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Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
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Fabrem
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MensajePublicado: Vie Dic 30, 2005 9:17 pm    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

Debo decir algo con todo el respeto debido.

Todos, absolutamente todos como individuos, laicos, sacerdotes, Obispos y Cardenales, estamos siempre en riesgo de construir nuestro propio evangelio si nos empezamos a recrear en nuestras fantasías intelectuales y nos alejamos imprudentemente -primero con el corazón en pos de nuestra soberbia personal y después con la mente- del Magisterio.

Nadie cuenta con garantía de decir siempre e infaliblemente la verdad, sino que sólo y únicamente el Colegio apostólico en el uso explícito de los ministerios divinos ordinarios o solemnes encargados a los Obispos, colegial e individualmente, por Jesucristo en persona.

Todos, como individuos, y fuera del ejercicio legítimo de esos ministerios infalibles, debemos ser prudentes y sobre todo, humildes.

El nombre del juego es 'Magisterio', y ningún individuo en tanto que individuo ni 'es' el Magisterio ni posee el Magisterio, y está en peligro constante e inminente de construir su propio Evangelio en cuanto le permite el más mínimo espacio a la soberbia personal.

Mucho cuidado, mucho cuidado con todas las opiniones y elucubraciones individuales personales.

'Magisterio' es el nombre del juego, y 'Tradición' es el nombre del árbitro y mentor que debemos dejar que crezca en nuestro corazón y que sólo crece sobre el terreno de la humildad y la honestidad consigo mismo.

Construiremos el verdadero Evangelio cuando seamos 'otro Cristo', y sólo entonces. Mientras tanto, a ser humildes, y a tenernos los unos a a los otros por sabios, como manda San Pablo, con la seguridad de que sólo Dios puede decir quien es más necio o sabio que los otros. Sólo sabemos que Jesús dio las gracias a Dios por haberle revelado las más grandes verdades a los más pequeños, sencillos y humildes.

Qué sabio es el Espíritu que nos dio el Sagrado Magisterio!. De lo contrario habría tantos evangelios diferentes como laicos, presbíteros, obispos y cardenales 'individuales' confiesen a Cristo.

Y esto lo he dicho primero por mí y después por todos los que participamos en estos foros, sin excepción, porque todos, sin excepción, construimos constantemente nuestro propio evangelio, y, en la medida de nuestra humildad y pequeñez evangélica, ese evangelio es cada vez más parecido al Evangelio.

Deseo suerte en este debate, que la verdad reluzca, y que pueda desarrollarse en paz y armonía.
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Fabrem
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MensajePublicado: Sab Dic 31, 2005 4:00 am    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

Maru Courtney escribió:
Manuel C. escribió:
Hay que ver Gabaon, con lo tranquilitos que nos peleábamos tu y yo solitos... Mr. Green


Manuel "aunque usted no lo crea" esta ves estoy de acuerdo contigo, y estaba leyendolos aprendiendo mucho.

Pero creo que esto que pasa puede servir como ejemplo de lo que se ha venido hablando no?

Las obras, tomado como "un hecho" se notan, y se ve si esta la Gracia de Dios en ellas. Con esto pudieran seguir debatiendo y seria de ayuda para muchos que los leemos.


Excelente observación, Maru. Muchas gracias. Es lo que yo he aprendido también de las participaciones de Manuel, y muchas cosas se me han aclarado. Ahora entiendo mejor al Papa BXVI cuando habló del primado de la gracia, y es que la gracia es el combustible sobrenatural de los actos de la caridad, que es la virtud más importante para construir el reino de Dios en la historia y para llevarnos al cielo.

La caridad es la única virtud o atributo trascendente, porque la esperanza y la fe ya no harán falta en la otra vida; y la caridad ya no será virtud propiamente -porque ya no crecerá con sus actos propios- en el sentido de pontencialidad, sino que alcanzará su máxima actualización posible: la posesión de Dios mediante la visión beatífica.

Amar en este mundo con el amor de Cristo es como estar en el cielo, en una forma real.

Y me alegra mucho verte contenta con Manuel. Él sabe mucho, a lo cual debo agregar la vitalidad de su discurso, al hablar de realidades muy complejas y abstractas con lenguaje vital y casi inmediatamente aplicable a la vida misma. Esta es una virtud muy rara, muy rara. Y se empezó a hacer presente en la Iglesia con Juan Pablo Magno, un simpatizante de la Fenomenología como método -no como filosofía- quien, no por casualidad, canonizó a Edith Stein, alumna aventajada de Edmund Huserl, el fundador de la Fenomenología.
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Fabrem
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MensajePublicado: Sab Dic 31, 2005 5:44 am    Asunto: Para que comprendamos y amemos al Sagrado Magisterio
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

A continuación unas citas para entender al Magisterio a la luz misma del Magisterio.

Cita:
"Es a través de la Iglesia como la conciencia moral de una persona crece y madura; la Iglesia la ayuda a evitar el `ir y venir con cada viento doctrinal, por la astucia de los hombres'. La Iglesia en realidad es el `pilar y defensa de la verdad' (1 Ti 3:15). La fidelidad al magisterio de la Iglesia por lo tanto, evita que la conciencia moral se desvíe de la verdad sobre el bien del hombre."
(Agosto, 1983, audiencia general, L'Obsservatore Romano, Agosto. 22-29, 1983
)


Cita:
"Puesto que Cristo el Señor creo el Magisterio de la Iglesia para iluminar la conciencia, apelar a esa conciencia precisamente para rebatir la verdad de lo que enseña el Magisterio, implica un rechazo del concepto Católico tanto del Magisterio como de la conciencia moral"
(Nov. 1988, al Segundo Congreso Internacional sobre Teología Moral, L'Obsservatore Romano, Dic. 19-26, 1988)


Cita:

"No se puede decir que los fieles se hayan embarcado en una búsqueda diligente de la verdad, si ellos no toman en cuenta lo que el Magisterio enseña, o si al ponerlo al mismo nivel que cualquier otra fuente de conocimiento, uno se convierte en juez, o si ante la duda, uno sigue su
propia opinión o aquella de los teólogos, prefiriéndolas a la enseñanza segura del Magisterio". (Nov. 1988, al Segundo Congreso Internacional sobre Teología Moral, L'Obsservatore Romano, Dic. 19-26, 1988

Cita:


"No se puede ver la intervención de la Iglesia en esta campo como el equivalente de una opinión entre otras.... (porque) ella disfruta del carisma veritas certum (donde de la verdad certera)."
(Abril 1986, al Primer Congreso Internacional sobre Teología Moral, L'Obsservatore Romano, Abril 28, 1986)
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Fabrem
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MensajePublicado: Sab Dic 31, 2005 5:52 am    Asunto: No es off topic
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

Jamás es off topic algo relacionado con la misión fundamental de nuestra Madre y Maestra, puesto que sin un papel claro de su función dentro del trípode [Sagrada Tradición - Sagrada Escritura - Sagrado Magisterio], todo el contenido de la conversación se puede desvirtuar.

A conitnuación, un informe de prensa de ACI sobre unas palabras del Papa B XVI digidas a la Comisión Teológica Internacional.

Cita:
El teólogo debe trabajar en comunión con el Magisterio, advierte el Papa

VATICANO, 01 Dic. 05 (ACI).- En una parte del discurso que dirigió esta mañana a los miembros de la Comisión Teológica Internacional que preside el Arzobispo norteamericano William Joseph Levada en calidad de Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Papa Benedicto XVI recordó que el teólogo realiza su función en fidelidad al Magisterio.

Al comentar sobre el tema del estatuto y el método de la teología católica, el Pontífice destacó que “el trabajo del teólogo debe llevarse a cabo en comunión con el Magisterio vivo de la Iglesia y bajo su autoridad.

“Considerar la teología un hecho privado del teólogo –advirtió el Santo Padre– significa desconocer su misma naturaleza”.

“Sólo en la comunidad eclesial, en comunión con los legítimos pastores de la Iglesia, tiene sentido el trabajo teológico, que exige ciertamente la competencia científica, pero también y sobre todo el espíritu de fe y la humildad de quien sabe que el Dios vivo y verdadero, objeto de su reflexión, supera infinitamente las capacidades humanas”.

"Se podría objetar lo siguiente –dijo el Papa–: ¿Una teología así definida sigue siendo ciencia, y en conformidad con nuestra razón? Sí, racionalidad, carácter científico y pensar en la comunión de la Iglesia no sólo no se excluyen, sino que están unidos”.

“El Espíritu Santo introduce a la Iglesia en la plenitud de la verdad, la Iglesia está al servicio de la verdad y guía educando a la verdad”, concluyó el Santo Padre.
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Fabrem
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MensajePublicado: Sab Dic 31, 2005 7:32 am    Asunto: Re: Alerta contra fundamentalistas del Magisterio
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

José March escribió:

El fundamentalismo del Magisterio abanderado por muchos les lleva a la desobediencia a los Pastores que tienen la misión de enseñar... caen en su propia trampa.


En cuanto a la acusación de fundamentalismo para desmerecer a quienes fincamos nuestra seguridad en el Magisterio que está más allá de todas las veleidades individuales y de todos los Lenordo Boffs, Kuhns y Gutiérrez del mundo, a continuación les cito un reporte de prensa de ACI en la que nuestro amadísimo Card. Ratzinger, hoy B XVI, viene a nuestro rescate ante el embate de tal señalamiento.

Cita:
Cristo y no la actual “dictadura del relativismo” es la medida de lo humano, dice Card. Ratzinger

VATICANO, 18 Abr. 05 (ACI).- Al presidir esta mañana en la Basílica de San Pedro la Misa Pro Eligendo Pontifice, el Cardenal Decano del Colegio Cardenalicio, Joseph Ratzinger, denunció la “dictadura del relativismo” que no reconoce nada como definitivo y recordó que para la Iglesia, Cristo es la medida del verdadero humanismo. Una fe “adulta” no es la que “sigue las olas de la moda” sino la que está “profundamente radicada en la amistad de Cristo”, dijo.

Tener una fe clara, según el Credo de la Iglesia, viene constantemente etiquetado como fundamentalismo. Mientras el relativismo, es decir el dejarse llevar ‘de aquí hacia allá por cualquier tipo de doctrina’, aparece como la única aproximación a la altura de los tiempos hodiernos. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida solo el propio yo y sus ganas”, dijo el Purpurado ante numerosos cardenales electores y no electores y miles de fieles que participaron en la celebración.

En cambio, precisó el Cardenal Ratzinger, nosotros “tenemos otra medida: el Hijo de Dios, el verdadero hombre. Es Él la medida del verdadero humanismo. “Adulta” no es la fe que sigue las olas de la moda y la última novedad; adulta y madura es la fe profundamente radicada en la amistad con Cristo”.

El Cardenal hizo esta reflexión tras constatar las olas de las corrientes ideologías y modos de pensar de las últimas décadas por las que “la pequeña barca del pensamiento de muchos cristianos ha sido no raramente agitada” e, incluso, “botada de un extremo al otro”.

“Del marxismo al liberalismo, hasta el libertinaje; del colectivismo al individualismo radical; del ateísmo a un vago misticismo religioso; del agnosticismo al sincretismo y así en adelante. Cada día nacen nuevas sectas y se realiza cuanto dice San Pablo sobre el engaño de los hombres, sobre la astucia que tiende a arrastrar hacia el error”, añadió.

Al proponer a Cristo como medida de lo humano, el Purpurado alemán explicó que en Él “coinciden verdad y caridad. En la medida en que nos acercamos a Cristo, también en nuestra vida, verdad y caridad se funden. La caridad sin verdad sería ciega; la verdad sin caridad sería como ‘un címbalo que tintinea’”.

Cristo y la Iglesia

Al comentar la lectura del Evangelio de la Misa, el Purpurado recordó que Jesucristo “se confía a nosotros, nos da el poder de hablar con su yo: ‘este es mi cuerpo...’, ‘yo te absuelvo...’. Confía su cuerpo, la Iglesia, a nosotros. Confía a nuestras débiles mentes, a nuestras débiles manos su verdad”.

Tras subrayar que para Jesús la amistad, es la “comunión de las voluntades”, el Cardenal Decano afirmó que “debemos ser animados por una santa inquietud: la inquietud de llevar a todos el don de la fe, de la amistad con Cristo”.

Por último, el Cardenal resaltó que la Iglesia reza “con insistencia al Señor, para que después del gran don del Papa Juan Pablo II, nos done un nuevo pastor según su corazón, un pastor que nos guíe al conocimiento de Cristo, a su amor, a la verdadera alegría”.
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TITO
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MensajePublicado: Sab Dic 31, 2005 1:27 pm    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

Saludos Padre March.

Usted concluye:

Cita:
Como vemos no podemos construir el evangelio por nuestra cuenta... pues según el Magisterio el Evangelio no se construye, eso es precisamente el depósito de la fe que no "el invento de la fe".


Cosa que Alejandro tambien dice:


Cita:
Todos, absolutamente todos como individuos, laicos, sacerdotes, Obispos y Cardenales, estamos siempre en riesgo de construir nuestro propio evangelio si nos empezamos a recrear en nuestras fantasías intelectuales y nos alejamos imprudentemente -primero con el corazón en pos de nuestra soberbia personal y después con la mente- del Magisterio.



¿Faltaron post?

Pues veo que los dos dicen mas o menos lo mismo...
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¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal;
que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad;
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TITO
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MensajePublicado: Sab Dic 31, 2005 1:37 pm    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

Saludos Padre.

Pues, si parece que fue un patinazo de Alex, aunque me atrevo a decir que no fue voluntario...

Ahora si me fallo la lectura de comprension. Embarassed
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Beatriz
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MensajePublicado: Sab Dic 31, 2005 3:05 pm    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

Interesante este tema.

No tengo mucho tiempo este fin de semana, a partir del lunes retomo este tema. Solo quiero comentar que debemos a personas que han cometido errores como Monseñor Lefebvre (Arzobispo), Hans Kung (sacerdote), Pelagio (monje), etc. y en estos tiempos tenemos el grupo "somos iglesia" conformado por sacerdotes, religiosas, teólogos, y laicos que están en contra de la Jerarquia de la Iglesia. Creo que a esto apunta la reflexión de Alejandro. Hace no mucho salió una noticia que un Obispo estaba de acuerdo con los anticonceptivos, luego se retractó públicamente. He conocido un sacerdote que está a favor de los anticonceptivos pero no lo dice abiertamente pero si en el confesionario (estas son cosas que nos confunden a los laicos cuando no sabemos que hay quienes son fieles al Magisterio y quienes siguen lo que sus conciencias les dicta). Yo también creo que errar es humano y todos estamos sujetos a error. El único infalible es el Magisterio, es el único que cuenta con el carisma de la infalibilidad, es nuestro "puerto seguro".

Aqui en catholic.net hay varios temas relacionados que el lunes iré publicando poco a poco.

Bendiciones
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San Agustín
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Fabrem
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MensajePublicado: Sab Dic 31, 2005 11:21 pm    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

TITO escribió:
Saludos Padre.

Pues, si parece que fue un patinazo de Alex, aunque me atrevo a decir que no fue voluntario...

Ahora si me fallo la lectura de comprension. Embarassed


Estimado Tito, si me permites una explicación . El Evangelio es la buena nueva, es la palabra de Dios hecha carne en la historia, es Cristo mismo, que es la Palabra pronunciada por el Padre en la historia no acústicamente, sino en forma de Hombre que siendo el Verbo de Dios, eterno siendo también Dios, se encarnó en las purísimas entrañas de la Virgen María, y nosotros debemos ser 'otros Cristos', no nosotros los que vivimos, sino que Cristo viva en nosotros, es dedir, la Palabra o sea, el Evangelio, que en su parte escrita es el testimonio documental de la Palabra viva que deambuló físicamente por esta tierra hace como 2,000 años. El Evangelio es más que sólo los libros del NT: es Cristo mismo, la palabra del Padre encarnada. Pero Cristo mismo es más que sólo el Evangelio, es la semántica viva de la Biblia completa, porque es Dios.

Y si nosotros debemos ser otro Cristo, si debemos nacer de nuevo y dejar que muera el hombre viejo para que Cristo sea construido en nosotros mediante nuestro obrar en la gracia de Dios, entonces, la primera gran tarea de cada uno no es construir su 'propio' Evangelio en su vida, sino que ese evangelio -que es inevitablemente y necesariamente propio de cada hombre como propia es su vida y su obra, su salvación, su condenación y su santidadr- que construye cada uno en su vida sea cada vez más idéntico al Evangelio de Cristo, o, en otras palabras, que el Cristo que construimos en nosotros con nuesro obrar en la gracia sea cada vez más idéntico a Cristo.

Muchas gracias, Tito, por haber entendido bien mis palabras al principio. Pido a Dios que premie la caridad en tu corazón, una caridad que se muestra en tus juicios que antes de acusar y condenar, pregunta.
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Luis Fernando
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MensajePublicado: Dom Ene 01, 2006 10:53 am    Asunto: Re: Alerta contra fundamentalistas del Magisterio
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

José March escribió:
Lo que está off-topic es hacer afirmaciones contra el Magisterio, y Alejandro ya lleva varias.


Pues ilumíneme usted porque he estado leyendo todo lo que ha escrito Alejandro en este epígrafe y no veo nada que no pueda ser interpretado de acuerdo al Magisterio.
Así que, si no le importa, cite tal o cual afirmación de Berganza y luego el numeral del Catecismo o de cualquier otro documento del magisterio de la Iglesia donde quede claro que él se equivocó.
Así aprenderemos todos y no cometeremos ningún error en el futuro
_________________
Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
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Luis Fernando
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MensajePublicado: Dom Ene 01, 2006 1:34 pm    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
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José March escribió:
Se me olvidó...

¿Acaso no es suficientemente anti-evangélico decir que "Cristo" debe ser construido en nosotros?

construir. (Del lat. construĕre). tr. Fabricar, edificar, hacer de nueva planta una obra de arquitectura o ingeniería, un monumento o en general cualquier obra pública.

Construir es prácticamente decir lo mismo que inventarse... Wink


Bueno, yo creo que se está refiriendo a que somos una criatura nueva y eso es sólo posible si Cristo toma en nosotros el lugar que le corresponde. O sea, lo que decía San Pablo: no vivo yo más sino Cristo vive en mí
Ciertamente el cristianismo consiste en que se derriba el viejo hombre para construir un nuevo hombre, hecho a la imagen de Cristo. Adios al viejo Adán y bienvenida al nuevo Adán.
Quizás el verbo construir no sea del todo feliz pero puede interpretarse correctamente y ante la duda se le pregunta a Alejandro sobre lo que quería decir.
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Fabrem
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MensajePublicado: Dom Ene 01, 2006 3:43 pm    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

Hola, Luis Fernando, el verbo 'construir' lo usé siguiendo ese mismo verbo que había usado el P. March en un post al que le respondí inmediatamente en el hilo sobre el Valor de las Obras. Este trozo de hilo de este epígrafe, fue cortado de aquel.

Esta es la razón para usar ese verbo, pero pude haber usado otro para decir la misma idea. La idea es la misma ya sea que yo diga 'construir' o 'hacer' o 'modelar' o 'esculpir'.

Lo que pasa es que el P. March, recurre a dos ideas:

1) Que todas las ideas sobre nuestra fe deben decirse sólo usando las palabras que usa el Magisterio y ninguna otra palabra del castellano. Si esta no es una falacia para tejer un ataque, entonces que demuestre en donde el Magisterio o la Biblia o el santo o el Padre que sea exige tal inconsecuencia, o sea, que sólo usemos las palabras del Magisterio para decir toda idea de nuestra fe, porque si digo 'hacer' en lugar de 'modelar' por ejemplo, entonces estoy cometiendo una gravísima desviación.

2) Que el verbo 'construir' es sinónimo de 'invertar'.

Si alguien quiere puede cambiar 'modelar' por 'construir' en mis textos, pero yo lo dijo así a la espera de que el P. March compruebe que construir e inventar son sinónimos del castellana ajeno a todo contexto.

Bueno, allí está.

No se ve clara la razón de que yo usé el verbo 'construir' en lugar de otro verbo. En aquel hilo se veía claro que era porque el P. Marc había usado ese mismo verbo en un post inmediatamente anterior.
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Fabrem
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MensajePublicado: Dom Ene 01, 2006 5:45 pm    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
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Y una muestra exrema de ese fundamentalismo usado a conveniencia es exigir que sólo se utilicen las palabras que ha usado el Magisterio para decir las ideas de nuestra fe, y que uno no pueda usar las otras palabras de su idioma para decir las mismas ideas.
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MensajePublicado: Dom Ene 01, 2006 7:53 pm    Asunto: Re: Seguimos...
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
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José March escribió:
La lectura fundamentalista parte del principio de que, el Magisterio está exento de error, debe ser leído e interpretado literalmente en todos sus detalles.


Y en ese error pero de modo exacerbado se cae cuando se impone a alguien caprichosamente la carga de hablar de su fe sólo en palabras que ha usado el Magisterio, prescindiendo de otras posibilidades ricas de su propio idioma.
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MensajePublicado: Dom Ene 01, 2006 8:28 pm    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
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Una cosa es cambiar los TERMINOS tradicionales usados por la Iglesia, y otra cosa muy diferente es decir las IDEAS obre nuestra fe en nuestras propias palabras, siempre y cuando esas ideas sean íntegramente respetadas.
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Fabrem
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MensajePublicado: Dom Ene 01, 2006 10:56 pm    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
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Aquí va otra vez, ya sin descontectualizaciones malintencionadas, resaltado para que se emmarque la fe con la que usted dice las cosas.

Cita:
Todos, absolutamente todos como individuos, laicos, sacerdotes, Obispos y Cardenales, estamos siempre en riesgo de construir nuestro propio evangelio si nos empezamos a recrear en nuestras fantasías intelectuales y nos alejamos imprudentemente -primero con el corazón en pos de nuestra soberbia personal y después con la mente- del Magisterio.

Nadie cuenta con garantía de decir siempre e infaliblemente la verdad, sino que sólo y únicamente el Colegio apostólico en el uso explícito de los ministerios divinos ordinarios o solemnes encargados a los Obispos, colegial e individualmente, por Jesucristo en persona.

Todos, como individuos, y fuera del ejercicio legítimo de esos ministerios infalibles, debemos ser prudentes y sobre todo, humildes.

