «pastores de almas», dado a los apóstoles.

La mayor parte de Judea era un altiplano de suelo áspero y pedregoso, más adecuado al pastoreo que a la agricultura. La hierba era escasa y el rebaño debía trasladarse continuamente, no había cercados y esto requería la constante presencia del pastor entre la grey. Un viajero del siglo pasado nos dejó un retrato del pastor de la Palestina de entonces: «Cuando lo ves en un elevado pastizal, insomne, con la mirada que escruta la lejanía, expuesto a las intemperies, apoyado en su vara, siempre atento a los movimientos del rebaño, entiendes por qué el pastor adquirió tal importancia en la historia de Israel que se le dio este título a su rey y Cristo lo asumió como emblema y sacrificio de sí».

En el Antiguo Testamento Dios mismo es representado como pastor de su pueblo: «El Señor es mi pastor, nada me falta» (Sal 23,1). «Él es nuestro Dios y nosotros el pueblo de su pasto» (Sal 95,7). El futuro Mesías también es descrito con la imagen del pastor: «Como pastor pastorea su rebaño; recoge en brazos los corderitos, en el seno los lleva y trata con cuidado a las paridas» (Is 40,11). Esta imagen ideal de pastor encuentra su plena realización en Cristo. Él es el buen pastor que va en busca de la oveja extraviada; se apiada del pueblo porque lo ve «como ovejas sin pastor» (Mt 9,36); llama a sus discípulos «el pequeño rebaño» (Lc 12, 32). Pedro llama a Jesús «el pastor de nuestras almas» (1 P 2, 25) y la Carta a los Hebreos «el gran pastor de las ovejas» (Hb 13,20).

De Jesús buen pastor el pasaje evangélico de este domingo subraya algunas características. La primera se refiere al conocimiento recíproco entre ovejas y pastor : «Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen». En ciertos países de Europa, las ovejas se crían especialmente por la carne; en Israel se criaban sobre todo por la lana y la ------. Por ello permanecían años y años en compañía del pastor, quien acaba por conocer el carácter de cada una y llamarla con algún afectuoso apodo.

Está claro lo que Jesús quiere decir con estas imágenes. Él conoce a sus discípulos (y, en cuanto Dios, a todos los hombres); les conoce «por su nombre», que para la Biblia quiere decir en su esencia más íntima. Él les ama con un amor personal que llega a cada uno como si fuera el único que existe ante Él. Cristo no sabe contar más que hasta uno: y ese uno es cada uno de nosotros.

Otra cosa nos dice del buen pastor el pasaje del Evangelio del día. Él da la vida a las ovejas y por las ovejas y nadie podrá arrebatárselas. La pesadilla de los pastores de Israel eran las salvajes bestias –lobos y hienas- y los salteadores. En lugares tan aislados constituían una amenaza constante. Era el momento en que se evidenciaba la diferencia entre el verdadero pastor –el que apacienta las ovejas de la familia, quien tiene la vocación de pastor- y el asalariado que se pone al servicio de algún pastor sólo por la paga que recibe de él, pero que no ama, e incluso frecuentemente odia a las ovejas. Frente al peligro, el mercenario huye y deja a las ovejas a merced del lobo o del malhechor; el verdadero pastor afronta valientemente el peligro para salvar el rebaño. Esto explica por qué la liturgia nos propone el Evangelio del buen pastor en el tiempo pascual: la Pascua ha sido el momento en que Cristo ha demostrado ser el buen pastor que da la vida por sus ovejas.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit]
ZS07042702
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MensajePublicado: Jue May 03, 2007 4:40 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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Paz y bien.

Padre bueno y amoroso: Agradecemos las palabras de tu servidor Benedicto XVI en las cuales nos recuerda tu gran amor y la manera de alcanzarlo: Tu palabra. Concédenos que sigamos las indicaciones del que has designado como pastor en ésta vida, que nos condusca hacia el Buen Pastor en la vida eterna. Por Jesús, tu hijo amado y Señor nuestro. Amén.

El «camino privilegiado» para conocer a Dios es el amor, explica Benedicto XVI
Cita:
Propone como medio para lograr este objetivo la «lectio divina»

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 2 mayo 2007 (ZENIT.org).- El «camino privilegiado» para conocer a Dios es el amor, considera Benedicto XVI, presentando como medio para alcanzar este objetivo la lectura meditada de la Palabra de Dios o «lectio divina».

Este fue el mensaje que dejó en la plaza de San Pedro del Vaticano con motivo de la audiencia general del miércoles a los 30 mil peregrinos que soportaron una fuerte e inesperada lluvia.

