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Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)

 
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Autor Mensaje
Germán Morales Mora
Esporádico


Registrado: 25 Jul 2007
Mensajes: 32

MensajePublicado: Dom Ene 06, 2008 1:42 am    Asunto: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
Responder citando

Estimados hermanos, antes he tenido la suerte de proponer algunas de mis dudas en esta página y siempre he recibido respuestas muy ilustradas y algunas no tanto, pero todas ellas valederas a mi modo de sentir la vida actualmente y espero sea permanente ya que siento que me acerco a mi creador.

Ahora vengo con una pregunta propia de mi vivencia diaria, quisiera me brindaran su opinión acerca de la siguiente interrogante: nuestro padre creador creen ustedes hará distingos el día que nos juzgue a cada uno de nosotros separandonos por creencia en Jesucristo o no, si aceptamos que todos sin excrepción somos hijos de nuestro padre celestial no tiene que haber distingos, si bien acepto que Jesús es la única muestra (perdonen aquellos que me pudieran mostrar otra figura como la de Jesús) real de lo que es amar, pienso (ya que todo lo religioso a mi modesto modo de ver siempre será especulativo) que mi padre celestial debe de haber dado otras opciones a nuestros hermanos que profesan otras creencias no basadas en Jesús y por ese camino acercarce a nuestro padre celestial. Se que quizás muchos me contesten con textos de la Biblia, pero les comento que todo en donde está la mano del ser humano tiende a alterarse en el devenir del tiempo, sea por conveniencias o por intereses propios del egoísmo del humano. Pero respeto por igual toda creencia, pero soy sincero, mas he aprendido a tratar de amar a mi padre de los cielos e igual a mis hermanos con los años vividos en forma individual que el tiempo que estuve aunado a algún grupo religioso.
Agradeciendo de antemano sus respuestas me despido fraternalmente,


Germán Morales Mora
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Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Dom Ene 06, 2008 5:12 am    Asunto: Re: Acercarse al Padre Celestial
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
Responder citando

Germán Morales Mora escribió:
Estimados hermanos, antes he tenido la suerte de proponer algunas de mis dudas en esta página y siempre he recibido respuestas muy ilustradas y algunas no tanto, pero todas ellas valederas a mi modo de sentir la vida actualmente y espero sea permanente ya que siento que me acerco a mi creador.

Ahora vengo con una pregunta propia de mi vivencia diaria, quisiera me brindaran su opinión acerca de la siguiente interrogante: nuestro padre creador creen ustedes hará distingos el día que nos juzgue a cada uno de nosotros separandonos por creencia en Jesucristo o no, si aceptamos que todos sin excrepción somos hijos de nuestro padre celestial no tiene que haber distingos, si bien acepto que Jesús es la única muestra (perdonen aquellos que me pudieran mostrar otra figura como la de Jesús) real de lo que es amar, pienso (ya que todo lo religioso a mi modesto modo de ver siempre será especulativo) que mi padre celestial debe de haber dado otras opciones a nuestros hermanos que profesan otras creencias no basadas en Jesús y por ese camino acercarce a nuestro padre celestial. Se que quizás muchos me contesten con textos de la Biblia, pero les comento que todo en donde está la mano del ser humano tiende a alterarse en el devenir del tiempo, sea por conveniencias o por intereses propios del egoísmo del humano. Pero respeto por igual toda creencia, pero soy sincero, mas he aprendido a tratar de amar a mi padre de los cielos e igual a mis hermanos con los años vividos en forma individual que el tiempo que estuve aunado a algún grupo religioso.
Agradeciendo de antemano sus respuestas me despido fraternalmente,


Germán Morales Mora


Querido hermano

Si le preguntas a un evangèlico si un no-cristiano se puede salvar te responderà que definitivamente "no" se salvarà.

Si le preguntas a un musulmàn si un cristiano se puede salvar, te responderà que definitivamente "no" se salvarà.

Si le preguntas a un judio si un cristiano se puede salvar, te responderà que definitivamente "no" se salvarà.

Pero si le preguntas a un catòlico si un no-cristiano se puede salvar, te responderà que "si", si se puede salvar, si sufre de "ignorancia invencible".

[Hago esta introducciòn para resaltar la belleza y profundidad de nuestra doctrina que no vas a encontrar en ningùn otro lugar.]

Un niño que vive en una remota isla y nunca a oido hablar sobre Cristo y obra honestamente (movido secretamente por la gracia) siendo todo un ejemplo de virtud, se puede salvar, por los mèritos de Cristo. Eso es ignorancia invencible.

El evangelio no ha llegado a todos los rincones de la tierra y es la voluntad de Dios es que todos los hombres se salven, por eso tambièn se puede salvar un musulmàn, budista, ateo, etc., que nunca ha sido evangelizado o que sufre de un "bloqueo" que le impide el asentimiento a la Fe. Ese bloqueo puede ser una desilusiòn, un condicionamiento cultural negativo, una mala catequesis, un mal testimonio por parte de un miembro de la Iglesia, etc. Digo etcètera porque nadie puede poner lìmites a la ignorancia invencible. Asimismo nadie puede engañar a Dios, solo El sabe quièn sufre verdaderamente de ignorancia invencible y quien no.

Por eso hay que señalar que el camino seguro para llegar a Dios son la Iglesia y sus sacramentos.

Para que entiendas lo de la "ignorancia invencible" te paso la explicaciòn de una teòloga de la prestigiosa Universidad Gregoriana.

(cualquier cosa que no entiendas exponla en este tema para que te respondan)

Un fuerte abrazo

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ZS06011109 - 11-01-2006
Permalink: http://www.zenit.org/article-17937?l=spanish

¿Basta buscar la paz con buena voluntad para salvarse? (I)


Responde la teóloga Ilaria Morali



CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 11 enero 2006 (ZENIT.org).- Si para salvarse basta buscar la paz con buena voluntad. Entonces, ¿de qué sirve el cristianismo?

Esta es la pregunta que se han planteado muchas personas al leer las crónicas informativas de algunos medios de comunicación sobre la intervención de Benedicto XVI en la audiencia general del 30 de noviembre, en la que habló sobre la posibilidad de salvación para los que no son cristianos (Cf. Zenit, 30 de noviembre de 2005).

Para comprender mejor las palabras del Papa y el magisterio de la Iglesia católica al respecto, Zenit ha entrevistado a la teóloga Ilaria Morali , profesora de teología en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, especializada en el tema de la Gracia.

--El Papa constataba en aquella audiencia general que la salvación de los no cristianos es un hecho: «hay personas que se comprometen con la paz y con el bien de la comunidad, a pesar de que no comparten la fe bíblica, a pesar de que no conocen la esperanza de la Ciudad eterna a la que nosotros aspiramos. Tienen una chispa de deseo de lo desconocido, de lo más grande, del trascendente, de una auténtica redención». ¿Como es posible?

--Morali: Según lo que he podido leer en la prensa o escuchar en la radio, las palabras del Santo Padre han despertado una gran sorpresa. Parecería que dijo algo absolutamente nuevo y revolucionario.

A algunos les ha parecido que con estas palabras la Iglesia ha admitido por fin que no es necesario ser cristiano para hacer el bien y para conseguir la salvación; que lo que cuenta es ser hombres de paz independientemente de la fe que se profesa. Es ciertamente una lectura muy apresurada y superficial de las palabras del Santo Padre.

Para comprender este discurso tenemos que subrayar ante todo tres aspectos. El Santo Padre hace esta afirmación en el contexto del comentario de san Agustín a este salmo: para Agustín como para los cristianos de los primeros siglos, Babilonia es el símbolo por antonomasia de la ciudad del mal, de la idolatría. Es lo opuesto de Jerusalén, que representa por el contrario el lugar de Dios, el lugar donde se ha cumplido la redención en Cristo.

En la tradición cristiana la antítesis Babilonia-Jerusalén adquiere muchísimos sentidos. El Papa presenta fundamentalmente dos de ellos, que se entrelazan. Según la anterior acepción, Babilonia es el presente en el que nosotros estamos prisioneros, mientras que Jerusalén es la meta celeste.

El segundo es de otro tipo. Babilonia como la ciudad o el espacio donde viven personas que no son de la fe bíblica. En este nivel se enmarca lo que el Papa ve en san Agustín como una «nota sorprendente y de gran actualidad», el hecho de que el santo reconozca la posibilidad de que también en una ciudad así, donde no se cultiva la fe en el verdadero Dios, pueda haber personas que promueven la paz y el bien.

Un segundo aspecto que hay que destacar de las palabras del Papa es el punto de partida, tomado de las palabras de san Agustín. El pontífice subraya tres características especificas: en primer lugar, que los habitantes de Babilonia «tienen una chispa de deseo de lo desconocido», deseo de la eternidad; en segundo lugar, que albergan «una especie de fe, de esperanza», y en tercer lugar que «tienen una fe en una realidad desconocida, no conocen a Cristo y tampoco a Dios».

Un tercer y último punto atañe a la suerte de estas personas: el Papa afirma con Agustín que «Dios no permitirá que perezcan con Babilonia, al estar predestinados para ser ciudadanos de Jerusalén». Pero con una condición bien precisa: «Si se dedican con conciencia pura a estas tareas».

El Papa, como las palabras del mismo Agustín demuestran, ha querido recordarnos una verdad que pertenece desde los principios de la historia cristiana a nuestra fe y que caracteriza profundamente la concepción cristiana de salvación.

Esta verdad consta de dos principios fundamentales: el primero es que Dios quiere que todos los hombres se salven y que lleguen al conocimiento de la verdad, como dice Pablo en la segunda carta a Timoteo. Conocer, en este sentido, equivale a adherir, acoger en la propia vida al Señor.

El segundo: históricamente, el Evangelio no ha llegado a conquistar a todos los corazones, ya sea porque no ha llegado materialmente a todos los lugares de la tierra, ya sea porque, aunque llegue, no todos lo han acogido.

--Y, ¿cuál es la doctrina cristiana de la salvación en este contexto?

--Morali: La doctrina cristiana de la salvación es muy clara. Para explicarla recurriría a dos textos del Magisterio: el primero es un discurso de Pío IX con ocasión del consistorio que tuvo lugar el 8 de diciembre de 1854 con motivo de la solemne proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. El Papa dijo que los que ignoran la verdadera religión, cuando su ignorancia es invencible, no son culpables de este hecho ante los ojos de Dios.

Años después quiso retomar esta enseñanza aclarando el sentido de la ignorancia invencible en la carta encíclica «Quanto conficiamur moerore» de 1863: «Es sabido --escribió- que los que observan con celo la ley natural y sus preceptos esculpidos por Dios en el corazón de todo hombre, pueden alcanzar la vida eterna si están dispuestos a obedecer a Dios y si conducen una vida recta».

Pío IX volvió a proponer una convicción consolidada ya desde hace siglos en la teología cristiana: hay hombres y mujeres que, por varias razones, ya sea por condicionamientos culturales, ya sea por una experiencia o un contacto negativo con la fe cristiana, no llegan al consentimiento de la fe.

Aunque parezca que estas personas rechazan conscientemente a Cristo, no se puede emitir un juicio incuestionable sobre este rechazo.

Ignorancia invencible indica precisamente una condición de falta de conocimiento con respecto a Cristo, a la Iglesia, a la fe, falta de conocimiento que, por el momento, no puede ser superado con un acto de voluntad.

La persona está bloqueada, como imposibilitada para llegar al «sí» de la fe. Como experimentamos todos los días entre nuestros conocidos, las razones por las que muchas personas dicen no a Cristo son múltiples. Una desilusión, una traición, una mala catequesis, un condicionamiento cultural y social…

Pío IX mismo admitió la dificultad de delimitar los casos de ignorancia invencible preguntándose «quién se arrogará el poder de determinar los límites de esa ignorancia según la índole y la variedad de los pueblos, de las regiones, de los espíritus y de tantos otros elementos?».

Pío IX nos enseña, pues, una gran prudencia y un gran respeto por quien no tiene el regalo de la fe en Cristo.

No somos capaces de comprender hasta el final las razones de un rechazo de la fe, ni podemos saber con certeza que quien aparentemente parece que no tiene fe, en realidad tiene una forma muy imperfecta de fe.

--Un cristiano, por el hecho de ser bautizado, ¿puede pensar que ya está salvado?

--Morali: Ciertamente no. El bautismo no es una garantía automática de salvación. Si así fuera, el esfuerzo por conducir una vida cristiana sería inútil. Cada cristiano debe esforzarse por merecer esta salvación con una vida de fidelidad a Dios, de caridad hacia los hermanos, de buenas obras. Sin embargo, nadie puede estar seguro de la propia salvación, porque sólo Dios tiene el poder de concederla.



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ZS06011209 - 12-01-2006
Permalink: http://www.zenit.org/article-17951?l=spanish

¿Es necesaria la fe para salvarse? (II)


Responde la teóloga Ilaria Morali



ROMA, jueves, 12 enero 2006 (ZENIT.org).-¿Es necesaria la fe para salvarse? Ilaria Morali, profesora de teología en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, especializada en el tema de la Gracia, responde a esta pregunta en la segunda parte de esta entrevista.

El diálogo entre Zenit y la teóloga ha tenido lugar para comprender mejor la intervención de Benedicto XVI en la audiencia general del 30 de noviembre, en la que habló sobre la posibilidad de salvación para los que no son cristianos (Cf. Zenit, 30 de noviembre de 2005).

La primera parte de esta entrevista fue publicada por Zenit el miércoles, 11 de enero (Cf. ¿Basta buscar la paz con buena voluntad para salvarse? (I))

--¿Cuál es la visión católica sobre los no creyentes desde el Concilio Vaticano II hasta hoy?

--Morali: La pregunta me ofrece la ocasión para tocar uno de los aspectos que ha comentado el Papa acerca de la «chispa» de que albergan quienes no tienen la fe bíblica.

El Vaticano II pone entre éstos tanto a personas pertenecientes a otras religiones como a personas específicamente no creyentes. Son dos grupos profundamente diferentes, pero aunados por el hecho de que no tienen la fe de Cristo. Los primeros cultivan alguna forma de creencia religiosa, los segundos afirman que no tienen fe.

En el número 16 de la constitución dogmática «Lumen Gentium» el Concilio, recordando el principio de la voluntad salvadora universal de Dios, afirma que los que «buscan con sinceridad a Dios, y se esfuerzan bajo el influjo de la gracia en cumplir con las obras de su voluntad, conocida por el dictamen de la conciencia, pueden conseguir la salvación eterna».

Esta afirmación refleja indirectamente la enseñanza de Pío IX, pero subraya un aspecto hasta ahora no considerado: el de la gracia. La búsqueda del bien, el empeño y la voluntad de llevarlo son efectos de la acción de la gracia.

Además, el Concilio añade, casi para remachar este principio, que «la divina Providencia no niega los auxilios necesarios para la salvación a los que sin culpa por su parte no llegaron todavía a un claro conocimiento de Dios y, sin embargo, se esfuerzan, ayudados por la gracia divina, en conseguir una vida recta».

Todo esfuerzo, según el Concilio, no puede tener lugar «sin la gracia». Eso significa que Dios está cerca también de quien no le conoce. Esta misma enseñanza se encuentra en la constitución pastoral «Gaudium et Spes», donde el Concilio en el número 22 admite que la gracia trabaja en el corazón de todos los hombres de buena voluntad.

Las personas a las que el Santo Padre alude son, en cierto sentido, las mismas de las que habla el
Concilio. Por otra parte, alguien podría objetar que el Concilio, en el número 7 del decreto «Ad Gentes» sobre la actividad misionera, se subraya el principio de la necesidad de la fe para la salvación, además de la necesidad del bautismo y de la Iglesia.

Se podría subrayar también que en este número el Vaticano II afirma que «no podrían salvarse aquellos que, no ignorando que Dios fundó, por medio de Jesucristo, la Iglesia católica como necesaria, con todo no hayan querido entrar o perseverar en ella».

Ciertamente, según la doctrina católica, la fe es necesaria para la salvación. Este principio, sancionado en la Carta a los Hebreos 11, 6, ha sido acogido por la tradición cristiana desde sus alboradas. Y aquí, en este texto, se vuelve a proponer de modo claro.

--¿Y quién no tiene una fe completa?

--Morali: La misma tradición cristiana admite que no a todos han recibido el regalo de la plenitud de la fe y que también puede haber formas muy imperfectas de fe.

El Catecismo romano, que fue compuesto después del Concilio de Trento, en el capítulo concerniente a la fe, admite que existen grados diferentes de fe: hay quien tiene una fe grande y otros que tienen una fe frágil.

Esta enseñanza la saca del Evangelio a propósito de las muchas palabras que Jesucristo pronunció sobre la fe de sus discípulos, de las personas con las que se encontraba.

Sin embargo, no podemos detenernos en esta primera parte de la reflexión del Concilio propuesta en el número 7 del decreto «Ad Gentes»sobre la necesidad de la fe, sino que tenemos que leer también lo que sigue: «Pues aunque el Señor puede conducir por caminos que Él sabe a los hombres, que ignoran el Evangelio inculpablemente, a la fe, sin la cual es imposible agradarle, la Iglesia tiene el deber, a la par que el derecho sagrado de evangelizar».

Esto significa que Dios tiene sus caminos para llevar a la fe a los hombres y ciertamente nosotros no podemos penetrar en la inescrutable acción divina en el corazón de los hombres. En su complejidad, la enseñanza de «Ad Gentes» (número 7) nos ayuda a comprender dos principios.

En primer lugar, no es posible salvarse sin fe. Ciertamente, como la historia nos enseña, han existido y existirán hombres que conscientemente reniegan de Dios, manchándose de culpas atroces. Tendrán que responder ante Dios por haberlo desterrado y excluido de la propia vida, convirtiendo la de otros en un infierno. Es un hecho ineludible que no hay salvación para estos.

En segundo lugar, hay muchas más personas que, incluso declarándose no creyentes, conseguirán la salvación eterna. Se trata de personas que a los cristianos nos dan un ejemplo extraordinario de generosidad y rectitud. Si acepto la enseñanza conciliar, entonces, para mí, creyente, el bien que ellos hacen ya es efecto de la gracia que trabaja ocultamente en ellos y yo tengo que rezar para que esta gracia un día les dé la posibilidad de conducirlos a una fe explícita. Además, tengo que admitir que en esta obra invisible de la gracia, Dios los lleva a la fe de una manera absolutamente misteriosa.

--¿Es necesario dejar que actúe la gracia por sí sola en esas personas en las que se presenta de una manera escondida?

--Morali: Eso no quiere decir que, como cristiano, yo no debo hacer todo lo posible para que esta gracia que actúa ocultamente en estas personas de buena voluntad pueda llegar a plenitud, aunque no siempre lo logre. Mi testimonio y mi oración son un sostén a la obra divina, pero Dios tiene sus tiempos y sus diseños.

Hablando nuevamente de la «chispa» de la que ha hablado el Papa en su discurso, querría recordar una afirmación de Tertuliano: «alma naturaliter christiana» [el alma es naturalmente cristiana, ndr.]. Lo dijo refiriéndose a personas que carecían de educación en la fe, pero que experimentaban atisbos de fe. Esta expresión de Tertuliano ha entrado en la reflexión sobre la fe de los que parece que no tienen fe, pues refleja el anhelo, en lo profundo de cada hombre, de conocer a Dios.

