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La Medicina cura cuerpos y almas.

 
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Autor Mensaje
Tomás Bertrán Mercader
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 1503
Ubicación: España

MensajePublicado: Jue Sep 11, 2008 5:51 am    Asunto: La Medicina cura cuerpos y almas.
Tema: La Medicina cura cuerpos y almas.
Responder citando

De Aciprensa:
Cita:


Cardenal Lozano alienta a médicos católicos a responder a urgentes cuestiones morales


VARSOVIA, 10 Sep. 08 / 11:22 pm (ACI).- El Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, Cardenal Javier Lozano Barragán, señaló que "la misión del médico hoy inevitablemente exige dar respuesta a las urgentes cuestiones morales éticas y morales" de la actualidad, especialmente en el campo de la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural.

Así lo indicó el Purpurado en la homilía de la Misa inaugural del 11º Congreso de las Federación Europea de Asociaciones de Médicos Católicos (FEAMC) titulado "La ley natural y la ley estatutaria en la medicina europea de hoy".

En la Catedral de Oliwa-Danzica, el Cardenal Lozano alentó a que "pidamos al Espíritu Santo que nos ilumine no solo para encontrar las respuestas adecuadas, sino también para ser como Cristo en el campo de la medicina para toda la sociedad".

De otro lado, el Presidente de la FEAMC, Prof. Josef Marek, comentó en la presentación de este evento que los médicos católicos deben promover la cultura y el inestimable don de la vida, el respeto a los ancianos, las curas paliativas y espirituales, el respeto a los niños,"para educarlos y defenderlos de la criminalidad de la droga, el respeto a los incapacitados, ayudarles y hacerlos cada vez más respetados".

El Congreso reúne a unos 300 médicos europeos que tratarán cinco temas: "La ley natural y la ley estatutaria en la medicina", "Problemas bioéticos en la medicina prenatal", "Defensa de la vida: aspectos éticos y legales", "Enfermedades de la civilización como desafío para el estado, el médicos y el paciente" y "Santidad de la vida humana: el médico como servidor de la vida".

Más información (en inglés): http://www.feamc2008.org/index.php?lang=en


Y esta noticia me lleva a recordar lo que Paulo VI exhortaba a los médicos y al personal sanitario en su profética Encíclica Humanae Vitae.


Cita:
A los médicos y al personal sanitario

27. Estimamos altamente a los médicos y a los miembros del personal de sanidad, quienes en el
ejercicio de su profesión sienten entrañablemente las superiores exigencias de su vocación
cristiana, por encima de todo interés humano. Perseveren, pues, en promover constantemente
las soluciones inspiradas en la fe y en la recta razón, y se esfuercen en fomentar la convicción y
el respeto de las mismas en su ambiente. Consideren también como propio deber profesional el
procurarse toda la ciencia necesaria en este aspecto delicado, con el fin de poder dar a los
esposos que los consultan sabios consejos y directrices sanas que de ellos esperan con todo
derecho.

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Tomás Bertrán Mercader
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MensajePublicado: Jue Sep 11, 2008 10:36 am    Asunto:
Tema: La Medicina cura cuerpos y almas.
Responder citando

http://www.encuentra.com/documento.php?f_doc=3293&f_tipo_doc=9

Un Médico que cura con amor
San Giusseppe Moscati Doctor de cuerpos y almas, un profesional que nos enseña a ser santos en el trabajo cotidiano.



Giuseppe Moscati (1880-1927)

Tenía escasos cuarenta y siete años cuando murió. Hoy viven aún unas cuantas personas que conocieron y recuerdan con gran afecto a Don José, al Dottore Giussepe, como le llamaban en Nápoles, Italia. Incluso se sabe bien en qué hospitales daba consulta. Algunos conservan como recuerdo invaluable algunos de sus instrumentos de trabajo: una bata, ya amarillenta, su escritorio; y otros objetos, que fueron parte de su vida: un estetoscopio, un termómetro, el viejo maletín negro, un martillo para medir los reflejos y otras cosas necesarias para revisiones médi­cas de rutina.

Giusseppe Moscati había nacido el 25 de Julio de 1880 en Bene­vento. Su padre era presidente del Tribunal de Justicia. A pesar de la influencia de los masones en muchos ambientes, sobre todo entre los hom­bres que tenían cargos públicos, nunca negó su fe católica. Cuando Gius­seppe tenía ocho años la familia se trasladó a Nápoles, cuando su pa­dre fue promovido a un cargo superior.