El nombre del juego es 'Magisterio', y ningún individuo en tanto que individuo ni 'es' el Magisterio ni posee el Magisterio, y está en peligro constante e inminente de construir su propio Evangelio en cuanto le permite el más mínimo espacio a la soberbia personal[/size].

Mucho cuidado, mucho cuidado con todas las opiniones y elucubraciones individuales personales.

'Magisterio' es el nombre del juego, y 'Tradición' es el nombre del árbitro y mentor que debemos dejar que crezca en nuestro corazón y que sólo crece sobre el terreno de la humildad y la honestidad consigo mismo.

Construiremos el verdadero Evangelio cuando seamos 'otro Cristo', y sólo entonces. Mientras tanto, a ser humildes, y a tenernos los unos a a los otros por sabios, como manda San Pablo, con la seguridad de que sólo Dios puede decir quien es más necio o sabio que los otros[/size]. Sólo sabemos que Jesús dio las gracias a Dios por haberle revelado las más grandes verdades a los más pequeños, sencillos y humildes.

Qué sabio es el Espíritu que nos dio el Sagrado Magisterio!. De lo contrario habría tantos evangelios diferentes como laicos, presbíteros, obispos y cardenales 'individuales' confiesen a Cristo.

Y esto lo he dicho primero por mí y después por todos los que participamos en estos foros, sin excepción, porque todos, sin excepción, construimos constantemente nuestro propio evangelio, y, en la medida de nuestra humildad y pequeñez evangélica, ese evangelio es cada vez más parecido al Evangelio.

Deseo suerte en este debate, que la verdad reluzca, y que pueda desarrollarse en paz y armonía.



Arriba digo primero:

"...absolutamente todos como individuos, laicos, sacerdotes, Obispos y Cardenales, estamos siempre en riesgo de construir nuestro propio evangelio si nos empezamos a recrear en nuestras fantasías intelectuales..."

Después digo

"...ningún individuo en tanto que individuo ni 'es' el Magisterio ni posee el Magisterio[/u], y está en peligro constante e inminente de construir su propio Evangelio en cuanto le permite el más mínimo espacio a la soberbia personal"


Y como cierre digo:

"[b]porque todos, sin excepción, construimos constantemente nuestro propio evangelio, y, en la medida de nuestra humildad y pequeñez evangélica, ese evangelio es cada vez más parecido al Evangelio
"

Por lo tano no digo que se 'deba' o se 'pueda' construir su propio Evangelio, sino que lo presenté antes como un peligro, y al cierre lo constato como hecho, habiendo advertido del peligro, como es imposible advertirlo más, que el Evangelio verdadero y al que debemos ceñir nuestras vidas, el que debemos construir dentro de nostros con nuestro obrar en la gracia, es el de Cristo.

En cuanto al sentido de propio de este párrafo de cierre le dije a Tito:

Cita:
Estimado Tito, si me permites una explicación . El Evangelio es la buena nueva, es la palabra de Dios hecha carne en la historia, es Cristo mismo, que es la Palabra pronunciada por el Padre en la historia no acústicamente, sino en forma de Hombre que siendo el Verbo de Dios, eterno siendo también Dios, se encarnó en las purísimas entrañas de la Virgen María, y nosotros debemos ser 'otros Cristos', no nosotros los que vivimos, sino que Cristo viva en nosotros, es dedir, la Palabra o sea, el Evangelio, que en su parte escrita es el testimonio documental de la Palabra viva que deambuló físicamente por esta tierra hace como 2,000 años. El Evangelio es más que sólo los libros del NT: es Cristo mismo, la palabra del Padre encarnada. Pero Cristo mismo es más que sólo el Evangelio, es la semántica viva de la Biblia completa, porque es Dios.

Y si nosotros debemos ser otro Cristo, si debemos nacer de nuevo y dejar que muera el hombre viejo para que Cristo sea construido en nosotros mediante nuestro obrar en la gracia de Dios, entonces, la primera gran tarea de cada uno no es construir su 'propio' Evangelio en su vida, sino que ese evangelio -que es inevitablemente y necesariamente propio de cada hombre como propia es su vida y su obra, su salvación, su condenación y su santidad- que construye cada uno en su vida sea cada vez más idéntico al Evangelio de Cristo, o, en otras palabras, que el Cristo que construimos en nosotros con nuesro obrar en la gracia sea cada vez más idéntico a Cristo.[/b]
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Fabrem
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MensajePublicado: Dom Ene 01, 2006 11:18 pm    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
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Gracias por su opinion, P. March.

Suscribo cada letra, punto y coma que dije. Si cambiara algo como usted me lo pido, sí, muy ciertamente me equivocaría.

Ya quedó claro su punto de vista y ha quedado claro el mío. Que los foristas y CN lean y tomen nota de todo.

Tan fácil que le resultaría a usted decir, ante la explicación palmaria que le he dado, "¡me quivoqué!" pero no lo hará.... ¿cómo es que usted me dijo? sí, eso.
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Albert
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MensajePublicado: Lun Ene 02, 2006 3:49 am    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
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Estimado Padre March:

Me parece que Alejandro a explicado hasta la saciendad porque dijo lo que dijo, compartió el contexto en el cual expreso esto:

Cita:
Y esto lo he dicho primero por mí y después por todos los que participamos en estos foros, sin excepción, porque todos, sin excepción, construimos constantemente nuestro propio evangelio, y, en la medida de nuestra humildad y pequeñez evangélica, ese evangelio es cada vez más parecido al Evangelio.


Me parece que ese aporte suyo en especial cuando expresó lo siguiente:

Cita:
"...ningún individuo en tanto que individuo ni 'es' el Magisterio ni posee el Magisterio[/u], y está en peligro constante e inminente de construir su propio Evangelio en cuanto le permite el más mínimo espacio a la soberbia personal"


Es bastante, al menos para mi, suficientemente claro como para ver que lo que expresa arriba no es lo que él piensa verdaderamente sino que hace la salvedad que construir nuestro propio evangelio es peligroso. Sugiero que se centren en el tema del epígrafe que es "Magisterio solo ¿Qué es eso?" y dejemos las divergencias a un lado. Lo pido por caridad , cumplámos con las reglas de los foros, los off-topic podrían ser borrados. Dios le siga bendiciendo.
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Albert González Villanueva, OFS
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Albert
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MensajePublicado: Lun Ene 02, 2006 3:58 am    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

Estimado Padre March:

Muchas Gracias!!!!!
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Albert González Villanueva, OFS
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Fabrem
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MensajePublicado: Lun Ene 02, 2006 4:11 am    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

Perdón, esa acalración si la debo hacer.

Tuve que haber dicho no todos los foristas, sino que todos los católicos, sin excepción lo que incluye a todos los foristas, porque no hay ni un sólo católico que ya sea Cristo mismo, que ya haya modelado a Cristo completamente en su vida. Esta tarea es infinita y jamás acabará.

Cerrado este tema, quiero decir que 'sólo Magisterio' es un oximoron o una proposición contradictoria en sí misma e imposible que apunte a realidad alguna, pore que el Magisterio, por definición, declara y reconoce su propia insuficiencia y remite indefectiblemente y de modo inevitable a la Escritura y a la Tradición.

Creo que la expresión 'Sólo Magisterio' o 'fundamentalista' dirigida a quienes defendemos la adhesión al Magisterio y reclamamos cuando aparece gente por allí que quiere predicar su propio magisterio, es sólo una forma completamente insubstancial de ataque, que cae por su propio peso.

Por otro lado, es imposible que se pueda ser fundamentalista siguiendo algo que no reclama ser fudamento, sino que apunta a otra cosa -Escritura y Tradición- como fundamento.

El fundamentalismo del magisterio es sólo un insulto más por parte de los adversarios de la adhesión plena al Magisterio que se desmorona bajo el propio peso de su contradicción interna y de su insubstancialidad.
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Fabrem
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MensajePublicado: Lun Ene 02, 2006 4:32 am    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

Cita:
Hay alguno, como vemos que defienden el "Magisterio" como ente abstracto, y desprecian a los ministros ordenados e incluso a los que por imposición de las manos se les dio el poder magisterial... Contradictorio ¿verdad?

Son los que se atreven a usurpar el poder sacerdotal y episcopal a los mismos ministros ordenados para decir que ellos son el criterio de toda verdad... y por eso no se dejan ENSEÑAR por nadie, sino por sí mismos...

En nombre del magisterio y de su defensa, son capaces de despreciar a sus portavoces... Y en nombre del Magisterio decir que NADIE TIENE LA VERDAD NI PUEDE DECIRLA, en fin... solo él es el Magisterio y la Verdad.... vaya, vaya... je, je, je...

Se absolutiza lo que se le llama "magisterio" y hasta se es capaz de decir que cada uno debe construir "su evangelio" o que Cristo es una construcción y NO una Persona Viva en el creyente... esto es CONVIERTE EN IDEOLOGÍA la fe... ¡¡curioso!!

¡¡Desenmascaremos mentiras!!


¿Puede decir de quien está hablando?

Es que no es tan entendible lo que dice, porque está lleno de afección personal, aunque no mencione nombres. ¿O es alguna introspección?

Yo no hallo que responder ni qué decir porque las posiciones que usted condena allí parecen extrañas, y no sé ni cómo ni dónde podrían aplicar, ni a quien....

Mejor que responda otra persona.

Voy a leer lo que le respondan para ver si agarro el hilo.
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Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
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MensajePublicado: Lun Ene 02, 2006 5:38 pm    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

Feliz Año 2006! Que el Señor nos bendiga a todos en este nuevo año que recien empieza!

Retomando este tema yo siempre predico en este foro que el Magisterio es nuestro único "puerto seguro", el único que cuenta con el carisma de la infalibilidad. Todos estamos sujetos a error, porque errar es humano, y no nos equivocaremos en la medida que nos sujetemos a lo que el Magisterio enseña pero siempre puede existir una falla de redacción porque somos humanos y llegar a cometer un error involuntario pero se soluciona aclarando la situación. Pero el error existe, no podemos tapar el sol con un dedo, y nadie se escapa, salvo el Magisterio, de cometerlos y a veces le hacen mucho daño a la Iglesia. Ahi es cuando el Magistero interviene para condenarlos. Solo hay que sentarse a esperar...

Si hacemos un repaso a las herejias veremos que personas consagradas han cometido graves errores y que han sido combatidos por personas consagradas (fieles al Magisterio) también, y luego corregidos y condenados por el propio Magisterio:

Diccionario de las herejías de Encuentra.com

http://www.encuentra.com/includes/documento.php?IdDoc=583&IdSec=134

Las principales corrientes de pensamiento contrario a la doctrina de la Iglesia Católica.

Adopcionismo: Según esta herejía, que tuvo como autor a un rico curtidor de pieles, Teodoto de Bizancio, Cristo era solamente un hombre, al que Dios adoptó como hijo en el momento de su bautismo y al que confirió una potencia divina para que pudiera llevar a cabo su misión en el mundo. Excomulgado por el Papa Víctor hacia el año 190, Teodoto fundó una secta, la cual tuvo, a mediados del siglo III, su último representante en Artemón o Artemo que enseñaba en Roma.

Una variante del adopcionismo de Teodoto de Bizancio es el error de Pablo de Samosata, que fue obispo de Antioquía, entre el 260 y el 268; éste, para conservar la unidad divina, sostenía que Jesús no era Dios sino un hombre como los demás, pero con la diferencia de que, a él, el Verbo se le había comunicado de una manera especial, inhabitando en él.

Un matiz muy distinto tiene el adopcionismo del español Elipando de Toledo y Félix de Urgel (siglo VIII), los cuales admitían la Trinidad y enseñaban una doble adopción de Cristo: una divina y otra humana; como hombre, Cristo era solamente hijo adoptivo de Dios, pero como Dios era verdadero Hijo de Dios.

Agnoetas: Secta monofisita, debida a Temistio, diácono de Alejandría (siglo VI), el cual sostenía que Cristo había ignorado muchas cosas, incluso aquellas que eran propias del conocimiento común de los hombres; en particular ignoraba el día del juicio final.

Albigenses: Véase Cátaros.

Apolinaristas: Herejes del siglo IV, que recibieron este nombre por Apolinar de Laodicea (Siria), que vivió entre el 310 y el 390; fue amigo de San Atanasio y le apoyó en su lucha contra el arrianismo. Unos años después de haber sido elegido obispo de su ciudad, Apolinar, con el objeto de poner de relieve la personalidad divina de Cristo, afirmó que Cristo no tenía un alma propiamente humana, sino que el Verbo encarnado había tomado el lugar de esta alma; por lo mismo, ya no se podía hablar más de dos naturalezas sino de una única naturaleza y de una única persona en Cristo. Fue condenado por el Papa San Dámaso en el Sínodo romano del año 377.

Arrianismo: Arrio, sacerdote de Alejandría, sostuvo, hacia el año 320, que Jesús no era propiamente Dios, sino la primera criatura creada por el Padre, con la misión de colaborar con Él en la obra de la creación y al que, por sus méritos, elevó al rango de Hijo suyo; por lo mismo, si con respecto a nosotros Cristo puede ser considerado como Dios, no sucede lo mismo con respecto al Padre puesto que su naturaleza no es igual ni consustancial con la naturaleza del Padre. Esta herejía se difundió como la pólvora y ganó pronto a un prelado ambicioso de la corte de Constantino, Eusebio de Nicomedia, que llegó a convertirse en el verdadero jefe militante del partido de los arrianos; también simpatizó con Arrio el historiador eclesiástico Eusebio de Cesarea. Arrio abandonó Alejandría el año 312 y se fue a propagar su herejía al Asia Menor y a Siria. El año 325 Constantino, preocupado por la difusión de la herejía y por las luchas internas que, a causa de ella, dividían a los católicos, convocó en Nicea el I Concilio Ecuménico, el cual condenó a Arrio y a sus secuaces, afirmando en el Símbolo llamado Niceno: "Creemos en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador de todas las cosas, visibles e invisibles. Creemos en un solo Señor Jesucristo, Hijo de Dios, engendrado sólo por el Padre, o sea, de la misma sustancia del Padre, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho en el cielo y en la tierra, que por nuestra salvación bajó del cielo, se encarnó y se hizo hombre". El anatema contra Arrio estaba redactado en los siguientes términos: "En cuanto a aquellos que dicen: hubo un tiempo en que el Hijo no existía, o bien que no existía cuando aún no había sido engendrado, o bien que fue creado de la nada, o aquellos que dicen que el Hijo de Dios es de otra hipóstasis o sustancia, o que es una criatura, o cambiante y mutable, la Iglesia católica lo anatematiza". Tras este anatema lanzado por el Concilio, Constantino añadió la prohibición de que Arrio pudiera volver a Alejandría, algunos meses más tarde envió al exilio, a la Galia, a Eusebio de Nicomedia. Pero Arrio, aun desde lejos, no cedió en sus ataques; pronto se volvió a granjear la gracia del emperador. Campeón de la fe nicena fue Osio, obispo de Córdoba, y Atanasio, obispo de Alejandría, que soportó duras luchas y hasta el destierro intentando la extinción total del arrianismo, que se camufló de diversas maneras y se difundió entre los bárbaros germanos hasta los confines más septentrionales del Imperio: ostrogodos, vándalos y longobardos, entre los que perduró durante muchos años. Los últimos, arrianos longobardos desaparecieron hacia el 670, gracias a la habilidad de san Gregorio Magno.

Cátaros: Difundidos con sorprendente rapidez por el Mediodía de Francia, en la región de Albi (donde se hicieron muy poderosos y recibieron el nombre de albigenses) y por la Italia septentrional (donde se les dio también el nombre de Patarinos), los cátaros (del griego = puros, perfectos) constituyeron entre los siglos XI y XII la más peligrosa herejía, no sólo dentro de la Iglesia sino también dentro de la sociedad civil.

El catarismo era una extraña mezcla, sobre un fondo decididamente maniqueo, de herejías pasadas como el docetismo y el gnosticismo, y de religiones orientales. Según los cátaros más rigoristas, los dos principios del bien y del mal, siempre en perpetua lucha en el mundo, son igualmente eternos y omnipotentes; según los cátaros más mitigados, el principio del mal es una criatura de Dios, un ángel caído, llamado Satanás, Lucifer o Luzbel, y que habría creado el mundo visible de la materia, en oposición al mundo invisible de los espíritus buenos creados por el principio del bien. La creación del hombre es obra del principio del mal que logró seducir y aprisionar en los cuerpos algunos espíritus puros. Para poder salvar a estos espíritus puros encerrados en cuerpos humanos, Dios envió su Palabra por medio de un mensajero, Jesús, que era un ángel fiel y que Dios, por esta aceptación redentora, le llamó su Hijo. Jesús bajó a la tierra y, con objeto de no tener ningún contacto con la materia, tomó un cuerpo aparente y vivió y murió aparentemente como un hombre. Jesús enseñó que el camino de la salvación consiste en renunciar a todo aquello que tenga sabor carnal si quiere uno liberar el espíritu puro que está encerrado y aprisionado dentro de nosotros. Por eso es pecado no sólo el matrimonio sino también el uso de los alimentos carnales; el ideal de santidad sería el suicidio como medio para escapar y sustraerse voluntariamente a la influencia del principio del mal. Al fin del mundo, todos los espíritus se verán libres y gozarán de la gloria eterna; no habrá infierno para nadie puesto que cada uno habrá obtenido la salvación a través de reencarnaciones purificaciones.

Los seguidores del catarismo se distinguían en puros o perfectos y en creyentes. Los puros o perfectos vivían en absoluta separación de los bienes de la tierra, en rigurosa ascesis, y evitaban todo contacto carnal ("el matrimonio es un lupanar" y dar hijos al mundo significa procrear diablos: "Rogad a Dios que os libre del demonio que lleváis en vuestro seno", decía un puritano de la secta a una mujer encinta); los puros llegaban a este estado con una especie de imposición de las manos y del libro de los Evangelios. Un ritual cátaro de Lyon nos ha conservado las particularidades de este rito de los puros; la ceremonia se iniciaba con el servitium, o sea, con la confesión general hecha por todos los presentes; después, el candidato se ponía ante una mesa en la que estaba apoyado el Evangelio, y respondía a las preguntas que le hacía el decano de los perfectos o puros; después se pasaba al melioramentum, que consistía en la confesión del candidato, tras lo cual el decano le signaba con el Evangelio. Decano y candidato recitaban una estrofa del Pater noster. Después llegaba ya el consolamentum, que era una especie de promesa por parte del candidato de renunciar a los alimentos carnales, a la mentira, al juramento y a la lujuria. Al principio se les imponía el vestido negro de la secta, que podía ser sustituido por un cordón negro en tiempo de persecuciones.

Los creyentes, por su parte, debían venerar y respetar a los elegidos y alimentarlos; no estaban obligados a las abstinencias carnales; en lugar del matrimonio se les aconsejaba el concubinato, pues no teniendo éste como finalidad la procreación de los hijos, no prolongaba la obra de Satanás; sólo en el lecho de muerte podían los creyentes recibir el consolamentum, que era su regeneración.

El culto de los cátaros comprendía: la comida ritual, en la que un perfecto bendecía y partía el pan que, luego, se dividía entre los presentes; el melioramentum, que tenía lugar cada mes y consistía en una confesión general seguida de tres días de ayuno. Todas las ceremonias concluían con el beso de paz que todos los presentes al rito se daban sobre ambas mejillas.

El catarismo desapareció muy pronto debido a la feroz represión existente bajo el nombre de cruzada contra los albigenses, dirigida por Simón de Monfort y concluida con la batalla de Muret, el 12 de septiembre de 1213.

Entre los apóstoles evangelizadores de los países contaminados de catarismo es preciso recordar a San Bernardo, al obispo español Diego de Acevedo y a la Orden de los Frailes Predicadores fundada por Santo Domingo de Guzmán.

Docetismo: Herejía cristológica que aparece ya hacia fines de la edad apostólica, se difundió en los primeros años del siglo II y dejó su impronta en la mayor parte de los sistemas gnósticos. Para los docetas, la humanidad de Cristo era sólo aparente; negaban por tanto, como aclaraba San Ignacio de Antioquía a los fieles de Esmirna, que "Jesucristo hubiera verdaderamente salido de la estirpe de David, según la carne... que hubiera nacido verdaderamente de una virgen... que verdaderamente hubiera sido traspasada por clavos su carne"; que "la Eucaristía sea la carne de Cristo, la carne que ha sufrido por nuestros pecados, la carne que el padre, en su bondad, ha resucitado". (Ad Eph.).

Donatismo: Habiendo aparecido, en un principio, como un cisma en la Iglesia africana, el donatismo no tardó mucho en convertirse en verdadera herejía.

Surgió de la oposición de algunos obispos de la Numidia al nombramiento de Ceciliano como obispo de Cartago, acusado de haberse hecho consagrar por Félix de Aptonga, considerado como uno de los "traidores", o sea, de los que durante la persecución de Diocleciano habían obedecido los edictos del emperador del año 303. Entonces, un concilio de setenta obispos de Numidia depuso a Ceciliano, sustituyéndolo por Mayorino. Así nació el cisma que, dos años después, en el 315, con la elección de Donato como sucesor de Mayorino, encontró un jefe y un verdadero organizador. A pesar de la buena voluntad de hacer entrar en razón y en las filas de la Iglesia católica a los disidentes, el emperador Constantino no lo consiguió; al revés, los disidentes se hicieron cada vez más fanáticos persiguiendo a los católicos y destruyendo sus iglesias (circumcelliones). Parminiano, sucesor de Donato desde el 355 al 391, y el obispo de Cirta, Petiliano, el mayor exponente del donatismo, en tiempos de San Agustín, fueron los más fogosos defensores de la secta con las palabras y sus escritos. A pesar de la acción de tipo doctrinal de Octavio de Milevi y de San Agustín, y no obstante la intervención del emperador Honorio que los persiguió como herejes llevando, de este modo, un poco de paz a la Iglesia africana, los donatistas sobrevivieron hasta la conquista llevada a cabo por los árabes en el 650.

Su doctrina era demasiado simple; sostenían que la Iglesia visible está compuesta solamente de justos y santos y que los sacramentos son inválidos si se administran por un ministro indigno.

Encratismo: De la palabra griega enkràteia, que significa abstinencia, templanza. Doctrina de fondo ascético, cuyo más notable representante fue Taciano, en el siglo II. Partiendo del principio gnóstico de que la materia es intrínsecamente mala, consideraba como pecado la unión matrimonial, prohibía el uso de la carne y el vino, pretendía que el sacrificio eucarístico se hiciese utilizando solamente agua, y rechazaba las riquezas como pecado abominable.

