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La Creación y la evolución
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Hinseky
Asiduo


Registrado: 25 Jun 2007
Mensajes: 260
Ubicación: Argentina

MensajePublicado: Sab Ago 11, 2007 8:46 pm    Asunto: La Creación y la evolución
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

Sé que muchos creen que decir que provenimos de los homonidos (primates primitivos) es ir en contra de nuestra Fe que dice que Dios ha creado al hombre. Si la teoria de la Evolución se la toma solamente desde una perspectiva materialista radical y atea ahi si iría en contra de Dios, porque afirmaria que el hombre es solo fruto de la evolución de la materia sin la intervención de Dios.
Pero si uno se pone a pensar, la evolución no contradice en nada a la fe en un Dios Creador, sino que glorifica más la Sabiduria y Ciencia de Dios.
Aqui les doy un argumento que puede explicar todo esto:

Dios al pricipio creó toda la materia y la concentró un un lugar determinado en medio de la absoluta nada, ahi Dios le instauró a esa bola o núcleo de materia todas las leyes que regirian su futuro ordenamiento. Dios pudo haber hecho toda su Creación de una sola vez tal como es ahora, porque el es Todopoderoso, pero Él como es Creatividad pura,Sabiduria y Ciencia Infinitas, decidió que empezará su Creación desde algo muy imperfecto como es una inmensa bola de materia llena de energia, muy densa, confusa, sin orden aparente, donde las particulas subatómicas estaban alborotadas, ni siquiera formaban átomos, todo era un caos, pero en ese aparente caos estaba presente la Sabiduria y el Poder de Dios. Cuando Dios dio la orden:"Hagase la luz" fue en ese momento que Dios dio el primer impulso o movimiento que dio origen al Tiempo y que fue esa gran explosión que también dio origen a la luz pues liberó una energia tan incandescente y deslumbradora que ésta estaba a trillones de grados centigrados. Además fue tal el poder de la explosión que se expandió millones de veces su tamaño en cuestión de segundos, y que durante los próximos millones de años el Universo siguió expandiéndose y bajando lentamente su temperatura hasta que se empezaron a formarse los primeros átomos, empezaba a ver un orden. Al principio no existian todos los elementos que existen hoy sino que solo habia en su mayoria hidrógeno y según los cientificos, fueron las primeras estrellas primitivas en su núcleos donde a través de reacciones nucleares se fueron formando los demás elementos, éstas al final de su vida explotaban y liberaban todos estos nuevos elementos, dando origen a nuevas estrellas y a la larga a todos los cuerpos celestes.
Iban pasando los millones de años, el Universo cada vez se volvia más ordenado, estable y complejo, es decir se estaba perfeccionando.
La Tierra junto con los demás planetas del sistema solar al principio eran bolas de fuego que se habian desprendido de los grandes fragmentos incandescentes de la Gran Explosión, y que giraban en el Universo hasta que la fuerza de Gravedad las fue colocando en su debido lugares y empezaron a giran en torno al Sol de manera eliptica y girar sobre sus propios ejes dando asi origen al dia y a la noche en la Tierra.
La Tierra se fue enfriando y se formaron las nubes que dieron origen a las primeras lluvias que durarian cientos de años y se formarian los oceanos y el suelo seco. Todo este proceso hasta ahora narrado solo ha abarcado hasta el Segundo Dia del relato de la Creación del Génesis.
Luego en la Superficie de la Tierra aparecerian los primeros helechos primitivos y en el fondo de los mares ya habian los primeros animales vivientes que fueron a través de los siglos creciendo en tamaño y adaptando nuevas formas diversas y variadas, algunas de estas criaturas marinas fueron poco a poco saliendo de los mares y adptandose a vivir en tierra, mientras que otras se quedaron en el mar y fueron diversificandose en las diferentes especies acuaticas. Para la época en que los primeros animales empezaban a salir del mar la superficie ya era rica en vegetación. Estos animales que salieron a la superficie fueron modificándose dando lugar a los primeros reptiles gigantes, los llamados dinosaurios, que según los paleóntologos fueron los antepasados de las aves. También hay registros de que junto con estos descomunales reptiles vivian los primeros mamiferos, que debido a su pequeño tamaño tenian más ventajas de sobreviviencia. Se cree que en los límites del Cretácico y el Eoceno, hubo un cambio climático enorme, que puedo haber sido causado por un aumento en la actividad volcanica o por el impacto de un meteorito, esto no habria borrado a toda vida en la Tierra sino solo a los ejemplares que quedaban de los reptiles gigantes que por su tamaño no pudieron adaptarse y fueron desapareciendo quedando solo algunos ejemplares que son los actuales reptiles y los mamiferos.
Estos mamiferos libres ya de la compañia de los reptiles gigantes, empezaron a expandirse por todo el Planeta que modificaba poco a poco su superficie terrestre con la separación de los continentes. Esta separación de los continentes, que desde que empezó la vida en los mares, se estaba realizando lentamente y dio origen a la diversidad actual de paisajes en el mundo; hizo que varias especies se vayan adaptando para sobrevivir a esos nuevos ambientes.
Cuando ya el Planeta estaba en condiciones, Dios tomó a unos ejemplares de los homonidos, y le infundíó un alma creando a los primeros hombres a su imagen y semejanza, con inteligencia, voluntad, capacidad de amar y siendo libres. En el segundo relato de la Creación dice que Dios tomo polvo de la tierra y formó al hombre soplando sobre ellos un aliento de vida (se entiende esto por espiritu o alma).
Dios fue formando el cuerpo del hombre desde que empezó la vida en el fondo de los mares, y mediante su Prorvidencia fue transformando y mejorando ese futuro cuerpo junto con los demás seres vivos, para cuando Él vio que ya era el momento de crear al hombre, tomó a ese cuerpo (polvo de la tierra) y le dio un alma y asi creó al hombre.
Dios al principio creó la materia y la fue modificando llenándola de vida hasta que por medio de otra gran intervención Suya creó al hombre.
El hombre fue la cumbre de su Creación, pero el siendo Dios hizo a su Creación inmensa, misteriosa, diversa, compleja, para asi reflejar parte de su Gloria, Poder, Sabiduria y Amor Infinitos, para que el hombre por medio de ella llegase a descubrir la majestad de su Creador que es infinitamente más grande que el y toda la creación.
Toda la creación estaba en armonia cuando Dios creó al hombre, y el hombre estaba fortalecido con la gracia santificante, tenía dominio de si mismo y era libre. Dios hizo a las criaturas que más ama libres, y éstas fueron los ángeles y los hombres, siendo éstos últimos los más amados. Queria Dios que el amor que recibiera de ellas sea verdadero y solo dandoles libertad podía lograrlo, pero Dios sabia que habria algunas que lo despreciarian radicalmente, pero su deseo tan grande de derramar su Amor sobre ellas y recibir amor de ellas lo llevó a arriesgarlo todo.
El hombre lo tenia todo, pero tentado por el diablo, el hombre desobedeció a Dios, creyendose autosuficiente y asi el hombre perdió la amistad con Dios junto con la armonia que tenia con el resto de la Creación, ahora la naturaleza le parecia extraña y peligrosa, donde tendria que ingeniarsela con mucho esfuerzo para sobrevivir.
Pero Dios no dejaria solo jamás al hombre, fue ahi en ese trágico momento que empezó la maravillosa historia de la Salvación culminando con la encarnación, muerte y resurreción de Jesucristo, el Hijo de Dios.
Ahora estamos en los últimos tiempos, el universo, la tierra están todavia cambiando, perfeccionándose, hasta que Dios haga su última gran intervención donde todo lo hará nuevo y glorioso, y donde los hombres vivirán con ÉL resucitados y gloriosos felices para siempre.

¿Que opinan ustedes?
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Hinseky
Asiduo


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MensajePublicado: Dom Ago 12, 2007 1:04 am    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

Todo este argumento esta basado en:
-"Historia del Tiempo" de Stephen Hawking
-Para Salvarte de Jorge Loring
-El Universo. Exploración, descubrimiento, origenes, investigadores, hipotesis Editorial Noguer
-"La Tierra" de J. Montoriol-Pous( Doctor en Ciencias Gelogicas) y M. Font-Altaba (Catedrático de la Facultad de Ciencias de barcelona) Ediciones Jover
-La Señal: Liber Signorum
-Catecismo de la Iglesia Católica
-La Sagrada Biblia Católica "Versión Latinoamericana y para los que buscan a Dios"
Citas Biblicas:
Gn. 1,1-31. 2, 1-7
Job 26,7-14. 38,8-11. 28,5
Eclo. 16,29. 24, 5-23. 43, 12. 16, 26
Is 42,5. 44,24
Sal 8, 6-7. 138;1,6,15-16
Heb. 3
Lc. 8,17
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Hinseky
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MensajePublicado: Dom Ago 12, 2007 1:16 am    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

Otras citas Biblicas:
Jn. 1,1-18
Ap. 21, 1-24
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Hinseky
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MensajePublicado: Dom Ago 12, 2007 1:28 am    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
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No sé si era una Carta o Enciclica, pero también saqué parte de lo que digo de los escritos del papa Pablo VI
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Hinseky
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MensajePublicado: Dom Ago 12, 2007 1:45 am    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
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Completando las primeras citas biblicas que puse:
Eclo.16-18,1-13
Sab. 10. 11,17-20
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Hinseky
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MensajePublicado: Lun Ago 13, 2007 1:52 am    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
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Me equivoqué al escribir homonidos, en realidad a los primates primitivos se les dice homínidos.
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Manuelc
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MensajePublicado: Lun Ago 13, 2007 7:03 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

Hinseky escribió:
Completando las primeras citas biblicas que puse:
Eclo.16-18,1-13
Sab. 10. 11,17-20


prueba
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Hinseky
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MensajePublicado: Mar Ago 14, 2007 3:11 am    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

Hermano Manuelc aclarame eso de prueba.
A los demás, por favor denme su opinión, tratar de enlazar la teoría de la Evolución con nuestra fe en Dios Creador, me fue difícil, estaba lleno de dudas, estuve 2 años estudiando diferentes libros y documentales de astronomía, paleontología, geología y astrofísica y también, estudié diferentes escritos de papas, teólogos, el Catecismo, y la Sagrada Biblia.
Me he ayudado a aclarar mis dudas con varios sacerdotes instruidos en mi ciudad. En verdad era un deseo grande en mi poder realizar un argumento que sea convincente primero para mi y también para todos los que lo lean.
Quizas no he escrito de una manera muy científica y detallada y quiero aclarar que con esto no quiero afirmar que lo escrito aquí sea tal como han pasado y son las cosas, solo es una suposicíon basada en estudios cientificos y la enseñanza de la Iglesia
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Hinseky
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MensajePublicado: Mar Feb 05, 2008 6:46 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

Quiero renovar este tema, pronto pondré otros artículos que respaldan lo que escrito aquí.
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Hinseky
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Mensajes: 260
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MensajePublicado: Mar Feb 05, 2008 6:51 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
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La última cita biblica que no se como se me pasó pero que es muy importante es:

2 Pe. 3, 8
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David Quiroa
Veterano


Registrado: 26 Oct 2006
Mensajes: 2901

MensajePublicado: Mar Feb 05, 2008 9:03 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

En este tipo de temas, considero que se comete un error al considerar
la ciencia como verdad absoluta y la fe como verdad relativa,
cuando lo correcto es hacerlo al revés.

Sin ir más lejos, en el curso de mi vida (que no es tan larga después de todo)
he visto cómo la ciencia "demuestra" repetidas veces que el origen
del hombre se remonta a un millón de años atrás... luego dos... luego tres... luego cinco...
para no hacerles larga la historia, la noticia "científica" más reciente que leí
pone la fecha en 10 millones de años "de acuerdo a los últimos descubrimientos".

Al mismo tiempo, durante estos años, las verdades de fe no han cambiado
ni un ápice. Es más, me puedo remontar a 2000 años atrás, y las verdades
de fe son las mismas. Y puedo decir sin temor a equivocarme, que dentro
de mil años seguirán siendo las mismas.

De allí que cualquier razonamiento de este tipo debe considerar
que es más lógico adecuar la ciencia a la fe que la fe a la ciencia,
porque la ciencia cambia todos los días, mientras que la fe se mantiene
inconmutable.

Esa es mi opinión.
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Joseleg
Constante


Registrado: 19 Abr 2007
Mensajes: 993
Ubicación: Bogotà Colombia

MensajePublicado: Mar Feb 05, 2008 10:43 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

David Quiroa escribió:
En este tipo de temas, considero que se comete un error al considerar
la ciencia como verdad absoluta y la fe como verdad relativa,
cuando lo correcto es hacerlo al revés.

Sin ir más lejos, en el curso de mi vida (que no es tan larga después de todo)
he visto cómo la ciencia "demuestra" repetidas veces que el origen
del hombre se remonta a un millón de años atrás... luego dos... luego tres... luego cinco...
para no hacerles larga la historia, la noticia "científica" más reciente que leí
pone la fecha en 10 millones de años "de acuerdo a los últimos descubrimientos".

Al mismo tiempo, durante estos años, las verdades de fe no han cambiado
ni un ápice. Es más, me puedo remontar a 2000 años atrás, y las verdades
de fe son las mismas. Y puedo decir sin temor a equivocarme, que dentro
de mil años seguirán siendo las mismas.

De allí que cualquier razonamiento de este tipo debe considerar
que es más lógico adecuar la ciencia a la fe que la fe a la ciencia,
porque la ciencia cambia todos los días, mientras que la fe se mantiene
inconmutable.

Esa es mi opinión.


En efecto una verdad de fe no cambia, porque sus pruebas se basan en argumentos ideales "y las ideas relacionadas con la religión no es que cambien mucho", igual, si esa es su creencia, bien por usted. Solo una pequeña corrección, los mamiferos y sus antecesores los reptiles con caracteristicas de mamiferos se desarrollaron a la par o incluso antes de la diversificación de los dinosaurios. En el permico la fauna era dominada por reptiles mamiferoides hasta que por alguna razon el 95% de las especies marinas se borró del planeta junto con el 70% de las terrestres, está es de hecho la mayor extinción en masa jamas ocurrida (aunque la de los dinos es la mas famosa), informalmente se le conose como la gran muerte. Despues de esta extinción que casi manda al olvido a los mamiferos es que se diversifican los dinosaurios dando comienzo a la era de los dinosaurios que terminó como comenzó, con otra extinción en masa.
Los criterios de adaptabilidad y """perfección""" no los determina la especie, si no, el ambiente; incluso pueden ocurrir cosas tan curiosas como que organismos muy adaptables sean borrados del mapa por alguna catastrofe, mientras que otros "francamente pateticos para competir" pueden sobrevivir solo por que se encuentran aislados en un ambiente estable y no tienen que competir.
El ambiente es quien define quien se queda y quien sobrevive y eso es muy aleatorio, pero, si el cambio ambiental no fuera aleatorio, la cosa seria muy diferente. Esto lo ejemplig¿fica la convergencia evolutiva, en la cual, organismos de linajes diferentes en lugares diferentes evolucionan a estructuras similares porque los ambientes son similares.
Si alguien puede controlar el ambiente, controlará tambien el curso de la evolución; si los cambios ambientales estan predeterminados, la evolución seria un proceso muy determinista (con todo y aleatoriedad de la variación). Supongo que como deista mi postura es la de que hasta cierto sentido el cambio ambiental ya está predeterminado, PERO como cientifico mi deber es apegarme a las evidencias, las cuales dicen que el cambio ambiental es aleatorio.
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"Nada tiene sentido en biología si no es a la luz de la evolución" Theodosius Dobzhansky

Eppur si muove
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Saeca
Esporádico


Registrado: 07 Ene 2007
Mensajes: 79

MensajePublicado: Mie Feb 06, 2008 2:04 am    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

Comparto un fragmento de un documento acerca de ejes teológicos de la historia de la salvación: "Los relatos bíblicos de la creación no quieren expresar el origen biológico del hombre, ellos sólo constituyen el deseo del hombre por expresar su relación, o más su provenir, de la divinidad. El hombre primitivo usa el mito en una relación con ésta para darle sentido a su presente y reactualizar la intencionalidad didvina que lo ha creado.