El Papa continuó la serie de sus intervenciones sobre los grandes exponentes de la Iglesia primitiva, presentando por segunda semana consecutiva a Orígenes de Alejandría, padre de la Iglesia que vivió entre el siglo II y III, fallecido después de haber sido torturado durante la persecución del emperador Decio.

Según Orígenes, afirmó el Papa, «la comprensión de las Escrituras exige, no sólo estudio, sino intimidad con Cristo y oración». «Está convencido de que el camino privilegiado para conocer a Dios es el amor, y que no existe un auténtico “conocimiento de Cristo” sin enamorarse de él», añadió.

El Santo Padre explicó, al ilustrar el pensamiento de esta figura, considerada como uno de los más grandes teólogos y exegetas de todos los tiempos, que «lo mismo sucede entre los hombres: uno sólo conoce profundamente al otro si hay amor, si se abren los corazones».

Para demostrar esto, aclaró, Orígenes «se basa en un significado que en ocasiones se da al verbo “conocer” en hebreo, es decir, cuando se utiliza para expresar el acto del amor humano: “Conoció el hombre a Eva, su mujer, la cual concibió”», como dice el Génesis.

«De este modo --recalcó el obispo de Roma--, se sugiere que la unión en el amor produce el conocimiento más auténtico. Como el hombre y la mujer son “dos en una sola carne”, así Dios y el creyente se hacen “dos en un mismo espíritu”».

Y para llegar a este conocimiento de Dios a través del amor, el sucesor de Pedro recomendó, como lo hizo Orígenes, la lectura orante de la Palabra de Dios, más conocida como «lectio divina».

El padre de la Iglesia, explicó, tuvo un papel decisivo en la historia de la Iglesia en la difusión de esta práctica, que de él aprendería san Ambrosio de Milán (fallecido en el año 397), quien a su vez la transmitió a san Agustín de Hipona (354-430) y a través de él «a la tradición monástica sucesiva» en Occidente.

«No te contentes con tocar y buscar --decía textualmente Orígenes en una Carta citada por el Papa--: para comprender los asuntos de Dios tienes absoluta necesidad de la oración. Precisamente para exhortarnos a la oración, el Salvador no sólo nos ha dicho: “buscad y hallaréis”, y “tocad y se os abrirá”, sino que ha añadido: “Pedid y recibiréis”».
Durante su meditación, ante la fuerte lluvia, el Papa dejó a un lado los papeles para afirmar: «Tomemos la lluvia como una bendición. Se habla mucho de sequía, por tanto, el Señor nos da un signo de su gracia».
ZS07050205

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MensajePublicado: Vie May 04, 2007 2:50 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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Paz y bien.

Padre bueno, eterno y amoroso: Agradecemos las palabras del P. Raniero Cantalamessa quien nos muestra la novedad de tu palabra, siempre viva, siempre nueva, agradecemos el que nos haga luz en el camino, para poder entender tu palabra. Te pedimos nos des fé y fortaleza para poder llevarla a cabo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

El espíritu de Amor del Resucitado hace nuevas todas las cosas.
Cita:
ROMA, viernes, 4 mayo 2007 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap. -predicador de la Casa Pontificia- a la liturgia de este domingo, V de Pascua.
* * *
Un mandamiento nuevo

V Domingo de Pascua
Hechos 14,20b-26; Apocalipsis 21,1-5a; Juan 13, 31-33a

Hay una palabra que se repite varias veces en las lecturas de este domingo. Se habla de «un nuevo cielo y una nueva tierra», de la «nueva Jerusalén», de Dios, que hace «nuevas todas las cosas», y finalmente, en el Evangelio, del «mandamiento nuevo»: «Os soy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros como Yo os he amado»
«Nuevo», «novedad» pertenecen a ese restringido número de palabras «mágicas» que evocan siempre significados positivos. Nuevo, flamante, ropa nueva, vida nueva, nuevo día, año nuevo. Lo nuevo es noticia. Son sinónimos.
«Nuevo», «novedad» pertenecen a ese restringido número de palabras «mágicas» que evocan siempre significados positivos. Nuevo, flamante, ropa nueva, vida nueva, nuevo día, año nuevo. Lo nuevo es noticia. Son sinónimos. El Evangelio se llama «buena nueva» precisamente porque contiene la novedad por excelencia.

¿Por qué nos gusta tanto lo nuevo? No sólo porque lo que es nuevo, no usado (por ejemplo, un coche), en general funciona mejor. Si sólo fuera por esto, ¿por qué daríamos la bienvenida con tanta alegría al año nuevo, a un nuevo día?
El motivo profundo es que la novedad, lo que no es aún conocido y no ha sido aún experimentado, deja más espacio a la expectativa, a la sorpresa, a la esperanza, al sueño.
Y la felicidad es precisamente hija de estas cosas. Si estuviéramos seguros de que el año nuevo nos reserva exactamente las mismas cosas que el anterior, ni más ni menos, nos dejaría de gustar.

