Foros de discusión de Catholic.net :: Ver tema - Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Foros de discusión
El lugar de encuentro de los católicos en la red
Ir a Catholic.net


Importante: Estos foros fueron cerrados en julio de 2009, y se conservan únicamente como banco de datos de todas las participaciones, si usted quiere participar en los nuevos foros solo de click aquí.


Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.

 
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Apologética.
Ver tema anterior :: Ver tema siguiente  
Autor Mensaje
CarlosR26†
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 3941
Ubicación: MEXICO, Jal.

MensajePublicado: Vie Nov 04, 2005 3:57 pm    Asunto: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

EL TRUENO DE WITTENBERG. LAS 95 TESIS SOBRE LAS INDULGENCIAS. PRIMERAS POLEMICAS (1517-1518)

Hemos llegado en nuestra narración a una fecha de singular trascendencia y significación; una fecha simbólica que según la opinión corriente se alza como una piedra miliaria en la ruta histórica del cristianismo.



Los agüeros del año 17

El año 1517 se inaugura entre esperanzas y temores. A decir verdad, no amedrentan tanto los temores como exaltan el ánimo las esperanzas. Si en Oriente se adensan los nubarrones por las conquistas de Selim I, que invade Egipto y lo reduce a una provincia más del Imperio otomano, en los remotos mares de Occidente se abren nuevos caminos de luz para la civilización cristiana.

El 16 de marzo, bajo la presidencia del pacífico León X, se clausura en Roma el concilio Lateranense V, iniciado cinco años antes por el belicoso Julio II con el fin de asestar un golpe mortal al conciliarismo cismático de Pisa, enalteciendo así la suprema autoridad del romano pontífice. El que con mayor profundidad teológica había discurrido sobre esa cuestión se llamaba Tomás de Vío, O.P., natural de Gaeta (Caietanus), que al año siguiente se enfrentará con Lutero en Augsburgo. Otro personaje que había descollado en las sesiones conciliares era el sabio general de la Orden de San Agustín, Egidio de Viterbo, bien conocido del monje de Wittenberg. La profunda sentencia que pronunció en el discurso de apertura podía servirle de meditación al agustino de Sajonia: “La religión debe reformar a los hombres, no los hombres a la religión”.

Justamente en los días en que se clausuraba el concilio de Letrán, un docto y piadoso varón de ilustre apellido, el savonaroliano Juan Francisco de la Mirándola, dirigía al papa León X un memorial (De reformandis moribus) amenazando con la ira de Dios, que no tardará en blandir su espada vengadora, cortando a hierro y fuego los miembros pútridos del cuerpo social si el papa no emprende seriamente su curación y regeneración, empezando por los eclesiásticos, cuya inmoralidad, ignorancia y escandaloso lujo son causa de los males que padecemos. ¿Puede tolerarse que sigan imperando en Roma los adoradores del becerro de oro, que gruñan en el templo los animales de Circe, que en torno a la barca de Pedro canten las sirenas, arrastrándola hacia los escollos?[1]

La situación moral y religiosa no era la misma en todos los países. En los pueblos latinos apuntaba, más o menos, una primavera espiritual, que no era fácil descubrir bajo las nieblas germánicas.

El 10 de julio de 1517 quedaba terminada en Alcalá la impresión de la Poliglota complutense, espléndido florón del humanismo cristiano, que ofrecía a los teólogos las fuentes puras de la revelación en sus textos originales. El propulsor de aquella gigantesca obra y benemérito reformador de la Iglesia de España, Francisco Jiménez de Cisneros, moría cuatro meses más tarde cuando ya había desembarcado en Asturias y pisado tierra española el joven Carlos de Austria, de quien dirá Lutero: “No comprende nuestra causa”. Corre inmediatamente a su lado, para ayudarle en el gobierno de la nación, su maestro Adriano de Utrecht, obispo de Tortosa y austero reformador, condecorado en julio de aquel mismo año con la púrpura cardenalicia.

En Alemania, el zapatero y poeta popular Hans Sachs cree ver en el año 1517 el alborear de un nuevo día, alegrado por el ruiseñor de Wittenberg. El hebraísta J. Reuchlin dedica en marzo su libro De arte cabalistica al papa Médicis, congratulándose con él porque ya maduran las espigas de la gran mies cultivada por Lorenzo el Magnífico y por la Academia florentina. Erasmo, que es el rey intelectual de Europa y que acaba de publicar su edición crítica del Nuevo Testamento en griego (1516), anuncia en abril de 1517 el amanecer de un siglo de oro, con el triunfo de la paz, de la piedad y de las letras. Lo mismo, con diversas motivaciones, repetían otros humanistas y poetas en Alemania, Italia y España. Pero, antes de cinco meses, el mismo Erasmo cree percibir en los países del Norte un sordo rumor de catástrofe: Vereor ne magna rerum novitas exoriatur[2]. Ulrico de Hutten se inmerge gozoso en el nuevo siglo (O saeculum, o litterae, iuvat vivere), y en la segunda parte de las Epistolae obscurorum virorum lanza a los aires sus carcajadas blasfemas contra los teólogos, contra los frailes y contra Roma. Se huele en el aire de Alemania el ozono de la tormenta. El trueno de Wittenberg no tardará en estallar.