Este anhelo está inscrito en el corazón de la persona y, como diría de Henri de Lubac (1896-1991), es la prueba de que somos creados a imagen de Dios y de que esta imagen es como un signo indeleble. El hombre anhela a Jesucristo porque en su corazón lleva la imagen de Dios, y la imagen de Dios es Jesucristo.

Tertuliano dice también que «fiunt no nascuntur christiani» que significa: «los
cristianos no nacen, se hacen». Significa que este anhelo necesita ser correspondido por el conocimiento de Dios y este conocimiento sólo lo puede dar Jesucristo.

No es suficiente el anhelo del corazón por la plenitud sino que se tiene que llegar de hecho a esta plenitud. Así se comprender la importancia de la obra evangelizadora de la Iglesia, llamada a llevar a los hombres a esa plenitud que se realiza con el bautismo y se perfecciona a lo largo de toda la vida del cristiano.
_________________
"Quien no ama, no conoce"
San Agustín
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brightem14
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MensajePublicado: Dom Ene 06, 2008 9:40 am    Asunto: Re: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristian
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
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Germán Morales Mora escribió:
Estimados hermanos, antes he tenido la suerte de proponer algunas de mis dudas en esta página y siempre he recibido respuestas muy ilustradas y algunas no tanto, pero todas ellas valederas a mi modo de sentir la vida actualmente y espero sea permanente ya que siento que me acerco a mi creador.

Ahora vengo con una pregunta propia de mi vivencia diaria, quisiera me brindaran su opinión acerca de la siguiente interrogante: nuestro padre creador creen ustedes hará distingos el día que nos juzgue a cada uno de nosotros separandonos por creencia en Jesucristo o no, si aceptamos que todos sin excrepción somos hijos de nuestro padre celestial no tiene que haber distingos, si bien acepto que Jesús es la única muestra (perdonen aquellos que me pudieran mostrar otra figura como la de Jesús) real de lo que es amar, pienso (ya que todo lo religioso a mi modesto modo de ver siempre será especulativo) que mi padre celestial debe de haber dado otras opciones a nuestros hermanos que profesan otras creencias no basadas en Jesús y por ese camino acercarce a nuestro padre celestial. Se que quizás muchos me contesten con textos de la Biblia, pero les comento que todo en donde está la mano del ser humano tiende a alterarse en el devenir del tiempo, sea por conveniencias o por intereses propios del egoísmo del humano. Pero respeto por igual toda creencia, pero soy sincero, mas he aprendido a tratar de amar a mi padre de los cielos e igual a mis hermanos con los años vividos en forma individual que el tiempo que estuve aunado a algún grupo religioso.
Agradeciendo de antemano sus respuestas me despido fraternalmente,


Germán Morales Mora


A pesar de lo que te ha puesto ya Beatriz - que es una (ojo Una) parte de como se puede ver la cosa.... tambien teologicamente - quiero a tu pregunta decir lo siguente - Jesus vino al pueblo judio con creencias judias y los primeros de seguirle fueron los judios (no todos por su puesto) y las creencias judias dicen que estan esperando la llegada de Mesias (fijate que tambien nosotros estamos esperando - pero su regreso) los budistas estan esperando un Budha que llaman en su traduccion asi un poco por las buenas "el Amor - el Amado"... y podemos seguir por este camino... pero mejor te informas tu de las creyencias y esperanzas de otras religiones - que ojo los otros cristianos (me refiero a los ortodoxos, protestantes (no sectas) y anglicanos (no sectas) no son de Otra Religion - son de la misma que nosotros ya que creen en Jesu Cristo.. y como ya dije - cuando piensas en esto puedes pensar en lo que dijo Jesus - el que en espiritu y VERDAD ora al Padre - sera llevado a mi (Jesus) y yo (Jesus) le llevare al Padre.
Eso debes de pensar.... es algo que entra en El Camino con Jesus hacia la Vida en la Verdad.
En Cristo
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Christifer
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MensajePublicado: Dom Ene 06, 2008 12:14 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
Responder citando

Existe una frase muy significativa que explica lo que ha defendido la Iglesia durante siglos sobre este tema, aunque en la actualidad es muy criticada.
Extra Ecclesiam nulla salus
Fuera de la Iglesia, no hay salvación
_________________

Todo lo que quiso saber sobre la Tumba Apostólica de Santiago el Mayor AQUÍ
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semper_crucifero
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MensajePublicado: Dom Ene 06, 2008 10:58 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
Responder citando

Miles_Dei escribió:
Ahora voy y abro el post de mi semana ecuménica y la líamos ¿eh Semper?.


Hazlo hermano, hazlo. Aquila non capit muscas. Bendiciones.
_________________
"Denme un ejército que rece el Rosario y vencerá al mundo" San Pío X

LA FIESTA DEMOCRÁTICA DE LOS WICHIS EN ARGENTINA: http://www.youtube.com/watch?v=ApRThLYavcQ
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Beatriz
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MensajePublicado: Lun Ene 07, 2008 5:12 am    Asunto: Re: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristian
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
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brightem14 escribió:
Jesus vino al pueblo judio con creencias judias y los primeros de seguirle fueron los judios (no todos por su puesto) y las creencias judias dicen que estan esperando la llegada de Mesias (fijate que tambien nosotros estamos esperando - pero su regreso) los budistas estan esperando un Budha que llaman en su traduccion asi un poco por las buenas "el Amor - el Amado"... y podemos seguir por este camino... pero mejor te informas tu de las creyencias y esperanzas de otras religiones


Querida Brightem

Como bien dijo Miles, todas las gracias que podrìan recibir los no-cristianos pasan a travès de la Iglesia. Como señala el Cardenal Journet:<<La Iglesia entera suplica a Jesùs envìe rayos de su gracia a las almas que ella no puede alcanzar. Es eso lo que pedimos cuando en el Padre Nuestro decimos fervorosamente: "Venga Tu reino". Pensamos primeramente, ello es justo, en los misioneros que llevan a lo lejos la verdadera doctrina y los Sacramentos para establecer en todas partes la Iglesia en su règimen normal. Pero hoy mismo mueren por esos mundos gentes a las que no han llegado los misioneros. !Señor, que no sean condenados! La Iglesia en su acto acabado, suplica, por medio de las almas màs santas de su redil, por su liturgia y en todas partes donde verdaderamente està establecida "por nuestra salvaciòn y por la del mundo entero" (Ofertorio de la Misa) >>

¿Te das cuenta Brightem?

Cuando rezamos el Padre Nuestro al decir "Venga Tu reino" no solo lo pedimos por los cristianos sino por todos los hombres, estamos intercediendo, como Iglesia, por los no-cristianos. En la Misa tambièn la Iglesia se une a la intercesiòn de Cristo ante el Padre por todos los hombres.

Cita:
1368 La Eucaristía es igualmente el sacrificio de la Iglesia. La Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, participa en la ofrenda de su Cabeza. Con él, ella se ofrece totalmente. Se une a su intercesión ante el Padre por todos los hombres. En la Eucaristía, el sacrificio de Cristo es también el sacrificio de los miembros de su Cuerpo. La vida de los fieles, su alabanza, su sufrimiento, su oración y su trabajo se unen a los de Cristo y a su total ofrenda, y adquieren así un valor nuevo. El sacrificio de Cristo, presente sobre el altar, da a todas alas generaciones de cristianos la posibilidad de unirse a su ofrenda.

En las catacumbas, la Iglesia es con frecuencia representada como una mujer en oración, los brazos extendidos en actitud de orante. Como Cristo que extendió los brazos sobre la cruz, por él, con él y en él, la Iglesia se ofrece e intercede por todos los hombres.


Por eso, la salvaciòn de un no-cristiano que sufre de ignorancia invencible pasa a travès de la Iglesia.

Lo bueno que puede tener otras religiones es considerado como "preparaciòn evangèlica" pero no como vìa de salvaciòn.

Las otras religiones no son vìas de salvaciòn, solo la Iglesia Catòlica.

Saludos


ZS05011202 - 12-01-2005
Permalink: http://www.zenit.org/article-14534?l=spanish

Los malentendidos sobre el diálogo interreligioso (I)


Entrevista con Ilaria Morali, especialista en Teología de la Gracia



ROMA, miércoles, 12 enero 2005 (ZENIT.org).- El concepto de diálogo con las demás religiones necesita algunas clarificaciones, según comparte a Zenit la teóloga Ilaria Morali.

Especialista en Teología de la Gracia, docente encargada de Teología Dogmática en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Gregoriana, Morali imparte cursos sobre la salvación, las religiones no cristianas y el diálogo interreligioso.

En esta entrevista concedida a Zenit, Morali desgrana lo que dijo el Concilio Vaticano II sobre el diálogo con las demás religiones y hace distinciones entre lo que son documentos doctrinales y textos pastorales.

Morali, católica laica, confiere una importancia particular a la declaración «Dominus Iesus», publicada por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 2000 para recordar que Jesucristo es la única mediación válida para la salvación.

--La primera vez que el término «dialogo» entra en un documento del Magisterio es el 19 de septiembre de 1964, hace ya 40 años. A partir de aquel momento, ¿podemos decir que inicia una doctrina del diálogo?

--Morali: La encíclica «Ecclesiam Suam» de Pablo VI fue promulgada el 6 de agosto de 1964 y fue distribuida a los padres que participaron en el Concilio Vaticano II el 15 septiembre. Atención, cuando hablamos hoy de diálogo entendemos casi exclusivamente el diálogo interreligioso, pero en una visión más completa y equilibrada, como la que propuso Paolo VI, éste constituye sólo un aspecto del diálogo entre la Iglesia y el mundo.

En relación al diálogo interreligioso, la intervención de Paolo VI se coloca por lo tanto en un momento crucial entre la institución del Secretariado para los No Cristianos, que tuvo lugar en mayo de 1964, conocido ahora como Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, y la promulgación de la constitución dogmática sobre la Iglesia, «Lumen Gentium», el 21 de noviembre de 1964. Esto ocurre un año antes de la publicación de la declaración «Nostra Aetate», el 28 de octubre de 1965, y del decreto «Ad Gentes», el 7 de diciembre de 1965. «Lumen Gentium» es pues el primer documento magisterial que presenta todo un número dedicado a los a no cristianos, el 16.

Podemos por lo tanto decir que una doctrina del diálogo toma cuerpo en sus principios esenciales con la «Ecclesiam Suam», promulgada cuando el número 16 de «Lumen Gentium» ya estaba en la fase final de su redacción. Existe, por tanto, una relación privilegiada entre la enseñanza sobre el diálogo, propuesta por Paolo VI y la doctrina de «Lumen Gentium» (número 16) sobre los no cristianos.

Para entender la noción magisterial de diálogo en Pablo VI recordaría en resumen al menos tres puntos importantes.

--En primer lugar: Pablo VI cree que a la reflexión sobre el diálogo se tiene que anteponer la reflexión sobre la conciencia de la Iglesia. El fiel tiene que ser consciente de la vocación recibida en el bautismo. Olvidar tal dignidad adquirida por gracia significa perder de vista la propia identidad.

En segundo lugar: El paradigma del diálogo que la Iglesia establece con el mundo, por lo, tanto también el interreligioso, es el «colloquium salutis» (diálogo de salvación) establecido por Dios en Cristo con la humanidad. La Iglesia tiene que dejarse inspirar por este modelo en su acercamiento al mundo.

En tercer lugar: Este interés se traduce en una preocupación apostólica y en una acción misionera: diálogo es precisamente el nombre que Paolo VI atribuye al impulso de caridad interior, que tiende a hacerse don exterior de caridad. Históricamente esta es la primera definición de diálogo por parte del Magisterio y el pontífice la presenta inmediatamente después de la cita de Mateo (28, 19) sobre el mandato misionero.

Pienso realmente que hace cuarenta años empezó a existir una «doctrina» del diálogo. Doctrina en el sentido de una «enseñanza normativa» del Magisterio que fija límites precisos a la definición y a la práctica del diálogo y, si se olvida, se corre el riesgo de entrar en una visión del diálogo diferente a la de quienes la introdujeron en el vocabulario eclesial.

--¿Qué hace falta recordar del Concilio Vaticano II en este sentido?

--Morali: La reflexión conciliar de «Lumen Gentium» 16 gravita en torno a la afirmación de que los no cristianos pueden conseguir la salvación eterna y de que tal salvación se realiza a través de la gracia que opera en las personas.

En este número se da una atenta descripción de la acción de Dios en la intimidad de la conciencia de los hombres que no conocen el Evangelio. Quisiera recordar que no se hace ninguna mención a las demás religiones como mediaciones de gracia o vías de salvación.

Añado que «Lumen Gentium» 16, quedará como referencia constante en la redacción de los demás documentos que sucesivamente tocarán el tema de los no cristianos: la declaración «Nostra Aetate» y el decreto «Ad Gentes».

Quisiera hacer una última observación, relativa al valor de «Nostra Aetate». Considero que no es casualidad el que en un escrito oficial sobre «Nostra Aetate», el cardenal Augustin Bea [primer presidente del Secretariado para la Promoción de la Unidad de los Cristianos], explicara a quien pensaba atribuir a «Nostra Aetate» el valor de un documento doctrinal, que la declaración sólo daba indicaciones de orden práctico sobre la relación específica entre la Iglesia y miembros de otras religiones («normae praticae et pastorales a agendum cum no-Christianis»). Así, «Nostra Aetate» es concebida como un apéndice práctico a las líneas dictadas por «Lumen Gentium» (n. 16) y más en general de la eclesiología conciliar. Quien hoy en ámbito eclesial y teológico tiende a olvidar «Lumen Gentium» (n. 16) y a atribuir a la declaración «Nostra Aetate» un valor doctrinal comete, a mi entender, una gran ingenuidad y un error histórico.

Así, pues, ¿el Concilio nunca se refirió a las demás religiones como «vías de salvación»?

--Morali: Sobre un juicio acerca del papel de las religiones, el Concilio habla de «preparaciones evangélicas» en relación a «algo bueno y auténtico» que se puede encontrar en las personas, y a veces en las iniciativas religiosas. En ninguna página se habla explícitamente de religiones como vías de salvación.


Desde el punto de vista histórico-teológico, el término patrístico de «preparaciones evangélicas» utilizado por el Concilio en «Lumen Gentium» y «Ad Gentes», es imitado por aquel filón de la teología del siglo XX que definió las religiones como preparaciones al Evangelio, contraponiéndose a la tesis de las religiones como vías de salvación. En un estudio que publicaré próximamente muestro cómo, a la luz de las actas conciliares, es evidente que el Concilio no ha querido en ningún modo favorecer esta última tesis.

Alguien podría objetarme que esta lectura del Vaticano II ya se contradice por el hecho mismo de la institución del Secretariado para los No Cristianos.

--Sí, es verdad. Se podría argumentar que con la creación del Secretariado para los No Cristianos la Iglesia supera esta noción del Concilio. ¿No es así?

--Morali: En efecto, muchos piensan que con la creación de esta institución la Iglesia reconocería a las religiones un papel salvador y paritario. Pero no es así, lo repito, recordando un detalle histórico muy importante: el 29 de septiembre de 1964, por lo tanto pocos días después de la distribución de la encíclica a los padres conciliares, éstos recibieron una «Nota» oficial en la que se explicaba «lo que no es y no tiene que ser» el Secretariado para los No Cristianos.

Sustancialmente esta nota afirmó:
--que el Secretariado no «es un órgano del Concilio», ya que trabaja en un entorno de «no cristianos», es decir, de personas que no «tienen motivos válidos para justificar su presencia en el Concilio»...

--el Secretariado no tiende «a tratar problemas doctrinales, ni mucho menos a ocuparse del ministerio de la predicación y la gracia, o la tarea de los misioneros, sino a establecer contactos con los no cristianos, sobre cuestiones de carácter general».

Se advirtió también sobre los «peligros que amenazan, si no se está atento, a la actividad de los que trabajan en el sentido del Secretariado para los No Cristianos»: derrotismo e indiferencia.

«Por indiferencia no entendemos la frialdad o la incredulidad de algunos respecto a la fe cristiana, sino la actitud de los que ven todas las religiones iguales; en cada una de ellas ven igualmente vías que conducen a la cima de la montaña. Por tanto, ellos se dicen, que si el huésped llega a la cita, no debemos preocuparnos por el camino que recorre. Por lo que se refiere al sincretismo, basta conocer un poco las religiones del Lejano Oriente para darse cuenta de la fuerza de tal tendencia. Todas las creencias conocidas se unen y se derriten en una sola, a condición de que presenten algunos aspectos secundarios comunes. El fenómeno es tan fuerte y general que ha pasado a ser un principio en la ciencia de las religiones comparadas. Creemos oportuno abrir bien los ojos sobre estos peligros». Esto se encuentra en las Actas Conciliares (AS III/I, 30-35).

--¿Con esto quiere decir que los documentos del Concilio son doctrinales pero los del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso --antiguo Secretariado para los No Cristianos-- son pastorales?

--Morali: Como vemos esta «Nota» explica indirectamente los motivos por los que la declaración «Nostra Aetate» no fue redactada por el Secretariado y nos recuerda implícitamente que los documentos del Consejo Pontificio por el Diálogo Interreligioso no son de carácter doctrinal, sino sólo naturaleza práctica y pastoral.

A la luz de lo que acabamos de decir, podemos afirmar por tanto que, en la visión del Concilio Vaticano II, el diálogo interreligioso tiene un papel eminentemente pastoral y práctico, eso también vale por los documentos emitidos por el Consejo Pontificio.