En el siglo IV el encratismo volvió a tomar vida en los discípulos del asceta capadocio Eustaquio de Sebaste; fue combatido por san Anfiloquio, obispo de Iconio, y condenado en un Sínodo del año 390 celebrado en Sido de Panfilia.

Espirituales: Grupo bastante numeroso, formado en su mayoría por franciscanos exaltados que, siguiendo las ideas de Joaquín Flores (ver: Joaquinitas) y predicando la pobreza evangélica, pretendían reformar la Iglesia viciada por las cosas temporales. Francisco de Asís, "el ángel del sexto sello del Apocalipsis", según los espirituales, había sido enviado para inaugurar la tercera etapa del Espíritu Santo, en la que los franciscanos espirituales habían de instaurar el reino de Dios.

Este movimiento tuvo sus principales focos en Toscana, con Ubertino de Casal, autor de un Arbor vitae crucifixae Jesu, y en el Languedoc con Pedro de Juan Oliva, algunas de cuyas proposiciones doctrinales fueron condenadas, y con Gerardo de Borja San Donino, que escribió un Liber introductionis in Evangelium aeternum, y, finalmente, en la Marca de Ancona, con Angel Clareno.

Euquitas: Secta herética difundida en el Asia Menor a finales del siglo IV. Defendía la unión personal del demonio con el pecador y la de Dios con el justo, en una especie de panteísmo. Sus seguidores se llamaban así porque utilizaban la plegaria para expulsar a los demonios y unirse hipostáticamente con Dios. Fueron condenados a duras represalias; así en el sínodo de Sido del año 390 y en el concilio de Éfeso del año 431.

Febronianismo: Doctrina que recibe este nombre de Febronio, seudónimo del obispo auxiliar de Tréveris, Juan Nicolás von Hontheim, autor del libro De statu Ecclesiae et ligitima potestate Romani Pontificis, etc., publicado en el año 1763. Para Febronio son sólo los obispos los únicos jueces de la fe por derecho divino; ellos son los que, con la ayuda de la potestad civil, pueden deponer al papa si se sale fuera de sus atribuciones y competencias, puesto que el papa no es sino un primus inter pares y la parte ejecutiva de los cánones conciliares; ninguna ley pontificia tiene valor si no es aprobada antes por los obispos. El febronianismo encontró buena acogida entre el rey José II, quien pretendió tratar como asunto de Estado todo cuanto de alguna manera guardaba relación con la organización externa de la Iglesia prohibiendo a sus obispos toda comunicación con Roma (josefismo). Las doctrinas febronianas fueron condenadas el año 1764, y de nuevo en 1766, 1771 y 1773.

Fideísmo: En oposición a la tendencia racionalista del siglo anterior, el abate Bautain, profesor de Estrasburgo y más tarde en París, defendió la incapacidad de la razón de llegar a las verdades religiosas, las cuales no pueden conocerse si no es exclusivamente por la tradición. Fue condenado el año 1831; en el Concilio Vaticano de 1870 fueron denunciados los peligros del fideísmo.

Frailes apostólicos: Fueron fundados por un franciscano, Gerardo Segarelli, que, expulsado de su orden, se puso a predicar en los territorios de Parma contra la Iglesia "receptáculo de Satanás", en nombre de la pobreza evangélica y de un misticismo panteístico. Una vez que murió el fundador, el movimiento continuó en el territorio de Vercelli bajo la guía de fray Dolcino, hasta que finalmente quedó sofocado en 1207, después de dos años de guerra.

Frailes del libre espíritu: Secta herética que se acogía, aunque exacerbándolas y exagerándolas, a las teorías de Amaury de Bène (m. 1207), maestro de teología en parís, que enseñó un panteísmo sustancial: Dios está en todo y en todos y cada uno de nosotros, por ser encarnación del Espíritu Santo, no puede pecar; por lo mismo, no tiene necesidad de recibir ningún sacramento. Condenado por Inocencio III, Amaury se retractó, pero su herejía, hecha propia y desarrollada por Ortlieb, profesor de Estrasburgo, con el nombre de Frailes del libre espíritu, llegó a la absoluta negación de toda autoridad, de la ley moral y de los sacramentos, en virtud del principio de que el Espíritu Santo está en nosotros y eso basta. Entre las diversas aberraciones morales se encontraban la del amor libre, el nudismo y la magia. Los frailes del libre espíritu duraron hasta el siglo XIV.

Fraticelos o "Fraticelli": Se llamaron así aquellos espirituales que no quisieron entrar en la Orden de San Francisco y se rebelaron contra la autoridad de la Iglesia, buscando ayuda en el poder civil, primero en Colonna contra Bonifacio VIII, y después en Luis de Baviera contra Juan XXII, creando luego su Iglesia más "espiritual".

Galicanismo: El galicanismo no es ni una secta ni propiamente una herejía sino un conjunto de tendencias contrarias a las prerrogativas pontificias en Francia. Su doctrina viene compendiada en cuatro artículos de la Declaratio cleri gallicani votada el 19 de marzo de 1682 en la Asamblea general del clero, en París: 1) el Papa sólo tiene jurisdicción espiritual; el rey y los príncipes, en los asuntos temporales, son absolutamente independientes de la Iglesia; a) el Concilio es superior al Papa; 3) la autoridad pontificia en las cosas de orden espiritual debe ser moderada según los cánones y según las reglas, instituciones y costumbres del reino y de la Iglesia de Francia; 4) al Papa corresponde la preeminencia en las cuestiones de fe, pero sus sentencias y sus decretos no son irreformables sin el consentimiento de toda la Iglesia entera.

La Declaratio cleri gallicani fue condenada por el Papa Inocencio XI el 11 de abril de 1682 y, de nuevo, por Alejandro VIII el 4 de agosto de 1690; revocada por Luís XIV en 1693 fue después, a la muerte del rey, puesta de nuevo en vigor por el Parlamento de París. La definición del Concilio Vaticano de 1870 sobre la potestad y la infalibilidad pontificia dio el golpe de gracia al galicanismo.

Gnosticismo: Bajo este nombre se comprende todo un complejo de sistemas heréticos que tomaron este nombre en el siglo II y III (continuando bajo formas veladas pero con los mismos principios aún hasta nuestros días), los cuales, mediante un sincretismo filosófico-religioso, intentaron dar una explicación racional a los misterios del cristianismo.

Punto de partida del gnosticismo es el problema del mal que resuelve mediante la aceptación de un dualismo radical entre Dios y la materia. Dios, que es el ser esencialmente espiritual, capaz de desenvolverse y desarrollarse, engendró los seres espirituales y eternos como él (eones). La primera pareja de eones (sicigia), macho y hembra, procedieron directamente de Dios; las demás proceden la una de la otra por sucesiva evolución. Sucedió que, en el proceso evolutivo, los eones que conforme se iban alejando de Dios se hacían cada vez más imperfectos, un eón prevaricó y fue excluido del pléroma, o sea, de la sociedad de todos los eones. Este, a su vez, prolificó dando origen a otros eones malvados como él, y creó el mundo y al hombre; fue adorado como Dios por los hebreos, los cuales le dieron el nombre de Jahvé, el Demiurgo. Pero un eón superior puso en el hombre, a escondidas, un germen divino, el cual se vio, de este modo, prisionero en la materia y comenzó a sufrir persecución por parte del demiurgo. ¿Cómo es posible a este germen divino verse libre del cuerpo? De la siguiente manera: uno de los primeros eones superiores se encarnó, tomó la forma, el fantasma, de Jesús de Nazareth, y enseñó a los hombres, mediante su predicación, el medio de poderse salvar. Pero el Evangelio de Jesús de Nazareth, si puede convencer y ser suficiente para los ingenuos y los simples, no lo es para los demás; para éstos se requiere una gnosis más profunda del Evangelio. Los hombres, por tanto, se dividen en tres grupos: los ílicos (materiales) para los cuales no hay salvación posible; los psíquicos, que pueden salvarse con la ayuda de Jesucristo, y los pneumáticos o gnósticos perfectos, los cuales ya tienen la salvación en la gnosis y, por tanto, no tienen necesidad de salvación. Cuando la gnosis haya realizado la liberación del germen divino en el hombre y el Demiurgo sea sometido a Dios, entonces el mundo material será destruido y sobrevendrá la restauración universal. Los centros principales del gnosticismo se encontraron en Siria y Alejandría; sus maestros principales fueron Cerinto, Saturnino, Basílides y Valentino. Según San Ireneo, Cerinto debió de enseñar la distinción entre el Dios supremo y el Demiurgo. Jesús, hijo natural de María, era un hombre normal como los demás; después de su bautismo bajó sobre él una virtud especial, proveniente del Dios supremo, en forma de paloma; antes de su pasión, esta virtud que estaba en Cristo abandonó a Jesús, que sufrió y murió como todos los demás hombres, mientras que el Cristo permaneció impasible y sigue existiendo espiritualmente.

Según Cayo, Cerinto exhibía un libro de revelaciones que decía haber recibido de manos de los mismos ángeles y, según el cual, tras la resurrección de la carne, se gozará de toda clase de placeres y de voluptuosidades durante mil años.

Saturnino admitió la existencia de Dios Padre, creador de las potencias angélicas; éstas, a su vez, crearon el mundo y al hombre; pero, como quiera que el hombre creado por los ángeles no podía tenerse en pie, Dios infundió en él una centella de vida, por la que éste se sostuvo, articuló sus miembros y comenzó a vivir. Surgió, entonces, entre los ángeles creadores y el Dios supremo una lucha que se traspasó también a los hombres buenos y malos; buenos los que creían en el Dios supremo, y malos los que creían y adoraban a los ángeles creadores y, en particular, a Jahvé que era uno de los cabecillas de los ángeles. Para abatir toda la potencia angélica y para sacar a la humanidad del dominio del ángel Jahvé, Dios envió un Salvador, Cristo, que apareció en un fantasma humano, incorpóreo.

Basílides conservó esta teoría de la oposición entre el Dios supremo y los ángeles creadores, que son la trescientos sesenta y cinco emanación de los eones. Estos ángeles, con Jahvé a la cabeza, crearon el mundo, dieron la ley a los hebreos e inspiraron a los profetas. El Cristo, primero de los eones, engendrado por Dios e increado como espíritu, a fin de librar a los hombres de la esclavitud de Jahvé, apareció bajo la semejanza de Simón de Cirene, el cual fue quien, en realidad, llevó la cruz y fue crucificado puesto que el Cristo increado no podía morir.

Valentino dio otra impronta al gnosticismo. En la base de su sistema está la teoría de los eones, los cuales se interponen entre Dios y el mundo, el bien y el mal, intentando ser una conciliación. Al principio de los eones Valentino pone el Abismo, el Padre no ha engendrado, con su compañera el Silencio, de cuya unión surgió la pareja mente-verdad, y ésta engendró sucesivamente el verbo y la vida, el hombre y la Iglesia. De la pareja verbo-vida nacieron diez eones (cinco parejas de machos y hembras); de la pareja hombre-iglesia nacieron doce eones, o sea, otras seis parejas. Todos estos treinta eones formaron el pléroma que es "la sociedad perfecta de los seres inefables". El último de los eones, la Sabiduría (Sofía), fue presa del deseo de subir a la fuente del pléroma y conocer al Padre Abismo, pero fue tal y tan grande el coraje que le cogió por no poder conseguirlo que rompió la felicidad de todos los eones inferiores. De este desequilibrio nacieron todos los males, por parejas: temor e ignorancia, tristeza y llanto, etc.; al final estaban también las tres sustancias: la materia animada, la inanimada y la materia espiritual, sustancias que son, más o menos, los componentes del hombre, el cual, por esto mismo, está dividido según sustancias que lo componen en hombre material, hombre psíquico y hombre espiritual. A fin de recomponer las cosas, de la pareja eónica mente-verdad salió la pareja Cristo-Espíritu Santo. El eón Cristo descendió, en forma de paloma, hasta Jesús de Nazareth, del cual, después que hubo predicado y enseñado a los hombres la manera de verse libres de las pasiones, se marchó y subió a la perfección del pléroma en el momento de su presentación ante Poncio Pilato, permitiendo que sufriese y muriese el elemento material revestido de su apariencia.

El gnosticismo fue combatido por San Ireneo, San Hipólito Romano, Tertuliano y Orígenes.

Hermanos moravos: Surgieron de los elementos más moderados de los husitas reunidos confraternalmente en Bohemia y en Moravia con el nombre de "Frailes bohemios" o "Frailes de la ley de Cristo". Separados de la Iglesia el año 1467, no reconocían otra autoridad que la Sagrada Escritura; pronto se fundieron con los reformados. En el año 1722, algunos de los miembros se pasaron a la Sajonia y, acogidos por el conde N. L. von Zinzerdof fundaron y establecieron en aquellas tierras una comunidad político-eclesiástica independiente con culto propio y una propia constitución, que recibió el nombre del centro de Herrnhut: Conferencia de Herrhut.

Actualmente existen grupos de la Conferencia de Herrhut en Alemania, Inglaterra, Dinamarca, Holanda, Suecia, Estados Unidos y Canadá.

Husitas: Juan Hus (1369-1415), profesor y después rector de la Universidad de Praga, era un asceta animado de espíritu reformista, un predicador elocuente y un ardiente patriota. Ganado y convencido por las doctrinas de Wiclef importadas a Checoslovaquia por Jerónimo de Praga, se las hizo suyas y se sirvió de ellas para volver a encender más vivamente no sólo la lucha por la reforma de la Iglesia, sino también por un nacionalismo ciego contra el dominio germánico (ver wiclefitas). Excomulgado por Alejandro V en 1412, se rebeló apelando a Cristo y a la autoridad de la Biblia, de la que se proclamaba a sí mismo infalible intérprete; detrás de él estaba también el pueblo que le azuzaba en sus predicaciones contra el clero y contra el dominio germánico.

Fue al Concilio de Constanza del año 1414 para defender sus teorías, pero allí le condenaron como hereje y fue reducido al estado secular. El emperador Segismundo, que le había dado un salvoconducto para entrar en Constanza, lo sentenció a muerte apenas le tuvo entre sus manos (6 de julio de 1415). La misma suerte corrió su amigo Jerónimo de Praga, pocos meses después.

Tras la muerte de su jefe, los husitas se dividieron en utraquistas, porque pedían la comunión sub utraque specie, y en taboristas, más fanáticos, llamados así porque tenían su centro en Tabor. Con Juan Ziska, jefe de los taboristas, los husitas pasaron a la acción política, con "la defenestración de Praga" del año 1418, la invasión del Parlamento y la masacre de los consejeros católicos. En diciembre de 1419 los husitas buscaron un acuerdo con el emperador Segismundo, haciendo estas cuatro propuestas: libertad de predicación, comunión bajo las dos especies, pobreza apostólica del clero, castigo de los pecados mortales, como la simonía. El emperador no aceptó estas proposiciones, y ordenó una represión contra los herejes agitadores. En noviembre de 1420 los husitas guiados por Juan Ziska se apoderaron de las tropas imperiales; parecidos triunfos obtuvieron en febrero y noviembre de 1421, Juan Ziska, al que sucedió Procopio el Calvo, no menos intrépido que él como militar; de hecho, bajo su guía, los husitas llegaron a Hungría, a la Sajonia y a la Silesia. También Procopio fue al Concilio de Basilea, convocado por Martín V, a defender su tesis. Entre tanto, se multiplicaron las sectas en el seno de los husitas, como la de los milenaristas y la de los adamitas, que se entregaron a toda suerte de inmoralidades, los unos porque creían inminente el fin del mundo, los otros por llegar pronto a la perfección con el nudismo y con la promiscuidad de sexos. En 1434 Procopio fue muerto en una batalla y, desde entonces, los husitas fueron desapareciendo poco a poco.

Iconoclastas: La lucha contra el culto de las imágenes tuvo en Oriente dos fases. La primera fue promovida, y con bastante violencia, por el emperador León III el Isáurico, el año 725 con una serie de edictos que proscribían el culto y el uso de las imágenes de los santos y de los ángeles, de Cristo y de la Virgen; acabó esta fase con la muerte del emperador León IV, el año 780. A una fanática destrucción de todo un patrimonio artístico y religioso, expresión viva de la piedad popular, siguió una reacción no menos enérgica por parte de San Germán, patriarca de Constantinopla, depuesto por el emperador el año 730, y de San Juan Damasceno, los cuales, con sus escritos, no sólo refutaron la acusación de idolatría lanzada contra la Iglesia, sino que explicaron además la legitimidad y la naturaleza del culto a las imágenes; otros obispos orientales y el Papa Gregorio III condenaron el iconoclastismo. A la lucha contra las imágenes, siguió bien pronto la persecución que contó con no pocos mártires. Constantino V Coprónimo (741-775) continuó la obra de su padre; lo mismo hizo León IV (775-780), si bien este último estuvo mejor dispuesto a un restablecimiento de la paz, gracias a las instigaciones de su mujer Irene, la cual, una vez que se quedó viuda y emperatriz, convocó de acuerdo con el Papa Adriano I y con el patriarca de Constantinopla, San Tarasio, el II Concilio de Nicea (VII ecuménico), el año 787.

En este Concilio se definió la legitimidad del culto a las imágenes y se condenó el error iconoclasta en estos términos: "Decidimos restablecer, junto a la Cruz preciosa y vivífica de Cristo, las santas y venerables imágenes: o sea, las imágenes de Nuestro Señor Jesucristo, Dios y Salvador, la de Nuestra Señora Inmaculada, la santa Madre de Dios, la de los honorables ángeles y de todos los píos y santos personajes, puesto que más se pensará en ellos a través de las imágenes que los representan y más, aquellos que los contemplan, se sentirán excitados al recuerdo y al deseo de imitarlos; decidimos rendirle un homenaje y adoración de honor, no ese culto de latría que proviene y que compete sólo a Dios, sino de honor, ese honor y veneración que se presta a la Cruz preciosa, a los santos Evangelios y a los objetos sagrados; decidimos también encenderles incienso en su honor y encenderles velas, como era costumbre entre los antiguos cristianos. Puesto que el honor rendido a la imagen se traspasa al prototipo que representa y el que venera la imagen venera la persona que la imagen representa".

La segunda fase iconoclasta duró acerca de 30 años, desde 815 al 842 y fue promovida por León el Armenio (813-820) y continuada por Miguel el Balbuciente (820-821) y por Teófilo (829-842). Puso fin a esta fase la emperatriz Teodora, viuda de Teófilo, y así el primer domingo de cuaresma del año 843 fue solemnemente celebrada en Santa Sofía de Constantinopla la primera fiesta de las imágenes o fiesta de la Ortodoxia, que todavía dura hoy en la Iglesia oriental.

Jansenismo: Cornelio Jansen (1585-1638), obispo de Ypres, Holanda, dejó a su muerte un libro, el Agustinus, que fue publicado dos años después, en 1640. Las doctrinas en él contenidas habían sido ya maduradas desde el año 1620, cuando, siendo profesor en Lovaina, Jansen escribió a su amigo francés Duvergier de Hauranne, abad de Saint-Cyran, anunciándole que había descubierto la verdadera doctrina de San Agustín sobre la gracia y la predestinación. La obra fue inmediatamente condenada por la Inquisición en 1614 y, al cabo de un año, por Urbano VIII; sin embargo, encontró ardientes defensores en Duvergier de Hauranne y Antonio Arnauld, tras los cuales estaba todo el importante Monasterio de Port-Royal que se convirtió pronto en una fortaleza inexpugnable.

Inocencio X, en la bula Cum Occasione del 31 de mayo de 1653, condenó 5 proposiciones contenidas a lo largo del libro de Jansen. Dos años después, Antonio Arnauld, con la Segunda carta a un duque y semejantes, a pesar de que aceptaba la condena de las cinco proposiciones, defendió y sostuvo que tales proposiciones no se encontraban en el libro de Jansen o que, por lo menos, no correspondían al sentido que él les había querido dar (cuestión de derecho y no de hecho). Alejandro VII, con la constitución Ad Sacram beati Petri Sedem, del 16 de octubre de 1656, se decidió también por las cuestiones de hecho, declarando que las cinco proposiciones habían sido declaradas en el libro de Jansen y condenadas en el mismo sentido que él les daba. La controversia entre jansenistas y católicos se encendió todavía más con la publicación de las Provinciales de Pascal (1656-1657), y como la contienda no tenía trazas de apagarse, la Asamblea del Clero propuso un formulario que debían firmar todos los miembros del Clero, los monasterios y los conventos del reino. Las religiosas de Port Royal se resistieron y se negaron, por lo que fueron excomulgadas. La paz clementina apagó la controversia, pero pocos años después, con el Compendio de la moral del Evangelio, de Pascasio Quesnel, oratoriano (1634-1719), impreso y desarrollado en cuatro tomos de El Nuevo Testamento con reflexiones morales, el jansenismo reapareció todavía más fuerte y peligroso. Clemente XI, con la constitución Vineam Domini del 16 de julio de 1705 renovó las condenas precedentes y precisó que no bastaba el silencio obsequioso sostenido por los jansenistas, sino que se requería la adhesión interna. Con la constitución dogmática Unigenitus del 8 de septiembre de 1715 se condenaron 101 proposiciones de Quesnel. Los jansenistas se indignaron terriblemente y apelaron a un concilio general (de donde el nombre de apelantes). De este movimiento de los apelantes surgió la iglesia jansenista cismática de Utrecht el año 1723, la cual cuenta actualmente con cerca de 10.000 fieles, 30 sacerdotes y 3 obispos.

