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BENEDICTO XVI- YO TE AMO

 
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¿Crees que Benedicto XVI es menos que Juan Pablo II?
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Creo que son iguales en su dignidad de Papas
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Scarlett*
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Mensajes: 1623

MensajePublicado: Sab Ene 17, 2009 10:53 pm    Asunto: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
Responder citando

Paz y bien,chicos del foro:

Quiero como miembro de la Familia de Catholic.net hacer ésta digamos.....
declaración.

¿Porqué? tal vez se pregunten: Por una sencilla razón

He encontrado a muchas personas que me han dicho que el Papa Juan Pablo II trasmitía amor, trasmitía amabilidad y el actual Papa, no.

He descubierto através de éstos foros, através de cursos de Biblia, pero sobre todo por el Espíritu Santo, una cosa:

Lo que sentimos por los otros, no es a causa de los otros.... sino que sale de uno mismo.

Yo no amo a mis hijos porque me quieran o me lo demuestren. Amo a mis hijos porque son mis hijos.

Yo no amo a mis padres porque me quieran o me cuiden, amo a mis padres porque son mis padres.

El amor está en mí. Cuando oigo a personas que me dicen lo anterior, me pregunto: ¿Realmente amaban a Juan Pablo II tanto como dicen? ¿O aman la imágen que se trasmitía de su país através de él?

Me pregunto cuántas personas realmente sintieron su esencia.

Era fácil amar a Juan Pablo II, tal vez porque fué el primero que salió, tal vez porque fué el primero que fué a....

Sin embargo, tras Juan Pablo II estaba el Espíritu Santo que no estaba posado sólo en él, sino en toda su Iglesia (Magisterio y fieles) representada por los Cardenales, Obispos, Sacerdotes y Diáconos, tal y como sigue estando ahora en su Magisterio y en su pueblo fiel, representados por el Papa.

El Papado es como tener un Padre en distintas facetas. ¿Amas menos a tu padre cuando está serio, lo amas más cuando está sonriente?
A mi papá lo amaba siempre. Podía agradarme más de una forma o de otra, pero amarlo, lo amaba siempre.

Asi que no me gusta oir que éste Papa es menos santo que Juan Pablo. Simplemente, deberíamos recordar los primeros pasos de Juan Pablo. No en todos lados lo querían, ¿verdad? Y él tuvo muchos años, o sea un Papado largo para hacerse conocer.

Es la diferencia únicamente.

Es como los que tienen a su padre por largos años, porque falleció a los 80 y tantos o 90 años. O aquellos que los perdimos a los 50 y tantos como yo.

Benedicto XV no es el heredero de Juan Pablo II, es igual que él. Salió de donde él mismo y llegó a donde él, no por decisión de un pueblo o una iglesia, sino del mismo Espíritu Santo, tal y como todos los Papas anteriores.

Juan Pablo, fué el Papa que Su Iglesia (de Dios) necesitaba en ésos momentos, tal y como Benedicto XVI es el Papa que necesitamos ahora.

No se puso los zapatos de nadie. Dios le puso los zapatos que él se mereció por sus propios hechos y sus propios méritos.

Yo no sé porqué el Espíritu Santo lo eligió.... tal vez sólo cuando no esté, al igual que Juan Pablo II ahora, lo sepamos.... sólo sé que El lo eligió.

Y lo digo yo, que recibí através de Juan Pablo II el don de la fé. Fué en su último viaje a México y a través de la televisión que sentí lo que es realmente el carisma de la fé, una fé que cambia, una fé que cura.

Fué através de él cómo empecé el camino de salida del infierno hacia Dios.

Amo profundamente a Juan Pablo II y por lo mismo, imagino lo triste que debe ser para su sucesor que aquellos que él quiso tanto, aquellos a los que enseñó tanto, no seamos capaces de regresar un poco de lo mucho que nos dejó, empezando por él mismo.

Es como cuando tienes un maestro que te enseña a amar y no eres capaz de amar a los compañeros que él tuvo.
Yo no conocí a Pablo ni conocí a Pedro, ni conocí a Marcos, ni a ningún evangelista pero se les ama por haber sido discípulos de Jesús.

Bueno, pues todos los Papas son sucesores de Pedro y por lo tanto, discípulos de Jesús através de los tiempos.

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Scarlett*
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Registrado: 21 Nov 2007
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MensajePublicado: Jue Ene 22, 2009 9:00 pm    Asunto:
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
Responder citando

Paz y bien,chicos del foro:

En éste tema procuraré ir compartiendo con ustedes noticias relacionadas con el Santo Padre, pero sobre todo, sus palabras.
Puesto que ésa es en realidad su función más importante.
A diferencia de muchas celebridades, él como todos los que le antecedieron en ése puesto vive para proclamar la Palabra de Jesús.

Me gustan sus discursos, por lo que nos comunica y enseña, sin embargo, imágenes como la siguiente me hacen conocerlo como persona.

Puedo imaginarlo emocionado.

Cita:
El Papa recuerda que la Virgen María “nos hace hermanos y unos une”

“El santuario de Mariazell muestra las raíces cristianas de Europa”

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 22 de enero de 2009 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI dedicó este miércoles un emocionado e improvisado discurso a la Virgen María como "promotora de la unidad" entre los hombres, en agradecimiento por haber recibido la ciudadanía honoraria de la localidad austríaca de Mariazell, sede de uno de los santuarios marianos más importantes de Europa.

Esta distinción le fue conferida en presencia del Alcalde, Helmut Pertl, del obispo de Graz-Seckau, monseñor Egon Kapellari, y del rector del Santuario de Mariazell, padre Karl Schauer, O.S.B. Ante ellos, el Papa expresó vivamente su agradecimiento.

"Según las previsiones humanas, en esta vida no podré volver a peregrinar allí físicamente, pero ahora vivo allí de verdad y en este sentido estoy presente siempre", afirmó. "Estoy contento de ser de casa con el corazón, y también ahora de derecho, por así decirlo, en Mariazell".

El Papa recordó dos visitas anteriores al Santuario, y contó algunas anécdotas vividas con el obispo y el rector allí presentes, especialmente en su última visita a causa de la lluvia torrencial que les sorprendió.

Por otro lado, puso de manifiesto la importancia que este santuario, muy venerado por los católicos alemanes, ha tenido en la historia europea: "Mariazell es mucho más que un 'lugar': es la actualización de la historia viva de una peregrinación de fe y de oración durante los siglos", explicó.

En esta peregrinación, añadió el Papa, "no están solamente las oraciones y las invocaciones de los hombres, sino que está presente también la realidad de una respuesta: sentimos que la respuesta existe, que no alargamos la mano hacia algo desconocido, sino que Dios existe, y que a través de su Madre quiere estar particularmente cercano a nosotros".

Además, Mariazell expresa "lo que Europa ha sido capaz de construir y de donde procede todo aquello que hoy forma su identidad, y a través de qué Europa podrá volver siempre de nuevo a ser ella misma: a través del encuentro con el Señor, al cual nos conduce su Madre", añadió el Papa.

La verdadera grandeza

Benedicto XVI recordó que la Virgen de Mariazell ha recibido importantes títulos durante la historia, como "gran madre" de Austria y de los pueblos eslavos, en este santuario visitado por miles de personas durante los siglos, hasta el punto que Mariazell se consideraba el centro espiritual del Imperio Austrohúngaro.

Sin embargo, añadió, la Virgen "nos enseña que lo que es verdaderamente 'grande' no es el hecho de ser 'inalcanzable'".

María "manifiesta precisamente su grandeza en el hecho de que Ella se dirige a los pequeños y está presente para los pequeños, que podemos acudir a ella en cualquier momento, sin tener que pagar ningún billete de entrada, simplemente llevando el corazón", explicó el Papa.

Estas grandeza por tanto no tiene que ver con "la majestad exterior", añadió, sino con "la bondad del corazón que ofrece a todos la experiencia de lo que significa estar juntos".

"En los paseos que hago en los paisajes de los recuerdos, vuelvo siempre a hacer una parada en Mariazell, precisamente porque siento que allí la Madre nos sale al encuentro y nos reúne a todos", concluyó el Papa.

Por Inma Álvarez


Hermoso lugar al que el Papa nos invita a ir, ¿no?
Algo de frio según se nota, pero hermoso.

mit besten Grüßen, Freunde Deutschen !!!! Para los que no hablan alemán como yo jajajja les traduciré: mis cordiales saludos, amigos alemanes.
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Scarlett*
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Registrado: 21 Nov 2007
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MensajePublicado: Vie Ene 23, 2009 8:22 pm    Asunto: Un Papa online?
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
Responder citando

Paz y bien, hermanos en Cristo:

Es la primera vez que uso éste término. Lo he visto y oido mucho, pero me gusta darle a las palabras un sentido real. Nunca antes lo había sentido, ni me había nacido hacerlo.

Bueno... el día de hoy les comparto las palabras del Santo Padre acerca de la tecnología digital como un medio de socializar, como un medio de mantenernos en contacto con quienes amamos, como un medio de evangelizar y por supuesto, menciona los peligros en los que podemos caer, nos previene contra ellos.
Me vino a la mente el Santo Padre Paulo VI el primero que emprendió una salida fuera del Vaticano con el propósito de evangelizar.
El Santo Padre Juan Pablo II conocido como "El Papa viajero" por sus constantes viajes para evangelizar.

¿Tenemos ahora a un Santo Padre digital? ajjajjaja. Por lo menos, lo tenemos através de todos aquellos que deseamos colaborar llevando la Palabra de Jesús, la palabra de la Iglesia y del Vicario de Cristo.

Cita:
El Papa propone a la “generación digital” que descubra la “verdadera amistad” en la red

Pide a los jóvenes católicos que evangelicen a través del ciberespacio


CIUDAD DEL VATICANO, viernes 23 de enero de 2009 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI dirige su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones de este año, que ha hecho público hoy la Santa sede en vísperas de la festividad de san Francisco de Sales, patrón de los periodistas, a los jóvenes de la generación digital.

Benedicto XVI es consciente de que "los jóvenes especialmente se han dado cuenta del enorme potencial de los nuevos medios para facilitar la conexión, la comunicación y la comprensión entre las personas y las comunidades", un descubrimiento "impensable para las generaciones anteriores".

"Los jóvenes -observa- se sienten a gusto en el mundo digital, que resulta sin embargo menos familiar a muchos de nosotros, adultos, que hemos debido empezar a entenderlo y apreciar las oportunidades que ofrece para la comunicación".
Cita:
Comentario mío: Vaya... Según entiendo, al Papa también trata de entender ésto del Internet, lo que nos habla del inmenso amor que nos tiene. A sus 80 y algo, intentando entender lo nuevo. Claro!!! Como cualquier padre que buscamos la manera de comunicarnos con nuestros hijos... y los buscamos en donde quiera que nos los encontremos

El Papa pone de manifiesto los "beneficios que las nuevas tecnologías están aportando a las relaciones humanas".

"Las familias pueden permanecer en contacto aunque sus miembros estén muy lejos unos de otros; los estudiantes e investigadores tienen acceso más fácil e inmediato a documentos, fuentes y descubrimientos científicos, y pueden así trabajar en equipo desde diversos lugares; además, la naturaleza interactiva de los nuevos medios facilita formas más dinámicas de aprendizaje y de comunicación que contribuyen al progreso social".

El éxito de estas nuevas tecnologías, afirma el pontífice, tiene la raíz en la propia naturaleza humana, en el "anhelo de amistad" que todo hombre tiene dentro, y "son en el fondo manifestaciones modernas de la tendencia fundamental y constante del ser humano a ir más allá de sí mismo para entrar en relación con los demás".En último término, este anhelo del hombre responde a la "llamada divina" que "está grabada en nuestra naturaleza de seres creados a imagen y semejanza del Dios de la comunicación y de la comunión".
Cita:
Comentario mío: Nada más cierto. Dios siempre se comunca con nosotros..... de tantas maneras que sólo necesitamos abrir los ojos, los oídos y el coraz♀n

El Papa añade, sin embargo, que es necesario que estos medios promuevan "una cultura de respeto, diálogo y amistad", que respete la "dignidad y el valor de la persona humana", evitando "compartir palabras e imágenes degradantes para el ser humano, y excluir por tanto lo que alimenta el odio y la intolerancia, envilece la belleza y la intimidad de la sexualidad humana, o lo que explota a los débiles e indefensos".

Pero sobre todo, el pontífice reflexiona sobre la amistad, tan en auge gracias a las nuevas redes sociales creadas por la teconología.

"La amistad es una de las más nobles conquistas de la cultura humana", afirma, "una de las riquezas más grandes que puede tener el ser humano. Por tanto, se ha de tener cuidado de no banalizar el concepto y la experiencia de la amistad", y no considerarla "un fin en sí misma".

