La gallina pelona, difamación y calumnia.

[Tomasmk]

Excelente relato!
Bendiciones,
Tomás.
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Miembro del Regnum Christi en Argentina.

[Jose Bruno]

Hola Maru.

Excelente leccion la de San Felipe Neri.

Un saludo, Jose Bruno.

[maribert]

Me encantó!!!. A mi me han calumniado, y es terrible. Gracias Maru.
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EL HOMBRE SABIO, INCLUSO CUANDO CALLA DICE MAS QUE EL NECIO CUANDO HABLA.

Jesús, yo confío en ti!!!!!

[Bedoyita]

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[Bedoyita]

[Bedoyita]

Creo que así queda mejor:


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[CarlosR26†]

Todos hemos murmurado, calumniado o mentido.

Lo importante no solo es perdonar, si no aceptar que uno mismo debe de pedir perdon.

Saludos
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Amar es decir al otro: "Tu no moriras"

[José Manuel Camargo]

Maru Courtney, felicidades y gracias por traer a la mesa un tema tan cotidiano, tan importante y sin embargo, creo yo, tan soslayado. Además debo decir que me gustó sobremanera el enfoque para abordarlo.

Dios te bendiga, porque uno concentra la defensa y el ataque en los Mandamientos, perdonando la expresión, "con más rating", relegando o dando por buenos, al menos en mi caso, mandamientos como el octavo directamente relacionado ni más ni menos que con la Caridad, como has mostrado. Gracias.

[María Esther]

Gracias cyber-mami:

Muy oportuno, gravísimo y apropiado jalón de orejas para todos los que, como yo, solemos pecar de bocones.

La crítica, la murmuración, los falsos testimonios, provienen de nuestra inconmensurable soberbia.

A veces decimos: "¿Soberbio yoooo? ¡Para nada!" Pero solo es que tengamos una oportunidad, que alguien nos hale la lengua y ¡zaz! Nos dedicamos a desplumar a los pobres ausentes...

Y no vemos lo terriblemente patéticos que lucimos: cuando hablamos mal de los demás lo estamos haciendo de nosotros mismos.

Con disfraz bien puesto nos la damos de "santntitos" y nos creemos con derecho de juzgar a los demás, de sacar a relucir sus defectos, de incluso exagerar maliciosamente... Y divulgamos tanto los pecados de los otros que somos incapaces de ver la cantidad de pajas enormes en nuestros propios ojos.

Me hiciste recordar un relato de María Simma en su libro sobre el Purgatorio:

Un hombre la visitó y le pidió que averiguara sobre dos personas ya fallecidas, un hombre y una mujer.

A la primera oportunidad María pidió la información,sabiendo que las benditas almas solo la dan por orden del Señor y con un justopro pósito de formación y nunca para saciar la curiosidad de la gente. La respuesta fue categórica: el hombre estaba en el nivel más bajo del Purgatorio... se había salvado de caer en el infierno por un pelito. Pero la mujer había pasado dos horas en el Purgatorio y ya estaba gozando de la Visión Beatífica en el Cielo.

María transmitió la información al curioso visitante que, llenándola de improperios, salió de la pequeña casita austriaca llamándola "charlatana".

María se asombró y pensó que había cometido un error involuntario o que había entendido mal. Le ofreció al hombre volver a preguntar y este lo aceptó aunque de mala gana.

Así, esa misma nche, la pobre María volvió a plantear la pregunta y la respuesta fue idéntica pero con una explicación que aclaró la reacción del visitante: el hombre había sido un sacerdote tenido por santo. Piadoso, buen formador, apegado a las Rúbricas, caritativo, buen consejero, inmejorable confesor. Pero criticabaprofusamente a sus feligreses. Para él nadie era bueno, todos tenían terribles defectos y, a veces, se daba el lujo de comentarlos con sus más allegados. Esta tendencia a la crítica malintencionada por poco lo condena...

La mujer, por el contrario, era una pecadora pública, mujer de mala fama reconocida. Un día se le atoró un pie en un paso a nivel y, viendo que el tren venía a toda velocidad y que la atropellaría con toda seguridad, elevó sus ojos al cielo y dijo: "Señor: está bien que me castigues con una muerte tan horrible. Así, por lo menos, no te ofenderé más"... Un acto de profundísima humildad, un verdadero reconocimiento de la vida pecadora y la contrición perfecta, fueron aceptados por la Misericordia divina.

Cuando María Simma contó lo que se le había revelado al hombre, este no tuvo más remedio que admitir la veracidad de sus palabras pues él mismo había escuchado las críticas de boca del sacerdote. Y conocía, también, que la mujer, aunque pecadora, era humilde...

Soberbia versus humildad. La una nos hace sentir superiores a losdemás... la segunda nos permite vernos en nuestra justa medida...

[Supersonic Scientist]

[Pepa]