Foros de discusión de Catholic.net :: Ver tema - Las mejores fiestas las dan los católicos
Foros de discusión
El lugar de encuentro de los católicos en la red
Ir a Catholic.net


Importante: Estos foros fueron cerrados en julio de 2009, y se conservan únicamente como banco de datos de todas las participaciones, si usted quiere participar en los nuevos foros solo de click aquí.


Las mejores fiestas las dan los católicos

 
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Temas Controvertidos de la fe y la moral
Ver tema anterior :: Ver tema siguiente  
Autor Mensaje
Esther Filomena
Veterano


Registrado: 03 Ene 2006
Mensajes: 2345

MensajePublicado: Vie May 12, 2006 6:35 pm    Asunto: Las mejores fiestas las dan los católicos
Tema: Las mejores fiestas las dan los católicos
Responder citando

En medio de un ambiente a veces tan agresivo, y con temas mas bien conflictivos les propongo este tema para mi interesante y sugestivo.

Lo que mas me llama la atención de este artículo es el replantear las fiestas para que sean ocsión de compartir, de disfrutar compañias, no solo una reunion de individualidades, que aunque juntas parecen igual estar solas.

Las mejores fiestas las dan los católicos
por Jeffrey Tucker

Los hombres y las mujeres posmodernos- no tienen ni idea de cómo organizar una buena fiesta. Corresponde a los católicos reivindicar este arte perdido y compartirlo con el mundo.

¿Por qué? Porque las buenas fiestas son inherentes a nuestra fe católica. El año litúrgico está marcado por una amplia gama de días festivos y celebraciones, muchos de las cuales son versiones cristianizadas de fiestas de guardar que en la antigüedad observaban escrupulosamente el calendario agrícola de las plantaciones y las cosechas. Por supuesto, dos de las más importantes y más famosas fiestas son la Navidad y la Pascua pero existen también dos festividades concomitantes de éstas, la Epifanía y Pentecostés. Por otra parte, tenemos la fiesta de María, la Madre de Dios (Día de Año Nuevo); Jueves de Asunción; Corpus Christi; la fiesta de la Inmaculada Concepción; el día de Todos los Santos (con Halloween y el Día de los Difuntos) y la celebración más famosa de todas, Mardi Gras, que se ha apartado mucho de su origen católico como la última celebración anterior al ayuno de cuaresma pero que aún encarna una cierta sensibilidad católica. Por sobre todas las cosas, cada domingo es para los católicos un día festivo en el que celebramos la resurrección de Cristo. Solamente durante la Cuaresma y la pequeña Cuaresma del Adviento no es época de celebración pero hasta estas dos ocasiones, el Día de San Valentín, el Día de San Patricio, el Día de San Nicolás y otras celebraciones son excepciones.

Por supuesto, como la Iglesia sabiamente lo reconoce, las fiestas son más gratificantes si son precedidas por ayunos. Cuando más estricto el ayuno, más alegre es la celebración. Realmente, la tradición católica ha dominado el arte de disfrutar buenos momentos oportunos, rigurosamente elegidos y minuciosamente coordinados.

La ocasión de un sacramento -bautismo, confirmación o matrimonio- es la mejor oportunidad posible para celebrar una buena fiesta. En efecto, muchos católicos dan por sentado que una boda deberá estar marcada por una gran celebración. Cuando más importante y más elaborada es la celebración, más se adapta al modelo bíblico de Juan 2:1-11 de las bodas de Cana a las que asisten María, Jesús, y Sus discípulos. En medio de la fiesta, se acaba el vino. María explica a su hijo esta complicada situación; después de todo, el evangelio sugiere que sin vino no será una fiesta completa. Después de un diálogo con Su madre, Jesús les pide a los encargados que llenen de agua seis recipientes de piedra. “Y las llenaron hasta el borde dice Juan”. Cuando el huésped prueba el agua, se estremece al descubrir que Jesús la ha transformado en vino y no sencillamente en cualquier clase de vino sino en el mejor que disfrutarán toda la noche. En consecuencia, el primer milagro de Jesús no fue una ocasión solemne, como se podría esperar sino una fiesta.