Por ello pone especialmente a los jóvenes en guardia contra el aislamiento social que a veces trae consigo el uso indiscriminado de las nuevas tecnologías.

"Sería una pena que nuestro deseo de establecer y desarrollar las amistades on line fuera en deterioro de nuestra disponibilidad para la familia, los vecinos y quienes encontramos en nuestra realidad cotidiana", advierte.

Por otro lado, el Papa señala que el acceso a las nuevas tecnologías debe ser universal, pues "sería un grave daño para el futuro de la humanidad si los nuevos instrumentos de comunicación no fueran accesibles a quienes ya están social y económicamente marginados, o si contribuyeran tan sólo a acrecentar la distancia que separa a los pobres de las nuevas redes".

Evangelizar on line

El Papa dedica una parte del mensaje a los jóvenes católicos, a quienes pide que "lleven al mundo digital el testimonio de su fe", como un nuevo "lugar de evangelización".

"A vosotros, jóvenes, que casi espontáneamente os sentís en sintonía con estos nuevos medios de comunicación, os corresponde de manera particular la tarea de evangelizar este 'continente digital'", añadió.

Explica que nadie como un joven puede hacer llegar el Evangelio a otro joven: "Vosotros conocéis sus temores y sus esperanzas, sus entusiasmos y sus desilusiones. El don más valioso que les podéis ofrecer es compartir con ellos la "buena noticia" de un Dios que se hizo hombre, padeció, murió y resucitó para salvar a la humanidad".
Cita:
Comentario mío: Ay, padrecito. Dios quiera y oigan los jóvenes católicos de Ensenada en donde vivo. Mis hijos no tuvieron la fortuna de que yo los evangelizara por no saber hacerlo... aquí empecé a llevarlos a la iglesia, con mucho esfuerzo y no hubo ni un sólo joven que se acercara a brindarle su mano amiga. Lo necesita tanto!!!!


"El corazón humano anhela un mundo en el que reine el amor, donde los bienes sean compartidos, donde se edifique la unidad, donde la libertad encuentre su propio sentido en la verdad y donde la identidad de cada uno se logre en una comunión respetuosa. La fe puede dar respuesta a estas aspiraciones: ¡sed sus mensajeros!", concluye el Papa.


Bueno... elevo una oración a Dios para que sensibilice a tanto joven católico de por acá a vivir realmente su fé, a compartirla con aquellos que no la conocen, a no esperar que sean ellos los que los busquen, porque ¿cómo van a saber qué buscar si no saben lo que es?

Es también el llamado de una madre que sabe que no hay como otros jóvenes para hacerse entender por jóvenes.

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Scarlett*
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MensajePublicado: Dom Ene 25, 2009 4:21 pm    Asunto:
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
Responder citando

Paz y bien, hermanos en Cristo:

Les comparto el discurso del Papa dado éste miércoles, acerca del Ecumenismo al que estamos llamados todos.
Pero no podemos hacerlo, si no hay un cambio interior, tal y como el Santo Padre nos dice.
Cita:

Permalink: http://www.zenit.org/article-29898?l=spanish
Benedicto XVI: “no puede haber diálogo ecuménico sin conversión interior”

Intervención hoy durante la Audiencia General

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 21 de enero de 2009 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso completo pronunciado este miércoles por Benedicto XVI ante los miles de peregrinos congregados en el Aula Pablo VI para la Audiencia General, en esta Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos.

* * *

Queridos hermanos y hermanas

El domingo pasado empezó la "Semana de oración por la unidad de los cristianos", que concluirá el domingo próximo, fiesta de la Conversión de san Pablo Apóstol. Se trata de una iniciativa espiritual preciosa, que se está extendiendo cada vez más entre los cristianos, en sintonía, y podríamos decir, en respuesta a la apremiante invocación que Jesús dirigió al Padre en el Cenáculo, antes de su Pasión: "Que sean una sola cosa, para que el mundo crea que tu me has enviado" (Juan 17, 21)

En cuatro ocasiones, durante esta oración sacerdotal, el Señor pide a sus discípulos que sean "una sola cosa", según la imagen de la unidad entre el Padre y el Hijo. Se trata de una unidad que sólo puede crecer en el ejemplo de la entrega del Hijo al Padre, es decir, saliendo de sí y uniéndose a Cristo.

Por dos veces, además, en esta oración Jesús añade como fin de esta unidad: para que el mundo crea. La unidad plena está conectada por tanto con la vida y la misión misma de la Iglesia en el mundo. Ésta debe vivir una unidad que sólo puede derivar de su unidad con Cristo, con su trascendencia, como signo de que Cristo es la verdad.

Esta es nuestra responsabilidad: que sea visible para el mundo el don de una unidad en virtud de la cual se haga creíble nuestra fe. Por esto es importante que cada comunidad cristiana tome conciencia de la urgencia de trabajar de todas las formas posibles para llegar a este gran objetivo.

Pero sabiendo que la unidad es ante todo "don" del Señor, es importante al mismo tiempo implorarla con oración incansable y confiada. Sólo saliendo de nosotros mismos y yendo hacia Cristo, sólo en la relación con Él podemos llegar a estar realmente unidos entre nosotros.

Esta es la invitación que, con la presente "Semana", se nos dirige a los creyentes en Cristo de toda Iglesia y Comunidad eclesial; a él, queridos hermanos y hermanas, debemos responder con generosidad.

Este año la "Semana de oración por la unidad" propone a nuestra meditación y oración estas palabras tomadas del libro del profeta Ezequiel: "Que formen una sola cosa en tu mano" (37,17).
El tema ha sido elegido por un grupo ecuménico de Corea, y revisado después para su divulgación internacional por el Comité Mixto de Oración, formado por representantes del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y por el Consejo Ecuménico de las Iglesias de Ginebra. El mismo proceso de preparación ha sido un estimulante y fecundo ejercicio de autentico ecumenismo.

En el pasaje del libro del profeta Ezequiel del que se ha sacado el tema, el Señor ordena al profeta que tome dos maderas, una como símbolo de Judá y sus tribus y la otra como símbolo de José y de toda la casa de Israel unida a él, y les pide que los "acerque", de modo que formen una sola madera, "una sola cosa" en su mano.

Es transparente la parábola de la unidad. A los "hijos del pueblo", que pedirán explicación, Ezequiel, iluminado desde lo Alto, dirá que el Señor mismo toma a las dos maderas y las acerca, de forma que los dos reinos con sus tribus respectivas, divididos entre sí, sean "una sola cosa en su mano". La mano del profeta, que acerca los dos leños, se considera como la mano del mismo Dios que recoge y unifica a su pueblo y finalmente a la humanidad entera.

Podemos aplicar las palabras del profeta a los cristianos, como una exhortación a rezar, a trabajar haciendo todo lo posible para que se cumpla la unidad de todos los discípulos de Cristo, a trabajar para que nuestra mano sea instrumento de la mano unificadora de Dios.
Esta exhortación resulta particularmente conmovedora y apremiante en las palabras de Jesús tras la Última Cena. El Señor desea que su entero pueblo camine --y ve en él a la Iglesia del futuro, de los siglos futuros-- con paciencia y perseverancia hacia la realización de la unidad plena.

Empelo este que comporta la adhesión dócil y humilde al mandato del Señor, que lo bendice y lo hace fecundo. El profeta Ezequiel nos asegura que será precisamente Él, nuestro único Señor, el único Dios, quien nos coja en "su mano".

En la segunda parte de la lectura bíblica se profundizan el significado y las condiciones de la unidad de las distintas tribus en un solo reino. En la dispersión entre los gentiles, los Israelitas habían conocido cultos erróneos, habían asimilado concepciones de vida equivocadas, habían asumido costumbres ajenas a la ley divina. Ahora el Señor declara que ya no se contaminarán más con los ídolos de los pueblos paganos, con sus abominaciones, con todas sus iniquidades (cfr Ezequiel 37, 23).

Reclama la necesidad de liberarlos del pecado, de purificar su corazón. "Los libraré de todas sus rebeldías --afirma--, los purificaré". Y así "serán mi pueblo y yo seré su Dios" (Íbidem). En esta condición de renovación interior, estos "seguirán mis mandamientos, observarán mis leyes y las pondrán en práctica". Y el texto profético se concluye con la promesa definitiva y plenamente salvífica: "Haré con ellos una alianza de paz... pondré mi santuario, es decir, mi presencia, en medio de ellos" (Ezequiel 37,26).

La visión de Ezequiel es particularmente elocuente para todo el movimiento ecuménico, porque pone en claro la exigencia imprescindible de una renovación interior auténtica en todos los componentes del Pueblo de Dios que sólo el Señor puede realizar. A esta renovación debemos estar abiertos también nosotros, porque también nosotros, desperdigados entre los pueblos del mundo, hemos aprendido costumbres muy alejadas de la Palabra de Dios. "Así como hoy la renovación de la Iglesia - se lee en el Decreto sobre ecumenismo del Concilio Vaticano II - consiste esencialmente en el crecimiento de la fidelidad a su vocación, esta es sin duda la razón del movimiento hacia la unidad" (UR, 6), es decir, la mayor fidelidad a la vocación de Dios.

El decreto subraya también la dimensión interior de la conversión del corazón. "El ecumenismo verdadero --añade-- no existe sin la conversión interior, porque el deseo de la unidad nace y madura de la renovación de la mente, de la abnegación de sí mismo y del ejercicio pleno de la caridad (UR, 7).
La "Semana de oración por la unidad" se convierte, de esta forma, para todos nosotros en estímulo a una conversión sincera y a una escucha cada vez más dócil a la Palabra de Dios, a una fe cada vez más profunda.

La "Semana" es también una ocasión propicia para agradecer al Señor por cuanto nos ha concedido hacer hasta ahora "para acercar" unos a otros, los cristianos divididos, y las propias Iglesias y comunidades eclesiales. Este espíritu ha animado a la Iglesia católica, la cual, durante el año pasado, ha proseguido, con firme convicción y segura esperanza, manteniendo relaciones fraternas y respetuosas con todas las Iglesias y comunidades eclesiales de Oriente y Occidente. En la variedad de las situaciones, a veces más positivas y a veces con más dificultades, se ha esforzado por no decaer nunca en el empeño de realizar todos los esfuerzos para la recomposición de la unidad plena. Las relaciones entre las Iglesias y los diálogos teológicos han seguido dando signos de convergencias espirituales alentadoras.

Yo mismo he tenido la alegría de encontrar, aquí en el Vaticano y en el curso de mis viajes apostólicos, a cristianos procedentes de todos los horizontes. He acogido con viva alegría por tres ocasiones al Patriarca Ecuménico Su Santidad Bartolomé I y, acontecimiento extraordinario, le oímos tomar la palabra, con calor eclesial fraterno y con confianza convencida en el porvenir, durante la reciente asamblea del Sínodo de los Obispos. He tenido el placer de recibir a los dos Catholicoi de la Iglesia Apostólica Armenia: Su Santidad Karekin II de Etchmiazin y Su Santidad Aram I de Antelias. Y finalmente he compartido el dolor del Patriarcado de Moscú por la partida del amado hermano en Cristo, el Patriarca Su Santidad Alejo II, y continuo permaneciendo en comunión de oración con estos hermanos nuestros que se preparan para elegir al nuevo Patriarca de la venerada y grande Iglesia ortodoxa. Igualmente me ha sido dado encontrar a representantes de las diversas Comuniones cristianas de Occidente, con los que prosigue el diálogo sobre el importante testimonio que los cristianos deben dar hoy de forma concorde, en un mundo cada vez más dividido y enfrentado a tantos desafíos de carácter cultural, social, económico y ético.

De esto y de tantos otros encuentros, diálogos, y gestos de fraternidad que el Señor nos ha permitido poder realizar,a démosle gracias juntos con alegría.

Queridos hermanos y hermanas, aprovechemos la oportunidad que la "Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos" nos ofrece para pedir al Señor que prosigan y, si es posible, se intensifiquen el compromiso y el diálogo ecuménico. En el contexto del Año Paulino, que conmemora el bimilenario del nacimiento de San Pablo, no podemos no referirnos a cuanto el Apóstol Pablo nos dejó escrito a propósito de la unidad de la Iglesia. Cada miércoles voy dedicando mi reflexión a sus cartas y a su preciosa enseñanza. Retomo aquí sencillamente cuando escribió dirigiéndose a la comunidad de Éfeso: "Un solo cuerpo y un solo espíritu, como una sola es la esperanza a la que habéis sido llamados, la de vuestra vocación. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo" (Ef 4,4-5).

Hagamos nuestro el anhelo de san Pablo, que ha dedicado su vida enteramente por el único Señor y por la unidad de su Cuerpo místico, la Iglesia, dando, con el martirio, un supremo testimonio de fidelidad y de amor a Cristo.

