Carlos Rodríguez Fuertes Asiduo
Registrado: 24 Jul 2006 Mensajes: 215
|
Publicado:
Vie Feb 08, 2008 10:50 am Asunto:
Breve historia de la misa
Tema: Breve historia de la misa |
|
|
He aquí un resumen de cómo la misa, desde su origen en la Última Cena de Cristo con los doce apóstoles, ha llegado hasta nuestros días:
(Extracto de http://www.montfort.org.br/index.php?secao=veritas&subsecao=igreja&artigo=rito_romano&lang=esp)
(las palabras en negrita son mías)
(...) Los sacrificios del Antiguo Testamento, dice San Agustín, “eran sólo figuras que presagiaban y simbolizaban de modos diversos el Sacrificio de Cristo”
La realidad instituida por Cristo en la Última Cena será transmitida y continuada de siglo en siglo, por la Liturgia católica que formándose y enriqueciéndose a partir de ese núcleo esencial, de manera comparable a cómo los anillos que se forman alrededor de los troncos de los árboles o también como una joya preciosísima puesta en un anillo alrededor de la cual se añaden con el paso de los tiempos otros brillantes que la resaltan, eso es lo que se conoce como Misa Tridentina o Misa de siempre.
Dice Mons. Gamber: “en sentido estricto no hay Misa Tridentina porque como resultado del Concilio de Trento no se creó un nuevo ordinario de la Misa; el “Misal de San Pío V” no es otra cosa que el Misal de la curia que vio la luz en Roma muchos siglos antes (.....), pero que jamás había sido impuesto de forma obligatoria”.
Nunca existió en la Iglesia hasta 1969, estrictamente hablando, un rito nuevo, teniendo en cuenta el significado de la palabra Rito.
Veamos sucintamente un resumen de la historia de la Misa:
SIGLO I: Nuestro Señor Jesucristo realiza el sacrificio de la nueva alianza prefigurado y anunciado desde tantos siglos instituyendo la Eucaristía y el Sacerdocio.
SIGLO II: El acto y la acción del Divino Salvador se transmiten y aparecen los rasgos primitivos del Canon Romano, la Iglesia primitiva llama a la Misa Oblatio y Misterium Fidei como lo atestiguan la Didaché, la epístola de San Clemente, la de Bernabé; los escritos de San Ignacio, san Justino y san Irineo.
SIGLO III: En Roma se empiezan a marcar las partes del canon Latino, se establecen los elementos dogmáticos de la Misa a través de encíclicas de los papas y en los concilios locales se establece un libro litúrgico en latín, conteniendo el canon para mantener la unidad de lo esencial cuando se celebre la Misa.
SIGLO IV: El emperador Constantino concede la paz y la libertad a la Iglesia dando la posibilidad de la celebración pública; en esta época ya encontramos cuatro ritos diversos: el de Antioquia, el de Alejandría, el rito Romano y el Galicano; pero todas las partes de la Misa se encuentran en cada rito desde el Siglo II. En esta época se le da el nombre de Misa. Aparecen las primeras sectas con sus herejías antiliturgicas como la Vigilancio y Arrianismo que negaban la divinidad de cristo, comulgaban de pie y en la mano, disminuyendo por lo tanto los signos de orden y respeto a la Sagrada Eucaristía. No adoraban.
SIGLO V: A partir de este siglo surgió la tendencia a la unificación occidental sobre el modelo del Santo Canon, enteramente compuesto por las mismas palabras del Señor, de las tradiciones recibidas de los apóstoles y de las devotísimas instituciones de los santos pontífices; el rito Ambrosiano en Milán, la liturgia mozárabe de origen ibérico y las liturgias maronitas de Siria y Malacares que toman lo principal del Canon Romano (Cfr. Denzinger 942).
SIGLO VI: Se enriquece el Canon Romano y se perfecciona a través de oraciones para dar el impulso a la conversión del imperio; sobresale la doctrina esencial del rito del Sacrificio contenida en el Misal, que se resume en dos palabras: Transustanciación y Sacrificio Propiciatorio.