Tetzel, predicador vocinglero

La celebridad del teólogo agustino [Lutero] iba siempre en aumento. Su autoridad de profesor y su personalidad científica se robustecían más y más dentro y fuera de la Universidad witembergense. Entre sus muchos amigos doctos, eruditos y piadosos tenía fama de sabio y de hombre espiritual, por más que ya entonces no le faltaban adversarios que le acusaban de espíritu arrogante y de temeridad en sus opiniones.

Estaba Fr. Martín para empezar sus lecciones sobre la epístola a los Hebreos, cuando en abril de 1517 llegó a la ciudad del Elba la noticia de que en las comarcas vecinas, a unos treinta kilómetros de Wittenberg, cierto fraile dominico predicaba una nueva indulgencia plenaria, a manera de jubileo, concedida por el papa León X en favor de la basílica de San Pedro. Aquel predicador se llamaba “Juan Tetzel, un gran vociferador” (ein grosser Clamant) según Lutero.

Merecen transcribirse aquí las palabras que pronunció el Reformador veinticuatro años más tarde rememorando aquellos sucesos. Dicen así:

“Aconteció el año 17 que un fraile predicador por nombre Juan Tetzel, un gran vociferador, a quien el duque Federico en Innsbruck le había salvado del saco (bien podéis pensar que a causa de sus grandes virtudes), cosa que el duque se la hizo recordar cuando empezó a afrentarnos a los wittenbergenses, y él lo reconoció francamente; ese mismo Tetzel paseaba sus indulgencias de un lugar a otro, vendiendo la gracia por dinero a tan caro precio como podía. Era yo entonces predicador en el monasterio y doctor joven, recién salido de la fragua, fogoso y entusiasmado con la Sagrada Escritura. Al ver, pues, que grandes multitudes corrían de Wittenberg hacia Jüterbog y Zerbst en pos de la indulgencia, no sabiendo yo (como es verdad que Cristo, mi Señor, me ha salvado) qué cosa fuese la indulgencia, ni lo sabía nadie, comencé cautamente a predicar que había otras obras mejores y más seguras que el comprar indulgencias. Este sermón contra la indulgencia lo había yo predicado antes en el palacio, acarreándome con ello el disfavor del duque Federico, el cual amaba mucho a su santuario. Viniendo ahora a la verdadera causa del tumulto luterano, digo que dejé ir las cosas como iban; pero a mis oídos llegaron los abominables y espantosos artículos que Tetzel predicaba, algunos de los cuales quiero poner aquí, a saber:

Que él tenía del papa esta gracia y potestad: que, si alguien hubiese llegado a violar a la santa virgen María, Madre de Dios, podía él perdonarle con tal que depositase en el arca los derechos correspondientes.

Item, que la cruz bermeja del penitenciero con el escudo pontificio alzada en las iglesias era tan poderosa como la cruz de Cristo.

Item, que, si San Pedro estuviese ahora aquí, no tendría mayor potestad y gracia que él.

Item, que no quería cambiarse con San Pedro en el cielo, pues él con las indulgencias había salvado más almas que Pedro con la predicación.

Item, que, si uno echa en el arca un dinero por un alma del purgatorio, apenas la moneda cae y suena en el fondo, sale el alma hacia el paraíso.

Item, que la gracia indulgencial es la misma gracia por la que el hombre se reconcilia con Dios.

Item, que, si uno compra o paga una indulgencia o carta indulgencial, no es menester que tenga arrepentimiento, dolor ni penitencia por los pecados. El vende también indulgencias para los pecados futuros.

Todo esto lo promovía él de un modo abominable y todo lo hacía por dinero. No sabía yo en aquel tiempo a qué bolsillos iba a parar aquel dinero. Salió entonces un librito muy lindo, adornado con las insignias del obispo de Magdeburgo, en el que se mandaba a los cuestores predicar algunos de estos artículos. Y se hizo público que el obispo Alberto había alquilado a este Tetzel porque era un gran vocinglero... Yo entonces le envié una carta con las tesis al obispo de Magdeburgo, exhortándole y pidiéndole que quisiese atajarle los pasos a Tetzel y prohibir la predicación de cosas tan inconvenientes, pues de ello podían originarse grandes males ... ; mas no recibí respuesta alguna. Lo mismo escribí al obispo de Brandeburgo, mi ordinario... Me contestó que yo atacaba el poder de la Iglesia”[3].