Siguiendo su ejemplo y contando con su intercesión, que cada comunidad crezca en el empeño de la unidad, gracias a las diversas iniciativas espirituales y pastorales y a las asambleas de oración común, que suelen hacerse más numerosas e intensas en esta "Semana", haciéndonos ya pregustar , en un cierto modo, el gozo de la unidad plena. Oremos para que entre las Iglesias y las Comunidades eclesiales continúe en diálogo de la verdad, indispensable para dirimir las divergencias, y el de la caridad, que condiciona el mismo diálogo teológico y ayuda a vivir unidos para un testimonio común. El deseo que habita en nuestros corazones es que llegue pronto el día de la comunión plena, cuando todos los discípulos del único Señor nuestro podrán finalmente celebrar juntos la Eucaristía, el sacrificio divino para la vida y la salvación del mundo. Invocamos la intercesión maternal de María para que ayude a todos los cristianos a cultivar una escucha más atenta de la Palabra de Dios y una oración más intensa por la unidad.

[En español dijo]

Queridos hermanos y hermanas:



el domingo pasado comenzó la semana de oración por la unidad de los cristianos, iniciativa espiritual que este año se inspira en las palabras de Ezequiel: "Que sean una sola cosa en tu mano" (37,17). El tema ha sido elegido por un grupo ecuménico de Corea. Del texto del profeta se desprende que el Señor desea que todo su pueblo camine con paciencia y perseverancia hacia la plena comunión. Este compromiso comporta una adhesión humilde a Dios, el cual bendice y hace fecunda esta tarea. No hay ecumenismo verdadero sin una auténtica conversión interior. Que estos días de plegaria nos estimulen hacia esta meta y sirvan también para dar gracias a Dios por el camino que se ha recorrido hasta ahora, continuando el diálogo bajo el impulso de la verdad y la caridad. En este año paulino, sigamos las huellas del Apóstol, que gastó su vida por el único Señor y por la unidad de su cuerpo místico, dando, con su martirio, un testimonio supremo de fidelidad y amor a Cristo.

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España y Latinoamérica. Después de la celebración en México del VI Encuentro Mundial de las Familias, os invito a dar gracias a Dios por este acontecimiento tan importante y a acompañar con vuestra ferviente oración los preparativos del próximo encuentro, que se celebrará en Milán. Que el Señor sostenga con su gracia a todas las familias, para que en ellas reine la fe viva, el respeto recíproco, el amor sincero y la comprensión mutua. Encomiendo esta intención a la protección de la Sagrada Familia de Nazaret. Muchas gracias.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]


Les dejo el link en donde escuchar de su propia voz, ésta exhortación:
http://www.aciprensa.com/aciaudio/

Y además, un deseo al que pido sinceramente se unan.
En éstos foros hemos vivido ésta disgregación. Antes escribían y participaban foristas de muchos países, los cuales ahora no lo hacen.
Me ha tocado ver tristemente cómo se han ido muchos.... o simplemente ya no participan.

¿No podemos nosotros como foristas, vivir nuestro propio diálogo ecuménico? ¿No podemos vivir en nuestros propios foros como Dios nos manda?

Me refiero sobre todo a los foristas españoles y varios latinos en USA.
Se han ido y no veo que regresen. ¿Alguien los ha llamado a volver?

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MensajePublicado: Lun Ene 26, 2009 4:38 pm    Asunto: Conversión
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
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Paz y bien.

Cita:
San Pablo ayuda a entender el significado de la conversión, según el Papa

La conversión “es el camino hacia la unidad de los cristianos”


CIUDAD DEL VATICANO, domingo 25 de enero de 2009 (ZENIT.org).- La experiencia de san Pablo puede ser "un modelo para toda auténtica conversión cristiana", afirmó hoy Benedicto XVI, durante el rezo del Ángelus con los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro.

Gracias a la conversión de Pablo, explicó el Papa, aludiendo a la fiesta de la Conversión de San Pablo que hoy celebra toda la Iglesia, "podemos comprender el verdadero significado de la conversión evangélica".

Aunque en el caso de Pablo "algunos prefieren no utilizar la palabra 'conversión', porque dicen que él ya era creyente y no tuvo que abandonar su fe para adherirse a Cristo", el Papa recuerda que la experiencia de Pablo maduró en el encuentro con Cristo resucitado".

"Fue este encuentro el que le cambió radicalmente la existencia. En el camino de Damasco sucedió para él lo que Jesús pide en el Evangelio de hoy: Saulo se convirtió porque, gracias a la luz divina, 'creyó en el Evangelio'", explicó.

"Su conversión y la nuestra -observó el Pontífice-, consiste en creer en Jesús muerto y resucitado y en abrirse a la iluminación de su gracia divina".

En aquel momento, de hecho, "Saulo comprendió que su salvación no dependía de las obras buenas realizadas según la ley, sino del hecho de que Jesús había muerto también por él -el perseguidor- y que estaba, y está, resucitado".

Según el Papa, "esta verdad, que gracias al bautismo ilumina la existencia de todo cristiano, alumbra completamente nuestra forma de vivir".

Convertirse, por tanto, significa "creer que Jesús se ha entregado a sí mismo por mí, muriendo en la cruz, y que resucitado, vive conmigo y en mí".

Confiando en "el poder de su perdón, explicó el Papa, podemos "salir de las arenas movedizas del orgullo y del pecado, de la mentira y de la tristeza, del egoísmo y de toda falsa seguridad, para conocer y vivir la riqueza de su amor".

Ecumenismo y conversión

El Papa afirmó que la invitación a la conversión era particularmente oportuna en este domingo, en el que coincide esta fiesta paulina con la conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que había comenzado el 18 de enero.

La conversión "es la actitud espiritual adecuada que nos indica el Apóstol para poder progresar en el camino de la comunión", explicó.

"Los cristianos aún no hemos conseguido la meta de la unidad plena, pero si nos dejamos convertir continuamente por el Señor Jesús, llegaremos seguramente", constató Benedicto XVI.

El Papa pidió la intercesión de la Virgen para que "nos obtenga el don de una conversión verdadera, para que cuanto antes se realice el anhelo de Cristo: Ut unum sint".


Esto que dice el Santo Padre es una verdad que se realiza en cada persona. En mí se realizó. A mí como a San Pablo también Jesús me deslumbró con su luz, también a mí me dijo: "Porqué persigues a los míos?" y no porque yo haya perseguido nunca a los cristianos, porque yo nací y fuí bautizada como católica, sino porque no vivía de acuerdo a sus enseñanzas.

Entendí que no se trata de en donde y con quien vivo, que no se trata de si hago o no hago cosas buenas, que no se trata de si doy o recibo dinero,; que la verdadera conversión es recibir dentro de mí a Jesús resucitado.

Recibirlo es vivir conforme vivió él, amar como él. Entonces y sólo entonces, cada parte de la liturgia tiene sentido. Cada movimiento del sacerdote, cada color, cada acción tiene un sentido.

Se recibe la hostia, no como una forma de demostrar a los demás que tengo mi conciencia tranquila, sino porque sé que Jesús se encuentra representado ahí, que es el pan que come todo cristiano en cualquier parte del mundo, hable la lengua que hable. Es el mismo pan y el mismo vino para todos los creyentes.

Y por el poder del Espíritu Santo, es también el cuerpo y la sangre de Cristo representado en ésa hostia. No importa si se me da una entera o la mitad, o una pequeña parte, es el mismo cuerpo de Cristo para todos los creyentes.

Sólo quien ha vivido ésta conversión, puede entender y disfrutar el momento de la comunión.


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MensajePublicado: Jue Ene 29, 2009 12:39 am    Asunto: El Papa explica por qué ha levantado la excomunión
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
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Paz y bien.

Cita:
El Papa explica por qué ha levantado la excomunión a los obispos “lefebvrianos”

Augura que por parte de éstos “siga el empeño” de “llegar a la plena comunión con la Iglesia”

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 28 de enero de 2009 (ZENIT.org).- El Papa personalmente explicó hoy, durante la Audiencia General, por qué ha decidido levantar la excomunión a los obispos ordenados en 1988 por monseñor Marcel Lefevre, tal y como dio a conocer la Santa Sede el pasado sábado 24 de enero.

Ha sido, explicó, un “acto de misericordia paterna”, en cumplimiento del “servicio a la unidad” propio del “ministerio del Sucesor de Pedro”, y añadió que espera “un empeño” por parte de estos obispos “para llegar a la plena comunión”.

Al término de la audiencia general, y en medio de los saludos a los diferentes grupos de peregrinos congregados en el Aula Pablo VI, el Papa mismo leyó tres comunicados, el primero sobre la elección del nuevo Patriarca de Moscú.

En el segundo comunicado, el Papa se refirió al levantamiento de la excomunión a los cuatro obispos, recordando unas palabras de la primera homilía de su pontificado, en las que afirmó que es “explícito” deber del Pastor “la llamada a la unidad”.

Se refirió a sus propias palabras comentando el pasaje evangélico de la pesca milagrosa: “aunque había tantos peces, la red no se rompió”, proseguí tras estas palabras evangélicas: “Ay de mí, amado Señor, ésta -la red- ahora está rota, quisiéramos decir con dolor”. Y continué: “Pero no -¡no debemos estar tristes! Alegrémonos por tu promesa que no decepciona y hagamos todo lo posible para recorrer el camino hacia la unidad que tú has prometido... No permitas, Señor, que tu red se rompa y ayudanos a ser servidores de la unidad”.

“Precisamente en cumplimiento de este servicio a la unidad, que califica de modo específico mi ministerio de Sucesor de Pedro, he decidido hace días conceder la remisión de la excomunión en que habían incurrido los cuatro obispos ordenados en 1988 por monseñor Lefebvre sin mandato pontificio”, aclaró.

El Papa explicó que el motivo de “este acto de misericordia paterna” ha sido que “repetidamente estos Prelados me han manifestado su vivo sufrimiento por la situación en la que se encontraban”.

Sin embargo, recordó que este acto no supone aún la reintegración a la comunión plena” y confió en que por parte de estos obispos, “a este gesto mío siga el solícito empeño por su parte de llevar a cabo ulteriores pasos”, entre ellos “el verdadero reconocimiento del magisterio y de la autoridad del Papa y del Concilio Vaticano II”.


Sobre la Shoah

Acto seguido, el Papa leyó un tercer comunicado en el que expresó su firme condena del Holocausto, y expresó su solidaridad con el pueblo hebreo. En él expresó su deseo de que “la Shoah sea para todos advertencia contra el olvido, contra la negación o el reduccionismo”.

Con estas palabras, aunque sin mencionarlo explícitamente, el Papa salía al paso de las polémicas declaraciones de uno de los cuatro obispos a quienes se ha levantado la excomunión, monseñor Richard Williamson, quien había negado la existencia del Holocausto en una entrevista concedida a la televisión sueca.

El Papa mismo quiso dar su personal testimonio, recordando “las imágenes recogidas en mis repetidas visitas a Auschwitz, uno de los lager en los que se consumó la brutal masacre de millones de hebreos, víctimas inocentes de un ciego odio racial y religioso”.

Las declaraciones de monseñor Williamson habían sido declaradas en estos días como “inaceptables” e “ignominiosas” por varios cardenales de la Curia Romana, así como por la Conferencia Episcopal Suiza.

Precisamente ayer monseñor Bernard Fellay, Superior General de la Fraternidad de San Pío X, emitía un comunicado en el que pedía perdón al Papa por dichas declaraciones.

[Por Inma Álvarez]



[img]:http://www.studiolum.com/wang/img/excomunion.jpg[/img]
Excomunión.
Palabra que ahora no asusta a nadie, desgraciadamente. Bueno, sí. A aquellos que creemos que Jesús está en la hostia como Sagrado Sacramento.

Debe ser muy difícil vivir sin el alimento espiritual de los creyentes.

Para ser miembro de la Iglesia Católica no sólo se necesita de la fé, porque una fé sin amor no es verdadera como nos dice la Biblia, no sólo se necesita el amor, porque amor sin fé, tampoco es verdadero amor.

Es reconocer también como sucesor de Pedro al Papa o sea, como Vicario de Cristo (al que le dió las llaves) y al Magisterio de la Iglesia (los discípulos)
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MensajePublicado: Sab Ene 31, 2009 4:58 pm    Asunto:
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
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Paz y bien:

Les comparto un discurso del Papa en donde vuelve a hablar de Ecumenismo. Espero sea provechoso para todos.
Cita:
El Papa afirma que el ecumenismo es un signo para un mundo “dividido”

Anima a ortodoxos y católicos a proseguir con el diálogo

CIUDAD DEL VATICANO, viernes 30 de enero de 2009 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI afirmó este viernes, al recibir en audiencia a los miembros de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias Orientales Ortodoxas, que la unión del Cuerpo de Cristo es una "dimensión esencial" de la Iglesia y de su misión ante el mundo.

