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Espacio para los hijos

 
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Autor Mensaje
Pablo Jose
+ Moderador
+ Moderador


Registrado: 13 May 2007
Mensajes: 4078
Ubicación: Ciudad de Guatemala

MensajePublicado: Mar Jul 24, 2007 11:44 pm    Asunto: Espacio para los hijos
Tema: Espacio para los hijos
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Hola a todos Dios me los bendiga!!!

Bueno no se si ya exista pero aca en el foro de las familias deberia de haber un espacio de los hijos y si ya lo hay mandeme al enlace porfa...

Bueno no se les dejo como idea a los moderadores, algo asi como consejos para ayuda de los hijos a los padres, o algun espacio de como ser un buen hijo... o no se... Wink
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enriqueellena
Invitado





MensajePublicado: Mie Jul 25, 2007 12:34 am    Asunto:
Tema: Espacio para los hijos
Responder citando

Muy buena idea. Pero el problema es que todos somos hijos

.
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Pablo Jose
+ Moderador
+ Moderador


Registrado: 13 May 2007
Mensajes: 4078
Ubicación: Ciudad de Guatemala

MensajePublicado: Mie Jul 25, 2007 1:59 pm    Asunto:
Tema: Espacio para los hijos
Responder citando

Maru Courtney escribió:
Padrisimo tu tema, que buena idea mi querido Pablo......vamos por "el principio" Wink

Empecemos con una lista de las cosas que los hijos pueden hacer en la Casa. Debemos recordar siempre, que "son niños y que no deben ocupar nuestro lugar".

No es que los niños deban hacer las tareas de los grandes, pero hay cosas en las que pueden colaborar y con las que harán del hogar un lugar más agradable.

Además, "sí se les enseña de pequeños a tener ciertos hábitos en la casa, serán adultos Ordenados e Íntegros".

Como primer paso debemos pedirles que no den más trabajo del que ya requiere la casa en sí. Esto se les debe ser inculcado desde antes de los 7 años, ya que es cuando los niños adquieren determinados hábitos de sana convivencia familiar.

Se pueden poner algunas reglas que se deben respetar para mantener el orden establecido, y se les enseñará a valorar el trabajo.

Algunos ejemplos:
-La ropa sucia no se tira al suelo. Debe dejarse en el lugar indicado.
-Los desperdicios se arrojan al basurero.
-Las toallas se dejan colgadas y nunca humedas sobre la cama.
-Las puertas no se cierran a portazos ni se abren a patadas, porque se ensucian, rompen y contaminan acústicamente.
-Al llegar del colegio las mochilas y el uniforme se dejan ordenados, no tirados en el suelo.

Empezando por esto, podemos seguir con cosas mas profundas.


Esta muy bueno esto...

creo que ya tienen los moderadores trabajo ya que se pueden sacar varios post para los hijos con distintos temas... Wink
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claudiakaren
Esporádico


Registrado: 19 Jun 2007
Mensajes: 47
Ubicación: Peru

MensajePublicado: Mie Jul 25, 2007 4:00 pm    Asunto:
Tema: Espacio para los hijos
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Viendo el titulo queria proponerles un tema: que actitud deben tener los hijos ante un padre o madre adicto o con problemas. Ya cuando los hijos somos mayores claro esta. Por ejemplo a mi me toco vivir con una madre adicta al juego o ludopata, y aun mi madre continua con ese vicio. Mi padre se volvio un codependiente que en vez de encontrar una solucion, busca tapar el problema con un dedo. Paga sus deudas, sufre en silencio su alejamiento. Cuando yo ahora mayor y madre de 2 hijos, quiero encontrar una solucion, mi madre que no reconoce su problema me manda a solucionar los mios y mi padre solo me dice estar resignado a esto. Debemos de actuar nosotros los hijos? o dejarlos en sus problemas? Saludos en Cristo y Maria.
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Después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Visita mis paginas:
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claudiakaren
Esporádico


Registrado: 19 Jun 2007
Mensajes: 47
Ubicación: Peru

MensajePublicado: Mie Jul 25, 2007 4:01 pm    Asunto:
Tema: Espacio para los hijos
Responder citando

