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pecados capitales

 
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Maria Begonia Dimarco
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Registrado: 14 Abr 2008
Mensajes: 18
Ubicación: Uruguay

MensajePublicado: Sab Jun 07, 2008 11:51 pm    Asunto: pecados capitales
Tema: pecados capitales
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La envidia.

(Reflexiones a partir de un texto de Joaquín Rocha)


Lo que más llama la atención de la persona envidiosa es la manera de vincularse con los que envidia. Pienso que su modo de proceder se vuelve silencioso y especulativo. Nadie queda fuera de su alcance. El amigo de hoy puede ser el objeto de su envidia y celos mañana.
“El silencio del envidioso está lleno de ruidos” (Khalil Gibran).

El sentimiento de envidia habla de una niñez que desea a toda costa conseguir todo lo que no se posee, o cree que no puede poseer haciendo crecer un sentimiento de vacío.

Algunos envidiosos son difíciles de descubrir, ya que, casi la mayoría, se benefician del arte de camuflarse como personas amables, simpáticas, neutrales en lo social, respetuosas en el modo de presentarse frente a los demás. Pero, detrás de esta apariencia, los sentimientos son totalmente contrarios. “El envidioso está acostumbrado a meter cizaña entre los amigos y parientes, con el propósito de lograr sus objetivos a base de engatusar y confabular mentiras. Es un ser peligroso que puede convertir una cofradía en un nido de ratas y serpientes.

La envidia no deja ver las propias capacidades y las propias limitaciones. Lo que es peor, quien envidia, jamás podrá descubrir lo que tiene de positivo, ya que siempre la mirada está en lo que el otro tiene.

Más allá del mal que puede producir en su entorno, entre su gente, son personas que viven amargadas y sufren ante la felicidad o los éxitos del prójimo. El envidioso intentará perjudicar, de una manera o de otra, a su rival a través de un maltrato, o hablando mal de él. Todo su pensamiento creativo estará al servicio de cómo y cuando “atacar” al otro.

La envidia es el pan cotidiano de todos, y nadie esta libre de sentir sus efectos. La persona envidiosa tiene básicamente un problema de identidad; quiere ser el otro y tener lo que él tiene; no sabe quién es, pero sí quién querría ser. Sabe más de lo que querría tener porque siempre está atento a lo que el otro tiene.

“La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren”.

Algo contradictorio aparece en los envidiosos: la admiración por lo que alguien ha conseguido se enfrenta al dolor por no tenerlo. En esta marea de emociones, el envidioso termina aislándose de los demás, o posee serias dificultades para vincularse. El hecho de aparecer “carismático” o “simpático” en un primer impacto, puede estar significando que trata de conseguir la confianza del otro para después actuar en su contra. Las personas más cercanas, ya sean familiares, compañeros de trabajo o hermanos de congregación son los elegidos para confabular una intriga a tal grado de destruir relaciones personales, amores y amistades.

Advierte el Quijote: “Todos los vicios, Sancho, traen un no sé qué de deleite consigo; pero el de la envidia no tal, sino disgusto, rencores y rabias”

¿Quien de nosotros ha estado libre de este pecado?

La sociedad actual motoriza la envidia. No hay programa de televisión o revista de actualidad donde no se nos enrostre la felicidad de una pareja famosa, las vacaciones caribeñas de algun deportista o el nuevo piso de la estrella de turno.

Algunos politicos considera a la envidia como la virtud democrática por excelencia ya que la gente,por ella tiende a mantener la igualdad.

"Reparemos las envidias lanzadas contra el Corazón de Cristo que reinan hoy en el mundo, contrariando las dulzuras de la divina Caridad y el Amor".



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tylly
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Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1752

MensajePublicado: Dom Jun 08, 2008 12:02 am    Asunto:
Tema: pecados capitales
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Buen analisis
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Maria Begonia Dimarco
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Registrado: 14 Abr 2008
Mensajes: 18
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MensajePublicado: Lun Jun 09, 2008 6:50 pm    Asunto:
Tema: pecados capitales
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La envidia en la Biblia

(Reflexiones en torno a Notas teológicas P. Leonardo R. Moreno)

Por envidia mató Caín a su hermano Abel y Esaú aborreció a Jacob (cfr. Gen 27,41). Raquel sintió envidia de su hermana que podía engendrar hijos (cfr. Gn 30,1). Por envidia sus hermanos vendieron a José (cfr. Gen 37,11) y Saúl persiguió a David (cfr. 1 Sam 18, 7-11).
La tentación de los justos es envidiar la prosperidad de los malvados (cfr. Sal 73,3).Es dañina para la salud corporal como caries en los huesos (cfr. Prov 14,30). La podrida envidia es incompatible con la sabiduría (cfr. Sab 6,23).