¿Por qué el autor Sagrado narra en forma de mito la creación del mundo? Lo que hace el Autor Sagrado es desmitologizar el mito pagano e introducirlo en una cultura hebrea. Pra el hebreop es muy importante describir que Dios a intervenido en la historia; no dice cuándo, ni donde; se vale de los mitos mesopotámicos para expresar una verdad salvadora; respuestas a peguntas existenciales que embargan a todo ser humano y de todas las épocas. El mito es historizado, convertido en parte de la hisotria de la salvación. En fin, toma elementos míticos como una estructura para un relato histórico, pues en su época no tenía como formular científicamente el elemento conceptual".


Al igual que David Quiroa pienso que lo ideal no es acomodar ciencia a la fe, aunque es increible las similutudes entre eras geologicas y evolucion y el orden en que sucede el relato Sacerdotal o de tradicion "P" de la creación según el Génesis. Ya decía Sto. Tomás de Aquino" :A las verdades filosoficas y cientificas se llega por la razon, a las sobrenaturales se llega por la fe".

En ultimas, el deber de la ciencia es preguntarse por el CÓMO, en tanto el de la religion, preguntarse por el PORQUÉ de las cosas. Considero que la intenciion de Hinseky es tratar de demostrar brevemente que fe y razon no son contradictorias entre sí... noble causa, aunque ciencia y fe buscan dos cosas muy distintas....
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''El deseo de Dios está inscrito en nuestros corazones porque hemos sido creados por Dios y para Dios, y Él no cesa de llamarnos y atrernos a sí, porque solo en Él, encontraremos la verdad y la dicha que no cesamos de buscar...''
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Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Mie Feb 06, 2008 4:56 am    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

Saeca escribió:
Comparto un fragmento de un documento acerca de ejes teológicos de la historia de la salvación: "Los relatos bíblicos de la creación no quieren expresar el origen biológico del hombre, ellos sólo constituyen el deseo del hombre por expresar su relación, o más su provenir, de la divinidad. El hombre primitivo usa el mito en una relación con ésta para darle sentido a su presente y reactualizar la intencionalidad didvina que lo ha creado.

¿Por qué el autor Sagrado narra en forma de mito la creación del mundo? Lo que hace el Autor Sagrado es desmitologizar el mito pagano e introducirlo en una cultura hebrea. Pra el hebreop es muy importante describir que Dios a intervenido en la historia; no dice cuándo, ni donde; se vale de los mitos mesopotámicos para expresar una verdad salvadora; respuestas a peguntas existenciales que embargan a todo ser humano y de todas las épocas. El mito es historizado, convertido en parte de la hisotria de la salvación. En fin, toma elementos míticos como una estructura para un relato histórico, pues en su época no tenía como formular científicamente el elemento conceptual".




Creo que asi se entiende mejor:




RELACIONES ENTRE EL GENESIS Y LAS NARRACIONES PAGANAS DE LA CREACION

autor: E.C. Messenger
Dios, el hombre y el cosmos
edit. Guadarrama

La narraciòn del gènesis, procedente de una fuente pagana

A propòsito de la doctrina catòlica se`gun la cual tenemos en los dos primeros capìtulos del Gènesis un relato de la creaciòn revelado por Dios, se ha pretendido que la narraciòn escrituraria de la creaciòn està en gran parte tomada de una narraciòn babilònica màs antigua, cuya forma màs alejada de nuestra època se encuentra en las "Siete Tablillas" descubiertas y publicadas por G. Smith en 1875. Estas tablillas no estàn en absoluto completas; tampoco son la ùnica versiòn babilònica de la creaciòn.

Hay otras narraciones menos antiguas que parecen posteriores a la època de Moisès y que, por esta razòn, no tenemos que considerarlas aquì. Lejos de influir en la narraciòn del Gènesis -aparte la fecha muy antigua que rechazamos como falsa y arbitraria y que algunos crìticos atribuyen sin justificaciòn a los documentos que habrìan servido de base para la redacciòn del Gènesis- serìa necesario demostrar la inexistencia de la precauciòn y que el mismo Gènesis no ha influido sobre estas versiones posteriores. Pero las "Siete Tablillas" parecen datar de alrededor del año 2000 antes de Cristo, y los sabios piensan que las tradicones a los que hacen referencia son muchos màs antiguas. Se llega a afirmar que la doctrina cristiana de la creaciòn se ha basado en una narraciòn pagana màs antigua que es evidentemente mìtica. Y entonces parecerìa que n ohay razòn para suponer quela narraciòn del Gènesis contiene una revelaciòn divina puesto que nadie admite que el texto babìlònico estè revelado por Dios.

Semejanzas y diferencias entre las narraciones escriturarias y las paganas

Al menos una cosa està bien clara: lejos de estar basados sobre las narraciones paganas y corrompidas de la creaciòn, el o mejor los relatos del Gènesis tienen caracterìsticas muy diferentes a las de las narraciones que se extendieron por las naciones colindantes. He aqui lo que el doctor Wallis Budge, del British Museum, escribe en su obra sobre las Siete Tablillas babilònicas: "No hay el menor fundamento para la afirmaciòn tan frecuentemente hecha segùn la cual los dos relatos de la creaciòn en los primeros capìtulos del Gènesis se habrìan inspirado en las Siete Tablillas de la Creaciòn...Es verdad que existen algunos puntos de semejanza entre los relatos escritos en caracteres cuneiformes y los escritos en caracteres hebraicos. Los unos con frecuencia esclarecen a los otros, pero las concepciones fundamentales de los relatos babilònicos y hebraicos son esencialmente diferentes. En los relatos babilònicos, los primeros seres existentes eran infames demonios y diablos: ademàs, el Dios de la creaciòn aparece sòlo en una època posterior. En los relatos hebraicos la concepciòn de Dios es la de un ser que existìa en el comienzo y dedse el comienzo, todo poderoso y ùnico, y los demonios del caos y del mal son sus servidores (Dr. Wallis Budge, Babylonian Legends of the Creation, publicadas por S. Smith, Londres. British Museum, 1931, pag. 23-30)

La diferencia entre los dos relatos se impone con evidencia a quienes se toman la molestia de leerlos desde el principio hasta el fin. No tratamos de rechazar cierta semejanzas superficiales, que se refieren a detalles. En el relato babilònico, y en todas las cosmogonìas antiguas, encontramos que el universo era de agua en su origen: "El tehòm del Gènesis (I, 2), las tinieblas que recubren el ocèano primordial, son semejantes a Tiamat, la mar tumultuosa del Enuma elis (nombre del poema èpico babilònico en las Siete Tablillas) y al ocèano tenebroso de la cosmogonìa fenicia. La divisiòn del cielo y de la tierra corresponde a la del cuerpo de Tiamat. En el primer capìtulo del lGènesis, como en el Enuma elis, las aguas estàn encima del cielo; los astros, y sobre todo la luna, señalan el tiempo; la creaciòn del hombre consuma la del universo. Pero en el Gènesis no se encuentra lahuella de unalucha del Creador contra el monstruo convertido en sìmbolo del caos. El tehòm, aunque sea una forma masculina hebraica equivalente a Tiamat, ha perdido toda personalidad, sòlo es cierta materia en desorden" (J. Chaine, Le Livre de la Genèse, Paris, pag 5Cool

Con màs detalle: "El Gènesis, en oposiciòn al politèismo de todos los pueblos, enseña la existencia de un solo Dios. En oposiciòn tambièn a sus ideas sobre el origen de las cosas y de los dioses, muestra que el mundo no tiene su razòn de ser en sì mismo, que ha sido hecho, creado por Dios. Mientras que el Enuma elis dice que los dioses nacieron del caos anterior a todo, idea que encontramos en Egipto y en la cosmogonìa fenicia, el Gènesis enseña que Dios es distinto del mundo, trascendente al mundo, anterior a la tierra y a los cielos. No hay poderes adversos frente a èl; los monstruos marinos son sus criaturas. Manda y actùa con autoridad soberana, con independencia absoluta. Esta teologìa es verdaderamente ùnica, decir que supera todas las otras semitas no es suficiente, es de otro orden" (J. Chaine, Le Livre de la Genèse, Parìs, Editions du Cerf. 1948, pag 6Cool

Por lo tanto, mantenemos que las ideas y las doctrinas fundamentales enseñadas en el Gènesis son ùnicas y que ademàs de esto deben haber sido reveladas. A parte del argumento basado en su caràcter trascendente, parece claro que el mismo Moisès, que "poseìa toda la ciencia de los egipcios" (Hechos, 7, 22) y podìa haber heredado de su antepasado Abraham todo el saber de Caldea, no pudo elaborar en su cerebro o con reminiscencias de teorìas diferentes un relato de la creaciòn tan impar y tan poco semejante a los otros. Ciertamente no habìa ningùn testigo humano a cuyo testimonio apelar: su conocimiento no podìa proceder en ùltimo anàlisis màs que del Creador de todas las cosas por la vìa de la revelaciòn.

Pero concedemos que, expresando las doctrinas de esta revelaciòn divina, el autor del Gènesis debe haber usado expresiones e ideas corrientes en su època en el mundo semìtico. ¿Còmo podrìa haber escrito su obra diferentemente o còmo podrìa haber esperado ser comprendido de otro modo por sus lectores?

La Santa Sede, llegada la ocasiòn ha adoptado siempre una posiciòn intermediaria entre los dos extremos. De un lado, ha insistido en el hecho de que los relatos del Gènesis no son "fàbulas tomadas de las mitologìas y de las cosmogonìas de los pueblos antiguos y, despuès de la eliminaciòn de todo error politeìsta, adaptadas por el autor sagrado a la doctrina monoteista, o alegorìas y sìmbolos desnudos de todo fundamento en la realidad objetiva y presentados bajo forma històrica para inculcar verdades religiosas y filosòficas. Tampoco contiene leyendas parcialmente històricas y parcialmente ficticias, compuestas libremente para la instrucciòn y la edificaciòn de las almas (Decreto de la comisiòn Bìblica, del 30 de junio de 1909). Por el contrario, estas narraciones deben ser consideradas como la historia de cosas realmente sucedidas, a saber, la historia que corresponde a la verdad objetiva y a la verdad històrica. Por otra parte, la Santa Sede insiste en el hecho de que "este relato popular de la creaciòn", que no busca en manera alguna señalar la naturaleza ìntima de las cosas visibles o ser completo y exhaustivo, està escrito de manera adaptada a las ideas ordinarias del tiempo y acomodado a la mentalidad de la època". Tal es la enseñanza oficial de la Santa Sede como la encontramos en la Decisiòn de la Comisiòn Bìblica de 1909. Decisiones posteriores sirvieron para dilucidar y ampliar esta doctrina. Asì, la encìclica de Pio XII Divino afflante Spiritu hablò del uso que el autor sagrado hizo "de estas maneras naturales y habituales en los antiguos de hablar y de contar, que los hombres tenìan la costumbre de emplear en sus relaciones mutuas y cuyo uso, en efecto, estaba autorizado por la costumbre general". La carta de la Comisiòn Bìblica, publicada en 1948, dice de manera anàloga que los primeros capìtulos del Gènesis nos dan "en un lenguaje claro y figurado, adaptado a la mentalidad de una humanidad poco desarrollada, las verdades fundamentales que estàn en la base de la economìa de la salvaciòn". La encìclia Humani Gèneris, todavìa màs reciente, repite la afirmaciòn hecha en la carta de la Comisiòn Bìblica y va màs lejos: permite expresamente que se pueda incluso admitir que los escritores sagrados "tomaron ciertos prèstamos de los relatos populares aunque no haya nunca que olvidar que actuaron asì bajo la inspiraciòn divina, que les preservaba de todo error tanto en la elecciòn como en la apreciaciòn de estos documentos".
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San Agustín
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Beatriz
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Registrado: 01 Oct 2005
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MensajePublicado: Mie Feb 06, 2008 4:59 am    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

Saeca escribió:
Comparto un fragmento de un documento acerca de ejes teológicos de la historia de la salvación: "Los relatos bíblicos de la creación no quieren expresar el origen biológico del hombre, ellos sólo constituyen el deseo del hombre por expresar su relación, o más su provenir, de la divinidad. El hombre primitivo usa el mito en una relación con ésta para darle sentido a su presente y reactualizar la intencionalidad didvina que lo ha creado.

¿Por qué el autor Sagrado narra en forma de mito la creación del mundo? Lo que hace el Autor Sagrado es desmitologizar el mito pagano e introducirlo en una cultura hebrea. Pra el hebreop es muy importante describir que Dios a intervenido en la historia; no dice cuándo, ni donde; se vale de los mitos mesopotámicos para expresar una verdad salvadora; respuestas a peguntas existenciales que embargan a todo ser humano y de todas las épocas. El mito es historizado, convertido en parte de la hisotria de la salvación. En fin, toma elementos míticos como una estructura para un relato histórico, pues en su época no tenía como formular científicamente el elemento conceptual".




Creo que asi se entiende mejor:




RELACIONES ENTRE EL GENESIS Y LAS NARRACIONES PAGANAS DE LA CREACION

autor: E.C. Messenger
Dios, el hombre y el cosmos
edit. Guadarrama

La narraciòn del gènesis, procedente de una fuente pagana

A propòsito de la doctrina catòlica se`gun la cual tenemos en los dos primeros capìtulos del Gènesis un relato de la creaciòn revelado por Dios, se ha pretendido que la narraciòn escrituraria de la creaciòn està en gran parte tomada de una narraciòn babilònica màs antigua, cuya forma màs alejada de nuestra època se encuentra en las "Siete Tablillas" descubiertas y publicadas por G. Smith en 1875. Estas tablillas no estàn en absoluto completas; tampoco son la ùnica versiòn babilònica de la creaciòn.

Hay otras narraciones menos antiguas que parecen posteriores a la època de Moisès y que, por esta razòn, no tenemos que considerarlas aquì. Lejos de influir en la narraciòn del Gènesis -aparte la fecha muy antigua que rechazamos como falsa y arbitraria y que algunos crìticos atribuyen sin justificaciòn a los documentos que habrìan servido de base para la redacciòn del Gènesis- serìa necesario demostrar la inexistencia de la precauciòn y que el mismo Gènesis no ha influido sobre estas versiones posteriores. Pero las "Siete Tablillas" parecen datar de alrededor del año 2000 antes de Cristo, y los sabios piensan que las tradicones a los que hacen referencia son muchos màs antiguas. Se llega a afirmar que la doctrina cristiana de la creaciòn se ha basado en una narraciòn pagana màs antigua que es evidentemente mìtica. Y entonces parecerìa que n ohay razòn para suponer quela narraciòn del Gènesis contiene una revelaciòn divina puesto que nadie admite que el texto babìlònico estè revelado por Dios.

