Rodas Nuevo
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Publicado:
Sab Jul 28, 2007 10:28 am Asunto:
El lunático
Tema: El lunático |
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Gilbert Keith Chesterton (1874-1936), escritor inglés, nacido en Londres. El estilo brillante, vigoroso y agudo de Chesterton le hizo muy famoso.
Entre sus obras más importantes se encuentran estudios teológicos, polémicas, libros de poesía, y novelas como “El Candor del Padre Brown”.
Crítico de arte, ensayista y profuso argumentador destacándose
por sus geniales ironías.
Fue el escritor preferido de Jorge Luís Borges.
Se convierte al catolicismo a los 48 años.
Fragmento de su libro ORTODOXIA capítulo “El Lunático”:
"NI SIQUIERA EL MUNDANO CONOCE AL MUNDO,
CONFÍA ENTERAMENTE EN UNAS CUANTAS MÁXIMAS CÍNICAS
QUE NO SON NI VERDADERAS ".
La gente acostumbra a decir: "Ese hombre va a llegar porque se tiene fe"
"Lo más importante es tenerse fe ".Pero yo les digo: ¿ Quieren saber donde están los que se tiene fe ? ¡ En un asilo de lunáticos !
Si observáramos la historia de la humanidad, y saliéramos de nuestra horrible filosofía individualista, descubríamos que haberse tenido fe es una de las características más comunes de los fracasados; los actores que no saben actuar creen en sí mismos, y creen en sí mismos los deudores que no pueden pagar.
Tener completa fe en uno mismo no solo es un pecado, es también una debilidad, creer absolutamente en si mismo es tener una creencia histérica y supersticiosa.
Un ciego, hasta puede resultarnos pintoresco, pero hay que tener dos ojos para poder verlo; así también, la más salvaje locura sólo la puede percibir el hombre cuerdo. Puede que un hombre crea ser un pollo y que actúe como tal, y nosotros al ver lo grotesco de su idea hasta pueda parecernos divertida, pero él solamente por no ver lo grotesco de su idea es que se lo han llevado a un asilo de lunáticos. En conclusión, las rarezas sólo sorprenden a la gente normal; es por esta razón, que la gente normal sabe divertirse y la rara se queja del aburrimiento de la vida. Por la misma razón, las novelas modernas fenecen y los cuentos de hadas permanecen; los viejos cuentos de hadas, presentan al héroe como un ser humano normal pero con aventuras sorprendentes, y le sorprenden porque él es normal; pero en la novela sicológica moderna el héroe es un anormal, él, que es el centro, no está bien centrado, y es por esto que las aventuras extrañas no logren sorprenderlo y el libro se vuelve monótono. El cuento de hadas relata lo que un hombre cuerdo hará en un mundo loco, la novela "realista" de hoy, relata lo que un hombre esencialmente loco puede hacer en un mundo cuerdo.
Por lo tanto, si es que vamos a considerar la filosofía de la "cordura" de hoy, lo primero que hemos de hacer es destruir un grande y difundido error:
-"Que la imaginación, especialmente la mística es peligrosa
para la salud mental del hombre"-.
La imaginación no provoca la locura; para ser exacto
lo que provoca la locura es la razón.
Los poetas no enloquecen, los ajedrecistas sí; los matemáticos y los cajeros se vuelven locos, pero rara vez se vuelven locos los artistas que crean. No es que ataque la razón, sino digo que la locura reside en la lógica y no en la imaginación. Vale la pena destacar que cuando un poeta fue verdaderamente mórbido lo fue porque había un punto débil en su razonamiento.
En todas partes vemos que el hombre no enloquece por soñar.
Los críticos son mucho más locos que los poetas. La poesía es cuerda porque flota sin esfuerzo en el mar infinito; la razón pretende cruzar el mar y hacerlo finito, el resultado es la exterminación mental.
Aceptarlo todo es un ejercicio, entenderlo todo es un esfuerzo.
El poeta solo pretende entrar su cabeza en el cielo; el lógico pretende hacer entrar el cielo en su cabeza y es su cabeza la que revienta.
La gran agilidad intelectual es la que provoca el desequilibrio.
Lo último que podría decirse de un hombre loco es que sus acciones son inmotivadas; los actos inmotivados son los insignificantes actos del hombre cuerdo que silba al caminar, roza el césped con su bastón..., es el hombre contento el que hace cosas inútiles, el hombre loco no es lo bastante fuerte como para ser un ocioso. Esas acciones descuidadas y sin causa son precisamente las que un loco no podría entender nunca, porque la mente del loco tiene demasiado en cuenta todas las cosas, creerá que rozar el césped con el bastón es atentar contra la propiedad privada... .
Si por un momento el loco se volviera descuidado, se volvería cuerdo.
Todo aquel que haya tenido la desgracia de haber hablado con un loco habrá notado que su característica más siniestra es una horrible lucidez para captar el detalle. Si ustedes discuten con un loco es muy probable que lleven la peor parte, porque la mente del loco en muchas formas es más ágil y rápida al no hallarse trabada por todas las cosas que lleva aparejado el buen discernimiento.
El loco es más lógico por carecer de ciertas afecciones de la cordura. En conclusión:
LOCO NO ES EL QUE HA PERDIDO LA RAZÓN, LOCO ES EL HOMBRE QUE HA PERDIDO TODO MENOS LA RAZÓN.
El loco de los experimentos es esencialmente razonador y con frecuencia un razonador acertado, pero está encerrado en la pulcra y lúcida cárcel de una sola idea, su mente se ha aguzado hasta un penoso extremo, carece de la indecisión del sano.