SIGLO VII: San Gregorio Magno consolidó el tronco común del Ordo Misae denominado varios siglos más tarde de San Pío V. A partir de este Papa se considera el texto, el orden y la disposición de la Misa que él nos transmite como una tradición sagrada que remonta a los apóstoles y que no se debe reformar, salvo en detalles secundarios.
SIGLO VIII: La Misa para esta época es explícitamente el eje central para la evangelización de los pueblos.
SIGLO X: Hasta este siglo la presencia real de NSJ en la Eucaristía ni se dudaba ni se discutía, tanto sacerdotes como laicos profesan la Fe con certeza clara de que después de la Consagración lo que hay en el altar es el Cuerpo y la Sangre de Cristo. El primero que osó negar esta verdad de fe fue Berengario de Tours que inició la herejía que afirma una mera presencia simbólica y no real en la Sagrada Eucaristía (Cfr. Dz. 355).
SIGLO XI: La expresión de los ritos de la Misa se enriquece con los cantos gregorianos, el órgano y una buena acústica en la catedrales góticas.
SIGLO XIII: Concilio de Letrán declara el dogma de fe que después de la consagración se convierten de modo sustancial en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
SIGLO XIV: Algunos sacerdotes colocan los cimientos de la revolución protestante al negar la presencial real de Cristo en la Eucaristía entre ellos Juan Wiclef, Lolardo Walter y Juan Huss, entre otros.
SIGLO XV: Con el renacimiento del paganismo surge el naturalismo que ataca las bases sobrenaturales de la Religión Católica incluido el sentido sacrificial de la Misa.
SIGLO XVI: Los herejes Martín Lutero, Ulrico Zwinglio, Juan Calvino y el rey de Inglaterra, Enrique VIII, buscan deformar el culto exterior de la Iglesia centrando sus esfuerzos destructivos sobre tres puntos esenciales:
1. Negación del carácter de sacrificio propiciatorio de la Misa, quedando sólo en una especie de asamblea comunitaria sin consagración que sería un simple memorial de la cena pascual.
2. Negación de la transustanciación. Dicen que Cristo solo está presente de manera espiritual en medio de la asamblea que se reúne en su nombre. La Eucaristía es sólo un símbolo a ser reconocido por la fe de los que asisten, por eso la toman con la mano y se reparte vino a los asistentes.
3. Negación del Sacramento del Orden Sacerdotal, que es reemplazado por el sacerdocio colectivo de los fieles presidido por un pastor de la asamblea.
Frente a estas herejías el Espíritu Santo Suscitó la acción del Concilio de Trento y de San Pío V para canonizar el orden litúrgico y así establecer una barrera sólida contra la herejía. Fruto de este celo apostólico son los cánones sobre la Misa y la bula Quo Primum Tempore que garantiza el derecho a perpetuidad, sin que nadie pueda legítimamente impedirlo, a cualquier sacerdote hasta el fin del mundo, que quiera celebrar como el rito que hoy se conoce con el rito de San Pío V (Cfr. Dz 942).
Me permito recordar estos cánones......
CÁNONES DEL SACRIFICIO DE LA MISA
CAN. I. Si alguno dijere, que no se ofrece a Dios en la Misa verdadero y propio sacrificio; o que el ofrecerse este no es otra cosa que darnos a Cristo para que le comamos; sea excomulgado.
CAN. II. Si alguno dijere, que en aquellas palabras: Haced esto en mi memoria, no instituyó Cristo sacerdotes a los Apóstoles, o que no los ordenó para que ellos, y los demás sacerdotes ofreciesen su cuerpo y su sangre; sea excomulgado.
CAN. III. Si alguno dijere, que el sacrificio de la Misa es solo sacrificio de alabanza, y de acción de gracias, o mero recuerdo del sacrificio consumado en la cruz; mas que no es propiciatorio; o que sólo aprovecha al que le recibe; y que no se debe ofrecer por los vivos, ni por los difuntos, por los pecados, penas, satisfacciones, ni otras necesidades; sea excomulgado.
