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Gerardo Palma Nuevo
Registrado: 29 Abr 2007 Mensajes: 1
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Publicado:
Dom Abr 29, 2007 1:12 pm Asunto:
sotana
Tema: La sotana comentada por laicos |
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Yo soy un simple laico que me ha interesado este tema..... para mi, es muy importante el uso de un uniforme, un policia se le respeta como autoridad si tiene su uniforme puesto, una monja si no tiene puesto su habito para mi no es monja es una simple mujer, .............
Para mi el uniforme es un compromiso , en este caso la sotana es un compromiso que representa para el Sacerdote ....
En mi caso cuando me confieso , yo prefiero confesarme con un Sacerdote que use al menos La Estola en la Confesion, y si usa la sotana para mi es mucho que mejor.
Recuerdo una de esas confesiones un dia de semana, llegue a la Parroquia y pedir hablar con el Padre para que me confesara y le llaman al Padre y salio con Shorts y camiseta, yo no queria confesarme con el, pues para mi fue algo muy indecente el querer ejercer un Sacramento tan importante como lo es la Confesion vestido indecentemente.
y cosas asi pequeñas son las que van creciendo poco a poco. y cuando se encuentra un pretexto para no usar el uniforme, esta excusa va creciendo poco a poco hasta llegar al punto que las futuras generaciones llegan hasta a perder la fe.
Prueba ? : falta de vocaciones sacerdotales y religiosas.
Que Dios les bendiga
Gerardo Palma
gerardo51@adelphia.net _________________ gerardo |
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calendula Constante
Registrado: 27 Abr 2007 Mensajes: 762 Ubicación: Puerto Rico
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Publicado:
Lun Abr 30, 2007 5:47 am Asunto:
La sotana
Tema: La sotana comentada por laicos |
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Estoy muy de acuerdo con el uso de los uniformes. Sé que por comodidad
conveniencia y otros se estan utilzando menos pero.. nuestra sociedad NECESITA verlos. Ya no se distinguen muchas veces de las demás personas. Recientemente mi hija hizo los votos temporales y vino a nuestro país con su hábito de religiosa después de cuatro años de ausencia y fué una experiencia que me impactó el ver las reacciones de las personas en la calle al verla. Particularmente en los hombres, tanto jovenes como adultos. Veía la cortesía de cederle el asiento, ayudarla, abrirle la puerta en centros comerciales(como...?) incluso le pedian la bendicion (completos desconocidos y conocidos). Los vecinos venian a
pedirle que los incluyera en sus oraciones y narrarle sus problemas. Los jovenes la veian y bajaban la mirada en forma humilde. Hablo de una joven de 28 años pero aparenta 19 o 20.
Yo pensaba que se necesitaba el distinguirlos mas a menudo y me reafirmé con esa experiencia. Ella como misionera tiene la opción de usar el hábito o no pero era su sueño el tenerlo así que lo prefiere. _________________ JESUS EN TI CONFIO |
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guffo Constante
Registrado: 12 Feb 2007 Mensajes: 844
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Publicado:
Lun Abr 30, 2007 8:34 am Asunto:
Tema: La sotana comentada por laicos |
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Respeto vuestras opiniones, pero ¿la acción sacramental depende de la sotana del cura? Me parece que es reducir mucho.
Veo bien que busques al sacerdote que más te ayude en esa mediación de perdón, pero a mí personalmente la sotana no me añade ni me quita nada en relación con el hecho de recibir el perdón de Dios. Ni creo que tenga nada que ver: sólo cuestión de sensibilidad del sacerdote y del que recibe el perdón, pero en sí mismo, el ministerio o la acción sacramental no depende de eso. Recordemos que los apóstoles no llevaban sotana.
Y lo de que una monja sin hábito no es monja, no es cierto. Como opinión que te gusta que lo lleven, la respeto. Pero es monja independientemente al vestido. Además hay congregaciones que no llevan hábito desde el origen y son personas consagradas.
Y la realidad compleja de la falta de vocaciones no creo que se pueda reducir a un tema de hábitos. No hay relación causa-efecto.
Un abrazo |
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Patricia Mireles Asiduo
Registrado: 13 Dic 2006 Mensajes: 473 Ubicación: Viena, Austria
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Publicado:
Lun Abr 30, 2007 10:20 am Asunto:
Tema: La sotana comentada por laicos |
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Hola hermanos, conviene recordar que los sacerdotes deben usar traje eclesiástico, éste puede variar en situaciones especiales, pero siempre deben tener algún distintivo, es decir, algo que nos indique su estado. El sacerdote que viste completamente de civil está desobedeciendo a la Iglesia.