Con excelentes calificaciones, Giusseppe concluye sus estudios de se­gunda enseñanza, especialmente en Biología, Física y Química y se deci­de sin dudarlo por la carrera de Medicina. Aunque es marcada su inclina­ción por el estudio, lo que más le mueve es la miseria de los más pobres. Quiere mitigar los dolores, del cuerpo y del alma, de incontables herma­nos que sufren, pero de manera especial de esos otros enfermos a los que parece que casi nadie quiere porque sólo hay que esperar que se despidan de este mundo: los desahuciados.

Era un profesional ... en serio

En 1903 obtiene el Doctorado en Medicina y enseguida empieza a trabajar en el hospital para incurables más grande de la ciudad. Muy pronto, pacientes y médicos colegas, advierten que Mos­cati no es un médico más: antepone día y noche el servicio a los en­fermos a cual­quier asunto de su vida privada.

Don Giusseppe no es curandero. Ni médico matasanos o medicucho que improvisa recetas en serie para salir del paso. Hay que prescribir a cada enfermo todo y sólo lo que realmente necesita. Por las noches hay que estudiar los casos a conciencia y estar al día en su profesión; su dedicación le vale en los siguientes años una prestigiosa carrera públicamente reconocida. Le nom­bran Direc­tor de la Sección de Tuberculosis de todos los hospitales de la región, además de que ya es catedrático de Anatomía Patoló­gica, Fisiolo­gía Humana y de Química Fisiológica. Es un profesional comprometido, en cuer­po y alma, con su vocación. Por si fuera poco, fueron notables sus descubri­mientos en el campo de la bioquímica y sus investigaciones sobre los efec­tos del glucógeno. Alrededor de treinta de sus trabajos científicos fueron publicados en Italia y en el extranjero.

El éxito egoísta sirve de poco

Si se hubiera dedicado a la sola enseñanza, fácilmente se hubiera procu­rado una vida famosa, bien remunerada, en menos tiempo y más cómoda. Pero Moscati no busca ni la gloria del mundo ni las riquezas. Si estudia más y crece su presti­gio, es para poner su ciencia al servicio de los demás. Busca al hombre que sufre y a Cristo en ellos. Si lo felicitan por una operación difícil con la que salva la vida de un paciente, le quita importancia al elogio: —El Señor dirige todo, también la mano del médico, a El sólo hay que dar las gracias.

Es hombre que va bien vestido, sobriamente, pero pulcro, con su bigote bien cuidado. Muy conocido en Nápoles, es frecuente verle andar por aquellas calles estrechas y bulliciosas de los barrios más po­bres, donde la ropa recién lavada se tiende entre las fachadas. Por allí anda el médico, esquivando perros, mendigos y los juegos de niños grito­nes. A través de una ventana, se oye, una voz tipluda. Es una señora regordeta, lo más parecido, por fuera, a una soprano: —Dottore..!!: ¿vendrá al regreso a ver a mi hijo mayor que sigue en­fermo...? Don Giusseppe asiente con sincera sonrisa. De noche, con los ojos cargados de sueño después de haber visto decenas de pacientes, llega cariñoso hasta la cabecera de ese último. Asiste a cada una de las visitas con buena cara, sin sentirse víctima..., y siempre con un calor humano y delicadeza inconfundi­bles. Es un médico que cura con amor.

Cada enfermo es una persona humana

Hay que atender siempre las llamadas de emergencia, también cuando las hacen los pobres, a los que casi no les cobra nada; muy frecuentemente él mismo les da dinero para procurarse las medicinas. Cuando es oportuno ofrece su ayuda para que les atienda un sacerdote en los últimos momentos. Es un hombre muy humano y feliz, porque en cada enfermo ve mucho más que un clien­te: cualquier persona, el más desgraciado o hundido en los vicios, —¡qué importa quién!— necesita no únicamente de sus cuidados médicos, sino también de sus consuelos. Para el Doctor Moscati cada per­sona enferma es el mismo Cristo que se le acerca para pedir ayuda. Dos mil años después, en medio del trabajo profesional, se aplica a la letra, una de las condiciones para alcanzar la felicidad eterna del Cie­lo: Estuve enfermo y me visitásteis (Mt. 25, 26).