Probablemente, a su obispo Jerónimo Schulz de Brandeburgo no le escribió hasta el 13 de febrero de 1518.



Veto de predicación en Sajonia

Retengamos por ahora solamente la noticia de que grandes multitudes de fieles, deseosos de ganar la indulgencia, salían corriendo de Wittenberg hacia las ciudades en donde predicaba Fr. Juan Tetzel. “Corrían hacia él como maníacos”, dice en otra parte. ¿A qué se debía aquella multitudinaria emigración de wittembergenses? Al acuerdo tomado por los dos príncipes sajones, el duque Jorge, de la Sajonia albertina, y su primo el elector Federico, de la ernestina, de prohibir en todos sus dominios la predicación de aquella indulgencia, claramente “brandebúrgica”.

La razón de tal veto en las dos Sajonias radicaba ciertamente en el deseo natural de aquellos príncipes de que no saliera del país la ingente suma de dinero que el pueblo solía desembolsar en favor de los cuestores o buleros; pero eso no era todo ni lo principal. En 1502, el mismo Federico el Sabio rogó a Fr. Juan Paltz viniese a Wittenberg a predicar las “gratias romanas”[4].

Ahora, en cambio, se resistía a contribuir al auge y engrandecimiento del linaje de los Hohenzollern, uno de cuyos más ilustres miembros era Alberto, en cuyo favor se predicaba la indulgencia. Hay que tener en cuenta que la elección de este prelado para la sede primacial maguntina significó una derrota para el linaje de los Wettin en las dos Sajonias. Crecía el predominio de los Hohenzollern, que ya poseían las sedes de Maguncia, Magdeburgo y Halberstadt, además del gran maestrazgo de la Orden Teutónica. Un motivo más de rivalidad y de fricción entre las dos casas apuntaba entonces por las aspiraciones jurisdiccionales de los dos electores Federico y Alberto sobre la ciudad de Erfurt.

¿Será lícito maliciar una razón más? Es posible que Federico abrigase el temor de que la iglesia de su castillo, la Schlosskirche, por él fundada y enriquecida con infinitas reliquias e indulgencias, dejase de atraer a los devotos si en la misma ciudad o en sus cercanías se predicaba una indulgencia plenaria con todos los privilegios del jubileo romano. Por estos motivos, al predicador Juan Tetzel se le vedó la entrada en Wittenberg[5].

Consiguientemente, Fr. Martín no tuvo ocasión ni posibilidad de escuchar las palabras textuales que temerariamente atribuirá al dominico, ni pudo ver por sus propios ojos los abusos que tal vez se cometían en la adquisición de las bulas por parte de los fieles.

Pero llegaron a sus oídos ciertos rumores de que aquel predicador sostenía opiniones que el profesor de Wittenberg siempre había tenido por falsas, y que ahora le llenaron de indignación.

Uno se pregunta: ¿Quién le refirió esas proposiciones malsonantes? ¿Cómo es que Lutero no dudó de la exactitud de la referencia ni trató de comprobarla llamando a testigos autorizados antes de denunciar al predicador? Consta que la última proposición es absolutamente falsa; las otras enormidades que hace pronunciar a Tetzel encareciendo hiperbólicamente sus propios poderes y la eficacia del perdón aun en casos absurdos e inimaginables, llevan la marca de un estilo típicamente luterano[6].

Aunque Fr. Martín no tuvo exacto conocimiento de las predicaciones de Tetzel, sabía muy bien que todos los predicadores de ese estilo, cuando hablaban de la penitencia y del dolor de los pecados, ponían el acento en las manifestaciones externas del arrepentimiento tal vez más que en la contrición interna, insistiendo hasta el exceso en las obras penitenciales -limosnas, mortificaciones corporales- y en actos de piedad y caridad.

El, en cambio, meditaba por aquellos días -después de haber leído en clase la epístola a los Romanos y mientras comentaba la de los Hebreos- en que las obras externas no sólo son inútiles, sino también peligrosas, porque engendran soberbia. La única verdadera penitencia, según él, está en reconocerse pecador y en el odio de sí mismo, de donde brotará la confianza en Cristo; el que se empeña en justificarse por medio de buenas obras no confía en Dios, sino en sí mismo, lo cual es pecado. Su doctrina de la sola fides era absolutamente incompatible con la doctrina de las indulgencias.