Nuevo no se opone a «antiguo», sino a «viejo». De hecho, también «antiguo» y «antigüedad» o «anticuario» son palabras positivas. ¿Cuál es la diferencia? Viejo es lo que, con el paso del tiempo, se deteriora y pierde valor; antiguo es aquello que, con el paso del tiempo, mejora y adquiere valor. Por eso se procura evitar la expresión «Viejo Testamento» y se prefiere hablar de «Antiguo Testamento».

Ahora, con estas premisas, acerquémonos a la palabra del Evangelio.
Se plantea inmediatamente un interrogante: ¿cómo se define «nuevo» un mandamiento que era conocido ya desde el Antiguo Testamento (cfr. Lev 19, 1Cool? Aquí vuelve a ser útil la distinción entre viejo y antiguo. «Nuevo» no se opone, en este caso, a «antiguo», sino a «viejo». El propio evangelista Juan, en otro pasaje, escribe: «Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo, que tenéis desde el principio... Y sin embargo os escribo un mandamiento nuevo» (1 Jn 2, 7-Cool.
En resumen, ¿un mandamiento nuevo o un mandamiento antiguo? Lo uno y lo otro. Antiguo según la letra, porque se había dado desde hace tiempo; nuevo según el Espíritu, porque sólo con Cristo se dio también la fuerza de ponerlo en práctica. Nuevo no se opone aquí, decía, a antiguo, sino a viejo. Lo de amar al prójimo «como a uno mismo» se había convertido en un mandamiento «viejo», esto es, débil y desgastado, a fuerza de ser trasgredido, porque la Ley imponía, sí, la obligación de amar, pero no daba la fuerza para hacerlo.

Se necesita por ello la gracia. Y de hecho, per se, no es cuando Jesús lo formula durante su vida que el mandamiento del amor se transforma en un mandamiento nuevo, sino cuando, muriendo en la cruz y dándonos el Espíritu Santo, nos hace de hecho capaces de amarnos los unos a los otros, infundiendo en nosotros el amor que Él mismo tiene por cada uno.

El mandamiento de Jesús es un mandamiento nuevo en sentido activo y dinámico: porque «renueva», hace nuevo, transforma todo. «Es este amor que nos renueva, haciéndonos hombres nuevos, herederos del Testamento nuevo, cantores del cántico nuevo» (San Agustín). Si el amor hablara, podría hacer suyas las palabras que Dios pronuncia en la segunda lectura de hoy: «He aquí que hago nuevas todas las cosas».
[Traducción del original italiano realizada por Zenit]

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MensajePublicado: Lun May 07, 2007 4:48 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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LA ALEGRIA Y ESPERANZA DEL CIELO.

En una piadosa permisión, les permitió gozar (en el Tabor) durante un tiempo muy corto la contemplación de la alegría que dura siempre, para hacerles sobrellevar con mayor fortaleza la adversidad (SAN BEDA, Coment. sobre S. Marcos, Cool.

Porque el reino de Dios está dentro de vosotros. Quizás da a conocer que el reino de los cielos está en nosotros para manifestar la alegría que produce en nuestras almas el Espiritu Santo; ella es como la imagen y el testimonio de la constante alegría que disfrutan las almas de los santos en la otra vida (SAN GREGORIO DE NISA, en Catena Aurea, val. Vl, p. 279)

Si tenemos fija la mirada en las cosas de la eternidad, y estamos persuadidos de que todo lo de este mundo pasa y termina, viviremos siempre contentos y permaneceremos inquebrantables en nuestro entusiasmo hasta el fin. Ni nos abatirá el infortunio, ni nos llenará de soberbia la prosperidad, porque consideraremos ambas cosas como caducas y transitorias (CASIANO, Instituciones, 9).

El gozo en el Señor debe ir creciendo continuamente, mientras que el gozo en el mundo debe ir disminuyendo hasta extinguirse. Esto no debe entenderse en el sentido de que no debamos alegrarnos mientras estemos en el mundo, sino que es una exhortación a que, aun viviendo en el mundo, nos alegremos ya en el Señor (SAN AGUSTIN, Sermón 171).