CAN. IV. Si alguno dijere, que se comete blasfemia contra el santísimo sacrificio que Cristo consumó en la cruz, por el sacrificio de la Misa; o que por este se deroga a aquel; sea excomulgado.
CAN. V. Si alguno dijere, que es impostura celebrar Misas en honor de los santos, y con el fin de obtener su intercesión para con Dios, como intenta la Iglesia; sea excomulgado.
CAN. VI. Si alguno dijere, que el Canon de la Misa contiene errores, y que por esta causa se debe abrogar; sea excomulgado.
CAN. VII. Si alguno dijere, que las ceremonias, vestiduras y signos externos, que usa la Iglesia católica en la celebración de las Misas, son más bien incentivos de impiedad, que obsequios de piedad; sea excomulgado.
CAN. VIII. Si alguno dijere, que las Misas en que sólo el sacerdote comulga sacramentalmente son ilícitas, y que por esta causa se deben abrogar; sea excomulgado.
CAN. IX. Si alguno dijere, que se debe condenar el rito de la Iglesia Romana, según el que se profieren en voz baja una parte del Cánon, y las palabras de la consagración; o que la Misa debe celebrarse sólo en lengua vulgar, o que no se debe mezclar el agua con el vino en el cáliz que se ha de ofrecer, porque esto es contra la institución de Cristo; sea excomulgado.Hasta aquí la enseñanza infalible del Concilio de Trento.
Es necesario resaltar aquí que Su Santidad Juan Pablo II en su última Encíclica sobre la Eucaristía recuerda la enseñanza de que el referente teológico para la Misa es el Concilio de Trento
SIGLO XVII: La liturgia codificada por San Pío V sufrió alteraciones desde fines de este siglo, especialmente en Francia, por influencia del galicanismo, del protestantismo y del jansenismo. Algunas de estas alteraciones fueron: disminución del espíritu de oración, reducción del culto a la Santísima Virgen y a los santos; aumento de las lecturas bíblicas; en algunos lugares se reemplazó el altar por una mesa, sin embargo, nadie tocó el canon, que se siguió rezando en latín, pero en voz alta.
SIGLO XVIII: Continúa la tendencia a la desacralización y a la profanación del templo, la disolución y la anarquía litúrgica. Hubo muchas diócesis con liturgias particulares. El Sínodo de Pistoya fue condenado en 1794, por atentar contra la pureza del rito de la Misa.
SIGLO XIX: La Misa fue restaurada en su pureza, principalmente en 1830, en Francia, por influencia de Dom Guérarger, fundador de la abadía de Solesmes.
El Papa León XIII (1878-1903) en su encíclica “Mirae charitatis” defiende la Misa atacada por el racionalismo y el liberalismo.
SIGLO XX: Se ataca de nuevo la Misa con la herejía modernista. Surge un movimiento litúrgico bueno en sus comienzos pero desviado en su fase final: en la Misa prevaleció el aspecto pastoral sobre el aspecto cultural y el positivismo nacionalista se quiso imponer sobre el culto debido a Dios.
A fines de 1947 SS Pío XII trató en vano de poner atajo a la larvada subversión litúrgica publicando la encíclica “Mediator Dei”, la cual condena el llamado “arqueologismo litúrgico” o el argumento de volver a ritos arcaicos. Prohíbe reemplazar el altar tradicional (Con el Ara consagrada como corresponde a un Sacrificio que se realiza) por una mesa despegada del Sagrario que sólo figuraría Cena Memorial.
El 25 de julio de 1960 el Papa Juan XXIII publicó el Motuo Proprio “Rubricarum Instructum” aprobando y promulgando las rúbricas últimas del breviario y del Misal romano de la Misa de san Pío V.
El 22 de febrero de 1962 Juan XXIII publica la Constitución Apostólica “Veterum Sapientia” acerca de la importancia del estudio del latín y de su utilización en las acciones litúrgicas y en la Misa, porque como lengua sagrada conserva viva la doctrina de la Iglesia. Dijo: “Mandamos que la lengua latina sea conocida, enseñada y por todos diligentemente conservada”.