El Papa se dirigió en inglés, en un breve discurso, a los miembros de esta Comisión, que acaban de concluir su sexta reunión, y les animó a seguir buscando "la reconciliación y la comunión en el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia".

La unión entre los cristianos no es una cuestión secundaria, sino una "dimensión esencial", por la que "tenemos el deber de trabajar", explicó el Papa.

"El mundo necesita un signo visible del misterio de la unidad que existe entre las tres divinas Personas y que, hace dos mil años, con la Encarnación del Hijo de Dios, se nos ha revelado".

"Sólo necesitamos volver la mirada al Oriente Medio -de donde muchos de vosotros procedéis- para ver que se necesitan con urgencia semillas de esperanza en un mundo herido por la tragedia de la división, el conflicto y el inmenso sufrimiento humano", añadió.

En estos momentos es muy necesario "reforzar el testimonio unido de los Cristianos ante los enormes desafíos que deben afrontar los creyentes hoy", afirmó el Papa, contribuyendo cada uno "no sólo con la riqueza de su propia tradición, sino también con el compromiso de las Iglesias implicadas en este diálogo para superar las divisiones del pasado".

Este encuentro, constató, "ha dado importantes pasos precisamente en el estudio de la Iglesia como comunión".

Por otro lado, "el propio hecho de que el diálogo haya continuado en el tiempo y que cada año sea acogido por una de las diversas Iglesias a las que representáis es en sí mismo un signo de esperanza y de ánimo", añadió el pontífice.

Por último, quiso recordar la celebración de conclusión, hace unos días, de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, en la Basílica de san Pablo Extramuros, en la que estuvieron presentes muchos miembros de la Comisión.

"Pablo fue el primer gran campeón y teólogo de la unidad de la Iglesia. Sus esfuerzos y luchas estaban inspiradas por la permanente aspiración de mantener una visible, no meramente externa, sino real y plena comunión entre los discípulos del Señor", concluyó.

[Por Inma Álvarez]

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MensajePublicado: Mie Feb 04, 2009 12:51 am    Asunto:
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
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z y bien.

Cita:
Mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma 2009

"Jesús, después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre"

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 3 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que ha escrito Benedicto XVI para la Cuaresma 2009 que lleva por título "Jesús, después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre" (Mateo 4, 2).

* * *

¡Queridos hermanos y hermanas!

Al comenzar la Cuaresma, un tiempo que constituye un camino de preparación espiritual más intenso, la Liturgia nos vuelve a proponer tres prácticas penitenciales a las que la tradición bíblica cristiana confiere un gran valor ! la oración, el ayuno y la limosna ! para disponernos a celebrar mejor la Pascua y, de este modo, hacer experiencia del poder de Dios que, como escucharemos en la Vigilia pascual, "ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos" (Pregón pascual).

En mi acostumbrado Mensaje cuaresmal, este año deseo detenerme a reflexionar especialmente sobre el valor y el sentido del ayuno. En efecto, la Cuaresma nos recuerda los cuarenta días de ayuno que el Señor vivió en el desierto antes de emprender su misión pública. Leemos en el Evangelio: "Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre" (Mt 4,1-2). Al igual que Moisés antes de recibir las Tablas de la Ley (cfr. Ex 34, Cool, o que Elías antes de encontrar al Señor en el monte Horeb (cfr. 1R 19,Cool, Jesús orando y ayunando se preparó a su misión, cuyo inicio fue un duro enfrentamiento con el tentador.

Podemos preguntarnos qué valor y qué sentido tiene para nosotros, los cristianos, privarnos de algo que en sí mismo sería bueno y útil para nuestro sustento. Las Sagradas Escrituras y toda la tradición cristiana enseñan que el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él. Por esto, en la historia de la salvación encontramos en más de una ocasión la invitación a ayunar.

Ya en las primeras páginas de la Sagrada Escritura el Señor impone al hombre que se abstenga de consumir el fruto prohibido: "De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio" (Gn 2, 16-17).

Comentando la orden divina, San Basilio observa que "el ayuno ya existía en el paraíso", y "la primera orden en este sentido fue dada a Adán". Por lo tanto, concluye: "El ‘no debes comer' es, pues, la ley del ayuno y de la abstinencia" (cfr. Sermo de jejunio: PG 31, 163, 9Cool.

Puesto que el pecado y sus consecuencias nos oprimen a todos, el ayuno se nos ofrece como un medio para recuperar la amistad con el Señor. Es lo que hizo Esdras antes de su viaje de vuelta desde el exilio a la Tierra Prometida, invitando al pueblo reunido a ayunar "para humillarnos ! dijo ! delante de nuestro Dios" (8,21).

El Todopoderoso escuchó su oración y aseguró su favor y su protección. Lo mismo hicieron los habitantes de Nínive que, sensibles al llamamiento de Jonás a que se arrepintieran, proclamaron, como testimonio de su sinceridad, un ayuno diciendo: "A ver si Dios se arrepiente y se compadece, se aplaca el ardor de su ira y no perecemos" (3,9). También en esa ocasión Dios vio sus obras y les perdonó.

En el Nuevo Testamento, Jesús indica la razón profunda del ayuno, estigmatizando la actitud de los fariseos, que observaban escrupulosamente las prescripciones que imponía la ley, pero su corazón estaba lejos de Dios. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que "ve en lo secreto y te recompensará" (Mt 6,1Cool.

Él mismo nos da ejemplo al responder a Satanás, al término de los 40 días pasados en el desierto, que "no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mt 4,4). El verdadero ayuno, por consiguiente, tiene como finalidad comer el "alimento verdadero", que es hacer la voluntad del Padre (cfr. Jn 4,34).

Si, por lo tanto, Adán desobedeció la orden del Señor de "no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal", con el ayuno el creyente desea someterse humildemente a Dios, confiando en su bondad y misericordia.

La práctica del ayuno está muy presente en la primera comunidad cristiana (cfr. Hch 13,3; 14,22; 27,21; 2Co 6,5). También los Padres de la Iglesia hablan de la fuerza del ayuno, capaz de frenar el pecado, reprimir los deseos del "viejo Adán" y abrir en el corazón del creyente el camino hacia Dios. El ayuno es, además, una práctica recurrente y recomendada por los santos de todas las épocas.

Escribe San Pedro Crisólogo: "El ayuno es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le súplica" (Sermo 43: PL 52, 320, 332).

En nuestros días, parece que la práctica del ayuno ha perdido un poco su valor espiritual y ha adquirido más bien, en una cultura marcada por la búsqueda del bienestar material, el valor de una medida terapéutica para el cuidado del propio cuerpo. Está claro que ayunar es bueno para el bienestar físico, pero para los creyentes es, en primer lugar, una "terapia" para curar todo lo que les impide conformarse a la voluntad de Dios. En la Constitución apostólica Pænitemini de 1966, el Siervo de Dios Pablo VI identificaba la necesidad de colocar el ayuno en el contexto de la llamada a todo cristiano a no "vivir para sí mismo, sino para aquél que lo amó y se entregó por él y a vivir también para los hermanos" (cfr. Cap. I). La Cuaresma podría ser una buena ocasión para retomar las normas contenidas en la citada Constitución apostólica, valorizando el significado auténtico y perenne de esta antigua práctica penitencial, que puede ayudarnos a mortificar nuestro egoísmo y a abrir el corazón al amor de Dios y del prójimo, primer y sumo mandamiento de la nueva ley y compendio de todo el Evangelio (cfr. Mt 22,34-40).

La práctica fiel del ayuno contribuye, además, a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor. San Agustín, que conocía bien sus propias inclinaciones negativas y las definía "retorcidísima y enredadísima complicación de nudos" (Confesiones, II, 10.1Cool, en su tratado La utilidad del ayuno, escribía:[b] "Yo sufro, es verdad, para que Él me perdone; yo me castigo para que Él me socorra, para que yo sea agradable a sus ojos, para gustar su dulzura" (Sermo 400, 3, 3: PL 40, 708).

Privarse del alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración Le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios.

Al mismo tiempo, el ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos. En su Primera carta San Juan nos pone en guardia: "Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?" (3,17). Ayunar por voluntad propia nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina y socorre al hermano que sufre (cfr. encíclica Deus caritas est, 15). Al escoger libremente privarnos de algo para ayudar a los demás, demostramos concretamente que el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño. Precisamente para mantener viva esta actitud de acogida y atención hacia los hermanos, animo a las parroquias y demás comunidades a intensificar durante la Cuaresma la práctica del ayuno personal y comunitario, cuidando asimismo la escucha de la Palabra de Dios, la oración y la limosna. Este fue, desde el principio, el estilo de la comunidad cristiana, en la que se hacían colectas especiales (cfr. 2Co 8-9; Rm 15, 25-27), y se invitaba a los fieles a dar a los pobres lo que, gracias al ayuno, se había recogido (cfr. Didascalia Ap., V, 20,1Cool.

También hoy hay que redescubrir esta práctica y promoverla, especialmente durante el tiempo litúrgico cuaresmal.

Lo que he dicho muestra con gran claridad que el ayuno representa una práctica ascética importante, un arma espiritual para luchar contra cualquier posible apego desordenado a nosotros mismos. Privarnos por voluntad propia del placer del alimento y de otros bienes materiales, ayuda al discípulo de Cristo a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado original, cuyos efectos negativos afectan a toda la personalidad humana. Oportunamente, un antiguo himno litúrgico cuaresmal exhorta: "Utamur ergo parcius, / verbis, cibis et potibus, / somno, iocis et arctius / perstemus in custodia - Usemos de manera más sobria las palabras, los alimentos y bebidas, el sueño y los juegos, y permanezcamos vigilantes, con mayor atención".

Queridos hermanos y hermanas, bien mirado el ayuno tiene como último fin ayudarnos a cada uno de nosotros, como escribía el Siervo de Dios el Papa Juan Pablo II, a hacer don total de uno mismo a Dios (cfr. encíclica Veritatis Splendor, 21). Por lo tanto, que en cada familia y comunidad cristiana se valore la Cuaresma para alejar todo lo que distrae el espíritu y para intensificar lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo. Pienso, especialmente, en un mayor empeño en la oración, en la lectio divina, en el Sacramento de la Reconciliación y en la activa participación en la Eucaristía, sobre todo en la Santa Misa dominical.

Con esta disposición interior entremos en el clima penitencial de la Cuaresma. Que nos acompañe la Virgen María, Causa nostræ laetitiæ, y nos sostenga en el esfuerzo por liberar nuestro corazón de la esclavitud del pecado para que se convierta cada vez más en "tabernáculo viviente de Dios". Con este deseo, asegurando mis oraciones para que cada creyente y cada comunidad eclesial recorra un provechoso itinerario cuaresmal, os imparto de corazón a todos la Bendición Apostólica.

Vaticano, 11 de diciembre de 2008

BENEDICTUS PP. XVI

[Traducción del original italiano distribuida por la Santa Sede

© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]

He aquí la exhortación del Santo Padre a vivir la Cuaresma con oración, ayuno y limosna.
Entrelaza tan bien las tres, que nos damos cuenta que una sin la otra no se sostiene.
Quiero hacer una observación personal acerca del ayuno, al que en ésta Cuaresma se nos llama en especial.

Siempre pensé que el ayunar era algo así como un mandato del padrecito de la iglesia (bueno.... cuando niña que es cuando iba a la iglesia, como muchos saben. Después me alejé y regresé mucho después. Desde entonces he tratado de "ponerme al corriente" Laughing) Mi visión de niña era ésa, ya que mi abue no me explicaba el porqué de las cosas, simplemente me decía que había que hacerlo.

En la explicación del Papa Benedicto XVI lo veo tan claro que hasta un niño lo entiende si se le dice.
He comprendido el valor penitencial de la oración, de la limosna y ahora del ayuno. Hasta hoy, por sorprendente que parezca.
Muchas veces de joven, llegué a pensar que personas que hacen uso del ayuno como una manera de presión a las autoridades hacian bien. Ahora veo que no.

Muchos personajes históricos que han hecho uso de él, mezclándolo con ideas religiosas (algo así como un espaguetti italiano a la inglesa, mezclado con cúrcuma) han fomentado sin querer la separación de naciones, el enfrentamiento entre hermanos, el correr de sangre por años. Y aún después de muertos, la sangre sigue corriendo. Y se les reconoce como grandes hombres Embarassed

Su intención era buena, ciertamente, pero no siguen el mandato de Jesús cuando nos dice que oremos en nuestro cuarto, en lo íntimo.
Y nos dice que cuando ayunemos, lo hagamos en lo íntimo.
Y en lo íntimo nos encontremos con Dios.