Según los Evangelios, la envidia fue la causa de que las autoridades judías entregaran a Jesús a la muerte (cfr. Mc 15,10; Mt 27,18

La envidia sale del corazón del hombre y lo hace impuro (cfr. Mc7,21-22); y es causa de amargura para el corazón (cfr. Sant 3,14).

La envidia está presente en la comunidad cristiana (cfr. 1Cor 3,3), que debe despojarse de ella (cfr. 1Pe 2,1). Es contada entre los pecados que excluyen del Reino de Dios (cfr. Gal 5,21). El amor verdadero no es envidioso (cfr. 1Cor.13,3)

¿Buscamos la gloria vana provocando y teniendo envidia? (Gal 5,26).

¿Cómo es que se denuncia que "La envidia es el principal pecado de la Iglesia Católica?

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tessi
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Registrado: 25 Sep 2007
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MensajePublicado: Mar Jun 10, 2008 7:54 pm    Asunto:
Tema: pecados capitales
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Admito que soy muy envidiosa. Trato de dominarme continuamente para no obrar ni hablar por envidia, pero el sentimiento adentro está.
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Maria Begonia Dimarco
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Registrado: 14 Abr 2008
Mensajes: 18
Ubicación: Uruguay

MensajePublicado: Jue Jun 12, 2008 8:23 pm    Asunto:
Tema: pecados capitales
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Es evidente que la envidia es una pecado que crece en este mundo consumista y globalizado.
El problema pareceria ser que ya no se lo reconoce como tal, sino por el contrario se disfraza de virtud y se la reconoce y estimula, llamandola

admiracion
superación
autoestima
tenes derecho a....
podes ser feliz si....
estoy mas capacitado que fulano para.....
debes ser alguien para.....

Tambien podemos ver como inexorablemente las instituciones y los lugares de trabajo se van contaminando de esa envidia camuflada en busqueda de poder y autoridad y se llega a creer que si se despierta envidia es mejor, porque es la señal de que los otros te admiran y si te dejan de envidiar es porque ya no existis.

Peca el que envidia y ¿el que busca ser envidiado?

El Catecismo de la Iglesia Católica se expresa de esta manera frente a la envidia:

“La envidia es un pecado capital. Manifiesta la tristeza experimentada ante el bien del prójimo y el deseo desordenado de poseerlo, aunque sea en forma indebida. Cuando desea al prójimo un mal grave es un pecado mortal: San Agustín veía en la envidia el «pecado diabólico por excelencia» (ctech. 4,8. «De la envidia nacen el odio, la maledicencia, la calumnia, la alegría causada por el mal del prójimo y la tristeza causada por su prosperidad» (S. Gregorio Magno, mor. 31, 45).

“La envidia representa una de las formas de la tristeza y, por tanto, un rechazo de la caridad; el bautizado debe luchar contra ella mediante la benevolencia. La envidia procede con frecuencia del orgullo; el bautizado ha de esforzarse por vivir en la humildad: ¿Quieren ver a Dios glorificado por ustedes? Pues bien, alégrense del progreso de su hermano y con ello Dios será glorificado por ustedes. Dios será alabado -se dirá - porque su siervo ha sabido vencer la envidia poniendo su alegría en los méritos de otros (S. Juan Crisóstomo, hom. in Rom. 7, 3)”[

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Maria Begonia Dimarco
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Registrado: 14 Abr 2008
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MensajePublicado: Mar Jun 17, 2008 7:19 pm    Asunto:
Tema: pecados capitales
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La Soberbia

(Reflexiones a partir de un texto de Joaquín Rocha)


Otro de los pecados capitales con mayor carga autodestructiva en la actualidad es la Soberbia.

Ser soberbio hoy, no pasa sólo por una conducta de menosprecio hacia lo que el otro es, sino que también es una respuesta a lo que una sociedad consumista demanda.

La definición de soberbia dice: altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros. También como la satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás.

“La soberbia no es sólo el mayor pecado según las escrituras sagradas, sino la raíz misma del pecado. Por lo tanto de ella misma viene la mayor debilidad. O se trata del orgullo de lo que tú eres, sino del menosprecio de lo que es el otro, el no reconocer a los semejantes”. (Savater)

El soberbio tiende a ser seductor y manipulador, con el objetivo de ser siempre protagonista. Su propio ego lo lleva a ser egoísta, arrogante, vanidoso y cínico. Busca constantemente ser admirado. Carece de la empatía necesaria para crear vínculos sinceros con los otros, ya que cada relación estará impregnada de un interés deshonesto: buscar ser admirado. Sienten que jamás se equivocan, que son infalibles y prefectos. Está anestesiado para compartir el dolor y el sufrimiento de otras personas.