En el siglo XVIII el jansenismo encontró seguidores también en Italia; entre ellos el más famoso es Escipión de Ricci, que convocó el sínodo de Pistoya el año 1786 y fue condenado con la bula Auctorem fidei del 28 de agosto de 1794. La doctrina jansenista queda resumida en las cinco proposiciones condenadas el año 1653.

algunos preceptos divinos son imposibles de poderse cumplir por parte de las almas justas, a pesar de sus buenos deseos y sus esfuerzos, y además falta a estas almas la gracia que haría posible su cumplimiento;
en el estado de naturaleza caída no se resiste nunca a la gracia interior;
para merecer y desmerecer en el estado de naturaleza caída no se requiere la libertad interior; es suficiente la libertad exterior o ausencia de obligación y presión externa;
los semipelagianos admitían la necesidad de una gracia interior proveniente para todos los actos, incluso para el inicio de la fe; su herejía consistía en creer que esta gracia era de una naturaleza tal que la voluntad podía, a su arbitrio, resistir u obedecer;
es semipelagiano afirmar que Cristo ha muerto y ha derramado su sangre por todos los hombres.
El jansenismo, además, afirmaba que el hombre después del pecado original está radicalmente corrompido en sus facultades naturales, no es enteramente libre de hacer el bien, puesto que está arrastrado por la concupiscencia que le induce necesariamente al pecado; y si, por otra parte, obra bien es porque no puede resistir a la gracia, la cual siempre se le da y es necesitante, irresistible y concedida solamente a los predestinados, o sea, a aquellos por los que Cristo ha muerto sobre la Cruz. Por consiguiente: "los paganos, los judíos, los herejes y otros del mismo estilo no reciben ningún influjo de Cristo"; todos los amores de las criaturas son siempre concupiscencia y, por lo mismo, pecaminosos; cada acto que no vaya movido por el amor perfecto y directo de Dios es un acto inmoral: "todo aquello que no proviene de la fe sobrenatural que obra por amor es pecaminoso".

En la historia del jansenismo, hace notar Cayré, deben distinguirse dos fases principales: en la primera, el jansenismo es ante todo un sistema teológico en torno a la gracia y a la predestinación; en la segunda fase, además, se convierte en un partido de oposición política parlamentaria, filosófico-religiosa durante un período de tiempo que va desde los últimos años del siglo XVII y que dura, con alternas vicisitudes, hasta la Revolución francesa.

Joaquinitas: Seguidores del abad cisterciense Joaquín de Flores, muerto el 20 de marzo de 1202, autor de un comentario al Apocalipsis, Apocalypsis nova, en el que anunciaba como próximo el inicio de la nueva era absolutamente espiritual del Espíritu Santo, tras aquella de la Ley o del Padre del Antiguo Testamento, o la del Hijo del Nuevo Testamento. El inicio de esta era espiritual, en la que habría dominado el Evangelio eterno con la desaparición, en la Iglesia, de toda contaminación temporal, fue fijado para el año 1260. Las ideas joaquinitas fueron condenadas en el Concilio Lateranense IV, en 1215.

Marcionismo: Es una variante del gnosticismo, que tiene como jefe a Marción, el cual, expulsado por sus ideas, de la comunidad romana, fundó una Iglesia separada que se llamó, por su nombre, marcionismo y duró hasta el siglo V. Según la doctrina de Marción, el Antiguo y el Nuevo Testamento son otra de dos diversos principios: el Antiguo Testamento procede del Dios de la justicia, creador de este mundo, mientras que el Nuevo procede del Dios de la bondad. Bajo el imperio del primero, la humanidad vivió como oprimida por la Ley y fue castigada con severidad; el Dios bueno tuvo, entonces, compasión de la humanidad y salió de su silencio enviando al Redentor. Jesucristo apareció a semejanza de un hombre para inaugurar el reino de la misericordia y del amor; no nació de la Virgen ni sufrió ni murió según la carne. Lo que sucedió en su muerte fue un acto de ira o rabia del Dios malo que para vengarse de la derrota sufrida revolvió los cielos e hizo crucificar al redentor que había tomado la semejanza de hombre. En cuanto a la ética, Marción era intransigente; no admitía el matrimonio, prohibía la carne y el vino. Contra el marcionismo lucharon Teófilo de Antioquía, Melitón de Sardes, Justino e Ireneo, pero el que llevó más a fondo la lucha fue Tertuliano. Tuvo Marción algunos discípulos; entre los más famosos se cuenta Apeles, rico en fama y fortuna, que de Alejandría pasó a Roma, donde hizo pasar por virgen y profetisa a una meretriz que iba detrás de él. En compañía de Filomena, Apeles se dedicó a hacer prosélitos; escribió las Revelaciones en las que cuenta las visiones proféticas de su Filomena, y los Silogismos. Su doctrina se distingue de la de Marción en cuanto niega el dualismo gnóstico y vuelve al monismo. O sea: existe un solo Dios eterno, necesario, omnipotente, bueno, creador de los ángeles. A un ángel rebelde debe atribuirse la creación de este mundo. En cuanto a las almas, defiende la doctrina platónica de la preexistencia; ellas, según esta doctrina, habrían sido arrojadas del cielo a la tierra y encerradas forzosamente en un cuerpo. En cuanto a Cristo, Apeles sostiene que Cristo tuvo un verdadero cuerpo, pero que este cuerpo se quedó en los cielos durante su estancia en la tierra.

Modalismo: Herejía del siglo III, según la cual en Dios sólo hay una persona como una es también su naturaleza: los nombres de Padre, Hijo y Espíritu Santo no son otra cosa sino aspectos diversos del Dios único, esto es, son modos de considerar a Dios en sus operaciones ad extra: como la creación, la encarnación, la efusión de la gracia. No existe, por tanto, Trinidad en Dios sino "monarquía" (de donde se le da también el nombre de monarquismo); y cuando decimos que el Hijo de Dios se encarnó y que sufrió pasión y muerte, es una simple manera de hablar, puesto que, en realidad, fue el mismo Padre quien sufrió y se encarnó y murió en la cruz (de donde también se les da el nombre de patripasianos). Los primeros padres de esta herejía parece ser que fueron Praxeas y Noeto, de primeros del siglo III, contra los que escribieron Tertuliano (Adversus Praxeam) e Hipólito romano (Contra Noetum); otros defensores de la herejía fueron, en Roma, Epígono, Cleomenes y Sabelio; del nombre de este último se llamó sabeliana a la secta modalista y duró hasta el siglo V combatida por Eusebio de Cesarea (Contra Marcellum y De ecclesiastica theologia) y por san Hilario de Poitiers (De Trinitate).

Modernismo: Hubo entre finales del siglo XIX y principios del XX una tentativa de adaptar la inmutabilidad del dogma católico al espíritu racionalista de los tiempos. Sus mayores y más importantes primeros representantes fueron el abate Alfredo Loisy en Francia, el ex jesuita Tyrrell en Ingraterra, H. Schell en Alemania y Rómulo Murri y Ernesto Buonaiuti en Italia.

A la oportuna condena de las sesenta y cinco proposiciones modernistas con el decreto Lamentabili del año 1907, siguió en el mismo año la encíclica Pascendi (8 de septiembre), la cual arrostraba de frente al modernismo con una tan clara y sistemática exposición de sus errores que maravilló a los mismos modernistas. Sin dar ni revelar ningún nombre, la encíclica retrataba perfectamente al modernista considerado como filósofo, como creyente, como teólogo, como crítico, como apologista y como reformador. Como filósofo, el modernista parte del agnosticismo kantiano y positivista; no sabemos nada de Dios, de su existencia ni de sus atributos, cualquier cosa que de él conozcamos sólo la podemos saber a través de la religión que es la revelación de Dios en lo íntimo de los corazones, sentimiento instintivo del alma que tiene necesidad de un ideal para vivir. Como creyente el modernista se acoge a Dios, que se revela en lo íntimo de la conciencia y del que tiene una experiencia interior (inmanentismo); por tanto, la religión es un hecho puramente subjetivo. Como teólogo, el modernista describe la propia fe, la fe subjetiva, recurriendo a los ideales de su tiempo, inventando fórmulas que se transmiten de unos a otros y que llegan así a convertirse en "tradicionales" pero que no responden a la verdadera tradición eclesiástica; son, por tanto, mudables y cambiantes como cambiantes y mudables son las ideas de los tiempos. Como historiador el modernista, aunque da un valor a los textos, los interpreta y manipula según previos conceptos filosóficos y teológicos (cuando no políticos); declara, por tanto, imposible el milagro y expurga los textos de todo aquello que tiene visos de sobrenatural; o sea, hace una historia crítica y cientificista. Con esta historia crítica y cientificista, el modernista cree ser un apologista de la religión, conciliando el cristianismo con el espíritu "moderno", e intenta una reforma de la Iglesia, en sus dogmas, sin salirse de la Iglesia. Aparte de las airadas reacciones de los modernistas de la época, el decreto de San Pío X echó por tierra las formas más "duras" con que se manifestaba la herejía de la época, haciéndola retroceder en forma y conteniendo por mucho tiempo más una de las herejías de las más peligrosas de la historia de la Iglesia.

Monofisismo: El monofisismo o doctrina de la unidad física entre la naturaleza humana y la naturaleza divina de Cristo, tuvo como primer promotor a Eutiques, monje archimandrita de un gran monasterio de Constantinopla. Había sido Eutiques un decidido adversario de Nestorio, pero empeñado en querer interpretar al pie de la letra, y no sabiendo entender bien algunas fórmulas poco felices e imprecisas de san Cirilo de Alejandría sobre la unidad de la persona en Cristo, sostuvo que, antes de la Encarnación, había dos naturalezas en Cristo; en la encarnación la naturaleza humana fue absorbida por la naturaleza divina. Denunciado por Eusebio de Dorilea al patriarca de Constantinopla Flaviano, éste le invitó a disculparse ante un sínodo, que, el año 448 le excomulgó y le depuso. Eutiques apeló al Papa y continuó propagando su herejía, contando con el apoyo de Dióscoro, obispo de Alejandría, y del emperador Teodosio II, que convocó un Concilio de Éfeso el año 449. El Papa San León Magno envió al concilio tres legados con una Instructio dogmatica, conocida con el nombre de Tomo a Flaviano, en la que afirmaba con la claridad más precisa la unidad de persona y la duplicidad de naturalezas en Cristo. Pero el Concilio, presidido por Dióscoro y custodiado por grupos armados de monjes fieles a Eutiques, no tuvo en cuenta las directrices del Papa León, rehabilitó a Eutiques y depuso a los obispos que le habían sido contrarios. El Papa convocó, entonces, rápidamente un sínodo en Roma, que condenó el procedimiento seguido en Éfeso como acto de bandidaje (latrocinium ephesinum).

Un año después, muerto Teodosio II, Marciano su sucesor, de acuerdo con el Papa, convocó un concilio en Calcedonia que tuvo lugar el año 451 bajo la presidencia de los legados del Papa; se definió el dogma en cuestión con los siguientes términos: "Uno solo y el mismo Cristo, hijo, Señor, Hijo único, con dos naturalezas sin mezcla, sin transformación y sin división alguna".

Pero los monofisitas no se desanimaron y continuaron teniendo en pie de alerta al campo católico durante muchos siglos; algunos de ellos se constituyeron en iglesias separadas no sólo de Roma sino de la misma "ortodoxia", en Siria, Mesopotamia, Egipto y Armenia.

Monotelismo: A principios del siglo VII, a fin de conciliar a los herejes monofisitas y a los católicos ortodoxos, Sergio, patriarca de Constantinopla (610-638), propuso la doctrina que afirma haber una sola voluntad y operación en Cristo. Los monofisitas de Egipto, con su jefe Ciro, patriarca de Alejandría, junto con los monofisitas de Armenia, aceptaron, los unos en 633 y los otros en 634, la doctrina de Sergio. Inmediatamente, San Sofronio, obispo de Jerusalén, denunció la herejía con la Carta sinodal de entronización del año 634, dirigida al Papa Honorio; pero Sergio consiguió ganarse al Papa para su causa y, envalentonado con este apoyo, hizo que se publicara por el emperador Heraclio la Ectesis, una profesión de fe de tendencia monotelista (638). Contra la Ectesis se levantaron protestas en Occidente y en Oriente, de modo que Constante II (641-668), sucesor de Heraclio, fue obligado en el año 648 a retirar la Extesis y sustituirla con un nuevo Decreto, el Tipo, con el que se imponía y se obligaba al silencio en torno a la cuestión de la única o doble voluntad de Cristo. El año 649 el Papa Martín I reunió un concilio en el Laterano, condenó tanto la Ectesis como el Tipo e impuso la doctrina de las dos voluntades y de la doble operación en Cristo; el emperador, entonces, hizo arrestar al Papa y lo envió desterrado al Quersoneso, donde murió el año 655. Pero la lucha contra el monotelismo no acabó aquí, llegando poco después San Máximo Confesor (580) a convertirse en el verdadero campeón. Con Constantino IV Pogonato (668-686) hubo una distensión. El emperador, de acuerdo con el Papa Agatón (678-681), en el que se liquidó definitivamente la cuestión del monotelismo: "Convenía, dice el concilio, que la voluntad de la carne fuese impulsada por la voluntad divina y le estuviese sometida. Como, de hecho, la carne es verdaderamente la carne del Verbo divino, así la voluntad natural de la carne es también la voluntad propia del Verbo divino".

Montanismo: Herejía de fondo moral ascético, en la que se vio también implicado Tertuliano. Montano, natural de la Frigia, convertido hacía poco al cristianismo del culto de Cibeles, se consideraba como si fuera el ministro del Espíritu Santo, del que decía tener visiones y revelaciones. No enseñaba una verdadera gnosis; aceptaba de buen grado todo cuanto la revelación le proponía como un hecho incontrastable y no se entregaba a puras especulaciones, como era costumbre entre los gnósticos. Su ideal era, mas bien, práctico y exclusivamente ético. En espera de la inminente parusía del Señor y de la aparición de la Jerusalén celeste, los cristianos no podían sentarse en cómodas poltronas; todo lo contrario, debían prepararse para el gran acontecimiento con una conducta austera, una ascesis en la que tuviese lugar de preferencia el Espíritu Santo y las funciones de la carne quedasen reducidas a lo más indispensable. Por lo mismo, nada de matrimonio, nada de placeres carnales, nada de afectación ni de cargos, sino sacrificio pleno y consciente en espera de la gran hora. Durante este tiempo de espera los cristianos debían dedicarse al ayuno y no caer en ningún pecado puesto que, después del bautismo, según Montano, ninguna culpa podía ser perdonada. Era, por tanto, el movimiento Montano un movimiento espiritual, una reforma moral; todo esto hubiera sido muy bello y muy hermoso si no hubiese pretendido completar la revelación cristiana diciendo que recibía como revelación de lo alto aquello que simplemente era fruto fantástico de su imaginación.

La predicación de Montano no cayó en el vacío. En torno a él comenzó a formarse un pequeño grupo de fieles; dos mujeres, Maximila y Prisca, que se llamaban a sí mismas profetisas, dejaron plantados a sus maridos y se entregaron al servicio del asceta frigio; poco después el pequeño grupo comenzó a crecer y se extendió hasta Asia como una epidemia. De Asia el movimiento se esparció también por Occidente. Los mártires lioneses escribieron al Papa, desde la prisión, para que condenara sin contemplaciones a los nuevos herejes. Hubo comunidades montanistas en Roma y Cartago, donde Tertuliano fue portaestandarte y víctima a la vez.

El montanismo se fue extinguiendo por sí mismo en la primera mitad del siglo III.

Nestorianismo: Nestorio, patriarca de Constantinopla, fue más bien el propagador y sostenedor de la herejía que lleva su nombre y que ya se había manifestado anteriormente en los escritos de Diodoro de Tarso a partir del año 378 (m. 394) y de Teodoro de Mopsuestia, su discípulo (m. 428), de la escuela de Antioquía. Habiendo llegado a ser patriarca de Constantinopla, el año 428 y embebido de las ideas de Teodoro, usó toda su elocuencia y autoridad desde la cátedra patriarcal para combatir la herejía apolinarista (ver Apolinarismo), pero negó a la Virgen el título de Madre de Dios que ya hacía tiempo se le venía atribuyendo. María, decía en sustancia Nestorio, no es madre de Dios sino de Cristo, puesto que la persona de Cristo, nacida de María, no es idéntica a la persona del Verbo engendrado por el Padre; o sea, que las dos naturalezas en Cristo no están unidas hipostáticamente (secundum hypostasin o secundum essentiam) sino en una nueva persona que no es ni la persona del Verbo ni la persona del hombre, sino la persona del compuesto. Por consiguiente, en Cristo, no se pueden atribuir las propiedades divinas al hombre ni las propiedades humanas a Dios (comunicatio idiomatum).

Contra la doctrina de Nestorio se levantó un teólogo de primerísimo orden, San Cirilo, obispo de Alejandría. Nestorio pidió el año 429 al Papa Celestino la convocación de un concilio, en el que pudiese justificarse. El Papa pidió, entonces, información también a Cirilo y, en agosto del año 430, hizo condenar en un sínodo la doctrina de Nestorio; después expidió cuatro cartas: una a Nestorio para que se retractase; otra a la Iglesia de Constantinopla; una tercera a Juan de Antioquía, que defendía y apoyaba a Nestorio y la cuarta a Cirilo con el encargo de que hiciera cumplir la sentencia del sínodo romano. Pero, como quiera que Nestorio acusaba, a su vez a Cirilo de apolinarismo, Teodosio II, de acuerdo con el Papa Celestino I, convocó el Concilio de Éfeso que condenó la doctrina nestoriana (11 de julio del año 431). La doctrina de Nestorio sobrevivió en las escuelas teológicas de Nisibis y de Edesa; más tarde se propagó por la Arabia, la India y llegó hasta la misma China. En el siglo XVI, la mayor parte de los nestorianos todavía existentes volvieron a la unidad católica; pequeños y lánguidos grupos viven todavía en algunos sitios del Irak, Siria, Persia, Irán y en la India.

Nicolaítas: San Juan Evangelista atribuye a estos herejes una doctrina, a la que llama "profundidades de Satanás" (Apoc. 2, 24), la cual, con el especioso pretexto de que conviene maltratar a la carne, fomentaba la inmoralidad y quitaba todo carácter de impureza a la fornicación. Según San Ireneo y San Clemente de Alejandría, el maestro y la cabeza de los nicolaítas fue Nicolás, uno de los siete diáconos ordenados por los apóstoles; perdidamente enamorado de una mujer, pero convencido y reprendido por los apóstoles, Nicolás acabó sus días dedicado a una vida ascética de expiación.

Pelagianismo: Defendida y sostenida por el monje bretón Pelagio, de quien recibió el nombre, difundida en Sicilia, África y Palestina por Celso, y sistematizada por el obispo de Campania, Juliano, esta herejía aparecida en los primeros años del siglo V minó al cristianismo por la base.

Sostenía la capacidad natural del hombre para conseguir la salvación; bastaba para ello el uso de la razón y de la libertad sin la intervención sobrenatural de Dios; negaba, al mismo tiempo que la sustancia y las consecuencias del pecado original, la absoluta necesidad de la gracia para realizar obras sobrenaturales. El pecado original, en el sentido en que lo entendía la Iglesia, no existía para Pelagio; el hombre, en efecto, nace sin ninguna mancha original, con la perfecta integridad de naturaleza semejante a aquella con que salió Adán de las manos del Creador; el pecado del primer hombre no acarreó ningún perjuicio o daño ni trajo consecuencia alguna para la posteridad; eso sí, fue un mal ejemplo, y en tanto puede hablarse de pecado original en cuanto los hombres pecan a semejanza de Adán. Por consiguiente: ni el bautismo es de absoluta necesidad para la vida eterna – se requiere sólo para poder formar parte de la Iglesia – ni la gracia es necesaria para las obras sobrenaturales, ni la Redención, siquiera, puede ser considerada como un rescate. La gracia es, solamente, una iluminación interior; no actúa sobre nuestra voluntad y no transforma nuestra alma; la Redención es, sin más, un reclamo, una invitación a una vida superior, pero permanece siempre exterior a nosotros, no crea nada dentro de nosotros.

Ya a los primeros asomos de esta herejía, llevada a África por Celso el año 310, el concilio cartaginés del 311 excomulgó a Celso y le obligó a recluirse en Palestina, donde se encontraba su amigo Pelagio. Si en Palestina la herejía encontró obispos complacientes, en África, la lucha conducida por San Agustín, se hizo encarnizada acabando por la condena de la herejía en el Concilio de Milevi del año 316; finalmente la Epístola tractoria del Papa Zósimo que, tomando un término medio entre las definiciones de los dos concilios africanos, condenó solemnemente la herejía: esta condena fue después confirmada por el Concilio de Éfeso del año 431.

Algunas expresiones radicales de San Agustín, en la polémica pelagiana, sobre la necesidad de la gracia hicieron pensar se trataba de quitar al libre arbitrio toda participación en la obra de la salvación; por este motivo algunos monjes del monasterio de San Víctor de Marsella se creyeron en el deber de proponer la siguiente doctrina: 1) está en poder del hombre el dirigirse a Dios a pedirle ayuda, como está en poder del enfermo el acudir al médico; 2) del mismo modo la predestinación eterna depende en último análisis de la voluntad humana, ya que a ésta corresponde perseverar hasta el fin. Un discípulo de San Agustín, San Próspero de Aquitania, denunció rápidamente semipelagianismo y fue el centro de varias polémicas teológicas durante casi un siglo hasta que, finalmente, el Concilio de Orange del año 529, aprobado solemnemente por Bonifacio II, lo condenó en 532, declarando y estableciendo que el hombre caído no puede ni obtener la fe ni desearla sin la gracia proveniente; y mucho menos perseverar en el bien sin una secuela de gracias coadyuvantes, ni perseverar hasta el fin sin un don especial ligado a su predestinación.

Petrobrusianos: Seguidores de Pedro de Bruys, un sacerdote rebelde que, en los primeros años del siglo XII, declarándose auténtico representante del cristianismo y dotado de una vigorosa elocuencia, se puso a predicar contra el bautismo de los niños, contra la transustanciación, contra las imágenes, las cruces y las iglesias – puesto que a Dios se le reza en espíritu -, contra las oraciones por los difuntos y contra la obediencia a la autoridad eclesiástica. Logró obtener un cierto éxito en la Provenza y Gasconia, a pesar de encontrarse de frente con San Bernardo. Fue asesinado en Saint-Gilles du Gard, el viernes santo, por una masa enfurecida por la ofensa, que lo arrojó luego sobre la misma hoguera de cruces y crucifijos que él había preparado en la plaza del pueblo para, en ella, cocer y guisar la carne, en desprecio de los católicos.

El movimiento de los petrobrusianos continuó todavía una veintena de años bajo la guía de un ex benedictino, Enrique de Lausana, que fue condenado por el Concilio de Pisa el año 1135 y murió en la cárcel en 1145.