“Cuando así hervían mis meditaciones -escribe a Staupitz-, he aquí que de súbito empezaron a resonar, o mejor, a retronar junto a nosotros, los nuevos clarines de las indulgencias y las trompetas de los perdones... Despreciando la verdadera doctrina penitencial, se atrevían a magnificar no la penitencia, ni siquiera la parte más vil de ella, que es la satisfacción, sino la remisión de esa vilísima parte, con tan grandilocuentes palabras como jamás se habían oído; y exponían doctrinas impías, falsas y heréticas con tanta autoridad -temeridad quise decir-, que tenían por hereje, destinado a la hoguera y reo de eterna maldición, a cualquiera que murmurase una palabrita en contrario. Yo, no pudiendo hacer frente a sus furores, determiné disentir modestamente de ellos (statui modeste dissentire) y poner en discusión sus dogmas apoyándome en el parecer de todos los doctores y de la Iglesia entera”[7].

De este modo, imaginando que su propio sentir era el parecer común de todos los doctores y de la Iglesia universal, comenzó a disentir de ésta y a ponerse contra el magisterio eclesiástico. ¡Con cuánta modestia y moderación, lo verá en seguida el lector!



Nociones teológicas

Antes de abordar la controversia acerca de las indulgencias será conveniente explicar en breves términos la doctrina católica sobre las indulgencias y referir algo de su historia.

“Indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal debida por los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa; remisión que el fiel cristiano, bien dispuesto y en determinadas condiciones, consigue por medio de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, dispensa y aplica autoritativamente el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos”.

Esta definición se completa y aclara en una constitución apostólica de Pablo VI con estas palabras: “Ese tesoro de la Iglesia no se ha de entender a manera de las riquezas materiales, como la suma de los bienes acumulados durante siglos, sino que es el precio infinito e inexhausto que tienen ante Dios las expiaciones y los méritos de Cristo, que nuestro Señor ofrece para que toda la humanidad sea libre del pecado y llegue a la comunión con el Padre; es el mismo Cristo Redentor con las satisfacciones y los méritos de su redención. Agrégase a este tesoro el precio verdaderamente inmenso e inconmensurable y siempre nuevo que tienen ante Dios las oraciones y buenas obras de la bienaventurada Virgen María y de todos los santos, los cuales, siguiendo las huellas de Cristo y con su gracia, se santificaron e hicieron obra agradable al Padre, de modo que, trabajando en su propia salvación, contribuyeron también a la salvación de sus hermanos en la unidad del Cuerpo místico”.

“El fin que se propone la autoridad eclesiástica al otorgar las indulgencias está no sólo en ayudar a los fieles cristianos a expiar las penas debidas, sino en impulsarlos a practicar obras de piedad, de penitencia y de caridad, mayormente las que sirven al incremento de la fe y al bien común. Y, si los fieles cristianos traspasan las indulgencias en sufragio por los difuntos, ejercitan la caridad de un modo eximio”.

“Para ganar una indulgencia plenaria se requiere la ejecución de la obra indulgenciada y el cumplimiento de tres condiciones, que son: confesión sacramental, comunión eucarística y alguna plegaria por la intención del sumo pontífice, y además la exclusión de todo afecto a cualquier pecado, aun venial”[8].

Este último elemento, que supone una contrición perfecta, no debe olvidarse nunca. Si la contrición es imperfecta, podrá ganarse una indulgencia parcial, mas no plenaria.

En teología son consideradas las indulgencias como un complemento del sacramento de la penitencia. Siempre enseñó la Iglesia que, por la absolución sacramental debidamente recibida, se perdona cualquier pecado en cuanto a la culpa (reatus culpae), por grave que sea, extinguiéndose al mismo tiempo el reato de la pena eterna, mas no siempre toda la pena temporal, por defecto de intensidad de la contrición o caridad. Esa pena temporal que muchas veces queda después del sacramento, puede pagarse en el purgatorio, pero también en esta vida, por la satisfacción impuesta por el confesor y por otras obras penitenciales o satisfactorias hechas en estado de gracia. Pero hay también otro modo extrasacramental de satisfacer o expiar las penas temporales debidas por los pecados: la indulgencia, cuya razón de ser se funda en los siguientes axiomas.

1) El cristiano en estado de gracia puede satisfacer no sólo por las penas temporales de sus propios pecados, sino también por las de otros cristianos en gracia, en virtud de la solidaridad o intercomunicación de los miembros del Cuerpo Místico; 2) puede igualmente satisfacer por las penas de los que están en el purgatorio, ya que también a ellos se extiende el dogma de la comunión de los santos; 3) el tesoro de los méritos infinitos de Cristo y de las satisfacciones superabundantes de los santos está a disposición de la Iglesia, la cual puede, con justo motivo y determinadas condiciones, administrarlo aun fuera de los sacramentos.