Giusseppe Moscati no es un beato que, por no trabajar, se pase el día en la iglesia. Pero es indudable que saca toda su fuerza de la oración y de la Misa, a la que asiste a diario cuando apenas amanece. Si no, ¿cómo seguir adelante y tener una sonrisa amable para todos? Además, practica con naturalidad el ayuno y lleva sereno, sin exagerar, las fatigas de su trabajo, a veces sin un mí­nimo de descanso. Considera su agotamiento por los demás como parte de sus mismo trabajo, de una profesión que ama apasionadamente y ejerce con hondo sentido humano. En una carta escribe: ¿Por qué rechazar el sufrimiento? El Se­ñor sufrió sin medida por mí. Me duele el pensamiento de que tantos hombres desprecian el amor divino. Con gusto ofrezco algo para conducirlos a los pies de su Salvador .

Una conversación con Caruso

En 1906 acontece la gran erupción del Vesubio, volcán vecino a Nápo­les. Comienza una lluvia de ceniza y Moscati, de inmediato, avisado del peligro para el hospital, da la orden de evacuación y todos los en­fermos son llevados a lugares provisionales de protección. Cuando apenas han sacado al último, el techo del hospital se derrumba bajo el peso de la ceniza y de la lava y la mayor parte del edificio queda inservible. Mien­tras, los otros médicos, espantados, ya habían huído.

Se cuenta que, años después, en 1921, Enrico Caruso, uno de los más geniales cantantes de ópera y mundialmente conocido, volvió a Italia gravemente enfermo. De los muchos médicos consultados para su diagnóstico, sólo el Doctor Moscati encontró la verdadera causa. Pero ya nada se pudo hacer, porque eran mínimas las esperanzas de curación. Al ir a atenderle en un hotel de lujo en Sorrento, al final, el mé­dico le dice: —Usted ha consultado ya tantos médicos, ¿por qué no consulta al mejor de todos que es Cristo, nuestro Señor y hace una confesión general? A los pocos días de haberse confesado, Caruso muere en el viaje que intentaba hacer a Roma.

Morirse en la raya...

El 5 de abril de 1927, entre tantos pacientes, el Doctor Moscati exa­mina a un sacerdote enfermo, el Padre Casimiro.

Al terminar, el médico le pregunta: —¿Desde cuándo no celebra Usted la Santa Misa?

El sacerdote contesta: —Desde hace dos meses .

—Pues... pronto se curará y por eso le quiero pedir que por favor ofrezca esa primera Misa por mí, le dijo el médico.

Una semana después comienza Moscati su jornada idéntica, como todos los días. La mañana es de trabajo agitado en la Clínica. Llega a casa y toda­vía hay que atender a muchos pacientes que le esperan. A las tres de la tarde se retira a su privado y dice a la enfermera que no se siente bien. Cuando poco después entra ella, le encuentra sen­tado con los brazos cruzados: no hacía ni cinco minutos que acababa de morir. No habrá sido demasiada sorpresa para él encontrarse de repente con Dios, ha­bituado como estaba a conversar con El en medio de sus ocupaciones habitua­les.

Al día siguiente el Padre Casimiro bajó por primera vez a la capilla del hospital para ofrecer la primera Santa Misa después de su recuperación. Allí le dijeron que Moscati había muerto.

El mundo necesita médicos con rostro humano



La vida de Moscati ayuda a entender mejor que nuestro mundo necesita urgentemente médicos y enfermeras de otro tipo. Que traten a sus pacientes como un padre o una madre lo hace con sus hijos enfermos. No basta que sean hombres sabios y expertos, o premios Nobel y nos hagan trasplantes de todo. Ni que tapicen sus consultorios de diplomas y títulos para impresionarnos. Y aunque nos apliquen su ciencia con instrumentos preciosos —de tipo digital, computarizado, con láser y nos metan otros novedosos rayos en nuestros enfermitos cuerpos— tienen que ser, antes que todo, hombres que curan a otros hombres. La medicina se está desarrollando progresivamente y los descubrimientos de los genios asombran al mundo. Pero esta estupenda profesión, que es sólo para atender a humanos, se está deshumanizando. Cuántos enfermos en el mundo entero reciben el trato frío, a veces duro y desencarnado, sin corazón, de doctores que les dicen que sí los quieren curar, pero parece que más bien les quieren.... cobrar —y ¡¡pronto, que entre el siguiente!!— para que se cumplan los turnos y citas. Quizá los que más urgentemente necesitan trasplantes de corazón son algunos médicos y sus enfermeras.

Una vez el Doctor Moscati escribía a un joven doctor, alumno suyo recomendándole cómo debe atender a sus pacientes: no sólo se debe ocu­par del cuerpo, sino de las almas con el consejo, y entrando en el espí­ritu, antes que con las frías prescripciones que hay que llevar al farma­céutico.