Entonces será la alegría plena y perfecta, entonces el gozo completo, cuando ya no tendremos por alimento la ------ de la esperanza, sino el manjar sólido de la posesión. Con todo, también ahora, antes de que esta posesión llegue a nosotros, antes de que nosotros lleguemos a esta posesión, podemos alegrarnos ya con el Señor. Pues no es poca la alegría de la esperanza, que ha de convertirse luego en posesión (SAN AGUSTIN, Sermón 21).
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MensajePublicado: Jue May 10, 2007 8:45 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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El sacramento de la unidad y de la caridad.
De los Libros de San Fulgencio de Ruspe, obispo, a Mónimo

Sabemos bien que hoy, tras haber superado las primeras dificultades y después de abordar los problemas que comporta, el diálogo ecuménico está en marcha. Estamos en camino de reconstruir la unidad entre los cristianos, que alcanzará su culminación en la participación en la sagrada Eucaristía, sacramento que significa y robustece la comunión. Pero para ser uno en Cristo Jesús, necesitarnos Vivir con docílidad las inspiraciones del Espíritu del Padre y del Hijo, que nos mueve a profesar con plenitud la misma fe y a celebrar los sacramentos en comunión plena con los sucesores de San Pedro y del Colegio Apostólico.

La edificación espiritual del cuerpo de Cristo, que se realiza mediante la caridad (ya que, como dice San Pedro, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo), esta edificación espiritual, digo, nunca es pedida con más oportunidad que cuando el mismo cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, ofrece el cuerpo v la sangre de Cristo en el sacramento del pan y del cáliz, pues el cáliz bendito que consagramos es la comunión de la sangre de Cristo, y el pan que partimos es la comunión del cuerpo del Señor. Y, puesto que es un solo pan, somos todos un solo cuerpo; ya que todos participamos de ese único pan.

Y por esto pedimos que la misma gracia que ha hecho que la iglesia fuera el cuerpo de Cristo haga también que todos los miembros, vinculados por la caridad, perseveren en la unidad del cuerpo; porque la santa unidad, igualdad y caridad que posee por naturaleza propia la Trinidad, que es un solo Dios verdadero, santifica a los hijos de adopción con el don de la unanimidad.

Por esto afirma la Escritura: El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.

El Espíritu Santo, en efecto, que es el Espíritu único de] Padre y del Hijo, realiza en aquellos a los que ha otorgado la gracia de la adopción divina lo mismo que realizó, según el libro de los Hechos de los apóstoles, en aquellos que habían recibido este mismo Espíritu. Acerca de los cuales encontramos escrito: La multitud de los creyentes no era sino un solo corazón y una sola alma, la causa de esta unanimidad de los creyentes era, en efecto, el Espíritu del Padre y del Hijo, que es con ellos un solo Dios.

De ahí que el Apóstol enseña que ha de ser conservada con toda solicitud esta unidad espiritual con el vínculo de la paz, como dice en su carta a los Efesios: Así, pues, yo, el prisionero por Cristo, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos; sobrellevaos mutuamente con amor,esforzaos por mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu.

Dios, al conservar en la Iglesia la caridad que ha sido derramada en ella por el Espíritu Santo, convierte a esta misma Iglesia en un sacrificio agradable a sus ojos y la hace capaz de recibir siempre la gracia de esa caridad espiritual, para que pueda ofrecerse continuamente a él como una ofrenda viva, santa y agradable.
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MensajePublicado: Dom May 13, 2007 2:12 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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Paz y bien.

Padre bueno y eterno: Agradecemos las palabras del P. Cantalamessa que nos acercan un poco más a tí. Que podamos entenderlas y sobre todo, aplicarlas a nuestras vidas, para bien nuestro, de nuestras familias y para gloria tuya. Amén.
La paz total del corazón sólo es posible confiando en Dios-P. Cantalamessa
Comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap., al evangelio dominical

ROMA, viernes, 11 mayo 2007 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap. -predicador de la Casa Pontificia- a la liturgia de este domingo, VI de Pascua.
* * *
Mi paz os doy
VI Domingo de Pascua
Hechos 15, 1-2.22-29; Apocalipsis 21, 10-14.22-23; Juan 14, 23-29

«Mi paz os dejo, mi paz os doy. No como la da el mundo os la doy a vosotros».
¿De qué paz habla Jesús en este pasaje del Evangelio? No de la paz externa que consiste en la ausencia de guerras y conflictos entre personas o naciones diversas. En otras ocasiones Él habla también de esta paz, por ejemplo cuando dice: «Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios». Aquí habla de otra paz, la interior, del corazón, de la persona consigo misma y con Dios. Se comprende por lo que añade inmediatamente: «No se turbe vuestro corazón ni tenga temor». Ésta es la paz fundamental sin la cual no existe ninguna otra paz. Miles de millones de gotas de agua sucia no forman un mar limpio, y miles de millones de corazones inquietos no componen una humanidad en paz.