- Código de Derecho Canónico (1983): Título III. De los ministros sagrados o clérigos 284 Los clérigos han de vestir un traje eclesiástico digno, según las normas dadas por la Conferencia Episcopal y las costumbres legítimas del lugar. 285. 1. Absténganse los clérigos por completo de todo aquello que desdiga de su estado, según las prescripciones del derecho particular. 2. Los clérigos han de evitar aquellas cosas que, aun no siendo indecorosas, son extrañas al estado clerical.
CONVIENE RECORDAR: Muchos sacerdotes y religiosos mártires han pagado con su sangre el odio a la fe y a la Iglesia desatado en las terribles persecuciones religiosas de los últimos siglos. Muchos fueron asesinados sencillamente por vestir la sotana. El sacerdote que viste su sotana es para todos un modelo de coherencia con los ideales que profesa, a la vez que honra el cargo que ocupa en la sociedad cristiana.
Si bien es cierto que el hábito no hace al monje, también es cierto que el monje viste hábito y lo viste con honor. ¿Qué podemos pensar del militar que desprecia su uniforme? ¡Lo mismo que del cura que desprecia su sotana!
P.Jaime Tovar Patrón.
Dios los bendiga _________________ "El que cree de verdad, predica sin predicar" Madre Teresa |
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guffo Constante
Registrado: 12 Feb 2007 Mensajes: 844
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Publicado:
Lun Abr 30, 2007 10:34 am Asunto:
Tema: La sotana comentada por laicos |
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Como siempre la ley...
Menos mal que hay diócesis en las que no es obligatorio, y si lo es, los obispos tienen sentido común si sacerdotes de su diócesis optan por no llevarla.
Si el estado de vida compromete la libertad por cuestión del vestido, me parecería un desacierto, la verdad. Hay sensibilidades personales que no son incompatibles con un buen sacerdocio.
Como siempre el respeto tiene que superar la normatividad de la ley. Y mejor aún si no existe normatividad para temas que no son tan importantes.
De nuevo entra el modelo de Iglesia que queremos: uniformista (uniforme= hábito en este caso, je je) o pluralista.
Como siempre discrepo plenamente de un modelo de Iglesia en la que la normatividad es grande. Respeto para el que quiere llevarlo, y para el que no quiere llevarlo. Ser sacerdote no depende de eso. Hay ventajas y desventajas para las dos cosas. Y como siempre, depende del lugar. |
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Patricia Mireles Asiduo
Registrado: 13 Dic 2006 Mensajes: 473 Ubicación: Viena, Austria
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Publicado:
Lun Abr 30, 2007 10:43 am Asunto:
Tema: La sotana comentada por laicos |
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Esto es muchísisisimo más que la ley, nos dice mucho de un religioso el que use o no sotana o traje eclesiástico y sobretodo la desobediencia, señal clara de falta de fe.
En un mundo secularizado, no hay mejor testimonio cristiano de parte de los consagrados a Dios que la vestimenta sagrada en los sacerdotes y religiosos.
[b]Siete excelencias de la sotana[/b]
"Fíjese si el impacto de la sotana es grande ante la sociedad, que muchos regímenes anticristianos la han prohibido expresamente. Esto debe decirnos algo. ¿Cómo es posible que ahora, hombres que se dicen de Iglesia desprecien su significado y se nieguen a usarla?"
Hoy en día son pocas las ocasiones en que podemos admirar a un sacerdote vistiendo su sotana. El uso de la sotana, una tradición que se remonta a tiempos antiquísimos, ha sido olvidado y a veces hasta despreciado en la Iglesia posconciliar. Pero esto no quiere decir que la sotana perdió su utilidad sino que la indisciplina y el relajamiento de las costumbres entre el clero en general es una triste realidad.
La sotana fue instituida por la Iglesia a fines del siglo V con el propósito de darle a sus sacerdotes un modo de vestir serio, simple y austero. Recogiendo esta tradición, el Código de Derecho Canónico impone el hábito eclesiástico a todos los sacerdotes (canon 136).
Contra la enseñanza perenne de la Iglesia está la opinión de círculos enemigos de la Tradición que tratan de hacernos creer que el hábito no hace al monje, que el sacerdocio se lleva dentro, que el vestir es lo de menos y que lo mismo se es sacerdote con sotana que de paisano.