La filosofía materialista sea verdadera o no tiene muchas más limitaciones que cualquier otra religión. En cierto sentido, un cristiano está restringido como el ateo, pero siendo las cosas como son, hay un aspecto en el que materialismo tiene más restricciones que el espiritualismo cristiano. Un materialista piensa que soy un esclavo porque no me es permitido creer en el determinismo; pero yo creo que un materialista es un esclavo porque no le es permitido creer en la hadas; pero mirando las dos prohibiciones veremos que la suya es más absoluta que la mía. Un cristiano es libre para creer que hay en el mundo un conjunto de ordenamientos establecidos y de sucesos inevitables, pero el materialista no puede aceptar ni el mínimo dejo de espiritualismo o de milagros. El cristiano admite que el universo es variado y aún mezclado, así como el hombre cuerdo admite su propia complejidad. El hombre cuerdo sabe que tiene un poco de bestia y un poco de demonio, un poco de santo y un poco de ciudadano, y lo que es más, el hombre cuerdo admite tener algo de loco. Pero el mundo del materialista es muy sólido y simple, y así como el loco, está completamente seguro de ser cuerdo. El materialista está seguro de que la historia es una simple cadena de causalidades como aquel hombre estaba seguro de ser un pollo:
>LOS MATERIALISTAS Y LOS LOCOS NUNCA TIENEN DUDAS<
Las doctrinas espirituales no limitan la mente tanto como las negaciones materialistas, por ejemplo, si yo creo en la inmortalidad no es necesario que piense en ella, pero si no creo en la inmortalidad no me es permitido pensar en ella.
Es absurdo decir que la liberación avanza cuando el libre pensamiento se usa para destruir la voluntad libre. Los deterministas atan no desatan, a su ley se la puede llamar "Cadena de Causalidades", es la peor cadena que puede atar al hombre.
Pero hay una postura aún mucho más terrible, es posible encontrar a un escéptico que cree que todo comenzó en sí mismo.
Este no duda de la existencia de los ángeles o demonios, sino de la existencia de los hombres y de las vacas; para éste, sus propios amigos no son sino una mitología hecha por el mismo, creó a su padre y a su madre. Esta fantasía horrenda tiene algo de atrayente para el egoísmo de nuestros días. Son esos que como decíamos al principio, son los hombres que se tienen fe; esos buscadores del super-hombre que siempre creen encontrarlo mirándose al espejo; esos escritores que hablan de imprimir su personalidad en vez de dar vida al mundo:
"Entonces, cuando en torno al hombre el mundo se haya oscurecido como una mentira, cuando los amigos se desvanezcan en espíritus y vacilen los cimientos de la tierra; entonces cuando no creyendo en nada y en nadie el hombre se encuentre a solas con su pesadilla, entonces el gran dilema individualista se trazará sobre él como una ironía vengadora.
Las estrellas apenas serán puntos en la oscuridad de su propio cerebro, el rostro de su madre será un ensayo de su lápiz loco en las paredes de su calabozo. Pero sobre la puerta de su celda se habrá escrito con horrible verdad: CREE EN SÍ MISMO. "
Es interesante observar que muchos escépticos modernos han tomado como insignia un símbolo oriental, representan la eternidad por una serpiente con la cola en la boca; es el símbolo de la nulidad extrema.
Hay un admirable sarcasmo de esta imagen de una comida poco satisfactoria. La eternidad del materialismo fatalista, de los teósofos arrogantes y de los científicos encumbrados de hoy está á representada por una serpiente que se come la cola: Un animal degradado que destruye hasta su propio ser.
Mientras el hombre tenga misterio tendrá salud, cuando se destruye el misterio se crea la morbosidad.
Si el cristiano ve dos verdades que se contradicen toma las verdades y las contradicciones junto con ellas y no obstante de ver dos verdades diferentes las ve mejor.
Es precisamente este don de asociar las aparentes contradicciones lo que constituye toda la elasticidad del hombre sano.
El único secreto del misticismo cristiano es éste:
"Que el hombre pretende entenderlo todo merced a todo lo que no entiende".
El lógico mórbido intenta dilucidarlo todo y solo consigue volverlo todo confuso. El determinista hace muy clara su cadena de la causalidad y luego descubre que no puede decirle -por favor- a su mucama.
Así como hemos tratado al círculo como símbolo de la razón y la locura, bien podemos tomar la cruz como símbolo al mismo tiempo de la salud y del misterio. Porque el círculo es perfecto e infinito en su naturaleza, pero se halla siempre limitado a sí mismo.
Pero la cruz pese a tener en su centro una fusión y una contradicción, puede prolongar siempre sus cuatro brazos sin alterar su estructura.
Puede agrandarse sin cambiar nunca porque en su centro yace una paradoja.
El círculo vuelve sobre sí mismo y siempre está cernido.
La cruz abre sus brazos sobre los cuatro vientos y es la iniciadora de los viajeros libres.
La única cosa creada que no podemos ver, es la única cosa a cuya luz podemos verlo todo. Como el Sol en su ocaso, el misticismo explica todo lo demás con los rayos de su invisibilidad victoriosa.
El intelectualismo es puro brillo de luna, porque es luz sin calor reflejada de un mundo muerto, el misticismo es como el Sol en el cielo, tenemos conciencia de él como una especie de confusión espléndida, es algo brillante y sin forma, al mismo tiempo llamarada que quema.
Pero el círculo de la Luna es tan claro y simple como un círculo sobre el pizarrón, y porque la Luna es completamente razonable, es la madre de todos los lunáticos y a ellos se les ha dado su nombre. |
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