Así llegamos al año 1969, siendo pontífice el Papa Pablo VI, el día 1° de noviembre se instala en la Iglesia una nueva Misa...
-Desde que se publica el NOM, teólogos calificados, pastores de almas, presbíteros, y algunos prelados quedan impactados con las “novedades” de la nueva liturgia; alertaron al Santo Padre y a las autoridades de las “carencias” del nuevo rito. Que sin ser en sí inválido corría el riesgo de favorecer interpretaciones contrarias a la doctrina definida sobre el Santo Sacrificio de la Misa, lo que no es posible decir del Rito tradicional, de la Misa llamada de San Pío V.
-Particularmente porque había vacíos en la necesaria manifestación de la doctrina sobre la presencia real. El misterio de la Transustanciación se expresaba de modo ambiguo... como si la presencia real se pudiera confundir con o se equiparara a la espiritual... o a la Liturgia de la Palabra.
-Lo mismo con la verdad esencial de la necesidad indispensable del sacerdocio ministerial para que haya Misa (como lo ha recordado de nuevo el Santo Padre Juan Pablo II en su última Encíclica sobre la Eucaristía). La Misa no la celebra “el pueblo de Dios o asamblea de fieles reunida en nombre de Jesucristo” y cuyo presidente sería el sacerdote como se afirmó el famoso el Art. 7 del Fundamento Doctrinario de la nueva liturgia... estos equívocos pueden eventualmente permitir una celebración inválida, cosa que difícilmente puede suceder con el rito multisecular.
-Y luego, la noción de “sacrificio propiciatorio” es la definición misma dada por el Concilio de Trento; la Misa no puede ser sólo un sacrificio de acción de gracias: “Eucaristía; no es sólo un sacrificio de alabanza sino esencialmente un Sacrificio Propiciatorio (como vimos, el la condición necesaria después del pecado).
Estas son 3 verdades fundamentales e imprescindibles al carácter católico de la Misa.
-Los cardenales Ottaviani y Bacci se hicieron eco de estas inquietudes y alertando sobre las posibles consecuencias funestas de lo realizado, presentaron un breve examen crítico del NOM al Papa, pidiéndole dos cosas:
1. Que no fuera abrogado el rito tridentino
2. Que de todos modos fuera dejado el libre uso a los sacerdotes de celebrar la Misa Tradicional.
-Desafortunadamente dicho documento sólo sirvió para que se recorrigiera el Art. 7 haciéndolo más conforme con la doctrina ya que era verdaderamente de tenor protestante. Inclusive el Card. Journet muy allegado al Papa, llegó a decirle: “Esta definición del Art. 7 de la Misa es herética”... ¿cómo se pudo hacer?
-A pesar de las altas instancias que se presentaron en ese momento no se hizo nada a favor del rito tradicional.
-Entonces, poco a poco, se organizaron grupos laicos en mayor o menor cantidad en diversas partes del mundo decididos a apoyarse en los sacerdotes que comprendían la necesidad de servirle a la Iglesia evitando, en cuanto estuviera de su parte, la extinción de un rito que en su esencia se remontaba a los apóstoles.
-Esta resistencia impresionó a la jerarquía. No esperaban ver esta reacción de fieles, que a priori son dóciles a las orientaciones romanas... pero en este punto crecen de más en más estas reacciones.
-De manera que el Papa, para detener este fenómeno creciente, debió intervenir. Lo hizo en el consistorio del 24 de mayo de 1976. Puso todo el peso de su autoridad pontifical para pedir a todos que fuera celebrada la Misa nueva.
-A pesar de esta insistencia del Soberano Pontífice, poniendo de presente su autoridad, la “Tradición” continúa; inclusive una diócesis, en Campos, Brasil, con su Obispo a la cabeza, manifiesta al Papa, con argumentos teológicos, su intención de mantener el rito tradicional y así pudo hacerlo oficialmente, sin que tuviera mayores inconvenientes para hacerlo, y sin replicas a su argumentación para tal resolución.