La Iglesia nos marca pautas para el ayuno, para la limosna y la oración. No porque a alguien se le ocurriera que así fuera, sino porque hay un Magisterio que se reune en el nombre de Jesús y con la inspiración del Espíritu Santo para decidir lo que es mejor para la iglesia.
Es por éso tan importante la Liturgia, o sea la ritualidad, porque es uniformidad en toda la iglesia.
En cada tiempo marcado, se usan los mismos colores en cualquier templo católico del mundo, la misma lectura del Evangelio, los mismos signos y símbolos para marcar claramente que somos TODOS UNO SOLO EN JESUS.

Tal como El nos dice: Sois uno en mí, como yo soy uno con el Padre.
El Magisterio de la Iglesia no se saca un conejo de la chistera, sino piden siempre la inspiración del Espíritu Santo.
Es por éso, tan importante el seguir una Liturgia.

Además de la belleza y enriquecimiento interior que se vive con ello.
Dios después de cada día en que creó, siempre terminaaba viendo que era bueno tal y como se nos relata en el Génesis.
Porque todo lo que Dios crea es bueno.

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MensajePublicado: Mie Feb 04, 2009 12:53 am    Asunto:
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
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z y bien.

Cita:
Mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma 2009

"Jesús, después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre"

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 3 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que ha escrito Benedicto XVI para la Cuaresma 2009 que lleva por título "Jesús, después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre" (Mateo 4, 2).

* * *

¡Queridos hermanos y hermanas!

Al comenzar la Cuaresma, un tiempo que constituye un camino de preparación espiritual más intenso, la Liturgia nos vuelve a proponer tres prácticas penitenciales a las que la tradición bíblica cristiana confiere un gran valor ! la oración, el ayuno y la limosna ! para disponernos a celebrar mejor la Pascua y, de este modo, hacer experiencia del poder de Dios que, como escucharemos en la Vigilia pascual, "ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos" (Pregón pascual).

En mi acostumbrado Mensaje cuaresmal, este año deseo detenerme a reflexionar especialmente sobre el valor y el sentido del ayuno. En efecto, la Cuaresma nos recuerda los cuarenta días de ayuno que el Señor vivió en el desierto antes de emprender su misión pública. Leemos en el Evangelio: "Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre" (Mt 4,1-2). Al igual que Moisés antes de recibir las Tablas de la Ley (cfr. Ex 34, Cool, o que Elías antes de encontrar al Señor en el monte Horeb (cfr. 1R 19,Cool, Jesús orando y ayunando se preparó a su misión, cuyo inicio fue un duro enfrentamiento con el tentador.

Podemos preguntarnos qué valor y qué sentido tiene para nosotros, los cristianos, privarnos de algo que en sí mismo sería bueno y útil para nuestro sustento. Las Sagradas Escrituras y toda la tradición cristiana enseñan que el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él. Por esto, en la historia de la salvación encontramos en más de una ocasión la invitación a ayunar.

Ya en las primeras páginas de la Sagrada Escritura el Señor impone al hombre que se abstenga de consumir el fruto prohibido: "De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio" (Gn 2, 16-17).

Comentando la orden divina, San Basilio observa que "el ayuno ya existía en el paraíso", y "la primera orden en este sentido fue dada a Adán". Por lo tanto, concluye: "El ‘no debes comer' es, pues, la ley del ayuno y de la abstinencia" (cfr. Sermo de jejunio: PG 31, 163, 9Cool.

Puesto que el pecado y sus consecuencias nos oprimen a todos, el ayuno se nos ofrece como un medio para recuperar la amistad con el Señor. Es lo que hizo Esdras antes de su viaje de vuelta desde el exilio a la Tierra Prometida, invitando al pueblo reunido a ayunar "para humillarnos ! dijo ! delante de nuestro Dios" (8,21).

El Todopoderoso escuchó su oración y aseguró su favor y su protección. Lo mismo hicieron los habitantes de Nínive que, sensibles al llamamiento de Jonás a que se arrepintieran, proclamaron, como testimonio de su sinceridad, un ayuno diciendo: "A ver si Dios se arrepiente y se compadece, se aplaca el ardor de su ira y no perecemos" (3,9). También en esa ocasión Dios vio sus obras y les perdonó.

En el Nuevo Testamento, Jesús indica la razón profunda del ayuno, estigmatizando la actitud de los fariseos, que observaban escrupulosamente las prescripciones que imponía la ley, pero su corazón estaba lejos de Dios. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que "ve en lo secreto y te recompensará" (Mt 6,1Cool.

Él mismo nos da ejemplo al responder a Satanás, al término de los 40 días pasados en el desierto, que "no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mt 4,4). El verdadero ayuno, por consiguiente, tiene como finalidad comer el "alimento verdadero", que es hacer la voluntad del Padre (cfr. Jn 4,34).

Si, por lo tanto, Adán desobedeció la orden del Señor de "no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal", con el ayuno el creyente desea someterse humildemente a Dios, confiando en su bondad y misericordia.

La práctica del ayuno está muy presente en la primera comunidad cristiana (cfr. Hch 13,3; 14,22; 27,21; 2Co 6,5). También los Padres de la Iglesia hablan de la fuerza del ayuno, capaz de frenar el pecado, reprimir los deseos del "viejo Adán" y abrir en el corazón del creyente el camino hacia Dios. El ayuno es, además, una práctica recurrente y recomendada por los santos de todas las épocas.

Escribe San Pedro Crisólogo: "El ayuno es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le súplica" (Sermo 43: PL 52, 320, 332).

En nuestros días, parece que la práctica del ayuno ha perdido un poco su valor espiritual y ha adquirido más bien, en una cultura marcada por la búsqueda del bienestar material, el valor de una medida terapéutica para el cuidado del propio cuerpo. Está claro que ayunar es bueno para el bienestar físico, pero para los creyentes es, en primer lugar, una "terapia" para curar todo lo que les impide conformarse a la voluntad de Dios. En la Constitución apostólica Pænitemini de 1966, el Siervo de Dios Pablo VI identificaba la necesidad de colocar el ayuno en el contexto de la llamada a todo cristiano a no "vivir para sí mismo, sino para aquél que lo amó y se entregó por él y a vivir también para los hermanos" (cfr. Cap. I). La Cuaresma podría ser una buena ocasión para retomar las normas contenidas en la citada Constitución apostólica, valorizando el significado auténtico y perenne de esta antigua práctica penitencial, que puede ayudarnos a mortificar nuestro egoísmo y a abrir el corazón al amor de Dios y del prójimo, primer y sumo mandamiento de la nueva ley y compendio de todo el Evangelio (cfr. Mt 22,34-40).

La práctica fiel del ayuno contribuye, además, a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor. San Agustín, que conocía bien sus propias inclinaciones negativas y las definía "retorcidísima y enredadísima complicación de nudos" (Confesiones, II, 10.1Cool, en su tratado La utilidad del ayuno, escribía:[b] "Yo sufro, es verdad, para que Él me perdone; yo me castigo para que Él me socorra, para que yo sea agradable a sus ojos, para gustar su dulzura" (Sermo 400, 3, 3: PL 40, 708).

Privarse del alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración Le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios.

Al mismo tiempo, el ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos. En su Primera carta San Juan nos pone en guardia: "Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?" (3,17). Ayunar por voluntad propia nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina y socorre al hermano que sufre (cfr. encíclica Deus caritas est, 15). Al escoger libremente privarnos de algo para ayudar a los demás, demostramos concretamente que el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño. Precisamente para mantener viva esta actitud de acogida y atención hacia los hermanos, animo a las parroquias y demás comunidades a intensificar durante la Cuaresma la práctica del ayuno personal y comunitario, cuidando asimismo la escucha de la Palabra de Dios, la oración y la limosna. Este fue, desde el principio, el estilo de la comunidad cristiana, en la que se hacían colectas especiales (cfr. 2Co 8-9; Rm 15, 25-27), y se invitaba a los fieles a dar a los pobres lo que, gracias al ayuno, se había recogido (cfr. Didascalia Ap., V, 20,1Cool.

También hoy hay que redescubrir esta práctica y promoverla, especialmente durante el tiempo litúrgico cuaresmal.

Lo que he dicho muestra con gran claridad que el ayuno representa una práctica ascética importante, un arma espiritual para luchar contra cualquier posible apego desordenado a nosotros mismos. Privarnos por voluntad propia del placer del alimento y de otros bienes materiales, ayuda al discípulo de Cristo a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado original, cuyos efectos negativos afectan a toda la personalidad humana. Oportunamente, un antiguo himno litúrgico cuaresmal exhorta: "Utamur ergo parcius, / verbis, cibis et potibus, / somno, iocis et arctius / perstemus in custodia - Usemos de manera más sobria las palabras, los alimentos y bebidas, el sueño y los juegos, y permanezcamos vigilantes, con mayor atención".

Queridos hermanos y hermanas, bien mirado el ayuno tiene como último fin ayudarnos a cada uno de nosotros, como escribía el Siervo de Dios el Papa Juan Pablo II, a hacer don total de uno mismo a Dios (cfr. encíclica Veritatis Splendor, 21). Por lo tanto, que en cada familia y comunidad cristiana se valore la Cuaresma para alejar todo lo que distrae el espíritu y para intensificar lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo. Pienso, especialmente, en un mayor empeño en la oración, en la lectio divina, en el Sacramento de la Reconciliación y en la activa participación en la Eucaristía, sobre todo en la Santa Misa dominical.

Con esta disposición interior entremos en el clima penitencial de la Cuaresma. Que nos acompañe la Virgen María, Causa nostræ laetitiæ, y nos sostenga en el esfuerzo por liberar nuestro corazón de la esclavitud del pecado para que se convierta cada vez más en "tabernáculo viviente de Dios". Con este deseo, asegurando mis oraciones para que cada creyente y cada comunidad eclesial recorra un provechoso itinerario cuaresmal, os imparto de corazón a todos la Bendición Apostólica.

Vaticano, 11 de diciembre de 2008

BENEDICTUS PP. XVI

[Traducción del original italiano distribuida por la Santa Sede

© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]

He aquí la exhortación del Santo Padre a vivir la Cuaresma con oración, ayuno y limosna.
Entrelaza tan bien las tres, que nos damos cuenta que una sin la otra no se sostiene.
Quiero hacer una observación personal acerca del ayuno, al que en ésta Cuaresma se nos llama en especial.

Siempre pensé que el ayunar era algo así como un mandato del padrecito de la iglesia (bueno.... cuando niña que es cuando iba a la iglesia, como muchos saben. Después me alejé y regresé mucho después. Desde entonces he tratado de "ponerme al corriente" Laughing) Mi visión de niña era ésa, ya que mi abue no me explicaba el porqué de las cosas, simplemente me decía que había que hacerlo.

En la explicación del Papa Benedicto XVI lo veo tan claro que hasta un niño lo entiende si se le dice.
He comprendido el valor penitencial de la oración, de la limosna y ahora del ayuno. Hasta hoy, por sorprendente que parezca.
Muchas veces de joven, llegué a pensar que personas que hacen uso del ayuno como una manera de presión a las autoridades hacian bien. Ahora veo que no.

Muchos personajes históricos que han hecho uso de él, mezclándolo con ideas religiosas (algo así como un espaguetti italiano a la inglesa, mezclado con cúrcuma) han fomentado sin querer la separación de naciones, el enfrentamiento entre hermanos, el correr de sangre por años. Y aún después de muertos, la sangre sigue corriendo. Y se les reconoce como grandes hombres Embarassed

Su intención era buena, ciertamente, pero no siguen el mandato de Jesús cuando nos dice que oremos en nuestro cuarto, en lo íntimo.
Y nos dice que cuando ayunemos, lo hagamos en lo íntimo.
Y en lo íntimo nos encontremos con Dios.

La Iglesia nos marca pautas para el ayuno, para la limosna y la oración. No porque a alguien se le ocurriera que así fuera, sino porque hay un Magisterio que se reune en el nombre de Jesús y con la inspiración del Espíritu Santo para decidir lo que es mejor para la iglesia.
Es por éso tan importante la Liturgia, o sea la ritualidad, porque es uniformidad en toda la iglesia.
En cada tiempo marcado, se usan los mismos colores en cualquier templo católico del mundo, la misma lectura del Evangelio, los mismos signos y símbolos para marcar claramente que somos TODOS UNO SOLO EN JESUS.

Tal como El nos dice: Sois uno en mí, como yo soy uno con el Padre.
El Magisterio de la Iglesia no se saca un conejo de la chistera, sino piden siempre la inspiración del Espíritu Santo.
Es por éso, tan importante el seguir una Liturgia.

Además de la belleza y enriquecimiento interior que se vive con ello.
Dios después de cada día en que creó, siempre terminaaba viendo que era bueno tal y como se nos relata en el Génesis.
Porque todo lo que Dios crea es bueno.