A veces sufren sentimientos paranoicos, se sienten perseguidos. Esto da paso a la confabulación y a conspiraciones para inculpar a otros de acciones que le son propias, o lo que es peor: promueve grupos de cómplices contra aquel que cuestiona sus ideas o criterios. La soberbia camina de la mano del narcisismo.

La prepotencia y la arrogancia unidas a una apariencia de gran seguridad e invulnerabilidad, han generado a lo largo de la historia sujetos que se han olvidado de quienes realmente son, apuntando siempre al logro material y cuando llegan al éxito, deben seguir creciendo para no caer en una depresión.

Se puede hablar de organizaciones con carácter de soberbia. Algunas congregaciones religiosas lo son. También de sociedades donde sus gobernantes desatienden las demandas del pueblo, o que sacrifican su medio natural en pos de logros económicos son soberbias.

A veces, las conductas soberbias, aparecen desdibujadas tras una aceptación social. Se presentan en un ser altanero, que trata a los demás en modo imperativo, con tono desvalorizante, creyéndose el dueño de la verdad. Un ser omnipotente, confiando demasiado en sí mismo, creyendo que nadie puede hacer las cosas como él las haría o que se puedan realizar más allá de sus propias posibilidades. Se vanagloria de las ventajas que tiene sobre otro, o se jacta de las obras realizadas. Por último, se mantiene adherido al propio juicio, no obstante el conocimiento de la verdad o mayor probabilidad de las observaciones de los que no piensan igual. Todo esto forma sólo una parte del grupo de conductas negativas que derivan de la soberbia.
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maria luz alvarez
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MensajePublicado: Mar Jun 17, 2008 11:48 pm    Asunto:
Tema: pecados capitales
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El analisis que presentas sobre los pecados denominados capitales resulta muy interesantes, en tanto que nos muestra una vision de estos pecados que parecian haber caido en desuso como tales.
Me parece que son vistos hoy en dia como defectos, problemas de la personalidad y se los minimiza, se los utiliza como calificativos de la persona, " es envidioso", "es soberbio" y se lo ve desde una dimension absolutamente individual, como es un problema individual y que mayormente solo perjudica al que lo ostenta.
Al disminuir su consideracion real de pecado se niega de alguna forma la dimension social que tiene el pecado y como hiere el cuerpo mistico de la Iglesia.
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tessi
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MensajePublicado: Mie Jun 18, 2008 4:30 pm    Asunto:
Tema: pecados capitales
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No me veo tan extremadamente soberbia, pero sí encuentro en mi muchas veces esa actitud de querer tener razón y, aunque exteriormente aparente aceptar la otra opinión, por dentro descubro que algo en mi dice "qué tontería lo que está diciendo!". También a veces, me he envanecido por saber algo que otro no sabe, en eso lucho mucho, pero a veces, siento esa "soberbiecita" de "viste cómo sé?"
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bichito
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Registrado: 18 Jun 2008
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MensajePublicado: Mie Jun 18, 2008 6:24 pm    Asunto:
Tema: pecados capitales
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Reconozco que tengo envidia sí de mi hermana tiene la vida que yo deseé para mí, tiene un novio que la quiere y la respeta, el respeto de los demás, mantiene su dignidad intacta y la quieren y la respetan. Yo por motivos que desconozco o al menos que no sé carezco en estos momentos de todas y cada una de esas cosas. Espero algún día enterarme de por qué y lo más importante hasta cuando... . besos.
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maria luz alvarez
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MensajePublicado: Mie Jun 18, 2008 7:50 pm    Asunto:
Tema: pecados capitales
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A mi estas reflexiones en torno a la soberbia y a la envidia como pecados me ha confundido un poco porque veo en ellos la raiz de problemas psicologicos o problemas derivados de la historia personal de cada uno, arraigados tal vez en hechos vividos en la primera infancia.

¿que relacion hay entre estos pecados y el trasfondo psicologicos de cada historia personal?
¿son verdaderos pecados cuando existen cuestiones psicologicas que pueden llevarnos a actuar o sentir de determinada forma?
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Maria Begonia Dimarco
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Registrado: 14 Abr 2008
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MensajePublicado: Sab Jun 21, 2008 3:36 pm    Asunto:
Tema: pecados capitales
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La soberbia en la Biblia

La soberbia arruina al hombre (Tb.4,13) es odiosa al Señor y a los hermanos (Eclo.10,7). Hace que el hombre se olvide de Dios (Eclo.10,12). Es la causa de las malas acciones (Eclo. 10,13) La verdad del hombre es que es polvo y ceniza (Eclo. 7,9) Los soberbios se burlan de las personas religiosas (Sal. 118, 51). “Dios resiste a los soberbios, pero a los humildes da la gracia” (Sant. 4,6).