La palabra utilizada por Jesús es shalom. Con ella los judíos se saludaban, y todavía se saludan entre sí; con ella saludó Él mismo a los discípulos la tarde de Pascua y con ella ordena saludar a la gente: «En cualquier casa que entréis, decid antes: la Paz a esta casa» (Lc 10, 5-6).

Debimos partir de la Biblia para entender el sentido de la paz que da Cristo. En la Biblia shalom dice más que la sencilla ausencia de guerras y desórdenes. Indica positivamente bienestar, reposo, seguridad, éxito, gloria. La Escritura habla incluso de la «paz de Dios» (Flp 4,7) y del «Dios de la paz» (Rm 15,32). Paz no indica, por lo tanto, sólo lo que Dios da , sino también lo que Dios es. En un himno suyo, la Iglesia llama a la Trinidad «océano de paz».

Esto nos dice que esa paz del corazón que todos deseamos no se puede obtener nunca total y establemente sin Dios, fuera de Él. Dante Alighieri sintetizó todo esto en ese verso que algunos consideran el más bello de toda la Divina Comedia: «En su voluntad está nuestra paz».

Jesús da a entender qué se opone a esta paz: la turbación, el ansia, el miedo: «No se turbe vuestro corazón». ¡Qué fácil es decirlo!, objetará alguno. ¿Cómo aplacar la ansiedad, la inquietud, el nerviosismo que nos devora a todos y nos impide disfrutar de un poco de paz? Hay quienes por temperamento están más expuestos a estas cosas. Si existe un peligro, lo agrandan; si hay una dificultad, la multiplican por cien. Todo se convierte en motivo de ansiedad.

El Evangelio no promete una panacea para estos males; en cierta medida, forman parte de nuestra condición humana, expuestos como estamos a fuerzas y amenazas mucho mayores que nosotros. Pero indica un remedio. El capítulo del que procede el pasaje del evangelio dominical empieza así: «No se turbe vuestro corazón. Tened fe en Dios y tened fe también en mí» (Jn 14,1). El remedio es la confianza en Dios.

Tras la última guerra, se publicó un libro titulado Las últimas catas de Estalingrado . Eran cartas de soldados alemanes prisioneros en la bolsa de Estalingrado, despachadas en el último envío antes del ataque final del ejército ruso en el que todos perecieron. En una de estas cartas, reencontradas acabada la guerra, un joven soldado escribía a sus padres: «No tengo miedo de la muerte. ¡Mi fe me da esta bella seguridad!».

Ahora sabemos qué nos deseamos recíprocamente cuando, estrechándonos la mano, intercambiamos en la Misa el deseo de la paz. Nos deseamos el uno al otro bienestar, salud, buenas relaciones con Dios, con uno mismo y con los demás. En resumen, tener el corazón lleno de la «paz de Cristo que sobrepasa todo entendimiento».

La paz sea con todos nosotros.
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MensajePublicado: Sab May 26, 2007 3:30 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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Paz y bien.

Padre Eterno y misericordioso: Te agradezco el traernos las palabras del P Cantalamessa como un viento de fraternidad en éstos días en que a veces parece triunfar la oscuridad del no entendimiento entre los hombres, incluso en cuestiones como el saber si somos o no hijos tuyos, si tu Espíritu alienta sólo a unos y a otros no.
Tu hijo nos dice en el evangelio de hoy.: Sigueme: ¿qué te importa lo que yo le diga a otro? De la misma manera, nosotros debemos hacer caso a tu Espíritu creador y reformador y dejar que actues también en los demás.
Aqui las palabras del P. Cantalamessa explicándonos lo que es tu Espíritu Santo, no sólo para unos cuantos sino un Espíritu universal.

El Espíritu Santo actúa en el mundo- P. Cantalamessa
Comentario del padre Cantalamessa a la liturgia del domingo de Pentecostés
ROMA, viernes, 25 mayo 2007 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap. - predicador de la Casa Pontificia- a la liturgia del próximo domingo, solemnidad de Pentecostés.
* * *
Envías tu Espíritu y son creados
Domingo de Pentecostés
Hechos 1,1-11; Romanos 8,8-17; Juan 14,15-16.23b-26

La tarde de Pascua, Jesús en el cenáculo «sopló sobre ellos [sus discípulos] y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo"» [Jn 20,19-23 Ndr]). Este soplo de Cristo evoca el gesto de Dios que, en la creación, «sopló sobre el hombre, hecho de polvo del suelo, un aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente» (Gn 2,7). Con aquel gesto Jesús viene a decir, por lo tanto, que el Espíritu Santo es el soplo divino que da vida a la nueva creación, como dio vida a la primera creación. El Salmo responsorial subraya este tema: «Envías tu soplo y son creados, y renuevas la faz de la tierra» [Sal 103,1-34. Ndr].

