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Oración para implorar favores por intercesión del Papa JPII

 
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llazcano13
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Registrado: 03 Oct 2005
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MensajePublicado: Mar Ene 02, 2007 10:46 pm    Asunto: Oración para implorar favores por intercesión del Papa JPII
Tema: Oración para implorar favores por intercesión del Papa JPII
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Cita:
Oración para implorar favores por intercesión del Siervo de Dios, el Papa Juan Pablo II
Oh Trinidad Santa,

Te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de Tu paternidad, la gloria de la cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor.

Él, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo.

Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos.

Amén.


http://www.aciprensa.com/Oracion/bjpii.htm




Ultima edición por llazcano13 el Mar Feb 27, 2007 3:43 pm, editado 2 veces
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llazcano13
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MensajePublicado: Jue Feb 15, 2007 4:20 pm    Asunto:
Tema: Oración para implorar favores por intercesión del Papa JPII
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Inscripción al Boletín mensual de la Postulación de Juan Pablo II
«Totus Tuus» (10 números)


contribución voluntaria anual:
Europa - Canadá - EE.UU. : € 20 [US$ 25]
resto del mundo: € 8 [US$ 10]

Nota: La diferencia establecida en las subscripciones es motivada exclusivamente por las diferencias en el coste de vida entre los diversos países del mundo

http://www.vicariatusurbis.org/Beatificazione/RichiestaBollettinosp.asp
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llazcano13
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MensajePublicado: Jue Feb 15, 2007 4:22 pm    Asunto:
Tema: Oración para implorar favores por intercesión del Papa JPII
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Cita:
Causa de Beatificación y Canonización del Siervo de Dios JUAN PABLO II
(en el siglo Karol Wojtyła)
Sumo Pontífice

EDICTO

El sábado 2 de abril de 2005, por la tarde, cuando ya se había entrado en el día del Señor, octava de Pascua y domingo de la Misericordia divina, el Señor llamó a sí, desde el palacio apostólico vaticano, al Santo Padre Juan Pablo II.

El siervo de Dios, hombre de intensa vida de oración, Pastor incansable de la Iglesia universal y testigo valiente del Evangelio de Cristo, encomen-dándose totalmente a la voluntad de Dios y a la Virgen María, reafirmó en su vasto y rico magisterio el carácter central del Misterio eucarístico en la vida de la Iglesia, indicando a todos los bautizados como primario su compromiso de buscar la santidad, a la que definió "alto grado de la vida cristiana".

Habiéndose manifestado de modo clamoroso en el momento de su muerte la fama de santidad, de la que ya gozaba en vida, y habiéndose solicitado formalmente el inicio de la causa de beatificación y canonización del siervo de Dios, al darlo a conocer a la comunidad eclesial, invitamos a todos y cada uno de los fieles a comunicarnos directamente o a enviar al Tribunal diocesano del Vicariato de Roma (plaza S. Giovanni in Laterano, 6 00184 Roma) todas las noticias que, de cualquier manera, puedan pro-porcionar elementos favorables o contrarios a la fama de santidad de dicho siervo de Dios.

Además, debiéndose recoger, a tenor de las disposiciones legales, todos los escritos a él atribuidos, ordenamos, con el presente EDICTO, a todos los que posean alguno, que envíen con la debida solicitud al mismo Tribunal cualquier escrito que tenga como autor al siervo de Dios, si no ha sido ya entregado a la Postulación de la causa.

Recordamos que con el nombre de escritos no sólo se entienden las obras impresas, que por lo demás ya han sido reunidas, sino también los manuscritos, los diarios, las cartas y cualquier otra escritura privada del siervo de Dios. Los que deseen conservar los originales, pueden presentar una copia debidamente autenticada.

Establecemos, por último, que este EDICTO permanezca fijado durante dos meses en las puertas del Vicariato de Roma, así como en las de la Curia de Cracovia, y que sea publicado en la "Revista diocesana" de Roma, y en los diarios "L'Ossservatore Romano" y "Avvenire".

Dado en Roma, en la sede del Vicariato, el 18 de mayo de 2005.