Quietismo: El teórico del quietismo fue un sacerdote español llamado Miguel de Molinos (1628-1696), autor del famoso libro La guía espiritual, publicado en Roma el año 1675, en el que sostenía que la perfección cristiana consiste en un completo y pasivo abandono en Dios, suprimiendo todo acto explícito de virtud y hasta todo deseo de santidad, sin oponer resistencia alguna a las tentaciones o a las acciones inmorales, antes bien, aceptándolas pasivamente tal como se presentan, puesto que para el alma, anonadada en Dios, nada puede haber que pueda ser pecado. En las casi veinte mil cartas postales escritas por Molinos, se exponen estas ideas con muchos más detalles y pormenores, poniendo, sobre todo, de relieve la ambigüedad y las consecuencias maléficas.

Condenado por Inocencio XI en 1687, molinos se retractó de los propios errores. Pero el quietismo, aunque de una manera algo mitigada, tuvo en Francia dos grandes representantes y paladines en el barnabita Francisco Lacombe y en madame Guyon: ésta logró mas tarde implicar en la doctrina al mismo Fénelon, con quien Bossuet entró en viva polémica. En 1699 Inocencio XII condenó veintitrés proposiciones sacadas del libro de Fénelon: Explicación de las máximas de los santos, poniendo fin, de este modo, a aquella que se llamó "controversia del puro amor" y que se condensaba en la primera proposición condenada: "Existe un estado habitual de amor de Dios que es caridad pura y ausente de cualquier interés propio. Ni el temor de las penas ni el deseo de la recompensa tienen aquí lugar alguno. No se ama a Dios con la idea de merecer y de alcanzar la perfección, ni para obtener la felicidad que se encuentra amándole".

Valdenses: Pedro de Vaux o Valdo o Valdez era un mercader de Lyon, nacido en el Delfinado, que del estudio de la Sagrada Escritura pasó a vivir una vida más perfecta según el ideal evangélico. Deseoso de hacer conocer la Biblia al pueblo, con la ayuda de dos sacerdotes amigos suyos, inició una traducción en lengua vulgar; pero en el año 1170, habiendo muerto improvisadamente uno de los dos sacerdotes, creyó ver en este hecho una llamada del Señor y, después de haber distribuido todo lo que tenía entre los pobres y haber abandonado a su mujer, se puso a predicar la pobreza y la penitencia por las plazas de Lyon y sus contornos, atacando también lo que llamaba las excesivas riquezas de la Iglesia y la mala conducta del clero. Alrededor de él se fueron formando grupos que se dieron el nombre de "pobres de Lyon" y que el pueblo llamó Valdenses.

La predicación de Pedro y de otros laicos arrimados a él y que sin preparación alguna pretendían explicar las escrituras, preocupó al arzobispo de Lyon, el cual les prohibió predicar. Pedro, entonces, apeló a Roma y el Papa Alejandro III, aun aprobando el modo de vivir de los seguidores de Valdo, mandó que, en cuanto a la predicación se sometiera a la autoridad episcopal del lugar. Pedro no quiso someterse y siguió predicando sin autorización de ninguna clase, de modo que el arzobispo se vio en la obligación de condenarlo. El Papa Lucio III aprobó, en el año 1184, la sentencia del prelado lionés; entonces fue cuando Pedro con todos los suyos se pasó a la herejía: negó el sacerdocio de la Iglesia, afirmó que el hombre se salva solo sin necesidad de pertenecer a ninguna Iglesia y que cada fiel es depositario del Espíritu Santo; después de esto negó la presencia real eucarística, se atribuyó el derecho de conferir los sacramentos en calidad de simple laico, no admitió otras oraciones que la del Pater Noster, mantuvo que el juramento era una blasfemia y negó a la sociedad el derecho de imponer penas y a la Iglesia el derecho de poseer bienes. El movimiento valdense se organizó en secta, con jefes propios que vivían de limosna y en perfecta castidad; se difundió y extendió por el Delfinado, la Provenza, el Languedoc, Alemania, España, Bohemia, Polonia y se asentó sólidamente en algunos valles de los Alpes Pisamonteses donde pronto Pinerolo y torre Pellice formaron el centro preferido de los Valdenses.

El año 1533, en el sínodo de Cianforan, los valdenses se adhirieron a la doctrina calvinista; por eso hoy se les considera a todos ellos como una secta protestante. Actualmente su número no supera los 50.000, de los cuales 30.000 habitan en Italia.

Viclefitas: Juan Wiclef (1324-1384), párroco de Fillingham, limosnero del rey, acumulador de beneficios eclesiásticos y maestro de teología en Oxford, escribió una serie de obras (El dominio divino, en 1375, El dominio civil, también en 1375, La Iglesia, en 1378, El orden cristiano, La apostasía y La Eucaristía, en 1379, y su obra más importante, el Trialogus, en 1382) en las que se las daba de reformador y revolucionario.

Su doctrina viene sintetizada en las 45 proposiciones condenadas por el Concilio de Constanza, el 4 de mayo de 1415. Rebelándose contra la Iglesia romana, que se había convertido en sinagoga de Satanás y cuerpo del anticristo, sostenía que la Iglesia debe ser puramente espiritual, sin jerarquía, casi sin Sacramentos y sin sacerdocio, constituida invisiblemente por los predestinados. Puesto que la soberanía pertenece solamente a Dios y el poder se ejercita bajo la autoridad de Dios y como por delegación divina, no tiene derecho alguno a la soberanía sea temporal o espiritual aquel que no se encuentre en estado de gracia; por consiguiente, el Papado, el clero, los monjes, todos ellos empecatados, no pueden representar autoridad alguna. La Biblia es la única regla de la salvación y, por eso, Wiclef no apoyó ni favoreció la traducción de la misma en lengua nacional. Además, negaba la transustanciación y la libertad humana, sosteniendo la predestinación de los elegidos y de los réprobos. Estas teorías encontraron buenos fautores en la corte inglesa, ávida de bienes eclesiásticos; encontraron también propagandistas populares que se llamaban "los curas pobres", pero que el pueblo llamaba lolardos. Condenado en el sínodo de Canterbury (mayo de 1382), Wiclef murió dos años mas tarde. Sus seguidores fueron dispersados por Enrique IV de Lancaster en los primeros años del siglo XV.





Mas tarde continuo...tengo que salir.
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MensajePublicado: Mar Ene 03, 2006 4:50 am    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

http://www.es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=29&ca=745&te=2369&id=21612

Autor: P. Paulo Robles S.J. | Fuente: Is_Zarev

Doctrina Católica / Doctrina del Magisterio Paralelo

¿Qué iglesia predican y vive el magisterio paralelo? ¿la de Jesucristo? No; la de ellos, un modelo de iglesia que está en profundo antagonismo con la de Jesucristo.


Doctrina Católica / Doctrina del Magisterio Paralelo
¿Qué diferencias hay entre la fe de la Iglesia Católica y la enseñanza del gran grupo de sacerdotes que forman parte del magisterio paralelo?


Tema: Aborto
Iglesia Católica
(del Catecismo de la Iglesia Católica): Es un crimen; la vida del hombre es sagrada desde el momento de concepción (Catecismo 2270 – 2275).

Magisterio paralelo: El P. Robert Drinan, apoya la ley del aborto por decapitación en USA. (The New York Times, 4-VI-1996). Los padres Juan Lafarga y James Bresnahan sostienen a grupos pro-aborto como CFFC (J. Hitchcock The Pope and Jesuits, NCCL, p.7Cool

“El aborto de los ricos es siempre inhumano, pero el de los pobres puede que no sea más que infrahumano” (P. José I. González Faus, “Cristianisme i Justicia, 65, p. 1Cool



Tema: Alma
Iglesia Católica
La suprema ley de la Iglesia es la salvación de las almas (Código de Derecho Canónico, 1752)

Magisterio Parelelo:
No se habla habla de “salvación de las almas” sino de simple promoción humana


Tema: Anticoncepción
Iglesia Católica
“Es intrínsecamente mala ‘toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación” (Humanae Vitae, 14) (Cat. 2370)

Magisterio paralelo:
El P. Richard McCormick, encabezó la oposición internacional de teólogos contra la encíclica Humanae Vitae de Pablo VI (Notes on Moral Theology 1965 – 1980 y P. Donal Campion, en América, 4-III y 15-VII-67). Cuando quieren parecer ortodoxos se limitan a repetir que cada uno decida en conciencia si los usa o no.


Tema: Catecismo
Iglesia Católica
Exposición de la fe de la Iglesia, de su moral, de los sacramentos y de su oración en forma que cualquiera que quiera vivir en comunión con la Iglesia pueda saber lo que debe hacer y creer. Es la norma segura para la enseñanza de la fe.

Magisterio paralelo:
“La Iglesia institución es responsable de que mucha gente esté incapacitada para vivir... Lo que siempre pretendieron los que están arriba con su moral impuesta es que no podamos pensar y sentir por nosotros mismos; quieren seguir dominando las conciencias, amenazar con el infierno” (P. Pedro Miguel Lamet, Diario 16, 5 de mayo de 1997)


Tema: Celibato
Iglesia Católica
Disciplina de la Iglesia católica de rito latino que viene de Jesucristo y de los apóstoles por la cual los sacerdotes no pueden casarse. En las iglesias de oriente y de occidente, el que recibe el sacerdocio, no puede casarse (Catecismo 1580)

Magisterio paralelo:
Esta disciplina implica “miedo a la mujer y una concepción anticuada de la pureza ritual” (P. Pedro Miguel Lamet, Diario 16, 24-IV-95). Están convencidos de que su opinión contraria al celibato acabará por imponerse en la Iglesia. Mientras tanto siguen cuestionando esta ley de la Iglesia.


Tema: Conciencia
Iglesia Católica
Es el sagrario del hombre donde se encuentra a solas con Dios. Es un juicio de la inteligencia que busca establecer la relación entre un acto y el bien objetivo. Puede hacer juicios rectos o erróneos, por eso hay obligación de formarla (Catecismo 1776-1802)

Magisterio paralelo:
Es la única que decide si algo está bien o mal hecho y no tiene por qué medirse con nada objetivo fuera de ella, porque esto sería forzarla. Niegan que la conciencia deba buscar se guía y norma en la ley de Dios. (P. J. Fuchs Moral Demands and Personal Obligations, GUP, Washington, 1993, 157-170).


Tema: Concubinato
Iglesia Católica
La unión completa entre el hombre y la mujer en la donación mutua de sí mismo sólo se ha de dar en el marco del matrimonio, sacramento de amor (Catecismo 2364-2365)

Magisterio paralelo:
“No veo por qué se deba pedir la separación de las parejas no casadas (P. Jerome may, National Catholic Reporter, 3-V96). “Hay jóvenes universitarios ‘maduros’ como para tener relaciones pre-matrimoniales sin que comentan pecado” (P. charles M. Shelton, Adolescent Spirituality en Hitchcock, 175)


Tema: Confesión
Iglesia Católica
Cuando se han cometido pecados mortales es necesario confesarse para acercarse a comulgar (Catecismo 1395 y 1457)

Magisterio paralelo:
“Dios quiere que nos sintamos bien, por eso podemos comulgar aunque tengamos pecados porque lo necesitamos” (P. Guillermo Ameche, 14-III-95)


Tema: Jesucristo
Iglesia Católica
Es Dios, la segunda persona de la Trinidad Santa, que se hace hombre. Es verdadero Dios y verdadero hombre.
(Catecismo 464)

Magisterio paralelo:
Es sólo una persona humana, no se puede afirmar que sea Dios (P. Roger Haight, Theological Studies 53 (1992) 257-287). “Fue crucificado por ser un agitador político” (P. Dean Brackley, Journey and Dreams, Winter, 1982; P. Carlos Bravo, Jesús hombre en conflicto, CRT, 1996)


Tema: Demonio
Iglesia Católica
Satán o el diablo y los otros demonios son ángeles caídos por haber rechazado libremente servir a Dios (Catecismo 464)

Magisterio paralelo:
“La existencia del demonio y de los ángeles es dudosa y el exorcismo (un rito de la Iglesia) hay que rechazarlo como superstición” (P. Raymond Schroth, en Hitchcock, 174)


Tema: Esterilizar
Iglesia Católica
La legitimidad de las intenciones de los esposos no justifica el recurso a un medio moral reprobable como la esterilización directa (Catecismo 2399)

Magisterio paralelo:
Cada uno es dueño de su cuerpo. La esterilización ayuda a la pareja a vivir su unión sexual y su vocación matrimonial
(P. Walter Burghardt, director de Theological Studies, en Hitchcock, 3Cool


Tema: Eucaristía
Iglesia Católica
El pan y en el vino está presente Jesucristo de forma verdadera, real, sustancial, con su cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad. Es Jesucristo.
(Catecismo 138, 1381)

Magisterio paralelo:
La Eucaristía es sòlo un símbolo (P. Victor Codina, El Mundo de los sacramentos, CRT 1991) La teología moderna no puede aceptar esa presencia de Jesucristo en el plan y en el vino después de la consagración (P. Edward Kilmartin, Iglesia, Eucaristía y sacerdocio en Hitchcock. 3Cool


Tema: Homosexual
Iglesia Católica
Los actos homosexuales son desordenados. El homosexual, como todo cristiano debe vivir la castidad.
(Catecismo 2357 a 2359

Magisterio paralelo:
El P. John McNeill, en su obra La Iglesia y los homosexuales (1976) fue el primero en justificar teológicamente el comportamiento homosexual. El mismo se declara homosexual (National Jesuits News, dic. 1986. p. 3)


Tema: Idelogias
Iglesia Católica
Las ideologías deben juzgarse a la luz del Evangelio y la ética natural. “La Iglesia ha rechazado las ideologías totalitarias y ateas asociadas al comunismo”.
(Catecismo 2425)

Magisterio paralelo:
“La construcción en diferentes tiempos y formas, de una sociedad comunista” (P. Dennis Willigan, , National Jesuit News, abril 1972). “El socialismo parece ser la mejor organización posible” (P. Aloysius Pieris, El rostro asiático de Cristo Sigueme, 215)


Tema: Iglesia
Iglesia Católica
La Iglesia fue fundada por Jesucristo sobre el cimiento de los apóstoles elegidos por Él (Catecismo 765 a 1037)

Magisterio paralelo:
“Si alguien pretende hacer seriamente el camino espiritual, se verá forzado a renuncia a la Iglesia de Cristo”
(P. David Toolan, en 1973; Hitchcock, 39)


Tema: Infierno
Iglesia Católica
Es la separación eterna de Dios, felicidad plena.
(Catecismo 1033 a 1037)

Magisterio paralelo:
Es una especie de purgatorio transitorio (P. Francois Brune, Más allá n. 50 1993, p. 65)


Tema: Matrimonio
Iglesia Católica
Es indisoluble. No se puede reconocer como válida una segunda unión si es válida la primera
(Catecismo 1644, 1645 y 1650)

Magisterio paralelo:
El Evangelio no dice que,si dos cónyuges se ponen de acuerdo para separarse e iniciar nuevos matrimonios, no puedan divorciarse (P.Juan Mateos, CRT Biblia y pueblo, nº 5, 73) El matrimonio puede “ser disuelto y desintegrado”
(P. Theodore Mackin, What is marriage?)


Tema: Misión
Iglesia Católica
La misión de la Iglesia es la salvación de las almas, la glorificación de Dios y la edificación del Reino de Jesucristo en la sociedad
(Catecismo 824 y 849 a 852)

Magisterio paralelo:
El propósito del Evangelio es proclamar la liberación del género humano en el más pleno sentido social y político, y la tarea de la Iglesia es promover este proceso (P. Juan Luis Segundo, en Hitchcock,128)


Tema: Oración
Iglesia Católica
Es un diálogo con Dios y un dos de Dios:, elevar el alma a Dios o pedir los bienes convenientes
(Catecismo 2559)

Magisterio paralelo:
Para el P. Anthony de Mello y otros sacerdotes de estilo oriental la oración es aplicar unas técnicas para el autoconocimiento.


Tema: Papa
Iglesia Católica
El Vicario de Jesucristo en la tierra, Sucesor de Pedro, principio y fundamento perpetuo y visible de unidad. Tiene potestad plena, suprema y universal que puede ejercer siempre con entera libertad
(Catecismo 882)

Magisterio paralelo:
“La encíclica Veritatis Splendor de Juan Pablo II parece ser más para la edad media que para la modernidad. El imaginario social del Papa se parece más a Trento que al Vaticano II”. (P. Jesús Vergara Aceves, El Financiero, 5-XI-93 y 25-X-94)


Tema: Pecado
Iglesia Católica
“Es pecado mortal lo que tiene como objetivo una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento”
(Catecismo 1857)

Magisterio paralelo:
“No es aceptable que el pecado mortal consista en que una persona consciente y voluntariamente elija algo gravemente desordenado”
(P. Richard McCormick, The Critical Calling, Georgetown, p. 182)


Tema: Pobres
Iglesia Católica
Los pobres del Evangelio son los desprendidos de los bienes de este mundo: su única seguridad es Dios
(Catecismo 2544-2547)

Magisterio paralelo:
“Pobre es el oprimido en cuanto clase y comprometido en las luchas de Liberación”
(P. Aloysius Pieris, El rostro asiático de Cristo, Sígueme, 214)


Tema: Purgatorio
Iglesia Católica
Purificación final de los elegidos, completamente distinta del castigo de los condenados
(Catecismo, 1031)

Magisterio paralelo:
“La Iglesia debería respetar las creencias de otras religiones que sostienen hipótesis más coherentes que la del purgatorio, inventado en la Edad Media”.
(P.Pedro Miguel Lamet, Diario 16, 4XII-95)


Tema: Pueblo
Iglesia Católica
Se entra al Pueblo de Dios por la fe y el Bautismo. Su misión es ser sal de la tierra y luz del mundo.
(Catecismo 781 y 804)

Magisterio paralelo:
El pueblo de Dios es asamblea que lucha en medio del mundo. Son del mundo y se asimilan a él. Es más, son el mundo. El mundo dicta cómo debe ser este pueblo.


Tema: Reencarnación
Iglesia Católica
No hay reencarnación después de la muerte. Los hombres mueren una sola vez y son juzgados. Al final de los tiempos resucitarán los muertos
(Catecismo 1022 y 1038)

Magisterio paralelo:
Nada en la doctrina católica se opone a la reencarnación (P. José María Pilón, Más Allá, 14-V-94). “Creo que la reencarnación puede ser un fenómeno”
(P. Francois Brune, Más allá. 50 (1993)


Tema: Religiones
Iglesia Católica
No hay salvación fuera de la Iglesia. Hay gente que puede salvarse siendo fiel a su conciencia (Lumen Gentium, 16) aunque no sin la Iglesia y los méritos de Jesús.

Magisterio paralelo:
Todas las religiones son iguales y sirven para la salvación. Como la salvación la entienden sobre todo como la liberación de los opresores no importan las teorías, sólo la práctica liberadora.


Tema: Resurrección
Iglesia Católica
Cristo resucitó al tercer día abriéndonos así el camino a una nueva vida
(Catecismo 638 a 655)

Magisterio paralelo:
La resurrección significa que Dios aprobó la lucha de Jesús: denunciar a los poderosos; que Dios estará en las luchas del pueblo. Dios no quiere un pueblo que se resigne con su pobreza, sino que luche organizadamente por la justicia (Centro de Reflexión Teológica, Jesús al servicio del pueblo, p 30)


Tema: Revolución
Iglesia Católica
La revolución sólo es lícita en las condiciones necesarias para la guerra justa (Catecismo 23 a 2317). La revolución es causa de males. La Iglesia y el progreso económico de hombres y sociedades.

Magisterio paralelo:
La revolución violenta es un medio para que los pobres puedan conseguir su liberación de poderes opresores.
“ningún verdadero cristiano podría dejar de apoyar el régimen cubano de Castro o impedir la revolución” (P.Juan Luis Segundo, en Hitchcock, 129) “Sólo con el compromiso revolucionario de la Iglesia se cumple de verdad el Evangelio” (P. Ignacio Ellacuría, La libertad se hizo carne, 1976)


Tema: Sacerdocio
Iglesia Católica
Sólo el varón bautizado recibe válidamente la ordenación sacerdotal, esa fue la voluntad de Jesucristo. Los argumentos son teológicos.
(Catecismo 1577 a 1580)

Magisterio paralelo:
Casi todos los sacerdotes de la Facultad de Teología de Berkeley rechazaron públicamente el documento de Pablo VI que confirmaba la no ordenación sacerdotal de las mujeres (Hitchcock, 3Cool. La mayoría defiende el sacerdocio femenino por razones sociológicas, pero dicen que los tiempos no están maduros para decirlo abiertamente.


Tema: Salvación
Iglesia Católica
Cristo muere en la cruz por nuestra salvación en obediencia al Padre. La salvación del hombre es la vida eterna en Dios.
(Catecismo 599 a 609 y 1026)

Magisterio paralelo:
A Jesucristo lo mataron por motivos políticos (P. Carlos Bravo, CRT; Jesús al servicio del pueblo). “La salvación final no es el objetivo central del Mensaje de Jesús” (P. Juan Mateos, CRT, Biblia y pueblo nº 5, p.6)


Tema: Violencia
Iglesia Católica
Sólo es admisible en defensa propia
(Catecismo 2263 y 2306)

Magisterio paralelo:
Justifican la violencia revolucionaria (Centro de Reflexión Teológica, Chiapas: Buena Nueva a pesar de todo, p. 7)
Al ‘pacifista’ Daniel Berrigan, no le importaba la violencia de la guerrilla comunista vietnamita porque según él era defensa personal (Hitchcock, 118)



Nota:
En el cuadro se ha citado a algunos sacerdotes disidentes; no porque sean sólo ellos quienes, por desgracia, piensan y viven de modo diverso a pero en realidad están construyendo otra distinta, cimentada no en la Revelación divina, sino en ideologías y teorías demagógicas.

Prefieren sus ideas y las del mundo a la enseñanza de Dios. Estos sacerdotes se han tomado esta tarea como un deber y una misión y no escuchan a ninguna de las autoridades que Jesucristo puso al frente de su Iglesia para dirigir a sus hijos hacia la salvación.