La soberbia aparece en la lista de vicios de las primeras comunidades cristianas (Rom.1,30) (2Ti.3,2)

La soberbia en el Magisterio de la Iglesia

El pecado es una ofensa a Dios: ‘Contra ti, contra ti sólo he pecado, lo malo a tus ojos cometí’ (Sal 51, 6). El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de El nuestros corazones. Como el primer pecado, es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de hacerse ‘como dioses’, pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal (Gn 3, 5). El pecado es así ‘amor de sí hasta el desprecio de Dios’ (S. Agustín, civ, 1, 14, 28. Por esta exaltación orgullosa de sí, el pecado es diametralmente opuesto a la obediencia de Jesús que realiza la salvación (cf Flp 2, 6-9).

También la relación con el universo creado y las diversas actividades que el hombre dedica a su cuidado y transformación, diariamente amenazadas por la soberbia y el amor desordenado de sí mismo, deben ser purificadas y perfeccionadas por la cruz y la resurrección de Cristo. « El hombre, redimido por Cristo y hecho, en el Espíritu Santo, nueva criatura, puede y debe amar las cosas creadas por Dios. Pues de Dios las recibe y las mira y respeta como objetos salidos de sus manos. Dándole gracias por ellas al Bienhechor y usando y gozando de las criaturas en pobreza y con libertad de espíritu, entra de veras en posesión del mundo como quien nada tiene y es dueño de todo: Todo es vuestro; vosotros sois de Cristo, y Cristo es de Dios (1 Co 3,22-23)
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Daniel oscar
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Registrado: 10 Abr 2008
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MensajePublicado: Sab Jun 21, 2008 5:52 pm    Asunto:
Tema: pecados capitales
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Estimados Hermanos/as

Siempre he tenido inquietudes con este tema de los pecados capitales, por lo que aprovecho humildemente este espacio para compartir con ustedes un poco de la información que he podido reunir acerca de ellos.

Un poco de Historia...

Los vicios pueden ser catalogados según las virtudes a que se oponen, o también pueden ser comprendidos en los pecados capitales que la experiencia cristiana ha distinguido siguiendo a S. Juan Casiano y a S. Gregorio Magno (mor. 31,45). Son llamados capitales porque generan otros pecados, otros vicios. Entre ellos soberbia, avaricia, envidia, ira, lujuria, gula, pereza.

Los pecados capitales son enumerados por Santo Tomás (I-II:84:4) como siete: vanagloria (orgullo), avaricia, glotonería, lujuria, pereza, envidia, ira. San Buenaventura (Brevil., III,ix) enumera los mismos. El número siete fue dado por San Gregorio el Grande (Lib. mor. in Job. XXXI, xvii), y se mantuvo por la mayoría de los teólogos de la Edad Media. Escritores anteriores enumeraban 8 pecados capitales: San Cipriano (De mort., iv); Cassian (De instit. cænob., v, coll. 5, de octo principalibus vitiis); Columbanus ("Instr. de octo vitiis princip." in "Bibl. max. vet. patr.", XII, 23); Alcuin (De virtut. et vitiis, xxvii y sgtes.)


Porque se llaman capitales?:

El término "capital" no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros pecados. De acuerdo a Santo Tomás (II-II:153:4) “un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal”.

Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana caída está principalmente inclinada. Es por eso muy importante para todo el que desee avanzar en la santidad aprender a detectar estas tendencias en su propio corazón y examinarse sobre estos pecados.

La reiteración de pecados, incluso veniales, engendra vicios entre los cuales se distinguen los pecados capitales. ( estar atenti!! Idea )

Los puntos débiles de las personas se encuentran en los siete pecados capitales. Cada persona siente especial debilidad en alguno de ellos, que es el que más sencilla hará su caída. De ahí que si se quiere tener una moralidad íntegra, lo fundamental es descubrir personalmente cuál es ese punto débil, para protegerlo inmediatamente de forma ordenada.

En resúmen :

Existen 7 pecados capitales y una virtud contra cada uno de ellos:

1-Soberbia (ante el deseo de alto honor y gloria) --> Humildad (Reconocer que de nosotros mismos solo tenemos la nada y el pecado).

2-Avaricia (ante el deseo de acaparar riquezas) --> Generosidad (Dar con gusto de lo propio a los pobres y los que necesiten).

3- Lujuria (ante el apetito sexual) --> Castidad (logra el dominio de los apetitos sensuales)

4- Ira (ante un daño o dificultad) --> Paciencia (Soportar con paz y serenidad todas las adversidades).

5- Gula (ante la comida y bebida) --> Templanza (Moderación en el comer y en el beber).

6- Envidia (resiente las cualidades, bienes o logros de otro porque reducen nuestra auto-estima) --> Caridad (Desear y hacer siempre el bien al prójimo).

7- Pereza (del desgano por obrar en el trabajo o por responder a los bienes espirituales) --> Diligencia Prontitud de ánimo para obrar el bien).