Semejanzas y diferencias entre las narraciones escriturarias y las paganas

Al menos una cosa està bien clara: lejos de estar basados sobre las narraciones paganas y corrompidas de la creaciòn, el o mejor los relatos del Gènesis tienen caracterìsticas muy diferentes a las de las narraciones que se extendieron por las naciones colindantes. He aqui lo que el doctor Wallis Budge, del British Museum, escribe en su obra sobre las Siete Tablillas babilònicas: "No hay el menor fundamento para la afirmaciòn tan frecuentemente hecha segùn la cual los dos relatos de la creaciòn en los primeros capìtulos del Gènesis se habrìan inspirado en las Siete Tablillas de la Creaciòn...Es verdad que existen algunos puntos de semejanza entre los relatos escritos en caracteres cuneiformes y los escritos en caracteres hebraicos. Los unos con frecuencia esclarecen a los otros, pero las concepciones fundamentales de los relatos babilònicos y hebraicos son esencialmente diferentes. En los relatos babilònicos, los primeros seres existentes eran infames demonios y diablos: ademàs, el Dios de la creaciòn aparece sòlo en una època posterior. En los relatos hebraicos la concepciòn de Dios es la de un ser que existìa en el comienzo y dedse el comienzo, todo poderoso y ùnico, y los demonios del caos y del mal son sus servidores (Dr. Wallis Budge, Babylonian Legends of the Creation, publicadas por S. Smith, Londres. British Museum, 1931, pag. 23-30)

La diferencia entre los dos relatos se impone con evidencia a quienes se toman la molestia de leerlos desde el principio hasta el fin. No tratamos de rechazar cierta semejanzas superficiales, que se refieren a detalles. En el relato babilònico, y en todas las cosmogonìas antiguas, encontramos que el universo era de agua en su origen: "El tehòm del Gènesis (I, 2), las tinieblas que recubren el ocèano primordial, son semejantes a Tiamat, la mar tumultuosa del Enuma elis (nombre del poema èpico babilònico en las Siete Tablillas) y al ocèano tenebroso de la cosmogonìa fenicia. La divisiòn del cielo y de la tierra corresponde a la del cuerpo de Tiamat. En el primer capìtulo del lGènesis, como en el Enuma elis, las aguas estàn encima del cielo; los astros, y sobre todo la luna, señalan el tiempo; la creaciòn del hombre consuma la del universo. Pero en el Gènesis no se encuentra lahuella de unalucha del Creador contra el monstruo convertido en sìmbolo del caos. El tehòm, aunque sea una forma masculina hebraica equivalente a Tiamat, ha perdido toda personalidad, sòlo es cierta materia en desorden" (J. Chaine, Le Livre de la Genèse, Paris, pag 5Cool

Con màs detalle: "El Gènesis, en oposiciòn al politèismo de todos los pueblos, enseña la existencia de un solo Dios. En oposiciòn tambièn a sus ideas sobre el origen de las cosas y de los dioses, muestra que el mundo no tiene su razòn de ser en sì mismo, que ha sido hecho, creado por Dios. Mientras que el Enuma elis dice que los dioses nacieron del caos anterior a todo, idea que encontramos en Egipto y en la cosmogonìa fenicia, el Gènesis enseña que Dios es distinto del mundo, trascendente al mundo, anterior a la tierra y a los cielos. No hay poderes adversos frente a èl; los monstruos marinos son sus criaturas. Manda y actùa con autoridad soberana, con independencia absoluta. Esta teologìa es verdaderamente ùnica, decir que supera todas las otras semitas no es suficiente, es de otro orden" (J. Chaine, Le Livre de la Genèse, Parìs, Editions du Cerf. 1948, pag 6Cool

Por lo tanto, mantenemos que las ideas y las doctrinas fundamentales enseñadas en el Gènesis son ùnicas y que ademàs de esto deben haber sido reveladas. A parte del argumento basado en su caràcter trascendente, parece claro que el mismo Moisès, que "poseìa toda la ciencia de los egipcios" (Hechos, 7, 22) y podìa haber heredado de su antepasado Abraham todo el saber de Caldea, no pudo elaborar en su cerebro o con reminiscencias de teorìas diferentes un relato de la creaciòn tan impar y tan poco semejante a los otros. Ciertamente no habìa ningùn testigo humano a cuyo testimonio apelar: su conocimiento no podìa proceder en ùltimo anàlisis màs que del Creador de todas las cosas por la vìa de la revelaciòn.

Pero concedemos que, expresando las doctrinas de esta revelaciòn divina, el autor del Gènesis debe haber usado expresiones e ideas corrientes en su època en el mundo semìtico. ¿Còmo podrìa haber escrito su obra diferentemente o còmo podrìa haber esperado ser comprendido de otro modo por sus lectores?

La Santa Sede, llegada la ocasiòn ha adoptado siempre una posiciòn intermediaria entre los dos extremos. De un lado, ha insistido en el hecho de que los relatos del Gènesis no son "fàbulas tomadas de las mitologìas y de las cosmogonìas de los pueblos antiguos y, despuès de la eliminaciòn de todo error politeìsta, adaptadas por el autor sagrado a la doctrina monoteista, o alegorìas y sìmbolos desnudos de todo fundamento en la realidad objetiva y presentados bajo forma històrica para inculcar verdades religiosas y filosòficas. Tampoco contiene leyendas parcialmente històricas y parcialmente ficticias, compuestas libremente para la instrucciòn y la edificaciòn de las almas (Decreto de la comisiòn Bìblica, del 30 de junio de 1909). Por el contrario, estas narraciones deben ser consideradas como la historia de cosas realmente sucedidas, a saber, la historia que corresponde a la verdad objetiva y a la verdad històrica. Por otra parte, la Santa Sede insiste en el hecho de que "este relato popular de la creaciòn", que no busca en manera alguna señalar la naturaleza ìntima de las cosas visibles o ser completo y exhaustivo, està escrito de manera adaptada a las ideas ordinarias del tiempo y acomodado a la mentalidad de la època". Tal es la enseñanza oficial de la Santa Sede como la encontramos en la Decisiòn de la Comisiòn Bìblica de 1909. Decisiones posteriores sirvieron para dilucidar y ampliar esta doctrina. Asì, la encìclica de Pio XII Divino afflante Spiritu hablò del uso que el autor sagrado hizo "de estas maneras naturales y habituales en los antiguos de hablar y de contar, que los hombres tenìan la costumbre de emplear en sus relaciones mutuas y cuyo uso, en efecto, estaba autorizado por la costumbre general". La carta de la Comisiòn Bìblica, publicada en 1948, dice de manera anàloga que los primeros capìtulos del Gènesis nos dan "en un lenguaje claro y figurado, adaptado a la mentalidad de una humanidad poco desarrollada, las verdades fundamentales que estàn en la base de la economìa de la salvaciòn". La encìclia Humani Gèneris, todavìa màs reciente, repite la afirmaciòn hecha en la carta de la Comisiòn Bìblica y va màs lejos: permite expresamente que se pueda incluso admitir que los escritores sagrados "tomaron ciertos prèstamos de los relatos populares aunque no haya nunca que olvidar que actuaron asì bajo la inspiraciòn divina, que les preservaba de todo error tanto en la elecciòn como en la apreciaciòn de estos documentos".
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"Quien no ama, no conoce"
San Agustín
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Carlos Rodríguez Fuertes
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MensajePublicado: Mie Feb 06, 2008 10:17 am    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
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Desde un punto de vista puramente científico la evolución no es una teoría, como comúnmente se la llama, sino una hipótesis. Curiosamente, los mismos que acusan a los creacionistas de ser dogmáticos, se aferran al evolucionismo de una manera dogmática, cuando en la ciencia no puede haber dogmas. Los dogmas son de las religiones y el Dogma por excelencia está en el catolicismo. Un científico que quiera prescindir de toda religión, y pretenda ser sincero, deberá considerar como hipotéticos tanto el creacionismo como el evolucionismo. Sucede que el evolucionismo es un medio de negar a Dios, y para eso no importa que no se hayan encontrado pruebas científicamente válidas; no importa que no aparezcan los fósiles intermedios o eslabones perdidos entre las especies “evolucionadas”. Incluso, se pretende confundir a la gente partiendo de algo evidente, como es lo que se conoce como microevolución, es decir, los cambios o adaptaciones dentro de cada especie pero sin salir de la especie, y de ahí se atreven a dar el salto de una supuesta evolución con pasos de una especie a otra.

En el caso del hombre, por ejemplo, pretenden hacerlo venir del mono, como si el hecho de ser hombre fuese una mejora para el mono. En realidad, la gran mejora para un mono es ser un mono perfecto. Desde un punto de vista estrictamente natural, el mono es, incluso, más perfecto que el hombre, pues desde que nace es más hábil para estar en el medio natural. El hombre, por el contrario, al nacer es el ser más indefenso que hay en la Naturaleza. Además, lo mejor que tiene el hombre con respecto al mono es el habla, algo que el ser humano comparte con otra especie mucho más alejada de esa supuesta evolución: el loro. Aunque parezcan similares el hombre y el mono, la cantidad de cambios que se tendrían que haber hecho para pasar de una especie a otra es tal que la probabilidad de que se hubiese producido esa evolución es ínfima. Pero de haberse producido, se tendrían que tener en cuenta dos consideraciones: en primer lugar, la evolución no habría sido simultánea, lo que habría provocado el rechazo de los congéneres a esas supuestas especies ya evolucionadas (total o parcialmente) con el no apareamiento o, incluso, con la muerte, puesto que en el reino animal no se tolera la diferencia evidente. En segundo lugar, esa no simultaneidad de la evolución habría dado lugar en muchos momentos a individuos con rasgos de ambas especies, algo difícilmente sostenible desde un punto de vista biológico. Por ejemplo, con piernas de hombre no se puede tener un cuerpo casi de mono, o viceversa, pues no se daría, entre otras cosas, el equilibrio necesario en el esqueleto. Estas dos consideraciones, obviamente, se pueden extender a todos los casos de supuesta evolución entre las especies.

Desde un punto de vista cristiano, el evolucionismo supone negar el primer libro de la Biblia, el Génesis, y como consecuencia, el pecado original, lo que significa acabar con la necesidad de la Redención del hombre por Cristo, el cual no negó el Antiguo Testamento, sino que se apoyó en él con el propósito de perfeccionar la ley antigua, no de derogarla. Negar un solo libro de la Biblia es negar la doctrina de Cristo.

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Por último, conviene recordar lo que el primer Concilio Vaticano definió a propósito de la fe:

La Constitución Dogmática sobre la Fe Católica defiende los principios fundamentales del Cristianismo contra los errores del Racionalismo, Materialismo y Ateismo modernos. En el primer capítulo sostiene la doctrina de la existencia de un Dios personal, quien por Su propia libre decisión y para revelar Su perfección, ha creado todo de la nada, El que prevee todo, incluyendo los actos libres futuros de las criaturas racionales y quien por medio de Su Providencia guía todas las cosas a su fin deseado. El segundo capítulo trata sobre el conocimiento natural y sobrenatural de Dios. Luego declara que Dios, el principio y fin de todas las cosas, también puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón. Luego trata sobre lo real y lo necesario de una revelación sobrenatural, de las dos fuentes de la revelación, las Escrituras y la Tradición, de la inspiración e interpretación de las Sagradas Escrituras. El tercer capítulo trata sobre la virtud sobrenatural de la fe, su razonable naturaleza sobrenatural y necesidad, la posibilidad y realidad de los milagros como confirmación de la revelación divina; y finalmente, la fundación por Jesucristo de la Iglesia Católica como guardián y heraldo de la verdad revelada. El cuarto capítulo contiene la doctrina, tan importante hoy en día, sobre la conexión entre fe y razón. Los misterios de fe no pueden ser plenamente entendidos por medio del razonamiento natural, pero la verdad revelada nunca puede contradecir los resultados positivos de la investigación de la razón. Por otra parte, es falsa toda afirmación que contradice la verdad de la fe iluminada. La fe y el conocimiento verdadero no son oponentes hostiles sino que se apoyan mutuamente de muchas formas. Sin embargo, la fe no es lo mismo que un sistema filosófico de enseñaza que se ha ideado y luego entregado a la mente humana para su desarrollo adicional, sino que ha sido confiada a la Iglesia como depósito divino para protección e interpretación infalible. Por lo tanto, cuando la Iglesia explica el significado de un dogma, esta interpretación debe ser mantenida en todo tiempo futuro y nunca se debe desviar de ella bajo pretexto de una investigación más profunda.

(Extracto de http://www.enciclopediacatolica.com/v/vaticano1.htm)
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Joseleg
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MensajePublicado: Mie Feb 06, 2008 12:46 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
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La evolución es una teoria con todo el rigor cientifico. Hay cosiilas con respecto a una creación especial y unica que no cuadrarian, como las convergencias, el neutralismo, o el mismo cambio que presentan los organismos de generación en generación.

La evolución en los animales no se produce espontaneamente de forma individual, no es que de una madre simia salga un hijo no simio. La evolución funciona por medio de aislamiento reproductivo entre poblaciones relacionadas. Con el tiempo, la generación de alelos mutantes nuevos en los mismos genes de dos poblaciones de una misma especie, conlleva a la diferenciación en razas biologicas y luego a especiación (corte del flujo genetico no solo geografico, si no tambien biologico). El foco de la evolución, no es el individuo, es la población a lo largo del tiempo (sobre todo en animales, porque en plantas y otros linajes si pueden ocurrir esos eventos de especiación espontanea)
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"Nada tiene sentido en biología si no es a la luz de la evolución" Theodosius Dobzhansky

Eppur si muove
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Carlos Rodríguez Fuertes
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MensajePublicado: Vie Feb 08, 2008 9:46 am    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
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Para gran parte del mundo científico la evolución sigue siendo una hipótesis.