Proclamar que el Espíritu Santo es creador significa decir que su esfera de acción no se restringe sólo a la Iglesia, sino que se extiende a toda la creación. Ningún tiempo, ningún lugar están privados de su presencia activa. Él actúa en la Biblia y fuera de ella; actúa antes de Cristo, en el tiempo de Cristo y después de Cristo, si bien nunca separadamente de Él. «Toda verdad, de donde quiera que venga dicha -escribió Santo Tomás de Aquino-, viene del Espíritu Santo». Cierto: la acción del Espíritu de Cristo fuera de la Iglesia no es la misma que dentro de la Iglesia y en los sacramentos. Allí Él actúa por poder , aquí por presencia, en persona.

Lo más importante, a propósito del poder creador del Espíritu Santo, no es en cambio comprenderlo o explicar sus implicaciones, sino experimentarlo. ¿Y qué significa experimentar al Espíritu como creador? Para descubrirlo partimos del relato de la creación. «En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas» (Gn 1, 1-2). Se deduce que el universo existía ya en el momento en que interviene el Espíritu, pero aún era informe y tenebroso, caos. Es después de su acción cuando lo creado asume contornos precisos; la luz se separa de las tinieblas, la tierra del mar, y todo adquiere una forma definida.

El Espíritu Santo es, por lo tanto, Aquél que permite pasar -a la creación- del caos al cosmos, el que hace así algo bello, ordenado, limpio ( cosmos viene de la misma raíz que cosmético, ¡y quiere decir bello!), realiza así un «mundo», según el doble significado de esta palabra. La ciencia nos enseña hoy que este proceso ha durado miles de millones de años, pero lo que la Biblia quiere decirnos, con lenguaje sencillo e imaginativo, es que la lenta evolución hacia la vida y el orden actual del mundo no ocurrió por casualidad, obedeciendo a impulsos ciegos de la materia, sino por un proyecto aplicado en él, desde el inicio, por el creador.

La acción creadora de Dios no se limita al instante inicial; Él está siempre en acto de crear. Aplicado al Espíritu Santo, esto significa que Él es siempre el que hace pasar del caos al cosmos, esto es, del desorden al orden, de la confusión a la armonía, de la deformidad a la belleza, de la vejez a la juventud. Esto a todos los niveles: en el macrocosmos y en el microcosmos, o sea, en el universo entero así como en cada hombre.

Debemos creer que, a pesar de las apariencias, el Espíritu Santo está a la obra en el mundo y lo hace progresar. ¡Cuántos descubrimientos nuevos, no sólo en el campo físico, sino también en el moral y social! Un texto del Concilio Vaticano II dice que el Espíritu Santo está a la obra en la evolución del orden social del mundo ( «Gaudium et spes», 26 ). No es sólo el mal el que crece, sino también el bien, con la diferencia de que el mal se elimina, termina consigo mismo, mientras que el bien se acumula, permanece. Ciertamente aún existe mucho caos a nuestro alrededor: caos moral, político, social. El mundo tiene todavía mucha necesidad del Espíritu Santo; por ello no debemos cansarnos de invocarle con las palabras del Salmo: «¡Envía tu Espíritu, Señor, y renueva la faz de la tierra!».

[Traducción del original italiano realizada por Zenit]

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San José, patrono de la buena muerte, ruega por los que van a morir hoy ***

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scarlett
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MensajePublicado: Sab May 26, 2007 3:31 pm    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
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Paz y bien.

Padre Eterno y misericordioso: Te agradezco el traernos las palabras del P Cantalamessa como un viento de fraternidad en éstos días en que a veces parece triunfar la oscuridad del no entendimiento entre los hombres, incluso en cuestiones como el saber si somos o no hijos tuyos, si tu Espíritu alienta sólo a unos y a otros no.
Tu hijo nos dice en el evangelio de hoy.: Sigueme: ¿qué te importa lo que yo le diga a otro? De la misma manera, nosotros debemos hacer caso a tu Espíritu creador y reformador y dejar que actues también en los demás.
Aqui las palabras del P. Cantalamessa explicándonos lo que es tu Espíritu Santo, no sólo para unos cuantos sino un Espíritu universal.