Cardenal CAMILLO RUINI
Vicario General
GIUSEPPE GOBBI
Notario




http://www.vicariatusurbis.org/Beatificazione/Edittosp.asp
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llazcano13
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MensajePublicado: Lun Abr 02, 2007 2:13 pm    Asunto:
Tema: Oración para implorar favores por intercesión del Papa JPII
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Cita:
A 2 años de su muerte,
Juan Pablo II ¿a los altares?

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Rosa Martha Abascal


El 13 de mayo de 2005, a tan solo 41 días de la muerte de Juan Pablo II y cumpliéndose 24 años del atentado que sufrió en la plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI, decidió suprimir el plazo previsto de 5 años desde la muerte de un candidato para iniciar el camino a la santidad.

Posterior a que falleciera Juan Pablo II y cuando aún no era nombrado Papa Benedicto XVI, un nutrido número de Cardenales firmó una carta que sería presentada al nuevo Pontífice, con la petición de que Juan Pablo II fuera canonizado prontamente en respuesta a la petición pública hecha por los fieles durante los funerales, al grito de “Santo, ya”.

A dos meses y 26 días de su deceso, la diócesis de Roma inició el 28 de junio de 2005 de forma oficial el proceso de beatificación del Papa Juan Pablo II, a quien el mundo ya proclama como “El Grande”.

El postulador de la causa es el sacerdote polaco Slawomir Oder quien entregó a los jueces la carpeta con los informes recogidos hasta ese momento sobre la vida de Juan Pablo II. Además de los testimonios, documentos, libros, discursos y apuntes que el Papa realizó a lo largo de su vida. Esta información se estima que tiene más de 100 mil páginas.

En la presentación de la postulación, el sacerdote Oder expresó: “Seguro de interpretar vuestro sentimiento unánime, deseo renovar al Santo Padre Benedicto XVI la expresión de la más viva gratitud de la Diócesis de Roma, de la de Cracovia y de todo el mundo por esta decisión, aceptando la petición de un gran número de Padres Cardenales, que se hicieron portavoces de la coral y ardiente súplica elevada por el pueblo de Dios en los días inolvidables de la muerte y de las exequias de Juan Pablo II. Parece inútil añadir algo ahora - como es costumbre siempre al terminar la sesión de apertura del proceso diocesano sobre la vida, las virtudes y la fama de santidad de un Siervo de Dios - para ilustrar la figura de Juan Pablo II y dar una motivación a la apertura de su Causa de Beatificación y Canonización, puesto que su persona es universalmente conocida y profundo y unánime el convencimiento de su santidad.”

Después de demostrar que el candidato vivió las virtudes teologales de forma "heroica", el informe pasó por las manos del “promotor de justicia”, Giuseppe D'Alonzo, quien ha desempeñado el papel de resolver cualquier duda en el proceso. Una vez concluida la fase diocesana, la causa pasa al Vaticano, en donde los equipos médico y teológico deberán confirmar la autenticidad del milagro atribuido a la intercesión del candidato. Esta fase comenzará el 2 de abril, justo a dos años de su muerte y consistirá en que todas las actas y la documentación estarán en manos de la Congregación para las Causas de los Santos, donde se estudiará todo el material.

Para que una persona pueda ser beatificada, debe haber realizado un milagro, es decir, que por su intercesión se haya logrado hacer algo fuera del orden natural, probado, probable y sin lugar a dudas. Si un hecho es reconocido como sobrenatural se procede a la beatificación y se requeriría un segundo milagro para alcanzar la canonización.


_________________


El día de la Asunción del año 1583, al recibir la sagrada comunión en la iglesia de los padres jesuitas, de Madrid, oyó una voz que le decía: «Luis, ingresa en la Compañía de Jesús»
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Scarlett*
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Registrado: 21 Nov 2007
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MensajePublicado: Mie Feb 04, 2009 9:00 pm    Asunto:
Tema: Oración para implorar favores por intercesión del Papa JPII
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Paz y bien.

Les comparto el Testamento de Juan Pablo II, escrito en 1979 y al cual fué añadiendo pequeños escritos, en donde refleja el amor con que sirvió a Cristo, como él mismo menciona, desde el servicio Petrino. Es hermoso y sencillo. Nos pide santas misas y oraciones.

Cita:



6.3.1979

Totus Tuus ego sum


En el Nombre de la Santísima Trinidad. Amén.