-Se llega a 1984 con la publicación de la “carta del indulto” “Quattour abhinc annos”: Constatando el aumento de la reacción, Roma autorizaba al Ordinario del lugar a conferir un indulto a los sacerdotes y fieles que desearan mantener la Misa Tridentina. Pero ponía como condición no tener ninguna relación con la FSSPX si querían beneficiarse del indulto.
-Es claro que esto era fundado en condiciones tales, que se daba el indulto justamente a los que no querían la Misa. Era una simple concesión, provisoria, esperando la desaparición de la generación antigua que por nostalgia aún se apegaba a formas litúrgicas superadas.
Pero la opción por el Rito Tradicional continúa creciendo en el mundo católico, en la medida que se hace evidente el deterioro de la Fe en grandes parcelas de la Iglesia, lo que no deja de inquietar a la Suprema Autoridad.
-Y en 1986, constatando el aumento del deseo de la Misa Tradicional, el Papa nombra una Comisión de Cardenales (esto sólo fue público en 1995 cuando el Card. Stickler dio una conferencia en EUA) haciéndoles dos preguntas:
1. ¿Está abolida la Misa Tridentina?
2. ¿Puede un Obispo prohibirle a un sacerdote, canónicamente en orden, decir la Misa Tridentina?
Y dice el Cardenal que 8 de los 9 cardenales habían reconocido que la Misa Tridentina no había sido abolida y que ningún obispo tenía la posibilidad jurídica y canónica de prohibirle a un sacerdote celebrar la Misa Tridentina y los sacerdotes no pueden ser obligados a celebrar el Nuevo Rito de la Misa.
Y más aún, en 1986 esta Comisión de Cardenales daba una solución de paz litúrgica proponiéndole al Papa reconocer la libertad, para todo sacerdote, de escoger entre la Misa Nueva y la Misa Tridentina.
El Sr. Eric de Saventhem daba textualmente esta proposición:
“para cada Misa celebrada en lengua latina –con o sin fieles presentes- el celebrante tiene el derecho de escoger libremente entre el Misal de Pablo VI (1970) y el de Juan XXIII (1962)”.
-Era un gran avance si se compara esta propuesta de 1986 con las palabras del Pablo VI en 1976.
-Es el mismo Card. Stickler quien nos revela que esta propuesta suscitó una gestión de cardenales y personalidades del episcopado, francés en particular y de países de la cuenca del Rhin, que vinieron a ver al Papa diciéndole “sobretodo no permita esta libertad litúrgica, esa libre escogencia del ritual”.
-El Papa que había aceptado en principio la propuesta de la comisión debió retroceder... todo quedó igual.
-Luego en 1988, con ocasión de las consagraciones episcopales en Econe, aparece un nuevo texto: el Motu Proprio “Ecclesia Dei Aflicta”, quiérase o no, es un nuevo paso a favor de la Misa tradicional. El Papa pide que verdaderamente las autoridades locales, sean amplios y generosos en dar facilidades para la celebración de la Misa tradicional. Nacen varias comunidades llamadas de “Ecclesia Dei”. -Pasan 10 años más y en la peregrinación a Roma de dichas comunidades en 1998, asisten a una conferencia del Cardenal Ratzinger en la que él pide que sea reconocida la Misa de San Pío V.
Poco a poco sus pronunciamientos y argumentos de este Cardenal a favor de la Misa Tradicional junto con los otros Prelados se hacen más claros, y frecuentes. Poco a poco regresa sobre el terreno la Misa Tradicional. Citemos sólo uno, entre varios, en el libro “Le sel de la Terre, p. 172-173” dice lo siguiente: “Ciertamente soy del punto de vista que se debería acordar mucho más generosamente a los que desean el derecho de conservar el antiguo Rito, por lo demás no se ve qué tendría esto de peligroso o inaceptable. Una comunidad que declara de un momento a otro estrictamente prohibido lo que para ella era hasta entonces lo más sagrado y lo más alto, o que se le presenta como siendo inconveniente la extrañeza que tiene de ello, se pone ella misma en cuestión ¿Cómo aún se le creerá? ¿No irá a prohibir mañana lo que hoy prescribe?..... Desgraciadamente la tolerancia con las fantasías es entre nosotros casi ilimitada, pero es prácticamente inexistente en relación a la antigua liturgia. Así, ciertamente se está en el mal camino.”