Seguramente el tema es más complejo y los que saben de teólogia aportarán mucho más elementos para que podamos discernir el verdadero alcance de cada pecado capital , pero creo que está síntesis apretada, nos puede servir de introdución para un análisis más profundo de cada uno de ellos.

Por favor si encuentran errores en lo que expuse no se les ocurra corregirlos eh!! Laughing Laughing

Para terminar y fuera de broma:

En mi opinióm personal el más peligroso de todos es la soberbia, porque es el que mejor se oculta y se disfraza y el que puede ser fuente de todos los otros.

Bendiciones

Daniel
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Daniel oscar
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Registrado: 10 Abr 2008
Mensajes: 473

MensajePublicado: Sab Jun 21, 2008 6:33 pm    Asunto:
Tema: pecados capitales
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Esimados hermanos/as:

Ya que estamos con el tema de la soberbia, me gustaría dejarles este texto de Alfonso Aguiló, que en mi humilde opinión me parece excelente.( es un poco largo , pero vale la pena el esfuerzo de leerlo)

“Un escritor va paseando por la calle y se encuentra con un amigo. Se saludan y comienzan a charlar. Durante más de media hora el escritor le habla de sí mismo, sin parar ni un instante. De pronto se detiene un momento, hace una pausa, y dice: "Bueno, ya hemos hablado bastante de mí. Ahora hablemos de ti: ¿qué te ha parecido mi última novela?".

Es un ejemplo gracioso de actitud vanidosa, de una vanidad bastante simple. De hecho, la mayoría de los vicios son también bastante simples. Pero en cambio la soberbia suele manifestarse bajo formas más complejas que las de aquel fatuo escritor. La soberbia tiende a presentarse de forma más retorcida, se cuela por los resquicios más sorprendentes de la vida del hombre, bajo apariencias sumamente diversas. La soberbia sabe bien que si enseña la cara, su aspecto es repulsivo, y por eso una de sus estrategias más habituales es esconderse, ocultar su rostro, disfrazarse. Se mete de tapadillo dentro de otra actitud aparentemente positiva, que siempre queda contaminada.

Unas veces se disfraza de sabiduría, de lo que podríamos llamar una soberbia intelectual que se empina sobre una apariencia de rigor que no es otra cosa que orgullo altivo.

Otras veces se disfraza de coherencia, y hace a las personas cambiar sus principios en vez de atreverse a cambiar su conducta inmoral. Como no viven como piensan, lo resuelven pensando como viven. La soberbia les impide ver que la coherencia en el error nunca puede transformar lo malo en bueno.
También puede disfrazarse de un apasionado afán de hacer justicia, cuando en el fondo lo que les mueve es un sentimiento de despecho y revanchismo. Se les ha metido el odio dentro, y en vez de esforzarse en perdonar, pretenden calmar su ansiedad con venganza y resentimiento

Hay ocasiones en que la soberbia se disfraza de afán de defender la verdad, de una ortodoxia altiva y crispada, que avasalla a los demás; o de un afán de precisarlo todo, de juzgarlo todo, de querer tener opinión firme sobre todo. Todas esas actitudes suelen tener su origen en ese orgullo tonto y simple de quien se cree siempre poseedor exclusivo de la verdad. En vez de servir a la verdad, se sirven de ella -de una sombra de ella-, y acaban siendo marionetas de su propia vanidad, de su afán de llevar la contraria o de quedar por encima.

A veces se disfraza de un aparente espíritu de servicio, que parece a primera vista muy abnegado, y que incluso quizá lo es, pero que esconde un curioso victimismo resentido. Son esos que hacen las cosas, pero con aire de víctima ("soy el único que hace algo"), o lamentándose de lo que hacen los demás ("mira éstos en cambio...").

Puede disfrazarse también de generosidad, de esa generosidad ostentosa que ayuda humillando, mirando a los demás por encima del hombro, menospreciando.

O se disfraza de afán de enseñar o aconsejar, propio de personas llenas de suficiencia, que ponen a sí mismas como ejemplo, que hablan en tono paternalista, mirando por encima del hombro, con aire de superioridad.

O de aires de dignidad, cuando no es otra cosa que susceptibilidad, sentirse ofendido por tonterías, por sospechas irreales o por celos infundados.

¿Es que entonces la soberbia está detrás de todo? Por lo menos sabemos que lo intentará. Igual que no existe la salud total y perfecta, tampoco podemos acabar por completo con la soberbia. Pero podemos detectarla, y ganarle terreno.

¿Y cómo detectarla, si se esconde bajo tantas apariencias? La soberbia muchas veces nos engañará, y no veremos su cara, oculta de diversas maneras, pero los demás sí lo suelen ver. Si somos capaces de ser receptivos, de escuchar la crítica constructiva, nos será mucho más fácil desenmascararla.