Aguafiestas

Es posible suponer que un notable relato como este, que narra Su primera demostración pública del poder divino, sería cosa de todos los días en los púlpitos protestantes evangélicos, donde las palabras de la Biblia tienen prioridad sobre cualquier concepción litúrgica. No es así. Si ha asistido a una boda bautista sureña, por ejemplo, conoce el motivo: No se celebra ningún tipo de festividad. La ceremonia dura quizás 20 minutos como mucho y todas las personas descienden al salón de reuniones situado bajo la iglesia para comer pastelitos y torta y tomar un sorbo de una copita de burbujeante ponche rozado sin alcohol. Por tradición, el vino está prohibido, de modo que nadie se preocupa en buscarlo. Todo el asunto se acaba en menos de una hora. Los bautistas tal vez sean personas aferradas a la Biblia pero no cabe duda que no son personas de andar celebrtando. Se conforman con las palabras de las Sagradas escrituras.

¿Cómo la celebración de la boda, que tan alegremente se celebró en Caná, llegó a ser la insípida ocasión que se halla en la tradición bautista? Como miembros de otras confesiones no litúrgicas, los bautistas sureños tienden a rechazar por costumbre intervalos programados de regocijo, tristeza, festividad y sufrimiento menos que por motivos doctrinarios explícitos que porque todo parece demasiado... bueno... católico.

Los protestantes tradicionalmente han determinado que la catolicidad de las fiestas de guardar cristianas es sumamente problemática. Durante el período colonial, Massachusetts proscribió de facto la Navidad y la disputa acerca de si se debe poner un árbol iluminado en la iglesia todavía irrumpe en las congregaciones evangélicas. Si a los protestantes norteamericanos se les hubiese dejado hacer lo que querían, solamente celebraríamos El Dia de Acción de Gracias (que en realidad es la versión del Día de San Martín, el 11 de noviembre) y el Cuatro de Julio.

Este aspecto de la fe católica es tan manifiesto para los no católicos como es para nosotros que la damos por sentado: un día comemos pan queques y damos fiestas para “Mardi Gras” y el día siguiente –Miércoles de Cenizas- vamos caminando con las cenizas en las frentes arrepintiéndonos de nuestros pecados. ¿Qué sucede con nosotros, Romanistas, y nuestras costumbres?

Fiestas bíblicas

Resulta que la Biblia está repleta de fabulosas fiestas. Recordemos la parábola del hijo pródigo. Cuando regresa arrepentido a la casa de su padre luego de haberse dado la gran vida, no le dan caldo o lo envían a la cama. No, su padre dice, “traigan el ternero cebado, mátenlo y comamos y seamos felices; porque este es mi hijo”, como para demostrar que el hogar es dónde realmente encontramos la gran vida.

Escribió San Clemente de Alejandría: “el hijo arrepentido fue al padre benévolo, sin esperar esas cosas: la mejor túnica y el anillo y los zapatos, o saborear el ternero cebado o compartir la alegría o disfrutar la música y los bailes; se hubiese conformado con obtener lo que en su propia opinión era digno de merecer.” En cambio, lo recibió todo. Esa es una fiesta.

Dado el espíritu de liberalidad de una de las propias parábolas de Jesús, un buen católico deberá estar preparado para organizar una fiesta grandiosa cada vez que surja la oportunidad. Ahora, es verdad que una gran fiesta no puede ser la suma total de nuestra forma de vida. El siempre severo San Francis de Sales, en su Introduction to the Devout Life, nos advierte acerca del exceso de frivolidad. Pero sí afirma que las fiestas y las festividades no son males en sí mismas y que hasta pueden utilizarse para el bien. “Es legítimo divertirse, bailar, disfrazarse, festejar, y ver espectáculos decentes”, asevera. Lo esencial es que los buenos momentos no deben impedir sino facilitar la devoción. De veraz, pueden hacerlo y lo hacen.

