Tenamaxtli Veterano
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Publicado:
Lun Mar 10, 2008 10:11 pm Asunto:
La Misa, los Rituales, Jung y la Religion Madura
Tema: La Misa, los Rituales, Jung y la Religion Madura |
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Anselm Gün, psicólogo jungiano, Dr. en Teología;
monje benedictino alemán, contemporáneo.
Transformación, una dimensión olvidada de la vida espiritual
LA TRANSFORMACIÓN
SEGÚN C. G. JUNG
Jung entiende el proceso de maduración humana como un “camino de transformación”. El objetivo esta transformación es conciliar las divergencias en el proceso de maduración. La divergencia fundamental a la que se enfrenta el hombre es la tensión entre el espíritu y el instinto. El camino de la transformación afronta el cambio de las energías instintivas hacia otras formas, por ejemplo hacia una determinada idea o sentimiento (idea, valor) sobre la base y ayuda de un arquetipo prefijado. “La fascinación que procede del arquetipo influye para que la energía del instinto –libido- se desvíe de su dirección original y se oriente a su correspondiente expresión espiritual” [Cartas, 20].
Oposición y lucha interior
Para Jung, el proceso de la transformación es activado por la oposición entre instinto y espíritu, entre conciente e inconsciente, entre razón y sentimiento. En cuanto las oposiciones se concilian, se produce un cambio en el hombre. Pero este proceso de transformación no siempre es visible. Por largo tiempo, nada experimentamos acerca de una transformación interior, pero de pronto notamos que algo ha cambiado en nosotros. Es un proceso vital. Así como una planta crece sin que lo notemos, así sucede también con la transformación en los hombres.
Jung describe la transformación de una energía instintiva en energía espiritual, con el ejemplo de un niño. Para un niño, es normal anhelar a la madre. Pero, cuando uno ya mayor dirige su libido principalmente hacia su madre continúa siendo infantil, continúa en la inmadurez e inseguridad. Para seguir madurando, debe orientar su libido hacia un símbolo, hacia imágenes espontáneas, hacia modelos que transformen sus energías instintivas. Jung opina que, tan pronto como en la maduración del niño sea necesario desligarse de la madre, aparecerá un arquetipo de la madre; por ejemplo, de la madre-Iglesia. Con eso, el joven puede librarse interiormente de la madre, con la que se realiza una “transformación vital”. … Por otra parte, cabe notar que algunos han visto en esta oposición de espíritu e instinto un cierto tinte gnóstico. Lo cierto es que, desde un punto de vista teológico, el misterio de la Encarnación precisamente afirma que nos transformamos a través de lo instintivo, no por desprendernos de la materia, sino por encarnarnos en la materia. Un modo de hacerlo es a través de los símbolos en sus diversas manifestaciones.
Transformación por los Símbolos y Ritos
Los símbolos pueden transformar las energías del hombre porque pueden ligar entre sí el consciente y el inconsciente. Siempre y cuando el hombre comience a dialogar con su inconsciente; cuando conecte sus sentimientos con su razón, las actuales experiencias con los Arquetipos del pasado, entontes, puede caminar en el proceso de transformación, el cual tiene como finalidad la totalidad, la plenitud, tal como Jung traduce la palabra bíblica “perfección”. Para Jung es, en última instancia la imagen de Dios la “que se opone, frenando lo meramente instintivo” [Símbolos de Transformación] realizando la energía instintiva.
Así pues, la transformación del instinto, según Jung, se produce particularmente por influencia del arquetipo. Y los arquetipos son activados y elevados al conciente por medio de ritos y símbolos. Jung llama a los símbolos “convertidores”. Así como un instalación hidráulica convierte la energía del agua en energía eléctrica, así los símbolos convierten las energías biológicas en energías espirituales. “Los símbolos funcionan como convertidores, en cuanto elevan la libido de su forma inferior a una más elevada” [Símb. de transf.]
Para Jung, un camino para la transformación de las energías es instintivas es el sacrificio, tal como se realizó del modo más claro en la muerte de Jesús. “El sacrificio no significa precisamente una regresión, sino un paso feliz de la libido al equivalente simbólico de la madre, y con ello a un estado espiritual” [idem].
Jung llama también “introversión” a los antecedentes de la transformación. El hombre orienta su energía hacia el interior, con lo que la puede transformar. La introversión puede suscitarse por los ritos, la oración y el sacrificio. Los ritos “tienen la finalidad de orientar la libido hacia el inconsciente, obligando con ello a la introversión” [idem]. El Rito de transformación más eficaz para los cristianos es la eucaristía. Jung designa la misa como un “rito del proceso de individuación” [Arquetipos e Inconsciente Colectivo]. Su objetivo es “transformar el alma del hombre empírico, que es sólo una parte del sí mismo, el cual se expresa en su totalidad en Cristo” [idem].