El problema es que hace falta ser humilde para aceptar la crítica. La soberbia suele blindarse a sí misma en un círculo vicioso de egocentrismo satisfecho que no deja que nadie lo llame por su nombre. Cuando se hace fuerte así, la indefensión es tal que van creciendo las manifestaciones más simples y primarias de la soberbia: la susceptibilidad enfermiza, el continuo hablar de uno mismo, las actitudes prepotentes y engreídas, la vanidad y afectación en los gestos y el modo de hablar, el decaimiento profundo al percibir la propia debilidad, etc.

Hay que romper ese círculo vicioso. Ganar terreno a la soberbia es clave para tener una psicología sana, para mantener un trato cordial con las personas, para no sentirse ofendido por tonterías, para no herir a los demás..., para casi todo. Por eso hay que tener miedo a la soberbia, y luchar seriamente contra ella. Es una lucha que toma el impulso del reconocimiento del error. Un conocimiento siempre difícil, porque el error se enmascara de mil maneras, e incluso saca fuerzas de sus aparentes derrotas, pero un conocimiento posible, si hay empeño por nuestra parte y buscamos un poco de ayuda en los demás.



“Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos”

Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español

Bendiciones

Daniel
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Daniel oscar
Asiduo


Registrado: 10 Abr 2008
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MensajePublicado: Sab Jun 21, 2008 11:24 pm    Asunto:
Tema: pecados capitales
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Estimados:

Aporto otras consideraciones hechas por filósofos sobre la soberbia.

Espero no aburrirlos con tanto análisis Laughing

La Soberbia

La soberbia no es sólo el mayor pecado según las escrituras sagradas, sino la raíz misma del pecado. Por lo tanto de ella misma viene la mayor debilidad.

No se trata del orgullo de lo que tú eres, sino del menosprecio de lo que es el otro, el no reconocer a los semejantes.

Quizá lo más pecaminoso de la soberbia sea que imposibilita la armonía y la convivencia dentro de los ideales humanos. Nuestros destinos son enormemente semejantes: todos nacemos, todos somos conscientes de que vamos a morir, todos compartimos necesidades, frustraciones, ilusiones y alegrías. Que alguien se considere al margen de la humanidad, por encima de ella, que desprecie la humanidad de los demás, que niegue su vinculación solidaria con la humanidad de los otros, probablemente ése sea el pecado esencial. Porque negar la humanidad de los demás, es también negar la humanidad de cada uno de nosotros, es negar nuestra propia humanidad. No hace falta remontarse a la teología para convertir en pecaminosa la soberbia.

La soberbia, como todos los pecados, tiene distintas gradaciones.

Ocurre que hay momentos en los que se toma como soberbio a quien sobresale por sus virtudes. El vicio tiene que ver con la representación de la excelencia, pero no con la excelencia en sí misma. El excelente no tiene la culpa de serlo. La soberbia en estos casos es la excelencia arrojada a la cara del otro.

La soberbia nace cuando la criatura desafía a Dios no admitiendo su condición de criatura y tratando de imponer su deseo frente a la divinidad. Pero se supone que Dios marca los límites que deben tener las pulsiones. Entonces la criatura decide entre servir o no servir a ese Dios y lo enfrenta cuando decide no ser siervo.

También existe la soberbia racial. Hay pueblos que miran por encima del hombro a otras colectividades, sin haberse molestado nunca en intentar entenderlas. En comprender en qué difieren de ellos, en darse cuenta de que hay otras costumbres, otro tipo de juego social. Entonces se los considera inferiores y descartables. Se los califica de incivilizados y ese argumento fue a caballo de dominaciones y esclavitud. Se termina aplicando la barbarie a quienes se etiqueta como bárbaros.

La principal característica que tiene el soberbio es el temor al ridículo. No hay nada peor para aquél que va por la vida exhibiendo su poder, y sus méritos que pisar una cáscara de plátano e irse de narices al suelo. El ridículo es el elemento más terrible contra la soberbia. Por esa razón los tiranos y los poderosos carecen de sentido del humor, sobre todo aplicado a sí mismos.

La soberbia es el valor antidemocrático por excelencia. Los griegos condenaban al ostracismo a aquellos que se destacaban y empezaban a imponerse a los demás. Creían que así evitaban la desigualdad entre los ciudadanos. Pensaban: "Usted, aunque efectivamente sea el mejor, tiene que irse porque no podemos convivir con un tipo de superioridad que va a romper el equilibrio social".

La soberbia es la antonomasia de la desconsideración. Es decir: "Primero yo, luego yo y luego también yo." Tal vez, la soberbia sea una cosa sencilla: simplemente se trata de maltratar al otro. No importa tirarle el coche encima a un peatón que está cruzando con la luz amarilla, porque la prioridad para el soberbio es él mismo y sus necesidades. En ese grupo entran aquellos que deben dinero y difieren un pago sin importarles las carestías del que les prestó.