Viendo el titulo queria proponerles un tema: que actitud deben tener los hijos ante un padre o madre adicto o con problemas. Ya cuando los hijos somos mayores claro esta. Por ejemplo a mi me toco vivir con una madre adicta al juego o ludopata, y aun mi madre continua con ese vicio. Mi padre se volvio un codependiente que en vez de encontrar una solucion, busca tapar el problema con un dedo. Paga sus deudas, sufre en silencio su alejamiento. Cuando yo ahora mayor y madre de 2 hijos, quiero encontrar una solucion, mi madre que no reconoce su problema me manda a solucionar los mios y mi padre solo me dice estar resignado a esto. Debemos de actuar nosotros los hijos? o dejarlos en sus problemas? Saludos en Cristo y Maria.
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enriqueellena
Invitado





MensajePublicado: Mie Jul 25, 2007 9:52 pm    Asunto:
Tema: Espacio para los hijos
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Un aporte a los hijos, para mirar a sus padres

Padres Permisivos vs Padres Autoritarios

Autor: Ángela Marulanda
QUE NO TE SUCEDA !!!

"Somos las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los errores de nuestros progenitores. Y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, somos los más dedicados y comprensivos pero a la vez los más débiles e inseguros que ha dado la historia.

Lo grave es que estamos lidiando con unos niños más "igualados", beligerantes y poderosos que nunca.

Parece que en nuestro intento por ser los padres que quisimos tener, pasamos de un extremo al otro. Así, somos los últimos hijos regañados por los padres y los primeros padres a quienes los hijos nos regañan; los últimos que le tuvimos miedo a los padres y los primeros que le tememos a los hijos; los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos.

Y lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos nos irrespeten. En la medida en que el permisivismo reemplazó al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares han cambiado en forma radical, para bien y para mal.

En efecto, antes se consideraban buenos padres a aquéllos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con el debido respeto; y buenos hijos a los niños que eran formales y veneraban a sus padres.

Pero en la medida en que las fronteras jerárquicas entre adultos y niños se han ido desvaneciendo, hoy los buenos padres son aquéllos que logran que sus hijos los amen, aunque poco los respeten. Y son los hijos quienes ahora esperan respeto de sus padres, entendiendo por tal que les respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias y su forma de actuar y de vivir. Y que, además, ¡les patrocinen lo que necesitan para tal fin!.

Como quien dice, los roles se invirtieron, y ahora son los papás quienes tienen que complacer a sus hijos para ganárselos, y no a la inversa, como en el pasado.

Esto explica el esfuerzo que hacen hoy tantos papás y mamás por ser los mejores amigos y parecerles "chéveres" a sus hijos. Se ha dicho que los extremos se tocan. Y si el autoritarismo del pasado llenó a los hijos de temor hacia sus padres, la debilidad del presente los llena de miedo y menosprecio al vernos tan débiles y perdidos como ellos. Los hijos necesitan percibir que durante la niñez estamos a la cabeza de sus vidas como líderes capaces de sujetarlos cuando no se pueden contener, y de guiarlos mientras no saben para dónde van. Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga. Sólo una actitud firme y respetuosa les permitirá confiar en nuestra idoneidad para gobernar sus vidas mientras sean menores, porque vamos adelante liderándolos y no atrás cargándolos y rendidos a su voluntad.

Es así como evitaremos que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y hastío en el que se esta hundiendo una sociedad que parece ir a la deriva, sin parámetros ni destino".

Tomado de una nota de Ángela Marulanda
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enriqueellena
Invitado





MensajePublicado: Mie Jul 25, 2007 9:56 pm    Asunto:
Tema: Espacio para los hijos
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Deberes de los hijos