"Velad porque no sabéis en qué día vendrá vuestro Señor" (cf.Mt 24, 42), estas palabras me recuerdan la última llamada, que vendrá en el momento que quiera el Señor. Quiero seguirle y deseo que todo lo que forma parte de mi vida terrenal me prepare para este momento. No sé cuando llegará, pero como todo, también deposito este momento en las manos de la Madre de mi Maestro: Totus Tuus. En sus manos maternas lo dejo todo y a todos aquellos con quienes me ha ligado mi vida y mi vocación. En esas manos dejo sobre todo a la Iglesia y también a mi nación y a toda la humanidad. A todos doy las gracias. A todos pido perdón. Pido también oraciones para que la misericordia de Dios se muestre más grande que mi debilidad y mi indignidad. Durante los ejercicios espirituales he releído el testamento del Santo Padre Pablo VI. Su lectura me ha llevado a escribir el presente testamento.

No dejo tras de mí propiedad alguna de la que sea necesario disponer. En cuanto a las cosas de uso cotidiano que me servían, pido que se distribuyan como se considere oportuno. Que se quemen mis apuntes personales. Pido que se encargue de todo esto don Stanislao a quien doy las gracias por la gran colaboración y la ayuda prolongadas en estos años. Todos los demás agradecimientos, en cambio, los dejo en el corazón ante Dios mismo, porque es difícil expresarlos.

En lo que se concierne al funeral, repito las mismas disposiciones que dio el Santo Padre Pablo VI (nota al margen: la sepultura en la tierra, no en un sarcófago, 13.3.92)

"apud Dominum misericordia
et copiosa apud Eum redemptio"

Juan Pablo II

Roma, 6. III. 1979

Después de la muerte pido Santas Misas y oraciones

5.III.90



Folio sin fecha:

Expreso mi más profunda confianza en que, a pesar de toda mi debilidad, el Señor me conceda todas las gracias necesarias para hacer frente según Su voluntad a cualquier tarea, prueba o sufrimiento que quiera pedir a su siervo en el curso de la vida. También tengo confianza en que no permitirá jamás que, mediante cualquier actitud mía: palabras, obras u omisiones, traicione mis obligaciones en esta Santa Sede Petrina.



24.II-1.III.1980

También durante estos ejercicios espirituales he reflexionado sobre la verdad del sacerdocio de Cristo en la perspectiva de aquel tránsito que para cada uno de nosotros es el momento de la propia muerte. Del adiós a este mundo para nacer a otro, al mundo futuro, signo elocuente (escrito encima: decisivo) es para nosotros la Resurrección de Cristo. He leído por tanto mi testamento del último año, lectura efectuada también durante los ejercicios espirituales, la he comparado con el testamento de mi gran predecesor y padre Pablo VI, con ese testimonio sublime de la muerte de un cristiano y de un Papa y he renovado en mí la conciencia de las cuestiones a las que se refiere el registro del 6.III.1979 que yo había preparado –de forma bastante provisional. Hoy sólo quiero añadir esto, que cada uno debe tener presente la perspectiva de la propia muerte. Y debe estar preparado para presentarse frente al Señor y Juez y, al mismo tiempo frente al Redentor y al Padre. Así, yo también lo tengo continuamente en consideración, confiando ese momento decisivo a la Madre de Cristo y de la Iglesia, a la Madre de mi esperanza. Los tiempos que vivimos son indeciblemente difíciles e inquietos. También el camino de la Iglesia se ha vuelto difícil y tenso, tanto para los fieles como para los pastores, prueba característica de estos tiempos. En algunos países –como por ejemplo en aquel del cual he leído en los ejercicios espirituales– la Iglesia se encuentra en un periodo de persecución tal que no es inferior a la de los primeros siglos, al contrario, incluso los supera por el grado de impiedad y odio. Sanguis martyrum - semen christianorum. Y además esto: muchas personas inocentes desaparecen también en este país en que vivimos...

