LOS HOSPITALARIOS SAMARITANOS......

[Jose Fernando Ortiz]

ANÉCDOTAS:

Una vez, el mundo estaba cruelmente dividido, divisiones políticas, económicas, religiosas y culturales, pueblos y naciones divididas, razas y familias divididas, en fin. Cada cual se decía poseer la verdad y propugnaba hacer el mejor bien a los demás, es decir cada uno pretendía se el más justo.....
En ese entonces, los pueblos de Galilea, Samaría y Judea estaban también divididos. Cada pueblo poseía una montaña sagrada en la que adoraban al DIOS INVISIBLE.

Estando así las cosas, sucedió que un hombre.....quiso viajar a una muy importante ciudad llamada JERICÓ. Y en verdad tenía su importancia, pues los grandes magnates, los poderosos, políticos y religiosos, tenía allí sus fincas y casa de recreo, todos los lujos y riquezas habidas y por haber. No sabemos por qué quiso este hombre.....dirigirse a dicha ciudad, en busca de qué, o para qué,no lo sabemos.
Pero sí sabemos que por desgracia cayó en manos de los ladrones, de los bandidos, de los atracadores, de los violentos, de los......
y le dieron de golpes, lo escupieron e hirieron sin compasión alguna; por fortuna lo abandonaron a la vera del camino creyéndolo muerto.

Por aquellas cosas del destino, iba por aquél camino un funcionario del gobierno, y al llegar al lugar donde se encontraba el hombre herido de muerte, dio un rodeo, pues lo acompañaban sus guardaespaldas y sus ministros de todos los saberes y poderes y con todas sus riquezas, y pensó que esa era uno de tantos que mueren por ahí..... y sin sentir misericordia ni compasión alguna, prosiguió muy campante su camino.

Pasaron algunas horas y el hombre moría lentamente. De pronto apareció un grupo de hombres, y en medio de ellos iba un levita-profeta, un maestro de la ley, al pasar junto al moribundo no quiso escuchar sus gemidos y cerró los ojos para no mirarlo. Pasó de largo preocupado de su saber, con sus libros sobre teología, filosofía y de todo conocimiento cultural posible en la tierra. El pobre hombre gemía y lloraba, pero sus lamentos se los llevó el viento, como se lleva las hojas muertas de otoño.

Muy cerca de este grupo, dió la casualidad de pasar también por allí un sumo sacerdote, y se sabía que era sacerdote por el sonido de las diminutas campanillas colgada a sus vestidos. Cuando pasó por el lugar, al ver al pobre hombre en medio del charco de sangre por sus heridas mortales, se hizo a un lado por temor a manchar con ella sus límpidos vestidos, y recogiéndolos sobre sus rodillas, con sus manos, pasó de largo precedido y antecedido por los santos monaguillos que iban quemando incienso para aromar el camino del digno prelado.

La muerte se abatía inexorablemente sobre el infeliz que había caído en manos de los violentos. No obstante, sin saberse cómo o porqué, apareció providencialmente un samaritano que al ver al pobre moribundo en tan lamentable estado, se apiadó de él. Se bajó de su cabalgadura y acercándose empezó a limpiar el rostro ensangrentado con un bálsamo hecho de rosa, jazmín y nardo. El hombre, que yacía insonsciente, se despertó y esgrimió una leve sonrisa de alivio, agradecido. El samaritano vendó sus heridas con sumo cuidado, y una vez que estuvo un poco repuesto, lo hizo levantar y acomodar sobre su propia cabalgadura, acompañado de otro jinete para sostenerlo.
Dispuesta así las cosas, lo condujo hacia una posada-hospital, y cuidó de él toda la noche.
Al día siguiente, cuando se levantó el sol.....recomendó al hospitario encargado de la posada que cuidase del hombre hasta su total recuperación. Le dió algún dinero, y le aseguró que si éste no alcanzaba, estaría dispuesto a pagarle el excedente necesario para la curación total del enfermo.

Y COLORÍN COLORADO, ÉSTE CUENTO SE HA ACABADO!

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I de Juan 1,1-4
Nosotros, Señor, te vemos y escuchamos.....


IGLESIA_MADRE UNIVERSAL.....
MUJER revestida de sol....
Dios....en/con.... nosotros.