48. Cuarto mandamiento: Honrarás a tu padre y a tu madre
Después de estudiar los tres primeros mandamientos, que abarcan los deberes para con Dios, vamos a considerar los siete restantes que miran al prójimo y pueden resumirse en "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
Empezamos en el cuarto, que dice: "Honrarás a tu padre y a tu madre". Dios quiere que -después de Él- se honre a los padres, que nos han dado la vida y transmitido el conocimiento de Dios; pero el mandamiento abarca también las relaciones de parentesco con otros miembros del grupo familiar, como los abuelos y antepasados, a los que debemos igualmente honor, afecto y reconocimiento. Finalmente, se extiende a los deberes del alumno con su maestro, el empleado respecto al patrono, del subordinado a su jefe, del ciudadano respecto a su patria y a los que la administran o gobiernan.
1. Sentido del cuarto mandamiento
Los padres son el instrumento querido por Dios para traer nuevas vidas a este mundo. Además de la vida, procuran a sus hijos el alimento y la educación para que crezcan, se desarrollen y reciban todos los auxilios para alcanzar la santidad de vida de los hijos de Dios.
El cuarto mandamiento nos recuerda las obligaciones que tenemos con los padres: amor, respeto y obediencia. El comportamiento de Jesús con María, su Madre, y con José, que hacía las veces de padre, debe ser ejemplo a imitar por todos.
Por extensión, el cuarto mandamiento incluye el respeto y obediencia debidos a quienes, bajo algún aspecto, están constituidos en autoridad: profesores, autoridades eclesiásticas y civiles, la patria, etc.
2. Deberes de los hijos con los padres
a) Amor. El primer deber de un hijo con sus padres es amarles, y el amor se demuestra con obras. Hay que rezar por ellos, darles satisfacciones y alegrías y ayudarles según las posibilidades, sobre todo si están enfermos o son ancianos.
b) Respeto y gratitud. El respeto a los padres se muestra en una sincera veneración, y cuando se habla con ellos y de ellos con reverencia. Sería una falta de respeto levantarles la mano, despreciarlos, insultarlos u ofenderlos de cualquier modo y avergonzarse de ellos.
Si se advierte que los padres tienen algún defecto o rareza -particularmente cuando son mayores-, o que no hacen lo que deben, hay que rezar, comprenderlos y disculparlos, ocultando sus defectos y tratando de ayudarles a superarlos, sin que jamás salga de la boca una palabra de crítica.
c) Justa obediencia. Hay que obedecer a los padres con prontitud y diligencia, siempre que no sea pecado lo que mandan. La obediencia exige esfuerzo, porque es mucho más fácil ser "rebelde" haciendo continuamente el propio capricho. Para obedecer hace falta un corazón bueno y vencer el propio egoísmo.
3. Otras obligaciones del cuarto mandamiento
Dentro de este mandamiento se incluyen, además de los padres, otras personas a las que se debe también obediencia, amor y respeto:
a) Los hermanos. Especialmente los hermanos mayores deben procurar dar buen ejemplo evitando enfados, riñas y envidias; el egoísmo, en una palabra.
b) Familiares y amigos. El amor y el respeto de la familia alcanza de modo particular a los abuelos, tíos, primos y a los amigos.
c) Profesores y bienhechores. Son los representantes de nuestros padres y por eso se les debe agradecimiento y respeto.
d) Los Pastores de la Iglesia. Porque somos hijos de la Iglesia, tenemos que amar a los que gobiernan muestra alma, rezar por ellos y obedecer sus indicaciones. La lealtad pide no murmurar nunca.
e) Deberes con la Patria y autoridades civiles. Como toda autoridad viene de Dios, hay que amar y servir a la Patria, la madre común, respetar y obedecer a las autoridades civiles y cumplir las leyes, siempre que sean justas.
4. Deberes de los padres con los hijos
Loa padres han de amar, sustentar y educar a sus hijos: cuidar de sus necesidades espirituales y materiales, dándoles una sólida formación humana y cristiana. Para conseguirlo, además de rezar por ellos, deben poner los medios eficaces: el ejemplo propio, los buenos consejos, elección de escuela, vigilar las compañías, etc. Después de haberles aconsejado, han de respetar y favorecer la vocación de los hijos cuando eligen el camino de su vida, en lo humano y en lo sobrenatural.
5. Cumplir con amor las obligaciones de este mandamiento
Jesús, María y José forman la Sagrada Familia -modelo de todas las familias-, en la que reinaba el cariño, la obediencia y la alegría. También en la nuestra debe ser el amor a Dios -y a los demás por Dios- lo que nos mueva en todo momento a cumplir gustosamente nuestros deberes.
El cumplimiento del cuarto mandamiento lleva consigo una recompensa: "Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar" (Éxodo 20,12). Dios bendice con frutos espirituales y temporales la paz y prosperidad; al contrario, la no observancia entraña grandes daños, no sólo para la persona sino para la comunidad humana.