Pero, ¿cómo evitar caer en la soberbia? El remedio es muy simple, pero a veces duro de asumir: ser realista. También es cierto, que en el otro extremo el exceso de humildad te pone por debajo del realismo. En esa actitud no valoras ni siquiera lo que tienes, lo que se puede transformar en una gran dificultad desde el punto de vista social. En primer lugar tú sufres, salvo que te complazcas morbosamente en tu nada y en tu pequeñez. Hay un mecanismo que utilizaba San Agustín que es bastante útil. En sus Confesiones dice: "Cuando yo me considero a mí mismo no soy nada; cuando me comparo valgo bastante". Es una frase llena de realismo. Cuando analizas lo que quisieras ser, tus ideales, tus bienes, etcétera, estas por debajo de lo que creías y querías; pero claro, cuando miras a tu alrededor la cosa no está tan mal. Por lo tanto, el extremo desordenado de la humildad —la humillación— es tan malo como el de la soberbia.

En definitiva la soberbia es debilidad y la humildad es fuerza. Porque al humilde le apoya todo el mundo, mientras que el soberbio está completamente solo, desfondado por su nada. Puede ser inteligente, pero no sabio; puede ser astuto, diabólicamente astuto quizá, pero siempre dejará tras sus fechorías cabos sueltos por los que se le podrá identificar.



"El desconocimiento propio genera soberbia; pero el desconocimiento de Dios genera desesperación".

San Bernardo de Claraval

Bendiciones

Daniel
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Maria Begonia Dimarco
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MensajePublicado: Dom Jun 22, 2008 12:20 am    Asunto:
Tema: pecados capitales
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Querido Hermano Daniel, uy !que buen material para reflexionar sobre el tema de los llamados pecados capitales. Muy interesante tu aporte, me ha ayudado mucho a comprender.
Me interese en este tema porque como comente en otro foro me estoy preparando para tomar la primera comunion y todo el tema del pecado y por consiguiente el sacramento de la reconciliacion esta siendo central en mi vida.

Pareceria que se tiende a minimizar a los mencionados como pecados fundamentales y mas bien se los quiere hacer aparecer como defectos propios del ser humano y que en realidad poco podemos hacer porque son parte de nuestra condicion de hombres y mujeres de este mundo.
Incluso como ya lo mencione se pueden tornar "virtudes" de este mundo, necesarias para sobrevivir en las grandes urbes.
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Maria Begonia Dimarco
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Registrado: 14 Abr 2008
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MensajePublicado: Mie Jul 02, 2008 6:28 pm    Asunto:
Tema: pecados capitales
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Lujuria:
(Reflexiones en torno a un texto de Joaquín Rocha)
La lujuria, ¿es adicción al sexo?
No es desacertado que tradicionalmente se la haya entendido como un apetito desordenado de placeres eróticos. Si embargo, en la segunda acepción del diccionario de la Real Academia Española aparece como: exceso o demasía en algunas cosas. No en todas. Sólo en algunas. La pregunta es, ¿cuáles son esas cosas que caerían en exceso presa de la lujuria?
La sexualidad forma parte natural del ser humano, pero cuando se convierte en una prioridad que interfiere en la vida diaria, en el trabajo, afecta a las relaciones personales y sociales y, además, causa ansiedad, estrés y arrepentimiento, entonces se convierte en adicción.
Muchos autores consideran que es más un síntoma que una enfermedad. Estas conductas esconden insatisfacción personal, baja estima y poca tolerancia a la frustración.
“Es como la punta del iceberg, lo que se ve a primera vista, pero es el reflejo de múltiples trastornos mentales como la ansiedad, las dificultades para relacionarse, la inseguridad afectiva o los problemas de identidad sexual, entre otros”, afirma Manuel Manzano, médico y sexólogo del “Centro de urología, andrología y sexología” de Madrid.

El sexo ofrece, momentáneamente, un escape a las presiones cotidianas, al dolor y a la soledad. En la fantasía es un paliativo a la falta de afecto. Una compulsión para encontrar un alivio temporal.

Con el tiempo, los sexoadictos, se vuelven totalmente egocéntricos. El otro no existe sino sólo para darle placer. El otro pasa a ser un objeto, una cosa que satisface la más fuerte de las satisfacciones corporales, el placer sexual.
Una parte intercambiable dentro de un proceso impersonal y mecánico.