La vida de este gran médico nos dice que hay que curar al enfermo sin brusquedades. Que no sea sólo revisar al paciente que sigue en la cola y hacerle rápido cien preguntas. Que la atención médica no se reduzca sólo a recetar pastillas, gotas, pomadas, inyecciones, transfusiones, o decir con solemnidad y voz seria, que se requieren urgentes análisis, carísimos estudios y chequeos de todo, que apenas pueden pagarse. O sentenciar que la semana que entra hay que ir al quirófano, cuando no es tan necesario, pero así el señor médico, y sus amigos especialistas, sacan un dinerote de más.

Todos los enfermos del mundo necesitan un trato sencillamente como lo que son: personas humanas. No dejan de ser humanos por estar desvalidos. Y, como muchos son pobres, no se les ha de cobrar más de lo justo. Y si se les ha de revisar o auscultar, se hará con el máximo y delicadísimo respeto, más si son mujeres. Un enfermo que desea curarse, no busca un veterinario, ni se siente coche descompuesto que entra a un taller mecánico. Desea que le escuchen, le comprendan, le sonrían, animándole a curarse. Si fuera preciso, agradecerá mucho que el médico también le dé cierta ayuda espiritual para encontrar sentido a lo que le pasa y optimismo para llevar sus penas con paz. Los médicos curan con sus conocimientos, pero alivian más pronto a sus pacientes con el interés y afecto que ponen en sus dolencias.

De este desconocido y gran médico se ha hecho este emotivo y grandísimo elogio, que vale sobre todo por quien lo hizo: Por naturaleza y vocación, Moscati fue ante todo y sobre todo el mé­dico que cura: responder a las necesidades de los hombres y a sus sufri­mientos fue para él una necesidad imperiosa e imprescindible. El dolor del que esta enfermo llegaba a él como el grito de un hermano a quien otro hermano, el médico, debía acudir con al ardor del amor. El móvil de su actividad como médico no fue, pues, solamente el deber profesional, sino la conciencia de haber sido puesto por Dios en el mundo para obrar según sus planes y para llevar, con amor, el alivio que la ciencia médica ofrece, mitigando el dolor y haciendo recobrar la salud. Por lo tanto, se anticipó y fue protagonista de esa humanización de la medicina, que hoy se siente como condición necesaria para una reno­vada atención y asistencia al que sufre.[1]

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[1]
Juan Pablo II, Homilía en la Ceremonia de Canonización del Doctor José Moscati, 16 de octubre de 1987
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Tiapapita
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MensajePublicado: Dom Sep 14, 2008 5:45 pm    Asunto:
Tema: La Medicina cura cuerpos y almas.
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Gracias....
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R Real
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MensajePublicado: Mie Sep 24, 2008 1:14 pm    Asunto:
Tema: La Medicina cura cuerpos y almas.
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Don Tomás;

Se podrá dar al médico una cita con Dios de vez en cuando?


Bendiciones.

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Tomás Bertrán Mercader
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MensajePublicado: Mie Sep 24, 2008 10:12 pm    Asunto:
Tema: La Medicina cura cuerpos y almas.
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R.Real, Dios es un Dios de vivos. Si el médico no tiene en cuenta a Dios en su profesión deja de ser un médico de vivos para convertirse en un "médico" de muertos. Y entonces la cultura de la muerte se adueña de la Medicina.
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Tiapapita
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MensajePublicado: Mar Sep 30, 2008 2:42 am    Asunto:
Tema: La Medicina cura cuerpos y almas.
Responder citando

R Real escribió:
Don Tomás;

Se podrá dar al médico una cita con Dios de vez en cuando?


Bendiciones.



Shocked Shocked Shocked Shocked Shocked Shocked

¡PARA MI: DIOS ANTES, QUE MI PROFESIÓN! asegúrate siempre que tu médico sepa rezar el PADRE NUESTRO...decían nuestras abuelitas, para ellas era una premisa importante, antes de ir al médico.
No cabe la medicina, no hay, sin DIOS...
Que el ser humano cambie los conceptos por sus escasos valores, conocimientos, o sea por su ignorancia, su ambición y su materialismo es muy distinto.

Yo estoy segura que Dios entra antes que yo a mi clínica, estoy segura que Él me bendice cada día en mis pacientes, que Él me da la sabiduría para poder auxiliarlos.

¿Sabes R Real? no todas las veces es enfermedad física, hay muuuuuucha enfermedad espiritual, y te transformas en "médico de cuerpos y almas" pero esa es una gran responsabilidad, tienes que estar de la mano con la Iglesia, con tu Consejero Espiritual para dilucidar cada situación y por ende dar la mejor solución.

