Pablo Jose + Moderador

Registrado: 13 May 2007 Mensajes: 4078 Ubicación: Ciudad de Guatemala
|
Publicado:
Vie Ago 24, 2007 2:13 am Asunto:
Criterios de discernimiento de San Ignacio de Loyola
Tema: Criterios de discernimiento de San Ignacio de Loyola |
|
|
DISTINGUIR EL BUEN Y EL MAL ESPÍRITU.
San Juan ya nos sugiere "... No os fiéis de todo espíritu, sino examinad los espíritus, a ver si son de Dios".
Normas de discernimiento de espíritus según San Pablo e Ignacio de Loyola.
Son las siguientes:
- Las obras del espíritu bueno son: caridad, paz, alegría, longanimidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, continencia. Las de la carne: fornicación, impureza, lujuria. (Gal. 5 Ef. 5 Rom. 7 )
- Los dones del espíritu son los que edifican la Iglesia
(1 Cor 14,4)
- La fuerza en la debilidad es otro de los signos de discernimiento del Espíritu según 1 Tes. 1,4 y 2 Cor 2,4...) Así vemos en los Apóstoles que eran pobres e ignorantes y con gran fortaleza llevaron a todas las partes la "Buena Nueva".
Otro signo del Espíritu Bueno es la luz y la paz según 2 Cor. 7,10 Otro, la comunión fraterna 1Cor. 13, que hace respetar y amar
los carismas de los otros.
El criterio supremo de discernimiento según San Pablo es éste: "Nadie, hablando en el espíritu de Dios dice 'maldito es Jesús', ni nadie puede decir 'Jesús es el Señor', sino el Espíritu." (1Cor.12,3) Es decir, proclamar su divinidad, adherirse a Jesús por la fe y el amor, lo cual no es posible más que con la gracia del Espíritu Santo.
Mira también el discernimiento personal tomado todo él de las normas que nos da San Ignacio de Loyola. Te lo transcribo:
- Dios se comunica mediante la palabra que libera; el hombre debe colaborar con su adhesión personal. San Ignacio por eso suele hacer esta petición en la oración, "demandar lo que quiero".
- "Es menester hacernos indiferentes" nos dice San Ignacio: salud o enfermedad, riqueza o pobreza, vida larga o corta... la actitud positiva de indiferencia consiste en optar fundamentalmente por Dios y por su plan sobre nosotros; con indiferencia a cualquier cosa; sólo la mayor gloria de Dios. Dejarse, pues, llevar por el Espíritu.
Ahora conviene recordar lo de consolación y desolación. Llama Ignacio consolación "cuando en el alma se causa alguna moción interior en la cual viene el alma a inflamarse en el amor de su Creador y Señor y, por consiguiente, cuando ninguna cosa criada sobre la faz de la tierra puede amar en sí sino en el Creador de todas ellas... Consolación se llama también a todo aumento de esperanza, fe y caridad y a toda alegría interna que llama y atrae a las cosas
celestiales, y a la propia salud de su alma, tranquilizándola y pacificándola en su Creador y Señor". Entonces el alma avanza con paso decidido. Es necesario aprovechar esta consolación para avanzar en la virtud, para tomar decisiones de apostolado dentro de una gran paz y sin apresurarse.
La desolación I. de Loyola es "como oscuridad del alma, como turbación en ella, moción hacia las cosas bajas y terrenas, inquietud de varias agitaciones y tentaciones que mueven a la desconfianza, sin esperanza y sin amor,
hallándose el alma del todo perezosa, tibia y triste y como separada de su Creador y Señor." Suele ser signo de la acción en nosotros del espíritu malo.
Además de lo anterior, hemos de tener en cuenta estas cosas a la hora de tomar una DECISION según la mayor gloria de Dios. Examinar los propios pensamientos; examinar los motivos, que sean honestos y según la voluntad de Dios, nunca contrarios. Que sean conformes a los mandamientos del Señor, a las bienaventuranzas, al cumplimiento de nuestros deberes profesionales y de estado; que no vulneren los derechos de nuestros semejantes o familiares. Según esto no se deben tomar decisiones que lesionen los derechos de nuestra familia u otras personas. La elección ha de hacerse en tiempo tranquilo; pedir al Señor que oriente nuestra alma hacia su mayor gloria. "En tiempo de desolación, no hacer mudanza".
Es preciso tener en cuenta todas estas cosas en los días de Ejercicios Espirituales y a la hora de tomar una decisión.
Este es un extracto de
http://web.jet.es/mistica/pl3.htm y una vez fue utilizada en la revista SHALOM de la Renovación Carismatica en Monterrey. BEndiciones _________________
¡Visita mi Blog! |
|
Pepa Veterano
Registrado: 02 Oct 2005 Mensajes: 4183
|
Publicado:
Vie Ago 24, 2007 3:25 pm Asunto:
Tema: Criterios de discernimiento de San Ignacio de Loyola |
|
|
Siguiendo con el tema de Pablo José:
Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana
Hijos de J. Espasa, Barcelona 1924 tomo 22
páginas 277-279 --------------------------------------------------------------------------------
Espíritu [1] [2] [3] [4] [ 5 ] [6]
Espíritus (Discernimiento de). Teología mística. Juicio en virtud del cual se determina, de qué espíritu procede el impulso que siente el alma para obrar. Por espíritu se entiende aquí un conjunto de influencias capaces de mover la voluntad hacia un objeto determinado, que en el orden intelectivo puede ser verdadero o falso y en el orden apetitivo puede ser bueno o malo. Para debida inteligencia de esta doctrina hay que tener presente lo que enseñan la experiencia y la fe, o sea: que el hombre, durante su vida, está constantemente solicitado por dos fuerzas contrarias entre sí, que son el espíritu del bien y el espíritu del mal; Dios que le mueve hacia la virtud para hacerle bienaventurado, y Luzbel, que le instiga al vicio para perderle. El juicio pues, para acertar cuál de estas dos fuerzas le atrae en cada caso determinado, [278] constituye propiamente el discernimiento de espíritus, el cual es de dos modos, a saber: el que se forma merced a una luz intuitiva que infaliblemente pone de manifiesto la clase del movimiento, y este es un don de Dios, del que gozaron algunos siervos suyos (I, Cor., XII,10); otro el que se obtiene con el estudio y la reflexión, conocimiento humano, más o menos perfecto, pero muy útil para la dirección de los espíritus. Para el discernimiento de los espíritus dio san Ignacio de Loyola en sus famosos Ejercicios Espirituales, unas excelentes reglas que han servido a gran número de autores místicos posteriores como de arsenal para escribir extensos tratados sobre este particular. Entre éstos descuellan algunos como: Gagliardi, S. P. Ignatii de Loyola de discretione spirituum regulae explanatae (Nápoles, 1851); A. de Paz, Opera spiritualia (Maguncia, 1619); Sarnelli, La discrezione degli spiriti (Nápoles, 1964); Holzhauser, Tractatus de discretione spirituum (Roma, 1682); Scaramelli, Discernimento de’Spiriti (Venecia, 1753) y Ezquerra, Lucerna mystica pro directoribus animarum (Venecia, 1722). _________________ No os engañéis: de Dios nadie se burla. |
|