El diálogo es una moción que viene de la conciencia del cristiano y nace del deseo de comunicar el regalo inesperadamente recibido en Cristo: el regalo de haber sido constituidos hijos de Dios. Ello tiene también, según la visión de la Iglesia, una función exquisitamente humana, la de crear las premisas por una colaboración internacional orientada a la superación de los conflictos y a la solución de los problemas.
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brightem14
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MensajePublicado: Lun Ene 07, 2008 8:01 am    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
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Voy a contestar a ti Beatriz y a Miles a la vez.
No contradije nada en lo que decis (solo que tu Beatiz dijistes que los que son cristianos de otras iglesias no se salvan).
Vamos a ver. Que es una Via de Savalcion?
Es eso una clave?
El mero hecho que - como humano - estoy vivo de alguna manera tambien sin celebro me da y brinda la possibilidad de poder ser salvado.
O no?
Cuando estoy en otra religion y sigo las creencias alli - y ORO AL PADRE DE ESPIRITU Y VERDAD - no me llevara a su hijo?
Eso es lo que quiereis decir?
Verdad que no!
Entonces estamos en lo mismo... y voy a decir porque no me corto un pelo en decirlo - hay muchos en nuestra Iglesia que nunca han orado al Padre en esprirtu y en Verdad - jamas. Y no me vais a decir que estan salvados! Incluso voy a ser mas directa - los que incluso sirven al Senor y cometen atrozidades en su vida privada - aunque tienen todos los sacramentos - NO Se salvaran si no se convierten.
Y os digo que nadie pueda convencerme de lo contrario - como dijo Juan en su primera carta - y es muy explicito... estan entre nosotros pero no pertenecen a nosotros, han venido de nostros pero no es gente que - si no convierten - pertenecen con nosotros.
Nunca hay que olvidar eso - y es facil de pensar que "bien pero esos deben de ser los de las otras grandes iglesias cristianas" - pero no es asi. Nadie esta a salvo solo por el hecho de pertenecer a nuestra Iglesia ni tampoco porque va y recibe el Senor en la eucaristia. Porque tambien Judas era dicipulo de Jesus y participo en la ultima cena!
Dicho esto quiero decir de nuevo - hay que tener muy bien claro lo que pueda ser o no una "via de salvacion" - si no contamos que son los sacramentos (y entonces ya dije que se puede haber recibido todos los sacramentos necesarios para ello).
En todo el resto que - sobretodo tu Miles ya que hablas de la eucaristia - habeis dicho es asi... yo no veo nada que decir al respecto. Pero no hay que creer que solo por ser parte de la Iglesia Catolica uno esta a salvo y ya en el Reino de Dios, en Jerusalem o tampoco que uno esta en la Verdad. Eso es el Camino de la conversion del corazon de cada uno.
Como no soy ni Dios ni teologo de la Iglesia - tampoco tengo algun puesto en ella mas que ser laica - yo no me atrevo a decir quien se salva o no asi detalladamente - solo me puedo basar en lo que se atravez de mi Camino con El Senor y lo que se que ha dicho en la Biblia. Yo no puedo condenar a nadie - y tampoco puedo ver lo que mora en los corazones de otros - NO soy Dios. Pero los que si saben todo y evidentemente lo pueden saber???? Bien es cuestion de que quizas no comparto una postura tan rotunda - si eso si es verdad - porque para mi la esperanza de la salvacion de todos es para mi esencial en mi relacion con El Senor - tambien los malvados de nuestra propia Iglesia.....
En fin... creo que he dicho lo mio ya - y en corto digo - yo no me atrevia a tan tajantemente decir quien se salva o no - NO Soy Dios!
Pero los que son - o almenos saben lo que piensa Dios Padre - pueden decirlo... y alli estamos en nuestros puestos en la vida - yo quido viejitos que han perdido la facultad de poder usar su celebro como los demas - y creo en la salvacion de ellos tambien (es seguramente horrible ver la cosa asi ya que no son catolicos ni gente recta que va a la iglesia ni tampoco gente que confiesa un credo) pero yo rezo por ellos y pido por ellos. Seguramante envano si se ve que no se salvaran - sino ya estan condenados... pero como (ya lo he dicho varias vezes YO no soy Dios - seran los demas) yo no puedo hacer otra cosa.
Y sabeis porque lo digo?
Bien porque como tengo estudios de no solo filosofia - sino tambien de etica - esta cuestion que estamos tratando aqui tambien tiene que ver con que; que pasa con los que no son bautizados pero abortados, que pasa con los que no tienen facultades mentales para poder entender lo que es fe y lo que es lo que decimos en el Credo y los creyencias nuestras y los sacramentos. Estan todos condenados?
Si no estan condenados ellos - pero en cambio uno que es educado y indoctrinado deste pequenos de otra fe y ve a la nuestra como algo incluso peligroso para el - ese si esta condenado - porque tiene la facultad de poder utilizar su celebro?
Vaya... eso? Como ....
Asi que pienso - es mi postura - no ser tan tajante... pero creo en el Amor (que para mi es El Senor en vivo) y pido por la gente - lo que El luego decide - es cosa Suya. Y no veo que yo tengo la Verdad Absoluta en eso lo que al final El decide y hace. Como la voy a tener?
Solo Dios la tiene. Pienso yo - puede que este muy equivocada!!! Quien sabe. Quizas aqui hablando se aclara - incluso para mi Very Happy .
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brightem14
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MensajePublicado: Lun Ene 07, 2008 8:27 am    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
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Quiero anadir algo mas ya que ayer era Reyes - o mejor la epifania.

Que significa ser Cristiano y ser Catolico?
Ya que en cierto modo se trata de ello aqui tambien - y en realidad (asi lo veo yo) es la cuestion clave.
Para mi (y esto es mi opinion personal que se basa en mi "convivincia" con El Senor) es ... compartir lo que vivio El Senor en el sentido que no vas a compartir Una Glora De Ser Rey - sino la antigloria de ser el rey de los judios que esta en Golgata (no quiero profundizar - creo que queda claro el significado).

Vinieron los Reyes mago (gente de las no creyencias "correctas") para ofrecer sus regalos. Se puede ver el oro, la mirra y el incienso de diferentes formas.... yo tengo dos preferidos que os voy a compartir.
Para el creyente y el dicipulo - egual que para el Senor - pueden ser: la mirra (que le ofrecieron cuando iba cargado con su cruz hacia Golgata - un alivio del dolor (que lo es en si visto como medicamento) - Jesus no lo tomo aguanto su dolor, el oro se puede ver como la Fe que es probada de parte del Padre en el creyente y "limpiado" con el dolor y las pruebas, y el incienso la oracion del creyente - y eso lo dan los no creyentes de la Fe Correcta (los magos en otras palabras).

Entonces un creyente (verdadero) carga tambien con los "bienes" y lo malo de los demas - y puede atravez del sacramento de la confesion ayudar a los demas. No quiero profundizar en ello tampoco sino dejarlo asi en corto...
Si es asi - como lo veo - entonces el Cristiano catolico que es Dicipulo - puede ayudar a todos los demas atraves del Senor, Con el Senor, En El Senor. Ese papel no es un papel de "ser salvado gloriosamente y ser elevado al trono del cielo" sino es el papel de un currante, un trabajador en silencio que pone todo.
Para mi es ser catolico - ser cristiano. Y no mirar como El Senor reparte o a quien da lo que puedes llegar a ofrecerle con tu trabajo por los demas.
Y eso - cuando haces esto - influye en el Mundo y da a los que no creen tampoco... creo yo. Espero yo.
Algunos quizas prefieren ver que solo ellos son los que estan a salvo y dan gracias a Dios por su propia salvacion - yo no veo nada por descontado y veo que la salvacion de unos pocos no es lo que quizo el Senor... no es mi esperanza al menos.
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brightem14
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MensajePublicado: Lun Ene 07, 2008 11:37 am    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
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Very Happy

Voy otra vez contestar a vosotros dos - a ti data (que alegria me das chico - si supieras!!! Wink ) y Miles.
Sabes Miles estamos hablando de lo mismo - tu mas elocuente que yo Very Happy y no lo digo porque eres teologo sino porque te mueves en tu propia lengua Very Happy ..... fue una broma (creo que solo Dios aguanta mi forma de bromear que es algo rara...) sino es que estamos diciendo lo mismo creo (no lo se) tambien por razones distintas pero con una exepcion... estoy en ello de acuerdo con Data... y no voy a repetir lo que dijo sino esta alli claro.
Yo digo en vez de eso lo siguente... el que ha vivido un Job - y la verdad de las cosas lo ha hecho - y ha aguantado a que Dios te diga "QUIEN ME VA A DAR CONSEJOS A MI" - no se pone (como dicen en mi tierra - en caballos altos) sino dice lo que dijo Job - ahora que te he visto me pongo de ceniza y.... ya sabeis.
Quien va a dar a Dios TODOOMNIPOTENTE el consejo como reparte sus dones, sus gracias y a quien salva? QUIEN? Entre nosotros criaturas creadas? A caso somos en la postura de decirselo?
Yo almenos no - voy "pencando" para TODOS y lo que Dios hace con lo que pueda a llegar a dar o poner alli en "el pote" es cosa Suya - no la mia. Ni veo que nadie tiene ese derecho - dicho con Todo El Respecto.
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Beatriz
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MensajePublicado: Lun Ene 07, 2008 1:41 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
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brightem14 escribió:
(solo que tu Beatiz dijistes que los que son cristianos de otras iglesias no se salvan).


Querida Brightem ¿en què momento dije eso?
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Beatriz
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MensajePublicado: Lun Ene 07, 2008 2:42 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
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Dominus Iesus

Declaración sobre la unicidad y la universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia

Congregación para la Doctrina de la Fe

Roma, 6 de agosto de 2000, Fiesta de la Transfiguración del Señor

Introducción
1. El Señor Jesús, antes de ascender al cielo, confió a sus discípulos el mandato de anunciar el Evangelio al mundo entero y de bautizar a todas las naciones: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado” (Mc 16,15-16); “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,18-20; cf. también Lc 24,46-48; Jn 17,18; 20,21; Hch 1,Cool.

La misión universal de la Iglesia nace del mandato de Jesucristo y se cumple en el curso de los siglos en la proclamación del misterio de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y del misterio de la encarnación del Hijo, como evento de salvación para toda la humanidad. Es éste el contenido fundamental de la profesión de fe cristiana: “Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador de cielo y tierra [...]. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, consustancial con el Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro”. 1

2. La Iglesia, en el curso de los siglos, ha proclamado y testimoniado con fidelidad el Evangelio de Jesús. Al final del segundo milenio, sin embargo, esta misión está todavía lejos de su cumplimiento. 2 Por eso, hoy más que nunca, es actual el grito del apóstol Pablo sobre el compromiso misionero de cada bautizado: “Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!” (1 Co 9,16). Eso explica la particular atención que el Magisterio ha dedicado a motivar y a sostener la misión evangelizadora de la Iglesia, sobre todo en relación con las tradiciones religiosas del mundo. 3

Teniendo en cuenta los valores que éstas testimonian y ofrecen a la humanidad, con una actitud abierta y positiva, la Declaración conciliar sobre la relación de la Iglesia con las religiones no cristianas afirma: “La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y las doctrinas, que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres”. 4 Prosiguiendo en esta línea, el compromiso eclesial de anunciar a Jesucristo, “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6), se sirve hoy también de la práctica del diálogo interreligioso, que ciertamente no sustituye sino que acompaña la missio ad gentes, en virtud de aquel “misterio de unidad”, del cual “deriva que todos los hombres y mujeres que son salvados participan, aunque en modos diferentes, del mismo misterio de salvación en Jesucristo por medio de su Espíritu”. 5 Dicho diálogo, que forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia, 6 comporta una actitud de comprensión y una relación de conocimiento recíproco y de mutuo enriquecimiento, en la obediencia a la verdad y en el respeto de la libertad. 7

3. En la práctica y profundización teórica del diálogo entre la fe cristiana y las otras tradiciones religiosas surgen cuestiones nuevas, las cuales se trata de afrontar recorriendo nuevas pistas de búsqueda, adelantando propuestas y sugiriendo comportamientos, que necesitan un cuidadoso discernimiento. En esta búsqueda, la presente Declaración interviene para llamar la atención de los Obispos, de los teólogos y de todos los fieles católicos sobre algunos contenidos doctrinales imprescindibles, que puedan ayudar a que la reflexión teológica madure soluciones conformes al dato de la fe, que respondan a las urgencias culturales contemporáneas.

El lenguaje expositivo de la Declaración responde a su finalidad, que no es la de tratar en modo orgánico la problemática relativa a la unicidad y universalidad salvífica del misterio de Jesucristo y de la Iglesia, ni el proponer soluciones a las cuestiones teológicas libremente disputadas, sino la de exponer nuevamente la doctrina de la fe católica al respecto. Al mismo tiempo la Declaración quiere indicar algunos problemas fundamentales que quedan abiertos para ulteriores profundizaciones, y confutar determinadas posiciones erróneas o ambiguas. Por eso el texto retoma la doctrina enseñada en documentos precedentes del Magisterio, con la intención de corroborar las verdades que forman parte del patrimonio de la fe de la Iglesia.

4. El perenne anuncio misionero de la Iglesia es puesto hoy en peligro por teorías de tipo relativistas, que tratan de justificar el pluralismo religioso, no sólo de facto sino también de iure (o de principio). En consecuencia, se retienen superadas, por ejemplo, verdades tales como el carácter definitivo y completo de la revelación de Jesucristo, la naturaleza de la fe cristiana con respecto a la creencia en las otra religiones, el carácter inspirado de los libros de la Sagrada Escritura, la unidad personal entre el Verbo eterno y Jesús de Nazaret, la unidad entre la economía del Verbo encarnado y del Espíritu Santo, la unicidad y la universalidad salvífica del misterio de Jesucristo, la mediación salvífica universal de la Iglesia, la inseparabilidad —aun en la distinción— entre el Reino de Dios, el Reino de Cristo y la Iglesia, la subsistencia en la Iglesia católica de la única Iglesia de Cristo.

Las raíces de estas afirmaciones hay que buscarlas en algunos presupuestos, ya sean de naturaleza filosófica o teológica, que obstaculizan la inteligencia y la acogida de la verdad revelada. Se pueden señalar algunos: la convicción de la inaferrablilidad y la inefabilidad de la verdad divina, ni siquiera por parte de la revelación cristiana; la actitud relativista con relación a la verdad, en virtud de lo cual aquello que es verdad para algunos no lo es para otros; la contraposición radical entre la mentalidad lógica atribuida a Occidente y la mentalidad simbólica atribuida a Oriente; el subjetivismo de quien, considerando la razón como única fuente de conocimiento, se hace “incapaz de levantar la mirada hacia lo alto para atreverse a alcanzar la verdad del ser”; 8 la dificultad de comprender y acoger en la historia la presencia de eventos definitivos y escatológicos; el vaciamiento metafísico del evento de la encarnación histórica del Logos eterno, reducido a un mero aparecer de Dios en la historia; el eclecticismo de quien, en la búsqueda teológica, asume ideas derivadas de diferentes contextos filosóficos y religiosos, sin preocuparse de su coherencia y conexión sistemática, ni de su compatibilidad con la verdad cristiana; la tendencia, en fin, a leer e interpretar la Sagrada Escritura fuera de la Tradición y del Magisterio de la Iglesia.

Sobre la base de tales presupuestos, que se presentan con matices diversos, unas veces como afirmaciones y otras como hipótesis, se elaboran algunas propuestas teológicas en las cuales la revelación cristiana y el misterio de Jesucristo y de la Iglesia pierden su carácter de verdad absoluta y de universalidad salvífica, o al menos se arroja sobre ellos la sombra de la duda y de la inseguridad.

I. Plenitud y definitividad de la revelación de Jesucristo
5. Para poner remedio a esta mentalidad relativista, cada vez más difundida, es necesario reiterar, ante todo, el carácter definitivo y completo de la revelación de Jesucristo. Debe ser, en efecto, firmemente creída la afirmación de que en el misterio de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado, el cual es “el camino, la verdad y la vida” (cf. Jn 14,6), se da la revelación de la plenitud de la verdad divina: “Nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Mt 11,27). “A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha revelado” (Jn 1,1Cool; “porque en él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente” (Col 2,9-10).

Fiel a la palabra de Dios, el Concilio Vaticano II enseña: “La verdad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta por la revelación en Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda la revelación”. 9 Y confirma: “Jesucristo, el Verbo hecho carne, “hombre enviado a los hombres”, habla palabras de Dios (Jn 3,34) y lleva a cabo la obra de la salvación que el Padre le confió (cf. Jn 5,36; 17,4). Por tanto, Jesucristo —ver al cual es ver al Padre (cf. Jn 14,9)—, con su total presencia y manifestación, con palabras y obras, señales y milagros, sobre todo con su muerte y resurrección gloriosa de entre los muertos, y finalmente, con el envío del Espíritu de la verdad, lleva a plenitud toda la revelación y la confirma con el testimonio divino [...]. La economía cristiana, como la alianza nueva y definitiva, nunca cesará; y no hay que esperar ya ninguna revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo (cf. 1 Tm 6,14; Tit 2,13)”. 10

Por esto la encíclica Redemptoris missio propone nuevamente a la Iglesia la tarea de proclamar el Evangelio, como plenitud de la verdad: “En esta Palabra definitiva de su revelación, Dios se ha dado a conocer del modo más completo; ha dicho a la humanidad quién es. Esta autorrevelación definitiva de Dios es el motivo fundamental por el que la Iglesia es misionera por naturaleza. Ella no puede dejar de proclamar el Evangelio, es decir, la plenitud de la verdad que Dios nos ha dado a conocer sobre sí mismo”. 11 Sólo la revelación de Jesucristo, por lo tanto, “introduce en nuestra historia una verdad universal y última que induce a la mente del hombre a no pararse nunca”. 12

6. Es, por lo tanto, contraria a la fe de la Iglesia la tesis del carácter limitado, incompleto e imperfecto de la revelación de Jesucristo, que sería complementaria a la presente en las otras religiones. La razón que está a la base de esta aserción pretendería fundarse sobre el hecho de que la verdad acerca de Dios no podría ser acogida y manifestada en su globalidad y plenitud por ninguna religión histórica, por lo tanto, tampoco por el cristianismo ni por Jesucristo.

Esta posición contradice radicalmente las precedentes afirmaciones de fe, según las cuales en Jesucristo se da la plena y completa revelación del misterio salvífico de Dios. Por lo tanto, las palabras, las obras y la totalidad del evento histórico de Jesús, aun siendo limitados en cuanto realidades humanas, sin embargo, tienen como fuente la Persona divina del Verbo encarnado, “verdadero Dios y verdadero hombre” 13 y por eso llevan en sí la definitividad y la plenitud de la revelación de las vías salvíficas de Dios, aunque la profundidad del misterio divino en sí mismo siga siendo trascendente e inagotable. La verdad sobre Dios no es abolida o reducida porque sea dicha en lenguaje humano. Ella, en cambio, sigue siendo única, plena y completa porque quien habla y actúa es el Hijo de Dios encarnado. Por esto la fe exige que se profese que el Verbo hecho carne, en todo su misterio, que va desde la encarnación a la glorificación, es la fuente, participada mas real, y el cumplimiento de toda la revelación salvífica de Dios a la humanidad, 14 y que el Espíritu Santo, que es el Espíritu de Cristo, enseña a los Apóstoles, y por medio de ellos a toda la Iglesia de todos los tiempos, “la verdad completa” (Jn 16,13).