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Gregory
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MensajePublicado: Jue Feb 05, 2009 4:07 pm    Asunto:
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
Responder citando

Lei a un Cardenal que a diferencia de Juan Pablo II Benedicto XVI es poco atractivo mucha gente se sentia llena con solo ver a Juan Pablo II y por eso no era necesario para ellos el tener que escucharlo con Benedicto XVI es diferente no se que piensan ustedes creo que en parte tiene razón de todos modos creo que al papa le interesa mucho más que lo oigan a que solo lo vean y lo aplaudan.
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Scarlett*
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MensajePublicado: Vie Feb 06, 2009 3:16 am    Asunto:
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
Responder citando

Paz y bien.

Me gustaría mencionaras el nombre del Cardenal para poder constatar el comentario y leerlo completo.

En cuanto a tu pregunta sobre qué se opina al respecto de que al Papa Benedicto XVI le interesa más ser oido que aplaudido, creo que sería cuestión de preguntarle a él Laughing

Personalmente creo que hace una muy buena labor, que el Espíritu santo sabrá los motivos por los cuales inspiró su elección, tal y como ha inspirado la de los otros Papas.

A mí en lo personal, me agrada. Es distinto a Juan Pablo II por supuesto en cuanto a su personalidad, pero no en cuanto a la dignidad de su cargo.
Creo que se tiene el Papa que se necesita para cada tiempo.

Creo que ha sido muy humilde en cuanto a aceptar el gran carisma de Juan Pablo II sobre la gente y ha seguido la labor empezada por él.

En cuanto a lo de ser escuchado, todos los Papas buscan éso, según yo creo, pues es su labor el evangelizar y acercar a los hombres a Jesús.
En cuanto al aplauso, creo que es algo que nace en la gente.
Ellos no lo buscan.
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MensajePublicado: Vie Feb 06, 2009 10:02 pm    Asunto: Laicidad positiva
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
Responder citando

Paz y bien.

Comparto el comentario del Cardenal Bertone acerca de cómo se debe vivir una laicidad positiva.
Cita:
Cardenal Bertone: Relegar la religión a lo privado viola la libertad religiosa
Defendió la “laicidad positiva” como marco ideal de relación con el Estado

MADRID, jueves 5 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- "Querer imponer, como pretende el laicismo, una fe o una religiosidad estrictamente privada" supone "una injerencia en los derechos de las personas a vivir sus convicciones religiosas como deseen o como éstas se lo demanden".

Así lo afirmó el cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado de Benedicto XVI, en la conferencia pronunciada este jueves en la sede de la Conferencia Episcopal Española, con motivo del 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En el acto estuvieron presentes entre otros el actual ministro de Justicia español, Mariano Fernández Bermejo, así como miembros de las administraciones y del partido de la oposición.

En su discurso, el purpurado explicó en qué consiste la "laicidad positiva" a la que en varias ocasiones se ha referido el Papa Benedicto XVI, y que se basa en el respeto a la libertad religiosa "como derecho primario e inalienable de la persona".

La libertad religiosa, afirmó, "es el sustento de las demás libertades, su razón de ser", pues "traspasa el horizonte que trata de limitarla a una parcela íntima, a una mera libertad de culto o a una educación inspirada en valores cristianos, para solicitar al ámbito civil y social, libertad para que las confesiones religiosas puedan ejercer su misión".

[size]"El Estado democrático no es neutral respecto a la libertad religiosa misma, sino que, al igual que respecto a las demás libertades públicas, ha de reconocerla y crear las condiciones para su efectivo y pleno ejercicio por parte de todos los ciudadanos", explicó.[/size]

Precisamente por ello, es necesario que sea también "absolutamente neutral respecto de todas las diversas particulares opciones que ante lo religioso los ciudadanos adopten en uso de esa libertad".

Citando a Benedicto XVI, el cardenal Bertone añadió que "no es expresión de laicidad, sino su degeneración en laicismo, la hostilidad contra cualquier forma de relevancia política y cultural de la religión; en particular, contra la presencia de todo símbolo religioso en las instituciones públicas".

"Tampoco es signo de sana laicidad negar a la comunidad cristiana, y a quienes la representan legítimamente, el derecho de pronunciarse sobre los problemas morales que hoy interpelan la conciencia de todos los seres humanos, en particular de los legisladores y juristas", añadió.

El cardenal Bertone aclaró que cuando la Iglesia se pronuncia sobre un tema "no se trata de injerencia indebida" sino "de la afirmación y defensa de los grandes valores que dan sentido a la vida de la persona y salvaguardan su dignidad".

"En definitiva, se trata de mostrar que sin Dios el hombre está perdido, que excluir la religión de la vida social, en particular la marginación del cristianismo, socava las bases mismas de la convivencia humana, pues antes de ser de orden social y político, estas bases son de orden moral", advirtió.

Respeto mutuo

Según el cardenal Bertone la Iglesia "no reivindica el puesto del Estado" sino que respeta "la justa autonomía de las realidades temporales", y "pide la misma actitud con respeto a su misión en el mundo".

"El Estado no puede reivindicar competencias, sean directas o indirectas, sobre las convicciones íntimas de las personas ni tampoco imponer o impedir la práctica pública de la religión sobre todo cuando la libertad religiosa contribuye de forma decisiva a la formación de ciudadanos auténticamente libres", añadió.

Sin embargo, lamentó que hoy "la libertad religiosa está lejos de ser asegurada efectivamente" ya que "en algunos casos se la niega por motivos religiosos o ideológicos", y en otros "aunque se la reconoce teóricamente, es obstaculizada de hecho por el poder político o, de manera más solapada, por el predominio cultural del agnosticismo y del relativismo."


[color-green]"Es inconcebible, por tanto, que los creyentes tengan que suprimir una parte de sí mismos -su fe- para ser ciudadanos activos. Nunca debería ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos", advirtió el Secretario vaticano.[/color]

Por último, el cardenal Bertone se refirió al principio de igualdad de las confesiones religiosas, que no debe confundirse, advirtió, "como uniformidad de tratamiento jurídico de esas por parte de la ley civil", sino que debe "respetar sus peculiaridades, teniendo también presente el arraigamiento cultural e histórico que cada una tiene en la sociedad".

"No es una interpretación correcta: el principio de igualdad, en efecto, se vulnera si se tratan situaciones iguales de modo diverso, pero también si se tratan situaciones diversa de igual manera".

El texto íntegro de la conferencia puede leerse en la sección de documentación de la página web de ZENIT (Cf. Conferencia del cardenal Bertone en Madrid sobre Derechos Humanos).
http://www.zenit.org/article-30079?l=spanish
Por Inma Álvarez


Paz y bien.

Este es algo así como "el dedo en la llaga" según yo lo veo.
Cristo nos dice: "Dad al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios". Acepta que el hombre es un ser político (vivir en sociedad) y que debe regirse por leyes de convivencia y que hay un estado que se encarga de la administración de los bienes de una nación.

El Estado por su parte reconoce que el hombre es un ser físico, moral y espiritual. Se enseña en los libros de escuela. Asi que si la Iglesia cumple con el precepto cristiano, no veo el porqué el Estado no cumpla con sus propios preceptos, en cuanto a aportar aquello que es necesario para el cumplimiento de su función: administrar los bienes de una nación, crear leyes para una convivencia fraterna y cuidar de que ésas leyes se cumplan.

En ellas se destaca el respeto a los derechos humanos o sea a los derechos del hombre de obtener lo que necesita para ser un hombre completo. La religión es parte importante en ello, pues conlleva la relación del hombre con Dios.

Me parece importante éste discurso del Cardenal Bertone y los invito a reflexionar sobre él

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MensajePublicado: Lun Feb 09, 2009 9:46 pm    Asunto:
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
Responder citando

Paz y bien.

Un discurso en el Día del enfermo.
Cita:

Permalink: http://www.zenit.org/article-30112?l=spanish
Benedicto XVI: “la obra curativa de Jesús se prolonga en la misión de la Iglesia”

Hoy durante el rezo del Ángelus

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 8 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la intervención del Papa Benedicto XVI hoy durante el rezo del Ángelus, a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro.

******

Queridos hermanos y hermanas,

hoy el Evangelio (cfr Mc 1,29-39) – en estrecha continuidad con el domingo pasado – nos presenta a Jesús, que tras haber predicado el sábado en la sinagoga de Cafarnaúm, curó a muchos enfermos, empezando por la suegra de Simón. Entrado en su casa, la encontró en la cama con fiebre y, en seguida, tomándola de la mano, la curó y la hizo levantarse. Tras ponerse el sol, sanó a una multitud de personas afligidas por males de todo tipo.

La experiencia de la curación de los enfermos ha ocupado buena parte de la misión pública de Cristo y nos invita una vez más a reflexionar sobre el sentido y el valor de la enfermedad en toda situación en que pueda encontrarse el ser humano. Esta oportunidad nos viene ofrecida también por la Jornada Mundial del Enfermo, que celebraremos el próximo miércoles, 11 de febrero, memoria litúrgica de la Beata Virgen María de Lourdes.

A pesar de que la enfermedad forme parte de la existencia humana, nunca conseguimos habituarnos a ella, no sólo porque a veces llegue a ser pesada y grave, sino esencialmente porque estamos hechos para la vida, para la vida completa.

Justamente nuestro “instinto interior” nos hace pensar en Dios como plenitud de vida, es más, como Vida eterna y perfecta. Cuando somos probados por el mal y nuestras oraciones parecen resultar vanas, surgen en nosotros la duda y, angustiados, nos preguntamos: ¿cuál es la voluntad de Dios?

Es precisamente a esta pregunta a la que encontramos respuesta en el Evangelio. Por ejemplo, en el pasaje de hoy leemos que “Jesús curó a muchos que estaban afectados por varias enfermedades y expulsó muchos demonios” (Mc 2,34); en otro pasaje de san Mateo se dice que “Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mt 4,23).

Jesús no deja dudas: Dios – del que Él mismo ha revelado su rostro – es el Dios de la vida, que nos libra de todo mal. Los signos de este poder suyo de amor son las curaciones que realiza: demuestra así que el Reino de Dios está cerca restituyendo a los hombres y las mujeres a su plena integridad de espíritu y de cuerpo.

Digo que estas curaciones son signos: guían hacia el mensaje de Cristo, nos guían hacia Dios y nos dan a entender que la verdadera y más profunda enfermedad del hombre es la ausencia de Dios, de la fuente de la verdad y del amor. Y sólo la reconciliación con Dios puede darnos la verdadera curación, la verdadera vida, porque una vida sin amor y sin verdad no sería verdadera vida.

El Reino de Dios es precisamente la presencia de verdad y de amor, y así es curación en lo profundo de nuestro ser.

Gracias a la acción del Espíritu Santo, la obra de Jesús se prolonga en la misión de la Iglesia. Mediante los Sacramentos es Cristo quien comunica su vida a multitud de hermanos y hermanas, mientras cura y conforta a innumerables enfermos a través de las tantas actividades de asistencia sanitaria que las comunidades cristianas promueven con caridad fraterna mostrando así el rostro de Dios, Su amor.

Es verdad: ¡cuántos cristianos -sacerdotes, religiosos y laicos- han prestado y siguen prestando en todas partes del mundo sus manos, sus ojos y sus corazones a Cristo, verdadero médico de los cuerpos y de las almas!

Oremos por todos los enfermos, especialmente por los más graves, que no pueden de ninguna forma proveer a sí mismos, sino que dependen totalmente de los cuidados de otros; que cada uno de ellos pueda experimentar, en la solicitud de quienes están cerca, el poder del amor de Dios y la riqueza de su gracia que nos salva. María, salud de los enfermos, ruega por nosotros.

[Después del Ángelus, dijo]

En estas semanas se están registrando en Madagascar fuertes tensiones políticas que han provocado también disturbios populares. Por esto los Obispos de la isla han convocado para hoy una jornada de oración en favor de la reconciliación nacional y de la justicia social. Vivamente preocupado por el periodo particularmente crítico que el país está atravesando, os invito a uniros a los católicos malgaches para confiar al Señor los muertos en las manifestaciones y para invocar de Él, por intercesión de María Santísima, la vuelta a la concordia de los ánimos, a la tranquilidad social y a la convivencia civil.

Como señalaba hace un momento, el próximo 11 de febrero, memoria de la Beata Virgen María de Lourdes, se celebra la Jornada Mundial del Enfermo. Por la tarde encontraré a los enfermos y a los demás peregrinos en la Basílica de San Pedro, después de la Santa Misa que presidirá el Presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, cardenal Lozano Barragán. Desde ahora aseguro mi especial bendición a todos los enfermos, a los agentes sanitarios y a los voluntarios de todas partes del mundo.