Curso de Catequesis. Don Jaime Pujol Balcells y Don Jesús Sancho Bielsa. EUNSA. Con la autorización de Don Jesús Sancho
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enriqueellena
Invitado





MensajePublicado: Mie Jul 25, 2007 10:10 pm    Asunto:
Tema: Espacio para los hijos
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Un secreto para criar hijos felices
Cuando Juan y Pedro C. eran pequeños inspiraban lástima a otros niños, porque sus padres los mantenían siempre ocupados: desbrozaban el jardín, hacían mandados y salían a tirar la basura. Al crecer, repartían periódicos o cortaban el césped. A veces, otros padres sacudían la cabeza y señalaban que tanto trabajo y la falta de juego entorpecían a los niños.
Pero, cuando ambos fueron adultos, alcanzaron una mejor posición económica que sus compañeros de la infancia que habían sido menos industriosos. Ganaban más dinero y obtenían más satisfacción de su trabajo; lograron matrimonios mejor avenidos, y las relaciones con sus hijos eran más profundas; gozaban de una y mejor salud y vivieron más. Sobre todo, fueron más felices; mucho más felices.
Estos son los notables descubrimientos de un estudio que duró 40 años, iniciado en el decenio de los cincuenta por la Universidad de Harvard, el cual puede ayudarnos a criar hijos más felices. Emprendido como un esfuerzo para comprender la delincuencia juvenil, el estudio siguió la vida de 456 varones adolescentes del centro de la ciudad de Boston, muchos procedentes de hogares empobrecidos o deshechos. Al compararlos cuando alcanzaron la edad madura, destacó un hecho: sin importar su inteligencia, los ingresos familiares, los antecedentes étnicos ni el grado de instrucción, los que habían trabajado de niños, aún en sencillas tareas domésticas, disfrutaban de una existencia más feliz y productiva que quienes no habían trabajado.
"No es difícil explicarlo", declara George Vaillant, psiquiatra de la Universidad Dartmouth, de Nanover, Nueva Hampshire, que realizó este descubrimiento cuando asistía a la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard. "Los niños que trabajaron en su hogar o comunidad adquirieron capacidad y llegaron a sentirse miembros valiosos de la sociedad. Y como ellos estaban satisfechos consigo mismos, los demás se sentían a gusto con ellos".
El doctor John Obedzinski, del Centro para Familias y Niños de Corte Madera, California, concuerda en esto. Ha observado que hasta los pequeños de cinco años se benefician al realizar tareas domésticas menores. "Esto les hace sentir que están contribuyendo y que son importantes para la familia", opina Obedzinski.
Resulta más interesante, empero, el estudio de Vaillant, ya que fue uno de los primeros en observar detalladamente a un grupo de varones durante tan prolongado período. Las entrevistas se repitieron a los 25, 31 y 47 años de edad. Bajo la dirección de Vaillant, un grupo de investigadores, que no sabían anda de la vida de aquellos hombres, compararon las puntuaciones correspondientes a su salud mental con una puntuación asignada a su actividad en la niñez. Se les adjudicaron puntos por empleos de medio tiempo, quehaceres domésticos, actividades o deportes extracurriculares, calificaciones escolares relacionadas con el cociente intelectual (una media del esfuerzo en la escuela) y por la capacidad para afrontar los problemas.
Fue asombrosamente notable la relación entre lo que los individuos habían hecho de niños y lo que eran de adultos. Los que calificaron más alto en la escala de actividades en la niñez tenían el doble de probabilidades de entablar relaciones cordiales con una gran variedad de personas, cinco veces más probabilidades de obtener buenos sueldos y 16 veces menos probabilidades de quedar significativamente desempleados. Por el contrario, lo que habían trabajado menos en la niñez tuvieron muchas más probabilidades de haber sido arrestados, diez veces más de padecer trastornos psicológicos y tenían seis veces mayor propensión a las enfermedades. Además, los investigadores descubrieron que el cociente intelectual, el grado de escolaridad y la posición económica y social de la familia no influyeron de manera decisiva en el desempeño como adultos.
El psicólogo H. Stephen Glenn declara que muchos padres, al "hacerlo todo" por sus hijos, pueden perjudicarlos. "Muchos niños comprenden la importancia de esta ética", explica Glenn.
Aquí le damos seis buenos consejos para que tenga en cuenta cuando les pida a sus hijos que realicen alguna tarea:
. Comprenda los verdaderos objetivos. El propósito de los quehaceres no es simplemente lograr que se ejecuten las tareas onerosas; ni siquiera se trata de enseñar a los niños "a trabajar". tener relucientes los platos o impecable la alcoba es menos importante que inculcarles responsabilidad, independencia, dignidad, confianza y aptitud, los fundamentos de la salud emocional. Además, cumplir con los quehaceres ayuda al niño a entender que la gente debe cooperar y trabajar para alcanzar metas comunes. Los adultos más capacitados son los que saben cómo se logra esto.
2. Empiece pronto. El impulso de "ayudar a mamá" surge casi cuando el niño aprende a caminar. Cualquier pequeño de dos años puede traer y llevar cosas, e inclusive separar la ropa para lavar (cosa que además le permitirá conocer las formas y los colores). El de cuatro o cinco años es capaz de entender instrucciones sencillas y hacer pequeños mandados; también es posible esperar que guarde sus juguetes, recoja la ropa o retire sus platos de la mesa. El niño de siete años puede asumir ciertas responsabilidades familiares. Una buena comisión inicial es la de poner la mesa; pero cualquier tarea fácil que de resultados satisfactores servirá igual.
Sin embargo, no se debe presionar al niño con tareas que rebasen sus habilidades. Un quehacer nuevo debe constituir un desafío, pero también es preciso que produzca en el pequeño un sentimiento de realización. Si el niño se desalienta, acaso no esté dispuesto a intentar algo otra vez.
3. Establezca normas realistas. Obviamente, un adulto puede hacer la mayoría de las tareas mejor que un niño. Resístase a la tentación de hacer las cosas usted mismo o de "retocarlas", porque esto afecta la sensación de capacidad y utilidad del pequeño.
La mejor manera de enseñarles a realizar una tarea consiste en la simple repetición. Muéstreles cómo se hace, realícelo con ellos y, luego, deje que lo hagan solos. Manténgase dispuesto a darles consejo, pero no se apresure a intervenir. Tampoco se interponga si desean hacer algo a su manera. Decirles, por ejemplo: "Yo siempre sacudo antes de usar la aspiradora", sólo les enseña que sus esfuerzos no son meritorios.
Esto no significa que se debe tolerar la torpeza. Si una tarea no se ejecuta de acuerdo con la capacidad del niño, insita en que la vuelva a hacer, ahora apropiadamente. Establezca un plazo razonable, pero sin reprenderlo. Si la mesa no está lista a la hora de comer, por ejemplo, hágale ver - con firmeza - que los demás están esperando.
4. No lo soborne. El mejor pago para cualquier tarea es una sonrisa, un abrazo o decirle "¡Gracias!" Otra buena forma de compensación es comentar con alguien que usted se enorgullece del niño, cuando él pueda oírle.
Al aprender los niños por sí mismos, el planear y completar una tarea ya es una recompensa en sí. Los niños pueden recibir dinero, desde luego, pero no lo convierta en un pago. Pagarles por cumplir con un quehacer que de todas maneras deben realizar, no sólo huele a soborno, sino que también implica que dicho quehacer no tiene ningún valor en sí. El niño al que se le paga por tender la cama puede empezar a pensar que deben pagarle por recoger sus calcetines.
No obstante, es correcto pagar por un proyecto específico. Un especialista en desarrollo infantil deseaba que pintaran la cerca de su casa, y le pidió a su hija que fijara el precio. Ella calculó el número de horas que duraría su trabajo y ambos se pusieron de acuerdo en el pago. Entre otras lecciones, comentó él, la niña aprendió el valor de sus esfuerzos, y además a realizar una negociación.
5. Fomente el trabajo "afuera". Desbrozar jardines, cuidar niños y repartir periódicos ayudará a los pequeños a que aprendan a trabajar de acuerdo con las normas de otras personas, y también les inculcará independencia y les ofrecerá más lecciones sobre la responsabilidad.
6. No exagere. El trabajo es valioso, pero esclavizarse no lo es. El exceso de obligaciones puede estorbar en la educación, en las actividades sociales o en otros aspectos del desarrollo infantil. El doctor Obedzinski cita el caso de una niña de 14 años cuyos padres trabajaban mientras ella se encargaba de los quehaceres domésticos y cuidaba de su hermano menor. "En apariencia, la chica parecía contenta", dice Obedzinski, "pero quien platicara un rato con ella advertía que tenía escasa autoestima y estaba muy deprimida". El niño que soporta una carga pesada puede llegar a considerarse un "esclavo", en vez de creerse miembro de la familia.
Trabajar - a cualquier edad - es importante; pero no lo es todo. Como lo señala Vaillant, debemos tener el cuidado de mantener el trabajo dentro de una adecuada perspectiva humana.
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