El Espíritu Santo actúa en el mundo- P. Cantalamessa
Comentario del padre Cantalamessa a la liturgia del domingo de Pentecostés
ROMA, viernes, 25 mayo 2007 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap. - predicador de la Casa Pontificia- a la liturgia del próximo domingo, solemnidad de Pentecostés.
* * *
Envías tu Espíritu y son creados
Domingo de Pentecostés
Hechos 1,1-11; Romanos 8,8-17; Juan 14,15-16.23b-26

La tarde de Pascua, Jesús en el cenáculo «sopló sobre ellos [sus discípulos] y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo"» [Jn 20,19-23 Ndr]). Este soplo de Cristo evoca el gesto de Dios que, en la creación, «sopló sobre el hombre, hecho de polvo del suelo, un aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente» (Gn 2,7). Con aquel gesto Jesús viene a decir, por lo tanto, que el Espíritu Santo es el soplo divino que da vida a la nueva creación, como dio vida a la primera creación. El Salmo responsorial subraya este tema: «Envías tu soplo y son creados, y renuevas la faz de la tierra» [Sal 103,1-34. Ndr].

Proclamar que el Espíritu Santo es creador significa decir que su esfera de acción no se restringe sólo a la Iglesia, sino que se extiende a toda la creación. Ningún tiempo, ningún lugar están privados de su presencia activa. Él actúa en la Biblia y fuera de ella; actúa antes de Cristo, en el tiempo de Cristo y después de Cristo, si bien nunca separadamente de Él. «Toda verdad, de donde quiera que venga dicha -escribió Santo Tomás de Aquino-, viene del Espíritu Santo». Cierto: la acción del Espíritu de Cristo fuera de la Iglesia no es la misma que dentro de la Iglesia y en los sacramentos. Allí Él actúa por poder , aquí por presencia, en persona.

Lo más importante, a propósito del poder creador del Espíritu Santo, no es en cambio comprenderlo o explicar sus implicaciones, sino experimentarlo. ¿Y qué significa experimentar al Espíritu como creador? Para descubrirlo partimos del relato de la creación. «En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas» (Gn 1, 1-2). Se deduce que el universo existía ya en el momento en que interviene el Espíritu, pero aún era informe y tenebroso, caos. Es después de su acción cuando lo creado asume contornos precisos; la luz se separa de las tinieblas, la tierra del mar, y todo adquiere una forma definida.

El Espíritu Santo es, por lo tanto, Aquél que permite pasar -a la creación- del caos al cosmos, el que hace así algo bello, ordenado, limpio ( cosmos viene de la misma raíz que cosmético, ¡y quiere decir bello!), realiza así un «mundo», según el doble significado de esta palabra. La ciencia nos enseña hoy que este proceso ha durado miles de millones de años, pero lo que la Biblia quiere decirnos, con lenguaje sencillo e imaginativo, es que la lenta evolución hacia la vida y el orden actual del mundo no ocurrió por casualidad, obedeciendo a impulsos ciegos de la materia, sino por un proyecto aplicado en él, desde el inicio, por el creador.

La acción creadora de Dios no se limita al instante inicial; Él está siempre en acto de crear. Aplicado al Espíritu Santo, esto significa que Él es siempre el que hace pasar del caos al cosmos, esto es, del desorden al orden, de la confusión a la armonía, de la deformidad a la belleza, de la vejez a la juventud. Esto a todos los niveles: en el macrocosmos y en el microcosmos, o sea, en el universo entero así como en cada hombre.

Debemos creer que, a pesar de las apariencias, el Espíritu Santo está a la obra en el mundo y lo hace progresar. ¡Cuántos descubrimientos nuevos, no sólo en el campo físico, sino también en el moral y social! Un texto del Concilio Vaticano II dice que el Espíritu Santo está a la obra en la evolución del orden social del mundo ( «Gaudium et spes», 26 ). No es sólo el mal el que crece, sino también el bien, con la diferencia de que el mal se elimina, termina consigo mismo, mientras que el bien se acumula, permanece. Ciertamente aún existe mucho caos a nuestro alrededor: caos moral, político, social. El mundo tiene todavía mucha necesidad del Espíritu Santo; por ello no debemos cansarnos de invocarle con las palabras del Salmo: «¡Envía tu Espíritu, Señor, y renueva la faz de la tierra!».

[Traducción del original italiano realizada por Zenit]

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scarlett
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Registrado: 07 Jun 2006
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MensajePublicado: Lun May 28, 2007 1:35 am    Asunto:
Tema: EPOCA PASCUAL
Responder citando

Paz y bien.

El día de hoy se cierra la Epoca Pascual, el Tiempo Pascual.
Con la venida del Espíritu Santo en Pentecostés cerramos ésta etapa.

Dios derroche sobre todos nosotros su Espíritu para gloria suya y bien de nosotros y de quienes nos rodean.