En el magisterio paralelo simplemente no se considera la vida eterna, todo queda reducido a estructuras sociales. Entonces, ¿qué iglesia predican y viven estos sacerdotes? ¿la de Jesucristo? No; la de ellos, un modelo de iglesia que está en profundo antagonismo con la de Jesucristo. No puede vivirse en las dos a la vez.
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MensajePublicado: Mar Ene 03, 2006 5:08 am    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

Este artículo es bastante largo por eso lo he resumido. Para leerlo completo ir al enlace.


http://www.es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=29&ca=745&te=2345&id=25169

Autor: Martín Zavala M.P.D | Fuente: Defiende tu fe

“Donde hubo fuego, cenizas quedan”

Las cenizas que los teólogos disidentes, van dejando, son más graves que el mismo incendió que provocaron...Quitémoslas del camino, para que la luz de Cristo pueda brillar en plenitud.


“Donde hubo fuego, cenizas quedan”
Introducción

Hace unos días me ‘llegó’ la noticia del congreso de la asociación de teólogos Juan XXIII el cual en realidad es un evento de teólogos progresistas o liberales donde el común denominador es el ataque a la jerarquía de la Iglesia, a la cual en esta ocasión, la acusó de estar sumida en “un invierno eclesial”. Se trató de su 25º aniversario. Entre sus fundadores y promotores hay sacerdotes religiosos y diocesanos.

A dichos congresos, a los largo de los años han asistido los principales promotores de la teología de la liberación, incluyendo a algunos de las versiones mas radicales de esa corriente teológica: El peruano Gustavo Gutiérrez; el obispo de México Samuel Ruiz; el catalán Pedro Casaldáliga; El ex ministro sandinista Fernando Cardenal, J. L. Segundo... Igualmente, con ideas afines, no podríamos dejar de mencionar a algunos otros promotores de mayor o menor escala como: Leonardo Boff (Brasil), Juan Sobrino (El Salvador), Hans Küng (Alemania), Rosemary Radford Ruether (U.S.A.), Julio de Santa Ana (Uruguay), Sergio Arce (Cuba), Mª.-Pilar Aquino (México), Marcos Villamán (República Dominicana), Liliana Gallo (Colombia), Eduardo de la Lerma (Argentina), Sixto García (U.S.A.), Enrique Dussel,, Julio de Santa Ana (Suiza), Fernando Torres (Colombia) Juan José Tamayo y J.M. Vidal (España)..

Es en relación con la llamada teología de la liberación, aprovechando el 25º. Aniversario de uno de sus medios de difusión, que comparto las siguientes reflexiones:

1.- De la panacea a la decadencia. Gracias Señor Jesús.
Creo que nadie puede dudar de las aportaciones positivas de esta corriente religiosa a la Iglesia. De hecho el Papa Juan Pablo II llegó a decir a los obispos del brasil que “era necesaria”. Ni mucho menos se puede negar el influjo de la misma en el campo teológico y pastoral a nivel mundial. Sin embargo, al mismo tiempo, no podemos olvidar lo señalado por la congregación para la doctrina de la fe en 1984, presidida por el entonces cardenal Joseph Ratzinger y actual Papa Benedicto XVI, que afirmaba:
“La presente Instrucción tiene un fin más preciso y limitado: atraer la atención de los pastores, de los teólogos y de todos los fieles, sobre las desviaciones y los riesgos de desviación, ruinosos para la fe y para la vida cristiana, que implican ciertas formas de teología de la liberación que recurren, de modo insuficientemente crítico, a conceptos tomados de diversas corrientes del pensamiento marxista.
Esta llamada de atención de ninguna manera debe interpretarse como una desautorización de todos aquellos que quieren responder generosamente y con auténtico espíritu evangélico a «la opción preferencial por los pobres». De ninguna manera podrá servir de pretexto para quienes se atrincheran en una actitud de neutralidad y de indiferencia ante los trágicos y urgentes problemas de la miseria y de la injusticia. Al contrario, obedece a la certeza de que las graves desviaciones ideológicas que señala conducen inevitablemente a traicionar la causa de los pobres. Hoy más que nunca, es necesario que la fe de numerosos cristianos sea iluminada y que éstos estén resueltos a vivir la vida cristiana integralmente, comprometiéndose en la lucha por la justicia, la libertad y la dignidad humana, por amor a sus hermanos desheredados, oprimidos o perseguidos. Más que nunca, la Iglesia se propone condenar los abusos, las injusticias y los ataques a la libertad, donde se registren y de donde provengan, y luchar, con sus propios medios, por la defensa y promoción de los derechos del hombre, especialmente en la persona de los pobres”. Libertatis Nuntius, Instrucción sobre algunos aspectos de la ´Teología de la liberación

De esta manera, el entonces cardenal y actual Papa Benedicto XVI sintetizaba la razón del documento, pues unido a los elementos positivos, ya desde ese tiempo, se manifestaban en algunas de esas corrientes de esa teología, varios elementos contrarios a la fe cristiana.

Sin duda que el influjo de la teología de la liberación hizo en muchas esferas eclesiales se dejó sentir en lo positivo y en lo negativo. Gracias a Dios, a los cambios socio-politicos en el mundo y a los diferentes mecanismos eclesiales que el magisterio de la Iglesia puso en marcha, los influjos negativos de esa corriente, en su versión más radical, se han ido desvaneciendo.

Mecanismos eclesiales que ayudaron a disminuir su influjo negativo fueron tales como:

Los nombramientos de obispos en mayor sintonía con el magisterio de la Iglesia y en comunión con el Papa;
· Documentos orientadores sobre el tema como Libertatis Nuntius, Instrucción sobre algunos aspectos de la ´Teología de la liberación ó otro llamado Libertatis conscientia


· La “Apostolos suos” en 1998 sobre “sobre la naturaleza teológica y jurídica de las conferencias episcopales para precisar su papel y evitar desviaciones al por mayor;

· La “Ex corde ecclesiae” en 1990 sobre las universidades e Institutos de formación católicos para reforzar su identidad o catolicidad unidas al magisterio;

· La instrucción sobre “La vocación eclesial del teólogo” en 1990 para mostrar su complementariedad si permanece unido al magisterio eclesial

· El Catecismo de la Iglesia Católica que presenta lo que creemos, vivimos y celebramos de una manera orgánica y sistemática.

· Sobre todo la Dominus Iesus en el 2000 que aclara los elementos cristianos esenciales para evitar el relativismo y subjetivismo teológico y pastoral.

Tercer ceniza: “Los liberales en vías de extinción”.
Al principio del artículo mencione que un dato irreversible es la desaparición por “extinción” de los teólogos liberales pues al no tener semilla de vida no hay quien desee seguir sus pasos. Aunque ellos digan que es por la ‘persecución’ la verdad es que es por “extinción” pues no hay quien de un paso al frente por algo que desaparece.

Sin embargo, si queremos ser mas precisos y realistas, no debemos de perder de vista que todavía hay algunos de sus seguidores en casi todo el mundo. Dos o tres en cada diócesis que ya no declaran abiertamente su afiliación a la “teología de la liberación” para no dañar sus intereses personales. Lo grave no es que sean muchos. No. Lo graves es que se han quedado en puestos claves de las diócesis, seminarios, Institutos de teología etc. y a partir de allí, ni hacen ni dejan hacer, filtrando sutilmente su ideología.

Callar esta verdad no es de cristianos y dejarla pasar sin hacer nada es una traición al Evangelio. Las características comunes de ellos se manifiestan de diversas formas y grados pero generalmente son:

1. Ataques constantes a la jerarquía de la Iglesia.
2. Les preocupa más el lenguaje inclusivo que la santa Eucaristía.
3. Hablan de ecumenismo como si fuera indiferentismo.
4. Si hablas en contra de la teología de la liberación eres lo peor. Prepárate a salirte de allí pues te verán peor que un hereje.
5. Si no eres de su línea, eres un retrógada preconciliar.
6. No apoyan a movimientos aprobados por el mismo Vaticano pues los califican, según ellos, de espiritualistas.
7. Sus ejemplos a imitar son Boff, Gutierrez, Casaldáliga…
8. Forman círculos de aislamiento entre sus compañeros afines. Les sirve para protegerse pero sobre todo para atacar y no dejar entrar en su esfera a ningún papista, calificando de esa manera a los que están en comunión con el Santo Padre.
9. Atacan por la espalda, pues perdieron la capacidad de dialogar.
10. Llaman Ceb’s a todo grupo. Sea comunidad de evangelización o grupo de oración o círculo bíblico… para ellos es una Ceb(Comunidad eclesial de base), como ya casi no existen ni crecen, asi cubren la apariencia al reportar que en su diócesis si hay Ceb’s
11. Desmitificación, según ellos, de la Palabra de Dios.
12. Se sintieron defraudados con el nombramiento del cardenal Ratzinger como el nuevo Pontífice.
13. Piensan en los pobres, pero viven como ricos.
14. Su lugar favorito de apostolado es el escritorio.
15. Reflexionan por los pobres, en vez dejarlos pensar por si mismos.
16. Su falta de vivencia de la fe provoca asfixia espiritual pues nadie da lo que no tiene.
17. Ratzinger para ellos era un “atraso” y la “Dominus Iesus” una marcha atrás. Ahora algunos no saben que hacer o dedicarse mejor a otra cosa.
18. Su teología moral es cuestión de actitudes y el aborto y la homosexualidad cosas sin importancia.
19. Su teología cae en el cientificismo y en los “posesionados” sólo verán una patología psicológica; en los “estigmatizados” una proyección psicosomática y en los “místicos” a individuos con serios transtornos mentales.
20. La Biblia para ellos es secundaria y ha que leerla en clave liberacionista. Su interpretación tiende a considerar casi todo como símbólico y el magisterio de la Iglesia lo hacen a un lado pues dicen que no es infalible y por eso no lo obedecen.
21. Hablar de Satanás y de exorcismos nunca lo hacen, Dios los libre de eso.
22. Aman la “liberación” pero desconocen la doctrina social de la Iglesia
23. Ya no mencionan ser adherentes a la “teología de la liberación” pero sus corazones y acciones dependen de ella.

Ahora imagínese a estos hermanos con algunas de estas características siendo rectores de seminarios; Directores de Institutos de teología; Superioras de una comunidad religiosa; Coordinadores de pastoral vocacional; Profesores de universidades católicas; vicarios de pastoral… por eso estamos como estamos.
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MensajePublicado: Mar Ene 03, 2006 5:31 am    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
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http://es.catholic.net/sectasapologeticayconversos/745/2347/articulo.php?id=22894

Autor: Magaly Llaguno | Fuente: vidahumana

El Movimiento Internacional Somos Iglesia

Los "derechos" humanos,"matrimonio"entre homosexuales o lesbianas, la aprobación de los sacerdotes casados... esto y más son algunas de las propuestas de este movimiento alegan ser católico, a la misma vez que rechazan las enseñanzas de la Iglesia.


El Movimiento Internacional Somos Iglesia

Han surgido dentro de la Iglesia Católica en EEUU y en muchos países, organizaciones disidentes que alegan ser católicas, a la misma vez que rechazan las enseñanzas de la Iglesia que fundó Jesús; especialmente con respecto a la moral sexual. Dichos movimientos se han unido para colaborar y lograr sus propósitos en una red internacional, llamada "International Movement We Are Church" - Movimiento Internacional Somos Iglesia, IMWAC por sus siglas en inglés. El IMWAC se define a sí mismo como "una red de grupos, trabajando en diferentes partes del mundo para crear el diálogo que lleve a la renovación y reforma de la Iglesia Católica Romana". (1)

Alegan los que dirigen este movimiento de disidentes, que quieren lograr "una renovación de la Iglesia en el espíritu de Jesús" (2), pero están promoviendo radicales reformas en la Iglesia Católica y cuestionando e inclusive condenando, enseñanzas de la Iglesia en los temas de moral. Es obvio que el enemigo de las almas, el "padre de todas las mentiras", como le llamó Jesús, ha engañado a un gran número de católicos y está tratando de destruir la Iglesia desde adentro.

El Movimiento Internacional Somos Iglesia comenzó en Austria en 1995, al ser emitido un primer Manifiesto. Ese documento sirvió como base a una campaña de recogida de firmas que supuestamente representaban "el descontento" de "millones de católicos". (3)

La campaña fue presentada en Madrid por Hans Küng (quien fue privado del título "teólogo católico" por el Vaticano), en el Congreso de Teología organizado por la Asociación de Teólogos Juan XIII, en septiembre de 1995. A partir de ese momento se inició en España "la recogida de firmas y el apoyo a la campaña internacional Somos Iglesia". (4)

En 1996, se unieron en Roma todas las iniciativas nacionales de los grupos disidentes de un número de países,que estaban recogiendo firmas para promover las "reformas" lanzadas en Austria en 1995. A raíz de ello quedó constituida la red.(5) De Austria la campaña se extendió rápidamente a Alemania y otros países de Europa, así como a la América.

En EEUU, el Women´s Ordination Conference (Conferencia para la ordenación de mujeres al sacerdocio) y Catholics Speak Out (Hablan los católicos), grupos católicos disidentes, coordinaron la campaña de firmas del Movimiento Internacional Somos Iglesia y CFFC (Catholics for a vendedor Choice, por sus siglas en inglés), la co-patrocinó.(6) Esta última es una organización pseudocatólica que tiene filiales en América Latina y España y promueve la anticoncepción, el aborto, los falsos "derechos" de los homosexuales y otros males; y trabaja muy activamente con el Movimiento Internacional Somos Iglesia. (7)

El European Network "es una red de grupos católicos romanos a través de Europa", cuyos miembros provienen de Bélgica, la República Checa, Francia, Alemania, Hungría, Irlanda, Italia, los Países Bajos, Suiza y el Reino Unido." La red también está afiliada a grupos norteamericanos de disidentes incluyendo Catholics for a vendedor Choice (Cool y "trabaja con el Movimiento Internacional Somos Iglesia, para fortalecer la red internacional de grupos católicos", para poder "reformar" la Iglesia. (9)

Human Life International (HLI) y su Sección hispana, Vida Humana Internacional, dieron la voz de alerta sobre el Movimiento Internacional Somos Iglesia en EE.UU., en sus comienzos.
Representantes de CFFC y de CDD (Católicas por el Derecho a Decidir en América Latina de Brasil y México), fueron invitadas por el Movimiento Internacional Somos Iglesia a una reunión con el "Foro Europeo de Católicas y Católicos". Asistieron también representantes de España, Colombia y Venezuela. "La Red de Católicas por el Derecho a Decidir y Catholics for a vendedor Choice, la Red Católica Internacional, quedó representada en el Comité Coordinador del Movimiento Internacional Somos Iglesia, por María Consuelo Mejía y Pilar Sánchez, integrantes de Católicas por el Derecho a Decidir en México." El encuentro tuvo lugar en Roma entre el 7 y el 10 de octubre de 1999.

En concreto, las demandas del Movimiento Internacional Somos Iglesia son:

1.La ´primacía´ de la conciencia en todas las decisiones morales, especialmente en cuestiones de moral sexual como por ejemplo, el control de la natalidad. (Aclaración: la conciencia no es la fuente de la moral, sino sólo testigo de la presencia de la ley moral infundida por Dios en la naturaleza humana, cf. Romanos 2:14-16. Por tanto, la conciencia no determina lo que está bien o mal -- eso es patrimonio de Dios, sino que descubre lo que está bien o mal, y debe obedecer por consiguiente los mandamientos de Dios tal y como los enseña la Iglesia.) (10)

2. Garantizar los "derechos" humanos respecto a la sexualidad de todas las personas, sin hacer referencia a su "orientación sexual".Esto implica la aceptación del "matrimonio" dentro de la Iglesia entre homosexuales o lesbianas, etc

3.(11) Permitirles a todos los divorciados y vueltos a casar por lo civil, el recibir la comunión sin necesidad de cambiar de conducta (arrepentirse, confesar y dejar de vivir en concubinato).

4. La aprobación de los sacerdotes casados, de los teólogos disidentes y de todos los que ejercen la "libertad" de palabra, es decir, de todos los que enseñan ideas contrarias a la doctrina del Magisterio de la Iglesia. (12)

La Corriente Somos Iglesia en España

El Segundo manifiesto del Movimiento Internacional Somos Iglesia surgió en España en enero de 1998, bajo el título "Por una iglesia consecuente con la defensa de los derechos humanos". En dicho manifiesto se afirmó "la sexualidad" como "una dimensión más del ser humano, abierta en sus posibilidades y expresiones, sean heterosexuales u homosexuales". Este manifiesto fue "adoptado también por otros grupos europeos y latinoamericanos". (13) En el 2000 se emitió un tercer manifiesto, el cual solicita que no se discrimine a nadie "por sus opciones sexuales" y promueve los derechos de los "gays y lesbianas". Este movimiento "católico", llamado en España Corriente Somos Iglesia, se declaró públicamente en contra de las afirmaciones de los obispos españoles en defensa de la vida.

En sus "comunicados públicos" la Corriente Somos Iglesia:


1.Apoyó públicamente al sacerdote español José Montero (quien se declaró homosexual y no-célibe) y condenó "el celibato como norma de obligatorio cumplimiento para los presbíteros. La Corriente Somos Iglesia también promovió el "derecho" de los homosexuales a "establecer vínculos estables de pareja, equiparables social y jurídicamente a los matrimonios heterosexuales" y condenó como "lamentables" las "condenas" de la Congregación de la Doctrina de la Fe en este asunto.

2. Expresó su apoyo "al comunicado de prensa elaborado por ACGIL (Associació Cristiana de Gais I Lesbianes), en contra del Lexicón de la Familia del Consejo Pontificio para la Familia, en el cual se condenan los matrimonios homosexuales. (14)

Existen en España más de 97 organizaciones que promueven los "derechos" de los gays y las lesbianas, algunos de ellos auto denominados "cristianos". La ya mencionada asociación de "homosexuales y lesbianas cristianas", forma parte de una federación llamada Coordinadora Gai-Lesbiana, fundada en diciembre de 1986 en Barcelona, la cual es miembro de ILGA (International Lesbian and Gay Association), la principal organización homosexual activista que trabaja a nivel mundial, incluyendo Latinoamérica.

"El grupo de ideología, religión y homofobia de ILGA distribuyó el Manifiesto ´Movimiento de Renovación: Somos Iglesia´ en agosto de 1996".

Los obispos españoles expresaron su oposición a la Corriente Somos Iglesia, mediante un comunicado de la Conferencia Episcopal Española, el 10 de julio del 2002. En él afirmaron que dicho grupo de disidentes "no es un grupo eclesial y no ha recibido ninguna aprobación ni reconocimiento canónico" y "propone afirmaciones y reinvindicaciones que se apartan claramente de las enseñanzas de la Iglesia Católica, hieren y van en detrimento de la comunión ecclesial".

Monseñor José Gea, Obispo de Mondoñedo-Ferrol en España, escribió cinco excelentes Cartas Pastorales dedicadas a denunciar los errores del Movimiento Somos Iglesia y explicar las enseñanzas de la Iglesia Católica.

Un nuevo concilio Vaticano : El plan de los disidentes para la Iglesia Católica

"Más de 150 colectivos eclesiales, animados por la Corriente Somos Iglesia", elaboraron y han "suscrito un Llamamiento a favor de un Proceso Conciliar con la participación activa del pueblo de Dios", y organizaron un "Encuentro Internacional para la Renovación de la Iglesia Católica", que tuvo lugar del 19 al 22 de septiembre del 2002, en la Universidad Carlos III de Leganés, Madrid.(15) El evento, organizado por la Corriente Somos Iglesia y titulado "Otra Iglesia es posible", es "la aportación colectiva" a la Iniciativa Internacional de un nuevo concilio en la Iglesia Católica, iniciativa independiente promovida por obispos católicos para avanzar hacia un nuevo Concilio Ecuménico, en continuidad con el Vaticano II".(16)

"El resultado de esta consulta será la contribución de la Corriente Somos Iglesia a la Iniciativa…campaña independiente de recogida de firmas - en apoyo a una carta dirigida al Papa…impulsada por más de 35 obispos católicos, en su mayoría latinoamericanos". (17)

Se llevaron a cabo reuniones de redes, que incluían "representantes de la Federación Internacional de Sacerdotes Católicos Casados y de colectivos de homosexuales cristianos/as". (1Cool Durante el ya mencionado encuentro, Juan José Tamayo Acosta, el teólogo secretario de la Asociación de Teólogos Juan XXIII en Madrid, afirmó durante su charla "Un concilio para el siglo XXI: Recuperando la tradición conciliarista del cristianismo", que "actualmente es la Corriente Somos Iglesia, la que con el apoyo de centenarios de colectivos católicos críticos y de cuarenta obispos latinoamericanos, ha pedido la puesta en marcha de un proceso conciliar". (19)

Colaboración con gays y lesbianas

La Coordinación: Grupo Cristiano del Colectivo Lambda de Valencia, llevó a cabo un taller titulado "Cristianismo y homosexualidad" en el congreso "Otra Iglesia es posible". Entre los temas de los demás talleres que se llevaron a cabo, estaban: "la perspectiva de género", "feminismo, ecología y cristianismo" y "la ordenación de las mujeres en la Iglesia Católica".(20) Hubo una mesa redonda sobre los "diferentes tipos de familia", durante la cual se alabó a los "movimientos feministas y de liberación sexual" y se apoyó la adopción de niños por "familias" homosexuales.

La campaña internacional "Hacia un nuevo Concilio"

Al finalizar el Encuentro "Otra Iglesia es posible", que convocó "a 500 católicos cristianos" que "pertenecen a 200 grupos de base y organizaciones de toda España y de más de 30 países del mundo", los participantes hicieron "suya la petición hecha al Papa para un nuevo Concilio y un proceso conciliar, participatorio y corresponsable, firmado por más de 30 obispos católicos, que está recogiendo miles de firmas de apoyo de alrededor del mundo". (21)

En abril de 2002 se hizo pública la carta abierta al Papa titulada "Hacia un nuevo Concilio", pidiéndole que convoque un nuevo Concilio Ecuménico.(22) Entre las organizaciones que firmaron a favor de esta campaña están: las Católicas por el Derecho a Decidir, alrededor de otros 142 grupos a través de toda España (incluyendo varios de homosexuales y lesbianas), y grupos de la Argentina, Chile, Colombia, México, Perú y el Uruguay. (23)

La introducción a la campaña Iniciativa Internacional a favor de un nuevo concilio en la Iglesia Católica afirma que se trata de "una iniciativa independiente que no está unida a ninguna iglesia u organización civil", pero "se les ofrece a todos los creyentes católicos y solicita el apoyo de aquellas personas e instituciones que estén interesadas."