A veces te vas sin recibir ningún centavito de más en tu bolsa, pero cargado de satisfacciones por ver cambiar la carita de tus pacientes, muchas veces sólo van a que les escuches y con eso es suficiente.

Hoy es el día de los Santos Arcángeles y nuestro Patrono es San Rafael, patrón de los Médicos y los Hospitales pidamos su auxilio para que todos los médicos seamos mejores cada día.

besitos R Real.

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MensajePublicado: Jue Oct 02, 2008 3:33 am    Asunto:
Tema: La Medicina cura cuerpos y almas.
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Gracias tiapapita;

Imagino que los médicos hacen espera como
los pacientes, para hablar con Dios unos minutos
(como nosotros los pacientes de a pie)
y esperan horas para verle pero no desisten
y consideran su cita un tesoro y desean tanto el alivio de sus
enfermedades.

Gracias por tu saludo.

Dios te bendiga.

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Tomás Bertrán Mercader
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MensajePublicado: Jue Oct 02, 2008 10:36 am    Asunto:
Tema: La Medicina cura cuerpos y almas.
Responder citando

Desde el 8 de septiembre pasado ya estoy jubilado. Ya no ejerzo la Medicina, pero de lo que jamás me puedo jubilar es de, como bautizado, expandir el Evangelio y la Doctrina de la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, prolongación de Cristo en la Historia.
Por todo ello, y continuando con el tema, adjunto notición dado en Aciprensa:

Médicos católicos europeos alientan defensa de la vida desde concepción hasta muerte natural


VARSOVIA, 28 Sep. 08 / 11:24 pm (ACI).- La Federación Europea de Asociaciones Médicas Católicas, al finalizar su 11º Congreso, emitió un comunicado en el que expresó su firme compromiso por la defensa de la vida ante las amenazas actuales del aborto, la eutanasia, la manipulación genética, la creación de embriones híbridos; entre otras amenazas actuales.

Al iniciar sus conclusiones en el comunicado emitido al finalizar este evento, los galenos señalan que las "normas éticas y principios preceden a las leyes promulgadas y debería influir en su contenido de conformidad con la ley natural y la enseñanza de la Iglesia".

Seguidamente indican "que la toma de decisión sobre el tratamiento médico de los pacientes que depositan en nosotros su gran confianza, debe guiarse sobre todo por nuestra conciencia. La moral evaluación de la práctica médica no debe basarse en opiniones superficiales o tendencias en boga, sino que debe basarse en la sensibilidad de una conciencia formada de acuerdo al objetivo de las normas éticas comunes a todas las personas y que constantemente es defendido por la Iglesia".

"Con el fin de garantizar la libertad del ejercicio de la profesión, debemos de defender el derecho a la objeción de conciencia", precisan.

Tras resaltar la calidad moral intachable que debe tener un médico, los galenos indican que "la fuente y la base de todas las normas éticas es la inalienable dignidad de la persona humana en todo el transcurso de su vida: desde la concepción hasta la muerte natural".

Al referirse luego a la eutanasia, los médicos explicaron que rechazándola, "apoyamos el desarrollo de la medicina paliativa" y no admitiendo el aborto "buscamos asegurar el correcto cuidado de todo tipo de atención para la familia y el niño enfermo, tanto antes como después del nacimiento".

Seguidamente indicaron que eligen "el tratamiento de las causas subyacentes de la infertilidad y no por las sucesivas técnicas de reproducción artificial" y apoyan "el desarrollo de la investigación dentro de la utilización de células madre tomadas de los adultos y de la sangre del cordón umbilical, rechazando la utilización de embriones humanos para este propósito".

Tras expresar su compromiso para realizar labor de ayuda a los más necesitados, los médicos europeos precisaron que "la medicina debe ser practicada en condiciones dignas, que se deben tanto a los pacientes como a los médicos, y estamos constantemente afirmando que en nuestras actividades el bien de los pacientes tienen prioridad sobre otras obligaciones"
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Registrado: 27 Mar 2007
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Ubicación: Tierra Azteca

MensajePublicado: Jue Oct 02, 2008 9:32 pm    Asunto:
Tema: La Medicina cura cuerpos y almas.
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Don Tomás:

8 de septiembre
¡Nacimiento de Nustra Madre la Santísima Virgen María!

qué día tan dichoso. Felicidades y también por su misión eterna:
proclamar la palabra de Dios.

Bendiciones.

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