En enero del 2002, con la creación de la Administración Apostólica “San Juan Ma. Vianney” el Papa da un paso sin precedentes desde 1969 para el retorno de la Misa y no es ya como “una concesión pasajera y provisoria” sino claramente como un derecho que se les reconoce como “facultas” que el Santo Padre les da para celebrar el Rito Tradicional (será necesario que este reconocimiento se extienda a todos los que quieran conservar el Rito Tradicional. Los Padres de Campos, con el reconocimiento de su “facultas” para el Rito Tradicional, dependen pues de la Congregación para el Clero y no de la Comisión “Eclesia Dei”.
Que se reconozca el derecho de la Misa Tradicional y restaurarán la Iglesia, la familia, habrá fuerza para luchar contra la imposición del paganismo, del homosexualismo, del terrorismo... veremos la Proclamación del Reino de Cristo por la Misa Tradicional.
Renacerá el espíritu misionero, florecerán las vocaciones con el fortalecimiento de la familia Cristiana, habrá más que una esperanza de revertir la masacre legal de los niños no nacidos y de las personas que llegan a la tercera edad, habrá una esperanza próxima de la conversión de los enemigos de la Iglesia. Que se vuelva a la Misa Tradicional y el Sacerdocio Católico se verá restaurado en su plenitud. Que se dé de nuevo la belleza al culto debido a Dios y se verá en medio de la jerarquía, en medio del sacerdocio y entre los fieles, la santidad, la valentía de decir no al pecado o de reencontrar (en medio de las tentaciones y de la agresividad del satanismo) la fuerza de la perseverancia y de la penitencia comunicada por la gracia que fluirá con abundancia.
-El balance actual del retorno de San Pío V es positivo y permite ampliar la esperanza.
En ese análisis del Card. Stickler que escribe: “El Papa ha sido en un sentido... de más en más favorable a la Misa Tridentina y él no retrocederá, al contrario, irá adelante”.
De hecho se avanza luego en la Misa Tradicional celebrada el 24 de mayo de 2003 (otro el 24 de mayo muy distinto del de 1976) en la Basílica Santa Ma. Mayor se da un nuevo paso: Una declaración, en nombre del Santo Padre , en una Basílica Romana, un cardenal que ocupa un altísimo cargo (Prefecto de la Congregación del Clero y Presidente de la Comisión Ecclesia Dei”) afirmando que el antiguo Rito Romano conserva el derecho de ciudadanía dentro de la Iglesia y no se puede considerar extinguido.
-Otras declaraciones (Ratzinger)
-Aniversario de la Congregación para el culto divino y los sacramentos en el que la alocución que hizo el Papa alabó el Misal de San Pío V por lo que el Osservattore Romano no publicó.
-Encíclica del Papa “Ecclesia de Eucharistia”.
-Documento Vaticano sobre la Represión de los abusos en la Liturgia.
Parece evidente que en Roma se quiere y se camina para un retorno en la Iglesia de la Misa de San Pío V y se quiere una solución para la Misa y para los Sacerdotes y comunidades que están legítimamente apegadas a él; por la paz litúrgica y el bien de todos. Se avecina (y Dios quiera que sea la gran gracia que se obtenga antes de terminar este año Eucarístico que empieza en Guadalajara con el 48 Congreso Eucarístico) una solución global, general, como lo anunció el Card. Castrillón en reciente entrevista dada a “Latin Mass” que titula: “El Card. Castrillón Hoyos afirma que el Vaticano está preparando la publicación de una “garantía jurídica” para la Misa Tridentina.
Pero Roma está interesada en la creación de múltiples soluciones concretas, prácticas, para los casos y así mostrar (a quienes se oponen) que esto puede funcionar; esto ya existe algunos lugares sin que se haya afectado negativamente, muy al contrario, la Pastoral ni la unidad: Hay que multiplicar estas soluciones concretas.