No siempre los antiguos subcomisarios, encargados de predicar la indulgencia, exponían la doctrina teológica con absoluta precisión, y en su fervor oratorio deslizaban alguna proposición errónea. Hubo, por ejemplo, predicadores que, tratando de la indulgencia por los difuntos, dieron como cierta e inmediata su eficacia, afirmando categóricamente que bastaba tomar la bula y depositar la limosna para que instantáneamente volase el alma del purgatorio al cielo. Contra tal opinión protestaron algunos teólogos, como Juan Pfeffer (+ 1493), profesor de Friburgo de Brisgovia, quien, refiriéndose a los sufragios que la Iglesia ofrece por los difuntos, dice que ningún hombre sabe, nisi quis ex speciali revelatione hoc haberet (a menos que Dios se lo muestre a alguien por revelación especial) si Dios los acepta y en qué manera[9].

Y no digamos nada de ciertos impostores que engañaban a la gente, prometiendo el perdón de los pecados sin verdadera penitencia, de lo cual se horrorizaba el papa Bonifacio IX[10]. Fray Martín clamaba enérgicamente contra los abusos y errores de la predicación de Tetzel y protestaba con absoluta sinceridad. Pero, aunque la doctrina teológica de las indulgencias se hubiese presentado en su mayor pureza teológica, no podía encajar en el sistema que Lutero se había ido forjando en los tres últimos años (1514‑17), ya que, conforme a sus nuevas ideas, él no admitía el mérito de las buenas obras de los santos ni el valor de la satisfacción, sosteniendo, en cambio, que solamente por la penitencia interior y por la confianza en Cristo se obtiene la remisión plenaria de la culpa y de la pena. Los ayunos, las limosnas, las mortificaciones, peregrinaciones y demás obras piadosas que se ponían como condición para ganar la indulgencia, tenían que parecer abominables a los ojos de aquel que tan ásperamente reprendía “la santidad de las obras” (die Werkheiligkeit).



Algo de historia. Origen de las indulgencias

En la historia de las indulgencias suelen los historiadores remontarse hasta los tiempos primitivos de la Iglesia para ver como un bosquejo de indulgencia en las reconciliationes anticipadas que los pecadores públicos, excluidos de la comunidad cristiana, podían obtener del obispo, mediante la intercesión de los fieles (2 Cor 2,6‑Cool y mediante el libellus pacis, o recomendación de los confesores de la fe, en tiempo de persecución. Así alcanzaban la remisión de la pena canónica, a la que, de otra suerte, hubieran tenido que someterse durante años y quizá toda la vida[11].

Con las primitivas “reconciliaciones” parece que tienen relación las absolutiones, tan frecuentes después del siglo VI, que consistían en preces litúrgicas para impetrar, en nombre de la Iglesia, el perdón y la misericordia de Dios tanto para los vivos como para los difuntos.

La durísima disciplina antigua se mitigó a partir del siglo VI. En ese tiempo aparecen en la Iglesia celta y anglosajona las redemptiones, que en el siglo VII y VIII pasan al continente (no a España); ciertas penitencias difíciles de cumplir se conmutaban con otras equivalentes; v. gr., los largos ayunos a pan y agua se redimían o conmutaban con diversas oraciones, alguna limosna o peregrinaciones a Tierra Santa y a Roma, visitas de un santuario o iglesia, pago de cierta cantidad de dinero, construcción de un hospital o participación en otra obra de beneficencia. Los “libros penitenciales” de Irlanda y Gran Bretaña trazaron la tarifa de obras penales (paenitentia taxata) que los confesores debían imponer por cada pecado; las penitencias son fuertes, mas no excluyen al penitente por toda la vida de la recepción de los sacramentos. El penitencial de Teodoro, arzobispo de Canterbury (+ 690), impone por un pecado de simple fornicación un año de penitencia pública a las puertas del templo, vistiendo cilicio y con los pies descalzos durante los oficios divinos; por pecado de adulterio, casi tres años; por pecado de incesto, catorce años; al asesino de un sacerdote, siete años de penitencia o setenta días de ayuno a pan y agua; al que falsificó pesas y medidas, veinte días de ayuno[12]. Mas junto a eso aparecen las redemptiones, o conmutaciones, que son en realidad una remisión parcial de la pena; mas todavía no pueden llamarse propiamente indulgencias, porque exigían la intervención especial del sacerdote o confesor en cada caso.

Las primeras indulgencias de carácter general las hallamos en la primera mitad del siglo XI en Francia. Es entonces cuando la Iglesia, atendiendo a la debilidad humana y queriendo promover las obras de piedad y caridad, empieza a multiplicar las remisiones de la pena mediante ciertas condiciones. Al principio eran solamente indulgencias parciales; después también plenarias; parciales, cuando a los que practicaban ciertos actos de piedad se les remitía una cuarentena de días, o un año y una cuarentena, o bien la cuarta parte o la mitad de la penitencia que hubieran debido cumplir por los pecados ya perdonados sacramentalmente; plenarias, cuando se les concedía, en lo posible, el perdón de toda la pena; digo “en lo posible” porque el penitente debía tener internamente contrición perfecta.