Fiestas aburridas

Lo que resulta sorprendente acerca de la vida moderna es que resultan a menudo insulsos nuestros intentos por ser frívolos, no sólo porque no son interrumpidos por el ayuno y la oración, como deberían ser sino también porque hemos perdido el arte de cómo organizar una buena fiesta.

Todos hemos tenido la experiencia de entrar a una fiesta en la que solamente conocemos a algunas personas y el resto conversa entre ellos. Encontramos a alguien que conocemos y esperamos que no le importe que le hablemos en forma exclusiva durante, oh, lo que dure la fiesta.

Sabemos que se supone que nos mezclemos con los demás pero no importa cuántos consejos sobre el tema hemos oído o leído, socializar nunca parecer tener resultados positivos. Algunas personas se sienten molestas por los que se intrometen en sus conversaciones y en todo caso, generalmente se tiene la impresión de que no hay nada interesante para dialogar. Lo máximo que podemos esperar es tener una buena oportunidad para retirarse sin que nos vean.

Miles de fiestas como esta suceden todos los días sin dejar ninguna impresión en los invitados. El anfitrión debe hacer frente a un caos enorme sin mucho que exhibir por esto. No es extraño que muchas personas se sientan poco dispuestas a dar fiestas o que las organizan solamente cuando es su obligación o que invitan solamente a un círculo cerrado de personas cuando lo pueden hacer o que no hacen mayores esfuerzos en lo que se refiere a comida y bebidas más allá de papas fritas y cerveza.

Busque un motivo para celebrar una fiesta

No tiene que ser de este modo. Todas las fiestas deberán tener un motivo plausible para llevarse a cabo. Esto es lo que las convierte en ocasiones comunitarias, proporcionando un motivo por las que todas estas personas deberán estar juntas en un mismo sitio al mismo tiempo. Con un tema, las personas tienen un “gancho” mental, de modo que pueden pensar después: “Me encantó esa fiesta de Santa Cecilia”. Afortunadamente, nuestro calendario litúrgico proporciona una gran cantidad de ideas para los temas. Los días de los santos son excusas perfectas para organizar celebraciones y es beneficioso que estos días rara vez se superponen a las excusas de fiestas más convencionales de los demás.

Por ejemplo, este artículo aparece próximo a la festividad de la decapitación de San Juan Bautista, el 29 de agosto. Recuerdo una excelente fiesta en honor a este santo. Cenamos y brindamos por este gran hombre de Dios. ¡Irresistible! Hasta los invitados no católicos (y había muchos de ellos en la fiesta de Juan el Bautista) disfrutan participar en estos aspectos festivos de la fe cristiana.

Es por ése motivo por el que las fiestas sobre temas específicos están pasadas de moda: vivimos en una cultura obsesionada por el temor de profanar la conciencia de otra persona. No imponemos nuestros valores a los demás y nunca aseveramos la superioridad de nuestro propio punto de vista o señalamos los problemas con los puntos de vista de otros. Si por casualidad tenemos valores, magnífico pero no nos animamos a sugerir que otros los adopten. Eso sería una falta de educación.

En forma característica, una fiesta con un tema específico es como una imposición sobre la conciencia. Por ejemplo, digamos que Ud. invita gente a su casa para celebrar la festividad de San Blaise el 3 de febrero. ¿Qué sucede si el santo no es de su agrado, o piensan que los santos son generalmente inescrutables? ¿Qué sucede si no están de ánimo? ¿Por qué sus prioridades deberán ser mejores? ¿No es manipulativo decirle a las personas cómo se deben sentir? Estos son los tipos de temores desconstruccionistas que inevitablemente nos obsesionan y nos impiden fijar un tema durante una velada.

Sin embargo, la Liturgia Católica asigna temas prácticamente a todos los días. Se supone que el Viernes Santo es un día de dolor y que luego dos días después exclamamos, “Aleluya” ¿Es esto manipulativo? Para nada. El teólogo Michael Foley de la Boston College señala que el propósito de reunirse es experimentar algo juntos. Escribe en su manual de liturgia online (www.holytrinitygerman.org): “Desde la tristeza exílica de la Septuagésima hasta la austeridad de la Cuaresma, desde el dolor del Viernes Santo hasta el regocijo del Domingo de Resurrección, la Iglesia, escalonando sus fiestas y ritos en un cierto orden, les posibilita a los feligreses experimentar una serie de sentimientos sagrados únicos. Verdaderamente, la gama emocional del rito tradicional romano es quizás el más heterogéneo de todo el cristianismo”.