La transformación es para el hombre una necesidad vital. Atarse al pasado petrifica la vida. Es un principio de vida: “Toda juventud, alguna vez, queda envejecida; toda hermosura se marchita; lo caliente se enfría; todo esplendor se apaga y cada verdad se hace trivial y chata. Todas estas cosas han alcanzado alguna vez su forma y todas las formas quedan expuestas a la influencia del tiempo: envejecen, enferman, se quebrantan, si no se transforman. Pueden transformarse porque la chispa que invisible que una vez las engendró tiene una fuerza eterna capaz de engendrar indefinidamente… Una verdad es valedera por mucho tiempo sólo cuando se transforma y prosigue dando testimonio en nuevas imágenes y en nuevas lenguas como un vino nuevo guardado en odres viejos” [Simb. de trasnsf.]
La Transformación como integración
La transformación del hombre comienza en el inconsciente. Frecuentemente el hombre, por algún problema externo, es obligado a ocuparse de su inconsciente. Sus arquetipos, de pronto, se le aparecen en sus sueños, o se le presentan en los ritos de su fe, o en sus lecturas. “Cuando se produce un problema, éste se configura en el inconsciente bajo una determinada categoría. Siendo un “numinos”, es decir, una energía específica, suscita, en el contenido del conocimiento, imágenes correlativas por las que puede ser mejor conocida y con mayor capacidad de conciencia. Cuando esto pasa al consciente, es considerado una iluminación o revelación, o como una idea salvadora” [Símb. de Transf.].
Jung opina que el hombre necesita frecuentes crisis en las que sus fuerzas vitales se sientan debilitadas, para que su inconsciente se conecte con el consciente. El hombre se transforma sólo cuando integra su inconsciente. Una vida de éxitos puede hacer peligrar su transformación, cuando “olvida su dependencia del inconsciente” [idem].
En la mitad de la vida: Integración de la Sombra
Un tiempo decisivo para la transformación del hombre transcurre a la mitad de su vida. Muchos se aferran obstinadamente al pasado, con lo que impiden la transformación necesaria. Transformación no significa desplazar lo antiguo, sino empalmarlo con lo nuevo e integrarlo. Según Jung, al promediar la vida, asoma la parte reprimida en la Sombra. Cada hombre tiene dos polos: amor y odio, disciplina e indisciplina, razón y sensación, Anima y Animus. En la primera mirad de la vida, comúnmente vive (concientemente) un solo polo. El otro queda en la sombra: A la mitad de la vida, asoma. Si en adelante vive lo que había estado en la Sombra, reprimiendo lo vivido hasta entonces, no lo ayudará mucho. Vivirá lo contrario, del mismo modo unilateral, como antes. A Jung le importa que la estrechez del consciente por las oposiciones de ambos polos “se rompa, y con ello construya un grado mayor y más elevado del conciente” [Dinámica del Inconsciente].
No podemos resolver de una vez los problemas de la vida. Los debemos abordar constantemente; de lo contrario, nos estancaríamos. “Seguramente recordamos a determinados amigos y compañeros de escuela que en su tiempo habían sido jóvenes de ideales prometedores y, al encontrarlos años más tarde, los vemos marchitos y agotados” [idem]. Se habían aferrado con fuerza a lo que en algún momento encontraron como una solución, resistiéndose así a toda transformación. Nunca llegaron a ser hombres íntegros.
“Lugares” de transformación
En un artículo sobre volver a nacer, Jung muestra las diversas formas y lugares de la transformación. Habla de la transformación por la participación de un rito. También puede transformarnos un relato [cf. Dinám. del Incosnc.] Hay también técnicas como la meditación, el yoga, los ejercicios, que pueden proporcionar al hombre la experiencia de la transformación. Se dan también preanuncios naturales de transformación que nos plantean si la aceptamos o no, si la reconocemos o no… “Estos preanuncios naturales se dan sobre todo en el Sueño” [idem].
También por medio de encuentro con los hombres, o por la lectura de libros, podemos tomar contacto con las fuerzas interiores y descubrir en nosotros al “Amigo del alma” que quiere conducirnos hasta el secreto de nuestra vida [cf. idem]. Jung opina que todos tenemos un “Amigo del alma”, interior, que es inmortal y que quiere transformar en nosotros lo mortal en inmortal. “El hombre es como los gemelos Dioscuros, de los que uno es mortal y el otro inmortal; siempre están juntos, pero nunca se ponen de acuerdo. Los preanuncios buscan acercarlos; a esto el inconsciente pone raparos por cuanto el otro aparece como extraño y forastero, y porque no nos podemos acostumbrar a ser el único señor en la propia casa” [idem]. La finalidad de toda transformación es la conversión en mí mismo, de lo mortal en inmortal, liberándome de la envoltura mortal que soy, y despertando a la vida” [idem].-
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Extractado y subtitulado por Marcellus para Psicología y Espiritualidad _________________ Una Nueva Sociedad, cimentada en los valores del Espìritu: Esto es Sinarquismo! |
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