Deseo una vez más confiarme totalmente a la gracia del Señor. Él mismo decidirá cuándo y cómo tengo que terminar mi vida terrena y mi ministerio pastoral. En la vida y en la muerte Totus Tuus con la Inmaculada. Aceptando ya desde ahora esta muerte, espero que Cristo me conceda la gracia para el último pasaje, es decir la Pascua, (la mía). También espero que haga que sea yo útil para esta causa tan importante a la que intento servir: la salvación de la humanidad, la salvaguarda de la familia humana, y con ella de todas las naciones y todos los pueblos, –entre ellos también me dirijo de forma particular a mi Patria terrena– útil para las personas que de modo particular me ha confiado, para velar por la Iglesia, para la gloria de Dios.

No quiero añadir nada a lo que escribí hace un año, sólo manifestar esta disposición y también esta confianza a las que nuevamente me han dispuesto los ejercicios espirituales.

Juan Pablo II



Totus Tuus ego sum

5.III.1982

En el curso de los ejercicios espirituales de este año he leído (varias veces) el texto del testamento del 6.III.1979. A pesar de que todavía lo considero provisional (no definitivo) lo dejo como existe. No cambio nada (por ahora) y tampoco agrego, en lo que se refiere a las disposiciones que contiene. El atentado contra mi vida el 13.V.1981 confirmó, de alguna forma la exactitud de las palabras escritas en el periodo de los ejercicios espirituales de 1980 ( 24.II- 1.III).

Cuanto más profundamente siento que me encuentro totalmente en Manos de Dios, permanezco continuamente a disposición de mi Señor, confiándome a Él en su Madre Inmaculada (Totus Tuus).

Juan Pablo II pp. II




5.III.82

En lo que respecta a la última frase de mi testamento del 6.III.79: "Sobre el lugar del funeral decida el Colegio Cardenalicio y los compatriotas. Aclaro que pienso en: el metropolitano de Cracovia o el Consejo General del Episcopado de Polonia. Pido por tanto al Colegio Cardenalicio que satisfaga en la medida de lo posible las eventuales peticiones de los más anteriormente citados.



1.III.1985

(en el curso de los ejercicios espirituales).

De nuevo –en lo referente a la expresión "Colegio Cardenalicio y los Compatriotas–: el "Colegio Cardenalicio" no tiene obligación alguna de interpelar sobre este argumento a " los Compatriotas": sin embargo, puede hacerlo, si por alguna razón lo considerase justo.

JPII



Los ejercicios espirituales del año jubilar del 2000
(12-18.III)

(para el testamento)

1. Cuando el día 16 de febrero de 1978 el cónclave de los cardenales eligió a Juan Pablo II, el primado de Polonia, Cardenal Stefan Wyszynsk, me dijo: "La tarea del nuevo Papa será introducir a la Iglesia en el Tercer Milenio". No sé si repito exactamente la frase, pero al menos ese era el sentido de lo que sentí entonces. Lo dijo el hombre que ha pasado a la historia como Primado del Milenio. Un gran primado. He sido testigo de su misión, de su entrega total. De sus luchas: de su victoria. "La victoria, cuando llegue, será una victoria a través de María". Estas palabras de su predecesor, el Cardenal August Hlond, las solía repetir el Primado del Milenio. De este modo, me he preparado para la tarea que el día 16 de octubre de 1978 se presentó ante mí. En el momento en que escribo estas palabras, el Año Jubilar del 2000 ya es una realidad. La noche del 24 de diciembre de 1999 se abrió la Puerta Santa del Gran Jubileo en la Basílica de San Pedro, después la de San Juan de Letrán, la de Santa María la Mayor, en año nuevo y el día 19 de enero la puerta de la Basílica de San Pablo de Extramuros. Este último acto, dado su carácter ecuménico, ha quedado grabado en mi memoria de modo particular.



2. A medida que pasa el Año Jubilar del 2000, un día tras otro, se cierra tras nosotros el siglo XX y se abre el siglo XXI. Según los designios de la Providencia se me ha concedido vivir en el difícil siglo que se está acabando, que empieza a pertenecer al pasado y ahora, en el año en que alcanzo los 80 años de vida ('octogesima adveniens'), es necesario preguntarse si no es tiempo de repetir con el bíblico Simeón: 'Nunc dimittis'. El día 13 de mayo de 1981, el día del atentado al Papa durante la audiencia general en la Plaza San Pedro, la Divina Providencia me salvó milagrosamente de la muerte. Aquel que es único Señor de la vida y de la muerte, Él mismo me ha prolongado esta vida, en un cierto modo me la ha vuelto a dar. Desde aquel momento pertenece aún más a Él. Espero que Él me ayudará a reconocer hasta cuando debo continuar este servicio, al que me llamó el día 16 de octubre de 1978. Le pido que me llame cuando quiera. "Pues si vivimos, vivimos para el Señor; y si morimos, morimos para el Señor" (cf. Rm 14, Cool. Espero que hasta que pueda realizar el servicio petrino en la Iglesia, la Misericordia de Dios me obtenga las fuerzas necesarias para ello.



