Bernardo Asiduo
Registrado: 10 Nov 2005 Mensajes: 157 Ubicación: México DF
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Publicado:
Vie Abr 28, 2006 1:17 am Asunto:
Las Iglesias Católicas Orientales
Tema: Las Iglesias Católicas Orientales |
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Christós Anesti! Alithós Anesti! (Cristo ha resucitado! En verdad ha resucitado!)
Últimamente he estado leyendo diversos temas y aportes de varios hermanos y veo que es sumamente común el manifestar que la única Iglesia Universal es la Iglesia Romana. Muchos de ustedes saben que en realidad la Iglesia Romana es una de las que forman parte de la Iglesia Universal, pero igual se que mucha gente en especial en España y América Latina no conoce a las "hermanitas", que somos las Iglesias Católicas Orientales. Quisiera compartir con ustedes parte de un trabajo que estoy realizando sobre que es la Iglesia Católica Oriental y, en la medida de mis limitados conocimientos, poder satisfacer alguna duda que surgiera con respecto a nosotros.
“La divina Providencia ha hecho que en diversas regiones las varias Iglesias fundadas por los Apóstoles y sus sucesores, con el correr de los tiempos se hayan reunido en grupos orgánicamente unidos que, dentro de la unidad de fe y la única constitución divina de la Iglesia universal, gozan de disciplina propia, de ritos litúrgicos propios y de un propio patrimonio teológico y espiritual. Entre los cuales, concretamente las antiguas Iglesias patriarcales, como madres en la fe, engendraron a otras como a hijas, y con ellas han quedado unidas hasta nuestros días, por vínculos especiales de caridad, tanto en la vida sacramental como en la mutua observancia de derechos y deberes. Esta variedad de Iglesias locales, dirigidas a un solo objetivo, muestra admirablemente la indivisa catolicidad de la Iglesia.” (Constitución Dogmática “Lumen Gentium” No. 23)
“La Iglesia católica tiene en gran aprecio las instituciones, los ritos litúrgicos, las tradiciones eclesiásticas y la disciplina de la vida cristiana de las Iglesias Orientales. Pues en todas ellas, preclaras por su venerable antigüedad, brilla aquella tradición de los padres, que arranca desde los Apóstoles, la cual constituye una parte de lo divinamente revelado y del patrimonio indiviso de la Iglesia universal.” (Decreto “Orientalium Ecclesiarum” No. 1)
Actualmente la Iglesia Católica está compuesta por más o menos 23 diferentes Iglesias Sui Iuris, es decir que tienen su propia disciplina interna y derecho. Aunque la Iglesia Católica Romana es la más grande de estas 23 iglesias, por sí sola no integra la totalidad de la Iglesia Católica (en realidad la Iglesia Latina o Romana es una Iglesia Sui Iuris), sino que son todas las Iglesias, con sus ritos y tradiciones específicas las que integran la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica.
Tal como se dijo antes, cada una de estas Iglesias tiene su propio rito o siguen tradiciones litúrgicas específicas. La Iglesia Latina, comúnmente conocida como la Iglesia Católica Romana hace uso del Rito Romano para así expresar su espiritualidad y patrimonio; éste incluye las Misas Tridentina y del Novus Ordo, así como otros ritos mucho menos extendidos como son el rito Ambrosiano (utilizado en Milán, Italia) al cual pertenecía su Santidad Paulo VI, el Mozárabe (utilizado en Toledo, España), el rito de Braga (utilizado en la provincia del mismo nombre en Portugal) y los ritos que han establecido algunas congregaciones religiosas. Sin embargo, ni el número de fieles ni el rito dan mayor dignidad o ventaja a ninguna de las Iglesias, tal como manifiesta el Decreto “Orientalium Ecclesiarum” en su número 3:
“Estas Iglesias particulares, tanto de Oriente como de Occidente, aunque difieren algo entre sí por sus ritos, como suele decirse, a saber, por su liturgia, disciplina eclesiástica y patrimonio espiritual, sin embargo, están encomendadas por igual al gobierno pastoral del Romano Pontífice, que sucede por institución divina a San Pedro en el primado sobre la Iglesia universal.
Estas Iglesias particulares gozan, por tanto, de igual dignidad, de tal manera que ninguna de ellas aventaja a las demás por razón de su rito, y todas disfrutan de los mismos derechos y están sujetas a las mismas obligaciones, incluso en lo referente a la predicación del Evangelio por todo el mundo (cf. Mc 16,15), bajo la dirección del Romano Pontífice.”
Dentro de las Iglesias Orientales existen diversos ritos, siendo el más extendido el Rito Bizantino el cual es seguido por diversas Iglesias tales como los Melquitas, los Ucranianos, Griegos, Rutenos y otros. Todas estas iglesias siguen la Liturgia de San Juan Crisóstomo y la Liturgia de San Basilio; asimismo han practicado durante siglos un sacerdocio tanto célibe como casados, veneran Iconos en lugar estatuas, ayunan durante todo el periodo de Cuaresma y no sólo en días específicos y sus tradiciones litúrgicas tienen orígenes Griegos y Eslavos, por lo que su Divina Liturgia (Misa) tiene gran similitud con las Liturgias Ortodoxas Griegas o Rusas, sin embargo hay que tener siempre en cuenta que los Católicos Orientales son parte de la Iglesia Católica, no de la Iglesia Ortodoxa.
