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Nuestra Señora de Guadalupe

 
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Autor Mensaje
midka
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Registrado: 29 Abr 2008
Mensajes: 748
Ubicación: México

MensajePublicado: Mie May 28, 2008 4:41 am    Asunto: Nuestra Señora de Guadalupe
Tema: Nuestra Señora de Guadalupe
Responder citando

La riquesa de las advocaciones marianas, es uno de los tesoros más grandes que tiene la iglesia católica, por lo que trataré de peregrinar a través del foro, por las diferentes formas en que María nos ha hecho llegar su amor.

Como antes de ser mexicano, soy guadalupano, empezare con la Santa Patrona de México: Nuestra Señora de Guadalupe.



FIESTA: 12 de diciembre
Historia
Un sábado de 1531 a principios de diciembre, un indio llamado Juan Diego, iba muy de madrugada del pueblo en que residía a la ciudad de México a clase de catecismo y a la Santa Misa. Al llegar junto al cerro llamado Tepeyac amanecía y escuchó que le llamaban de arriba del cerro diciendo: "Juanito, Juan Dieguito".

Él subió a la cumbre y vio a una Señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante como el sol, la cual con palabras muy amables y atentas le dijo: "Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los demás amadores míos que me invoquen y en Mí confíen. Ve donde el Señor Obispo y manifiéstale que deseo un templo en este llano. Anda y pon en ello todo tu esfuerzo. Ten seguro que te agradeceré bien y te lo pagaré. Vas a merecer que yo te recompense el trabajo y fatiga con que procuras hacer lo que te encomiendo".

Él se arrodilló y le dijo: "Señora mía, voy corriendo a cumplir lo que me has mandado. Yo soy tu humilde siervo". Y se fue de prisa a la ciudad y camino al Palacio del Obispo, que era Fray Juan de Zumárraga, religioso franciscano.

Cuando el Obispo oyó lo que le decía el indiecito Juan Diego, no le creyó. Solamente le dijo: "Otro día vendrás y te oiré despacio".

Juan Diego se volvió muy triste porque no había logrado que se realizara su mensaje. Se fue derecho a la cumbre del cerro y encontró allí a la Señora del Cielo que le estaba aguardando. Al verla se arrodilló delante de Ella y le dijo: "Señora, la más pequeña de mis hijas, niña mía, expuse tu mensaje al Obispo, pero no me creyó. Comprendí, por la respuesta que me dio, que pensó, quizás que es una invención mía que tú quieres que te hagan aquí un templo. Por lo cual te ruego que le encargues a alguno de los principales que le lleve tu mensaje para que le crean, porque yo soy un pobre hombrecillo, el último de todos. Perdóname que te cause esta gran pesadumbre, Señora y Dueña Mía".

Ella le respondió: "Oye, hijo mío, el más pequeñito, es preciso que tú mismo solicites y ayudes a que se cumpla mi voluntad. Mucho te ruego, hijo mío, y aún te mando, que otra vez vayas mañana a ver al Obispo. Dile que yo, en persona, la siempre Virgen María, Madre de Dios, te envía, para hacerle saber mi voluntad: que deben hacer aquí el templo que les pido".

Pero al día siguiente el obispo tampoco le creyó a Juan Diego y le dijo que era necesaria alguna señal maravillosa para creer que era cierto que lo enviaba la misma Señora del Cielo. Y lo despidió.

El lunes, Juan Diego no volvió al sitio donde se le aparecía nuestra Señora porque su tío Bernardino se puso muy grave y le rogó que fuera a la capital y le llevara un sacerdote para confesarse. Él dio la vuelta por otro lado del Tepeyac para que no lo detuviera la Señora del Cielo, y así poder llegar más pronto a la capital. Mas Ella le salió al encuentro en el camino por donde iba y le dijo: "Ten entendido hijo mío, el más pequeño, que no es tan importante lo que te asusta y aflige. No se entristezca tu corazón ni te llenes de angustia. ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿Acaso no soy tu ayuda y protección? No te aflijas por la enfermedad de tu tío, que en este momento ha quedado sano. Sube ahora a la cumbre del cerro y hallarás distintas flores. Córtalas y tráelas".
Juan Diego subió a la cumbre del cerro y se asombró muchísimo al ver tantas y exquisitas rosas de Castilla, siendo aquel un tiempo de mucho hielo en el que no aparece rosa alguna por allí, y menos en esos pedregales. Llenó su poncho o larga ruana blanca con todas aquellas bellísimas rosas y se presentó a la Señora del Cielo.

Ella le dijo: "Hijo mío, esta es la prueba que llevarás de parte mía al Obispo. Te considero mi embajador, muy digno de confianza. Ahora te ordeno que sólo delante del Obispo despliegues tu manta y descubras lo que llevas. Contarás todo lo que viste y admiraste para que logres que el prelado construya el templo que he pedido".

Juan Diego se puso en camino, ya contento y seguro de salir bien. Al llegar a la presencia del Obispo le dijo: "Señor, hice lo que me mandaste hacer: Pedí a la Señora del Cielo una señal. Ella aceptó. Me despachó a la cumbre del cerro, y me mandó cortar allá unas rosas y me dijo que te las trajera. Así lo hago, para que en ellas veas la señal que pides, y cumplas su voluntad. Helas aquí."