EVOLUCIONISMO:¿DOGMA CIENTÍFICO O TESIS TEOSÓFICA?
Orlando Fedeli
Orlando Fedeli
Fábio Vanini, biólogo
Marina Marques Vanini, doctoranda en Biología
Marcelo Murai, Maestro en Biología
Luciana Kauer Murai, graduada en Biología
Dr. Daniel Almeida de Oliveira, Médico

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I - EVOLUCIONISMO Y RELIGION
1 - Evolucionismo y relativismo
2 - Evolucionismo: el concepto y su origen
3 - Evolucionismo - panteísmo y gnosis
4 - Evolucionismo y filosofía
5 - Darwinismo y marxismo
6 - Evolucionismo y nazismo
7 - El evolucionismo actual y las filosofías dialécticas
8 - Evolucionismo y misticismo gnóstico

II - EVOLUCIÓN Y METAFÍSICA
1 - El problema del origen de la vida
2 - Evolución y principios del ser
3 - Evolucionismo y analogía del ser
4 - Evolucionismo y causa final
5 - El problema de las especies y los universales
6 - Evolucionismo y causalidad

III - EVOLCION DE LA teoría EVOLUCIONISTA
1 - Introducción
2 - El lamarcksimo
3 - El darwinismo
4 - El neo-darwinismo, el evolucionismo sintético
5 - Escuela evolucionista del "equilibrio puntuado"

IV - ¿El EVOLUCIONISMO ES CIENTÍFICO?
1 - Fraudes, contradicciones, afirmaciones gratuitas de los evolucionistas
2 - Opiniones de científicos contra la teoría evolucionista
3 - El origen de la vida - tentativas maquinistas para producir vida

V - FÓSILES
1 - Introducción
2 - Micro-organismos
3 - La aparición de los insectos
4 - Invertebrados y vertebrados
5 - La transición de los peces a los anfibios
6 – De los anfibios a los reptiles y mamíferos
7 - El problema de los mamíferos marinos
8 - Los dedos de los caballos y la evolución
9 - Los roedores
10 - Seres mamíferos y seres alados
11 - El origen de los seres alados
12 - Origen de las aves
13 - Dinosaurios

VI - ORIGEN DEL HOMBRE
1 - Introducción
2 - Fraudes evolucionistas
a) El “Hombre” de Java
b) El “Hombre” de Piltdown
c) El “Hombre” de Nebraska
d) El “Hombre” de Pekín
e) La mandíbula infantil de Ehringsdorf
3 - pretendidos ancestros del Hombre
a) El Ramapithecus
b) Los Australopithecus
c) “Lucy”
d) El Cráneo 1470 del Hombre del lago Turkana
4 - Fósiles humanos auténticos

VII - EVOLUCIÓN Y FE
1 - El problema de la Evolución para la Fe
2 - Eva
Estos links están dirigidos a su original en Potugués, la traducción, al Castellano, de su contenído es la siguiente:

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"Quant à la réalité de l'évolution organique, ma croyance est inébranlable... Il n'en est pas moins vrai que les explications clasiques de la genèse des espèces sont loin de contenter tous les esprits. Pour ma part, je les tiens toutes pour des contes de fèes à l'usage des adultes... Il faut avoir le courage de reconnaître que nous ignorons tout de ce mécanisme"
(Jean Rostand, Ce Que Je Crois, Graset, Paris, 1953).
["En cuanto a la realidad de la evolución orgánica, mi creencia es inquebrantable. No deja de ser verdad que las explicaciones clásicas de la génesis de las especies están lejos de contentar todos los espíritus. De mí parte yo las considero todas como cuentos de hadas para uso de adultos.... es preciso tener el coraje de reconocer que ignoramos todo sobre ese mecanismo"]
(Jean Rostand, Lo que yo creo, Graset, Paris, 1953)
(Jean Rostand fue Premio Nobel de Medicina y defensor del evolucionismo)

Para ver el desarrollo de estos capítulos ver

http://www.geocities.com/asociacionmariana/Evolucion_es

(traducida del portugués)
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Carlos Rodríguez Fuertes
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MensajePublicado: Vie Feb 08, 2008 9:55 am    Asunto: más argumentos contra el evolucionismo
Tema: La Creación y la evolución
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Más argumentos contra el evolucionismo desde un punto de vista científico:

http://www.montfort.org.br/index.php?secao=veritas&subsecao=ciencia&artigo=conto_macaco&lang=esp

La Ciencia contra la Fe
Raul Leguizamon - Revista SEMPER
Introducción

Los dogmas de fe son muy difíciles -si no imposibles- de refutar con argumentos científicos. La historia de la humanidad lo atestigua sobradamente.

Nuestro tiempo no escapa, por cierto, a esta regla, ya que en la actualidad, como en to­das las épocas, una buena cantidad de personas sigue obstinadamente creyendo cosas, no sólo desprovistas de todo fundamento científico, sino que, además, están en franca con­tradicción con el conocimiento científico que hoy poseemos.

Para dar un ejemplo, entre cientos, de lo expresado, me referiré a la insólita creencia actual de mucha gente -curiosamente, muchos de ellos científicos- de que el hombre desciende del mono.

Porque ha de saberse que el tan mentado y manoseado "antecesor común" del hombre y del mono, de quien hablan muchos científicos y divulgadores, no es ni puede ser otra cosa que un mono. El supuesto "antecesor común” sería llamado ciertamente mono por cualquiera que lo viese, afirmaba el ilustre paleontólogo de la Universidad de Harvard, George G. Simpson. Es pusilánime si no deshonesto, decir otra cosa, agregaba Simpson. Es deshonesto, agrego yo.

De manera que todos los esfuerzos de los antropólogos e investigadores en este tema, no se dirigen, en absoluto, a dilucidar, objetivamente y sin prejuicios, de qué modo se originó el hombre, sino de qué mono lo hizo.

En otras palabras: el postulado de nuestro origen simiesco es una convicción de la que se parte, y no una conclusión a la que se arriba.

Ahora bien, esta convicción, que muchos científicos y divulgadores sostienen encarni­zadamente (¡hasta el punto de mostrarla al público como un hecho científico y demostrado!), es -por definición- algo que está fue­ra del campo de la ciencia experimental, que se basa, precisamente, en la observación y reproducción experimental del fenómeno bajo estudio. Cosas evidentemente imposi­bles en este caso.

De manera que, y a poco de respetar el significado de las palabras, esta creencia en el origen del hombre a partir del mono, es sólo una hipótesis de trabajo, una suposición, una conjetura, más o menos razonable, más o menos coherente, más o menos disparata­da, pero siempre de carácter hipotético. No sólo no demostrada, sino, aún más -por definición-, indemostrable. Y la ciencia es de­mostración.

Lo que la ciencia puede legítimamente hacer a este respecto, es abordar el tema en for­ma indirecta, esto es, examinando la supuesta evidencia científica que demostraría la transformación del mono en hombre y, sobre todo, el mecanismo que se propone para explicar esta transformación, para ver si dicho mecanismo está en coherencia o en contra­dicción con las leyes científicas bien estable­cidas; o, al menos, con la sensatez.

En otras palabras, si bien la ciencia no puede decirnos cómo fue realmente el origen del hombre -por ser esto metodológicamente imposible-, sí puede decirnos, en cambio, como no pudo haber sido este origen.

Aclarado este punto, digamos que lo que hoy vemos (base primera del método científico) es que los hombres se originan de hombres, y que los monos engendran monos. Por consiguiente, y en razón del principio científico del uniformismo metodológico, según el cual el presente explica el pasado, lo legí­timo es suponer que los hombres siempre se originaron de hombres y nunca de monos. Son los científicos que sostienen lo contrario (esto es, que alguna vez los monos engendra­ron hombres, o se transformaron en tales) los que llevan el peso de la prueba. Es decir, los que deberían llevarlo, si este tema fuese tratado con un mínimo de rigor y de honesti­dad científica.

Como no lo es, resulta que, paradójicamente, se acepta como dogma de fe (¡en nombre de la ciencia!) que el hombre desciende del mono; y a partir de este “dogma” se Interpretan y manipulan los datos científicos.

Pero, ¿por qué -cabe preguntarse- esta convicción tan categórica sobre nuestro ori­gen? ¿Cuáles son los fundamentos científicos para tamaña certeza? Bueno, como expresé más arriba, fundamentos propiamente científicos no los hay. La razón determinante y fundamental por la cual muchos autores creen que el hombre se originó a partir del mono, es porque ellos aceptan ciegamente la hipótesis evolucionista-darwinista, que así lo afirma. Y punto.

No obstante, como numerosos científicos, divulgadores, "charlatanes cósmicos” de la televisión, revistas "muy interesantes", libros de tex­to y trovadores diversos nos saturan diaria­mente con las "evidencias científicas" que "demuestran"' el origen simiesco del hombre, vale la pena que analicemos sucintamente estas supuestas evidencias, "abrumadoras"", según los más fervorosos creyentes en la hi­pótesis evolucionista-darwinista.


Semejanzas


Pues bien, lector, aunque usted, como buen profano en el tema -al igual que yo-, nunca se haya dado cuenta o, lo que es más probable, nunca le haya otorgado la menor importancia, el hecho es que entre los monos y el hombre... ¡hay semejanzas!

De acuerdo a este sensacional descubrimiento -que corta el aliento, realmente- existen, sin lugar a dudas, semejanzas entre los monos y el hombre. Efectivamente: tenemos ojos como los monos, cuatro extremidades, estómago, hígado, pulmones, corazón de cuatro cavidades, sangre caliente (depende ... ), etc.

Si usted sigue, obstinada y escépticamente, creyendo que todo esto no significa absoluta­mente nada, y que existe -a pesar de las semejanzas- un abismo entre el mono y el hombre, créame que está en muy buena compañía, ya que miles de científicos en el mundo (y cada día más) opinan exactamente lo mismo.

Y miles son, estimado lector. Lo que sucede es que su opinión no llega a la gente, pues en este tema existe una censura feroz. ¡Otra que Inquisición y Santo Oficio! Los científicos que no aceptan el "dogma darwinista" son inexorablemente excluidos de los ámbitos académicos y de los me­dios de difusión.

Pero los creyentes en la hipótesis del origen simiesco del hombre, que son además -tengamos esto muy presente- los que 'tienen la manía” política, financiera y académica, insisten con místico fervor en las semejanzas.



El Eslabón Perdido


Insisten pues, no sólo en las semejanzas actuales, que demostrarían, en todo caso, que los monos son, de acuerdo a la hipótesis darwinista, nuestros "primos"; sino también, y sobre todo, en las semejanzas fósiles, que certificarían la exis­tencia del sedicente "antecesor común”, esto es, un mono en vías de hacerse hombre: el célebre "esla­bón perdido”, que ya no existe, según dicen, pero que en un tiempo, allá, hace muchos años, parece que sí.

Este mítico "eslabón perdido”, luego de engendrar al hombre, habría desaparecido; nadie tiene la más remota idea de por qué. Pero mucho me temo que lo habría hecho para no cargar con la tremenda responsabilidad de haber engendrado algo tan peligroso e inadaptado como lo que le endilgan haber engendrado: la oveja negra de la familia, verdaderamente...

De todas maneras, la excelsa dignidad de esta sublime reliquia (el "eslabón perdido”) ha suscitado tanto fervor entre muchos científicos que desde hace más de un siglo se han emprendido in­numerables peregrinaciones para hallarlo.

La búsqueda del "eslabón perdido” ha sido, y es, el alfa y la omega de la antropología. Algo así como los caballeros del Rey Arturo con el Santo Grial.

¿Y cuál es el criterio para decidir si un fósil es el famoso "eslabón perdido"? Pues, muy fácil: todo fósil de mono que tenga semejanzas con el hombre es -hasta que se demuestre lo contrario- el "antecesor común”.



Fósiles

Y aunque usted no lo crea, lector, existen, definitivamente, fósiles de monos que muestran se­mejanzas con el hombre. Así es. Resulta que algunos restos fósiles de mono tienen incisivos y caninos más pequeños que otros monos, en for­ma semejante a los del hombre. Esto constituye, para muchos investigadores, una "demostración" de que estos monos habrían sido nuestros antepasados, sin tener en cuenta -al parecer- que existen monos vivientes (el Baduino Gelada, sin ir más lejos) que también tienen incisivos y caninos pequeños -como el hombre-, sin dejar por eso de ser un pelo menos monos que sus congéneres.

Incluso el antropólogo Clifford Jolly señaló, hace ya más de veinte años, que las ínfimas variaciones en el tamaño y forma de los dientes de un animal son simplemente el producto de una adaptación a un tipo especial de dieta y que care­cen de toda significación genealógica.

Otros restos fósiles de mono parecen indicar que dichos seres caminaban en forma aproxima­damente erecta (bípeda), con lo cual se concluye, triunfalmente, que estos monos estaban hacién­dose hombres.

Lo que generalmente muchos autores olvidan de aclarar al público es que varios monos actuales (Hilobates Moloch, Pan Paniscus, entre otros) caminan en forma aproximadamente erecta. Pero., que yo sepa, ninguno de estos simpáticos pri­mates ha manifestado el más mínimo sentimiento de asombro, ni de júbilo, ¡ni de horror! tan siquiera (que sería mucho más lógico), ante la apasionante aventura dé estar transformándose en seres humanos.

Pero, me dirá algún lector, ¿y qué pasa con el famoso Hombre de Neanderthal, el Pitecantropus Erectus, los Austrolopitecos africanos? ¿No son és­tos verdaderos 'homínidos”, antepasados del hombre?

Vayamos por partes. Para comenzar, digamos que el Hombre de Neanderthal no es ciertamente un 'homínido". A pesar de la “difamación antropológica” darwinista (la expresión es del famoso antropólogo americano Ashley Montagu), que lo mostró durante cien años (¡y aún hoy día!) como un bruto semiencorvado, de aspecto feroz y estú­pido, garrote al hombro y guarecido en su caver­na, hoy es un hecho universalmente aceptado que el Hombre de Neanderthal era completamente Sapiens, aunque con algunos rasgos degenerati­vos producidos por enfermedades (artritis y raquitismo) y por circunstancias ambientales adversas.

A pesar de que esto del carácter plenamente humano del Hombre de Neanderthal se conoce des­de el año 1957, todavía hoy es frecuente encon­trar su representación semibestial; y no sólo en libros y revistas de divulgación. ¡No!, por ejemplo, el modelo semibestial del Hombre de Neanderthal recién fue retirado del Museo Field de Historia Natural de Chicago en 1975. ¿Fue arrojado a la basura? (lugar que le correspondía). Pues no, fue retirado del primer piso (orígenes del hombre) y colocado en el segundo piso, junto a los dinosaurios, con una leyenda que dice: “modelo alternati­vo del Hombre de Neanderthal" (!). Cabe destacar que la sección de los dinosaurios es la más visitada por el común de la gente, en especial por los niños y jóvenes de los colegios... Este es un ejem­plo acabado de la "honestidad científica", que le dicen.

Respecto de los así llamados "Homo Erectus' (Pitecantropo y Sinantropo), habría mucho que decir. De los hallazgos originarios que dieron lugar a este grupo taxonómico, uno de ellos, el Hombre de Java (Pitecantropus Erectus), habría sido -según su propio descubridor, E. Dubois- lisa y llanamente un mono (gibón) de gran tamaño. El otro, el Hombre de Pekín, tiene todas las apa­riencias de haber sido otro de los tantos fraudes que se han cometido en este tema. Los supuestos “Homo Erectus" descubiertos más recientemente en Africa (Leakey y Walker, 1984) pareciera que por las descripciones serían neanderthales, esto es Sapiens.

En relación a los tan mentados Austrolopitecos de Africa (incluida Lucy) desde ya le aclaro, lec­tor, que estos seres son definitivamente monos; no hay discusión al respecto: un metro de estatura; capacidad craneal entre 500 y 600 cc. (como el chimpancé, por ejemplo; la del hombre es de alrededor de 1500 cc.); forma del cráneo “abrumadoramente simiesca” (Lord Zuckerman); capaci­dad para columpiarse de las ramas como o mejor que la del orangután (Charles Oxnard), etc.

Todos esos otros nombres que uno lee o escucha (Ramapiteco, Dryopiteco, Kenyapíteco, Sivapite­co, etc.) son todos, sin excepción, "totalmente mo­nos".

El problema está en que el término "homínido" designa, precisamente, a cualquier mono que caminaba más o menos bípedamente, o que su descubridor sostiene que caminaba, y que tiene dientes más pequeños que los otros monos. Con eso ya es suficiente para graduarse de "homínido" y para que su descubridor (o inventor) se transforme, de la noche a la mañana en un Julio César de la antropología.

Incluso respecto de estos criterios, no es cuestión tampoco de ser demasiado exagerados, ya que con apenas un diente, un trocito de mandíbula o un pedazo de cráneo, un antropólogo puede reclamar status de "homínido” para su hallazgo.

En última instancia, un "homínido" es cualquier cosa que un antropólogo bautice como tal... ¡Inclusive un Homo Sapiens, como sucedió con el Hombre de Neanderthal!

Aunque luego haya retractaciones o refutaciones, el hecho es que en la historia de la Antropología abundan los ejemplos de "homínidos" creados de esta manera. Bástenos recordar, por ejem­plo, el famoso Hombre de Nebrasca, "creado" en 1922 en base a una muela, que luego se descu­brió pertenecía a un pecarí.