7. La respuesta adecuada a la revelación de Dios es “la obediencia de la fe (Rm 1,5: Cf. Rm 16,26; 2 Co 10,5-6), por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios, prestando “a Dios revelador el homenaje del entendimiento y de la voluntad”, y asistiendo voluntariamente a la revelación hecha por Él”. 15 La fe es un don de la gracia: “Para profesar esta fe es necesaria la gracia de Dios, que previene y ayuda, y los auxilios internos del Espíritu Santo, el cual mueve el corazón y lo convierte a Dios, abre los ojos de la mente y da “a todos la suavidad en el aceptar y creer la verdad”“. 16

La obediencia de la fe conduce a la acogida de la verdad de la revelación de Cristo, garantizada por Dios, quien es la Verdad misma; 17 “La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado”. 18 La fe, por lo tanto, “don de Dios” y “virtud sobrenatural infundida por Él”, 19 implica una doble adhesión: a Dios que revela y a la verdad revelada por él, en virtud de la confianza que se le concede a la persona que la afirma. Por esto “no debemos creer en ningún otro que no sea Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo”. 20

Debe ser, por lo tanto, firmemente retenida la distinción entre la fe teoloGal y la creencia en las otras religiones. Si la fe es la acogida en la gracia de la verdad revelada, que “permite penetrar en el misterio, favoreciendo su comprensión coherente”, 21 la creencia en las otras religiones es esa totalidad de experiencia y pensamiento que constituyen los tesoros humanos de sabiduría y religiosidad, que el hombre, en su búsqueda de la verdad, ha ideado y creado en su referencia a lo Divino y al Absoluto. 22

Non siempre tal distinción es tenida en consideración en la reflexión actual, por lo cual a menudo se identifica la fe teologal, que es la acogida de la verdad revelada por Dios Uno y Trino, y la creencia en las otras religiones, que es una experiencia religiosa todavía en búsqueda de la verdad absoluta y carente todavía del asentimiento a Dios que se revela. Este es uno de los motivos por los cuales se tiende a reducir, y a veces incluso a anular, las diferencias entre el cristianismo y las otras religiones.

8. Se propone también la hipótesis acerca del valor inspirado de los textos sagrados de otras religiones. Ciertamente es necesario reconocer que tales textos contienen elementos gracias a los cuales multitud de personas a través de los siglos han podido y todavía hoy pueden alimentar y conservar su relación religiosa con Dios. Por esto, considerando tanto los modos de actuar como los preceptos y las doctrinas de las otras religiones, el Concilio Vaticano II —como se ha recordado antes— afirma que “por más que discrepen en mucho de lo que ella [la Iglesia] profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres”. 23

La tradición de la Iglesia, sin embargo, reserva la calificación de textos inspirados a los libros canónicos del Antiguo y Nuevo Testamento, en cuanto inspirados por el Espíritu Santo. 24 Recogiendo esta tradición, la Constitución dogmática sobre la divina Revelación del Concilio Vaticano II enseña: “La santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo (cf. Jn 20, 31; 2 Tm 3,16; 2 Pe 1,19-21; 3,15-16), tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia”. 25 Esos libros “enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras de nuestra salvación”. 26

Sin embargo, queriendo llamar a sí a todas las gentes en Cristo y comunicarles la plenitud de su revelación y de su amor, Dios no deja de hacerse presente en muchos modos “no sólo en cada individuo, sino también en los pueblos mediante sus riquezas espirituales, cuya expresión principal y esencial son las religiones, aunque contengan “lagunas, insuficiencias y errores”“. 27 Por lo tanto, los libros sagrados de otras religiones, que de hecho alimentan y guían la existencia de sus seguidores, reciben del misterio de Cristo aquellos elementos de bondad y gracia que están en ellos presentes.

II. El Logos encarnado y el Espíritu Santo en la obra de la salvación
9. En la reflexión teológica contemporánea a menudo emerge un acercamiento a Jesús de Nazaret como si fuese una figura histórica particular y finita, que revela lo divino de manera no exclusiva sino complementaria a otras presencias reveladoras y salvíficas. El Infinito, el Absoluto, el Misterio último de Dios se manifestaría así a la humanidad en modos diversos y en diversas figuras históricas: Jesús de Nazaret sería una de esas. Más concretamente, para algunos él sería uno de los tantos rostros que el Logos habría asumido en el curso del tiempo para comunicarse salvíficamente con la humanidad.


Además, para justificar por una parte la universalidad de la salvación cristiana y por otra el hecho del pluralismo religioso, se proponen contemporaneamente una economía del Verbo eterno válida también fuera de la Iglesia y sin relación a ella, y una economía del Verbo encarnado. La primera tendría una plusvalía de universalidad respecto a la segunda, limitada solamente a los cristianos, aunque si bien en ella la presencia de Dios sería más plena.

10. Estas tesis contrastan profundamente con la fe cristiana. Debe ser, en efecto, firmemente creída la doctrina de fe que proclama que Jesús de Nazaret, hijo de María, y solamente él, es el Hijo y Verbo del Padre. El Verbo, que “estaba en el principio con Dios” (Jn 1,2), es el mismo que “se hizo carne” (Jn 1,14). En Jesús “el Cristo, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16) “reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente” (Col 2,9). Él es “el Hijo único, que está en el seno del Padre” (Jn 1,1Cool, el “Hijo de su amor, en quien tenemos la redención [...]. Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la plenitud, y reconciliar con él y para él todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos” (Col 1,13-14.19-20).

Fiel a las Sagradas Escrituras y refutando interpretaciones erróneas y reductoras, el primer Concilio de Nicea definió solemnemente su fe en “Jesucristo Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, es decir, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consustancial al Padre, por quien todas las cosas fueron hechas, las que hay en el cielo y las que hay en la tierra, que por nosotros los hombres y por nuestra salvación descendió y se encarnó, se hizo hombre, padeció, y resucitó al tercer día, subió a los cielos, y ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos”. 28 Siguiendo las enseñanzas de los Padres, también el Concilio de Calcedonia profesó que “uno solo y el mismo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, es él mismo perfecto en divinidad y perfecto en humanidad, Dios verdaderamente, y verdaderamente hombre [...], consustancial con el Padre en cuanto a la divinidad, y consustancial con nosotros en cuanto a la humanidad [...], engendrado por el Padre antes de los siglos en cuanto a la divinidad, y el mismo, en los últimos días, por nosotros y por nuestra salvación, engendrado de María Virgen, madre de Dios, en cuanto a la humanidad”. 29

Por esto, el Concilio Vaticano II afirma que Cristo “nuevo Adán”, “imagen de Dios invisible” (Col 1,15), “es también el hombre perfecto, que ha devuelto a la descendencia de Adán la semejanza divina, deformada por el primer pecado [...]. Cordero inocente, con la entrega libérrima de su sangre nos mereció la vida. En Él Dios nos reconcilió consigo y con nosotros y nos liberó de la esclavitud del diablo y del pecado, por lo que cualquiera de nosotros puede decir con el Apóstol: El Hijo de Dios “me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal 2,20)”. 30

Al respecto Juan Pablo II ha declarado explícitamente: “Es contrario a la fe cristiana introducir cualquier separación entre el Verbo y Jesucristo [...]: Jesús es el Verbo encarnado, una sola persona e inseparable [...]. Cristo no es sino Jesús de Nazaret, y éste es el Verbo de Dios hecho hombre para la salvación de todos [...]. Mientras vamos descubriendo y valorando los dones de todas clases, sobre todo las riquezas espirituales que Dios ha concedido a cada pueblo, no podemos disociarlos de Jesucristo, centro del plan divino de salvación”. 31

Es también contrario a la fe católica introducir una separación entre la acción salvífica del Logos en cuanto tal, y la del Verbo hecho carne. Con la encarnación, todas las acciones salvíficas del Verbo de Dios, se hacen siempre en unión con la naturaleza humana que él ha asumido para la salvación de todos los hombres. El único sujeto que obra en las dos naturalezas, divina y humana, es la única persona del Verbo. 32

Por lo tanto no es compatible con la doctrina de la Iglesia la teoría que atribuye una actividad salvífica al Logos como tal en su divinidad, que se ejercitaría “más allá” de la humanidad de Cristo, también después de la encarnación. 33

11. Igualmente, debe ser firmemente creída la doctrina de fe sobre la unicidad de la economía salvífica querida por Dios Uno y Trino, cuya fuente y centro es el misterio de la encarnación del Verbo, mediador de la gracia divina en el plan de la creación y de la redención (cf. Col 1,15-20), recapitulador de todas las cosas (cf. Ef 1,10), “al cual hizo Dios para nosotros sabiduría de origen divino, justicia, santificación y redención” (1 Co 1,30). En efecto, el misterio de Cristo tiene una unidad intrínseca, que se extiende desde la elección eterna en Dios hasta la parusía: “[Dios] nos ha elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor” (Ef 1,4); En él “por quien entramos en herencia, elegidos de antemano según el previo designio del que realiza todo conforme a la decisión de su voluntad” (Ef 1,11); “Pues a los que de antemano conoció [el Padre], también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó” (Rm 8,29-30).

El Magisterio de la Iglesia, fiel a la revelación divina, reitera que Jesucristo es el mediador y el redentor universal: “El Verbo de Dios, por quien todo fue hecho, se encarnó para que, Hombre perfecto, salvará a todos y recapitulara todas las cosas. El Señor [...] es aquel a quien el Padre resucitó, exaltó y colocó a su derecha, constituyéndolo juez de vivos y de muertos”. 34 Esta mediación salvífica también implica la unicidad del sacrificio redentor de Cristo, sumo y eterno sacerdote (cf. Eb 6,20; 9,11; 10,12-14).

12. Hay también quien propone la hipótesis de una economía del Espíritu Santo con un carácter más universal que la del Verbo encarnado, crucificado y resucitado. También esta afirmación es contraria a la fe católica, que, en cambio, considera la encarnación salvífica del Verbo como un evento trinitario. En el Nuevo Testamento el misterio de Jesús, Verbo encarnado, constituye el lugar de la presencia del Espíritu Santo y la razón de su efusión a la humanidad, no sólo en los tiempos mesiánicos (cf. Hch 2,32-36; Jn 20,20; 7,39; 1 Co 15,45), sino también antes de su venida en la historia (cf. 1 Co 10,4; 1 Pe 1,10-12).

El Concilio Vaticano II ha llamado la atención de la conciencia de fe de la Iglesia sobre esta verdad fundamental. Cuando expone el plan salvífico del Padre para toda la humanidad, el Concilio conecta estrechamente desde el inicio el misterio de Cristo con el del Espíritu. 35 Toda la obra de edificación de la Iglesia a través de los siglos se ve como una realización de Jesucristo Cabeza en comunión con su Espíritu. 36

Además, la acción salvífica de Jesucristo, con y por medio de su Espíritu, se extiende más allá de los confines visibles de la Iglesia y alcanza a toda la humanidad. Hablando del misterio pascual, en el cual Cristo asocia vitalmente al creyente a sí mismo en el Espíritu Santo, y le da la esperanza de la resurrección, el Concilio afirma: “Esto vale no solamente para los cristianos, sino también para todos los hombres de buena voluntad, en cuyo corazón obra la gracia de modo invisible. Cristo murió por todos, y la vocación suprema del hombre en realidad es una sola, es decir, la divina. En consecuencia, debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual”. 37

Queda claro, por lo tanto, el vínculo entre el misterio salvífico del Verbo encarnado y el del Espíritu Santo, que actúa el influjo salvífico del Hijo hecho hombre en la vida de todos los hombres, llamados por Dios a una única meta, ya sea que hayan precedido históricamente al Verbo hecho hombre, o que vivan después de su venida en la historia: de todos ellos es animador el Espíritu del Padre, que el Hijo del hombre dona libremente (cf. Jn 3,34).

Por eso el Magisterio reciente de la Iglesia ha llamado la atención con firmeza y claridad sobre la verdad de una única economía divina: “La presencia y la actividad del Espíritu no afectan únicamente a los individuos, sino también a la sociedad, a la historia, a los pueblos, a las culturas y a las religiones [...]. Cristo resucitado obra ya por la virtud de su Espíritu [...]. Es también el Espíritu quien esparce “las semillas de la Palabra” presentes en los ritos y culturas, y los prepara para su madurez en Cristo”. 38 Aun reconociendo la función histórico-salvífica del Espíritu en todo el universo y en la historia de la humanidad, 39 sin embargo confirma: “Este Espíritu es el mismo que se ha hecho presente en la encarnación, en la vida, muerte y resurrección de Jesús y que actúa en la Iglesia. No es, por consiguiente, algo alternativo a Cristo, ni viene a llenar una especie de vacío, como a veces se da por hipótesis, que exista entre Cristo y el Logos. Todo lo que el Espíritu obra en los hombres y en la historia de los pueblos, así como en las culturas y religiones, tiene un papel de preparación evangélica, y no puede menos de referirse a Cristo, Verbo encarnado por obra del Espíritu, “para que, hombre perfecto, salvara a todos y recapitulara todas las cosas”“. 40

En conclusión, la acción del Espíritu no está fuera o al lado de la acción de Cristo. Se trata de una sola economía salvífica de Dios Uno y Trino, realizada en el misterio de la encarnación, muerte y resurrección del Hijo de Dios, llevada a cabo con la cooperación del Espíritu Santo y extendida en su alcance salvífico a toda la humanidad y a todo el universo: “Los hombres, pues, no pueden entrar en comunión con Dios si no es por medio de Cristo y bajo la acción del Espíritu”. 41

III. Uncidad y universalidad del misterio salvífico de Jesucristo
13. Es también frecuente la tesis que niega la unicidad y la universalidad salvífica del misterio de Jesucristo. Esta posición no tiene ningún fundamento bíblico. En efecto, debe ser firmemente creída, como dato perenne de la fe de la Iglesia, la proclamación de Jesucristo, Hijo de Dios, Señor y único salvador, que en su evento de encarnación, muerte y resurrección ha llevado a cumplimiento la historia de la salvación, que tiene en él su plenitud y su centro.

Los testimonios neotestamentarios lo certifican con claridad: “El Padre envió a su Hijo, como salvador del mundo” (1 Jn 4,14); “He aquí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn 1,29). En su discurso ante el sanedrín, Pedro, para justificar la curación del tullido de nacimiento realizada en el nombre de Jesús (cf. Hch 3,1-Cool, proclama: “Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos” (Hch 4,12). El mismo apóstol añade además que “Jesucristo es el Señor de todos”; “está constituido por Dios juez de vivos y muertos”; por lo cual “todo el que cree en él alcanza, por su nombre, el perdón de los pecados” (Hch 10,36.42.43).

Pablo, dirigiéndose a la comunidad de Corinto, escribe: “Pues aun cuando se les dé el nombre de dioses, bien en el cielo bien en la tierra, de forma que hay multitud de dioses y de señores, para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el cual somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por el cual somos nosotros” (1 Co 8,5-6). También el apóstol Juan afirma: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él” (Jn 3,16-17). En el Nuevo Testamento, la voluntad salvífica universal de Dios está estrechamente conectada con la única mediación de Cristo: “[Dios] quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad. Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también, que se entregó a sí mismo como rescate por todos” (1 Tm 2,4-6).

Basados en esta conciencia del don de la salvación, único y universal, ofrecido por el Padre por medio de Jesucristo en el Espíritu Santo (cf. Ef 1,3-14), los primeros cristianos se dirigieron a Israel mostrando que el cumplimiento de la salvación iba más allá de la Ley, y afrontaron después al mundo pagano de entonces, que aspiraba a la salvación a través de una pluralidad de dioses salvadores. Este patrimonio de la fe ha sido propuesto una vez más por el Magisterio de la Iglesia: “Cree la Iglesia que Cristo, muerto y resucitado por todos (cf. 2 Co 5,15), da al hombre su luz y su fuerza por el Espíritu Santo a fin de que pueda responder a su máxima vocación y que no ha sido dado bajo el cielo a la humanidad otro nombre en el que sea posible salvarse (cf. Hch 4,12). Igualmente cree que la clave, el centro y el fin de toda la historia humana se halla en su Señor y Maestro”. 42

14. Debe ser, por lo tanto, firmemente creída como verdad de fe católica que la voluntad salvífica universal de Dios Uno y Trino es ofrecida y cumplida una vez para siempre en el misterio de la encarnación, muerte y resurrección del Hijo de Dios.

Teniendo en cuenta este dato de fe, y meditando sobre la presencia de otras experiencias religiosas no cristianas y sobre su significado en el plan salvífico de Dios, la teología está hoy invitada a explorar si es posible, y en qué medida, que también figuras y elementos positivos de otras religiones puedan entrar en el plan divino de la salvación. En esta tarea de reflexión la investigación teológica tiene ante sí un extenso campo de trabajo bajo la guía del Magisterio de la Iglesia. El Concilio Vaticano II, en efecto, afirmó que “la única mediación del Redentor no excluye, sino suscita en sus criaturas una múltiple cooperación que participa de la fuente única”. 43 Se debe profundizar el contenido de esta mediación participada, siempre bajo la norma del principio de la única mediación de Cristo: “Aun cuando no se excluyan mediaciones parciales, de cualquier tipo y orden, éstas sin embargo cobran significado y valor únicamente por la mediación de Cristo y no pueden ser entendidas como paralelas y complementarias”. 44 No obstante, serían contrarias a la fe cristiana y católica aquellas propuestas de solución que contemplen una acción salvífica de Dios fuera de la única mediación de Cristo.

15. No pocas veces algunos proponen que en teología se eviten términos como “unicidad”, “universalidad”, “absolutez”, cuyo uso daría la impresión de un énfasis excesivo acerca del valor del evento salvífico de Jesucristo con relación a las otras religiones. En realidad, con este lenguaje se expresa simplemente la fidelidad al dato revelado, pues constituye un desarrollo de las fuentes mismas de la fe. Desde el inicio, en efecto, la comunidad de los creyentes ha reconocido que Jesucristo posee una tal valencia salvífica, que Él sólo, como Hijo de Dios hecho hombre, crucificado y resucitado, en virtud de la misión recibida del Padre y en la potencia del Espíritu Santo, tiene el objetivo de donar la revelación (cf. Mt 11,27) y la vida divina (cf. Jn 1,12; 5,25-26; 17,2) a toda la humanidad y a cada hombre.