Sin embargo, la experiencia demuestra todo lo contrario, porque cuando hace más de 1.500 años la Iglesia decidió legislar sobre este asunto fue porque era y sigue siendo importante, ya que ella no se preocupa de niñerías.
Seguidamente exponemos siete excelencias de la sotana condensadas de un escrito del ilustre Padre Jaime Tovar Patrón.
1º - El recuerdo constante del sacerdoteCiertamente que, una vez recibido el orden sacerdotal, no se olvida fácilmente. Pero nunca viene mal un recordatorio: algo visible, un símbolo constante, un despertador sin ruido, una señal o bandera. El que va de paisano es uno de tantos, el que va con sotana, no. Es un sacerdote y él es el primer persuadido. No puede permanecer neutral, el traje lo delata. O se hace un mártir o un traidor, si llega el caso. Lo que no puede es quedar en el anonimato, como un cualquiera. Y luego... ¡Tanto hablar de compromiso! No hay compromiso cuando exteriormente nada dice lo que se es. Cuando se desprecia el uniforme, se desprecia la categoría o clase que éste representa.
2º - Presencia de lo sobrenatural en el mundo
No cabe duda que los símbolos nos rodean por todas partes: señales, banderas, insignias, uniformes... Uno de los que más influjo produce es el uniforme. Un policía, un guardián, no hace falta que actúe, detenga, ponga multas, etc. Su simple presencia influye en los demás: conforta, da seguridad, irrita o pone nervioso, según sean las intenciones y conducta de los ciudadanos.
Una sotana siempre suscita algo en los que nos rodean. Despierta el sentido de lo sobrenatural. No hace falta predicar, ni siquiera abrir los labios. Al que está a bien con Dios le da ánimo, al que tiene enredada la conciencia le avisa, al que vive apartado de Dios le produce remordimiento.
Las relaciones del alma con Dios no son exclusivas del templo. Mucha, muchísima gente no pisa la Iglesia. Para estas personas, ¿qué mejor forma de llevarles el mensaje de Cristo que dejándoles ver a un sacerdote consagrado vistiendo su sotana? Los fieles han levantando lamentaciones sobre la desacralización y sus devastadores efectos. Los modernistas claman contra el supuesto triunfalismo, se quitan los hábitos, rechazan la corona pontificia, las tradiciones de siempre y después se quejan de seminarios vacíos; de falta de vocaciones. Apagan el fuego y luego se quejan de frío. No hay que dudarlo: la desotanización lleva a la desacralización.
[b]3º - Es de gran utilidad para los fieles[/b]
El sacerdote lo es, no sólo cuando está en el templo administrando los sacramentos, sino las veinticuatro horas del día. El sacerdocio no es una profesión, con un horario marcado; es una vida, una entrega total y sin reservas a Dios. El pueblo de Dios tiene derecho a que lo asista el sacerdote. Esto se les facilita si pueden reconocer al sacerdote de entre las demás personas; si éste lleva un signo externo. El que desea trabajar como sacerdote de Cristo debe poder ser identificado como tal para el beneficio de los fieles y el mejor desempeño de su misión.
[b]4º - Sirve para preservar de muchos peligros[/b]
¡A cuántas cosas se atreverán los clérigos y religiosos si no fuera por el hábito! Esta advertencia, que era sólo teórica cuando la escribía el ejemplar religioso P. Eduardo F. Regatillo, S. I., es hoy una terrible realidad.
Primero, fueron cosas de poco bulto: entrar en bares, sitios de recreo, alternar con seglares, pero poco a poco se ha ido cada vez a más.
Los modernistas quieren hacernos creer que la sotana es un obstáculo para que el mensaje de Cristo entre en el mundo. Pero, al suprimirla, han desaparecido las credenciales y el mismo mensaje. De tal modo, que ya muchos piensan que al primero que hay que salvar es al mismo sacerdote que se despojó de la sotana supuestamente para salvar a otros.
Hay que reconocer que la sotana fortalece la vocación y disminuye las
ocasiones de pecar para el que la viste y los que lo rodean. De los miles que han abandonado el sacerdocio después del Concilio Vaticano II, prácticamente ninguno abandonó la sotana el día antes de irse: lo habían hecho ya mucho antes.
