EL GRAN TESORO DE LOS ABUELOS

[zaqueo]

EL GRAN TESORO DE LOS ABUELOS.
Poseen la sabiduría de los años, la ternura de corazón el caudal de la vida cristiana y esbozan la sonrisa de Dios. Uno de los pasajes más hermosos de los discursos de Benedicto XVI en su visita del pasado verano a Valencia para clausurar le V Encuentro Mundial de las Familias fue su referencia a los abuelos, en cuyo contexto y al hilo de una intervención anterior de un actor italiano él mismo hizo suyo el título de “abuelo del mundo”.

Dijo textualmente el Santo Padre Benedicto XVI: “Deseo referirme ahora a los abuelos, tan importantes en las familias. Ellos pueden ser- y lo son tantas veces- los garantes del afecto y de la ternura que todo ser humano necesita dar y recibir. Ellos dan a los pequeños la perspectiva del tiempo, son memoria y riqueza de las familias.

Ojalá que bajo ningún concepto sean excluidos del circula familiar. Son un tesoro que no podemos arrebatarles a las nuevas generaciones, sobre todo dan testimonio de la fe ante la cercanía de la muerte”.

Por su parte, el Papa Juan Pablo II- en sus últimos años, venerable y tan querido abuelo de la entera humanidad- escribía en su carta a los ancianos del año 1999: “Los ancianos son depositarios de la memoria colectiva y, por eso, intérpretes privilegiados del conjunto de ideales y valores comunes, que rigen y guían la convivencia social. Excluirlos es como rechazar el pasado, en el cual hunde sus raíces el presente en nombre de una humanidad sin memoria”.

Los abuelos, los ancianos, son, en efecto necesarios y hasta imprescindibles. Son un tesoro, un don, una gracia de Dios. ¿Quién de nosotros no lleva grabado en su corazón el mejor de los recuerdos sobre sus abuelos? ¿Quién de nosotros duda del extraordinario papel que desempeñan hoy, quizás más que nunca, los abuelos en la ayuda, en la consolidación y en la aglutinación de las familias?

Los abuelos, los ancianos, son una bendición de Dios, un signo de amor y un signo de confianza
Son testimonios vivos de la entrega de la donación, del sacrificio, del amor. Poseen la sabiduría de los años, en la ternura del corazón y, en tantos casos, el caudal y el testimonio del inapreciable tesoro de su fe y experiencia de vida cristiana. Ellos, los abuelos, los ancianos, esbozan la sonrisa de Dios, al que están más próximos.

Por ello, la respuesta que les debemos es el agradecimiento, el respeto, la cercanía, la acogida, la valoración y la atención precisos y efectivos, tal como leemos en el libro del Eclesiástico: “Hijo, cuida de tu padre en la vejez y en su vida no le cause tristeza. Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente, no lo desprecies en la plenitud de tu vigor, pues el servicio al padre no quedará en olvido y será para ti restauración en lugar de tus pecados”

“Ponte en pie ante las canas y honra el rostro del anciano”. Gracias, ancianos y abuelos. Os necesitamos. Os necesitan nuestro mundo, nuestras familias y nuestra Iglesia.
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quien jamás se desnuda por temor a la verdad, nada sabrá del amor.

[Bedoyita]

Pues yo ya no tengo abuelitos, pero cómo los disfruté mientras los tuve .

Los abuelitos son un tesoro y estoy 100% de acuerdo con el discurso de nuestro Santo Padre, son una bendición de Dios, no muebles viejos que se pueden arrumbar .
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[Profesora]

Los abuelitos son la voz de la experiencia Benditos sean



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A JESUS POR MARIA.

[Marta Ines Lopez]

Zaqueo, que hermoso lo que nos has compartido. Quizas porque ya soy abuela lo valoro mas y muestra que tienes un tierno corazón. A ese corazón le regalo lo que mi hija nos escribío un dia sacado del texto "Carta de un padre a su hijo" que ella modifico

DE UNA HIJA A SUS PADRES

El día que te vuelvas viejo y ya no seas el mismo, tendre paciencia
y te comprendere.
Cuando derrames comida sobre tu ropa y olvides como atarte los zapatos, recordare las horas que pasastes enseñandome a hacer las mismas cosas
Si cuando converses conmigo, repites y repites las mismas palabras que se de antemano, no te interrumpire y escuchare. Cuando era pequeña, para que me durmiera tuvistes que contarme miles de veces el mismo cuento hasta que cerraba los ojos
Recordare que fuistes tú quien me enseño tantas cosas: comer, vestirme y la educación para enfrentar la vida; eso ha sido producto de tu esfuerzo y perseverancia por mí
Cuando te fallen las piernas por estar cansadas de andar, te dare mi mano paara que te apoyes como lo hicistes tú cundo comence caminar con mis debiles piernas.
Siempre quisistes lo mejor para mi y has preparado los caminos que he debido recorrer. Pienso entonces que con el paso que te adelantas a dar, estarás construyendo para mí otra ruta, en otro tiempo pero siempre conmigo
Quiero que sepas que no me siento triste ni impotente por verte como te ves. Quiero que cuentes con mi corazón, mi comprensión y mi apoyo como lo hicistes cuando comence a vivir.
De la misma manera que me has acompañado en mi sendero, te acompañare a terminar el tuyo. Recibe mi amor, mi gratitud y sonrisas con el inmenso amor que te tengo.

Si los jovenes se acordaran que un día tambien llegarán ser abuelos, sería otro el trato que darían los mayores. Por eso es admirable tu sentimiento y tu forma tan linda de expresarlo. Recibe todo mi cariño de abuela
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Solo nos queda lo que damos

[shaanath]

Vivan los abuelitos aunque yo ya no tenga
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Amen a Dios sobre todas las cosas
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[Bedoyita]

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