[En español dijo]

El evangelio que se ha proclamado este domingo nos presenta a Jesucristo envuelto en una intensa labor apostólica, sin que por ello su profunda vida interior se vea mermada. Ambas cosas, la actividad del Hijo de Dios y su plegaria, son actos de su amor y entrega a sus coetáneos. Que la Santísima Virgen María nos ayude a todos los miembros de la Iglesia a actualizar este sentido misionero, que combina el trabajo y las ocupaciones con una continua vida de unión con Dios. Muchas gracias y feliz domingo.


[Traducción del original italiano por Inma Álvarez]


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MensajePublicado: Mie Feb 11, 2009 1:56 am    Asunto: Benedicto XVI a los consagrados
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
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Paz y bien

Les comparto la Homilía en la XIII Jornada de la Vida Consagrada del Papa.

Cita:
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 10 febrero 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI el 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor, XIII Jornada de la Vida Consagrada, tras la misa celebrada poco antes en la Basílica Vaticana.

* * *

Señor cardenal; venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio; queridos hermanos y hermanas:

Con gran alegría me encuentro con vosotros al final del santo sacrificio de la misa, en esta fiesta litúrgica que, ya desde hace trece años, reúne a religiosos y religiosas para la Jornada de la vida consagrada. Saludo cordialmente al cardenal Franc Rodé, expresando de modo especial mi agradecimiento a él y a sus colaboradores de la Congregación para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica por el servicio que prestan a la Santa Sede y a lo que llamaría el "cosmos" de la vida consagrada.

Saludo con afecto a los superiores y las superioras generales aquí presentes y a todos vosotros, hermanos y hermanas, que, siguiendo el modelo de la Virgen María, lleváis en la Iglesia y en el mundo la luz de Cristo con vuestro testimonio de personas consagradas. En este Año paulino hago mías las palabras del Apóstol: "Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros, rogando siempre y en todas mis oraciones con alegría por todos vosotros a causa de la colaboración que habéis prestado al Evangelio, desde el primer día hasta hoy" (Flp 1, 3-5).

Con este saludo, dirigido a la comunidad cristiana de Filipos, san Pablo expresa el recuerdo afectuoso que conserva de quienes viven personalmente el Evangelio y se comprometen a transmitirlo, uniendo el cuidado de la vida interior con el empeño de la misión apostólica.

En la tradición de la Iglesia, san Pablo siempre ha sido reconocido como padre y maestro de quienes, llamados por el Señor, han hecho la opción de una entrega incondicional a él y a su Evangelio. Diversos institutos religiosos toman de san Pablo el nombre y también una inspiración carismática específica. Se puede decir que a todos los consagrados y las consagradas él repite una invitación clara y afectuosa: "Sed imitadores míos, como yo lo soy de Cristo" (1 Co 11, 1). En efecto, ¿qué es la vida consagrada sino una imitación radical de Jesús, un "seguimiento" total de él? (cf. Mt 19, 27-2Cool.

Pues bien, en todo ello san Pablo representa una mediación pedagógica segura: imitarlo siguiendo a Jesús, amadísimos hermanos, es el camino privilegiado para corresponder a fondo a vuestra vocación de especial consagración en la Iglesia.

Más aún, de su misma voz podemos conocer un estilo de vida que expresa lo esencial de la vida consagrada inspirada en los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. En la vida de pobreza él ve la garantía de un anuncio del Evangelio realizado con total gratuidad (cf. 1 Co 9, 1-23), mientras expresa, al mismo tiempo, la solidaridad concreta con los hermanos necesitados.

Al respecto, todos conocemos la decisión de san Pablo de mantenerse con el trabajo de sus manos y su compromiso por la colecta en favor de los pobres de Jerusalén (cf. 1 Ts 2, 9; 2 Co 8-9).

San Pablo es también un apóstol que, acogiendo la llamada de Dios a la castidad, entregó su corazón al Señor de manera indivisa, para poder servir con una libertad y una dedicación aún mayores a sus hermanos (cf. 1 Co 7, 7; 2 Co 11, 1-2). Además, en un mundo en el que se apreciaban poco los valores de la castidad cristiana (cf. 1 Co 6, 12-20), ofrece una referencia de conducta segura.

Y, por lo que se refiere a la obediencia, baste notar que el cumplimiento de la voluntad de Dios y la "responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias" (2 Co 11, 2Cool animaron, plasmaron y consumaron su existencia, convertida en sacrificio agradable a Dios. Todo esto lo lleva a proclamar, como escribe a los Filipenses: "Para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia" (Flp 1, 21).

Otro aspecto fundamental de la vida consagrada de san Pablo es la misión. Él es todo de Jesús a fin de ser, como Jesús, de todos; más aún, a fin de ser Jesús para todos: "Me he hecho todo a todos para salvar a toda costa a algunos" (1 Co 9, 22).
A él, tan estrechamente unido a la persona de Cristo, le reconocemos una profunda capacidad de conjugar vida espiritual y actividad misionera; en él esas dos dimensiones van juntas. Así, podemos decir que pertenece a la legión de "místicos constructores", cuya existencia es a la vez contemplativa y activa, abierta a Dios y a los hermanos, para prestar un servicio eficaz al Evangelio.

En esta tensión místico-apostólica me complace destacar la valentía del Apóstol ante el sacrificio al afrontar pruebas terribles, hasta el martirio (cf. 2 Co 11, 16-33), la confianza inquebrantable basada en las palabras de su Señor: "Te basta mi gracia, pues mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza" (2 Co 12, 9). Así, su experiencia espiritual se nos muestra como una traducción viva del misterio pascual, que investigó intensamente y anunció como forma de vida del cristiano. San Pablo vive para, con y en Cristo. "Estoy crucificado con Cristo, y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí" (Ga 2, 19-20); y también: "Para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia" (Flp 1, 21).

Esto explica por qué no se cansa de exhortar a hacer que la palabra de Cristo habite en nosotros con toda su riqueza (cf. Col 3, 16). Esto hace pensar en la invitación que os dirigió recientemente la instrucción sobre "El servicio de la autoridad y la obediencia" a buscar "cada mañana el contacto vivo y constante con la Palabra que se proclama ese día, meditándola y guardándola en el corazón como un tesoro, convirtiéndola en la raíz de todos sus actos y el primer criterio de sus elecciones" (n. 7: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 13 de junio de 2008, p. 10).

Por tanto, espero que el Año paulino alimente aún más en vosotros el propósito de acoger el testimonio de san Pablo, meditando cada día la Palabra de Dios con la práctica fiel de la lectio divina, orando "con salmos, himnos y cánticos inspirados, con gratitud" (Col 3, 16). Que él os ayude, además, a realizar vuestro servicio apostólico en la Iglesia y con la Iglesia con un espíritu de comunión sin reservas, comunicando a los demás vuestros carismas (cf. 1 Co 14, 12) y testimoniando en primer lugar el carisma mayor, que es la caridad (cf. 1 Co 13).

Queridos hermanos y hermanas, la liturgia de hoy nos exhorta a mirar a la Virgen María, la "consagrada" por excelencia. San Pablo habla de ella con una fórmula concisa pero eficaz, que pondera su grandeza y su misión: es la "mujer", de la que, en la plenitud de los tiempos, nació el Hijo de Dios (cf. Ga 4, 4). María es la madre que hoy en el templo presenta el Hijo al Padre, dando continuación, también con este acto, al "sí" pronunciado en el momento de la Anunciación. Que ella sea también la madre que nos acompañe y sostenga a nosotros, hijos de Dios e hijos suyos, en el cumplimiento de un servicio generoso a Dios y a los hermanos. Con este fin, invoco su celestial intercesión, mientras de corazón os imparto la bendición apostólica a todos vosotros y a vuestras respectivas familias religiosas.
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El pastel tal vez a destiempo, pero con mucho carño para todos los consagrados.
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MensajePublicado: Mie Feb 11, 2009 1:57 am    Asunto: Benedicto XVI a los consagrados
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
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Paz y bien

Les comparto la Homilía en la XIII Jornada de la Vida Consagrada del Papa.

Cita:
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 10 febrero 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI el 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor, XIII Jornada de la Vida Consagrada, tras la misa celebrada poco antes en la Basílica Vaticana.

* * *

Señor cardenal; venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio; queridos hermanos y hermanas:

Con gran alegría me encuentro con vosotros al final del santo sacrificio de la misa, en esta fiesta litúrgica que, ya desde hace trece años, reúne a religiosos y religiosas para la Jornada de la vida consagrada. Saludo cordialmente al cardenal Franc Rodé, expresando de modo especial mi agradecimiento a él y a sus colaboradores de la Congregación para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica por el servicio que prestan a la Santa Sede y a lo que llamaría el "cosmos" de la vida consagrada.

Saludo con afecto a los superiores y las superioras generales aquí presentes y a todos vosotros, hermanos y hermanas, que, siguiendo el modelo de la Virgen María, lleváis en la Iglesia y en el mundo la luz de Cristo con vuestro testimonio de personas consagradas. En este Año paulino hago mías las palabras del Apóstol: "Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros, rogando siempre y en todas mis oraciones con alegría por todos vosotros a causa de la colaboración que habéis prestado al Evangelio, desde el primer día hasta hoy" (Flp 1, 3-5).

Con este saludo, dirigido a la comunidad cristiana de Filipos, san Pablo expresa el recuerdo afectuoso que conserva de quienes viven personalmente el Evangelio y se comprometen a transmitirlo, uniendo el cuidado de la vida interior con el empeño de la misión apostólica.

En la tradición de la Iglesia, san Pablo siempre ha sido reconocido como padre y maestro de quienes, llamados por el Señor, han hecho la opción de una entrega incondicional a él y a su Evangelio. Diversos institutos religiosos toman de san Pablo el nombre y también una inspiración carismática específica. Se puede decir que a todos los consagrados y las consagradas él repite una invitación clara y afectuosa: "Sed imitadores míos, como yo lo soy de Cristo" (1 Co 11, 1). En efecto, ¿qué es la vida consagrada sino una imitación radical de Jesús, un "seguimiento" total de él? (cf. Mt 19, 27-2Cool.

Pues bien, en todo ello san Pablo representa una mediación pedagógica segura: imitarlo siguiendo a Jesús, amadísimos hermanos, es el camino privilegiado para corresponder a fondo a vuestra vocación de especial consagración en la Iglesia.

Más aún, de su misma voz podemos conocer un estilo de vida que expresa lo esencial de la vida consagrada inspirada en los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. En la vida de pobreza él ve la garantía de un anuncio del Evangelio realizado con total gratuidad (cf. 1 Co 9, 1-23), mientras expresa, al mismo tiempo, la solidaridad concreta con los hermanos necesitados.

Al respecto, todos conocemos la decisión de san Pablo de mantenerse con el trabajo de sus manos y su compromiso por la colecta en favor de los pobres de Jerusalén (cf. 1 Ts 2, 9; 2 Co 8-9).

San Pablo es también un apóstol que, acogiendo la llamada de Dios a la castidad, entregó su corazón al Señor de manera indivisa, para poder servir con una libertad y una dedicación aún mayores a sus hermanos (cf. 1 Co 7, 7; 2 Co 11, 1-2). Además, en un mundo en el que se apreciaban poco los valores de la castidad cristiana (cf. 1 Co 6, 12-20), ofrece una referencia de conducta segura.

Y, por lo que se refiere a la obediencia, baste notar que el cumplimiento de la voluntad de Dios y la "responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias" (2 Co 11, 2Cool animaron, plasmaron y consumaron su existencia, convertida en sacrificio agradable a Dios. Todo esto lo lleva a proclamar, como escribe a los Filipenses: "Para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia" (Flp 1, 21).

Otro aspecto fundamental de la vida consagrada de san Pablo es la misión. Él es todo de Jesús a fin de ser, como Jesús, de todos; más aún, a fin de ser Jesús para todos: "Me he hecho todo a todos para salvar a toda costa a algunos" (1 Co 9, 22).
A él, tan estrechamente unido a la persona de Cristo, le reconocemos una profunda capacidad de conjugar vida espiritual y actividad misionera; en él esas dos dimensiones van juntas. Así, podemos decir que pertenece a la legión de "místicos constructores", cuya existencia es a la vez contemplativa y activa, abierta a Dios y a los hermanos, para prestar un servicio eficaz al Evangelio.

En esta tensión místico-apostólica me complace destacar la valentía del Apóstol ante el sacrificio al afrontar pruebas terribles, hasta el martirio (cf. 2 Co 11, 16-33), la confianza inquebrantable basada en las palabras de su Señor: "Te basta mi gracia, pues mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza" (2 Co 12, 9). Así, su experiencia espiritual se nos muestra como una traducción viva del misterio pascual, que investigó intensamente y anunció como forma de vida del cristiano. San Pablo vive para, con y en Cristo. "Estoy crucificado con Cristo, y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí" (Ga 2, 19-20); y también: "Para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia" (Flp 1, 21).