[b]5º - Ayuda desinteresada a los demá[/b]
El pueblo cristiano ve en el sacerdote el hombre de Dios, que no busca su bien particular sino el de sus feligreses. La gente abre de par en par las puertas del corazón para escuchar al padre que es común del pobre y del poderoso. Las puertas de las oficinas y de los despachos por altos que sean se abren ante las sotanas y los hábitos religiosos. ¿Quién le niega a una monjita el pan que pide para sus pobres o sus ancianitos? Todo esto viene tradicionalmente unido a unos hábitos. Este prestigio de la sotana se ha ido acumulando a base de tiempo, de sacrificios, de abnegación. Y ahora, ¿se desprenden de ella como si se tratara de un estorbo?
6º - Impone la moderación en el vestir
La Iglesia preservó siempre a sus sacerdotes del vicio de aparentar más de lo que se es y de la ostentación dándoles un hábito sencillo en que no caben los lujos. La sotana es de una pieza (desde el cuello hasta los pies), de un color (negro) y de una forma (saco). Los armiños y ornamentos ricos se dejan para el templo, pues esas distinciones no adornan a la persona sino al ministro de Dios para que dé realce a las ceremonias sagradas de la Iglesia.
Pero, vistiendo de paisano, le acosa al sacerdote la vanidad como a cualquier mortal: las marcas, calidades de telas, de tejidos, colores, etc. Ya no está todo tapado y justificado por el humilde sayal. Al ponerse al nivel del mundo, éste lo zarandeará, a merced de sus gustos y caprichos. Habrá de ir con la moda y su voz ya no se dejará oír como la del que clamaba en el desierto cubierto por el palio del profeta tejido con pelos de camello.
7º - Ejemplo de obediencia al espíritu y legislación de la Iglesia[/b]
Como uno que comparte el Santo Sacerdocio de Cristo, el sacerdote debe ser ejemplo de la humildad, la obediencia y la abnegación del Salvador. La sotana le ayuda a practicar la pobreza, la humildad en el vestuario, la obediencia a la disciplina de la Iglesia y el desprecio a las cosas del mundo. [b]Vistiendo la sotana, difícilmente se olvidará el sacerdote de su papel importante y su misión sagrada o confundirá su traje y su vida con la del mundo.
Estas siete excelencias de la sotana podrán ser aumentadas con otras que le vengan a la mente a usted. Pero, sean las que sean, la sotana por siempre será el símbolo inconfundible del sacerdocio porque así la Iglesia, en su inmensa sabiduría, lo dispuso y ha dado maravillosos frutos a través de los siglos.
Padre Jaime Tovar Patrón
Estoy totalmente de acuerdo con lo escrito por el Padre Tovar, que en Paz descanse. _________________ "El que cree de verdad, predica sin predicar" Madre Teresa |
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guffo Constante
Registrado: 12 Feb 2007 Mensajes: 844
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Publicado:
Lun Abr 30, 2007 10:57 am Asunto:
Tema: La sotana comentada por laicos |
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Me parece muy bien todo eso. Pero ante todo la libertad.
Existen, por ejemplo congregaciones que desde la fundación no tienen distintivos en el vestir, porque prefirieron "estar mezclados entre la gente".
Es su carisma fundacional y la inspiración del espíritu. Gracias a Dios nuestra Iglesia es muy plural y tenemos una gran gama de sensibilidades, tanto en los laicos como en los sacerdotes. Y eso es riqueza.
Llamar falta de fe a la sensibilidad personal... me parece pasarse.
No todas las sensibilidades personales son iguales.
Y desobediencia depende de lo que el obispo exija obedecer. Si el obispo respeta al que no la lleva, no es desobediencia. Lo mismo si la diócesis da libertad para no llevarla. Ante todo la libertad, y la unidad que no es uniformidad. SUeño una Iglesia menos normativa, siempre lo he dicho. Gracias a Dios hay diócesis en la que se da libertad (y por tanto no hay desobediencia) |
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enriqueellena Invitado
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Publicado:
Lun Abr 30, 2007 1:47 pm Asunto:
Tema: La sotana comentada por laicos |
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Hay muchas maneras y argumentos para defender ambas teorías, sotanas si, sotanas no. En lo personal, para mi es como negar la identidad, la falta de una identificación como Sacerdote.
En algún momento esto pudo justificarse, por persecuciones y inseguridad, llamémosle en España en la época de Franco, en Latinoamérica en los momento de terrorismo o dictadura, pero no identificarse es como negar a Dios, es tener vergüenza de su ministerio.