Lamentablemente no se ve, en el conjunto del episcopado mundial, una correspondencia al deseo y a los pronunciamientos de Roma como sería deseable esperar. En muchos lugares aún subsiste el espíritu de los años 70. Son frecuentes los casos en que los sacerdotes, aún con apoyo y recomendaciones desde Roma, ven obstaculizada su regularización, con las Iglesias locales, por querer conservar la Misa Tradicional.
Personalmente conozco varios casos y en este momento reposa en manos los documentos correspondientes de un caso que ratifican lo dicho.
Un sacerdote que celebra la Misa Tradicional pide a Roma la autorización y manifiesta su deseo de estar en armonía con la autoridad de la Iglesia local. Tal y como Roma lo ha manifestado públicamente en reiteradas ocasiones. El Obispo, ordinario del lugar donde vive, le pide que resuma por escrito, su situación personal y sus deseos. Así se hace y recibe como respuesta el siguiente argumento que me permito extractar del documento omitiendo los nombres:
“Apreciado Padre:
“Por la importancia que tiene para la Iglesia Universal, la persona del Sacerdote, y sus actividades ministeriales, y según le comuniqué en días pasados, di a conocer al Colegio de Consultores (11/05/04), su firme decisión de permanecer fiel al Rito Tridentino, sus actividades y su propuesta (01/04/04), y el Colegio concluyó lo siguiente:
1. Se consideró la carta fechada en Roma el 8 de marzo de 2001, en la cual el Eminentísimo Señor Cardenal Darío Castrillón Hoyos, Prefecto de la Sagrada Congregación del clero y Presidente de la comisión ECCLESIA DEI, donde pide al Señor Cardenal de nuestra Arquidiócesis de XX, NN, como “Obispo benévolo” estudie la posibilidad de acoger en la Arquidiócesis al Sacerdote NNN. A lo que el Señor Cardenal NN, manifestó de manera verbal que no era necesario ni conveniente establecer el Rito Tridentino en la Arquidiócesis de XX y por ende tampoco era oportuna la creación de una “parroquia personal”.
2. .....
3. Al hacer una consideración pastoral sobre la realidad de nuestra Diócesis, se vio que la Pastoral y la Liturgia según el rito de San Pío V (Misa Tridentina), aunque tiene la anuencia de la Iglesia Universal, no ayuda a fomentar y consolidar la unidad y comunión, tan importantes para esta Diócesis....”
De manera pues que la Misa Tridentina “no es conveniente ni oportuna”, “ni ayuda a fomentar y consolidar la unidad y comunión” tan importantes para este cardenal y este obispo que así responden; pero, eso sí, no dejan de fomentar esta unión y comunión con el desfile frecuente de prelados a las sinagogas para celebrar los ritos que fueron la prefigura del Rito Católico. La Misa a la que asistieron los santos de toda la Iglesia, aunque “tiene la anuencia de la Iglesia Universal”, no es conveniente; pero sí los ritos paganos que con frecuencia se ven en nuestros templos católicos, como recientemente sucedió en la Capillita de las apariciones de la Virgen de Fátima, cosa que siendo tan frecuente en otras partes ha dejado de ser noticia. Pero ¿de qué comunión y de qué unidad están hablando?... ¿A qué criterios obedecen las directivas pastorales de ciertos obispos?... Lo que se constata es que, dichos criterios, no coinciden con la Tradición católica ni con lo manifestado públicamente por la Autoridad de la Iglesia.
Todo esto no puede dejar de sugerirme una reflexión sobre algunos sueños de Don Bosco, las apariciones de Fátima y particularmente la publicación de la visión del tercer secreto dada por los Card. Sodano y Ratzinger.
------------------------------------------------------------------------
Hasta aquí el texto copiado y pegado. Después, ya en 2.007, vendría el todavía reciente Motu Proprio del papa Benedicto XVI , en el que se dan más facilidades para poderse celebrar la misa de san Pío V, conocida también como tridentina, a la que se denomina como de "rito extraordinario", mientras que la misa del Novus Ordo Missae, aún vigente, queda como de "rito ordinario". |
|