Agrega : "Es una petición colectiva dirigida al Santo Padre, pidiéndole que inicie un proceso Conciliar que lleve a un nuevo Concilio Ecuménico en la Iglesia Católica", "con la co-responsable participación de católicos de todo el mundo y la colaboración de otras Iglesias Cristianas y otras religiones". (24)

Los promotores de esta iniciativa, que alegan "nace de personas con cargos de elevada responsabilidad en la Iglesia Católica", afirman que han decidido "no entrar en detalles acerca de los temas concretos de esa renovación". Es decir, que no explicarán (al menos por ahora), exactamente en qué consistirán las "reformas" que exigirán en un futuro Concilio. Sin embargo, admiten que "hasta ahora, quienes plantean la necesidad de un nuevo Concilio, lo hacen refiriéndose, total o parcialmente" a diversos temas como la "moral sexual y familiar", las "formas de vivir la sexualidad, de experimentar la maternidad y de entender el concepto de familia", el "acceso de la mujer al sacerdocio" y la "no obligatoriedad del celibato para acceder a ministerios ordenados; reintegración y consideración positiva de los sacerdotes casados". (25)

En su documento "2002-2003 Balance y Perspectivas", emitido el 15 de septiembre 2003 ("Cuaderno de trabajo para el período 2003-2004"), los promotores de esta campaña Proconcil a favor de un nuevo concilio, también afirman que "han sido cuidadosos para no ofender la sensibilidad de nadie y no dar pie a que se les acuse de estar en contra del Papa o del actual gobierno de la Iglesia". Sin embargo, los coordinadores de Proconcil, son Emilia Robles y Javier Malagón, quienes entre 1996 y 2002 fueron coordinadores de la Corriente Somos Iglesia en España; entre 1998 y 2002 fueron miembros del equipo de coordinación internacional de IMWAC (International Movement We Are Church) y en el 2002 coordinaron el Encuentro Internacional para la Renovación de la Iglesia Católica "Otra Iglesia es posible", durante el cual se promovió "la perspectiva de género", los "diferentes tipos de familia" (léase matrimonios de homosexuales) y la ordenación sacerdotal para las mujeres.

En su "Presentación" de la campaña, los coordinadores de Proconcil afirmaron que el propósito de su Iniciativa Internacional a favor de un nuevo Concilio en la Iglesia Católica, es estimular el debate en "comunidades, parroquias, diócesis, congregaciones, etc.", y que "los comentarios, opiniones y propuestas" que reciban "servirán para publicar, a finales de 2004 o principios de 2005, un nuevo documento más amplio, matizado y profundo" que será hecho público y ofrecido también a la jerarquía eclesiástica". (26)

Proconcil alega que está "En communion con toda la Iglesia y particularmente con el sucesor de Pedro" y que ha obtenido 12,003 firmas (julio del 2004), incluyendo las de 2 cardenales, 41 obispos, 998 sacerdotes y 442 teólogos. Las firmas de obispos del Brasil, Bolivia, Argentina, Ecuador, México, Guatemala, Perú, Filipinas, Indonesia y Japón. No menciona que el Movimiento Internacional Somos Iglesia, la organización Católicas por el Derecho a Decidir y otras organizaciones disidentes, están apoyándola. Esto nos hace pensar que es posible que exista un intento deliberado de ocultar las verdaderas intenciones de los promotores de este nuevo concilio, y que quizás muchos de los obispos que han firmado, no estén informados sobre las actividades de las organizaciones que promueven esta iniciativa o de sus verdaderas intenciones.

El Movimiento Internacional Somos Iglesia ha echado raíces en Latinoamérica

Hace ya años, el Movimiento Internacional Somos Iglesia fue exportado exitosamente a los países latinoamericanos. Además de en España, "está presente en Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana, Chile, México, Perú, Uruguay y Venezuela". (27) Es posible que se hayan organizado ya encuentros como el de la Corriente Somos Iglesia en Madrid, "en cada lugar, en cada país".

El informe completo del cual este artículo es un resumen, se titula "Informe sobre el Movimiento Internacional Somos Iglesia y fue escrito en noviembre del 2003. Dicho informe no pretende ser un recuento exhaustivo sobre la disidencia en la Iglesia Católica. Se sugiere que los católicos fieles de cada país investiguen y elaboren su propio informe sobre los disidentes y sus movimientos en sus respectivos países.
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MensajePublicado: Mar Ene 03, 2006 5:39 am    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
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http://es.catholic.net/sectasapologeticayconversos/745/2369/articulo.php?id=21381

Autor: P. Paulo Robles S.J. | Fuente: Is_Zarev

Magisterio paralelo: Presenta a un Jesucristo conflictivo

Para estos sacerdotes, todo el problema de Jesucristo gira en torno a estructuras sociales. El conflicto ya no es gracia y salvación de Dios contra pecado, sino oprimidos contra opresores, pobres contra ricos. Tienen un concepto de moral colectiva.


Magisterio paralelo: Presenta a un Jesucristo conflictivo
El proyecto social del magisterio paralelo para Centroamérica, busca eliminar a los ricos en lugar de promover socialmente a las clases humildes. Para ello crean un nuevo cristianismo con un Jesucristo que prescinde de todo lo que sea redención y salvación eterna del hombre, que ya no es verdadero Dios y verdadero hombre.

Hacen de Él un luchador político por los derechos de los oprimidos. Deforman la teología para justificar sus estrategias y sus opciones políticas. Por eso, según ellos, Jesucristo ni siquiera fue un personaje que buscó el desarrollo humano o el progreso económico de la gente; simplemente fue un ferviente dialéctico marxista, un hombre en conflicto.

El padre Carlos Bravo, en su obra Jesús, hombre en conflicto (Centro de Reflexión Teológica, México D.F. 1962), reduce a Jesucristo, redentor del mundo, al nivel de un simple activista que generó un conflicto de poderes políticos. Esto es destruir la fe. En su opúsculo Galilea año 30 y en su video Cómo entender los evangelios sostiene la misma tesis.

El Jesucristo que presentan estas personas no vino al mundo para redimimos del pecado y alcanzamos la salvación eterna, sino para organizar la insurrección contra los poderosos y las estructuras de su tiempo. Lo mismo dice el P. Jon Sobrino, en su obra Jesucristo liberador.


En Centroamérica, esta ola de sacerdotes, deforman el Jesucristo del Evangelio para justificar la ideología marxista. Aunque para ello hasta el plan de salvación de Jesucristo pase a ser parte de la lucha dialéctica de clases para cambiar la sociedad. El P. Jon Sobrino, acusa a todos de lo que él mismo hace "Jesucristo es usado de muy diversas formas, para defender uno u otro proyecto humano, social y aún político.

En todo esto hay un más y un menos, por supuesto, pero en su conjunto no nos parece desacertado afirmar que en un continente todavía cultural y socialmente cristiano a todos les interesa aparecer teniendo a Jesucristo a su favor o al menos no les interesa aparecer teniéndolo en contra" Jesucristo liberador, p. 11). Un Jesucristo, Redentor del pecado que nos abre el camino hacia la vida eterna, le parece al padre Jon Sobrino, una forma" abstracta". Reducen todo el plan de salvación del Señor a una misión puramente terrena escudándose en la famosa frase del P. Ignacio Ellacuría: "no hay historia de salvación sin salvación en la historia" (Teología Política, UCA editores, San Salvador 1973, 1-10). La mesianidad de Jesucristo se reduce a un liderato subversivo, adaptado más a la sociedad de la Revolución Industrial que a la Galilea del siglo l. "Atención al término subversivo y a las reservas que despierta: Desde el sistema dominante (otra vez aquí la dialéctica marxista y la moral de los sistemas en lugar de las personas) se le atribuye un connotado de ilegalidad, de ir contra el Orden, de peligrosidad. Sí: todo eso tiene la práctica de Jesús" (P. Carlos Bravo, Jesús, hombre en conflicto, pág. 275). Todo esto es falso. Jesucristo no fue un ilegal civil, y menos religioso. Él mismo dijo que no vino a cambiar ni una sola" i" de la ley (Mateo 5, 17-1Cool, sino a darle cumplimiento.


Para estos sacerdotes rebeldes, todo el problema de Jesucristo gira en torno a estructuras sociales. El conflicto ya no es gracia y salvación de Dios contra pecado, sino oprimidos contra opresores, pobres contra ricos.

Tienen un concepto de moral colectiva, no individual. El hombre no es malo según su obediencia a la conciencia o a Dios, sino según el grupo social al que pertenece. Así, los indios que apoyan a la guerrilla son todos buenos, aunque luego se constate que algunos llevan una vida bastante desorientada. Los guerrilleros son también buenos porque están en su bando. Don Samuel es bueno porque es el mediador de su lado. Los finqueros son todos malos, aunque personalmente algunos sean trabajadores honrados, que tratan a sus obreros con respeto y se han preocupado de dar les educación, justos salarios, etc.

La generalización por clases es por sí misma injusta. Si uno es bueno o malo simplemente por el lado de la trinchera en que se encuentra, entonces resulta lógico que los sacerdotes del magisterio paralelo no impartan formación moral y que se dediquen a explicar técnicas de organización guerrillera camufladas de clases de catequesis. Eso hizo el grupo Torreón en Chiapas desde hace diez años.

Los liberacionistas predican una moral de estructuras sociales, no de obediencia a la ley de Dios. Olvidan la dimensión trascendente del hombre. El hombre no es sólo un ser social, también es espíritu. El mensaje de Jesucristo no se reduce sólo a la promoción social. También habla, y sobre todo, de la salvación (o condenación) eterna del hombre. Este punto no lo consideran el magisterio paralelo. Según ellos, Jesucristo no murió para salvar al hombre del pecado y lIevarle a la vida eterna junto a Él, sino porque se opuso a una política opresora. Su muerte fue simplemente un fracaso político.

Para ellos, y éste es un error garrafal, Jesucristo ni siquiera era Dios; era un simple revolucionario, un agitador social, que fue ajusticiado. Muchos no dicen esto abiertamente y, si se les pregunta dirán que Jesucristo sí era Dios, pero a la hora de elaborar sus doctrinas se olvidan de la divinidad de Jesucristo. Es la reducción del dogma y de los misterios de la revelación (Trinidad, Eucaristía, etc.) a pura sociología.

Por otro lado, Jesucristo no fue un luchador violento. Anunció su muerte y la de sus discípulos que morirían en la persecución (Marcos 8,31-3Cool, nunca la de sus enemigos. No es justificable tomar las armas en nombre de Jesucristo y de su doctrina. Este mandato no aparece nunca en boca de Jesús. Al contrario, Jesús pide el perdón de las ofensas sufridas y del amor a los enemigos (Lucas 6, 27).

El Jesucristo conflictivo de la dialéctica marxista lo enseñan a los niños: en las cartillas y libros de catequesis usan textos del Evangelio para justificar la guerrilla; el mandamiento del amor lo leen como amar al pobre y perseguir al rico. Es la lectura normal de la Palabra de Dios que hacen los nuevos jesuitas. Todo nace de su ideología de fondo.

El concepto de pobre de estos sacerdotes coincide absolutamente con el término marxista y demagógico de proletariado. Cuando hablan de pobres, no se refieren a los del Nuevo Testamento (en griego ptojoi), que en las bienaventuranzas son llamados "Ptojoi en to pneumati" (Mateo 5, 3), es decir, pobres de espíritu.

El Evangelio no canoniza a los que no tienen nada que comer, sino a los que viven desprendidos de los bienes materiales. Al decir que es muy difícil que un rico entre en el Reino de los Cielos, el Evangelio se refiere a los que hacen de las riquezas la razón única de su vivir. El pobre no se salva por el simple hecho de no tener dinero ni el rico se condena simplemente por tenerlo. Dios no juzga a los seres humanos fijándose sólo en lo que tienen, sino en sus actos, intenciones y en los deseos consentidos de su corazón.

Aun como categoría sociológica,este grupo de religiosos incluyen en la categoría de rico a estamentos muy curiosos. En Chiapas, como en El Salvador, condenaban y atacaban a los propietarios de una o dos hectáreas que trabajaban honradamente sus tierra, porque en su filosofía de fondo, el que tiene una propiedad privada, sea cual sea, es rico.

Los grandes capitostes comunistas no eran ricos pues todos sus lujos y propiedades estaban a nombre del estado, aunque viviesen en una opulencia similar a los zares. De otro modo no se explica el enriquecimiento de la familia Castro en Cuba o de la familia Ortega en Nicaragua. Para ellos pobre no es el que no tiene recursos, sino el que está identificado con la causa de la teología y las guerrillas de liberación. Predican una moral de estructuras sociales. no de hombres libres. La bondad y la maldad se encuentran, según ellos, en las estructuras y no en el corazón del hombre.

La premisa falsa de la que parten es que el Evangelio está escrito para las sociedades y las estructuras. Sin embargo, Jesucristo y la historia de la Iglesia nos enseñan lo contrario: el Evangelio es Buena Nueva que se propone a cada hombre. Jesucristo no se preocupa en el Evangelio de conquistar para la fe el Imperio Romano, Él va a las ovejas descarriadas de Israel, especialmente a las que están fuera del redil dejando las otras (Mateo 18, 12; Lucas 15, 4; Juan 10; Hebreos 13, 20), no va a salvar rebaños, y la primera acción de evangelización de la Iglesia naciente va orientada a las personas. Después la suma de esas personas convertidas será la que, en un segundo momento, convierta las sociedades.
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MensajePublicado: Mar Ene 03, 2006 6:09 am    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
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¿Cómo está la Iglesia allí donde un grupo de laicos que crea en la doctrina católica sobre Jesucristo, la Virgen, los ángeles, la Providencia, la anticoncepción, el Diablo, etc., y se atreva incluso a «defender» estas verdades agredidas por otros, sea marginado, perseguido y tenido por integrista?



Autor: P. José María Iraburu | Fuente: Catholic.net
Origen de las Disidencias
Crisis postconciliares,incomodidades ante la Humanæ vitæ, Oposición de algunos teólogos...

Enseñar la verdad, más que condenar el error

El Beato Juan XXIII (papa 1958-63), en el Discurso inaugural del Concilio Vaticano II (1962-65), afirma que éste dará «un magisterio de carácter prevalentemente pastoral».

Sin embargo, la Iglesia quiere que el Concilio «transmita la doctrina pura e íntegra, sin atenuaciones, que durante veinte siglos» ha mantenido firme entre tantas tormentas. Los errores nunca han faltado. Y «siempre se opuso la Iglesia a estos errores. Frecuentemente los condenó con la mayor severidad. En nuestro tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo prefiere usar de la medicina de la misericordia más que de la severidad. Piensa que hay que remediar a los necesitados mostrándoles la validez de su doctrina sagrada más que condenándolos» (n.14-15; 11-XI-1962).

Una enseñanza, que se relaciona con la anteriormente subrayada, la hallamos en la Declaración conciliar Dignitatis humanæ, sobre la libertad religiosa:

«...la verdad no se impone de otra manera que por la fuerza de la misma verdad, que penetra suave y a la vez fuertemente en las almas» (DH 1).

Juan Pablo II considera que éste es un «principio de oro dictado por el Concilio» (1994, cta. apost. Tertio Millenio adveniente 35).

Y ciertamente el Papa Pablo VI (1963-1978) se atiene a ella a lo largo de todo su pontificado. En efecto, así como en la enseñanza de la verdad y en la refutación de los errores muestra admirablemente su Autoridad apostólica docente, cohibe ésta en buena parte a la hora de frenar a los causantes de errores y abusos. Quizá, probablemente, esperaba que en años más serenos, pasadas las crisis postconciliares, se darían circunstancias favorables para ejercitar con más fuerza la potestad apostólica de corregir y sancionar.

Crisis postconciliares

En los años que siguen al Concilio, sin embargo, la situación de la Iglesia se va haciendo gravemente alarmante. Los errores doctrinales y los abusos disciplinares proliferan en esos años y van creciendo hasta producir conflictos muy fuertes.

Un caso de grave resistencia a muchas verdades y normas de la Iglesia se produce, por ejemplo, en el Catecismo Holandés y en el Concilio pastoral de Holanda (1967-1969).

Las propuestas doctrinales y disciplinares de éste le dejan a Pablo VI «perplejo» y le parece que «merecen serias reservas» (Cta. al Card. Alfrink y a los Obispos de Holanda, «L´Osservatore Romano» 13-I-1970).

El Cardenal croata Franjo Seper, en 1972, siendo Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, escribía estas palabras al padre Mikvlich:

«Me causa gran gozo que esté usted empeñado en el buen combate de la ortodoxia en materia de educación religiosa. No hay duda de que [...] se han traspasado todos los límites de lo tolerable. Hace poco tuve en las manos un “Catecismo” holandés, que no tenía nada que ver con la religión cristiana. [...]

«Soy incapaz de adivinar cuánto tiempo durará entre los católicos la locura actual. Por el momento, abunda la literatura sobre el ecumenismo; pero, en realidad, la crisis doctrinal católica es, al presente, un terrible obstáculo para el ecumenismo. El año pasado, en el día de Sábado Santo, tenía a mi mesa a un pastor protestante de Holanda, que me aseguraba que sus feligreses holandeses, protestantes, no tenían idea alguna de los interlocutores con quienes pudieran dialogar, pues no pueden discernir quién representa la doctrina católica. Y recientemente, si no me equivoco, un profesor ortodoxo griego se expresaba exactamente en el mismo sentido en un artículo publicado en un boletín del patriarcado serbio.

«Pienso que un día nuestros católicos volverán a la razón. Pero, ¡ay!, me parece que los obispos, que han obtenido muchos poderes para ellos mismos en el Concilio, son muchas veces dignos de censura, porque, en esta crisis, no ejercen sus poderes como deberían. Roma está demasiado lejos para intervenir en todos los escándalos, y se obedece poco a Roma. Si todos los obispos se ocupasen seriamente de estas aberraciones, en el momento en que se producen, la situación sería diferente. Nuestra tarea en Roma es difícil, si no encuentra la cooperación de los obispos»

Quejas semejantes ha expresado recientemente el Cardenal Ratzinger, también Prefecto de la Congregación de la Fe.

No podemos alargarnos ahora en la descripción y análisis de las tormentas doctrinales y disciplinares aludidas. Pero al menos examinaremos aquí con cierta atención la crisis, especialmente significativa, ocasionada por la encíclica Humanæ vitæ (1968).

La crisis de la Humanæ vitæ

Quizá el acto más valioso de todo el pontificado de Pablo VI fue la publicación de la encíclica Humanæ vitæ. «En virtud del mandato que Cristo Nos confió» (6), él enseña «la doctrina de la Iglesia» sobre el matrimonio (20, 28, 31). Haciéndolo, ha de de contrariar, en medio de una inmensa expectación de la Iglesia y del mundo, a la gran mayoría de los opinantes. En aquella ocasión, la autoridad de su Magisterio supremo actúa ciertamente ex sese, y no ex consensu Ecclesiæ, según los términos del Vaticano I.

Pablo VI en su encíclica enseña «la doctrina moral sobre el matrimonio propuesta por el Magisterio de la Iglesia con constante firmeza» (6). No hace, en efecto, sino continuar la doctrina de la tradición católica, de la Casti connubii (1930) de Pío XI, de las enseñanzas de Pío XII, las mismas que Juan Pablo II reitera después en la encíclica Familiaris consortio (1981) y en el Catecismo de la Iglesia Católica (1992).

Publicada la encíclica, inmediatamente se le viene encima a Pablo VI el mundo y buena parte de la Iglesia. Ya se lo esperaba:

«Se puede prever que estas enseñanzas no serán quizá fácilmente aceptadas por todos: son demasiadas las voces -ampliadas por los modernos medios de propaganda- que están en contraste con la de la Iglesia» (HV 1Cool.

Oposición de algunos teólogos

La grave maldad de la anticoncepción había sido hasta el Concilio unánimemente enseñada por los autores especializados en teología moral católica.

El P. Häring, por ejemplo, en La Ley de Cristo (I-II, Barcelona, Herder 19654), enseña que el uso de preservativos «profana las relaciones conyugales». Del onanismo -refiriéndose aquí con ese término al mal uso del matrimonio- dice que «sería absurdo pretender que tal proceder se justifica como fomento del mutuo amor. Según San Agustín, no hay allí amor conyugal, puesto que la mujer queda envilecida a la condición de una prostituta» (II,318). Por el contrario, «la continencia periódica respeta la naturaleza del acto conyugal y se diferencia esencialmente del uso antinatural del matrimonio» (316).

Ésta era, conforme al Magisterio apostólico, la enseñanza unánime de los moralistas. Pero en torno al Concilio se habían suscitado expectivas generalizadas de que la Iglesia, como no pocas confesiones protestantes, iba a aceptar la anticoncepción, al menos en ciertas condiciones. Por eso la Humanæ vitæ ocasionó en muchos indignación y rechazo. La rebeldía no se hizo esperar.

Mes y medio después de publicada la Humanæ vitæ, el P. Häring hace un llamamiento general a resistirla:

«Si el Papa merece admiración por su valentía en seguir su conciencia y tomar una decisión totalmente impopular, todo hombre o mujer responsable debe mostrar una sinceridad y una valentía de conciencia similares... El tono de la encíclica deja muy pocas esperanzas de que [un cambio doctrinal] suceda en vida del Papa Paulo... a menos que la reacción de toda la Iglesia le haga darse cuenta de que ha elegido equivocadamente a sus consultores y que los argumentos recomendados por ellos como sumamente apropiados para la mentalidad moderna [alude a HV 12] son simplemente inaceptables... Lo que se necesita ahora en la Iglesia es que todos hablen sin ambages, con toda franqueza, contra esas fuerzas reaccionarias» (La crisis de la encíclica. Oponerse puede y debe ser un servicio de amor hacia el Papa: «Commonweal» 88, nº20, 6-IX-1968; art. reproducido en la revista de los jesuitas de Chile, «Mensaje» 173, X-1968, 477-488).

Una parte importante de los moralistas coincide en esos años con la postura del P. Häring. Una declaración, por ejemplo, de la Universidad Católica de Washington, encabezada por el P. Charles Curran, y apoyada por unos doscientos «teólogos», rechaza la doctrina de la encíclica («Informations Catholiques Internationales», n. 317-318, 1968, suppl. p.XIV).