A los que marchaban a la cruzada para defender la fe contra los infieles les concedió Urbano II en 1096 indulgencia plenaria, previa la confesión sincera y perfecta de sus pecados[13], y casi lo mismo había otorgado algunos años antes Alejandro II[14], y siguieron otorgándolo otros papas. El dominico Humberto de Romans en 1267 dijo que la indulgencia de cruzada era un verdadero jubileo (iubilaeus christianorum), y sabido es cómo, al finalizar aquel siglo, Bonifacio VIII instituyó los “años santos”, o jubilares, concediendo “a los que se confiesan con verdadera penitencia plenísimo perdón de sus pecados” con ciertas condiciones; entre otras, que visitasen devotamente las basílicas romanas[15].

Aunque ya en el siglo XIII los teólogos habían declarado teóricamente que las indulgencias son aplicables a los difuntos, siendo ésta una de las maneras que tiene la Iglesia de rogar y ofrecer sufragios por ellos[16], puede decirse que esta práctica no fue consagrada oficialmente por los papas hasta el siglo XV, en que Calixto III por la bula Romani Pontificis (14 abril 1456) extendió los favores de la bula de cruzada a las almas del purgatorio[17].



Abusos de las indulgencias

El abuso más frecuentemente criticado entonces era “el tráfico o venta de las indulgencias”, como si la curia romana comerciase con las bulas de perdón, acusación tanto más grave cuanto que la indulgencia se entendía a veces falsamente, como remisión directa de la pena e igualmente de la culpa. Esto último no respondía a la realidad, pero se apoyaba en una expresión equívoca usada en algunos documentos desde el siglo XIII y en las llamadas “letras de confesión” (confessionalia, litterae indulgentiales). Eran privilegios que el papa otorgaba a determinadas personas de escoger libremente un confesor que les absolviera de cualquier pecado, incluso de los reservados a la Santa Sede, con indulgencia plenaria una vez en la vida y otra a la hora de la muerte. Solía hablarse en tales documentos de indulgentia vel absolutio a culpa et a poena[18], fórmula inexacta que se prestaba a confusión, y que los teólogos tenían buen cuidado de explicar rectamente, diciendo que la indulgencia no podía remitir sino la pena temporal; mas como de ordinario se obtenía la indulgencia al mismo tiempo que la absolución sacramental de los pecados, solía expresarse globalmente una y otra cosa con la fórmula de “indulgencia y absolución de culpa y pena”[19].

El daño más grave que se siguió a la concesión frecuente de indulgencias y a los encomios hiperbólicos que de ellas hacían los predicadores consistió en que el pueblo ignorante y rudo atendía algunas veces no tanto al arrepentimiento y a la contrición interna cuanto a la obra externa requerida para la indulgencia, manifestando más temor de la pena que de la culpa. Era un peligro de falsa religiosidad, contra el cual protestó ardientemente Lutero en algunas de sus 95 tesis y en escritos anteriores, en lo cual no hizo sino repetir las viejas lamentaciones de otros predicadores católicos.

“Estudiando las leyendas y la literatura visionaria de la temprana Edad Media -observa el protestante H. Boehmer-, se recibe la impresión de que los hombres de aquel tiempo tenían casi más temor del purgatorio que del infierno”[20]. Pero hay que recortar un poco esa observación, declarando que la indulgencia solía ir unida y condicionada al sacramento, que libraba de la pena eterna.

Otra grave consecuencia fue la peligrosa mezcla de lo espiritual con lo económico. Esto sucedió desde el momento en que las autoridades eclesiásticas se percataron de que la concesión de indulgencias podía convertirse en una copiosa fuente de recursos, ya que el pueblo cristiano, ávido de perdones, no escatimaba el dinero con tal de aminorar las penas del purgatorio, del que tal vez tenían un concepto mas imaginativo que teológico.

El elemento financiero adquirió enorme volumen en las indulgencias de cruzada, porque los fondos (diezmos) que de ellas se recaudaban eran tan fuertes, que con ellos les era posible a los reyes y a los papas sostener las guerras contra los infieles. También eran sumamente productivas y útiles para el pueblo las indulgencias que se promulgaban en favor de la construcción de una catedral o de un santuario, de un hospital, de un puente, de una obra de beneficencia social. Si Federico de Sajonia se esforzó por enriquecer de reliquias e indulgencias la Schlosskirche de Wittenberg, fue para con su producto poder pagar a los profesores de su Universidad.