Cuando encuentro un Sacerdote con solo el cuello, me ciento identificado y lo miro y admiro con respeto y alegría, veo a un elegido del Señor. Es como tener vergüenza de rezar el rosario en publico. |
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enriqueellena Invitado
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Publicado:
Lun Abr 30, 2007 1:50 pm Asunto:
Tema: La sotana comentada por laicos |
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El perfil del sacerdote
30/05/06
Fuente: Vatican.va
Autor: S.S. Benedicto XVI
Queridos hermanos y hermanas;
queridos ordenandos:
En esta hora en la que vosotros, queridos amigos, mediante el sacramento de la ordenación sacerdotal sois introducidos como pastores al servicio del gran Pastor, Jesucristo, el Señor mismo nos habla en el evangelio del servicio en favor de la grey de Dios.
La imagen del pastor viene de lejos. En el antiguo Oriente los reyes solían designarse a sí mismos como pastores de sus pueblos. En el Antiguo Testamento Moisés y David, antes de ser llamados a convertirse en jefes y pastores del pueblo de Dios, habían sido efectivamente pastores de rebaños. En las pruebas del tiempo del exilio, ante el fracaso de los pastores de Israel, es decir, de los líderes políticos y religiosos, Ezequiel había trazado la imagen de Dios mismo como Pastor de su pueblo. Dios dice a través del profeta: "Como un pastor vela por su rebaño (...), así velaré yo por mis ovejas. Las reuniré de todos los lugares donde se habían dispersado en día de nubes y brumas" (Ez 34, 12).
Ahora Jesús anuncia que ese momento ha llegado: él mismo es el buen Pastor en quien Dios mismo vela por su criatura, el hombre, reuniendo a los seres humanos y conduciéndolos al verdadero pasto. San Pedro, a quien el Señor resucitado había confiado la misión de apacentar a sus ovejas, de convertirse en pastor con él y por él, llama a Jesús el "archipoimen", el Mayoral, el Pastor supremo (cf. 1 P 5, 4), y con esto quiere decir que sólo se puede ser pastor del rebaño de Jesucristo por medio de él y en la más íntima comunión con él. Precisamente esto es lo que se expresa en el sacramento de la Ordenación: el sacerdote, mediante el sacramento, es insertado totalmente en Cristo para que, partiendo de él y actuando con vistas a él, realice en comunión con él el servicio del único Pastor, Jesús, en el que Dios como hombre quiere ser nuestro Pastor.
El evangelio que hemos escuchado en este domingo es solamente una parte del gran discurso de Jesús sobre los pastores. En este pasaje, el Señor nos dice tres cosas sobre el verdadero pastor: da su vida por las ovejas; las conoce y ellas lo conocen a él; y está al servicio de la unidad. Antes de reflexionar sobre estas tres características esenciales del pastor, quizá sea útil recordar brevemente la parte precedente del discurso sobre los pastores, en la que Jesús, antes de designarse como Pastor, nos sorprende diciendo: "Yo soy la puerta" (Jn 10, 7). En el servicio de pastor hay que entrar a través de él. Jesús pone de relieve con gran claridad esta condición de fondo, afirmando: "El que sube por otro lado, ese es un ladrón y un salteador" (Jn 10, 1).
Esta palabra "sube" ("anabainei") evoca la imagen de alguien que trepa al recinto para llegar, saltando, a donde legítimamente no podría llegar. "Subir": se puede ver aquí la imagen del arribismo, del intento de llegar "muy alto", de conseguir un puesto mediante la Iglesia: servirse, no servir. Es la imagen del hombre que, a través del sacerdocio, quiere llegar a ser importante, convertirse en un personaje; la imagen del que busca su propia exaltación y no el servicio humilde de Jesucristo.
Pero el único camino para subir legítimamente hacia el ministerio de pastor es la cruz. Esta es la verdadera subida, esta es la verdadera puerta. No desear llegar a ser alguien, sino, por el contrario, ser para los demás, para Cristo, y así, mediante él y con él, ser para los hombres que él busca, que él quiere conducir por el camino de la vida.
Se entra en el sacerdocio a través del sacramento; y esto significa precisamente: a través de la entrega a Cristo, para que él disponga de mí; para que yo lo sirva y siga su llamada, aunque no coincida con mis deseos de autorrealización y estima. Entrar por la puerta, que es Cristo, quiere decir conocerlo y amarlo cada vez más, para que nuestra voluntad se una a la suya y nuestro actuar llegue a ser uno con su actuar.