También en España muchos profesores de teología se han opuesto y se oponen a la doctrina de la Iglesia en temas de moral conyugal.

Oposición de algunos episcopados

En 1968 se produce en Francia, y un poco en todo el mundo, la Revolución de mayo. Y ese mismo año, en julio, estalla en la Iglesia la crisis de la Humanæ vitæ. Es un momento en el que la esperanza se pone en la rebeldía y el cambio.

El padre Marcelino Zalba, jesuita, en su estudio Las Conferencias episcopales ante la Humanæ vitæ (Cio, Madrid 1971), deja claro que son muchas más las Conferencias episcopales que aceptan claramente la encíclica, que aquellas que se muestran más o menos reticentes o a la defensiva, como si la encíclica fuera a ser causante de graves problemas de conciencia en los fieles.

Si se mira el número de Obispos de las diversas Conferencias, se aprecia que son muchos más los Obispos que aceptan claramente la inmoralidad absoluta de la contracepción que aquellos que se muestran reservados o reticentes: «hemos calculado grosso modo que [son] unos 1300 frente a unos 300-350» (Zalba, 192).

La posición, sin embargo, de los reticentes iba a tener una consecuencia histórica enorme. Con diversos matices y argumentos, varios Episcopados, como los de Alemania occidental, Austria, Bélgica, Canadá, Escandinavia, Francia, Holanda, Indonesia, Inglaterra y Gales, Rodhesia, aunque en esa hora crítica aceptan doctrinalmente la encíclica, consideran pastoralmente que, al no ser una declaración pontificia infalible, no cabe excluir absolutamente un posible disentimiento, de modo que, en casos gravemente conflictivos, habría que remitir el discernimiento del problema a la propia conciencia. Así, por ejemplo, los Obispos escandinavos: «que ninguno, por tanto, sea considerado como mal católico por la sola razón de un tal disentimiento».

Estas actitudes, producidas sobre todo en los países más ricos e influyentes de la Iglesia, van a ocasionar que la disidencia contra la moral conyugal católica, más o menos acentuada, se vaya haciendo en esos años primero lícita, y poco más tarde casi obligatoria para los católicos ilustrados o para cualquier movimiento de renovación y vanguardia.

La doctrina católica, sin embargo, da una verdad muy clara: que «es intrínsecamente mala “toda acción que se proponga como fin o como medio hacer imposible la procreación”» (Catecismo 2370; cf. Humanæ vitæ 14). Por el contrario, muchos todavía pretenden que se siga buscando y buscando argumentos teológicos -conflicto de deberes, mal menor, primacía de la conciencia, ideal y gradualidad, etc.- hasta que pueda afirmarse finalmente con toda paz lo contrario de lo que la Iglesia ha enseñado y enseña con absoluta firmeza:

«Pablo VI -afirma Juan Pablo II-, calificando el hecho de la contracepción como “intrínsecamente ilícito”, ha querido enseñar que la norma moral no admite excepciones: nunca una circunstancia personal o social ha podido, ni puede, ni podrá convertir un acto así en un acto de por sí ordenado» (12-XI-1988), es decir, moralmente lícito.

El «caso Washington»

Vengamos a un caso concreto, antes aludido, muy especialmente significativo. George Weigel, famoso por su biografía de Juan Pablo II, cuenta detalladamente cómo fue la crisis de la Humanæ vitæ en la archidiócesis de Washington, y concretamente en su Catholic University of America, donde, ya antes de publicarse la encíclica, se había centrado la impugnación del Magisterio (El coraje de ser católico, Planeta, Barcelona 2003,73-77).

«Tras varios avisos, el arzobispo local, el cardenal Patrick O´Boyle, sancionó a diecinueve sacerdotes. Las penas impuestas por el cardenal O´Boyle variaron de sacerdote a sacerdote, pero incluían la suspensión del ministerio en varios casos».

Los sacerdotes apelan a Roma, y la Congregación del Clero, en abril de 1971, recomienda «urgentemente» al arzobispo de Washington que levante las aludidas sanciones, sin exigir de los sancionados una previa retractación o adhesión pública a la doctrina católica enseñada por la encíclica. Esta decisión, inmediatamente aplicada, fue precedida de largas negociaciones entre el Cardenal O´Boyle y la Congregación romana.

«Según los recuerdos de algunos testigos presenciales, todos los implicados [en la negociación] entendían que Pablo VI quería que el “caso Washington” se zanjase sin retractación pública de los disidentes, pues el papa temía que insistir en ese punto llevara al cisma, a una fractura formal en la Iglesia de Washington, y quizá en todo Estados Unidos. El papa, evidentemente, estaba dispuesto a tolerar la disidencia sobre un tema respecto al que había hecho unas declaraciones solemnes y autorizadas, con la esperanza de que llegase el día en que, en una atmósfera cultural y eclesiástica más calmada, la verdadera enseñanza pudiera ser apreciada».

La disidencia tolerada

Casos como éste, y muchos otros análogos producidos sobre otros temas en la Iglesia Católica, enseñaron a los Obispos, a los Rectores de seminarios y de Facultades teológicas, así como a los Superiores religiosos, que en la nueva situación creada no era necesario aplicar las sanciones previstas en la ley canónica (Código de Derecho Canónico c.1371) a quienes en la docencia o en la predicación pastoral y catequética se opusieran a la enseñanza de la Iglesia.

Más aún, todos entendieron que era positivamente inconveniente defender del error al pueblo cristiano con estas sanciones, si ello podía traer escándalos o aunque solo fuere tensiones y conflictos en la convivencia eclesial.

También los profesores de teología, religiosos y laicos líderes aprendieron con estos acontecimientos que era posible impugnar públicamente temas graves de la doctrina católica sin que ello trajera ninguna consecuencia negativa. Se hacía posible, pues, enseñar, predicar y escribir contra la doctrina propuesta solemnemente por el Papa como doctrina de la Iglesia, sin que ello trajera sanción alguna.

La presunta licitud de la disidencia corrió por los ambientes universitarios y pastorales de la Iglesia como una buena nueva.

Conocimos, por ese tiempo, el caso de un moralista que al publicarse la encíclica Humanæ vitæ resolvió en conciencia abandonar la enseñanza que venía impartiendo en una Facultad de Teología. Pero poco más tarde decidió continuar en su docencia, al comprobar que estaba permitido disentir públicamente de la doctrina de la Iglesia.

La disidencia privilegiada

En pocos años la disidencia teológica, al menos dentro de ciertos límites, pasó de ser tolerada a ser privilegiada en bastantes medios eclesiales. Es la situación actualmente vigente en no pocas Iglesias del Occidente. En ellas es difícil que un teólogo sea prestigioso si no tiene algo o mucho de disidente respecto de «la doctrina oficial» de la Iglesia. El teólogo fiel a la doctrina y a la tradición de la Iglesia será generalmente estimado como adherente a una teología caduca, superada, meramente repetitiva, ininteligible para el hombre de hoy, creyente o incrédulo. Por el contrario, el haber tenido «conflictos con la Congregación de la Fe, el antiguo Santo Oficio», marcará en el curriculum de los autores un punto de excelencia.

El P. Häring (1912-1998), por citar el ejemplo de un disidente próspero, se jubiló como profesor de la Academia Alfonsiana en 1987. Todavía en 1989, exigía que la doctrina católica sobre la anticoncepción se pusiera a consulta en la Iglesia, pues acerca de la misma «se encuentran en los polos opuestos dos modelos de pensamiento fundamentalmente diversos» («Ecclesia» 1989, 440-443). Efectivamente, fundamentalmente diversos e irreconciliables.

Y aún tuvo ánimo para arremeter con todas sus fuerzas contra la encíclica Veritatis splendor (1993), especialmente en lo que ésta se refiere a la regulación de la natalidad: «no hay nada [...] que pueda hacer pensar que se ha dejado a Pedro la misión de instruir a sus hermanos a propósito de una norma absoluta que prohibe en todo caso cualquier tipo de contracepción» («The Tablet» 23-X-1993).

En la conmovedora página-web que la Academia Alfonsiana dedica a Bernard Häring como memorial honorífico, mientras se escucha el canon de Pachelbel, puede conocerse que a este profesor «le llovieron honores y premios» de todas partes, y que «es considerado por muchos como el mayor teólogo moralista católico del siglo XX».

Otro caso similar, de disidente próspero, es el de E. Schillebeeckx, que, después de ser amonestado por la Congregación de la Fe en varias ocasiones (1979, 1980, 1986), publica años más tarde una antología de sus errores en el libro Soy un teólogo feliz (Sociedad Educación Atenas, Madrid 1994).

La ortodoxia perseguida

Tiempos singulares en la historia de la Iglesia, en los que «teólogos» dura y largamente enfrentados con el Magisterio apostólico pueden ser considerados por muchos como los mejores.

Tiempos recios, en los que la fidelidad estricta a la doctrina católica puede llegar a ser una condición desfavorable o excluyente para enseñar en un Seminario o en una Facultad del Occidente ilustrado. Lo cual es lógico, por lo demás. Introducir en el ámbito predominantemente liberal y disidente de un Seminario o Facultad a un formador o a un profesor ortodoxo es admitir en él una bomba de relojería, pues es probable que cause graves problemas en cualquier momento.

«Tiempos recios», en la expresión de Santa Teresa. ¿Cómo está la Iglesia allí donde servir a la verdad católica y defenderla es sumamente arduo y peligroso, mientras que callar discretamente ante errores y abusos es condición para «guardar la propia vida» en la paz y la estima general? Un cierto grado de disidencia o al menos de respeto por las tesis de los disidentes es un pasaporte absolutamente exigido en muchos ambientes. Ante errores y abusos, a veces enormes, se responde con un silencio comprensivo y tácitamente anuente. En esa actitud tan frecuente, lo eclesial y académicamente correcto es no alarmarse por nada.

¿Cómo está la Iglesia allí donde un grupo de laicos que crea en la doctrina católica sobre Jesucristo, la Virgen, los ángeles, la Providencia, la anticoncepción, el Diablo, etc., y se atreva incluso a «defender» estas verdades agredidas por otros, sea marginado, perseguido y tenido por integrista?

Describir aquí, por ejemplo, el calvario inacabable que pasan ciertos grupos de laicos que pretenden difundir en sus diócesis, según la Iglesia lo quiere, los medios lícitos para regular la natalidad, excede nuestro ánimo. Se ven duramente resistidos, marginados, calumniados. Mientras otras obras, quizá mediocres y a veces malas, son potenciadas, ellos están desasistidos y aparentemente ignorados por quienes más tendrían que apoyarles.

En las Iglesias enfermas de disidencia liberal, por supuesto, sufren ese mismo calvario los Obispos, presbíteros, los religiosos y los laicos, fieles a la ortodoxia católica.
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San Agustín
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Beatriz
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MensajePublicado: Mie Ene 04, 2006 3:12 pm    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

http://www.es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=29&ca=745&te=2348&id=22800

Autor: P. José María Iraburu | Fuente: Catholi.net


La Teología no Teológica , Ambigüedades y Eufemismos


Esta separación actual respecto a la doctrina de la Iglesia algunas veces es frontal, pero con más frecuencia se expresa en modos ambiguos, eufemísticos, indirectos, implícitos.


La Teología no Teológica , Ambigüedades y Eufemismos
En ambientes como los descritos abunda lo que podríamos llamar teología no teológica. Puede un profesor de teología -se dicente «teólogo»- discurrir sobre temas teológicos y hablar de ellos con erudición y con terminología teológica y, sin embargo, no hacer realmente teología.

La teología es obra que la razón produce a la luz de la fe (ratio fide illustrata), y que «se apoya, como fundamento perdurable, en la Escritura unida a la Tradición» (Vat.II, Dei Verbum 24). Y «la Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia están unidos de tal modo que ninguno puede subsistir sin los otros» (ib. 10).

Pues bien, eso significa que cualquier «teología» que desarrolle su pensamiento al margen o en contra de Escritura, Tradición y Magisterio apostólico no es propiamente, para los católicos, teología. Es teodicea, teognosis, teología protestante -el libre examen luterano- o simplemente ideología. Incluso, quizá, la palabra gnosis sea la más indicada para referirse a esta pseudo-teología.

En todo caso, ¿por qué llamar teología a ciertos escritos sobre cristología, teología de la liberación, teología del matrimonio, Eucaristía, si en tantos graves aspectos enseñan tesis perfectamente contrarias a la enseñanza de la Biblia, de la Tradición y del Magisterio? Ese abuso del lenguaje no trae ventaja alguna.

Y la pregunta más grave: ¿por qué se tolera, y a veces se fomenta, la edición de esas obras ideológicas en colecciones católicas, y se permite su difusión en librerías que se dicen católicas?

Silenciamientos persistentes de ciertas verdades

«De la abundancia del corazón habla la boca» (Mt 12,34). Un silenciamiento sistemático y prolongado de una determinada verdad de la fe equivale en la práctica a su negación.

Un ejemplo, la verdad del infierno. Jesucristo conoce bien la posibilidad de una condenación eterna, y como ama mucho a los hombres y desea su salvación, en su evangelio «habla con frecuencia de “la gehena” y del “fuego que nunca se apaga”» (Catecismo 1034). Habla con mucha frecuencia. ¡Cómo no va a hacerlo!... Pues bien, hoy, al contrario, es frecuente el predicador que jamás, nunca, predica sobre el infierno. Habrá que pensar que no cree en él. O que si cree, y nunca lo menciona, es que no ama de verdad a los hombres.

Del mismo modo, si un párroco nunca habla de la necesidad de adorar a Cristo, presente en la Eucaristía, ni promueve jamás ese culto, es porque no cree en esa necesidad pastoral o quizá porque no cree en esa real Presencia sagrada.

«El justo vive de la fe... La fe es por la predicación, y la predicación por la palabra de Cristo» (Rm 1,17; 10,17). Si un sacerdote, por ejemplo, no tiene una fe suficientemente firme en la doctrina católica de la castidad conyugal, no podrá predicar sobre ella. Ahora bien, como el pueblo vive de la fe, y ésta se alimenta de la predicación, acabará el pueblo cristiano ignorando la verdad de la castidad conyugal. Y profanará la santidad del matrimonio sin mayores problemas de conciencia. Esto es evidente a priori, y también a posteriori.

Ambigüedades y eufemismos

La disidencia actual respecto a la doctrina de la Iglesia algunas veces es frontal, pero con más frecuencia se expresa en modos ambiguos, eufemísticos, indirectos, implícitos. Los ejemplos podrían multiplicarse.

En una Asamblea concreta de católicos, el Grupo B declara: «El Grupo se adhiere sin reservas a la Humanæ vitæ, pero cree que haría falta superar la dicotomía entre la rigidez de la ley y la ductilidad de la pastoral». Traducido: el Grupo no se adhiere a la encíclica aludida, o se adhiere con hartas reservas, y aconseja o exige que se ponga fin a la dura intransigencia de la doctrina conyugal católica.

Una cosa es lo que se dice, y otra lo que se quiere decir, que es lo que de hecho va a ser entendido por el oyente o lector.

Sobre el tema delicadísimo de la historicidad de los Evangelios un eminente exegeta, dice en una entrevista:

«Llegué a la conclusión de que, si bien los Evangelios no son históricos en el sentido moderno de la historia, sin embargo resulta imposible, sin ignorar una de evidencias, contradecir la verdad histórica del mensaje de Cristo».

Que el sentido de la historia no es el mismo en Jenofonte y en Toynbee, pongamos por caso, es una afirmación obvia. Ha de suponerse, pues, que lo que quiere decir este eclesiástico eminente no va por ahí. ¿No interpretarán los lectores, según eso, que a su entender los Evangelios no son históricos, aunque su mensaje sí lo es; que no son históricos los hechos que narran, o buena parte de ellos, sino el mensaje que por ellos se transmite?

El tal exegeta, pues, no tendrá razón para enojarse si muchos interpretan de este modo sus palabras, que serían ciertamente contrarias a la doctrina de la Iglesia, pues ésta «ha defendido siempre la historicidad de los Evangelios» (Vaticano II, Dei Verbum, 19; Catecismo 126; 514-515). No podrá alegar que sus palabras han sido objeto de una interpretación temeraria o abusiva.

En la antigüedad cristiana, los errores se proponen con ingenua claridad. No existiendo todavía un cuerpo doctrinal católico bien definido, hay una correspondencia patente entre lo que dicen quienes los difunden y lo que piensan.

A medida, por el contrario, que la doctrina católica se ha ido definiendo más y más, aquellos que contrarían la doctrina de la Iglesia -como los jansenistas o los modernistas- se han visto obligados a expresar su pensamiento con palabras más cautelosas y encubiertas. Hoy, pues, los errores rara vez son expresados en forma patente. Casi siempre se difunden a través de un lenguaje deliberadamente impreciso, ambiguo y eufemístico, en el que quizá podría ser aceptable lo que se dice, pero no lo que se quiere decir, que es lo realmente comunicado.

Después de todo, siempre, antes y ahora, los lobos se han vestido «con piel de oveja» (Mt 7,15). «Son falsos apóstoles, que proceden con engaño, haciéndose pasar por apóstoles de Cristo. Su táctica no debe sorprendernos, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz» (2Cor 11,13-14).

En los decenios postconciliares la autoridad de la Iglesia siempre ha estado atenta a enseñar la verdad y a refutar los errores con fuerza persuasiva -Mysterium fidei, Sacerdotalis cælibatus, Humanæ vitæ, etc.-.

Pero, los autores de los errores, mientras no se produce su pública y nominal reprobación, siguen difundiendo eficazmente sus errores, por luminosos que sean los documentos contemporáneos de la Iglesia, que afirman la verdad y niegan el error.

-El caso Marciano Vidal. Este profesor español redentorista (1937-) publica su Moral de actitudes a partir de 1974, y la obra es pronto traducida al portugués (1975ss), al italiano (1976ss) y a otras lenguas (la edición italiana de 1994ss traduce la 8ª edición española). Desde hace muchos años, cualquier cristiano medianamente formado en teología entendía con toda facilidad que esa obra, con otras muchas del mismo autor, difundía enseñanzas claramente inconciliables con la doctrina moral católica.

El 15 de mayo de 2001 fue cuando la Congregación para la Doctrina de la Fe comunica en una Notificación que esa obra y otras dos más examinadas «no pueden ser utilizadas para la formación teológica». En la Iglesia de habla hispana, es decir, en la mitad de la Iglesia, el texto de Moral aludido venía siendo uno de los más utilizados durante un cuarto de siglo.

La Moral de Marciano Vidal, afirma la Congregación de la Fe, no está enraizada en la Escritura: «no consigue conceder normatividad ética concreta a la revelación de Dios en Cristo». Es «una ética influida por la fe, pero se trata de un influjo débil». Atribuye «un papel insuficiente a la Tradición y al Magisterio moral de la Iglesia», adolece de una «concepción deficiente de la competencia moral del Magisterio eclesiástico». Su tendencia a usar «el método del conflicto de valores o de bienes» lo lleva «a tratar reductivamente algunos problemas», y «en el plano práctico, no se acepta la doctrina tradicional sobre las acciones intrínsecamente malas y sobre el valor absoluto de las normas que prohiben esas acciones».

Y estos planteamientos generales falsos conducen, lógicamente, a graves errores concretos acerca de los métodos interceptivos y anticonceptivos, la esterilización, la homosexualidad, la masturbación, la fecundación in vitro homóloga, la inseminación artificial y el aborto.

Esta obra y otras del mismo autor, con las de Häring, Curran, Forcano, Valsecchi, Hortelano, López Azpitarte, etc., son las que durante dos o tres decenios han creado en gran parte del pueblo católico, profesores, párrocos, confesores, grupos matrimoniales, seminarios y noviciados, una mentalidad moral no-católica.

-El caso Anthony de Mello. El 24 de junio de 1998 la Congregación para la Doctrina de la Fe publica una Notificación señalando los graves errores contenidos en varias de las obras del padre Anthony de Mello, S.J. (1931-1987). Este autor «es muy conocido debido a sus numerosas publicaciones, las cuales, traducidas a diversas lenguas, han alcanzado una notable difusión en muchos países». Sus obras, efectivamente, han sido ampliamente difundidas durante decenios entre los católicos de los más diversos ambientes y naciones.

Pues bien, la Congregación, en 1998, nos avisa que «sustituye la revelación acontecida en Cristo con una intuición de Dios sin forma ni imágenes, hasta llegar a hablar de Dios como de un vacío puro... Nada podría decirse sobre Dios... Este apofatismo radical lleva también a negar que la Biblia contenga afirmaciones válidas sobre Dios... Las religiones, incluido el Cristianismo, serían uno de los principales obstáculos para el descubrimiento de la verdad... A Jesús, del que se declara discípulo, lo considera un maestro al lado de los demás... La Iglesia, haciendo de la palabra de Dios en la Escritura un ídolo, habría terminado por expulsar a Dios del templo», etc.

La Editorial Sal Terræ ha seguido difundiendo las obras de Anthony de Mello, y en 2003 han publicado su Obra completa en dos preciosos tomos, 1603 pgs., en edición cuidada por el P. Jorge Miguel Castro Ferrer, S.J., con un amplio prólogo hagiográfico de Andrés Torres Queiruga, en el que cita a Hegel, Heidegger, Ricoeur, pero no menciona, ni siquiera de paso, la Notificación romana.

Esta obra podrá hallarse hoy en casi todas las librerías diocesanas y religiosas de lengua española.

¿Cómo podrá ahora remediarse el daño tan grande y extenso que esas obras -y tantas otras- han causado?
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nique
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Registrado: 08 Nov 2005
Mensajes: 145

MensajePublicado: Mie Ene 04, 2006 4:57 pm    Asunto:
Tema: Sólo Magisterio ¿Qué es eso?
Responder citando

¡Eres Española! lo digo porque de este movimiento: "Somos Iglesia", hay mucho en España, en ciudades cocretas diria yo, más que otras, o una pseudo tendencia, que cada vez se extiende más y que puede confundir a los católicos, que no están informados de su existencia, y es peor por que no se ve de buenas a primeras.
¡Gracias! por tanta información, entonces no extrañe, que un sacerdote, sin ningún motivo, al preguntarle unas determinadas cosas no me atendiera... bien... ¿Hay que callarlo todo?
Es muy interesante, todo lo que has puesto.
Saludos en Jesús y Maria.
nique
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