Los buleros o colectores de las limosnas llamábanse también quaestores; con este nombre aparecen ya en documentos de principios del siglo XII. Muchas veces se identificaban con los subcomisarios y predicadores oficiales de la indulgencia, y frecuentemente despertaban en los pueblos, por su avaricia, vivas protestas y sentimientos de odiosidad. Sabido es que la organización de la curia aviñonesa, particularmente de la cámara apostólica, en el siglo XIV dio excesiva importancia al aspecto económico de los asuntos eclesiásticos. De este pecado se hizo reo, más que Juan XXII o Clemente VI, el antipapa Clemente VII, y no menos su rival romano Bonifacio IX, duramente acusado por Gregorovius y aun por L. Pastor de traficar con las indulgencias[21].

El aspecto espiritual de la concesión de indulgencias se oscureció y materializó todavía más cuando grandes banqueros, como los Frescobaldi y los Pazzi, de Florencia, o los Függer, de Augsburgo, intervinieron en el negocio, adelantando un capital a la Santa Sede a cambio de percibir ellos un tanto importante de la recaudación indulgencial. Si Fr. Martín en sus tesis no hizo alusión a las operaciones financiarias concertadas entre los Függer y los Hohenzollern, fue seguramente porque las ignoraba.



Efectos saludables

Y, con todo, es indudable que la mayoría de los fieles recibía las indulgencias con fervor y entusiasmo. Eran extraordinariamente populares. Nicolás Paulus ha notado que numerosas ciudades, aun aquellas que fueron de las primeras en abrazar el protestantismo, como Nuremberg, Estrasburgo y Berna, pedían instantemente a Roma bulas de indulgencia.

Apenas el subcomisario se acercaba a una ciudad, las turbas salían a su encuentro procesionalmente, invadían los templos para oír su predicación, se aglomeraban en torno a los confesonarios, acudían a participar en la comunión general, practicaban maceraciones corporales y obras de caridad. Solían ser varios los predicadores que durante semanas y aun meses anunciaban la palabra de Dios al pueblo cristiano, y muchos los confesores que, dotados de amplias facultades, atendían a los penitentes. Cierto que en aquellas manifestaciones religiosas no todo lo que relucía era oro puro; había mucho formalismo, mucha rutina, tal vez superstición; es ganga impura que se mezcla a todo lo multitudinario y popular. Pero, en conjunto, la predicación de la indulgencia producía los mismos efectos saludables que una misión urbana en tiempos más recientes, y, si no engrosaba y fertilizaba suficientemente los campos del espíritu, los regaba al menos en la superficie como un chubasco de estío.

El docto teólogo agustino Juan de Paltz, bien conocido de Lutero en Erfurt y predicador del jubileo en Alemania en 1501-1503, testifica que muchos y grandes pecadores se convirtieron sinceramente a Dios en aquella ocasión. Lo mismo podían atestiguar todos los predicadores de otros tiempos y otros países, desde San Bernardo hasta Nicolás de Cusa y San Juan de Capistrano.

A los frutos morales y religiosos se han de añadir también los materiales y sociales. Refiriéndose concretamente a la Iglesia de Francia en los últimos decenios del siglo XV, ha escrito Imbart de la Tour: “En la tormenta, que duró más de medio siglo y en que todo fue destruido, la Iglesia recurrió a esta gran idea de las obras satisfactorias como al único medio capaz de restaurar sus obras sociales. No trató solamente de atender a sus propias necesidades, sino las de todos; trabajó por sí misma y por el país; restauró sus monasterios sus catedrales, mas también los hospitales, las leproserías, los hospicios, todos los asilos de la pobreza y del dolor. Por las indulgencias le fue posible contribuir al progreso económico: tal calzada o tal carretera, puentes como el del Ródano en Lyon, el del Garona en Agen, pudieron ser reconstruidos. De este modo fueron reparados en 1515 los diques de Holanda y de Zelanda, que amenazaban rotura. Y por las indulgencias logró el papado organizar el rescate de los cautivos, liberar a los griegos prisioneros en Modone en 1515 y a los peregrinos arrestados en Jerusalén”[22].



Bula de León X por la fábrica de San Pedro

Fueron muchos los que en diversos tiempos levantaron su voz contra los abusos y errores que se cometían en la predicación de las indulgencias[23]. Por eso, a nadie le hubiera llamado la atención la protesta luterana si ésta se hubiera limitado a censurar falsedades doctrinales o devociones supersticiosas. Pero Fr. Martín, más que los abusos, impugnaba ciertos dogmas, como el tesoro espiritual de la Iglesia, el poder papal de conceder indulgencias que no fueran puramente canónicas y la validez de las mismas. Más aún, impugnaba en el fondo la concepción tradicional de la penitencia cristiana, aunque entreverando con afirmaciones de suma intemperancia otras muy aceptables y ortodoxas.