En las ilustraciones de la época aparecían el señor y la señora Hombre de Nebrasca, con sus dos hijos, varón y hembra por cierto -la familia tipo, digamos-; indumentaria: taparrabos, naturalmente; habitación: caverna, claro está; garrote al hombre él, amamantando ella, etc. Todo esto, repito, en base a una muela de pecari, especie de cerdo salvaje americano.

A partir de 1960 y durante veinte años, el antropólogo David Pilbeam sostuvo que el Ramapi­teco era un "homínido”, basado en un par de dientes y unos trocitos de mandíbula. En 1984 cambió de opinión y cree ahora que es un mono cualquiera. Pero mientras tanto, su publicitario Ramapiteco le valió a Pilbeam pasar de profesor de Antropología de la Universidad de Yale a la de Harvard (¡nada menos!). Esto, si bien no demuestra la evolución del Ramapiteco, al menos prueba la, "evolución” de Pilbeam.

En 1980, el famoso antropólogo americano Noel Boaz llamó clavícula de un "homínido” a lo que luego se vio que era la costilla de un delfín (!). Según este antropólogo, la forma de la clavícula sugería que el ser en cuestión era un chim­pancé que caminaba erecto. ¿Cómo habría que haber bautizado a este "homínido"? ¿”Blooperpi­teco", quizá?

En 1984 tuvo que cancelarse presurosamente un congreso internacional de antropología en España, donde iba a ser presentado en sociedad el recientemente hallado Hombre de Orce (Andalu­cía), por descubrirse que el fragmento de cráneo encontrado pertenecía, en realidad, a un borrico.

En fin, la lista es larga. Y es quizá por ello que Sir Solly Zuckerman, una de las máximas autori­dades mundiales en anatomía, en su libro Beyond the Ivory Tower niega el carácter científico de todas estas especulaciones sobre los fósiles, compa­rando el estudio de los supuestos antepasados fósiles del hombre con la percepción extrasensorial (!), en el sentido de estar ambas actividades fuera del registro de la verdad objetiva, y en donde cualquier cosa es posible para el creyente en dichas actividades.



Moléculas


Como todo este asunto de los fósiles era tan endeble que no resistía, ni resiste, el menor examen crítico, los creyentes en la hipótesis del origen simiesco del hombre decidieron buscar nuevos horizontes hermenéuticos para poder de­mostrar la hipótesis. Y así apareció el argumento de las semejanzas moleculares.

Antes de proseguir, estimo conveniente hacer una aclaración categórica: todos estos argumen­tos, basados en semejanzas, para establecer pa­rentescos, son sólo sofismas, pues parecido y parentesco son dos cosas perfectamente distintas. El hecho de que individuos emparentados ten­gan generalmente semejanzas, no autoriza, en manera alguna, a concluir que individuos (o especies) con semejanzas estén necesariamente emparentados.

Sostener lo contrario, esto es que la semejanza por sí misma constituye un prueba de parentesco, es una proposición que, estoy seguro, ningún biólogo aceptaría defender, ya que por el bien co­nocido fenómeno de la convergencia biológica, estructuras y funciones prácticamente idénticas pueden desarrollarse en individuos o especies genéticamente no relacionados. De manera que toda la argumentación basada en semejanzas, para probar parentescos, carece de fundamento científico.

Pero volvamos a las semejanzas moleculares. Hace ya varios años, algunos científicos, con un tono deliciosamente jubiloso, demostraron que existen algunas moléculas (proteínas y ácidos nucleicos) semejantes entre el hombre y el chimpancé. Con lo cual quedaba "demostrado" que el hombre era pariente cercano de este antropoide. Y el alborozo fue indescriptible. Pero duró poco. Y en breve se transformó en una verdadera catástrofe, entre otras cosas, porque los árboles genealógicos entre el mono y el hombre propuestos por los biólogos moleculares estaban en franca contradicción con los árboles genealógicos propuestos, en base a los fósiles, por los paleontólogos.

¡Santo cielo! Claro, los nuevos exégetas no se imaginaban ni remotamente en lo que se metían. Con ingenuidad propia de niños -al fin y al cabo, de ellos es el Reino- se abalanzaron, exultantes de regocijo, a buscar semejanzas moleculares pa­ra demostrar, esta vez sí, "científicamente", cómo había sido el tránsito del mono al hombre.

Cuando comenzaron a darse cuenta, ya era tarde. Porque lo que encontraron tiraba por el suelo todos los supuestos árboles genealógicos construidos pacientemente por los antropólogos, en años y años de esforzada e imaginativa labor. Una verdadera tragedia evolutiva.

Tantos años de coleccionar un huesito por aquí, otro más allá, algunos dientes acullá, para armar la "evidencia" de nuestro origen; tantos años de fabricar modelos en pasta (totalmente imaginarios) de nuestros "antepasados" (vesti­menta, corte de cabello, color de piel y hábitos la­borales y matrimoniales incluidos); tantos años de manipular los datos radiométricos, de hacer desaparecer los fósiles "heréticos", es decir que "no encajaban" en la hipótesis; tantos años de de­cirle a la gente, desde la cátedra eminente hasta el libro de divulgación, cómo y cuándo el mono se había transformado en hombre..., ahora resul­taba ¡que había que cambiarlo todo! ¡No hay derecho!

Y no era para menos. Por empezar, según los antropólogos moleculares (Vincent Sarich y Allan Wilson, sobre todo) el mono y el hombre se habrían separado del “antecesor común” hace apenas unos cinco millones de años; mientras que los antropólogos fósiles (es decir los que se dedi­can al estudio de los restos fósiles, claro) habían demostrado hasta el hartazgo que la separación habría ocurrido hace unos veinte o treinta millones de años (!).

Le aclaro, lector, que esto de los millones de años son sólo especulaciones basadas en la hipótesis darwinista. No hay ninguna evidencia científi­ca seria de que estos millones de años hayan realmente existido. Los menciono simplemente para mostrar las groseras incoherencias de esta hipótesis, a partir de los datos de sus propios adherentes.

Algunos, sobre todo entre los antropólogos fósiles, exclamaron: ¡herejía!, y comenzaron a blandir amenazadoramente sus huesos. Los moleculares, parapetados tras sus probetas, amenazaban con represalias a cargo de mutantes.

El problema es que, para saber qué cosa es he­rejía, es imprescindible conocer primero qué cosa es la ortodoxia. Vale decir, debe, necesariamente, existir una teoría sólidamente estructurado y una autoridad que la proclame. Pero si cada antropólogo se fabrica su propio árbol genealógico, según su propia imaginación, ¿en base a qué diantres va a censurar la imaginación de otro antropólo­go? Si cualquier cosa es "ortodoxia", nada es he­rejía.

De todas maneras, los moleculares ganaron la primera batalla, y la mayoría de los antropólogos fósiles terminaron aceptando las cifras propuestas por Sarich. Como la hipótesis dawinista -por no ser científica- es tan plástica que permite "explicar" cualquier cosa, la sangre no llegó al río.

Pero dale que darás a las moléculas, los más insólitos hallazgos comenzaron a aparecer.

La hemoglobina (proteína de los glóbulos rojos de la sangre), por ejemplo, planteó, de entrada no más, un enigmático problema. Es cierto que está presente en el hombre y en los monos, lo cual provocó un júbilo rayano en el trance místico (parece que algunos llegaron a la "visión unitiva” con Darwin). El problema es que también es­tá presente en todos los vertebrados. Aquí los aplausos comenzaron a ralear, y hasta hubo algu­nas voces que aconsejaron prudencia.

Pero no faltaron los imprudentes, ya sea por un exceso de fervor y falta de una adecuada dirección espiritual, o quizá por algún resto de espíritu científico que los impulsó a tratar de ser coherentes; no faltaron, digo, quienes prosiguie­ron las investigaciones y encontraron que la susodicha hemoglobina -exactamente la misma clase de molécula- aparecía en las lombrices de tierra, en las almejas, en algunos insectos e, incluso, en algunas bacterias (!).

¡Qué horror! Y no era para menos: la hemo­globina no aparecía en forma gradual y progresiva, perfeccionándose cada vez más a medida que ascendía en la escala zoológica -como sería de esperar si la hipótesis evolucionista fuera cierta- sino que aparecía ya perfecta en algunas bacterias, luego desaparecía y volvía a aparecer en las al­mejas, luego en las lombrices, etc., sin experi­mentar ningún cambio evolutivo.

No había absolutamente la más remota posibilidad de encajar estos hallazgos en ningún árbol genealógico que se pudiera imaginar. Y eso que la imaginación es la facultad más desarrollada en los científicos evolucionistas.

Prácticamente los mismos resultados se obtu­vieron en base a los estudios realizados con la proteína citocromo C. No existen diferencias “evolutivas”, es esto, aumento de su complejidad, entre el citocromo C de las bacterias y el del resto de los seres vivientes (!).

Pero la cosa no terminó ahí. A un investigador se le ocurrió hacer lo mismo con otra molé­cula de proteína humana, fascinante, que se llama lisozima y que está presente en las lágrimas, para defender al ojo de las infecciones. ¡Pobre hombre!. Creo que sufrió una grave crisis de fe (darwinista), que sólo pudo superar gracias a prolongados ayunos, flagelaciones y cilicio.

Y con justa razón; pues de acuerdo a sus brillantes trabajos con la lisozima, este científico (Richard Dickerson) demostró que el pariente más cercano al hombre es... ¡la gallina!

Y así, todos los estudios efectuados sobre diversas moléculas (insulina, mioglobina, factor liberador de la hormona luteinizante, relaxina, etc.) produjeron árboles genealógícos totalmente diferentes y contradictorios.

¡No hay tan siquiera dos estudios efectuados en base a las moléculas que hayan producido árboles genealógicos semejantes!

Esto representa el colapso total de la hipótesis evolucionísta, dice valientemente el brillante bió­logo molecular australiano -evolucionista él, aclaro- Michael Denton, en su estupendo libro Evolution: A Theory In Crisis.

Y la catástrofe sigue ampliándose. En base a los estudios efectuados sobre la composición química de la ------ (un líquido tan complejo y fundamental como la sangre), el animal más cercano al hombre es el burro.

Esto ya me está gustando más, pues viendo lo que escriben muchos investigadores es este tema, me da la impresión, no sólo que venimos del bu­rro, sino que hace muy poquito que nos separamos de él. Aunque pensándolo bien, creo que soy injusto con el burro, pues, si pudiera hablar, estoy seguro que no diría disparates de este calibre. Una cosa es la ignorancia y otra la insensatez.

Por otra parte, nuestro pariente más cercano, en base al estudio de los niveles de colesterol, sería una variedad de culebra (gartner snake) y, en base al antígeno A de la sangre, sería... ¡una variedad de frijol! (butterbean).

Todos estos resultados no hacen sino confirmar lo que expresé más arriba: la semejanza -ósea o molecular- no prueba absolutamente na­da relativo al parentesco.

Al fin y al cabo, todos los seres vivos están constituidos básicamente por las mismas -o se­mejantes- moléculas, por la muy sencilla razón de que los mecanismos vitales así lo exigen; con la obvia salvedad de que no pueden ser exacta­mente las mismas moléculas las de un pez, por ejemplo -que vive en el agua-, que las de un ser que vive sobre la tierra.

Por ello es que el mundo de los seres vivientes no tiene nada que ver con los árboles genealógí­cos; esto es una pura fantasía, el mundo de los se­res vivientes es un mosaico en el cual elementos semejantes (moléculas, estructuras, funciones, etc.) se entremezclan para formar los distintos géneros o especies, sin que esto signifique que deriven unos de otros.

A la manera de un cuadro, en el que el artista no necesita utilizar un color diferente para cada figura, sino que, variando las proporciones y las formas, puede, con relativos pocos colores, representar muchas figuras.

Así, en el mundo de los seres vivos, las moléculas (estructuras, funciones) se disponen en un patrón mosaico o modular y no en un patrón arbóreo.

El modelo mosaico se limita a manifestar que los elementos materiales se repiten en muchos seres vivos, sin intentar establecer supuestos parentescos descabellados. El modelo árbol genealógi­co pretende establecer parentescos, en base a de­terminadas semejanzas, y termina fatalmente en el absurdo. El patrón mosaico es ciencia; los árboles genealógicos son fantasías.

Por ello es que en la naturaleza pueden darse multitud de seres vivientes con relativamente pocos elementos materiales. Pero por la proporción y la forma en que están dispuestos, originan seres esencialmente distintos, a pesar de las se­mejanzas.

Por eso -repito- es que la semejanza no prueba el parentesco.


Comportamientos


Pero los autores evolucionistas, que parecen no entender este planteamiento, insisten con las seme­janzas. Y puestos a buscarlas, algunos antropólo­gos se lanzaron a comparar patrones de compor­tamiento (que es, sin duda, tan "válido" como comparar huesos o moléculas).

El asunto tiene sus antecedentes allá por la década de 1920, cuando un biólogo (Crookshank, darwinista por cierto) sugirió que los negros (no los nuestros, sino los de Africa) descendían del gorila porque se sientan en el suelo de la misma manera que lo hace este antropoide. ¿Qué tal el razonamiento, lector? Los mongoles, en cambio -y por la misma razón- descenderían del oran­gután.

De más está decir que este argumento ya no es aceptado por los antropólogos; entre otras ra­zones, porque los negros y los mongoles ahora tienen sillas para sentarse.

Pero no se crea, lector, que estas especulacio­nes pertenecen a la "prehistoria" de la antropolo­gía. En realidad, y digan lo que digan, la época de oro del darwinismo fueron aquellos dichosos años; no sólo porque no se tenía la menor idea de genética, biología molecular y todos estos maldi­tos adelantos científicos que han ido, poco a po­co, ahogando el vuelo imaginativo de los investi­gadores darwinistas, sino también porque en aquella época los darwinistas eran sinceros y te­nían agallas para decir lo que pensaban, le cua­drase a quien le cuadrase.

Así, el biólogo Klaatch decía que los negros descendían del gorila, los mongoles del orangu­tán (coincidiendo en esto con Crookshank) y los caucásicos del chimpancé; como ve, lector, nada de “antecesor común".

Es más, ioh hermosas épocas en que se exhi­bían -según el orden evolutivo- el cráneo de un gorila, luego el del Hombre de Neanderthal (que por esa época era considerado poco más que un mono erguido), luego el de un negro, luego el de un irlandés (!) y luego, de más está decirlo,... el de un inglés. La evolución llegaba así a la perfec­ción...

Parece que todos los seres de los pueblos so­metidos al dominio colonial británico eran sub­hombres, comentaba con su habitual ironía el ya desaparecido antropólogo americano Loren Eise­ley.

David Pilbeam, actual profesor de la Univer­sidad de Harvard, cree ver en la conducta de los chimpancés suficientes semejanzas con la del hombre, como para sugerir que estos primates son los seres más estrechamente relacionados con nosotros. Jeffrey Schwartz, profesor de la Universidad de Pittsburg, ve esas ventajas, en cambio, en el orangután.

Mientras tanto, un oscuro personaje de la ciu­dad de Córdoba, Argentina, (si bien nada más que un diletante, y bastante desequilibrado, por cierto) cree ver notables semejanzas en el com­portamiento de muchos seres humanos con cier­tas especies de reptiles; las serpientes, sobre to­do.



El Lenguaje


Relacionado con esto de la conducta, hay otra línea de investigación que, si bien no goza de muchos partidarios, hace algunos años suscitó gran entusiasmo entre los investigadores en este tema. Me refiero al problema del lenguaje, esa ca­pacidad maravillosa, única, exclusiva del ser hu­mano, de expresar su pensamiento en forma articulada y simbólica, que marca una distancia abismal entre él y los animales.