En este sentido se puede y se debe decir que Jesucristo tiene, para el género humano y su historia, un significado y un valor singular y único, sólo de él propio, exclusivo, universal y absoluto. Jesús es, en efecto, el Verbo de Dios hecho hombre para la salvación de todos. Recogiendo esta conciencia de fe, el Concilio Vaticano II enseña: “El Verbo de Dios, por quien todo fue hecho, se encarnó para que, Hombre perfecto, salvará a todos y recapitulara todas las cosas. El Señor es el fin de la historia humana, “punto de convergencia hacia el cual tienden los deseos de la historia y de la civilización”, centro de la humanidad, gozo del corazón humano y plenitud total de sus aspiraciones. Él es aquel a quien el Padre resucitó, exaltó y colocó a su derecha, constituyéndolo juez de vivos y de muertos”. 45 “Es precisamente esta singularidad única de Cristo la que le confiere un significado absoluto y universal, por lo cual, mientras está en la historia, es el centro y el fin de la misma: “Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin” (Ap 22,13)”. 46

IV. Unicidad y unidad de la Iglesia
16. El Señor Jesús, único salvador, no estableció una simple comunidad de discípulos, sino que constituyó a la Iglesia como misterio salvífico: Él mismo está en la Iglesia y la Iglesia está en Él (cf. Jn 15,1ss; Ga 3,28; Ef 4,15-16; Hch 9,5); por eso, la plenitud del misterio salvífico de Cristo pertenece también a la Iglesia, inseparablemente unida a su Señor. Jesucristo, en efecto, continúa su presencia y su obra de salvación en la Iglesia y a través de la Iglesia (cf. Col 1,24-27), 47 que es su cuerpo (cf. 1 Co 12, 12-13.27; Col 1,1Cool. 48 Y así como la cabeza y los miembros de un cuerpo vivo aunque no se identifiquen son inseparables, Cristo y la Iglesia no se pueden confundir pero tampoco separar, y constituyen un único “Cristo total”. 49 Esta misma inseparabilidad se expresa también en el Nuevo Testamento mediante la analogía de la Iglesia como Esposa de Cristo (cf. 2 Cor 11,2; Ef 5,25-29; Ap 21,2.9). 50


Por eso, en conexión con la unicidad y la universalidad de la mediación salvífica de Jesucristo, debe ser firmemente creída como verdad de fe católica la unicidad de la Iglesia por él fundada. Así como hay un solo Cristo, uno solo es su cuerpo, una sola es su Esposa: “una sola Iglesia católica y apostólica”. 51 Además, las promesas del Señor de no abandonar jamás a su Iglesia (cf. Mt 16,18; 28,20) y de guiarla con su Espíritu (cf. Jn 16,13) implican que, según la fe católica, la unicidad y la unidad, como todo lo que pertenece a la integridad de la Iglesia, nunca faltaran. 52

Los fieles están obligados a profesar que existe una continuidad histórica —radicada en la sucesión apostólica— 53 entre la Iglesia fundada por Cristo y la Iglesia católica: “Esta es la única Iglesia de Cristo [...] que nuestro Salvador confió después de su resurrección a Pedro para que la apacentara (Jn 24,17), confiándole a él y a los demás Apóstoles su difusión y gobierno (cf. Mt 28,18ss.), y la erigió para siempre como “columna y fundamento de la verdad” (1 Tm 3,15). Esta Iglesia, constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste [subsistit in] en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él”. 54 Con la expresión “subsitit in”, el Concilio Vaticano II quiere armonizar dos afirmaciones doctrinales: por un lado que la Iglesia de Cristo, no obstante las divisiones entre los cristianos, sigue existiendo plenamente sólo en la Iglesia católica, y por otro lado que “fuera de su estructura visible pueden encontrarse muchos elementos de santificación y de verdad”, 55 ya sea en las Iglesias que en las Comunidades eclesiales separadas de la Iglesia católica. 56 Sin embargo, respecto a estas últimas, es necesario afirmar que su eficacia “deriva de la misma plenitud de gracia y verdad que fue confiada a la Iglesia católica”. 57

17. Existe, por lo tanto, una única Iglesia de Cristo, que subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el Sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él. 58 Las Iglesias que no están en perfecta comunión con la Iglesia católica pero se mantienen unidas a ella por medio de vínculos estrechísimos como la sucesión apostólica y la Eucaristía válidamente consagrada, son verdaderas iglesias particulares. 59 Por eso, también en estas Iglesias está presente y operante la Iglesia de Cristo, si bien falte la plena comunión con la Iglesia católica al rehusar la doctrina católica del Primado, que por voluntad de Dios posee y ejercita objetivamente sobre toda la Iglesia el Obispo de Roma. 60

Por el contrario, las Comunidades eclesiales que no han conservado el Episcopado válido y la genuina e íntegra sustancia del misterio eucarístico, 61 no son Iglesia en sentido propio; sin embargo, los bautizados en estas Comunidades, por el Bautismo han sido incorporados a Cristo y, por lo tanto, están en una cierta comunión, si bien imperfecta, con la Iglesia. 62 En efecto, el Bautismo en sí tiende al completo desarrollo de la vida en Cristo mediante la íntegra profesión de fe, la Eucaristía y la plena comunión en la Iglesia. 63

“Por lo tanto, los fieles no pueden imaginarse la Iglesia de Cristo como la suma —diferenciada y de alguna manera unitaria al mismo tiempo— de las Iglesias y Comunidades eclesiales; ni tienen la facultad de pensar que la Iglesia de Cristo hoy no existe en ningún lugar y que, por lo tanto, deba ser objeto de búsqueda por parte de todas las Iglesias y Comunidades”. 64 En efecto, “los elementos de esta Iglesia ya dada existen juntos y en plenitud en la Iglesia católica, y sin esta plenitud en las otras Comunidades”. 65 “Por consiguiente, aunque creamos que las Iglesias y Comunidades separadas tienen sus defectos, no están desprovistas de sentido y de valor en el misterio de la salvación, porque el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación, cuya virtud deriva de la misma plenitud de la gracia y de la verdad que se confió a la Iglesia”. 66

La falta de unidad entre los cristianos es ciertamente una herida para la Iglesiad; no en el sentido de quedar privada de su unidad, sino “en cuanto obstáculo para la realización plena de su universalidad en la historia”. 67

V. Iglesia, Reino de Dios y Reino de Cristo
18. La misión de la Iglesia es “anunciar el Reino de Cristo y de Dios, establecerlo en medio de todas las gentes; [la Iglesia] constituye en la tierra el germen y el principio de este Reino”. 68 Por un lado la Iglesia es “sacramento, esto es, signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano”; 69 ella es, por lo tanto, signo e instrumento del Reino: llamada a anunciarlo y a instaurarlo. Por otro lado, la Iglesia es el “pueblo reunido por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”; 70 ella es, por lo tanto, el “reino de Cristo, presente ya en el misterio”, 71 constituyendo, así, su germen e inicio. El Reino de Dios tiene, en efecto, una dimensión escatológica: Es una realidad presente en el tiempo, pero su definitiva realización llegará con el fin y el cumplimiento de la historia. 72

De los textos bíblicos y de los testimonios patrísticos, así como de los documentos del Magisterio de la Iglesia no se deducen significados unívocos para las expresiones Reino de los Cielos, Reino de Dios y Reino de Cristo, ni de la relación de los mismos con la Iglesia, ella misma misterio que no puede ser totalmente encerrado en un concepto humano. Pueden existir, por lo tanto, diversas explicaciones teológicas sobre estos argumentos. Sin embargo, ninguna de estas posibles explicaciones puede negar o vaciar de contenido en modo alguno la íntima conexión entre Cristo, el Reino y la Iglesia. En efecto, “el Reino de Dios que conocemos por la Revelación, no puede ser separado ni de Cristo ni de la Iglesia... Si se separa el Reino de la persona de Jesús, no es éste ya el Reino de Dios revelado por él, y se termina por distorsionar tanto el significado del Reino —que corre el riesgo de transformarse en un objetivo puramente humano e ideológico— como la identidad de Cristo, que no aparece como el Señor, al cual debe someterse todo (cf. 1 Co 15,27); asimismo, el Reino no puede ser separado de la Iglesia. Ciertamente, ésta no es un fin en sí misma, ya que está ordenada al Reino de Dios, del cual es germen, signo e instrumento. Sin embargo, a la vez que se distingue de Cristo y del Reino, está indisolublemente unida a ambos”. 73

19. Afirmar la relación indivisible que existe entre la Iglesia y el Reino no implica olvidar que el Reino de Dios —si bien considerado en su fase histórica— no se identifica con la Iglesia en su realidad visible y social. En efecto, no se debe excluir “la obra de Cristo y del Espíritu Santo fuera de los confines visibles de la Iglesia”. 74 Por lo tanto, se debe también tener en cuenta que “el Reino interesa a todos: a las personas, a la sociedad, al mundo entero. Trabajar por el Reino quiere decir reconocer y favorecer el dinamismo divino, que está presente en la historia humana y la transforma. Construir el Reino significa trabajar por la liberación del mal en todas sus formas. En resumen, el Reino de Dios es la manifestación y la realización de su designio de salvación en toda su plenitud”. 75

Al considerar la relación entre Reino de Dios, Reino de Cristo e Iglesia es necesario, de todas maneras, evitar acentuaciones unilaterales, como en el caso de “determinadas concepciones que intencionadamente ponen el acento sobre el Reino y se presentan como “reinocéntricas”, las cuales dan relieve a la imagen de una Iglesia que no piensa en sí misma, sino que se dedica a testimoniar y servir al Reino. Es una “Iglesia para los demás” —se dice— como “Cristo es el hombre para los demás”... Junto a unos aspectos positivos, estas concepciones manifiestan a menudo otros negativos. Ante todo, dejan en silencio a Cristo: El Reino, del que hablan, se basa en un “teocentrismo”, porque Cristo —dicen— no puede ser comprendido por quien no profesa la fe cristiana, mientras que pueblos, culturas y religiones diversas pueden coincidir en la única realidad divina, cualquiera que sea su nombre. Por el mismo motivo, conceden privilegio al misterio de la creación, que se refleja en la diversidad de culturas y creencias, pero no dicen nada sobre el misterio de la redención. Además el Reino, tal como lo entienden, termina por marginar o menospreciar a la Iglesia, como reacción a un supuesto “eclesiocentrismo” del pasado y porque consideran a la Iglesia misma sólo un signo, por lo demás no exento de ambigüedad”. 76 Estas tesis son contrarias a la fe católica porque niegan la unicidad de la relación que Cristo y la Iglesia tienen con el Reino de Dios.

VI. La Iglesia y las religiones en relación con la salvación
20. De todo lo que ha sido antes recordado, derivan también algunos puntos necesarios para el curso que debe seguir la reflexión teológica en la profundización de la relación de la Iglesia y de las religiones con la salvación.


Ante todo, debe ser firmemente creído que la “Iglesia peregrinante es necesaria para la salvación, pues Cristo es el único Mediador y el camino de salvación, presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia, y Él, inculcando con palabras concretas la necesidad del bautismo (cf. Mt 16,16; Jn 3,5), confirmó a un tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como por una puerta”. 77 Esta doctrina no se contrapone a la voluntad salvífica universal de Dios (cf. 1 Tm 2,4); por lo tanto, “es necesario, pues, mantener unidas estas dos verdades, o sea, la posibilidad real de la salvación en Cristo para todos los hombres y la necesidad de la Iglesia en orden a esta misma salvación”. 78

La Iglesia es “sacramento universal de salvación” 79 porque, siempre unida de modo misterioso y subordinada a Jesucristo el Salvador, su Cabeza, en el diseño de Dios, tiene una relación indispensable con la salvación de cada hombre. 80 Para aquellos que no son formal y visiblemente miembros de la Iglesia, “la salvación de Cristo es accesible en virtud de la gracia que, aun teniendo una misteriosa relación con la Iglesia, no les introduce formalmente en ella, sino que los ilumina de manera adecuada en su situación interior y ambiental. Esta gracia proviene de Cristo; es fruto de su sacrificio y es comunicada por el Espíritu Santo”. 81 Ella está relacionada con la Iglesia, la cual “procede de la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo”, 82 según el diseño de Dios Padre.

21. Acerca del modo en el cual la gracia salvífica de Dios, que es donada siempre por medio de Cristo en el Espíritu y tiene una misteriosa relación con la Iglesia, llega a los individuos no cristianos, el Concilio Vaticano II se limitó a afirmar que Dios la dona “por caminos que Él sabe”. 83 La Teología está tratando de profundizar este argumento, ya que es sin duda útil para el crecimiento de la compresión de los designios salvíficos de Dios y de los caminos de su realización. Sin embargo, de todo lo que hasta ahora ha sido recordado sobre la mediación de Jesucristo y sobre las “relaciones singulares y únicas” 84 que la Iglesia tiene con el Reino de Dios entre los hombres —que substancialmente es el Reino de Cristo, salvador universal—, queda claro que sería contrario a la fe católica considerar la Iglesia como un camino de salvación al lado de aquellos constituidos por las otras religiones. Éstas serían complementarias a la Iglesia, o incluso substancialmente equivalentes a ella, aunque en convergencia con ella en pos del Reino escatológico de Dios.

Ciertamente, las diferentes tradiciones religiosas contienen y ofrecen elementos de religiosidad, que proceden de Dios, 85 y que forman parte de “todo lo que el Espíritu obra en los hombres y en la historia de los pueblos, así como en las culturas y religiones”. 86 De hecho algunas oraciones y ritos pueden asumir un papel de preparación evangélica, en cuanto son ocasiones o pedagogías en las cuales los corazones de los hombres son estimulados a abrirse a la acción de Dios. 87 A ellas, sin embargo no se les puede atribuir un origen divino ni una eficacia salvífica ex opere operato, que es propia de los sacramentos cristianos. 88 Por otro lado, no se puede ignorar que otros ritos no cristianos, en cuanto dependen de supersticiones o de otros errores (cf. 1 Co 10,20-21), constituyen más bien un obstáculo para la salvación. 89

22. Con la venida de Jesucristo Salvador, Dios ha establecido la Iglesia para la salvación de todos los hombres (cf. Hch 17,30-31). 90 Esta verdad de fe no quita nada al hecho de que la Iglesia considera las religiones del mundo con sincero respeto, pero al mismo tiempo excluye esa mentalidad indiferentista “marcada por un relativismo religioso que termina por pensar que “una religión es tan buena como otra”“. 91 Si bien es cierto que los no cristianos pueden recibir la gracia divina, también es cierto que objetivamente se hallan en una situación gravemente deficitaria si se compara con la de aquellos que, en la Iglesia, tienen la plenitud de los medios salvíficos. 92 Sin embargo es necesario recordar a “los hijos de la Iglesia que su excelsa condición no deben atribuirla a sus propios méritos, sino a una gracia especial de Cristo; y si no responden a ella con el pensamiento, las palabras y las obras, lejos de salvarse, serán juzgados con mayor severidad”. 93 Se entiende, por lo tanto, que, siguiendo el mandamiento de Señor (cf. Mt 28,19-20) y como exigencia del amor a todos los hombres, la Iglesia “anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es “el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas”. 94

La misión ad gentes, también en el diálogo interreligioso, “conserva íntegra, hoy como siempre, su fuerza y su necesidad”. 95 “En efecto, “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad” (1 Tm 2,4). Dios quiere la salvación de todos por el conocimiento de la verdad. La salvación se encuentra en la verdad. Los que obedecen a la moción del Espíritu de verdad están ya en el camino de la salvación; pero la Iglesia, a quien esta verdad ha sido confiada, debe ir al encuentro de los que la buscan para ofrecérsela. Porque cree en el designio universal de salvación, la Iglesia debe ser misionera”. 96 Por ello el diálogo, no obstante forme parte de la misión evangelizadora, constituye sólo una de las acciones de la Iglesia en su misión ad gentes. 97 La paridad, que es presupuesto del diálogo, se refiere a la igualdad de la dignidad personal de las partes, no a los contenidos doctrinales, ni mucho menos a Jesucristo —que es el mismo Dios hecho hombre— comparado con los fundadores de las otras religiones. De hecho, la Iglesia, guiada por la caridad y el respeto de la libertad, 98 debe empeñarse primariamente en anunciar a todos los hombres la verdad definitivamente revelada por el Señor, y a proclamar la necesidad de la conversión a Jesucristo y la adhesión a la Iglesia a través del bautismo y los otros sacramentos, para participar plenamente de la comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por otra parte, la certeza de la voluntad salvífica universal de Dios no disminuye sino aumenta el deber y la urgencia del anuncio de la salvación y la conversión al Señor Jesucristo.

Conclusión
23. La presente Declaración, reproponiendo y clarificando algunas verdades de fe, ha querido seguir el ejemplo del Apóstol Pablo a los fieles de Corinto: “Os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí” (1 Co 15,3). Frente a propuestas problemáticas o incluso erróneas, la reflexión teológica está llamada a confirmar de nuevo la fe de la Iglesia y a dar razón de su esperanza en modo convincente y eficaz.

Los Padres del Concilio Vaticano II, al tratar el tema de la verdadera religión, han afirmado: “Creemos que esta única religión verdadera subsiste en la Iglesia católica y apostólica, a la cual el Señor Jesús confió la obligación de difundirla a todos los hombres, diciendo a los Apóstoles: “Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado” (Mt 28,19-20). Por su parte todos los hombres están obligados a buscar la verdad, sobre todo en lo referente a Dios y a su Iglesia, y, una vez conocida, a abrazarla y practicarla”. 99

La revelación de Cristo continuará a ser en la historia la verdadera estrella que orienta a toda la humanidad: 100 “La verdad, que es Cristo, se impone como autoridad universal”. 101 El misterio cristiano supera de hecho las barreras del tiempo y del espacio, y realiza la unidad de la familia humana: “Desde lugares y tradiciones diferentes todos están llamados en Cristo a participar en la unidad de la familia de los hijos de Dios [...]. Jesús derriba los muros de la división y realiza la unificación de forma original y suprema mediante la participación en su misterio. Esta unidad es tan profunda que la Iglesia puede decir con san Pablo: “Ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios” (Ef 2,19)”. 102

El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en la Audiencia del día 16 de junio de 2000, concedida al infrascrito Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con ciencia cierta y con su autoridad apostólica, ha ratificado y confirmado esta Declaración decidida en la Sesión Plenaria, y ha ordenado su publicación.

Joseph Card. Ratzinger
Prefecto

Tarcisio Bertone, S.D.B.
Arzobispo emérito de Vercelli
Secretario

Dado en Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 6 de agosto de 2000, Fiesta de la Transfiguración del Señor.