Los temas litúrgicos para las fiestas son excelentes, especialmente si se trata de un sacramento. Pero el tema no tiene por qué ser solemne y litúrgico. Puede ser simplemente una excusa: para festejar, el descorche de una buena botella de vino, para conmemorar la colocación de una nueva pintura, señalar el primer día de verano, saborear comida poco usual, relajarse después de los exámenes finales. Se necesita poca creatividad para crear una buena idea para una fiesta. Hasta los temas bien simples son divertidos, como las fiestas de los “elefantes blancos” de la década del 50, a las que los invitados llevaban regalos de escasa calidad.

El gran momento


Aún más importante que el tema de la fiesta es el momento cardinal de la misma: Alguien hace ruido con un vaso y hace un anuncio que unifica a los huéspedes como grupo. Noventa y nueve por ciento de las fiestas no incluyen esta crucial característica, motivo por el cual la mayoría son poco satisfactorias. Un evento grupal de cierto tipo enfatiza el motivo de la fiesta y les da a las personas algo para recordarla además de algunas conversaciones aisladas.

Para este fin, los brindis son invalorables. Cuando haga un brindis, no se preocupe por ser elocuente. Resulta suficiente algo tan simple como “a San José, el obrero”. Si las personas se mantienen calladas, siempre hay alguien en todo grupo que romperá el silencio con un comentario. Pronto, tiene una comunidad de personas todas oyendo a una sola y riéndose juntas.

Cincuenta conversaciones aisladas resultan fatales para una fiesta. Es cansador pasar todo el tiempo preguntándose si Ud. está impidiendo que alguien se dirija a otra persona o sentirse irritado de que alguien está impidiendo que Ud. dialogue con otra persona. Una velada entera como esta es deprimente. Las conversaciones grupales quiebran la monotonía de tener que eludir el laberinto social.

Las lecturas son fabulosas para crear un grupo. La poesía tal vez parezca pretenciosa, pero realmente funciona. Los versos sin mucho vuelo son excelentes

y una obra de un solo acto es inolvidable. No se preocupe por ensayarla anticipadamente. Repártala en el sitio y adelante. Cantar es también fantástico (reparta la música). Con la Web, una buena colección de libros y algunos minutos de preparación, Ud. puede crear momentos grupales que duran horas.

Basta de papas fritas y bocadillos

¿Qué ha sucedió con las fiestas con almuerzo? Cada vez se están haciendo más infrecuentes. Actualmente, la comida de las fiestas consiste en su mayor parte en bocadillos que se pueden recoger con los dedos: lo mejor que existe para estar en movimiento. Pero la premisa de ir de aquí para allá en una fiesta es totalmente errónea. Es importante que las personas se puedan sentar para que puedan escuchar y compartir un momento grupal.

Intente dar una fiesta con almuerzo y vea qué sucede. No necesita tener una mesa enorme. Aún si todo el mundo está sentado en sillas plegables comiendo chile, es mucho mejor que otra vuelta de papas fritas, bocadillos y aislamiento existencial.

Y a propósito, el acento que en la actualidad se le pone a la calidad de las comidas en las fiestas está terriblemente fuera de lugar. Puede contratar el mejor servicio de “catering” de la ciudad o matarse cocinando durante días pero si no tiene un tema, ningún momento central y ningún lugar para que puedan sentarse los invitados, los mejores bocadillos del planeta no van a salvar la fiesta.