3. Como todos los años, durante los ejercicios espirituales he leído mi testamento del 6.III.1979. Sigo manteniendo las disposiciones contenidas en él. Lo que entonces y durante los sucesivos ejercicios espirituales he añadido es un reflejo de la difícil y tensa situación general, que ha marcado los años ochenta. Desde el otoño de 1989 esta situación ha cambiado. El último decenio del siglo pasado ha estado libre de las tensiones anteriores; esto no significa que no hayan surgido nuevos problemas y dificultades. De modo particular, sea alabada la Divina Providencia por ello, el periodo de la llamada "guerra fría" terminó sin el violento conflicto nuclear que pesaba sobre el mundo en el periodo precedente.



4. Al encontrarme en el umbral del tercer milenio "in medio Ecclesiae", deseo expresar una vez más gratitud al Espíritu Santo por el gran don del Concilio Vaticano II, –del que junto a la Iglesia entera y todo el episcopado– me siento deudor. Estoy convencido de que las nuevas generaciones podrán servirse todavía durante mucho tiempo de las riquezas proporcionadas por este Concilio del siglo XX. Como obispo que ha participado en el evento conciliar desde el primer hasta el último día, deseo confiar este gran patrimonio a todos aquellos que son y serán llamados a ponerlo en práctica en el futuro. Por mi parte, doy gracias al Pastor Eterno que me ha permitido servir a esta grandísima causa en el curso de todos los años de mi pontificado. "In medio Ecclesiae"... desde los primeros años de servicio episcopal –precisamente gracias al Concilio– he podido experimentar la comunión fraterna del episcopado. Como sacerdote de la arquidiócesis de Cracovia ya conocía la comunión fraterna en el presbiterado- el Concilio abrió una nueva dimensión de esta experiencia".

5. ¡Cuántas personas tendría que nombrar aquí! Probablemente el Señor Dios habrá llamado a Sí a la mayoría de ellos. En lo que respecta a los que todavía se encuentran en esta parte, que las palabras de este testamento les recuerden, a todos y en todas partes, allí en donde se encuentren. En el curso de más de veinte años en que presto el servicio Petrino "in medio Ecclesiae" he experimentado la bondadosa y muy fecunda colaboración de tantos cardenales, arzobispos y obispos, de tantos sacerdotes y personas consagradas –hermanos y hermanas–, en fin, de tantísimas personas laicas, en la Curia, en el Vicariato de la diócesis de Roma, y también fuera de estos ambientes. ¡Cómo no abrazar con grata memoria a todos los episcopados del mundo, con los cuales me he encontrado a lo largo de las visitas "ad limina Apostolorum"! ¡Cómo no recordar también a tantos hermanos cristianos no católicos! !Y al rabino de Roma y a tantos numerosos representantes de las religiones no cristianas! !Y cuántos representantes del mundo de la cultura, de la ciencia, de la política, de los medios de comunicación social!



6. A medida que se avecina el límite de mi vida terrena vuelvo con la memoria al principio, a mis padres, al hermano y la hermana –que no conocí porque murió antes de que yo naciese–, a la parroquia de Wadowice donde fui bautizado, a esa ciudad que amo, a mis coetáneos, compañeras y compañeros de la escuela primaria, del bachillerato, de la universidad, hasta los tiempos de la ocupación, cuando trabajé como obrero y después en la parroquia de Niegowic, en la cracoviana de San Floriano, en la pastoral de los universitarios, en aquel ambiente .... en todos los ambientes ... en Cracovia y en Roma ... en las personas que de forma especial el Señor me ha confiado.

Quiero decir a todos sólo una cosa: "Que Dios os recompense".

"In manus Tuas, Domine, commendo spiritum meum"

A.D.
17.III.2000

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