Queridos amigos, por esta intención queremos orar siempre de nuevo, queremos esforzarnos precisamente por esto, es decir, para que Cristo crezca en nosotros, para que nuestra unión con él sea cada vez más profunda, de modo que también a través de nosotros sea Cristo mismo quien apaciente.
Consideremos ahora más atentamente las tres afirmaciones fundamentales de Jesús sobre el buen pastor. La primera, que con gran fuerza impregna todo el discurso sobre los pastores, dice: el pastor da su vida por las ovejas. El misterio de la cruz está en el centro del servicio de Jesús como pastor: es el gran servicio que él nos presta a todos nosotros. Se entrega a sí mismo, y no sólo en un pasado lejano. En la sagrada Eucaristía realiza esto cada día, se da a sí mismo mediante nuestras manos, se da a nosotros. Por eso, con razón, en el centro de la vida sacerdotal está la sagrada Eucaristía, en la que el sacrificio de Jesús en la cruz está siempre realmente presente entre nosotros.
A partir de esto aprendemos también qué significa celebrar la Eucaristía de modo adecuado: es encontrarnos con el Señor, que por nosotros se despoja de su gloria divina, se deja humillar hasta la muerte en la cruz y así se entrega a cada uno de nosotros. Es muy importante para el sacerdote la Eucaristía diaria, en la que se expone siempre de nuevo a este misterio; se pone siempre de nuevo a sí mismo en las manos de Dios, experimentando al mismo tiempo la alegría de saber que él está presente, me acoge, me levanta y me lleva siempre de nuevo, me da la mano, se da a sí mismo.
La Eucaristía debe llegar a ser para nosotros una escuela de vida, en la que aprendamos a entregar nuestra vida. La vida no se da sólo en el momento de la muerte, y no solamente en el modo del martirio. Debemos darla día a día. Debo aprender día a día que yo no poseo mi vida para mí mismo. Día a día debo aprender a desprenderme de mí mismo, a estar a disposición del Señor para lo que necesite de mí en cada momento, aunque otras cosas me parezcan más bellas y más importantes. Dar la vida, no tomarla. Precisamente así experimentamos la libertad. La libertad de nosotros mismos, la amplitud del ser. Precisamente así, siendo útiles, siendo personas necesarias para el mundo, nuestra vida llega a ser importante y bella. Sólo quien da su vida la encuentra.
En segundo lugar el Señor nos dice: "Conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre" (Jn 10, 14-15). En esta frase hay dos relaciones en apariencia muy diversas, que aquí están entrelazadas: la relación entre Jesús y el Padre, y la relación entre Jesús y los hombres encomendados a él. Pero ambas relaciones van precisamente juntas porque los hombres, en definitiva, pertenecen al Padre y buscan al Creador, a Dios. Cuando se dan cuenta de que uno habla solamente en su propio nombre y tomando sólo de sí mismo, entonces intuyen que eso es demasiado poco y no puede ser lo que buscan.
Pero donde resuena en una persona otra voz, la voz del Creador, del Padre, se abre la puerta de la relación que el hombre espera. Por tanto, así debe ser en nuestro caso. Ante todo, en nuestro interior debemos vivir la relación con Cristo y, por medio de él, con el Padre; sólo entonces podemos comprender verdaderamente a los hombres, sólo a la luz de Dios se comprende la profundidad del hombre; entonces quien nos escucha se da cuenta de que no hablamos de nosotros, de algo, sino del verdadero Pastor.
Obviamente, las palabras de Jesús se refieren también a toda la tarea pastoral práctica de acompañar a los hombres, de salir a su encuentro, de estar abiertos a sus necesidades y a sus interrogantes. Desde luego, es fundamental el conocimiento práctico, concreto, de las personas que me han sido encomendadas, y ciertamente es importante entender este "conocer" a los demás en el sentido bíblico: no existe un verdadero conocimiento sin amor, sin una relación interior, sin una profunda aceptación del otro.