Los pensadores (científicos y no científicos) de todas las épocas sensatas entendieron que había aquí un misterio inabordable, un prodigio sin precedentes, y se limitaron a aceptar el hecho que confirmaba, una vez más, que el hombre es un ser único en la naturaleza.

Pero apareció la hipótesis dawinista, que trans­formó el mundo científico en la ciudadela de la estupidez y la ceguera (si hemos de tomar en se­rio lo que decía Bernard Shaw), y pronto no falta­ron los investigadores que, coherentes con la hipótesis, se dijeron: si descendemos de los monos y somos capaces de hablar, entonces los monos también deben tener esta capacidad, al menos en potencia. Luego, si nos tomamos el trabajo de en­señarles, ellos también serán capaces de hablar.

Y dicho y hecho. Se realizaron experimentos: Lana (una chimpancé), Washoe (un chimpancé), Koko (un gorila) y Sarah (chimpancé).

El más famoso fue el realizado por el matri­monio Lachman con Lana. Durante varios años, estos investigadores se encerraron diariamente en la jaula con Lana, tratando, con abnegado y fervoroso ahínco, de enseñarle las "primeras le­tras".

Desconozco francamente si estos científicos aprendieron a gruñir correctamente; es cierto que, día a día, aumentaba su repertorio de gruñidos, pero ¿cómo podríamos saber si estos gruñi­dos, según los monos, eran correctos? Lo que sí se sabe es que Lana, a pesar de los esfuerzos, no logró articular ni una sola palabra. ¡Qué digo pa­labra!, ni siquiera alguna forma de comunicación simbólica que fuese más allá de una simple res­puesta condicionada, tales como las que se pue­den lograr en pájaros, ratas o gusanos, como sen­tenció categóricamente J.B. Skinner, el “capo" en estos temas.

Ahora digo yo, ¿por qué estos investigadores, en vez de tratar tan esforzado como estérilmente de enseñarle a hablar a un mono, no emprendie­ron la muchísima más fácil e inmensamente más fructífera tarea de enseñarle a hablar al único animal que sí es capaz de hacerlo? (¡y en varios idiomas!). Sí, lector, ¿por qué no eligieron al loro? He aquí otro rotundo ejemplo del patrón mosaico o modular de que hablábamos. Un animal que, in­cluso en los imaginarios árboles genealógicos evo­lucionistas, no tiene nada que ver con el hombre, comparte con él esta singularisima capacidad de emitir sonidos articulados.

¿Por qué no eligieron el loro? Muy sencillo: porque el loro, de acuerdo a la hipótesis danvinis­ta, no es ni remotamente antepasado del hombre. Aunque algunos chuscos sostienen que, sí bien el loro no es antepasado del hombre, sí lo sería de la mujer. Pero esto no tiene suficiente respaldo científico.



Siguen las Semejanzas...


Esto nos demuestra, una vez más, que las se­mejanzas entre el mono y el hombre, en las que tanto se insiste, son semejanzas seleccionadas de acuerdo a la hipótesis evolucionísta. Las semejan­zas que no encajan en la hipótesis, se silencian.

De este modo, como acabamos de ver, en la capacidad de emitir sonidos articulados, caracte­rística altísimamente peculiar del hombre, somos semejantes al loro. En cuanto a la forma, tamaño relativo y posición de los órganos internos (las vísceras), el animal más parecido al hombre no es ciertamente el mono, sino el cerdo (en otros aspectos también ... ). De acuerdo a la estructura del pie, el animal más parecido al hombre es el oso polar. De acuerdo al tamaño y forma del cerebro (no sólo más grande, sino con un grado de cefali­zación -esto es, franco predominio del lóbulo frontal, asiento de las actividades psíquicas supe­riores- muchísimo más avanzado que los si­mios), el animal más parecido al hombre es el delfín. En nuestros hábitos alimenticios (omnívo­ros), somos mucho más semejantes, nuevamente, al cerdo y a la rata (sin suspicacias, por favor) que a los monos, la mayoría de los cuales son frugívoros. Y seguiría una larga lista de etcétera. To­do lo cual no hace sino corroborar lo que vengo diciendo: semejanza no prueba parentesco.

Pero hay aún más. Los científicos que insisten con el tema del parentesco entre el mono y el hombre -basado en las semejanzas, y que no prueban absolutamente nada, como vimos- equi­paran, debido a su fe darwinista, pariente con an­tepasado. Pero esto, insisto, en razón de la fe dar­winista, que nos revela que venimos del mono.

Pero incluso aceptando, a los fines del argu­mento, que somos parientes del mono, ¿no po­drían los monos ser nuestros descendientes?

Si esto le suena a disparate, lector, le aclaro que comparto su postura; pero créame que es mucho menos disparatado que lo contrario. De hecho, el feto de mono y el mono recién nacido tienen muchas más semejanzas al feto y al recién nacido humano que a los monos adultos. Es de­cir, los rasgos típicos del mono se van acentuan­do con el tiempo. Desde luego que esto tampoco prueba nada; pero si le damos importancia al argumento del parecido, seamos por lo menos co­herentes y apliquémoslo siempre, y no única­mente cuando favorece la hipótesis que queremos demostrar.

No le quepa la menor duda, lector, de que, si el feto o recién nacido humano tuvieran rasgos simiescos, esto sería proclamado clamorosamen­te como una demostración "contundente" de nuestro origen a partir del mono.

Que el mono sea nuestro descendiente es, co­mo dije, un disparate; pero muchísimo menor que sostener que es nuestro antecesor. Por la sen­cilla razón de que es infinitamente más lógico y científico hacer descender lo inferior de lo supe­rior y no a la inversa.

De hecho, ha habido y hay destacados antro­pólogos y primatólogos (Otto Schindewolf, Van der Horst, Westenhüfer, de Snoo, Wood jones, Geoffrey Bourne, y varios más) que aproximada­mente sostienen esa postura; esto es, que el "an­tecesor común” habría sido un ser mucho más parecido al hombre que al mono y que de él ha­brían derivado, más o menos horizontalmente, el hombre y, por degeneración, los monos actuales. Es decir que la "evolución” produciría "involución".

Por cierto que estos antropólogos no tienen la más remota idea respecto del origen de ese su­puesto "antecesor común" -casi idéntico al hom­bre-; pero en este sentido, ¿están en mejor posi­ción los antropólogos darwinistas?, ¿tienen ellos, acaso, la más remota noción de dónde se originó el mono ancestral? En absoluto, no.

Aunque las especulaciones abundan, lo cierto es que ¡nadie tiene la más pálida idea de dónde se originaron los monos! Lo cual llama cierta­mente la atención; pues, ¿cómo puede ser que to­dos los buscadores de fósiles que viven encon­trando restos de monos, supuestamente antece­sores del hombre, ¡nunca encuentren antecesores del mono!? ¿Es que éste se originó por genera­ción espontánea?, ¿o vino de otro planeta? ¿Có­mo puede ser que todo resto de mono encontra­do sea antepasado del hombre? ¿Es que el mono no tiene antepasados?

No, lector. No los tiene; lo mismo que el hom­bre. Cuando aparecen los monos, son eso, perfec­tos monos. Cuando aparece el hombre, es hom­bre como nosotros. Esto es lo que muestra el es­tudio serio y sin prejuicios de los restos fósiles: aparición súbita y con plena perfección del hombre, del mono y de todas las especies animales y vegetales.

Le aclaro, lector, que el consenso es unánime en este sentido. Ningún paleontólogo serio en el mundo puede mostrar un solo ejemplo de "esla­bón intermedio” de los cientos o miles que harían falta para dar forma a los imaginarios árboles genealógicos evolucionistas. A lo sumo se limitan a expresar su convicción (darwinista) de que serán encontrados en el futuro (lo mismo que Darwin decía hace más de un siglo). Es cuestión de se­guir cavando...



La selección natural


Pero analicemos ahora algo sumamente im­portante en relación a este tema: el mecanismo que explicaría la transición del mono al hombre. Porque si no hay un mecanismo que explique más o menos racionalmente esta transición, adiós hipótesis darwinista (Darwin dixit).

Pues bien, hay expresiones que adquieren un poder de sugestión tan grande que anulan la ra­zón y posibilitan la captación mística de la reali­dad, los "mantras” de los budistas, por ejemplo. La fe darwinista tiene, naturalmente, sus "matintras', y quizá el más importante de ellos sea la fa­mosa y todopoderosa "Selección Natural”.

Esta "explica" no sólo la transición del mono al hombre (esto es sólo una pequeña tontería), sino tam­bién el origen de todas las especies animales y vegetales de nuestro planeta. Sí, señor. Pero con una condición: que usted no pregunte qué es. Va­le decir, cuál sea su naturaleza. La Selección Natu­ral explica todo, a condición de que no se intente definirla racionalmente. En cuestiones de fe, nunca hay que racionalizar el misterio.

Si usted, como recalcitrante hombre de poca fe darwinista, intenta buscar una definición más o menos coherente de qué es la Selección Natural, no la va a encontrar. Lo que encontrará son una veintena de balbuceos incoherentes al respecto. Cada científico la "define" como quiere. En reali­dad, casi nunca la definen; se limitan simplemen­te a invocarla.

Cuando intentan dar una definición, hablan -más o menos "ex cathedra"- de reproducción di­ferencial, esto es, algunos individuos (los más “aptos") tienen mayor descendencia, y éstos son los favorecidos por la Selección Natural; mientras que otros (los menos "aptos") tienen menor des­cendencia y son eliminados.

El problema es que -al no existir un criterio de aptitud- lo arriba expresado se convierte, au­tomáticamente, en una tautología; es decir, un razonamiento circular que no explica ni define nada, y confunde todo.

Para decirlo de otra forma: los individuos más “aptos" tienen mayor descendencia. Y ¿por qué tienen mayor descendencia? Porque son más "aptos"... La tautología es obvia. Tan obvia que hasta algunos darwinistas (Waddington, por ejemplo) se han dado cuenta. ¡Cómo será!

Y la razón de porqué la Selección Natural dar­winista no se puede definir con un mínimo de ri­gor (ni definir, ni observar, ni determinar la in­tensidad de su acción, ni predecir sus efectos) es que ella, en realidad, no existe. Se trata sólo de una metáfora para decir que algunos individuos viven más que otros (¡vaya con la novedad!) y, supuestamente, tienen mayor descendencia.

¿Cómo? ¿Que la Selección Natural es una me­táfora? Pero ¿quién se atreve a proferir semejante barbaridad? ¡Pues el propio Darwin!, en El origen de las Especies, capítulo cuarto. Y allí mis­mo agrega lo siguiente: "en el sentido literal de la palabra, la Selección Natural es un término falso”.

Como se ve, Darwin no era tan "darwinista” como sus seguidores. Lo que pasa es que los dar­winistas creen en Darwin, pero no lo leen. Y esto no constituye de ninguna manera una excepción, mi querido lector. Esto es una constante del ser humano. ¿Cuántos marxistas leen a Marx? ¿Cuántos liberales a Rousseau? ¿Cuántos cristia­nos la Biblia?

Son los científicos antidarwinistas los que leen atentamente a Darwin. Los darwinistas, simplemente creen en él.

Pero aun tomando la expresión Selección Natu­ral en sentido metafórico, como una "cosa" (que en realidad no existe) que explicaría "la supervi­vencia de los más aptos", fíjese, lector, que el re­sultado es exactamente lo contrario de lo que su­ponen los evolucionistas. Porque de ser así, la Se­lección Natural favorecería, por ejemplo, la supervivencia de los "mejores" monos; esto es, haría que los monos fuesen cada día más monos, pero no ¡menos monos y más hombres! Esto es un dis­parate.

Lo que creo que sucede en relación a este punto, es que en muchos investigadores subyace, quizá en forma inconsciente, la íntima convicción -producto de antiguas creencias- de que el hom­bre es un ser superior al mono; es decir, más "evolucionado", más "perfecto". Pero desde el punto de vista meramente biológico, esto no es cierto. ¡Para nada!

El mono no es un primate imperfecto, que lle­gará a la perfección cuando "evolucione" hasta hombre. De ninguna manera; el mono, en cuanto mono, es perfecto. Todos los seres vivientes son perfectos en su plano. Más aún, desde el punto de vista estrictamente biológico y, más precisa­mente, desde el punto de vista darwinista, el mono es francamente superior al hombre (las ra­tas mucho más aún). La demostración es muy simple, lector: abandonemos un hombre y un mono en medio de la selva y veamos quién tiene mayor capacidad de supervivencia. La leyenda de Tarzán, aunque divertida, es puro cuento. Exactamente igual que la hipótesis darwinista de la que es hija.

El hombre no puede trepar a los árboles co­mo el mono, no puede defenderse del sol ni del frío sin ropas, ni de las inclemencias del tiempo sin techo; necesita cocinar sus alimentos, etc., etc. Por cierto que el hombre es infinitamente "supe­rior" al mono por su inteligencia; pero ésta no pertenece, en sentido estricto, a la biología. Lo que pertenece a esta ciencia es el cerebro, pero no la inteligencia, que se expresa a través del ce­rebro, pero no se identifica con él, como lo han señalado ya Bergson, W. Penfield, R. Sperry, C.D. Broad y Sir John Eccles, entre otros.

Incluso, esto de la inteligencia es muy, pero muy relativo, lector; pues cuando ella supera el nivel mínimo de astucia indispensable para re­ventar impunemente al prójimo, se transforma, decididamente, en un factor antisupervivencia. ¿Quién sobrevive mejor, un estafador o un pen­sador, un prestamista o un artista, un atorrante a un laborante, especialmente en el "primer mun­do”?

Y esto, hablando de los humanos. ¡Qué no pa­saría en el mundo animal! Imaginemos por un instante que, gracias a algún milagro dawinista, un pobre mono comenzara a desarrollar ciertas características humanas; que comenzara, por ejemplo, a emocionarse ante una puesta de sol; a estremecerse -como Pascal- contemplando las estrellas; a escribirle poemas a la mona dueña de su corazón (y que seguramente le habrá dado ca­labazas); a interrogarse sobre su origen y su des­tino... El mono que tuviera la singular desgracia de desarrollar cualquiera de estas características, sería inexorablemente aniquilado por la Selección Natural.

Tiene muchas más probabilidades de sobre­vivir -de hacer buen dinero- un hombre hacién­dose el mono, que un mono haciéndose el hombre..., como vemos todos los días, helas, en este gran circo en que estamos inmersos.

La Selección Natural, aun usada en sentido me­tafórico, haría que los seres vivientes se mantu­vieran siempre fieles al tipo, eliminando a los que se desvíen de él. Este sería el sentido correc­to de la expresión Selección Natural; expresión que, por cierto, no fue creada por Darwin -como muchos creen, y como él mismo se encargó de hacer creer-, sino, veinticuatro años más tarde por el naturalista inglés Edward Blyth, quien la usaba en el sentido que señalé más arriba.

Para el lector interesado en ver cómo Darwin ocultó deliberadamente cualquier mención de E. Blyth, después de apoderarse de su concepto y de cambiarle su sentido, me permito recomen­darle el fascinante libro del ya desaparecido y fa­moso antropólogo americano Loren Eiseley: Dar­win And The Mysterious Mr. X.