--------------------------------------------------------------------------------

1

Conc. de Constantinopla I, Symbolum Costantinopolitanum: DS 150.
2

Cf. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 1: AAS 83 (1991) 249-340.
3

Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Ad gentes y Decl. Nostra aetate; cf. también Pablo VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi: AAS 68 (1976) 5-76; Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio.
4

Conc. Ecum. Vat.II, Decl.Nostra aetate, 2.
5

Pont. Cons. para el Diálogo Interreligioso y la Congr. para la Evangelización de los Pueblos, Instr. Diálogo y anuncio, 29; cf. Conc.Ecum. Vat II, Const. past. Gaudium et spes, 22.
6

Cf. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 55.
7

Cf. Pont.Cons. para el Diálogo Interreligioso y la Congr. para la Evangelización de los Pueblos, Instr. Diálogo y anuncio, 9: AAS 84 (1992) 414-446.
8

Juan Pablo II,Enc. Fides et ratio, 5: AAS 91 (1999) 5-88.
9

Conc. Ecum Vat. II, Const. dogm.Dei verbum, 2.
10

Ibíd., 4.
11

Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 5.
12

Juan Pablo II, Enc. Fides et ratio, 14.
13

Conc. Ecum. de Calcedonia, DS 301. Cf. S. Atanasio de Alejandría, De Incarnatione, 54,3: SC 199,458.
14

Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Dei verbum, 4
15

Ibíd., 5.
16

Ibíd.
17

3 Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 144.
18

Ibíd., 150.
19

Ibíd., 153.
20

Ibíd., 178.
21

Juan Pablo II, Enc. Fides et Ratio, 13.
22

Cf. ibíd., 31-32.
23

Conc. Ecum. Vat.II, Decl.Nostra aetae, 2. Cf. también Conc.Ecum. Vat. II, Decr. Ad gentes, 9, donde se habla de todo lo bueno presente “en los ritos y en las culturas de los pueblos”; Const. dogm. Lumen gentium, 16, donde se indica todo lo bueno y lo verdadero presente entre los no cristianos, que pueden ser considerados como una preparación a la acogida del Evangelio.
24

Cf. Conc. de Trento, Decr. de libris sacris et de traditionibus recipiendis: DS 1501; Conc. Ecum. Vat. I, Const. dogm.Dei Filius, cap. 2: DS 3006.
25

Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Dei verbum, 11.
26

Ibíd.
27

Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 55; cf. también 56. Pablo VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 53.
28

Conc. Ecum. de Nicea I, DS 125.
29

Conc. Ecum de Calcedonia, DS 301.
30

Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Gaudium et spes, 22.
31

Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 6.
32

Cf. San León Magno, Tomus ad Flavianum: DS 269.
33

Cf. San León Magno, Carta “Promisisse me memini” ad Leonem I imp: DS 318: “In tantam unitatem ab ipso conceptu Virginis deitate et humanitate conserta, ut nec sine homine divina, nec sine Dio agerentur humana”. Cf. también ibíd.: DS 317.
34

Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, 45. Cf. también Conc. de Trento, Decr. De peccato originali, 3: DS 1513.
35

Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 3-4.
36

Cf. ibíd., 7.Cf. San Ireneo, el cual afirmaba que en la Iglesia “ha sido depositada la comunión con Cristo, o sea, el Espíritu Santo” (Adversus Haereses III, 24, 1: SC 211, 472).
37

Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, 22.
38

Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 28.Acerca de “las semillas del Verbo” cf. también San Justino, 2 Apologia, 8,1-2,1-3; 13, 3-6: ed. E. J. Goodspeed, 84; 85; 88-89.
39

Cf. ibíd., 28-29.
40

Ibíd., 29.
41

3 Ibíd., 5.
42

Conc. Ecum. Vat. II, Const. past.Gaudium et spes, 10; cf. San Agustín, cuando afirma que fuera de Cristo, “camino universal de salvación que nunca ha faltado al género humano, nadie ha sido liberado, nadie es liberado, nadie será liberado”: De Civitate Dei 10, 32, 2: CCSL 47, 312.
43

Conc. Ecum. Vat.II, Const. dogm. Lumen gentium, 62.
44

Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 5.
45

Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, 45. La necesidad y absoluta singularidad de Cristo en la historia humana está bien expresada por San Ireneo cuando contempla la preeminencia de Jesús como Primogénito: “En los cielos como primogénito del pensamiento del Padre, el Verbo perfecto dirige personalmente todas las cosas y legisla; sobre la tierra como primogénito de la Virgen, hombre justo y santo, siervo de Dios, bueno, aceptable a Dios, perfecto en todo; finalmente salvando de los infiernos a todos aquellos que lo siguen, como primogénito de los muertos es cabeza y fuente de la vida divina” (Demostratio, 39: SC 406, 138).
46

Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 6.
47

Cf. Conc. Ecum. Vat.II, Const. dogm. Lumen gentium, 14.
48

Cf. ibíd., 7.
49

Cf. San Agustín, Enarrat.In Psalmos, Ps 90, Sermo 2,1: CCSL 39, 1266; San Gregorio Magno, Moralia in Iob, Praefatio, 6, 14: PL 75, 525; Santo Tomás de Aquino, Summa Theologicae, III, q. 48, a. 2 ad 1.
50

Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Lumen gentium, 6.
51

Símbolo de la fe: DS 48.Cf. Bonifacio VIII, Bula Unam Sanctam: DS 870-872; Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 8.
52

Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Unitatis redintegratio, 4; Juan Pablo II, Enc. Ut unum sint, 11: AAS 87 (1995) 921-982.
53

3 Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 20; cf. también San Ireneo, Adversus Haereses, III, 3, 1-3: SC 211, 20-44; San Cipriano, Epist. 33, 1: CCSL 3B, 164-165; San Agustín, Contra advers. legis et prophet., 1, 20, 39: CCSL 49, 70.
54

Conc. Ecum Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 8.
55

Ibíd., Cf. Juan Pablo II, Enc. Ut unum sint, 13. Cf. también Conc.Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 15, y Decr.Unitatis redintegratio, 3.
56

Es, por lo tanto, contraria al significado auténtico del texto conciliar la interpretación de quienes deducen de la fórmula subsistitin la tesis según la cual la única Iglesia de Cristo podría también subsistir en otras iglesias cristianas. “El Concilio había escogido la palabra “subsistit” precisamente para aclarar que existe una sola “subsistencia” de la verdadera Iglesia, mientras que fuera de su estructura visible existen sólo “elementa Ecclesiae”, los cuales —siendo elementos de la misma Iglesia— tienden y conducen a la Iglesia católica” (Congr. para la Doctrina de la Fe, Notificación sobre el volumen “Iglesia: carisma y poder” del P. Leonardo Boff, 11-III-1985: AAS 77 (1985) 756-762).
57

Cf. Conc. Ecum. Vat.II, Decr. Unitatis redintegratio, 3.
58

Cf. Congr. para la Doctrina de la Fe, Decl. Mysterium ecclesiae, n. 1: AAS 65 (1973) 396-408.
59

Cf. Conc. Ecum. Vat.II, Decr. Unitatis redintegratio, 14 y 15; Congr. para Doctrina de la Fe, Carta Communionis notio, 17 AAS 85 (1993) 838-850.
60

Cf. Conc. Ecum Vat. I, Const. Pastor aeternus: DS 3053-3064; Conc. Ecum. Vat. II, Const dogm. Lumen gentium, 22.
61

Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr.Unitatis redintegratio, 22.
62

Cf. ibíd., 3.
63

Cf. ibíd., 22.
64

Congr. para la Doctrina de la Fe, Decl. Mysterium ecclesiae, 1.
65

Juan Pablo II, Enc. Ut unum sint, 14.
66

Conc. Ecum. Vat. II, Decr.Unitatis redintegratio, 3.
67

Congr. para la Doctrina de la Fe, Carta Communionis notio, 17.Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Unitatis redintegratio, n. 4.
68

Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 5.
69

3 Ibíd., 1.
70

3 Ibíd., 4. Cf. San Cipriano, De Dominica oratione 23: CCSL 3A, 105.
71

Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 3.
72

Cf. ibíd., 9. Cf. También la oración dirigida a Dios, que se encuentra en la Didaché 9, 4: SC 248, 176: “Se reúna tu Iglesia desde los confines de la tierra en tu reino”, e ibíd., 10, 5: SC 248, 180: “Acuérdate, Señor, de tu Iglesia... y, santificada, reúnela desde los cuatro vientos en tu reino que para ella has preparado”.
73

Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 18; cf. Exhort. ap. Ecclesia in Asia, 6-XI-1999, 17: L'Osservatore Romano, 7-XI-1999. El Reino es tan inseparable de Cristo que, en cierta forma, se identifica con él (cf. Orígenes, In Mt. Hom., 14, 7: PG 13, 1197; Tertuliano, Adversus Marcionem, IV, 33, 8: CCSL 1, 634.
74

Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 18.
75

Ibíd., 15.
76

Ibíd., 17.
77

Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 14. Cf. Decr. Ad gentes, 7; Decr. Unitatis redintegratio, 3.
78

Juan Pablo II,Enc. Redemptoris missio, 9. Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 846-847.
79

3 Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm., Lumen gentium, 48.
80

Cf. San Cipriano, De catholicae ecclesiae unitate, 6: CCSL 3, 253-254; San Ireneo, Adversus Haereses, III, 24, 1: SC 211, 472-474.
81

Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 10.
82

Conc. Ecum. Vat. II, Decr.Ad gentes, 2. La conocida fórmula extra Ecclesiam nullus omnino salvatur debe ser interpretada en el sentido aquí explicado (cf. Conc.Ecum. Lateranense IV, Cap. 1. De fide catholica: DS 802). Cf. también la Carta del Santo Oficio al Arzobispo de Boston: DS 3866-3872.
83

Conc. Ecum. Vat.II, Decr. Ad gentes, 7.
84

3 Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 18.
85

Son las semillas del Verbo divino (semina Verbi), que la Iglesia reconoce con gozo y respeto (cf. Conc.Ecum. Vat. II, Decr. Ad gentes, 11, Decl. Nostra aetate, 2).
86

Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 29.
87

Cf. Ibíd.; Catecismo de la Iglesia Católica, 843.
88

Cf. Conc. de Trento, Decr. De sacramentis, can. 8 de sacramentis in genere: DS 1608.
89

Cf. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 55.
90

Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 17; Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 11.
91

Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 36.
92

Cf. Pío XII, Enc. Myisticis corporis, DS 3821.
93

Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 14.
94

Conc. Ecum. Vat. II, Decl. Nostra aetate, 2.
95

Conc.Ecum. Vat. II, Decr. Ad gentes, 7.
96

Catecismo de la Iglesia Católica, 851; cf. también, 849-856.
97

Cf. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 55; Exhort. ap. Ecclesia in Asia, 31, 6-XI-1999.
98

Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decl. Dignitatis humanae, 1.
99

Ibíd.
100

Cf. Juan Pablo II, Enc. Fides et ratio, 15.
101

Ibid., 92.
102

Ibíd., 70.
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MensajePublicado: Lun Ene 07, 2008 3:01 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
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Beatriz
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MensajePublicado: Lun Ene 07, 2008 3:34 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
Responder citando

<<Las fuerzas del mal trabajan tambièn, ciertamente, entre los no-cristianos. Cuando los apòstoles se esparcen por elmundo, tropiezan con formaciones religiosas procedentes de las aberraciones del paganismo. Se dice que èste que consiste no en la negaciòn de Dios sino en inmergirlo en el universo; de suerte que al dividir el paìs, dividen tambièn la divinidad y que hasta cada familia tiene su dios. Asì sucedìa en la antiguedad grecorromana, habiase olvidado la transcendencia divina. Hoy mismo, despuès de veinte siglos, esas formaciones religiosas no han sido disueltas. ¡Cuàntas regiones de Africa y de Asia que todavìa n ohan sido evangelizadas! Son bloques en los que la orientaciòn magisterial, la savia de los Sacramentos, no puede penetrar, de suerte que si existe la gracia en eesas regiones, no serà la gracia de contacto, sacramental y orientada, plenamente crìstica y cristoconformante. Pero ¿es que existirà verdaderamente la gracia? Eso es lo que vamos a tratar de comprender.
4. Ademàs de esos bloques no eliminados, de la herencia del paganismo, hay otros que se constituyen en el transcurso de los tiempos y que crearàn nuevos obstàculos a la misiòn de los poderes jeràrquicos y a la difusiòn de las gracias de contacto. Asì aparecerà el error del judaìsmo. ¿En què consiste? En que cuando viene el Mesias, el pueblo judìo, depositario de la promesa mesiànica, no le reconoce. Habrà, sì, un "resto" que integrarà la Iglesia, constituida al principio ùnicamente por judìos, con la Virgen y los apòstoles; pero el conjnto del pueblo judìo a causa de la falta de sus jefes, no sabrà ver en el Evangelio el cumplimiento de las promesas milenarias hechas a Israel. El error judìo es el del tallo que en el momento de dar su flor no se reconoce en ella y que lleno de estupor la rehùsa para volverse a sus raìces. Asì se constituye una nueva formaciòn religiosa. Es el judaìsmo actual. Tiene dos mil años. Su desviò no es el mismo que el de los gentiles. Los gentiles inmenrgen a Dios en el mundo siendo politèistas o panteìstas. La desviaicòn del juadìsmo consiste en negar la transcendencia del Creador, ya que, por el contrario, le invocan contra el Mesìas: Ha blasfemado, se dice el Hijo de Dios (Mt. 26, 63-65). Pero Dios, cuyos designios sobrepasan toda la inteligencia, habìa decidido esta vez venir en socorro de supueblo enviàndole màs que un salvador temporal y màs que un profeta: "Porque tanto amò Dios al mundo que le dio su Unigènito Hijo para que todo el que crea en El no presca sio que tenga la vida eterna" (Juan 3, 16). Israel ha tropezado ante esta revelaciòn. El misterio de una vida divina que sobreabunda en tres Personas, el misterio de una Persona divina que se encarna y muere en la Cruz para salvar al mundo, le ha parecido intolerable. Despuès de haber confesado durante dos mil años la transcendencia del Amor creador, ha desconocido y rechazado la transcendencia religiosa del Amor redentor. En semejante formaciòn religiosa le ha sido imposible a la Iglesia hacer penetrar, por su jerarquìa, las gracias sacramentales y orientadas.
5. Ha habido despuès la extraordinaria formaciòn religiosa del Islam. ¿Còmo definirla? Pretende derivarse del monotèismo de Abraham. Pretende ser su descendiente por Ismael, Isaac, Jacob, Moisès. Marìa es Virgen. Su hijo Jesùs es el Verbo, el Mesias. Pero los judìos y los cristianos han desfigurado las Escrituras. La Torà y el verdadero Evangelio estàn recogidos en el Coràn. Mahoma es el Sello de la Profecìa. En realidad, el islam no deriva directamente de Abraham. Mahoma se puso en contacto con el judaìsmo de despuès de Cristo. Es el judaìsmo cerrado a la revelaciòn de la Trinidad y de la Encarnaciòn, y escleròtico ya si asì puede decirse, el que èl predicarà a tribus paganas. Asì tendrà èstas la revelaciòn de la unidad divina. Iràn en peregrinaciòn no a Jerusalèn sino a La Meca. Esa formaciòn religiosa es un retoño del judaìsmo, "un fiador del judaìsmo". Judìos y musulmanes son como hermanos enemigos; por eso son, efectivamente, tan hostiles los unos a los otros. Pero se parecen. Proclaman juntos una transcendencia divina que excluye a la Trinidad y a la Encarnaciòn. Bloquean unos y otros la revelaciòn divina referente a la salvaciòn espiritual del mundo, con los destinos temporales de sus propios pueblos. He ahì de nuevo, una vasta formaciòn religiosa en la que la mezcla de grandes errores con grandes verdades constituirà una traba para la predicaciòn apostòlica. Las gracias de contacto que sòlo ella puede procurar quedaràn descartadas desde el umbral.
6. Màs tarde vendràn las disidencias. ¿Puede suponerse, en el origen de èstas, que alguien vìctima de un error, no sea sin embargo culpable? Lo creo posible en ciertas circunstancias; pero en otros casos puede haber jefes de fila que ante Dios son culpables y que a menudo nos aparecen como tales. Son, propiamente hablando, los heresiarcas, que rompen a sabiendas la unidad de la Iglesia y de la fe cristiana. Asì se constituyen nuevos bloques que arrastraràn verdades cristianas: veneraicòn de la Santa Escritura, validez de ciertos Sacramentos, etc., mezclados con un principio de escisiòn. Suele decirse que el agua regia es el ùnco lìquedio que disuelve el oro: pues bien, las disidencias son como una mezcla de oro y de agua regia. Ellas son las que, de manera màs o menos grave, detienen el impulso de la jerarquìa: "Id, pues, enseñad a todas las gentes, bautizàndolas..." Despuès de la ruptura protestante muchos dogmas se han esterilizado; los cuàqueros, por ejemplo, no emplean ya el bautismo. Cuàntas multitudes que, por lo menos, ponen obstàculos a ciertas riquezas del magisterio y se cierran asì, total o parcialmente, a las gracias de contacto.
7. Ademàs de los bloques de religiones precristianas, del judaìsmo, del islamn, de las disidencias, habrà que señalar, pero aparte, el terrible advenimiento de un mundo ateo. Nietzsche decìa: "Hay ahora, entre los diferentes pueblos de Europa, de diez a veinte millones de hombres que no creen ya en Dios. ¿Es exagerado el desear que se pongan de acuerdo? (Aurora, nùm. 96). Pues bien, ea reuniòn se ha hecho. Desde hace casi un siglo, la historia humana ha visto la irrupciòn en masa de un ateìsmo positivo, de un antiteìsmo que exige ser vivido a fondo por el hombre y que cambie la faz de la tierra. El origen de este ateìsmo hay que buscarlo en una pura opciòn voluntaria, un acto de fe invertido, una profesiòn religiosa al revès.
8. ¿Cuàl serà la actitud de Dios respecto a las formaciones religiosas de que acabamos de hablar?
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Beatriz
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MensajePublicado: Lun Ene 07, 2008 3:55 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
Responder citando

continuaciòn...

<<8. ¿Cuàl serà la actitud de Dios respecto a las formaciones religiosas de que acabamos de hablar?

No las aniquila. Dios es Amor (1 Juan 4, 16). Es "la luz verdadera ue alumbra a todo hombre" (Juan 1, 9). Si sube a la Cruz es para atraer todos los hombres a El (Juan 12, 32). "Dios nuestro Salvador quiere que todos los hombres sean salvados y vengan al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2, 4)

Ante los obstàculos a la predicaciòn apostòlica que surgen de todos lados ¿què harà Dios? Abrirà un diàlogo con cada una de las almas que se encuentran cogidas en las redes de esos bloques, en los que se ven indisolublemente mezcladas la verdad y el error, la luz y las tinieblas. Para suplir las gracias de contacto, les enviarà las gracias a distancia.

Seràn "gracias crìsticas por derivaciòn". Tienen por lo tanto una cierta superioridad sobre las "gracias crìsticas por anticipaciòn" dadas en los tiempos de la espera de Cristo. Preparan indirectamente la entrada en el cielo y no en el limbo de los Padres del AT. Pero ¿es un règimen normal el que las gracias vengan a los hombres a distancia cuando Cristo, desde hace dos mil años, ha confiado a sus discìpulos la misiòn de ir hata las extremidades de la tierra, prometièndoles solemnemente su asistencia? No, es anormal que haya sobre la tierra regiones y almas que no hayan sido beneficiadas con el anuncio del Mensaje evangèlico. Que Dios utilice un rodeo, que en los lugares a donde no llegan las gracias normales de contacto, envìe gracias anormales de suplencia, gracias a distancia, todo eso atestigua a un mismo tiempo, el deseo infinito que tiene de salvarnos y el pavoroso poder del mal en nuestro mundo.

En la medida en que esas gracias de suplencia son aceptadas, inauguran ellas un règimen en el que la Iglesia puede existir, no sin duda en acto normal y acabado, sino en acto inicial, digamos màs exactamente en acto dificultado.

(....)

La Iglesia entera suplica a Jesùs envìe rayos de su gracia a las almas que ella no puede alcanzar. Es eso lo que pedimos cuando en el Padre Nuestro decimos fervorosamente: "Venga Tu reino". Pensamos primeramente, ello es justo, en los misioneros que llevan a lo lejos la verdadera doctrina y los Sacramentos para establecer en todas partes la Iglesia en su règimen normal. Pero hoy mismo mueren por esos mundos gentes a las que no han llegado los misioneros. !Señor, que no sean condenados! La Iglesia en su acto acabado, suplica, por medio de las almas màs santas de su redil, por su liturgia y en todas partes donde verdaderamente està establecida "por nuestra salvaciòn y por la del mundo entero" (Ofertorio de la Misa)

En tanto que no pueda, dice ella, ir a llevarles la plenitud del mensaje evangèlico, adelantaos, oh Dios!, enviando a esas almas y a esas regiones gracias supletorias. No es, pues, extraña la Iglesia a la distribuciòn de esas gracias que, allà donde son acogidas, la establecen en su estado inicial, imperfecto, dificultado.