Desenvolvió luego su blanca manta, y así que se esparcieron por el suelo todas las diferentes rosas de Castilla, se dibujó en ella y apareció de repente la preciosa imagen de la Virgen María, Madre de Dios, tal cual se venera hoy en el templo de Guadalupe en Tepeyac. Luego que la vieron, el Obispo y todos los que allí estaban, se arrodillaron llenos de admiración. El prelado desató del cuello de Juan Diego la manta en que se dibujó y apareció la Señora del Cielo y la llevó con gran devoción al altar de su capilla. Con lágrimas de tristeza oró y pidió perdón por no haber aceptado antes el mandato de la Virgen.

La ciudad entera se conmovió, y venían a ver y admirar la devota imagen y a hacerle oración; y le pusieron por nombre la Virgen de Guadalupe, según el deseo de Nuestra Señora. Juan Diego pidió permiso para ir a ver a su tío Bernardino, que estaba muy grave. El Obispo le envió un grupo de personas para acompañarlo. Al llegar vieron a su tío estaba muy contento y que nada le dolía. Y vinieron a saber que había quedado instantáneamente curado en el momento en que la Santísima Virgen dijo a Juan Diego: "No te aflijas por la enfermedad de tu tío, que en este momento ha quedado sano".

El Obispo trasladó a la Iglesia Mayor la santa imagen de la amada Señora del Cielo. La ciudad entera desfilaba para admirar y venerar la Sagrada Imagen, maravillados todos de que hubiera aparecido por milagro divino; porque ninguna persona de este mundo pintó su preciosa imagen.
Al identificarse, María usó la palabra "coatlallope"; un sustantivo compuesto formado por "coatl" o sea, serpiente, la preposición "a" y "llope", aplastar; es decir, se definió como "la que aplasta la serpiente". Otros reconstruyen el nombre como "Tlecueautlapcupeuh" que significa: "La que procede de la región de la luz como el Aguila de Fuego". De todas formas el vocablo náhualtl sonó a los oídos de los frailes españoles como el extremeño "Guadalupe", relacionando el prodigio del Tepeyac con la muy querida advocación que los conquistadores conocían y veneraban en la Basílica construida por Alfonso XI en 1340.

El rostro impreso en el ayate es el de una joven mestiza; una anticipación étnica, pues en aquel momento todavía no había mestizos de esa edad en México. María asume así el dolor de miles de niños, los primeros de una nueva raza, rechazados entonces tanto por los indios como por los conquistadores.

El cuadro que se conserva en la moderna Basílica del Tepeyac mide aproximadamente 66x41 pulgadas y la imagen de la Virgen ocupa unas 56 pulgadas del mismo. La Virgen está de pié y su rostro se inclina delicadamente recordando un poco las tradicionales "Inmaculadas". Esta oportuna inclinación evita que el empate que une las dos piezas del tejido caiga dentro de la faz de la Virgen.

El manto azul salpicado de estrellas es la "Tilma de Turquesa" con que se revestían los grandes señores, e indica la nobleza y la importancia del portador.

Los rayos del sol circundan totalmente a la guadalupana como para indicar que ella es su aurora. Está joven doncella mexicana esta embarazada de pocos meses, así lo indican el lazo negro que ajusta su cintura, el ligero abultamiento debajo de éste y la intensidad de los resplandores solares que aumenta a la altura del vientre. Su pie está a poyado sobre una luna negra, (símbolo del mal para los mexicas) y el ángel que la sostiene con gesto severo, lleva abiertas sus alas de águila. La Virgen de Guadalupe se presentó ante sus hijos como la Madre del Creador y Conservador de todo el universo; que viene a su pueblo porque quiere acogerlos a todos, indios y españoles, con un mismo amor de Madre.

Con la prodigiosa impresión en el ayate comenzaba un nuevo mundo, la aurora del sexto sol que esperaban los mexicanos.
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Miguel Angel Montaño
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midka
Constante


Registrado: 29 Abr 2008
Mensajes: 748
Ubicación: México

MensajePublicado: Dom Jun 01, 2008 1:50 am    Asunto:
Tema: Nuestra Señora de Guadalupe
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Si quieren tener más información sobre Nuestra Señora de Guadalupe, les adjunto una liga:

http://www.sancta.org/morenita.html

Bendiciones a todos.
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Miguel Angel Montaño
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perseyda
Esporádico


Registrado: 12 Jun 2007
Mensajes: 28
Ubicación: cozumel

MensajePublicado: Vie Jul 11, 2008 6:26 am    Asunto:
Tema: Nuestra Señora de Guadalupe
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la Verdad yo soy garn devota de nuestra querida morenita , la santisima virgen a bendecido a nuestro pueblo con su aparicion en nuestro pueblo mexicano. Very Happy Very Happy Very Happy Very Happy Very Happy Very Happy
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"El que conoze a dios conoce el verdadero amor,Todo lo puedo en cristo que me fortalece.
Maria mi rosa hermosa eres tu mi gran amor madrecita mia."
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midka
Constante


Registrado: 29 Abr 2008
Mensajes: 748
Ubicación: México

MensajePublicado: Dom Jul 13, 2008 4:34 am    Asunto:
Tema: Nuestra Señora de Guadalupe
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Que bien Perseyda, y espero que hayas tenido oportunidad de visitar su basilica a los pies del cerro del Tepeyac, lugar donde ocurrieron sus apariciones. Es una experiencia hermosa visitar la casa de Nuestra Señora de Guadalupe.

Saludos.
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Miguel Angel Montaño
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