El pastor no puede contentarse con saber los nombres y las fechas. Su conocimiento debe ser siempre también un conocimiento de las ovejas con el corazón. Pero a esto sólo podemos llegar si el Señor ha abierto nuestro corazón, si nuestro conocimiento no vincula las personas a nuestro pequeño yo privado, a nuestro pequeño corazón, sino que, por el contrario, les hace sentir el corazón de Jesús, el corazón del Señor. Debe ser un conocimiento con el corazón de Jesús, un conocimiento orientado a él, un conocimiento que no vincula la persona a mí, sino que la guía hacia Jesús, haciéndolo así libre y abierto. Así también nosotros nos hacemos cercanos a los hombres.
Pidamos siempre de nuevo al Señor que nos conceda este modo de conocer con el corazón de Jesús, de no vincularlos a mí sino al corazón de Jesús, y de crear así una verdadera comunidad.
Por último, el Señor nos habla del servicio a la unidad encomendado al pastor: "Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo pastor" (Jn 10, 16). Es lo mismo que repite san Juan después de la decisión del sanedrín de matar a Jesús, cuando Caifás dijo que era preferible que muriera uno solo por el pueblo a que pereciera toda la nación. San Juan reconoce que se trata de palabras proféticas, y añade: "Jesús iba a morir por la nación, y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos" (Jn 11, 52).
Se revela la relación entre cruz y unidad; la unidad se paga con la cruz. Pero sobre todo aparece el horizonte universal del actuar de Jesús. Aunque Ezequiel, en su profecía sobre el pastor, se refería al restablecimiento de la unidad entre las tribus dispersas de Israel (cf. Ez 34, 22-24), ahora ya no se trata de la unificación del Israel disperso, sino de todos los hijos de Dios, de la humanidad, de la Iglesia de judíos y paganos. La misión de Jesús concierne a toda la humanidad, y por eso la Iglesia tiene una responsabilidad con respecto a toda la humanidad, para que reconozca a Dios, al Dios que por todos nosotros en Jesucristo se encarnó, sufrió, murió y resucitó.
La Iglesia jamás debe contentarse con la multitud de aquellos a quienes, en cierto momento, ha llegado, y decir que los demás están bien así: musulmanes, hindúes... La Iglesia no puede retirarse cómodamente dentro de los límites de su propio ambiente. Tiene por cometido la solicitud universal, debe preocuparse por todos y de todos. Por lo general debemos "traducir" esta gran tarea en nuestras respectivas misiones. Obviamente, un sacerdote, un pastor de almas debe preocuparse ante todo por los que creen y viven con la Iglesia, por los que buscan en ella el camino de la vida y que, por su parte, como piedras vivas, construyen la Iglesia y así edifican y sostienen juntos también al sacerdote.
Sin embargo, como dice el Señor, también debemos salir siempre de nuevo "a los caminos y cercados" (Lc 14, 23) para llevar la invitación de Dios a su banquete también a los hombres que hasta ahora no han oído hablar para nada de él o no han sido tocados interiormente por él. Este servicio universal, servicio a la unidad, se realiza de muchas maneras. Siempre forma parte de él también el compromiso por la unidad interior de la Iglesia, para que ella, por encima de todas las diferencias y los límites, sea un signo de la presencia de Dios en el mundo, el único que puede crear dicha unidad.
La Iglesia antigua encontró en la escultura de su tiempo la figura del pastor que lleva una oveja sobre sus hombros. Quizá esas imágenes formen parte del sueño idílico de la vida campestre, que había fascinado a la sociedad de entonces. Pero para los cristianos esta figura se ha transformado con toda naturalidad en la imagen de Aquel que ha salido en busca de la oveja perdida, la humanidad; en la imagen de Aquel que nos sigue hasta nuestros desiertos y nuestras confusiones; en la imagen de Aquel que ha cargado sobre sus hombros a la oveja perdida, que es la humanidad, y la lleva a casa. Se ha convertido en la imagen del verdadero Pastor, Jesucristo. A él nos encomendamos. A él os encomendamos a vosotros, queridos hermanos, especialmente en esta hora, para que os conduzca y os lleve todos los días; para que os ayude a ser, por él y con él, buenos pastores de su rebaño. Amén. |
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RT Moderador

Registrado: 22 May 2006 Mensajes: 4487 Ubicación: Allende, Nuevo León, México
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Publicado:
Lun Abr 30, 2007 4:21 pm Asunto:
Tema: La sotana comentada por laicos |
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Hola,
Ya existe un tema a este respecto, el cuál sigue abierto:
http://foros.catholic.net/viewtopic.php?t=13460
Favor de continuar allá.
Saludos. _________________ Rubén |
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