Adicionalmente, en Oriente hay Iglesias que siguen otros ritos tales como el Maronita, Sirio, Etiope o el Armenio. Estos hermanos nuestros se ubican la gran mayoría en el Medio Oriente y sufren constantemente de grandes carencias y persecuciones.
Para poder apreciar en su totalidad a las Iglesias Católicas Orientales y sus ritos, hay que considerar, aunque sea de manera sumamente breve, la historia de la Iglesia.
La Iglesia Católica Oriental tiene sus raíces en los 12 Apóstoles de Nuestro Señor Jesucristo, quién en su Ascensión les ordenó “Me ha sido dada toda autoridad en el Cielo y en la tierra. Vayan pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.” (Mt. 28,18-20)
Después del descenso del Espíritu Santo el día de Pentecostés (Hch. 2,1-4), los Apóstoles comenzaron a proclamar en Evangelio, primero en Jerusalén y posteriormente a los Gentiles. La primera misión de la Iglesia del Nuevo Testamento entre los Gentiles Helénicos del Levante fue en Antioquia, en la provincia Romana de Siria (actualmente en Turquía), donde “los discípulos por primera vez recibieron el nombre de Cristianos” (Hch. 11,26). Antioquia entonces se convirtió en la base de los grandes viajes misioneros de San Pablo, lo que tuvo cómo resultado la creación de un grupo de comunidades Cristianas Helénicas en Asia Menor (la actual Turquía) y Grecia. Iguales viajes misioneros fueron realizados por los demás Apóstoles llegando tan lejos como España en el Occidente y la India en el Oriente, y penetrando en el corazón del Occidente Latino, en Roma misma, la capital del Imperio.
Hay que tener en cuenta que el Imperio Romano en ese entonces, comprendía la mayor parte de Europa Occidental, partes de Europa Oriental, Asia Menor, Palestina y el Norte de África. Si bien los romanos eran feroces conquistadores, como regla general, respetaban y toleraban las costumbres y cultura de sus súbditos a fin de garantizar la paz. Para gobernar esta extensión de territorios de manera más eficiente, el Emperador Diocleciano (quién gobernó entre los años 285-305 D.C.) dividió el Imperio en el año 292 en dos partes: Roma y Bizancio, con cuatro Prefecturas. Siendo Emperador Constantino, legalizó el Cristianismo en el año 312 con la promulgación del Edicto de Milan, y en el año 330 estableció la ciudad de Constantinopla como la capital de la parte oriental del Imperio Romano. A partir de este momento, el Imperio quedó dividido en dos partes: el Imperio Romano de Occidente, con Roma como su capital, y el Imperio Romano de Oriente con su capital, Constantinopla. El Oriente estaba fuertemente influenciado por la cultura Helenística introducida por Alejandro Magno en el siglo IV antes de nuestra era. Eventualmente, Constantino convirtió a Constantinopla en su lugar de residencia y base del gobierno, y esta ciudad sería llamada “Nueva Roma”.
En tanto la Iglesia crecía, cada nación y cultura que recibía el Evangelio contribuía al crecimiento de la Iglesia por lo que la Iglesia no pudo ser ajena al fenómeno de la influencia cultural del Imperio Romano – tanto de Oriente como de Occidente – y ya desde un momento muy temprano en su historia, se desarrollaron dos grandes tradiciones que se mantienen hasta el día de hoy: la Tradición Oriental o Griega y la Tradición Occidental o Latina.
En éste marco se desarrollaron los principales centros del Cristianismo: Jerusalén, el lugar de nacimiento del Cristianismo y cuyo primer Patriarca fue el Apóstol Santiago, Antioquia, la primera sede episcopal creada por San Pedro y San Pablo, Alejandría (fundada por San Marcos), Constantinopla (sede fundada por San Andrés) y Roma, sede de San Pedro. Cada una de estas comunidades profesaba las mismas creencias y estaban unidas como una sola Iglesia. Los Obispos de estos centros designaban y nombraban más Obispos para dirigir a la creciente Iglesia y la jerarquía reconocía la primacía del Obispo de Roma como sucesor de Pedro. Así pues, la Iglesia en Occidente tuvo su centro neurálgico en la Capital del Imperio de Occidente, Roma, siendo asimismo la ÚNICA sede Patriarcal y Apostólica del Occidente del Imperio, mientras que la Iglesia en Oriente tuvo su centro en Constantinopla, coexistiendo con las otras 3 sedes Patriarcales y Apostólicas.
Por la situación histórica y el aislamiento derivado de la caída del Imperio Romano de Occidente, las tradiciones Latinas y Griegas se desarrollaron de manera separada; la Iglesia Católica Oriental comparte la herencia de las primeras comunidades Católicas-Helénicas del mundo Mediterráneo.
«En Oriente y en Occidente se han seguido diversos pasos y métodos en la investigación de la verdad revelada para conocer y confesar lo divino. No hay que admirarse, pues, de que a veces unos hayan captado mejor que otros y expongan con mayor claridad algunos aspectos del misterio revelado, de manera que hay que reconocer que con frecuencia las varias fórmulas teológicas, más que oponerse, se complementan entre sí» (Carta Apostólica “Orientale Lumen” de S.S. Juan Pablo II, No. 5)
En resumen, puede afirmarse que los Católicos Orientales somos Ortodoxos en perfecta comunión con el Papa.
En Cristo y su Santa Madre
Bernardo |
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