Esto explica por qué no se cansa de exhortar a hacer que la palabra de Cristo habite en nosotros con toda su riqueza (cf. Col 3, 16). Esto hace pensar en la invitación que os dirigió recientemente la instrucción sobre "El servicio de la autoridad y la obediencia" a buscar "cada mañana el contacto vivo y constante con la Palabra que se proclama ese día, meditándola y guardándola en el corazón como un tesoro, convirtiéndola en la raíz de todos sus actos y el primer criterio de sus elecciones" (n. 7: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 13 de junio de 2008, p. 10).

Por tanto, espero que el Año paulino alimente aún más en vosotros el propósito de acoger el testimonio de san Pablo, meditando cada día la Palabra de Dios con la práctica fiel de la lectio divina, orando "con salmos, himnos y cánticos inspirados, con gratitud" (Col 3, 16). Que él os ayude, además, a realizar vuestro servicio apostólico en la Iglesia y con la Iglesia con un espíritu de comunión sin reservas, comunicando a los demás vuestros carismas (cf. 1 Co 14, 12) y testimoniando en primer lugar el carisma mayor, que es la caridad (cf. 1 Co 13).

Queridos hermanos y hermanas, la liturgia de hoy nos exhorta a mirar a la Virgen María, la "consagrada" por excelencia. San Pablo habla de ella con una fórmula concisa pero eficaz, que pondera su grandeza y su misión: es la "mujer", de la que, en la plenitud de los tiempos, nació el Hijo de Dios (cf. Ga 4, 4). María es la madre que hoy en el templo presenta el Hijo al Padre, dando continuación, también con este acto, al "sí" pronunciado en el momento de la Anunciación. Que ella sea también la madre que nos acompañe y sostenga a nosotros, hijos de Dios e hijos suyos, en el cumplimiento de un servicio generoso a Dios y a los hermanos. Con este fin, invoco su celestial intercesión, mientras de corazón os imparto la bendición apostólica a todos vosotros y a vuestras respectivas familias religiosas.
[© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]



El pastel tal vez a destiempo, pero con mucho carño para todos los consagrados.
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MensajePublicado: Mie Feb 11, 2009 11:20 pm    Asunto:
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
Responder citando

Paz y bien.
Cita:
Benedicto XVI muestra cómo “progresar” en la vida espiritual”
Propone la “Escala del paraíso” de Juan Clímaco como ejemplo


CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 11 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- El crecimiento de la propia vida en la virtud no es algo que pertenecía a los monjes del desierto o a quienes querían llevar una vida de heroísmo, sino que es un camino para todos los bautizados, afirma Benedicto XVI.

Ante los cerca de 8.000 peregrinos congregados en el Aula Pablo VI para la Audiencia General, el Papa retomó su enseñanza sobre los Padres de la Iglesia, que había dejado el año pasado para comenzar el ciclo de veinte catequesis sobre san Pablo.

En esta ocasión, habló sobre Juan Clímaco, monje ermitaño del siglo VI, autor de la "Escala del paraíso", uno de los escritos espirituales más importantes de la historia cristiana.

Juan Clímaco fue un monje que vivió en el Sinaí como ermitaño y como cenobita, en un tiempo en que el Imperio Romano se había desmoronado ante el empuje de las invasiones bárbaras, y la única institución que subsistía era la Iglesia.

"La Escala, obra escrita por un monje eremita que vivió hace mil cuatrocientos años, ¿puede decirnos algo a nosotros hoy? El itinerario existencial de un hombre que vivió siempre en la montaña del Sinaí en un tiempo tan lejano, ¿puede ser de actualidad para nosotros?", se preguntó el Papa.

Aunque la respuesta pareciera ser negativa en primer término, invitó a los presentes a caer en la cuenta de que "aquella vida monástica es sólo un gran símbolo de la vida bautismal, de la vida del cristiano".

El obispo de Roma puso de manifiesto que este método de vida espiritual propuesto en la Escala culmina "con las virtudes fundamentales, iniciales, más sencillas: la fe, la esperanza y la caridad".

"No son virtudes accesibles solo a los héroes morales, sino que son don de Dios a todos los bautizados: en ellas también crece nuestra vida", añadió.

La fe, por ejemplo, "implica que yo renuncie a la arrogancia, a mi pensamiento, a la pretensión de juzgar por mi mismo, sin confiarme a otros. Este camino hacia la humildad, hacia la infancia espiritual es necesario superar la actitud de arrogancia".

Por otro lado, "sólo la esperanza nos hace capaces de vivir la caridad. La esperanza en la que trascendemos las cosas de cada día, no esperamos el éxito en nuestros días terrenos, sino que esperamos finalmente la revelación de Dios mismo".

"Sólo en esta extensión de nuestra alma, en esta autotrascendencia, nuestra vida se engrandece y podemos soportar los cansancios y desilusiones de cada día, podemos ser buenos con los demás sin esperar recompensa. Sólo si Dios existe, esta gran esperanza a la que tiendo, puedo cada día dar los pequeños pasos de mi vida y así aprender la caridad", explicó.

"Escala"

El pontífice explicó a los fieles en qué consiste la "Escala" de Juan Clímaco, que este monje escribió después de 40 años de vida eremítica a los pies del monte Sinaí.

En este tratado de vida espiritual, Juan "describe el camino del monje desde la renuncia al mundo hasta la perfección del amor. Es un camino que tiene lugar a través de treinta escalones, cada uno de los cuales está unido con el siguiente".

Esta "ascensión" se divide en tres fases: "la primera muestra la ruptura con el mundo con el fin de volver al estado de infancia evangélica", la segunda "el combate espiritual contra las pasiones", y la tercera, "la perfección cristiana".

La primera fase, explica Benedicto XVI, supone "la vuelta a la verdadera infancia en sentido espiritual, el llegar a ser como niños. El alejamiento voluntario de las personas y lugares queridos permite al alma entrar en comunión más profunda con Dios. Esta renuncia desemboca en la obediencia, que es el camino a la humildad a través de las humillaciones -que no faltarán nunca- por parte de los hermanos".

La segunda, el combate contra las pasiones, no debe verse como algo negativo, pues "es importante tomar conciencia de que las pasiones no son malas en sí mismas; lo son por el uso malo que de ellas hace la libertad del hombre".

"Si son purificadas, las pasiones abren al hombre el camino hacia Dios con energías unificadas por la ascética y la gracia y, "si han recibido del Creador un orden y un principio..., el límite de la virtud no tiene fin", afirma el Papa citando a Juan Clímaco.

Respecto a la última fase, el sucesor de Pedro destaca los tres principios, "sencillez, humildad y discernimiento", de los cuales "Juan, en línea con los Padres del desierto, considera más importante este último, es decir, la capacidad de discernir".

Se refiere también a la oración, que puede ser corpórea y "oración del corazón", "la invocación del solo nombre de Jesús, una invocación continua como la respiración". El fin de la escala es la "trinidad de las virtudes": la fe, la esperanza y la caridad.

Esta caridad, comparada con el amor humano, está íntimamente unida con la esperanza. "La ausencia de la esperanza anonada la caridad: a ella están vinculadas nuestras fatigas, por ella nos sostenemos en nuestros problemas y gracias a ella estamos rodeados por la misericordia de Dios", concluye el Papa.

Por Inma Álvarez



El Papa prepara el camino hacia la Cuaresma. Si recuerdan el lema de Cuaresma para éste año: ¨Jesús después de 40 días y 40 noches, al fin sintió hambre¨, verán lo que nos está mostrando.

Nos habló del ayuno de alimento (pueden ver el discurso en éste mismo tema arriba) y ahora nos habla del alejamiento del mundo, de lo querido para volver a la infancia espiritual. O sea, como un medio para deshacernos de tantas y tantas cosas que nos han atado.

No nos habla de dejar el mundo para siempre o un desprecio a él, sino nos muestra la escala que se vive con ése alejamiento y que nos lleva a entender y vivir la fé, la esperanza y la caridad.

Ver la Catequésis completa http://puntadasencatequesis.blogspot.com/2009/02/benedicto-xvi-presenta-la-escala-del_11.html
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MensajePublicado: Sab Feb 14, 2009 6:41 pm    Asunto:
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
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Paz y bien.

A un comentario en el tema, respecto a que a Benedicto XVI le gusta más ser escuchado que aplaudido yo pregunté qué Cardenal había hecho ése comentario, pregunté por aquello de "quemarme" Laughing porque ya ven qué quemadas me he metido Laughing Dicen que se aprende por experiencia y ya he tenido varias. Así que gracias por comentar el nombre del Cardenal, fué Godfreed Dannels Arzobispo de Malinas Bruselas quien hace esta apreciación. Sobre el deseo de ser más escuchado que aplaudido.

Y estoy de acuerdo. ¿Saben algo que me gusta mucho? al Papa se le conoce como Benedico XVI, en pocos lados se le llama el santo Padre o su Santidad; es como un querer tocarnos, como un querer que lo veamos como uno más de nosotros. Al lado nuestro.

Yo no sé si a ustedes les da la misma impresión. Y en lo personal, me gusta porque es como si el Vaticano quisiera sacudirse todo el oropel con el que han querido cubrirlo muchos.

Nosotros entendemos que no es oropel, sin embargo hay muchos que no lo entienden. A medida que ha pasado el tiempo y han surgido tantas sectas, todos ésos adjetivos (que creo acertados si se entienden en su orígen y en el sentido correcto) han sido usados y promocionados como algo en contra.

Personalmente, estoy de acuerdo y creo que tiene raices bíblicas. Jesús mismo, llamó "pescadores de hombres" a sus discípulos, "pastor de mis ovejas" y el "que tendrá las llaves" a Pedro.

Creo entonces que el llamarse simplemente Benedicto XVI es un llamado a aquellos que no han alcanzado a comprender en totalidad. Es un signo de humildad. Jesús mismo dió un titulo a sus discípulos, no se lo asignaron ellos. Tienen el derecho de llamarse así y si ahora el Santo Padre no lo hace, yo lo veo como un signo de humildad.

Yo sigo llamándolo Santo Padre y sigo llamándolo Su Santidad. El no se llama a sí mismo así. A mí me gusta mucho éso.

A medida que voy conociéndolo, me gusta más.


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MensajePublicado: Sab Feb 21, 2009 5:47 pm    Asunto: Oración por el Santo Padre el Domingo 22 Febrero
Tema: BENEDICTO XVI- YO TE AMO
Responder citando

Paz y bien.


Permalink: http://www.zenit.org/article-30271?l=spanish
AIN invita a una jornada mundial de oración por Benedicto XVI

Con ocasión de la fiesta litúrgica de la Cátedra de San Pedro

KÖNIGSTEIN, viernes 20 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Con ocasión de la fiesta litúrgica de la Cátedra de San Pedro, el próximo domingo 22 de febrero, la asociación caritativa católica Ayuda a la Igelsia Necesitada (AIN) invita a los creyentes a “una jornada de ferviente oración por el Santo Padre”.

Un comunicado de la asociación recibido por ZENIT y firmado por Joaquín Alliende, presidente Internacional de AIN, explica que en este domingo en que se “conmemora el particular encargo confiado por Cristo al primer obispo de Roma” se quiere rezar por el Papa “después del ruido” de los últimos tiempos.

“El Papa Benedicto XVI ha sido injustamente atacado -denuncia el texto-. Se ha asistido a una vuelta de actitudes agresivas que parecían superados. Se han cometido graves errores por parte de algunas instancias de la Santa Sede, tal como afirmó el director de la Sala Stampa vaticana, padre Lombardi”.

Según la asociación “se ha aprovechado la ocasión de estos errores objetivos para provocar una avalancha de agresiones” hiriendo “de forma grosera la dignidad del papado y a la persona misma de Benedicto XVI”.

“Muchos han manipulado las informaciones. Otros han dejado caer frívolamente los fundamentos válidos de nuestra tradición humanista”.

“Este comportamiento indigno hacia la verdad deteriora gravemente el diálogo entre la sociedad civil y las grandes religiones”, añade AIN, definiéndolo como “un signo de descomposición cultural” con el cual “se reavivan antiguas emociones sectarias”.

“Se ha intentado debilitar a una figura moral irreprensible, uno de los grandes faros de esperanza para las nuevas generaciones”, observa.

“En medio de tanto ruido, la personalidad histórica de Benedicto XVI emerge incólume, como uno que encarna racionalidad, sabiduría lúcida y extrema bondad. Así muchos jóvenes descubren en él un reflejo actual del Buen Pastor”.

Por esto, la asociación invita “a todos aquellos que creen en el Dios de la verdad y del amor a una jornada especial de oración”.

“Oremos para que el Espíritu Santo ilumine y sostenga al Papa Benedicto XVI como testigo profético del Evangelio de Jesús y como guía para una humanidad que anhela la paz”.


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