La llamada Selección Natural es una metáfora que indica la acción (imprecisa, aleatoria, imposi­ble de determinar y cuantificar) de un conjunto de factores en la naturaleza, que hace que los se­res vivientes permanezcan siempre fieles al tipo: los peces, peces; los anfibios, anfibios; los repti­les, reptiles; los monos, monos, y los hombres, hombres. Respecto de los hombres, la Selección Natural pareciera no estar muy activa últimamente...

Me apresuro a aclarar que este efecto de la Se­lección Natural (estabilizador o conservador del tipo) ya ha sido reconocido -aunque a regaña­dientes- por varios científicos darwinistas (Simp­son, Maynard Smith, C. Willams, R. Lewontin y R. Leakey, entre otros). Usada en sentido contra­rio, esto es, como "algo" capaz de transformar una especie en otra, es un concepto absolutamente erróneo.

Y esto es así, lector, porque las características de todo ser viviente están rigurosamente progra­madas -hasta el último detalle- a nivel del códi­go genético; esto es, en el conjunto de la informa­ción hereditaria que se transmite de los progeni­tores a su descendencia y que hace que cada ser viviente sólo pueda engendrar -en forma inexo­rable- otro ser viviente de su misma especie, y absolutamente ninguna otra cosa.

Para que un ser viviente pudiera engendrar otro ser viviente esencialmente distinto, habría que cambiar totalmente su código genético (!). Y la selección Natural jamás puede hacer esto; por la sencilla razón de que ella "actúa" (metafórica­mente, se entiende) sobre el organismo ya for­mado y no sobre sus genes; o, como dicen los biólogos, ella actúa sobre el fenotipo y no sobre el genotipo.



Las mutaciones


Pero, ¿y las mutaciones?, se preguntará algún lector- ¿No Pueden las mutaciones cambiar el código genético?

¡Ah!, las mutaciones... Este es otro de los sa­grados "mantras" del darwinismo (en realidad del neodarwinismo). Este "mantra", junto con la Selección Natural, explica también el origen de to­dos los seres vivientes; pero con la misma condi­ción: la de no analizarlo científicamente.

Desde el punto de vista científico, las muta­ciones son alteraciones al azar en la composición química de los genes, esto es, en la complejísima molécula del ácido desoxirribonucleico (ADN), donde está codificada la información hereditaria.

Ahora bien, en una estructura altamente com­pleja, un cambio al azar tiende inevitablemente a deterioraría. Para mejorarla, tendría que ser ca­paz de aumentar ese orden; y el azar -por defini­ción- no puede ni mejorar ni crear orden. Sólo una inteligencia puede hacer esto.

Por eso es que el 99% de los cientos de miles de mutaciones estudiadas han sido dañinas, per­judiciales, deteriorativas o letales. En el mejor de los casos, han sido neutras, o porque el gen "ale­lo”, es decir, el que viene del otro progenitor, su­ple la función del gen dañado por la mutación, o porque el cambio ha sido insignificante y no ha afectado la vitalidad del organismo.

Las supuestas mutaciones "favorables" de que hablan algunos científicos, no son casi nunca verdaderas mutaciones; son solamente una ma­nifestación de la vitalidad genética que tiene to­do organismo, que hace que, en determinadas circunstancias, se expresen genes que ya estaban presentes -aunque reprimidos- porque su funcio­namiento no era necesario.

Pero aun en el caso de que existieran mutacio­nes favorables, con eso no hacemos absoluta­mente nada. Pues la hipótesis evolucionista necesi­ta, imprescindiblemente, no mutaciones favora­bles, sino ¡transmutaciones!, es decir, mutaciones creativas, capaces de producir novedades biológi­cas (ojos, plumas, sangre caliente, etc.), que expli­quen la aparición de las distintas especies biológicas, desde la ameba al hombre. Y esto sí que es pura fantasía; y fantasía disparatada, irracional y anticientífica.

La imposibilidad de que las mutaciones (ac­tuando al azar) puedan producir tan siquiera un órgano nuevo, se deriva fundamentalmente de su carácter perjudicial y de su escasa frecuencia. Además, para poder transmitiese a la descenden­cia, tienen que afectar a las células germinales y ser dominantes, es decir, prevalecer sobre el gen alelo, para tener algún efecto. Todo esto disminuye aún más su frecuencia.

Pero hay otro problema; para que apareciera un órgano nuevo, las mutaciones "creativas” (que son, como hemos visto, puramente imaginarias; las que la ciencia conoce son todas deteriorativas o a lo sumo neutras) tendrían que encadenarse e integrarse en un mismo segmento del cromoso­ma para poder sumarse y dar origen, así, a un organo nuevo, que no se produciría por la acción de una mutación, sino de miles de ellas.

Para producir un ojo, por ejemplo, todas las mutaciones tendrían que afectar el conjunto de genes que rigen esta función. Ahora bien, esto plantea una imposibilidad estadística absoluta, que ha sido exhaustivamente analizada por auto­res de la talla de E. Borel, C. Guye, Lecomte du Nüuy, G. Salet y otros.

Hasta aquí hemos desarrollado el argumento de las mutaciones siguiendo el esquema de la hipóte­sis evolucionista, para demostrar que, aun así, es totalmente imposible que las mismas puedan crear novedades biológicas y transformar así las especies.

Pero la cuestión es muchísimo más grave, aún. Y aquí hay que abandonar el dogma darwinista y pasar a la realidad; es decir, abandonar el terreno de la fantasía y pasar al de la ciencia.

Porque la pseudociencia darwinista no tiene lugar en sus esquemas para el concepto de orga­nismo, es decir, un conjunto de estructuras inte­gradas que funcionan como un todo. Heredera, al fin y al cabo, del mecanicismo cartesiano, la hi­pótesis evolucionista piensa en términos de partes. Y así los darwinistas creen posible que un orga­nismo se puede ir modificando por partes que, al sumarse, producirían su transformación en otro organismo. Pero esto es puro desatino. Ignora la gran ley biológica del “todo o nada”.

¿De qué le serviría a un mono, por ejemplo, desarrollar piernas de hombre, sin desarrollar si­multáneamente pelvis de hombre? ¿De qué le serviría una pelvis de hombre, sin columna ver­tebral de hombre? ¿Cómo puede haber mano de hombre, con brazo, antebrazo y hombro de mo­no? ¿Cómo puede haber columna vertebral de hombre, sin cráneo de hombre, y viceversa?

Todas estas estructuras, o aparecen simultá­neamente y en estado de plena perfección, o no sirven para nada; por el contrario, son un estorbo para la supervivencia. Esto se aplica, por cierto, a todos los organismos vivientes.

Y para que esto suceda, tiene que cambiar to­do el código genético, en forma simultánea y sin un solo error. Para ello debería ocurrir una mutación gigantesca, un reordenamiento radical de todo el código genético, dirigido y especifica­do hasta en los más mínimos detalles, para pro­ducir un ser 'viviente capaz de funcionar, esto es, de vivir. Lo cual constituye un milagro más gran­de que resucitar un muerto.

Esto, que ya había sido planteado en la déca­da de los 30 por el insigne biólogo y paleontólogo alemán Otto Schindewolf, encontró su más aca­bado expositor en Richard Goldschmidt, uno de los tres o cuatro genetistas más eminentes del si­glo.

Allá por la década del 40, R. Goldschmidt, fer­viente evolucionista él, después de haber dedica­do prácticamente toda su vida al estudio de las mutaciones, a pesar de creer en la transformación de una especie en otra, concluye diciendo que es absolutamente imposible explicarla mediante el mecanismo de las mutaciones.

Publicó un libro (The Material Basis of Evolu­tion) y un artículo (American Scie., 40:97, 1952) de un rigor científico ejemplar, donde demuestra en forma abrumadora el carácter totalmente anti­científico de todo este macaneo respecto de las mutaciones.

Nadie, absolutamente nadie, ha sido capaz de refutar las conclusiones de Goldschmidt en este sentido.

La comunidad científica, como generalmente sucede, no hizo el menor caso de las conclusio­nes de este investigador. Siguieron -y siguen- lo más campantes, hablando tonterías sobre las mu­taciones, sin tomarse siquiera el trabajo de anali­zar sus escritos, ni los de muchos otros autores que sostienen lo mismo.


Conclusión


Como ve, lector, en este sucinto análisis del te­ma, sólo he tratado de esbozar los problemas que plantea la transformación de un mono en un hombre, desde el punto de vista meramente bio­lógico.

No he mencionado -salvo de paso- el proble­ma capital de la inteligencia del hombre, que marca una diferencia con el mono no de grado, como sostienen los darwinistas, sino de naturale­za, ya que este problema no puede ni siquiera plantearse en este contexto.

Pretender explicar la inteligencia humana a partir de mutaciones al azar actuando sobre el cerebro de un mono es, simplemente, no saber de qué se está hablando. 0, por el contrario, saberlo demasiado bien...

En suma: algunos monos tienen incisivos y caninos parecidos a los nuestros; otros caminan en forma aproximadamente erecta. Algunas mo­léculas de los monos son similares a las nuestras (¿y de qué pretenden los evolucionistas que estu­viésemos hechos?, ¿de plástico, acaso?).

La Selección Natural, cualquier cosa que eso sea, significa que sobreviven los individuos más fieles al tipo (lo cual conserva la especie, no la transforma). Y las mutaciones son absolutamen­te incapaces de explicar tan siquiera la aparición de un órgano nuevo (novedad biológica).

¿Dónde está la supuesta evidencia científica de que el hombre se originó del mono? En ningu­na parte, por cierto. Es sólo un dogma de fe; de fe darwinista...

Y ya sabemos que frente a la certeza de la fe, ningún argumento racional es efectivo.


--------------------------------------------------------------------------------

Raul Leguizamon - Revista SEMPER - "La Ciencia contra la Fe"
MONTFORT Associação Cultural
http://www.montfort.org.br/index.php?secao=veritas&subsecao=ciencia&artigo=conto_macaco&lang=esp
Online, 08/02/2008 às 07:47h
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Joseleg
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MensajePublicado: Vie Feb 08, 2008 12:57 pm    Asunto: Re: más argumentos contra el evolucionismo
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

Antes de proseguir, estimo conveniente hacer una aclaración categórica: todos estos argumen­tos, basados en semejanzas, para establecer pa­rentescos, son sólo sofismas, pues parecido y parentesco son dos cosas perfectamente distintas. El hecho de que individuos emparentados ten­gan generalmente semejanzas, no autoriza, en manera alguna, a concluir que individuos (o especies) con semejanzas estén necesariamente emparentados.

Primera mentira.
Estan manipulando lo que es una similaridad en el fenotipo y una similaridad en el GENOTIPO.

Si bien las convergencias evolutivas son comunes en la organización de los cuerpos de muchos organismos, lo que nubla en gran medida hacer filogencias con caracteres fisiologicos, los caracteres moleculares son un cuento distinto.

La probabilidad de que dos organismos de linajes diferentes ubiesen desarrollado de manera INDEPENDIENTE una misma proteina o una misma secuencia de genes es increiblemente baja. Entre mas compleja una proteina compartida es menos probable que esta ubiese surgido dos veces de manera independiente, esto se debe a que a nivel molecular las CONVERGENCIAS son practicamente inexistentes.

La similaridad genetica y el parentesco son dos sistemas de trabajo, son leyes, leyes usadas todos los dias para hacer identificación humana como de parentesco padre hijo, madre hijo, linajes masculinos por cromosoma Y etc etc etc.

O acaso usted está diciendo que los hijos no heredamos la mitad de los alelos de nuestros padres y la mitad de nuestras madres? (...)

Mas tarde le pondre unos articulillos cientificos de microsatelites para pruebas de paternidad.
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Beatriz
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MensajePublicado: Vie Feb 08, 2008 3:44 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

* En un discurso pronunciado por Pio XII ante la Academia Pontificia de Ciencias, encontramos una lista semejante de "elementos que deben ser mantenidos como ciertamente queridos por el autor sagrado sin ninguna posibilidad de interpretacion alegòrica". He aquì estos puntos:
1o. Por el hecho de su alma espiritual, la superioridad esencial del hombre en relaciòn con los demàs animales.
2o. el cuerpo de la primera mujer procede del primer hombre
3o. la imposibilidad para el padre y antecesor de un hombre ser algo distinto a una criatura humana, es decir, la imposibilidad para el primer hombre de haber sido hijo de animal, verdaderamente engendrado por èste" (*)

(*) el autor de este capìtulo puede, sin duda alguna, permitirse citar aquì lo que escribiò en Evolution and Theology, The Problem of Man's Origin, Londres, Burns, Oates and Washbourne, 1930, p. 91: "(En la hipòtesis de la evoluciòn del cuerpo humano) los organismos primitivos que podrìamos llamar "los antecesores de la raza humana", no serìan estrictamente sus antecesores, de la misma manera que los òrganos sexuales no son los padres del niño, al que, como instrumento de los padres, dan nacimiento. Esto es todavìa màs cierto si recordamos la trascendencia del hombre con relaciòn a los otros animales. Los animales de los que el primer hombre naciera serìan sòlo causas instrumentales, sin poder actuar por la virtud de padres creados, puesto que ninguno de ellos poseerìa la perfecciòn humana, pero actuarìan por virtud de Dios, que serìa de esta manera la ùnica causa principal del primer hombre o de los primeros hombres". Cf. tambièn A. Bribois, Trasnformisme et Philosophie en mi obra Theology and Evolution

* Sobre estas cuestiones referentes al origen del hombre, el Papa dice que la ciencia iluminada por la fe debe darnos nuevas luces (*)

(*) En un comentario a esta declaraciòn pontificia, que no por privado deja de ser interesante, el P. Flick de la Universidad Gregoriana, de acuerdo con el P. Bea, en aquel entonces Rector del Instituto Bìblico de Roma, hizo saber que las cuestiones sobre las que debemos eperar màs luz, son las siguientes: ¿En què medida una especie inferior puede colaborar a la formaciòn del cuerpo del primer hombre? ¿De què manera el origen de Eva età en Adàn? ¿Cuàl es la edad de la raza humana? Estas cuestiones estàn consideradas como "problemas que deben ser estudiados con diligencia a la luz de la paleontologìa, de la biologìa, y de la morfologìa y a los que hasta hoy todavìa no se ha dado soluciòn clara y definida"


*La Encìclica "Humani Generis":
El Papa trata de la evoluciòn del cuerpo humano procedente de una materia viva preexistente, es decir, de un organismo animal en oposiciòn al polvo o al limo de la tierra mencionado por la Sagrada Escritura. Sobre este asunto las palabras del Santo Padre son tan importantes que debemos citarlas textualmente: "la Iglesia no prohibe que la doctrina de la evoluciòn, en cuanto busca si el cuerpo humano fue creado de una materia existente y viva -ya que la fe catòlica nos obliga a defender la inmediata creaciòn de las almas por Dios- segùn el estado actual de las ciencias y de la teologìa, sea objeto de investigaciones y de discusiones por parte de los sabios de uno y otro partido, de tal manera que las razones que favorecen o combaten una y otra opiniòn sean examinadas o juzgadas con la seriedad, moderaciòn y comedimiento necesarios; pero con la condiciòn de que todos estèn dispuestos a someterse al juicio de la Iglesia, a quien Cristo confiò el mandato de interpretar con autoridad las Escrituras y proteger la fe".