10. Las almas que aceptan esas gracias de suplencia formaràn ya parte espiritualmente de la Iglesia, pero de una manera iniciada, dificultada. Todo lo que esos bloques encierran de error y de pecado queda fuera de la Iglesia; y todo lo que contienen de verdad, de santidad, le pertenece. Allà donde un alma dice un "si" por la plena aceptaciòn de las gracias a distancia, es una luz cristiana que se enciende. Seguirà siendo budista, o judìo, o musulmàn, o disidente; pertenecerà todavìa CORPORALMENTE a las formaciones religiosas de los tiempos precristianos, del judaìsmo, del islam, de la disidencia, pero pertenecerà ya ESPIRITUALMENTE a la Iglesia. Y comenzarà, inconscientemente quizàs, a influir en su medio para modificarlo, insistirà espontàneamente en todo lo que posee de autèntico y se desprenderà poco a poco del resto. La Iglesia encuentra en esas almas una secreta complicidad; comienza a adquirir, por ellas, en el seno mismo de esas formaciones extranjeras, una cierta visibilidad.>>
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Ultima edición por Beatriz el Lun Ene 07, 2008 4:17 pm, editado 1 vez
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Beatriz
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MensajePublicado: Lun Ene 07, 2008 4:12 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
Responder citando

13. Considerando el islam, veo, con anterioridad a los hassidim, que se sitùan hacia el siglo XVII, almas que por las gracias de Cristo recibidas a distancia, comienzan tambièn a descubrir la religiòn del amor, en un medio puramente juridico. Asì, por ejemplo, Hallaj (+ 922) que pensaba que aquel que ha encontrado el amor no debe guardàrselo para sì, sino clamarlo en las plazas pùblicas. Al pobre le ataron a una cruz despuès de haberle cortado los brazos. Habia que proteger al juridismo del Coràn contra el que habìa predicado el amor.

Ciertos textos contemporàneos de Hallaj parecen denunciar la presencia irrecusable de una autèntica mìstica del amor en tierras del Islam, y brillan como soles en medio del mundo corànico:
"Oh, Dios mìo! Mi secreto Te es conocido; yo soy el que Te desea" (Dzoul, + 859). "A Ti te esreservado un sito en m i corazòn. Todo vituperio me es indiferente, porque Te amo" (ibid.)
"Por amor Tuyo quiero ser Tu vìctima. Es Tu ausencia lo que me es imposible soportar" (ibid.) "Bebe el vio de Su amor a ti; asì El te embriagarà de tu amor a El" (ibid.)
"Què diferencia entre el que va al festìn por el festìn y el que va para encontrar al Amado!" (Yahya, + 872).
"Oh Dios mio! si Tù me preguntaras el dìa del juicio: Oh servidor mìo, ¿què es lo que te ha seducido de Mì? Yo te dirìa: Tu bondad, Señor, para mi" (ibid)
"Oh Dios mio! Ya sabes Tù que yo no puedo soportar el infierno; y sè bien que no soy digno del paraìso. ¿A què astucia recurrirè si no es a Tu perdòn? (ibid)
"He andado durante treinta años a la busca de Dios y cuando he abierto los ojos al cabo de ese tiempo he descubierto que era El quien me buscaba" (Bisthami, + 875)

Estos mìsticos tendieron espontàneamente a hacer resaltar el puesto que el Coràn da a Jesùs, hijo de Marìa; dijeron que Mahoma es el mayor de lso profetas pero que el santo es Jesùs. Descubrieron tambièn ciertos matices del amor. Y ya conocemos la razòn: son, en efecto, las gracias crìsticas de suplencia; podràn ser muy intensas pero tienen un impedimento a su expansiòn. Si esos mìsticos gozaran de la influencia bendita de la jerarquìa, a las gracias a distancia sucederìan las gracias de contacto, gracias sacramentales y orientadas, plenamente crìsticas y cristoconformantes. Se parecerìan al rosal que despuès de permanecer mucho tiempo en clima desfavorable es trasplantado de pronto a tierras màs propicias en las que podrà mostrar toda su belleza y alcanzar su pleno desarrollo. >>

Fuente: Charlas acerca de la Gracia, Cardenal Charles Journet, Ed. Desclèe de Brouwer, Bilbao
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brightem14
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MensajePublicado: Lun Ene 07, 2008 5:06 pm    Asunto: Qu
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
Responder citando

Bien Beatriz - vamos a irnos al principio-- que es la salvacion?!
Ya lo dije deste el principio - ademas puedo anadir que no solo se lo que dice la Iglesia sino en mi vida privada he vivido eso.

Pero a mi me vas a convercer que no era asi que la mujer que era samaritana (NO DE LA FE CORRECTA - no era Judia como Jesus) no fue salvada? No era una de las primeras en anunciar que Mesias era Jesus para su pueblo? Osea que pasa alli en el evangelio de Juan no ha sido asi jamas?
Y es mas... en apoc. (el libro de Revelaciones) 22: 16-17 no significa lo que pone?
Creo que el problema esta en como y lo que uno entiende por Salvacion. Y se lo que dice la Iglesia....y es mas Very Happy - no discrepo (ya lo he dicho varias vezes) con ello .... pero la cosa esta en en hecho de que LOS QUE CONOCEN AL PADRE Y AL HIJO - eso es la vida eterna y que es salvacion... cuando llegas a recibir la gracia o cuando conoces al Padre y al Hijo y entonces por tanto si sigues en ello tendras ya la vida eterna? Y que significa conocer? De que alguien te ha hablado de ellos? Que sabes que existen? Que dices que crees en ellos? Que sabes de memoria el Credo? Que has participado en todos los sacramentos? Que sabes de los textos de la biblia, que incluso lo has estudiado a fondo? Que en realidad es eso?
Es mas - Jesus dice (y en nada ha dicho algo que no es verdad) que Nadie puede llegar al Padre si no es atraez de El - ESO que significa?
Sabes... eso no es algo que solo porque conoces esas palabras porque estan escritas en la Biblia o porque has estudiado esas palabras o el significado de ellas - significa que sabes su real significado!
Honestamente te digo - asi es. Y el Romano de tanta fe - que dijo Jesus no le deje entrar en su casa porque dijo que no era digno de que ese Rabino (asi lo veia el) tan grande entrase alli. Y que - no fue salvado?
Que sabemos de ello? Quien puede decir; yo estuve alli y yo se que....
Curiosamente Jesus - no los dicipulos que se asombraron a ver que hablaba con la mujer samaritana al lado del pozo - Jesus deja que gente que no vienen del "pueblo elegido" ser salvados. Esa mujer era ya bautizada? O quizas se bautizo DESPUES?
Yo no digo que no es asi que - Very Happy y soy la primera en defender esta postura por viviencias propias - no es el lugar de salvacion la Iglesia Romana....pero que significa eso....y cuando lo sabes... debes de saberlo como puedes saber que agua es H2O? O como debes de saberlo?!
Sabes.... Beatriz solo porque se sabe repetir (no lo digo a ti personalmente pero lo digo en comun) lo que dice la gente de algo - tambien de fe - NO significa que lo sepas de primera mano. Y al Fe que no es como los demas temas o demas ciencias - no es eso. Es Vivo, Es Vivirlo, Es Saberlo en Tu Mismo Ser - porque lo estas Vivendo.
Como?
El Camino es UNO.
La Verdad es Uno.
La Vida es Uno.
Y tiene nombre de humano; Jesus el Nazareno. Pero eso que Significa?
Anda a saberlo... y es una exprecion muy correcta para el tema en si.
Si no me acuerdo mal - la pregunta inicial era si el que se acerce al Padre Celestial - se salva o no... no?
Y que vamos a decir ahorà? Yo diria que lo que dijo Jesus a la mujer samaritana al lado del Pozo - ES LA VERDAD.
Llegara el dia cuando - ya que el Padre es espiritu - los hombres rezaran de espiritu y verdad a El. No dijo eso?
Y mantengo - no voy a decirle al Padre como El debe de repartir sus dones, su fe, su gracia y sus perdones - yo no. Lo tienen que hacer los demas que estan mandados a hacerlo.
Yo trabajo por que todos se salven... de la manera que se y que me ha sido dada. Mas no hago y no me rompe la cabeza lo que Dios hace con lo que pueda poner yo al respecto. Es cosa suya - El es el Creador de todo lo visible e invisible ... ningun humano lo es.
Asi que....
En Cristo
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brightem14
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MensajePublicado: Lun Ene 07, 2008 5:22 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
Responder citando

Beatriz escribió:
brightem14 escribió:
(solo que tu Beatiz dijistes que los que son cristianos de otras iglesias no se salvan).


Querida Brightem ¿en què momento dije eso?



Querida o te entendi mal o lei mal.... pero pusistes:

Querido hermano

Si le preguntas a un evangèlico si un no-cristiano se puede salvar te responderà que definitivamente "no" se salvarà.

Si le preguntas a un musulmàn si un cristiano se puede salvar, te responderà que definitivamente "no" se salvarà.

Si le preguntas a un judio si un cristiano se puede salvar, te responderà que definitivamente "no" se salvarà.

Pero si le preguntas a un catòlico si un no-cristiano se puede salvar, te responderà que "si", si se puede salvar, si sufre de "ignorancia invencible".

Yo nunca - pero al lo mejor no estoy tan bien informada aunque he vivido toda mi vida en un pais evangelico y mis antepasados de alemania egual que los rusos que tambien eran evangelicos todos (curiosamente y los rusos una minoria en su pais donde todos eran ortodoxos) JAMAS he oido eso que dices!
Pero ya te dije - no era una creyente o una "buena protestante" ya que no era creyente de esa forma ni era activa en la iglesia antes que El Senor - bueno era solo Dios al principo de mi Camino con el durante mucho tiempo tambien - entro en mi vida. Pero para que sepas (y quizas la Iglesia Sueca es una excepcion) no preguntan siquiera cuando quieres participar en la "cena" si eres budista, del islam o de que creyencia eres - si vas a participar alli te acceptan sin preguntas ni pautas.
Bien pero ya te dije - quizas no se bien y con eso en cuenta puede que tengas razon. Pero no comparto eso...(y veo que tu tampoco Very Happy ).
En fin.... y en Cristo
Con Amor
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brightem14
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MensajePublicado: Lun Ene 07, 2008 7:18 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
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Miles_Dei escribió:
Querida Brightem, el que está en la Iglesia católica está en la verdad completa de fe. Otra cosa es que no esté en gracia de Dios, pues no todo el que dice Señor, Señor al verdadero Señor de la Vida entrará en el reino de los cielos.

No confundamos las cosas. Una persona que se salva es una persona que está en gracia de Dios y se puede verdaderamente estar en gracia de Dios aún no teniendo la verdad de la fe, caso del no católico que es fiel a la ley natural (precisamente por eso porque está en gracia) en los preceptos de su religión. Y también el que está en verdad de fe, pero no en gracia puede condenarse, como el católico que está en pecado mortal.

Pero es que el católico en pecado mortal sabe que le basta volverse a Dios y arrepentirse y llegarse al sacramento de la penitencia para volver a estar en gracia santificante de Dios, la misma que recibió en su bautismo y que por estar bautizado sabe que la tiene. Si no lo hace allá él.

Ahora te lo voy a poner de otra manera que se explica muy bien:

Un adorador de satanás, educado como tal por sus padres desde que era niño y que sigue de buena voluntad los preceptos de su fe satánica porque no ha conocido otra cosa ¿qué le ocurre?

Lo mismo que por el mero hecho de ser humanos podemos salvarnos, por haber recibido el pecado original y sus consecuencias estamos inclinados a hacer el mal y por tanto en uso de nuestra libertad podemos condenarnos si rechazamos la gracia de Dios que se da a todo hombre.

Pero aquel que está en la verdad de fe recibe mucha más gracias y de manera explícita para aumentar el Reino de Dios. Esos somos los católicos, luego vienen los ortodoxos, luego los distintos protestantes clásicos y todos los que creen en Cristo (que han de tender a la unidad católica de la Iglesia UNA de Cristo). Luego vienen los judíos, luego los musulmanes (educados por los judíos y los cristianos) y tras ellos viene la pura misericordia de Dios y la libertad de los hombres que le han buscado de distintas maneras a Dios en la historia con mucha mezcla de errores y pecado.

Incluso ese satanista inculpable recibirá en algún momento gracias y luces para ver que Dios es otra cosa y que la ley natural inscrita en su corazón le llama desde el fondo, si no obedece a esa gracia allá él. Pero por su misma condición incluso tales gracias se le harán oscuras y no tan explícitas como al católico. El tendrá siempre ese anhelo de buscar algo, ese remordimiento de conciencia, ese deseo de paz, que en el católico es ya anhelo de perfección y de unión con Dios.

La verdad está en la Iglesia católica. El error está fuera de ella. Y la gracia de Dios en todas partes sobreabundando al pecado.


Un saludo en la Paz de Cristo.


Quiero decir una ultima cosa - y ojo no estoy diciendo que en cierto modo tienes razon - En Cierto Modo Very Happy .
Vamos a ver porque lo digo.
Lo que Realmente salva a una persona es el Encuentro Personal con Cristo - Jesus. Y que quiero decir con ello?
Bien vamos a ver lo que - mas profundamente puede llegar a ser eso... habian 12 dicipulos... pero solo 11 tuvieron un Encuentro Personal con Cristo porque Judas nunca lo tuvo. Y ahora vas a decir - pero que dice esa mujer?! De donde sale eso? Claro que Judas tuvo un encuentro personal con Cristo y Tanto! Incluso tomo el Pan y lo mojo en la ultima Cena JUNTO con el Senor en Vivo en la Carne - en Persona.
Bien - pero como soy muy testaruda voy a insistir que ese hombre no tuvo ningun encuentro Personal que le Marco en su corazon con El Maestro.
ALLI para mi - esta la salvacion. Otra para mi no hay - pero lo que en realidad significa es question de Vivirlo con El.
La parte mas bella de la biblia que habla de justo eso es el evangelio de Juan 5:19-30. Para mi eso alli puesto lo Dice Todo.
En Cristo
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brightem14
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MensajePublicado: Lun Ene 07, 2008 9:15 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
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semper_crucifero escribió:
Miles_Dei escribió:
Ahora voy y abro el post de mi semana ecuménica y la líamos ¿eh Semper?.


Hazlo hermano, hazlo. Aquila non capit muscas. Bendiciones.


Hmmmmmmmmmmmm, sois catalanes? Lo curioso es que lo entiendo pero no lo parlo me dona molta vergona - pero se decir: Vivim per estimar. VERDAD QUE SI - semper? Laughing
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brightem14
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MensajePublicado: Mar Ene 08, 2008 7:19 am    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
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Confused

Nadie ha dicho nada todavia.... que desepcion... admito ser muy infantil y relamente me pongo algo tristecita que nadie salta y se pone a dar su opinion.... Very Happy .

Bien entonces aprovecho descaradamente y pongo otra cosa mas Very Happy y a ver lo que sale entonces....
Como no tengo la experencia propia de mi vida de ser educada catolica ni de fe - sino yo era totalmente secularizada y no sabia nada del cristianismo mas que habia existido un tal Jesus.
Entonces para mi la experencia de ser educada en fe, vivir como "el hermano mayor" en casa del Padre toda la vida es algo desconocido - yo soy el que se fue y se lo gasto todo....
Porque digo esto... pues porque creo que la mayoria de vosotros sois como el hermano mayor y eso en si puede que haga que no se da una cuenta de una forma muy fuerte de lo que ha tenido toda la vida y las palabras del Magisterio es una realidad en la que vive uno mas quizas que en una relacion totalmente viva con El Senor??? O no?
(Como os vais a hecharme (quizas) encima ahora Very Happy )

Entonces si digo que lo que es Salvacion es el encuentro personal con El Maestro y seguirle por todas partes donde te lleva - que papel pinta la Iglesia y sus ensenanzas? Bien para alguien como yo - ese encuentro da lugar a que yo se que el sacerdote habla y dice cuando "celebra" y en todos los sacramentos (homilias) en nombre del Senor... y no es suficiente ya que El Mismo te lleva a Su Iglesia para que alli - ya que no tienes eso todavia - tu espiritu pobre se enriqueze de Su Palabra y Su Cuerpo y Sangre. Sin la Palabra y sin la eucaristia - un encuentro personal con Cristo - si no Le sigues a la Iglesia sino te vas a otra parte - creo que no vale - porque no se donde llega uno?! Pero a Casa del Padre? No lo creo - no lo se ... como lo voy a saber ... no fui alli...sino me fui donde me llevo a la Iglesia. Eso hace para alguien como yo que lo que dice el Magisterio sabes que es correcto - pero no porque lo dicen Ellos y por la autoridad que tienen - sino porque El Senor te ha dicho eso tambien. Concuerda!
Y vosotros que no teneis esa experencia particular de haberos ido por alli? Que siempre habeis estado en Casa? Que... como es eso de tener un Encuentro Personal con El Maestro? Es egual? Es diferente?
Pregunto porque la verdad es que no se....
A ver lo que ahora vais a decir..... ya que la verdad es que tengo curiosidad de saber de vosotros y de como lo vivis...
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Beatriz
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MensajePublicado: Mar Ene 08, 2008 10:38 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
Responder citando

brightem14 escribió:
Beatriz escribió:
brightem14 escribió:
(solo que tu Beatiz dijistes que los que son cristianos de otras iglesias no se salvan).


Querida Brightem ¿en què momento dije eso?



Querida o te entendi mal o lei mal.... pero pusistes:

Querido hermano

Si le preguntas a un evangèlico si un no-cristiano se puede salvar te responderà que definitivamente "no" se salvarà.

Si le preguntas a un musulmàn si un cristiano se puede salvar, te responderà que definitivamente "no" se salvarà.

Si le preguntas a un judio si un cristiano se puede salvar, te responderà que definitivamente "no" se salvarà.

Pero si le preguntas a un catòlico si un no-cristiano se puede salvar, te responderà que "si", si se puede salvar, si sufre de "ignorancia invencible".

Yo nunca - pero al lo mejor no estoy tan bien informada aunque he vivido toda mi vida en un pais evangelico y mis antepasados de alemania egual que los rusos que tambien eran evangelicos todos (curiosamente y los rusos una minoria en su pais donde todos eran ortodoxos) JAMAS he oido eso que dices!
Pero ya te dije - no era una creyente o una "buena protestante" ya que no era creyente de esa forma ni era activa en la iglesia antes que El Senor - bueno era solo Dios al principo de mi Camino con el durante mucho tiempo tambien - entro en mi vida. Pero para que sepas (y quizas la Iglesia Sueca es una excepcion) no preguntan siquiera cuando quieres participar en la "cena" si eres budista, del islam o de que creyencia eres - si vas a participar alli te acceptan sin preguntas ni pautas.
Bien pero ya te dije - quizas no se bien y con eso en cuenta puede que tengas razon. Pero no comparto eso...(y veo que tu tampoco Very Happy ).
En fin.... y en Cristo
Con Amor


Querida hermanita Brightem (te lo digo con mucho cariño)

Yo conozco al evangèlico latinoamericano (y algunos españoles) y para ellos un no-cristiano no se salva, es mas, creen que los catòlicos que sì creemos en Cristo somos adoradores de la diosa Maria y que el Papa es el anticristo y que nuestras doctrinas no son bìblicas, por lo tanto tampoco nos salvamos.

Un abrazo
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Beatriz
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MensajePublicado: Mar Ene 08, 2008 10:47 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
Responder citando

brightem14 escribió:


Quiero decir una ultima cosa - y ojo no estoy diciendo que en cierto modo tienes razon - En Cierto Modo Very Happy .
Vamos a ver porque lo digo.
Lo que Realmente salva a una persona es el Encuentro Personal con Cristo - Jesus.


Querida hermanita

No basta un encuentro personal con Jesùs, hay que poner en pràctica todo lo que enseña el evangelio, se trata de fe y obras o como se lee en la Biblia: "la fe que obra a travès de la caridad" (Gál.5:6) Arrow Esa es la fe que salva.

Por eso Jesùs dijo que no todo el que diga "Señor, Señor" entrarà en el reino de los cielos, los que se quedan en la alabanza, una fe de solo palabras que se las lleva el viento, esos no entraràn en el reino, pero los que tienen una fe que obra a travès de la caridad, esos si entraràn en el reino.

Un abrazo
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Beatriz
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MensajePublicado: Mar Ene 08, 2008 11:24 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
Responder citando

brightem14 escribió:
Confused

Nadie ha dicho nada todavia.... que desepcion... admito ser muy infantil y relamente me pongo algo tristecita que nadie salta y se pone a dar su opinion.... Very Happy .

Bien entonces aprovecho descaradamente y pongo otra cosa mas Very Happy y a ver lo que sale entonces....
Como no tengo la experencia propia de mi vida de ser educada catolica ni de fe - sino yo era totalmente secularizada y no sabia nada del cristianismo mas que habia existido un tal Jesus.
Entonces para mi la experencia de ser educada en fe, vivir como "el hermano mayor" en casa del Padre toda la vida es algo desconocido - yo soy el que se fue y se lo gasto todo....
Porque digo esto... pues porque creo que la mayoria de vosotros sois como el hermano mayor y eso en si puede que haga que no se da una cuenta de una forma muy fuerte de lo que ha tenido toda la vida y las palabras del Magisterio es una realidad en la que vive uno mas quizas que en una relacion totalmente viva con El Senor??? O no?
(Como os vais a hecharme (quizas) encima ahora Very Happy )

Entonces si digo que lo que es Salvacion es el encuentro personal con El Maestro y seguirle por todas partes donde te lleva - que papel pinta la Iglesia y sus ensenanzas? Bien para alguien como yo - ese encuentro da lugar a que yo se que el sacerdote habla y dice cuando "celebra" y en todos los sacramentos (homilias) en nombre del Senor... y no es suficiente ya que El Mismo te lleva a Su Iglesia para que alli - ya que no tienes eso todavia - tu espiritu pobre se enriqueze de Su Palabra y Su Cuerpo y Sangre. Sin la Palabra y sin la eucaristia - un encuentro personal con Cristo - si no Le sigues a la Iglesia sino te vas a otra parte - creo que no vale - porque no se donde llega uno?! Pero a Casa del Padre? No lo creo - no lo se ... como lo voy a saber ... no fui alli...sino me fui donde me llevo a la Iglesia. Eso hace para alguien como yo que lo que dice el Magisterio sabes que es correcto - pero no porque lo dicen Ellos y por la autoridad que tienen - sino porque El Senor te ha dicho eso tambien. Concuerda!
Y vosotros que no teneis esa experencia particular de haberos ido por alli? Que siempre habeis estado en Casa? Que... como es eso de tener un Encuentro Personal con El Maestro? Es egual? Es diferente?
Pregunto porque la verdad es que no se....
A ver lo que ahora vais a decir..... ya que la verdad es que tengo curiosidad de saber de vosotros y de como lo vivis...
En Cristo


Hola Brightem

Perdona la tardanza, estaba ocupada.

Eso de que siempre estuve en casa...no estoy de acuerdo, tuve altas y bajas como todo el mundo, hasta que un dìa fui a una comunidad carismàtica, lleguè como turista, no conocia a nadie y fui de acompañante de otra persona, sentia curiosidad de conocer còmo eran esas reuniones, me sentè en una silla y los veia a todos como se paraban y alababan al Señor con los brazos, yo solo miraba....hasta que el Espìritu Santo me tocò y sentì a Cristo muy cerca mio, tan cerca como el latido de mi corazòn, con una dulzura inimaginable, que si me lo hubieran contado no lo hubiera creido, y empezè un proceso de conversiòn porque no fue de un dìa para otro, fue todo un proceso. Dicen que cuando la conversiòn proviene de Dios es para toda la vida, ya han pasado 12 años de esto y mi fe sigue igual de fortalecida que el primer dìa que tuve ese encuentro personal con Jesùs. No me considero una santa ni un dechado de virtudes pero no hay dìa que no piense en Dios, no puedo dejar de pensar en El.

Con mi conversiòn me di cuenta que Cristo y su esposa la Iglesia estan ìntima y secretamente unidos, son uno. Asi que todo lo que la Iglesia enseña es "eco" de lo que su esposo le susurra al oido y me da mucha pena còmo es perseguida, criticada y atacada, por eso participo en estos foros. Ese es un fruto de mi conversiòn: empezè a preguntarme ¿què quieres Dios mio que haga? empezè a buscar en parroquias programas de ayuda al pròjimo. Eso no lo habìa hecho antes. Creia que con solo ir a misa los domingos yo "cumplia" con Cristo y su Iglesia. Ahora sè que debo amar, en todo momento y lugar, eso es lo que tengo que hacer, porque como San Agustin decia: "Ama y has lo que quieras" o como San Juan de la Cruz:"en el atardecer de nuestras vidas seremos juzgados por el amor". Todos los santos nos señalan el camino: el amor a Dios y al pròjimo.

Un fuerte abrazo
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nachete
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MensajePublicado: Mie Ene 09, 2008 1:32 am    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
Responder citando

Beatriz escribió:
brightem14 escribió:


Quiero decir una ultima cosa - y ojo no estoy diciendo que en cierto modo tienes razon - En Cierto Modo Very Happy .
Vamos a ver porque lo digo.
Lo que Realmente salva a una persona es el Encuentro Personal con Cristo - Jesus.


Querida hermanita

No basta un encuentro personal con Jesùs, hay que poner en pràctica todo lo que enseña el evangelio, se trata de fe y obras o como se lee en la Biblia: "la fe que obra a travès de la caridad" (Gál.5:6) Arrow Esa es la fe que salva.

Por eso Jesùs dijo que no todo el que diga "Señor, Señor" entrarà en el reino de los cielos, los que se quedan en la alabanza, una fe de solo palabras que se las lleva el viento, esos no entraràn en el reino, pero los que tienen una fe que obra a travès de la caridad, esos si entraràn en el reino.

Un abrazo


Siendo la biblia tan clara (claro esta, si no nos enganchamos a un versiculo sacado de contexto, si no en conjunto), no entiendo como sigue habiendo gente aferrada a la sola fides de lutero. Los mas cercanos a la Verdad son los Luteranos, pero lo de los evangelicos de "aceptar al señor como señor y salvador", y ya eres salvo y siempre salvo, no deja de asombrarme. No entiendo como pueden manipular asi la escritura. Y aunque seas cristiano universal, te intentan "salvar" del error. Realmente creo yo que alcanzaria antes un musulman piadoso y caritativo el cielo que no ha conocido el verdadero evangelio, que un cristiano que se queda en el "creo" (catolico, evangelico, etc)
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NIGUNIM
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MensajePublicado: Mie Ene 09, 2008 5:38 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
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Una notita para Beatriz: no me parece que la religión judía diga que fuera de su fe no hay salvación para la gentilidad. Yo más de una vez he escuchado a algún rabino enseñando lo contrario. También es bueno anotar que la religión judía no hace proselitismo: ¿cómo entender la falta de preocupación por los miles y miles de seres humanos que no son judíos?.
Saludos
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Beatriz
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MensajePublicado: Jue Ene 10, 2008 5:45 am    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
Responder citando

NIGUNIM escribió:
Una notita para Beatriz: no me parece que la religión judía diga que fuera de su fe no hay salvación para la gentilidad. Yo más de una vez he escuchado a algún rabino enseñando lo contrario. También es bueno anotar que la religión judía no hace proselitismo: ¿cómo entender la falta de preocupación por los miles y miles de seres humanos que no son judíos?.
Saludos


Gracias Nigunim

Tienes razòn cuando dices que el judaismo enseña que un gentil (no judio) puede salvarse si observa las 7 leyes de Nòaj.


Cita:
Los Sabios enseñaron que una persona no judía que observa estos preceptos tiene tanto mérito como un judío que cuida los 613 preceptos. Por ello, no existe necesidad de que un no judío se convierta al judaísmo para disfrutar de una relación personal con Di-s.

En un mundo lleno de caos y egoísmo, estos preceptos morales y éticos constituyen un respiro eterno, una vía de acceso hacia una sociedad más justa y próxima a la paz y la armonía entre el hombre con su prójimo y entre el hombre y su Creador.

Estas leyes no son nuevas, ya que la Torá explica que fueron entregadas por Di-s al primer hombre, Adam, y posteriormente vueltas a recordar a Nóaj (Noé), de donde proviene toda la humanidad. Estas leyes también fueron recordadas durante la entrega de la Torá al pueblo judío en el Monte Sinaí. Hablamos entonces de una herencia milenaria adherente a cada ser humano, sin distinción de raza, sexo, estatus social o condición de cualquier tipo.

Las Siete Leyes de Nóaj

Prohibición de la idolatría.

Prohibición de la blasfemia o de maldecir el Nombre del Eterno.

Prohibición del asesinato.

Prohibición de robo.

Prohibición de ser inmoral o tener relaciones sexuales prohibidas.

Prohibición de comer carne o removerle un miembro a un animal mientras esté aún con vida.

Establecer tribunales de justicia
http://www.geocities.com/vidanoajica/


Mira lo que dicen de un judìo si se convierte a Cristo:

Cita:
Pero, lo que absolutamente Dios rechaza, y con persistencia lo ha hecho notar en Su Torá, es la infidelidad, la falsedad, la idolatría (lea Devarim / Deuteronomio 11:2Cool.
Tal es el enorme pecado de la persona que habiendo nacido judía yerra y va tras dioses ajenos (Ieshu/Jesús, religiones africanas, orientales, espiritualismo, etc.).
Pues, con el acto de adherirse a alguna deidad ajena, corta su vinculación con el judaísmo, pierde sus derechos como judíos; pero, especialmente, está obscenamente rebelándose contra Dios (lea Iyov / Job 36:13).
http://serjudio.com/rap1451_1500/rap1481.htm


Segùn tengo entendido, creer en Jesùs y en la Santìsima Trinidad es para ellos caer en idolatrìa y por lo tanto los cristianos no cumplimos la primera ley de Nòaj y no nos salvamos.

Lee estos tres artìculos:

http://serjudio.com/rap1951_2000/rap1976.htm
http://serjudio.com/rap1001_1050/rap1045.htm
http://www.shalomhaverim.org/porque_un_judio_no_cree01.html

A pesar de lo que puedan decir en contra de Cristo hay que amarlos porque no saben lo que hacen.

Y si tienes razòn cuando dices que el judaismo no hace proselitismo.

Saludos
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MensajePublicado: Jue Ene 10, 2008 11:34 am    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
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Querida hermana Beatriz: me parece formidable lo que nos documentas.
Es bueno recordar, a proposito de esta "obstinada" posición del pueblo judío frente al Mesías que no es algo que dependa solamente de la voluntad de sus líderes o del conocimiento y profundización de la santa Thorá. Esto va mucho más alla en lo que se denomina "el misterio de Israel" y que ha merecido un capítulo formidable de la carta a los Romanos (Capítulo 11) en la que san Pablo nos explica, yo diría con mucha claridad, qué ocurre con este endurecimiento de Israel respecto a Cristo Jesús:
Cita:
1 Y pregunto yo: = ¿Es que ha rechazado Dios a su pueblo? = ¡De ningún modo! ¡Que también yo soy israelita, del linaje de Abraham, de la tribu de Benjamín!

2 Dios no ha rechazado a su pueblo, en quien de antemano puso sus ojos. ¿O es que ignoráis lo que dice la Escritura acerca de Elías, cómo se queja ante Dios contra Israel?

3 ¡Señor!, = han dado muerte a tus profetas; han derribado tus altares; y he quedado yo solo y acechan contra mi vida. =

4 Y ¿qué le responde el oráculo divino? = Me he reservado 7.000 hombres que no han doblado la rodilla ante Baal. =

5 Pues bien, del mismo modo, también en el tiempo presente subsiste un resto elegido por gracia.

6 Y, si es por gracia, ya no lo es por las obras; de otro modo, la gracia no sería ya gracia.

7 Entonces, ¿qué? Que Israel no consiguió lo que buscaba; mientras lo consiguieron los elegidos. Los demás se endurecieron,

8 como dice la Escritura: Dioles Dios un esp1ritu de embotamiento: ojos para no ver y oídos para no oír, hasta el día de hoy. =

9 David también dice: = Conviértase su mesa en trampa = y lazo, = en piedra de tropiezo y justo pago, =

10 = oscurézcanse sus ojos para no ver; agobia sus espaldas sin cesar. =

11 Y pregunto yo: ¿Es que han tropezado para quedar caídos? ¡De ningún modo! Sino que su caída ha traído la salvación a los gentiles, para llenarlos de celos.

12 Y, si su caída ha sido una riqueza para el mundo, y su mengua, riqueza para los gentiles ¡qué no será su plenitud!
13 Os digo, pues, a vosotros, los gentiles: Por ser yo verdaderamente apóstol de los gentiles, hago honor a mi ministerio,

14 pero es con la esperanza de despertar celos en los de mi raza y salvar a alguno de ellos.

15 Porque si su reprobación ha sido la reconciliación del mundo ¿qué será su readmisión sino una resurrección de entre los muertos?

16 Y si las primicias son santas, también la masa; y si la raíz es santa también las ramas.

17 Que si algunas ramas fueron desgajadas, mientras tú - olivo silvestre - fuiste injertado entre ellas, hecho participe con ellas de la raíz y de la savia del olivo,

18 no te engrías contra las ramas. Y si te engríes, sábete que no eres tú quien sostiene la raíz, sino la raíz que te sostiene.

19 Pero dirás: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado.

20 ¡Muy bien! Por su incredulidad fueron desgajadas, mientras tú, por la fe te mantienes. ¡No te engrías!; más bien, teme.

21 Que si Dios no perdonó a las ramas naturales, no sea que tampoco a ti te perdone.

22 Así pues, considera la bondad y la severidad de Dios: severidad con los que cayeron, bondad contigo, si es que te mantienes en la bondad; que si no, también tú serás desgajado.

23 En cuanto a ellos, si no se obstinan en la incredulidad, serán injertados; que poderoso es Dios para injertarlos de nuevo.

24 Porque si tú fuiste cortado del olivo silvestre que eras por naturaleza, para ser injertado contra tu natural en un olivo cultivado, ¡con cuánta más razón ellos, según su naturaleza, serán injertados en su propio olivo!

25 Pues no quiero que ignoréis, hermanos, este misterio, = no sea que presumáis de sabios: = el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel durará hasta que entre la totalidad de los gentiles,

26 y así, todo Israel será salvo
, como dice la Escritura: = Vendrá de Sión el Libertador; alejará de Jacob las impiedades. =

27 = Y esta será mi Alianza con ellos, cuando haya borrado sus pecados. =

28 En cuanto al Evangelio, son enemigos para vuestro bien; pero en cuanto a la elección amados en atención a sus padres.

29 Que los dones y la vocación de Dios son irrevocables.

30 En efecto, así como vosotros fuisteis en otro tiempo rebeldes contra Dios, mas al presente habéis conseguido misericordia a causa de su rebeldía,

31 así también, ellos al presente se han rebelado con ocasión de la misericordia otorgada a vosotros, a fin de que también ellos consigan ahora misericordia.

32 Pues Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía para usar con todos ellos de misericordia.

33 ¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos!

34 En efecto, = ¿quién conoció el pensamiento de Señor? = O = ¿quién fue su consejero? = O = ¿quién le dio primero que tenga derecho a la recompensa? =

35 Porque de él, por él y para él son todas las cosas. ¡A él la gloria por los siglos! Amén.


!Que maravillosa Sabiduría que desborda aun todo entendimiento, cálculo o razonamiento!!! Es genial nuestro Dios. Cómo no exclamar con el salmista: "!Que maravillosas son tus obras Señor, las hiciste todas con Sabiduría!".
No en vano nuestro amado Juan Pablo II nombró al pueblo Judío con el título de "nuestros hermanos mayores".
Es fundamental reconocer esto porque de lo contrario estaríamos negando nuestras propias raíces.

Beatriz me alegra también haber visto por allí que eres de la RCC Wink
Ya somos dos.
Bendiciones
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MensajePublicado: Jue Ene 10, 2008 3:11 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
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Hola Nigunim

Tienes toda la razòn, la no creencia de los hermanos judios cumple un propòsito divino: que todos los demàs pueblos sean evangelizados primero, los judios seràn los ùltimos en convertirse y segùn la Biblia los ùltimos seràn los primeros. Son nuestros hermanos mayores y no sè si sabes que bìblicamente el hermano menor es el màs amado y protegido por Dios Wink cuando un rabino leyò que Juan Pablo II habia dicho que ellos son nuestros hermanos mayores dijo que no sabia si alegrarse o no porque los menores son los predilectos de Dios. El caso es que hay que amarlos porque como dice San Pablo ellos son EL PUEBLO ELEGIDO de Dios y amados por Dios y protegidos por Dios. Aunque no crean en Cristo y lo desprecien hay que amarlos. Tarde o temprano se uniràn a nosotros y toda ofensa serà olvidada. Yo les tengo un profundo y sincero cariño. Jesùs es judio, la Virgen Maria es Judia, San Pedro es Judio, San Pablo y todos los demàs apòstoles. Amo al novio y amo a la familia del novio....aunque la familia no me quiera ni a mi ni al novio...eso no cambia nada mis sentimientos, pero no lo creo, los judìos son buenas personas y si sienten que tù los quieres y respetas ellos tambièn te quieren y respetan. Y si hay algùn judìo malo no hay que juzgar a todo el pueblo por el pecado de uno.

En realidad no pertenezco a ninguna comunidad de la RCC pero si soy un fruto de la RCC. Le debo a la Renovaciòn Carismàtica Catòlica mi conversiòn y por eso les tengo mucho cariño.

Un fuerte abrazo
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MensajePublicado: Jue Ene 10, 2008 5:09 pm    Asunto:
Tema: Acercarse al Padre Celestial (¿se salvan los no-cristianos?)
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Mi aprecio y reconocimiento por el pueblo de la Promesa no es mayor ni menor que el que debiera tener cualquier católico, sobre todo después de los pasos que ha dado la Iglesia desde vaticano II hasta nuestros días.
Y te cuento que yo también me convertí gracias a la RCC, pero yo no estoy tampoco en medio del movimiento pero doy gracias a Dios porque también es allí que mi Padre me encontró.
Bendiciones
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