Pentecostés
La Venida del Espíritu Santo

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor al oírles hablar a cada uno en su propia lengua. Estupefactos y admirados decían: ¿Es que no son galileos todos estos que están hablando? Pues ¿cómo cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua nativa? Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene, forasteros romanos, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos les oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios. Todos estaban estupefactos y perplejos y se decían unos a otros ¿Qué significa esto? Otros en cambio decían riéndose ¡Están llenos de mosto! Entonces Pedro, presentándose con los Once, levantó su voz y les dijo: Judíos y habitantes todos de Jerusalén: Que os quede esto bien claro y prestad atención a mis palabras...
Hch 2,1-14

El Espíritu Santo

Cristo mandó al Espíritu Santo para ayudarnos a asimilar su doctrina y darnos la fuerza para cumplirla.
Debemos colaborar con el Espíritu Santo aceptando su Luz y su Fuerza.

1. El Espíritu Santo nos ayuda a asimilar la doctrina de Cristo.

La misión de Cristo y del Espíritu Santo se realiza en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo. Esta misión conjunta asocia desde ahora a los fieles de Cristo en su comunión con el Padre en el Espíritu Santo: el Espíritu Santo prepara a los hombres, los previene por su gracia, para atraerlos hacia Cristo. Les manifiesta al Señor resucitado, les recuerda su palabra y abre su mente para entender su muerte y resurrección. (Catecismo, n.737).

Con frecuencia notamos que tenemos ideas claras sobre la doctrina católica. Si nos hicieran un examen, probablemente sacaríamos una buena nota. Pero una cosa es saber algo y otra es vivirla. Necesitamos una ayuda especial para poder ir formando nuestra conciencia moral, y esta ayuda viene del Espíritu Santo.

En realidad, el verdadero artífice de una conciencia bien formada es el Espíritu Santo: es Él quien, por un lado, señala la voluntad de Dios como norma suprema de comportamiento, y por otro, derramando en el alma las tres virtudes teologales y los dones, suscita en el corazón del hombre la íntima aspiración a la voluntad divina hasta hacer de ella su alimento.

Con mucha frecuencia no vemos claramente el por qué la Iglesia nos exige ciertos comportamientos morales. En estas ocasiones tenemos que echar mano de una ayuda superior, la del Espíritu Santo. El puede doblar nuestro juicio para hacerlo coincidir con el de Dios.

2. El Espíritu Santo nos da la fuerza necesaria para vivir nuestros compromisos bautismales.

La vida cristiana es una opción que debemos renovar todos los días. Dios nos deja libres. En cualquier momento cabe la posibilidad de echarnos atrás, de quedarnos indiferentes, de ser unos cristianos "domesticados" como ciertos animales que sólo sirven para adornar el hogar, pero que ya no son agresivos porque están domados.

También la conciencia se puede domesticar y recortar a una medida cómoda. Una conciencia para andar por casa, es una conciencia mansa, que nos presenta los grandes principios morales suavizados, que nos ahorra sobresaltos, remordimientos y angustias. Ante las faltas, sabe encontrar justificantes y lenitivos: ‘estás muy cansado’, ‘todos lo hacen’, ‘obraste con recta intención, lo hiciste por un fin bueno’, ‘es de sentido común’.

3. El Espíritu Santo no deja de venir a nosotros constantemente

Experimentamos muchas venidas del Espíritu Santo durante nuestra vida. Las más fuertes son cuando recibimos los sacramentos. Por medio de cada sacramento el "artífice de nuestra santificación", el Espíritu Santo, va acabando su gran obra en nosotros, nuestra transformación en Cristo.

Además de estas venidas sacramentales del Espíritu Santo, hay otras que son menos espectaculares, pero no por eso pierden importancia: su influencia sobre nuestra conciencia moral.

Para el alma en estado de gracia, la voz de la conciencia viene a ser la voz del Espíritu Santo, que ante ella se hace portador del querer del Padre celestial.

Nuestra vida debería ser un constante diálogo con el Espíritu Santo. Es imposible vivir la vida cristiana, cumplir con el principio y fundamento... sin esta colaboración con el divino Huésped del alma, el Espíritu Santo.

Unas preguntas

1. ¿Podemos decir que somos hombres "espirituales", es decir, que somos dóciles al Espíritu Santo?

2. ¿Pedimos mucho al Espíritu Santo para que nos inspire lo que debemos hacer, y para que nos dé la fuerza de cumplirlo?

3. ¿Platicamos con frecuencia con el Espíritu Santo?
DESDE TU RESURRECCION, SEÑOR, HASTA RECIBIR EL DON DEL ESPIRITU SANTO.

GRACIAS SEÑOR
Agradezco de todo corazón su participación en éste tema, sus oraciones.
Agradezco la colaboración de:
Catholic.net
Zenit
Churchforum
que me sirvieron para obtener información.
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