* He aquì còmo podrìamos resumir esta primera parte de nuestro capìtulo: Desde su origen la Iglesia ha insistido sobre la doctrina de la creaciòn de todas las cosas -incluìdo el hombre- por Dios en el comienzo de los tiempos. Sin embargo, nunca se ha pronunciado sobre el comienzo de la creaciòn en cuanto se trata del origen del cuerpo humano, aunque ha insistido en el hecho de que siendo espiritual el alma humana sòlo puede existir por haber sido creada y no es posible que proceda de un animal inferior por evoluciòn. La opiniòn de los teòlogos ha podido variar sobre la cuestiòn de saber si el Creador formò el cuerpo humano sirvièndose de materia orgànica o inorgànica. Pero siempre es posible hacer una distinciòn entre la enseñanza oficial de la Iglesia y las opiniones de teòlogos. Dicho esto, admitimos que hasta en una època relativamente reciente, eran numerosos los teòlogos segùn los cuales el cuerpo de Adàn habìa sido formado de una materia inorgànica. No se podìa pensar de otro modo a falta de una teorìa cientìfica sobre la evoluciòn. Sin embargo, con la consideraciòn creciente concedida a esta teorìa, la Iglesia, permaneciendo fiel a la fe de los siglos pasados, reconoce que no hay incompatibilidad esencial entre la fe y una teorìa moderada de la evoluciòn.


E. C. Messenger
Dios, el hombre y el cosmos
Ed. Guadarrama
notas sacadas de pàgina 289 a 294
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Joseleg
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MensajePublicado: Vie Feb 08, 2008 6:40 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

Miles_Dei escribió:
Mira Joseleg, los antiguos decían lo que está arriba es como lo que está abajo, pero parece que tu ahora presentas una nueva máxima de la alquimia moderna: lo que está en un extremo es igual a lo del otro extremo.

Por qué no nos hablas claramente de los límites de los microsatélites para pasar a aplicarlos de una especie a otra.

Un saludo en la Paz de Cristo.


El mayor limite està en que las secuencias de iniciaciòn de la polimerizaciòn artificial fallen debido a mutaciones aleatorias.

Para ponerselos claros, para estudiar el ADN hay que amplificarlo, y para eso se nesesita la reacciòn en cadena de la polimerasa que copia fracmjentos especificos del genoma de manera masiva.

La especifisidad viene dada por secuencias de iniciaciòn, que no son mas que cadenas cortas de ADN complementario que se anclan a la cadena que deseo copiar, una vez allì, la polimerasa (copiadora) reconose la secuencia anclada se pone en frente y comienza a copiar.

Si la secuencia de iniciaciòn no reconose especificamente su blanco en la que yo quiero copiar, no se ancla y no hay copia.

Entre mas relaicnados estan los organismos, menos probable es que existan mutaciones justa y especificamente en las reghiones de iniciaciòn entre un microsatelite, pero entre mas lejanas, mas fasil es que exista una mutacion como esa, en cullo caso no podremos amplificar nuestra muestra.

Es interesante que los microsatelites presentan mutaciones que pueden ser previsibles ya que la repeticiòn de secuencias que los componen hacen que la polimerasa se confunda de cierta forma dando como resultado un tipo de mutacion especifico (adiciones o sustracciones de fracmentos repetitivos).

Sin embargo, si bien los marcadores microsatelite se pierden fasilmente, otros no lo hacen tanto, como los genes sometidos a selecciòn natural, y que debido a sus tamaños tan absurdos no generan convergencias.
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MensajePublicado: Vie Feb 08, 2008 6:52 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

La hemoglobina (proteína de los glóbulos rojos de la sangre), por ejemplo, planteó, de entrada no más, un enigmático problema. Es cierto que está presente en el hombre y en los monos, lo cual provocó un júbilo rayano en el trance místico (parece que algunos llegaron a la "visión unitiva” con Darwin). El problema es que también es­tá presente en todos los vertebrados. Aquí los aplausos comenzaron a ralear, y hasta hubo algu­nas voces que aconsejaron prudencia.

Otra lindura.

La hemoglobina es una proteina con cuarto orden de complejidad en la cual cuatro proteinas generadas por genes diferentes se unen para desarrollar una funciòn dada (el transporte de oxigeno). Eso es cierto a medias, nosotros, los animales terrestres y hasta algunos peces poseemos la hemoglobina compuesta por cuatro fracmentos, pero que hay de las lampreas?, estos bichos solo tienen una hemoglobona compuesta por dos fracmentos (le falta el 50%) y siguen como si nada, de hecho si seguimos alejandonos del parentesco en los artropodos es un monomero una proteina unica con tercer nivel estructural. De hecho, la misma proteina de la hemoglobina se relacionan con cuiertas prteinas de la cadena de transporte de electrones en la respiraciòn no solo en su secuencia si no tambien en su interacciòn con el oxigeno.
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MensajePublicado: Vie Feb 08, 2008 7:00 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

Qué horror! Y no era para menos: la hemo­globina no aparecía en forma gradual y progresiva, perfeccionándose cada vez más a medida que ascendía en la escala zoológica -como sería de esperar si la hipótesis evolucionista fuera cierta- sino que aparecía ya perfecta en algunas bacterias, luego desaparecía y volvía a aparecer en las al­mejas, luego en las lombrices, etc., sin experi­mentar ningún cambio evolutivo.


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MensajePublicado: Vie Feb 08, 2008 8:00 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
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Joseleg, el enlace que nos traes nos pide que nos registremos a la sitio pagando una cuota.
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MensajePublicado: Vie Feb 08, 2008 10:48 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
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Disculpen, es que como uso los computadores de la universidad tengo acceso a mas bases de datos por lo que no puedo diferenciar cuales son gratis y cuales no.

En todo caso, las globinas como proteinas son secuencias increiblemente antiguas (lo cual no sabia) estan en los tres dominios (super reinos) tanto archeabacterias, como bacterias, como eucariotes (los casi 50 reinos de mal llamados protistos + hongos, plantas y animales, que nos incluye).

"Putative globins have been identified in 426 bacterial, 32 Archaeal and 67 eukaryote genomes".

Las globinas se pueden dividir en tres linajes generales. "la descripción es arto complicada por lo que destacaré lo que nos importa en este punto que es el grupo hemo"

Los tres linajes son: las FHbs (que poseen el grupo hemo y otras regiones activas relacionadas con mecanismos de la respiración celular); las GCSs (sin el dominio hemo), y las "hemoglobinas truncadas" (que solo poeen un solo domio, y con el grupo hemo).

Serge N. Vinogradov a,⁎, David Hoogewijs b, Xavier Bailly c, Kenji izuguchi d, Sylvia Dewilde e, Luc Moens e, Jacques R. Vanfleteren. (2006) A model of globin evolution. Gene 398 (2007) 132–142

Aquí les dejo el primer parrafo.

Putative globin sequences identified in surveys of the
available genomes from the three kingdoms of life, demonstrated
the presence of three globin lineages (Vinogradov et al.,
2005, 2006). One lineage comprises the FHbs, chimeric
proteins (∼ 400aa) comprising an N-terminal globin domain
and a C-terminal FAD-and NAD-binding domain, homologous
to the ferredoxin-NADP+ reductases, and related SDgbs, all of
which exhibit the canonical 3/3 Mb α-helical fold, with the
heme group surrounded by helices A, BC and E on one side and
helices F, G and H on the other (Bolognesi et al., 1997; Lecomte
et al., 2005). Another lineage consists of GCSs, chimeric gene
regulators (∼ 300 to N 700aa), comprising an N-terminal globin
domain with the 3/3 Mb fold (Zhang and Phillips, 2003), and a
small number of related single domain Pgbs (Hou et al., 2001;
Freitas et al., 2004, 2005). The third lineage encompasses the
so-called “truncated” globins, single domain globins whose
crystal structures exhibit an abbreviated 2/2 α-helical fold
characterized by a very short or absent A helix, a decreased CE
inter-helical region and most of the F helix occurring as a loop,
with only helices BC, E, G and H left to surround the heme
group (Lecomte et al., 2005; Vuletich and Lecomte, 2006).

Ahora antes de que me salgan con lo de la relativa conservación de la secuencia en la gemoglobina a nivel de los metazoa:

"Rather, some of the most rapid and
dramatic changes in hemoglobin proteins have been in the
ways these molecules are regulated - the when and how of
their manufacture inside the cell"

mas bien, algunos de los cambios mas rapidos y dramaticos en las proteinas de hemoglobina han sido en la manera como estas moleculas son reguladas (cuando y como se fabrican al interior de la celula)


"This suggests that the creation of new protein functions
arises as much from changes in regulation as from
changes in structure"

Esto sugiere que la creación de nuevas funciones proteicas emergen mas por los cambios regulatorios que por los cambios en la estructura (cosa que como digo de seguido, no contempla el neodarwinismo clasico, pero que si contemplan las teorias actuales)

Ross Hardison (1999) the evolution of hemoglobin. American Scientist March-April 1999 v87 i2 p126(1).
http://www.bioquest.org/summer2006/The_Evolution_of_Hemoglobin.pdf

Hay les dejo el resumen

A comparative study of hemoglobin was conducted to explain how an ancestral single-function molecule gave rise to descending molecules with varied functions. Hemoglobin is the molecule in red blood cells responsible for giving blood its color and for carrying oxygen throughout the body. New functions of metallo-porphyrin rings or a kind of molecular cage embedded in proteins were developed with the appearance of atmospheric oxygen. The presence of hemoglobin in both oxygen-needing and non-oxygen needing organisms suggests the same evolutionary roots.

Y por ultimo esta ultima sita para lo del cuento que heché sobre la estructura de la hemoglobina en los metazoa:

Michael L. Coates1 (1975) Hemoglobin function in the vertebrates: An evolutionary model . Department of Zoology, University of Adelaide, 5001 Adelaide, South Australia

http://www.springerlink.com/content/h22752l952817v53/

Hay está el resumen

Comparative data on quaternary structure, cooperativity, Bohr effect and regulation by organic phosphates are reviewed for vertebrate hemoglobins. A phylogeny of hemoglobin function in the vertebrates is deduced. It is proposed that from the monomeric hemoglobin of the common ancestor of vertebrates, a deoxy dimer, as seen in the lamprey, could have originated with a single amino acid substitution. The deoxy dimer has a Bohr effect, cooperativity and a reduced oxygen affinity compared to the monomer. One, or two, additional amino acid substitutions could have resulted in the origin of a tetrameric deoxy hemoglobin which dissociated to dimers on oxygenation. Gene duplication, giving incipient and genes, probably preceded the origin of a tetrameric oxyhemoglobin. The origin of an organic phosphate binding site on the tetrameric hemoglobin of an early fish required only one, or two, amino acid substitutions. ATP was the first organic phosphate regulator of hemoglobin function. The binding of ATP by hemoglobin may have caused the original elevation in the concentration of ATP in the red blood cells by relieving end product inhibition of ATP synthesis. The switch from regulation of hemoglobin function by ATP to regulation by DPG may have been a consequence of the curtailment of oxidative phosphorylation in the red blood cell. The basic mechanisms by which ATP and DPG concentrations can respond to stress on the oxygen transport system were present before the origin of an organic phosphate binding site on hemoglobin. A switch from ATP regulation to IP5 regulation occurred in the common ancestor of birds.
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MensajePublicado: Vie Feb 08, 2008 11:02 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
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Prácticamente los mismos resultados se obtu­vieron en base a los estudios realizados con la proteína citocromo C. No existen diferencias “evolutivas”, es esto, aumento de su complejidad, entre el citocromo C de las bacterias y el del resto de los seres vivientes

Y ahora con la citocromo C (...)

En esta molecula se confulyen dos caracteristicas interesantes, la primera es cortisima, por lo que practicamente la totalidad de la estructura afecta la región activa de la proteina, y la segunda, su función es calve en un microambiente estable. Imaginese por un segundo dentro de cualquier celula viviente, a parte de las diferencias obvias entre eucariotes y procariotes (nucleo endomembranas lipidos de membrana estructuras en los ribosomas endosimbiontes y otras cosillas), existen aspectos que son similares a todos los linajes y eso es el metabolismo. La citocromo C es una molecula involucrada en la cadena de trasnporte de electrones que finaliza con el Oxigeno u otra molecula con propiedades semejantes que acepte electrones que van callendo en los niveles de energia. La energia liberada se usa para fabricar ATP, la fuente de energia celular por exelecia en todos los linajes vivientes, es como si fuera una represa en la que no cae agua si no electrones, y en la que la gravedad es reemplazada por moleculas que transportan los electrones de arriba hacia abajo.
Todo este cuento es para decir que un cambio que se tire la función de alguno de estos transportadores impedirá la sintesis de energia util para la celula y por lo tanto se morira.

Sin embargo, los eucariotas tenemos una confeccion genetica bastante bonita que nos permite hacer copy-paste de ciertos genes, cosa que se encuentra incluso en nosotros. De hecho, nosotros los humanos poseemos serca de 40 y algo de genes citocromo C inactivos funcionalmente, pero no expresivamente. Ha estos genes que no tienen función se les denomina Pseudogenes y estan sometidos a los avatares de la evolución neutral.

Zhaolei Zhang, Mark Gerstein (2003) The human genome has 49 cytochrome c pseudogenes, including a relic of a primordial gene that still functions in mouse. Gene 312 61–72. Department of Molecular Biophysics and Biochemistry, Yale University, 266 Whitney Avenue, New Haven, CT 06520-8114, USA.

Hay les dejo el resumen
Using a computational approach, we have identified 49 cytochrome c (cyc) pseudogenes in the human genome. Analysis of these provides
a detailed description of the molecular evolution of the cyc gene. Almost all of the pseudogenes are full-length, and we have concluded that
they mostly originated from independent retrotransposition events (i.e. they are processed). Based on phylogenetic analysis and detailed
sequence comparison, we have further divided these pseudogenes into two groups. The first, consisting of four young pseudogenes that were
dated to be between 27 and 34 Myr old, originated from a gene almost identical to the modern human cyc gene. The second group of
pseudogenes is much older and appears to have descended from ancient genes similar to modern rodent cyc genes. Thus, our results support
the observation that accelerated evolution in cyc sequence had occurred in the primate lineage. The oldest pseudogene in the second group,
dated to be over 80 Myr old, resembles the testis-specific cyc gene in modern rodents. It is likely that the mammalian ancestor had both the
somatic and the testis-specific cyc genes. While the testis-specific gene is still functional in modern rodents, the human has lost it, retaining
only a pseudogene in its place. Thus, our study may have identified a pseudogene that is a dead relic of a gene that has completely died off in
the human lineage.
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Jaimevelbon
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MensajePublicado: Vie Feb 08, 2008 11:05 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
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NOTA DE MODERACION

Hermanos, recordemos las reglas el foro, evitemos tanto Copiar-Pegar y sobre todo evitemos textos tan largos. Los invito a que usen sus propias palabras y hagan pequeñas referencias a los textos fuente de sus opiniones.

Gracias.
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Joseleg
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MensajePublicado: Vie Feb 08, 2008 11:11 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
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por favor, me prodria indicar el nombre del articulo y la revista en la cual el señor Dickerson hace el estudio de la lisozima?, es para ver que metodos usó.
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Joseleg
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Ubicación: Bogotà Colombia

MensajePublicado: Vie Feb 08, 2008 11:15 pm    Asunto:
Tema: La Creación y la evolución
Responder citando

Jaimevelbon escribió:
NOTA DE MODERACION

Hermanos, recordemos las reglas el foro, evitemos tanto Copiar-Pegar y sobre todo evitemos textos tan largos. Los invito a que usen sus propias palabras y hagan pequeñas referencias a los textos fuente de sus opiniones.

Gracias.


el problema es que si hago eso, me piden referencias y se pegan de eso, no puedo referenciar las paginas porque estan obstruidas por pago, en todo caso, acataré la orden, y citare solo el articulo segun las normas de la APA.
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