Elección de la bebida

Ocurre siempre. Ud. entra a la casa de unos amigos que organizan una fiesta. Le preguntan qué desea beber y luego revisa rápidamente una lista de opciones: jugo de naranja, Coca y Sprite dietética o común, Miller Lite, Bud Lite, agua burbujeante, jugos de verduras, jugo de frutas, Fresca, café, diez bebidas poco satisfactorias y por último, agua. De pronto, percibe una vaga sensación de que posiblemente la V8 ya ha pasado por muchas manos o la Sprite tal vez no tenga gas o el café no está hecho o la Fresca -¿la siguen fabricando? Al final, alguien dice, “Oh, voy a tomar un vaso de agua”. Otra persona coincide. Caballeros, cuando esto pasa, la fiesta ya terminó antes de comenzar.

El método para evitar esta catástrofe es tener una bebida oficial de la velada. “Esta noche,” anuncia, “Estoy sirviendo cocktails con champagne”. ¿Quién no se alegraría? Sírvalas con jerez o una tajada de naranja y Ud. ha creado una bebida memorable. O podría servir martinis, o mojitos de menta o algún preparado de fruta sacado del congelador. Lo que sea, no se aparte de ella. Si alguien no bebe, lo dirá. Siempre deberá tener disponible un poco de agua especial para los que no beben alcohol y añada una rebanada de limón o lima como agregado.

Y, señores, las bebidas son su responsabilidad. Esto es algo en lo que deberemos especializarnos, así como las mujeres generalmente se especializan en las comidas. Prepare una buena tanda de Manhattans y será famoso para siempre, aún cuando no sean las mejores. Es simplemente una cuestión de sicología humana: a las personas les gustan aquellos que pueden mezclar una bebida con cuerpo. Sus invitados han acudido a la fiesta a participar de los placeres propios de su casa. Deles una bebida con la que se puedan identificar con Ud.

En cuanto al vino, lo mejor es tener media docena de botellas del mismo tipo, a no ser que el propósito de fiesta sea catear vino. ¿Por qué? Digamos que Ud. tiene 15 huéspedes y abre una botella excelente. Cuatro personas elogian la sublimidad de este vino en particular y entonces, de repente, se le acaba y tiene que abrir otra botella de una variedad completamente diferente. Se ha perdido una maravillosa oportunidad para unificar un momento. El mejor método es comprar un cajón del mejor vino que pueda obtener y que sea una costumbre habitual terminar el cajón al final de la reunión. El aspecto comunitario de beber juntos el mismo vino es esencial y las personas se verán sumamente sorprendidas por su generosidad.

¿Qué vestimentas se deberán usar?

El tema de cómo uno se debe vestir cuando asiste a una fiesta es complicado. Es como mucho un hecho incontrovertible: a las mejores fiestas asisten personas vestidas elegantemente o por lo menos que no usan jeans recortados y deshilachados y zapatillas gastadas. Pero si les dice a sus huéspedes que vayan con atuendos informales, seguramente lo que va a encontrar son jeans recortados y zapatillas. Así son los tiempos actuales. ¡Miren lo que se usa en misa todos los días! Ni siquiera puede esperar que se presenten a su fiesta mejor vestidos.

Sin embargo, las personas actúan de una manera más considerada e inteligente, cuando lucen ropas atractivas. Se sientan más derechos y generalmente como si algo especial estuviera sucediendo. La ropa desprolija y los momentos verdaderamente memorables no se mezclan, a no ser que se encuentre en un lago o reparando una casa o en alguna otra situación particular que exija específicamente ropa informal.

Los códigos indumentarios pueden dar la impresión de ser una imposición estos días. Este tema lo manejo así: les digo a mis invitados que, “Pueden ponerse elegantes” o, “Yo voy a usar saco y corbata”. Es una manera de dejar abiertas sus opciones, al mismo tiempo que transmito una convincente sugerencia. Por último, no descarte la posibilidad de decirle a sus huéspedes que usen corbata negra. Si se trata de las vísperas de Año Nuevo, esto puede hacer que la velada sea más alegre.