“Nosotros, los que tenemos problemas con la lujuria, conocemos a la perfección qué efectos tiene. La lujuria es un muro que nos separa y nos impide disfrutar de relaciones satisfactorias con Dios y con la gente que nos rodea. La lujuria nos empuja y encierra, cada vez con más fuerza, hacia nuestro interior provocando nuestro aislamiento, soledad y desesperación. Pero en la medida en la que superamos, el ciclo de la lujuria, al trabajar los pasos de la recuperación, nuestra vida experimenta un cambio notable. A medida que nos recuperamos, adquirimos un nuevo sentimiento de dignidad y nos sentimos felices por estar vivos” (Testimonio).

La lujuria se ha convertido en un reflejo de la sociedad en que vivimos. Una sociedad que explota lo genital como espectáculo e invita a un hedonismo persistente.

El no considerar al otro como mi prójimo que merece respeto ha invadido, en forma desmesurada, descontrolada, a la ciencia, la política y al poder. El endiosamiento del cuerpo ha llevado a concentrar todo el placer en uno mismo y a considerar los gyms en templos donde se les rinde culto.

El tener sobre el ser lleva implícita la práctica de la lujuria al desear todo lo que en mercadería se me ofrece. Hasta el amor en forma de citas telefónicas o chats de encuentros.

El uso del poder que no tiene en cuenta al otro. El poder narcisista que centra sus acciones en la desvalorización y en la no escucha de las demandas del entorno, manifiesta personalidades temerosas, que fantasean ser destruidas o perseguidas sin darse cuenta que lo único que los aniquila es su lujuria por el poder.
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maria luz alvarez
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MensajePublicado: Mie Jul 02, 2008 7:52 pm    Asunto:
Tema: pecados capitales
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Hermanos, como bien nos dice Daniel Oscar, los pecados son capitales en la medida que dan origen a muchos otros pecados.
La lujuria sin duda da origen muchos pecados y delitos que nos llenan de verguenza en el mundo de hoy.
Personalmente creo que la Lujuria es el que domina y reina ante el silencio de muchos.
El Padre de la Mentira, el Adversario ha desplegado su mejor estrategia a traves de la cultura del cuerpo y el sexo. Sus consecuencias: adicciones, aborto, esclavitud sexual, trafico de personas, pedofilia, pornografia...

Permitanme ponerlos en contacto con un informe de lo que ocurre en Argentina con el trafico de personas y la esclavitud sexual; lo mismo ocurre en otros paises de America Latina: Mujeres de estos paises son traidas a mi pais y de aqui otras son llevadas a distintas partes del mundo.

Pueden ver este caso: http://es.youtube.com/watch?v=Db4nLCCenio&feature=related
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Maria Begonia Dimarco
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MensajePublicado: Vie Jul 11, 2008 4:41 pm    Asunto:
Tema: pecados capitales
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Gula:
(Reflexiones en torno a un texto de Joaquín Rocha)

A diferencia del resto de los pecados capitales, la gula como la lujuria, están relacionadas con conductas que implican la continuidad de la raza humana.
La alimentación y la sexualidad, a través del hambre y el deseo sexual, constituyen instintos primarios del hombre para la no extensión.

La gula, por otra parte, está ligada al placer primero que es la satisfacción del hambre a partir del nacimiento. La no satisfacción produce una sensación, en los bebés, de displacer que al recibir alimento recobra el bienestar y el equilibrio corporal calmando la angustia y la ansiedad. Esta sensación queda “grabada”, en el aparato psíquico en formación del niño, a través de la memoria emotiva y biológica.


La gula no sólo debe ser identificada como el ansia o exceso de comer sino también como deseo exagerado de consumir, poseer o dominar.

Es aquí cuando las definiciones de gula y voracidad pierden sus límites y se hacen sinónimos.

Las personas voraces no sólo sienten la ansiedad por la comida, sino también de consumir con “voracidad” todo lo que se les pone por delante. Esta voracidad es, ni más ni menos, que una manifestación de ansiedades y/o angustias no resueltas. Se convierte en un esquema existencial, en una manera de pararse frente a la vida.

“Una persona voraz es aquella que no se quiere perder nada en la vida, que se llena de proyectos y no disfruta ninguno de ellos porque aún no termina uno y ya está pensando en el que sigue, es una persona que “se quiere colgar de todas la lianas”, tiene una actitud parecida a la de los chimpancés cuando recogen plátanos, que llenan el espacio hecho por sus brazos, los plátanos se les tiran por todos lados y su única angustia es seguir recogiendo más, aunque se sigan cayendo”. (Lic. Enrique Díaz López)

La sociedad no es ajena a la instalación de esta patología en gran parte de las personas. Los jóvenes suelen ser los seleccionados ya que son débiles ante el culto de la figura corporal y frente a las necesidades concebidas por una cultura del “quiero ya”. Ellos son estimulados hacia dos conductas con consecuencias mortales: la bulimia y la anorexia.

El enemigo es uno mismo pero hay todo una sociedad que alimenta la autodestrucción colectiva.
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