SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS

[zaqueo]

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS

DOMINGO 27 DE MAYO DE 2007.

*PRIMERA LECTURA. HECHOS 2, 1-... Estaban todos reunidos en el mismo lugar, de repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo...

*SALMO 103: Envía tu Espíritu. Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grandes eres!
Cuántas son tus obras;
La tierra está llena de tus criaturas.

*SEGUNDA LECTURA: ROMANOS 8, 8-17: Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios.

*LECTURA DEL SANTO EVANGELIO S. JUAN 14, 15-16. 23b-26.

-EVANGELIO: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros.

El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho”.

*COMENTARIO: Alguien dijo hace años que el Espíritu era “el gran desconocido”. Y continúa siendo verdad a pesar de los movimientos pentecostales y la renovación carismática. Tenemos gran dificultad para conocer el Espíritu. Al Padre y al Hijo es fácil ponerles rostro. El Espíritu se manifiesta a través de símbolos: la paloma, el soplo del aire, la lengua de fuego, el agua que brota de la vida. Decía San Ireneo que el Hijo y el Espíritu son las dos manos con las que el Padre trabaja en el mundo. Para poder descubrir el paso del Espíritu hay que tener una sensibilidad espacial.

Jesús nos envía al Espíritu para que puedan llevarnos a conocer del todo la verdad sobre la vida divina. Pentecostés es el complemento de la misión de Jesús. Cuando el Espíritu desciende sobre los discípulos y sobre cada uno de nosotros la vida que <<cristificada>>, esto es, transformada en una vida marcada por el mismo amor que existe entre el Padre y el Hijo.

Nos preguntaremos ¿cómo se recibe el Espíritu?. ¿Qué punto de referencia tengo para ser consciente que el Espíritu habita en mí? ¿Cómo descubrir la acción del Espíritu? ¿Me aporta algo nuevo en mi vida? Son varias preguntas que nos podemos hacer razonablemente y que nos pueden ayudar a conocer más y mejor a quien Jesús mismo llama nuestro "Defensor"”

Vayamos a la vida diaria y corriente de cualquier persona y veremos, si tenemos un poco de sensibilidad, cómo se da en nosotros la acción del Espíritu Santo y cuál fácil, resulta a veces, su presencia. Pensemos simplemente en algunas de las acciones o decisiones que hayamos tomado durante esta semana. ¿Qué es lo que nos ha movido a hacerlo? ¿Era simplemente nuestros cálculos humanos, nuestros intereses, nuestra búsqueda de una vida cómoda, o había una fuerza especial que se nos imponía suavemente desde dentro y nos llevaba a obrar? Cuando hemos sido capaz de perdonar a alguien que nos ha ofendido, cuando nos hemos acercado a un pobre, cuando hemos renunciado a aprovecharnos de los demás, era el Espíritu de Jesús el que nos estaba moviendo interiormente. Actuábamos entonces como hijos de Dios, que estabamos reconociendo al hermano.

En cambio, cuando cedemos a la venganza o al rencor, cuando nos aislamos en nosotros mismos, cuando no queremos saber nada de los problemas de los demás, somos juguetes de nuestro propio espíritu. El Espíritu de verdad no pudo habitar en nosotros porque no le hemos abierto la puerta de nuestro corazón.

El Espíritu es, por tanto, una realidad personal y divina, que entra en comunión con el hombre y lo colma de amor. No se trata de un amor genérico, sino del amor a Jesús, que se realiza a través del cumplimiento concreto de sus mandamientos, de sus palabras; a través de la fe profunda en que él nos ha hablado según la voluntad de Dios, su Padre.

*PETICIÓN Y ACCIÓN DE GRACIAS: Te pedimos, Señor, que escuche nuestra oración y súplica para que se realice en todos un Nuevo Pentecostés:
Ven, Espíritu divino,
Manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
Don, en tus dones espléndido;
Luz que penetra las almas;
Fuente del mayor consuelo.
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Reparte tus siete dones,
Según la fe de tus siervos.
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quien jamás se desnuda por temor a la verdad, nada sabrá del amor.