Preparación del ambiente

¿Podemos, por favor, suspender por un momento la música de rock? La música clásica es perfectamente festiva. Intente con Trout Quintet de Schubert, los quintetos de cuerda de Mozart, las obras orquestales de Bach o aún óperas ligeras. La música de cámara funciona mejor en las fiestas que las sinfonías. El jazz previo a la Segunda Guerra Mundial tiene un encanto infinito. Las bandas sonoras de viejas y nuevas películas siempre son atractivas. ¿Y qué hay del “bluegrass”? La idea es pasar algo que no sea demasiado ofensivo pero tampoco aburrido y conocido.

La música de la liturgia católica es excelente pero deberá ser reservada para las misas y Vísperas y no para las fiestas. Recuerde siempre que la máxima del Papa San Clemente del siglo primero: ninguna música pagana en la liturgia y ninguna música litúrgica en los espectáculos de trovadores u otras ocasiones no sagradas. Eso no significa que no deberá escuchar Machaut y Byrd en su casa y disfrutarlos pero las fiestas no son los momentos apropiados para promover este repertorio.

Mi última nota musical: si alguien del grupo sabe tocar el piano y Ud. posee uno, deberá ser obligatorio que toque.

Es tiempo de fiesta


Más importante que los detalles específicos de una fiesta es el espíritu. El espíritu de una buena fiesta es una variante de la buena liturgia: un trabajo de una comunidad de personas que siguen un plan. “Toda religión tiene sus celebraciones”, dice la Enciclopedia Católica, “pero ninguno posee un sistema de temporadas festivas tan rico y puntillosamente estructurado como la Iglesia Católica”.

Es hora de que vivamos de acuerdo a nuestra tradición religiosa poniendo cierto esfuerzo y pensamiento en nuestras fiestas. Considerando el tenor generalmente tedioso de los tiempos, repentinamente se convertirá en un anfitrión o anfitriona muy elogiada, haciendo un poco de esfuerzo por ser contracultural. Y asimismo, ayudará a demostrar a otros, en la tradición de Cana, que nosotros los católicos no siempre somos severos y penitentes, sino también, en el momento apropiado, personas divertidas y hospitalarias que exhibimos nuestra esperanza de que algún día nos uniremos en el banquete celestial, la fiesta más hermosa de todas. Es parte de nuestra herencia y nuestra fe.



Paz y bien
_________________
Esther Filomena
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Jose Fernando Ortiz
Constante


Registrado: 16 Ene 2006
Mensajes: 696
Ubicación: Bogotá, Colombia

MensajePublicado: Vie May 12, 2006 8:14 pm    Asunto: Re: Las mejores fiestas las dan los católicos
Tema: Las mejores fiestas las dan los católicos
Responder citando

Esther Filomena escribió:
En medio de un ambiente a veces tan agresivo, y con temas mas bien conflictivos les propongo este tema para mi interesante y sugestivo.

Lo que mas me llama la atención de este artículo es el replantear las fiestas para que sean ocsión de compartir, de disfrutar compañias, no solo una reunion de individualidades, que aunque juntas parecen igual estar solas.

Las mejores fiestas las dan los católicos
por Jeffrey Tucker

Paz y bien


HOLA, ESTRELLITA.....

Con tan buenas recomendaciones para una fiesta.....la voy a invitar a una pròxima fiesta mìa. a ver si he aprendido.

Gracias por sus apuntes y reflexiones.....

Rolling Eyes Idea Rolling Eyes
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email MSN Messenger
Reynaldo Figueroa
Asiduo


Registrado: 13 Feb 2006
Mensajes: 110
Ubicación: El Salvador

MensajePublicado: Vie May 12, 2006 8:45 pm    Asunto:
Tema: Las mejores fiestas las dan los católicos
Responder citando

Wink
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email Dirección AIM Yahoo Messenger MSN Messenger
Mostrar mensajes de anteriores:   
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Temas Controvertidos de la fe y la moral Todas las horas son GMT
Página 1 de 1

 
Cambiar a:  
Puede publicar nuevos temas en este foro
No puede responder a temas en este foro
No puede editar sus mensajes en este foro
No puede borrar sus mensajes en este foro
No puede votar en encuestas en este foro


Powered by phpBB © 2001, 2007 phpBB Group
© 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados