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Excomunión en caso de "ordenación" de mujeres

 
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Azote
Esporádico


Registrado: 19 Abr 2008
Mensajes: 65

MensajePublicado: Sab May 31, 2008 2:31 pm    Asunto: Excomunión en caso de "ordenación" de mujeres
Tema: Excomunión en caso de "ordenación" de mujeres
Responder citando

Hoy a salido en la prensa una noticia que me ha descolocado:

Cita:
Vaticano excomulgará a sacerdotisas
El periódico del vaticano L'Osservatore Romano descalificó la ordenación de las mujeres como un crimen
Víctor L. Simpson / AP
09:44 - 30/05/2008

El Vaticano rechazó el viernes intentos de mujeres de convertirse en sacerdotisas en la iglesia católica romana, al reiterar en un decreto que cualquiera involucrado en ceremonias de ordenación quedará automáticamente excomulgado.

Un alto funcionario del Vaticano dijo en un comunicado que la iglesia actuó luego que se registraron ''supuestas ordenaciones'' en diferentes partes del mundo.

Monseñor Angelo Amato, de la Congregación de la Doctrina de la Fe, dijo que el Vaticano desea también proporcionar a los obispos una clara respuesta al tópico.

La iglesia comenzó a prohibir la ordenación de las mujeres a partir del siglo III, indicando que el sacerdocio estaba reservado a los hombres. El nuevo decreto menciona explícitamente a las mujeres.

En marzo, el arzobispo de San Luis, Misurí, excomulgó a tres mujeres, dos estadounidenses y una sudafricana, por participar en la ordenación de una mujer.

¿Un crimen?

El decreto fue publicado el jueves por el periódico vaticano L'Osservatore Romano, que en un encabezado calificó la ordenación de las mujeres como ''un crimen''.

El decreto, firmado por el jefe de la congregación, el cardenal estadounidense William Levada, dijo que cualquiera que intente ordenar a una mujer o cualquier mujer que intente recibir la ordenación, serán automáticamente excomulgados.

El actual papa, Benedicto XVI, lideró la oficina de la doctrina de la fe antes de ser designado pontífice en el 2005.

En su comunicado del viernes, Amato dijo que el Vaticano se sentía ''en buena compañía'' con las iglesias ortodoxa y orientales que mantienen un sacerdocio exclusivamente masculino. El prelado dijo que fueron las iglesias protestantes las que rompieron la tradición.


Yo me pregunto no es hora ya de dejar de limitar el sacerdocio a los hombres? Recuerden que Maria fue sin saberlo la primera sacerdotisa de Diós ya que entrego su vida a el y se consagro.

Que opinan?
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Azote
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Registrado: 19 Abr 2008
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MensajePublicado: Sab May 31, 2008 6:17 pm    Asunto:
Tema: Excomunión en caso de "ordenación" de mujeres
Responder citando

Pues yo creo que si cristo viviera hoy en dia si dejaria a las mujeres consagrarse en el sacerdocio, es mas en los testamentos aparece sutilmente el papel importante de las mujer. Quien em puede negar que la Santisima Virgen Maria no predico despues de la ascension de Jesús a los cielos. Recuerda que la liturgia no fue establecida dos semanas despues de la ascension, si no que se estableció de aquella forma un siglo despues.

Que en el Año 1 despues de cristo las mujeres tuvieran un papel 0 en la sociedad, y por ello no se hiciera una prediccion por parte de la mujer no quiere decir nada.

Hermano tu lo as dicho es un tradicion pero las tradiciones tambien pueden modificarse.

Y porfavor que me taches de hereje en el siglo XXI, esta un poco fuera de lugar. recuerda las palabaras del maestro, NO JUZGUES SI NO QUIERES SER JUZGADO!
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Leandro del Santo Rosario
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MensajePublicado: Dom Jun 01, 2008 12:16 am    Asunto:
Tema: Excomunión en caso de "ordenación" de mujeres
Responder citando

Estimado forista gatosentado:

Después de haber sido advertido por las faltas de caridad, estás amonestado. En la caridad de Jesús te exhorto a modificar radicalmente el tono de tus respuestas o no podrás seguir participando en el foro.
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Leandro del Santo Rosario
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MensajePublicado: Dom Jun 01, 2008 12:18 am    Asunto:
Tema: Excomunión en caso de "ordenación" de mujeres
Responder citando

Querido hermano Azote: El magisterio al respecto es definitivo, no es algo opinable. Espero que en la amorosa obediencia a la Iglesia dejes al Espíritu Santo obrar en tu corazón para aceptar la verdad. Confíate en el rosario a María, que te dispondrá la mente y el corazón con la Luz de su Hijo Smile
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Azote
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MensajePublicado: Dom Jun 01, 2008 2:35 pm    Asunto:
Tema: Excomunión en caso de "ordenación" de mujeres
Responder citando

Haber en primer lugar es importante decir que Jesús si estableció el sacerdocio pero no lo limito a hombres solo, si no que eso fue a posteriori. También la inquisición en el siglo XII según la iglesia una obra de Dios o por lo menos quemaban gente en su nombre. Si yo no tengo potestad para interpretar las palabras de Dios ¿quien la tiene?, ¿los sacerdotes?, esta muy bien que la iglesia mantenga sus dogmas, y no sea la sociedad quien la influya, pero porque no podrían haberse equivocado restringiendo el sacerdocio al hombre. Aló mejor estamos equivocados interpretando algo no verídico, después de todo somos hombres e incluso los santos se equivocan en ocasiones (San Pedro negó a Cristo tres veces y eso que conoció al señor). Solo les pido que habrán su mente al evangelio, que vean que la mujer es igual al hombre, y puede dedicarse al sacerdocio igual. Yo no creo que sea el Espíritu Divino el que restringe el sacerdocio a mujeres, si no el miedo a la perdida de poder. Porque no olvidemos que el Espíritu rige la iglesia pero el dinero también, y debido a ello no debemos tener una obediencia ciega, si no que debemos formar parte de ella y su movimiento, porque iglesia no es solo la curia si no que somos toda la comunidad cristiana.

Para terminar mi exposición les dejo este texto del Nuevo Testamento (Lc 7:36-50):

Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.
Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;
y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.
Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
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Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro.
Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;
y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más?
Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.

Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.
No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.
No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.
Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.

Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.
Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados?
Entonces Jesús dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.

En la paz de cristo.


http://www.archimeridabadajoz.org/parroquias/parroquia3/imagenes/Marialava.jpg
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Christifer
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Ubicación: Regnum Granatense

MensajePublicado: Dom Jun 01, 2008 7:05 pm    Asunto:
Tema: Excomunión en caso de "ordenación" de mujeres
Responder citando

De primeras decir que ya el título es desatinado, el sacerdocio no es una elección si no una vocación, es Dios quien te llama y no t emetes porque te gusta o porque quieres si no porque Dios quiere.

Y después pongo un artículo de la casa sobre este tema:

¿Por qué no puede ser sacerdote una mujer?
Expresión de fidelidad al testimonio del Nuevo Testamento y a la tradición de la Iglesia

¿Por qué la Iglesia Católica no acepta la ordenación sacerdotal de las mujeres? ¿No es esto una discriminación que ya han superado algunas confesiones como el Anglicanismo? La actitud de Cristo ¿no debe ser entendida, acaso, como propia de su tiempo y ya caducada?

El problema de la admisión de las mujeres al sacerdocio ministerial es uno de los problemas más candentes en los países con tradición anglicana y allí donde los autores del progresismo católico han tenido o tienen fuerza particular. Así, por ejemplo, E. Schillebeeckx O.P. dice: “...Las mujeres... no tienen autoridad, no tienen jurisdicción. Es una discriminación... La exclusión de las mujeres del ministerio es una cuestión puramente cultural que ahora no tiene sentido. ¿Por qué las mujeres no pueden presidir la eucaristía? ¿Por qué no pueden recibir la ordenación? No hay argumentos para oponerse al sacerdocio de las muje­res... En este sentido, estoy contento de la decisión [de la Iglesia anglicana] de conferir el sacer­docio también a las mujeres, y, en mi opinión, se trata de una gran apertura para el ecumenismo, más que de un obstáculo, porque muchos católicos van en la misma dirección” (1).

Por el contrario, el Magisterio católico ha mantenido de forma firme e invariable, la negativa sobre la posibilidad de la ordenación femenina, y esto en documentos de carácter definitivo (2).

¿Cuál es el motivo último por el que la mujer no puede acceder al sacerdocio ministerial?

1. A partir de la Tradición

El Magisterio apela a la Tradición, entendida no como “costumbre antigua” sino como garantía de la voluntad de Cristo sobre la constitución esencial de su Iglesia (y sacramentos). Esta Tradición se ve reflejada en tres cosas: la actitud de Cristo, la de sus discípulos y el Magisterio; veamos cada una de ellas señalando también las principales objeciones que suelen plantearse al respecto.

1) La actitud de Jesucristo. Históricamente Jesucristo no llamó a ninguna mujer a formar parte de los doce. En esto debe verse una voluntad explícita, pues podía hacerlo y manifestar con ello su voluntad. Jesucristo debía prever que al tomar la actitud que tomó, sus discípulos la interpretarían como que tal era su voluntad.

Objeción. La objeción más común es que Jesucristo obró de este modo para conformarse con los usos de su tiempo y de su ambiente (el judaísmo) en el que las mujeres no desempeñaban actividades sacerdotales.

Respuesta. Precisamente respecto de la mujer, Jesucristo no se atuvo a los usos del ambiente judío. Entre los judíos rígidos, las mujeres sufrían ciertamente una severa discriminación desde el momento de su nacimiento, que se extendía luego a la vida política y religiosa de la nación. “¡Ay de aquél cuya descendencia son hembras!”, dice el Talmud. Tristeza y fastidio causaba el nacimiento de una niña; y una vez crecida no tenía acceso al aprendizaje de la Ley. Dice la Mishná: “Que las palabras de la Torá (Ley) sean destruidas por el fuego antes que enseñársela a las mujeres... Quien enseña a su hija la Torá es como si le enseñase calamidades”. Las mujeres judías carecían frecuentemente de derechos, siendo consideradas como objetos en posesión de los varones. Un judío recitaba diariamente esta plegaria: “Bendito sea Dios que no me hizo pagano; bendito sea Dios que no me hizo mujer; bendito sea Dios que no me hizo esclavo”.

Por eso la actitud de Jesús respecto de la mujer contrasta fuertemente con la de los judíos contemporáneos, hasta un punto tal que sus apóstoles se llenaron de maravilla y estupor ante el trato que les brindaba (cf. Jn 4,27). Así:

–conversa públicamente con la samaritana (cf. Jn 4,27)

–no toma en cuenta la impureza legal de la hemorroísa (cf. Mt 9,20-22)

–deja que una pecadora se le acerque en casa de Simón el fariseo e incluso que lo toque para lavarle los pies (cf. Lc 7,37)

–perdona a la adultera, mostrando de este modo que no se puede ser más severo con el pecado de la mujer que con el del hombre (cf. Jn 8,11)

–toma distancia de la ley mosaica para afirmar la igualdad de derechos y deberes del hombre y la mujer respecto del vínculo matrimonial (cf. Mt 19,3-9; Mc 10,2-11).

–se hace acompañar y sostener en su ministerio itinerante por mujeres (cf. Lc 8,2-3)

–les encarga el primer mensaje pascual, incluso avisa a los Once su Resurrección por medio de ellas (cf. Mt 28,7-10 y paralelos).

Esta libertad de espíritu y esta toma de distancia son evidentes para mostrar que si Jesucristo quería la ordenación ministerial de las mujeres, los usos de su pueblo no representaban un obstáculo para Él.


2) Actitud de los Apóstoles. Los apóstoles siguieron la praxis de Jesús respecto del ministerio sacerdotal, llamando a él sólo a varones. Y esto a pesar de que María Santísima ocupaba un lugar central en la comunidad de los primeros discípulos (cf. Act 1,14). Cuando tienen que cubrir el lugar de Judas, eligen entre dos varones.

Objeción 1. Puede ponerse la misma objeción: también los apóstoles se atuvieron a las costumbres de su tiempo.

Respuesta. La objeción tiene menos valor que en el caso anterior, porque apenas los apóstoles y San Pablo salieron del mundo judío, se vieron obligados a romper con las prácticas mosaicas, como se ve en las discusiones paulinas con los judíos. Ahora bien, a menos que tuvieran en claro la voluntad de Cristo, el ambiente nuevo en que comenzaron a moverse los tendría que haber inducido al sacerdocio femenino, pues en el mundo helenístico muchos cultos paganos estaban confiados a sacerdotisas.

Su actitud tampoco puede deberse a desconfianza o menosprecio hacia la mujer, pues los Hechos Apostólicos demuestran con cuanta confianza San Pablo pide, acepta y agradece la colaboración de notables mujeres:

–Las saluda con gratitud y elogia su coraje y piedad (cf. Rom 16,3-12; Fil 4,3)

–Priscila completa la formación de Apolo (cf. Act 18,26)

–Febe está al servicio de la iglesia de Cencre (cf. Rom 16,1)

–Otras son mencionadas con admiración como Lidia, etc.

Pero San Pablo hace una distinción en el mismo lenguaje:

–cuando se refiere a hombres y mujeres indistintamente, los llama “mis colaboradores” (cf. Rom 16,3; Fil 4,2-3)

–cuando habla de Apolo, Timoteo y él mismo, habla de “cooperadores de Dios” (cf. 1 Cor 3,9; 1 Tes 3,2).


Objeción 2. Las disposiciones apostólicas y especialmente paulinas son claras, pero se trata de disposiciones que ya han caducado, como lo hecho otras, por ejemplo: la obligación para las mujeres de llevar el velo sobre la cabeza (cf. 1 Cor 11,2-6), de no hablar en la asamblea (cf. 1 Cor 14,34-35; 1 Tim 2,12), etc.

Respuesta. Como es evidente, el primer caso (el velo femenino) se trata de prácticas disciplinares de escasa importancia, mientras que la admisión al sacerdocio ministerial no puede ponerse en la misma categoría. En el segundo ejemplo, no se trata de “hablar” de cualquier modo, porque el mismo San Pablo reconoce a la mujer el don de profetizar en la asamblea (cf. 1 Cor 11,5); la prohibición respecta a la “función oficial de enseñar en la asamblea cristiana”, lo cual no ha cambiado, porque en cuanto tal, sólo toca al Obispo.


3) Actitud de los Padres, la Liturgia y del Magisterio. Cuando algunas sectas gnósticas heréticas de los primeros siglos quisieron confiar el ministerio sacerdotal a las mujeres, los Santos Padres juzgaron tal actitud inaceptable en la Iglesia. Especialmente en los documentos canónicos de la tradición antioquena y egipcia, esta actitud viene señalada como una obligación de permanecer fiel al ministerio ordenado por Cristo y escrupulosamente conservado por los apóstoles (3).


2. A la luz de la teología sacramental

La argumentación central es la anteriormente reseñada; podemos, sin embargo, acceder a otra vía argumentativa que pone más en evidencia que, la tradición que se remonta a Cristo no es una mera disposición disciplinar sino que tiene una base ontológica, es decir, se apoya en la misma estructura de la Iglesia y del sacramento del Orden. Los dos argumentos que damos a continuación apelan al simbolismo sacramental.


1) El sacerdocio ministerial es signo sacramental de Cristo Sacerdote. El sacerdote ministerial, especialmente en su acto central que es el Sacrificio Eucarístico, es signo de Cristo Sacerdote y Víctima. Ahora bien, la mujer no es signo adecuado de Cristo Sacerdote y Víctima, por eso no puede ser sacerdote ministerial.

En efecto, los signos sacramentales no son puramente convencionales. La economía sacramental está fundada sobre signos naturales que representan o significan por una natural semejanza: así el pan y el vino para la Eucaristía son signos adecuados por representar el alimento fundamental de los hombres, el agua para el bautismo por ser el medio natural de limpiar y lavar, etc. Esto vale no sólo para las cosas sino también para las personas. Por tanto, si en la Eucaristía es necesario expresar sacramentalmente el rol de Cristo, sólo puede darse una “semejanza natural” entre Cristo y su ministro si tal rol es desempeñado por un varón (4).

De hecho, la Encarnación del Verbo ha tenido lugar una Persona de sexo masculino. Es una cuestión de hecho que tiene relación con toda la teología de la creación en el Génesis (la relación entre Adán y Eva; Cristo como nuevo Adán, etc.) y que, si alguien no está de acuerdo con ella o con su interpretación, de todos modos se enfrenta con el hecho innegable de la masculinidad del Verbo encarnado. Si se quiere, por tanto, tendrá que discutirse el por qué Dios se encarna en un varón y no en una mujer; pero partiendo del hecho de que así fue, no puede discutirse que sólo un varón representa adecuadamente a Cristo-varón.


Objeción 1. La objeción de los anglicanos proclives a la ordenación femenina es que, según ellos, lo fundamental de la encarnación no es que Cristo se haya hecho varón sino que se haya hecho “hombre”. Por tanto, no es tanto el varón quien representa adecuadamente a Cristo sino el “ser humano” en cuanto tal.

Respuesta. El problema de la objeción consiste en un insuficiente concepto de lo que se denomina, en la teología sacramental, “representación adecuada”. Los signos sacramentales tienen que guardar una representación adecuada, es decir, lo más específica posible. Desde este punto de vista, el “ser humano” (varón-mujer) es una representación adecuada de Cristo pero en su sacerdocio común (el sacerdocio común de los fieles), no de Cristo en su Sacerdocio ministerial de la Nueva Alianza. El “ser humano” representa adecuadamente al Verbo hecho carne, pero representa sólo genérica y borrosamente a Cristo sacerdote. De hecho, el carácter sacerdotal (ministerial) es una subespecificación del carácter general cristiano que viene dado a todo hombre (varón y mujer) por el bautismo.


Objeción 2. Cristo está ahora en la condición celestial, por lo cual es indiferente que sea representado por un varón o por una mujer, ya que “en la resurrección no se toma ni mujer ni marido” (Mt 22,30).

Respuesta. Este texto (Mt 22,30) no significa que la glorificación de los cuerpos suprima la distinción sexual, porque ésta forma parte de la identidad propia de la persona. La distinción de los sexos y por tanto, la sexualidad propia de cada uno, es voluntad primordial de Dios: “varón y mujer los creó” (Gn 1,27).


2) El simbolismo nupcial. Cristo es presentado en la Sagrada Escritura como el Esposo de la Iglesia. De hecho en Él se plenifican todas las imágenes nupciales del Antiguo Testamento que se refieren a Dios como Esposo de su Pueblo Israel (cf. Os 1-3; Jer 2, etc.). Esta caracterización es constante en el Nuevo Testamento:

–en San Pablo: 2 Cor 11,2; Ef 5,22-33

–en San Juan: Jn 3,29; Ap 19,7.9

–en los Sinópticos: Mc 2,19; Mt 22,1-14

Ahora bien, esto resalta la función masculina de Cristo respecto de la función femenina de la Iglesia en general. Por tanto, para que en el simbolismo sacramental, el sujeto que hace de materia del sacramento del Orden (que representa a Cristo), y luego el sujeto que hace de ministro de la Eucaristía (que obra “in persona Christi”) sea un signo adecuado, tiene que ser un varón.

Objeción. El sacerdote también representa a la Iglesia, la cual tiene un rol pasivo respecto de Cristo. Ahora bien, la mujer puede representar adecuadamente a la Iglesia; entonces también puede ser sacerdote.

Respuesta. Es verdad que el sacerdote también representa a la Iglesia y que esto podría ser desenvuelto por una mujer. Pero el problema es que no sólo representa a la Iglesia sino también a Cristo y que esto, por todo cuanto hemos dicho, no puede representarlo una mujer. Por tanto, el varón puede representar ambos aspectos, pero la mujer sólo uno, el cual no es el propiamente sacerdotal.


3. Conclusión

Los errores principales giran en torno a dos problemas. El primero es no concebir adecuadamente el sacerdocio sacramental, confundiéndolo con el sacerdocio común de los fieles. El segundo, es dejarse llevar por los prejuicios que ven en el sacerdocio ministerial una discriminación de la mujer y paralelamente un enaltecimiento del varón en detrimento de la mujer; es una falta de óptica: en la Iglesia católica, el sacerdocio ministerial es un servicio al Pueblo de Dios y no una cuestión aristocrática; es más, esto último es precisamente, un abuso del sacerdocio ministerial semejante al que contaminó el fariseísmo y saduceísmo de los tiempos evangélicos. Finalmente, los más grandes en el Reino de los Cielos no son los ministros sino los santos; y –excluida la humanidad de Cristo– la más alta de las creaturas en honor y santidad, la Virgen María, no fue revestida por Dios de ningún carácter sacerdotal.
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Leandro del Santo Rosario
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MensajePublicado: Dom Jun 01, 2008 8:40 pm    Asunto:
Tema: Excomunión en caso de "ordenación" de mujeres
Responder citando

Primera una cita acertadísima del hermano Christifer:

Christifer escribió:
De primeras decir que ya el título es desatinado, el sacerdocio no es una elección si no una vocación, es Dios quien te llama y no t emetes porque te gusta o porque quieres si no porque Dios quiere.


Publico un documento de Juan Pablo II al respecto y procedo a cerrar el tema.

Invito al hermano Azote y a los hermanos que no aceptan el magisterio de la Iglesia, a formarse de acuerdo a las enseñanzas del Catecismo y purificar los errores respecto de la concepción del dogma.

De: http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/apost_letters/documents/hf_jp-ii_apl_22051994_ordinatio-sacerdotalis_sp.html

Cita:
CARTA APOSTÓLICA
ORDINATIO SACERDOTALIS
DEL PAPA JUAN PABLO II
SOBRE LA ORDENACIÓN SACERDOTAL
RESERVADA SÓLO A LOS HOMBRES



Venerables Hermanos en el Episcopado:

1. La ordenación sacerdotal, mediante la cual se transmite la función confiada por Cristo a sus Apóstoles, de enseñar, santificar y regir a los fieles, desde el principio ha sido reservada siempre en la Iglesia Católica exclusivamente a los hombres. Esta tradición se ha mantenido también fielmente en las Iglesias Orientales.

Cuando en la Comunión Anglicana surgió la cuestión de la ordenación de las mujeres, el Sumo Pontífice Pablo VI, fiel a la misión de custodiar la Tradición apostólica, y con el fin también de eliminar un nuevo obstáculo en el camino hacia la unidad de los cristianos, quiso recordar a los hermanos Anglicanos cuál era la posición de la Iglesia Católica: "Ella sostiene que no es admisible ordenar mujeres para el sacerdocio, por razones verdaderamente fundamentales. Tales razones comprenden: el ejemplo, consignado en las Sagradas Escrituras, de Cristo que escogió sus Apóstoles sólo entre varones; la práctica constante de la Iglesia, que ha imitado a Cristo, escogiendo sólo varones; y su viviente Magisterio, que coherentemente ha establecido que la exclusión de las mujeres del sacerdocio está en armonía con el plan de Dios para su Iglesia"(1).

Pero dado que incluso entre teólogos y en algunos ambientes católicos se discutía esta cuestión, Pablo VI encargó a la Congregación para la Doctrina de la Fe que expusiera e ilustrara la doctrina de la Iglesia sobre este tema. Esto se hizo con la Declaración Inter insigniores, que el Sumo Pontífice aprobó y ordenó publicar(2).

2. La Declaración recoge y explica las razones fundamentales de esta doctrina, expuesta por Pablo VI, concluyendo que la Iglesia "no se considera autorizada a admitir a las mujeres a la ordenación sacerdotal"(3). A tales razones fundamentales el mismo documento añade otras razones teológicas que ilustran la conveniencia de aquella disposición divina y muestran claramente cómo el modo de actuar de Cristo no estaba condicionado por motivos sociológicos o culturales propios de su tiempo. Como Pablo VI precisaría después, "la razón verdadera es que Cristo, al dar a la Iglesia su constitución fundamental, su antropología teológica, seguida siempre por la Tradición de la Iglesia misma, lo ha establecido así"(4).

En la Carta Apostólica Mulieris dignitatem he escrito a este propósito: "Cristo, llamando como apóstoles suyos sólo a hombres, lo hizo de un modo totalmente libre y soberano. Y lo hizo con la misma libertad con que en todo su comportamiento puso en evidencia la dignidad y la vocación de la mujer, sin amoldarse al uso dominante y a la tradición avalada por la legislación de su tiempo"(5).

En efecto, los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles atestiguan que esta llamada fue hecha según el designio eterno de Dios: Cristo eligió a los que quiso (cf. Mc 3,13-14; Jn 6,70), y lo hizo en unión con el Padre "por medio del Espíritu Santo" (Act 1,2), después de pasar la noche en oración (cf. Lc 6,12). Por tanto, en la admisión al sacerdocio ministerial(6), la Iglesia ha reconocido siempre como norma perenne el modo de actuar de su Señor en la elección de los doce hombres, que El puso como fundamento de su Iglesia (cf. Ap 21,14). En realidad, ellos no recibieron solamente una función que habría podido ser ejercida después por cualquier miembro de la Iglesia, sino que fueron asociados especial e íntimamente a la misión del mismo Verbo encarnado (cf. Mt 10,1.7-8; 28,16-20; Mc 3, 13-16; 16,14-15). Los Apóstoles hicieron lo mismo cuando eligieron a sus colaboradores(7) que les sucederían en su ministerio(8 ). En esta elección estaban incluidos también aquéllos que, a través del tiempo de la Iglesia, habrían continuado la misión de los Apóstoles de representar a Cristo, Señor y Redentor(9).

3. Por otra parte, el hecho de que María Santísima, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, no recibiera la misión propia de los Apóstoles ni el sacerdocio ministerial, muestra claramente que la no admisión de las mujeres a la ordenación sacerdotal no puede significar una menor dignidad ni una discriminación hacia ellas, sino la observancia fiel de una disposición que hay que atribuir a la sabiduría del Señor del universo.

La presencia y el papel de la mujer en la vida y en la misión de la Iglesia, si bien no están ligados al sacerdocio ministerial, son, no obstante, totalmente necesarios e insustituibles. Como ha sido puesto de relieve en la misma Declaración Inter insigniores, "la Santa Madre Iglesia hace votos por que las mujeres cristianas tomen plena conciencia de la grandeza de su misión: su papel es capital hoy en día, tanto para la renovación y humanización de la sociedad, como para descubrir de nuevo, por parte de los creyentes, el verdadero rostro de la Iglesia" (10). El Nuevo Testamento y toda la historia de la Iglesia muestran ampliamente la presencia de mujeres en la Iglesia, verdaderas discípulas y testigos de Cristo en la familia y en la profesión civil, así como en la consagración total al servicio de Dios y del Evangelio. "En efecto, la Iglesia defendiendo la dignidad de la mujer y su vocación ha mostrado honor y gratitud para aquellas que -fieles al Evangelio-, han participado en todo tiempo en la misión apostólica del Pueblo de Dios. Se trata de santas mártires, de vírgenes, de madres de familia, que valientemente han dado testimonio de su fe, y que educando a los propios hijos en el espíritu del Evangelio han transmitido la fe y la tradición de la Iglesia"(11).

Por otra parte, la estructura jerárquica de la Iglesia está ordenada totalmente a la santidad de los fieles. Por lo cual, recuerda la Declaración Inter insigniores : "el único carisma superior que debe ser apetecido es la caridad (cf. 1 Cor 12-13). Los más grandes en el Reino de los cielos no son los ministros, sino los santos" (12).

4. Si bien la doctrina sobre la ordenación sacerdotal, reservada sólo a los hombres, sea conservada por la Tradición constante y universal de la Iglesia, y sea enseñada firmemente por el Magisterio en los documentos más recientes, no obstante, en nuestro tiempo y en diversos lugares se la considera discutible, o incluso se atribuye un valor meramente disciplinar a la decisión de la Iglesia de no admitir a las mujeres a tal ordenación.

Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia.

Mientras invoco sobre vosotros, venerables Hermanos, y sobre todo el pueblo cristiano la constante ayuda del Altísimo, imparto de corazón la Bendición Apostólica.

Vaticano, 22 de mayo, solemnidad de Pentecostés, del año 1994, decimosexto de pontificado.

(1) Cf. PABLO VI, Rescripto a la Carta del Arzobispo de Cantórbery, Revdmo. Dr. F.D. Coogan, sobre el ministerio sacerdotal de las mujeres, 30 noviembre 1975: AAS 68 (1976), 599-600: "Your Grace is of course well aware of the Catholic Church's position on this question. She holds that it is not admissible to ordain women to the priesthood, for very fundamental reasons. These reasons include: the example recorded in the Sacred Scriptures of Christ choosing his Apostles only from men; the constant practice of the Church, which has imitated Christ in choosing only men; and her living teaching authority which has consistently held that the esclusion of women from the priesthood is in accordance with the God's plan for his Church" (p. 599)

(2) Cf. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración Inter insigniores sobre la cuestión de la admisión de las mujeres al sacerdocio ministerial, 15 octubre 1976: AAS 69 (1977), 98-116.

(3) Ibíd., 100.

(4) PABLO VI, Alocución sobre "El papel de la mujer en el designio de la salvación", 30 enero 1977: Insegnamenti XV, (1977), 111. Cf. también JUAN PABLO II, Exhortación apostólica Christifideles laici, 30 diciembre 1988, 51: AAS 81 (1989), 393-521; Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1577.

(5) Carta apostólica Mulieris dignitatem (15 agosto 1988 ), 26: AAS 80 (1988 ), 1715.

(6) Cf. Const. dogm. sobre la Iglesia, Lumen gentium, 28; Decreto Presbyterorum Ordinis, 2b.

(7) Cf. 1 Tim 3,1-13; 2 Tim 1,6; Tit 1,5-9.

(8 ) Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1577.

(9) Cf. Const. dogm. sobre la Iglesia Lumen gentium, 20.

(10) CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración Inter Insigniores, VI: AAS (1977), 115-116.

(11) JUAN PABLO II, Carta apostólica Mulieris dignitatem, 27: AAS 80 (1988 ), 1719.

(12) CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración Inter insigniores, VI: AAS (1977), 115.



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Leandro del Santo Rosario
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MensajePublicado: Mar Jun 03, 2008 2:44 am    Asunto:
Tema: Excomunión en caso de "ordenación" de mujeres
Responder citando

De aciprensa.com

Cita:

http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=21417

Vaticano

Autoridad vaticana precisa
Solo hombres pueden ser ordenados sacerdotes porque no se puede alterar voluntad de Cristo

ROMA, 02 Jun. 08 / 04:14 pm (ACI).- El Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), Mons. Angelo Amato, destacó que solo los hombres pueden ser ordenados sacerdotes porque la Iglesia Católica no puede "cambiar la voluntad de su Fundador, Jesucristo. Así, en la participación de la vida y la misión de la Iglesia la mujer no puede recibir el sacramento del orden y, por lo tanto, no puede cumplir las funciones propias del sacerdocio ministerial".

En entrevista concedida al diario vaticano L'Osservatore Romano, sobre el reciente Decreto General que la CDF emitió sobre la "ordenación" sacra de mujeres, el Arzobispo explicó que "esta es una disposición que la Iglesia siempre ha encontrado en la precisa voluntad, totalmente libre y soberana, de Jesucristo que ha llamado solo a hombres como sus apóstoles. La Iglesia se reconoce entonces vinculada a esta elección hecha por el Señor mismo. Por esta razón la ordenación de mujeres no es posible. La Iglesia y su magisterio no tienen autoridad a partir de sí mismos, sino solo a partir del Señor".

Mons. Amato señala que con este decreto "se trata de leyes que confirman los principios generales de la disciplina y el derecho de la Iglesia"; y con esta norma se ha querido "tutelar la naturaleza y validez del sacramento del orden sacro", reservado a los hombres.

El Secretario de la CDF explica que el decreto es necesario porque "ha habido distintos episodios de pseudos ordenaciones de mujeres en distintas partes del mundo. Además el Decreto General es un instrumento de ayuda para los obispos para asegura una respuesta uniforme en toda la Iglesia frente a estas situaciones. En realidad no se trata tampoco de ordenaciones verdaderas o propias".

Sobre las supuestas "ordenaciones" de mujeres, precisa el Prelado vaticano, "es necesario decir que no son ordenaciones. Son inválidas y por lo tanto nulas. La disciplina canónica de la Iglesia dice que 'recibe válidamente la sacra ordenación exclusivamente el bautizado de sexo masculino' (canon 1024)".

Seguidamente explicó que la excomunión latae sententiae, prevista en el decreto para quienes "intentan la ordenación sacra de una mujer" o para la mujeres que "intenta recibir el sagrado orden"; significa "primero que nada que la excomunión es automática, ipso facto".

"En segundo lugar –prosigue el Arzobispo– la excomunión, en concreto, prohíbe a la personas excomulgada (canon 1331) tomar parte de modo alguno en la celebración del sacrificio eucarístico o de cualquier otra ceremonia de culto público, celebrar sacramentos o sacramentales; y recibir los sacramentos, ejercitar cualquier función en oficinas o ministerios o encargos eclesiásticos, o de llevar a cabo actos de gobierno".

Esta excomunión, finaliza Mons. Angelo Amato, "esta reservada a la Santa Sede. Se levanta cuando las personas interesadas muestran sincero arrepentimiento y se comprometen a seguir la recta doctrina y disciplina de la Iglesia. La excomunión es una pena medicinal que invita al arrepentimiento, a la conversión y la reparación del escándalo, dado que se trató de una acto público".

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