Veamos la ocasión de aquel estallido, que en la primera hora no tuvo nada de resonante y dramático. La cuestión de las indulgencias ciertamente fue el inicio de la “protesta” luterana; pero los primeros pasos del Reformador, parecen sumamente tímidos, vacilantes, inseguros.

El 4 de noviembre de 1507, por la bula Etsi ex commisso, Julio II había encargado a los franciscanos de la Observancia la predicación de una indulgencia plenaria en forma de jubileo en casi toda Europa a fin de recaudar fondos para la grandiosa construcción de la nueva basílica de San Pedro, cuya primera piedra se había puesto el año anterior[24]. Bajo el pontificado de Julio II no se predicó en Alemania (excepto en Silesia, que pertenecía entonces a Bohemia), porque no quería el papa perjudicar a la indulgencia de cruzada contra los rusos de Livonia otorgada en favor de los Caballeros Teutónicos. Pero, al ceñir la tiara León X, ratificó la indulgencia de su predecesor en favor de la fábrica de San Pedro, comisionando poco después al clérigo de curia y doctor en derecho Juan Angel Arcimboldi, milanés (2 de diciembre de 1514), la promulgación de la indulgencia jubilar en las provincias eclesiásticas de Salzburgo, Tréveris, Colonia, Bremen, además de Besancon, Upsala y diócesis interyacentes, Cambray, Tournay, Thérouenne y Arrás; pero excluyendo formalmente los dominios de Alberto, arzobispo de Maguncia y Magdeburgo y administrador de Halberstadt, y de los margraves de Brandeburgo[25]; para estos territorios fueron nombrados el 31 de marzo del siguiente año comisarios generales el mismo arzobispo Alberto y el guardián de los franciscanos de Maguncia[26]. Esto se debía a un pacto de triste recordación que poco antes había tenido lugar entre los Hohenzollern y el oficial de la Dataría papal, Francisco Armellini.

Hermano de Joaquín I Hohenzollern, príncipe elector de Brandeburgo, y primo del gran maestre de la Orden Teutónica era Alberto, que sólo contaba veintitrés años de edad cuando en agosto de 1513 fue nombrado arzobispo de Magdeburgo, y en septiembre administrador apostólico de Halberstadt, dos diócesis ocupadas anteriormente por obispos de Sajonia. Al año siguiente, el cabildo de Maguncia lo eligió para la sede primacial de Alemania. Si aceptaba, tenía que renunciar a los otros dos episcopados; pero suplicó entonces al romano pontífice le permitiese disfrutar de las tres sedes episcopales, con lo cual los Hohenzollern dominarían en la mayor parte de la nación.

Este abuso del cumulativismo debe contarse entre los más graves que entonces solían cometerse, porque hacía difícil y casi imposible la cura pastoral. Siendo Alberto príncipe elector de Maguncia, primado de Alemania, canciller del Imperio y hermano de otro príncipe elector, el de Brandeburgo, creyó León X que podía condescender con él, permitiéndole la acumulación con tal que pagase a la cámara apostólica 10.000 ducados de oro por tal dispensa a más de los 14.000 florines renanos ya desembolsados por el pallium arzobispal y confirmación pontificia.

Negándose el cabildo maguntino a costear tan fuerte suma por los grandes censos que aquella sede había tenido que pagar a la curia romana en las últimas vacantes, trató Alberto el asunto con su hermano Joaquín, el cual lo resolvió pidiendo en préstamo al gran banquero Jacobo Függer, de Augsburgo, la suma de 21.000 ducados y 500, florines, equivalente -poco más o menos- a 29.000 florines renanos[27]. Romae, quid non venale!, escribía, sorprendido y escéptico, el canónigo humanista Conrado Mutianus.

¿Cómo enjugar esta deuda? Entre los dos poderosos príncipes electores y la curia romana se concertó -por iniciativa y sugerencia del futuro cardenal Armellini- la predicación de una indulgencia a modo de jubileo en las tres diócesis de Alberto y en el territorio de Brandeburgo, sometido a su hermano Joaquín, a condición de que la mitad de lo que se recaudase sería para la fábrica de San Pedro, y la otra mitad para el arzobispo de Maguncia.

Aunque la concesión papal era para ocho años, el emperador Maximiliano (28 de octubre de 1515) limitó la predicación de la indulgencia a tres años, y encima le exigió durante ese trienio al arzobispo Alberto la contribución de mil florines anuales a la cámara imperial en favor de la Iglesia de Santiago en Innsbruck[28].



Fray Juan Tetzel

En la predicación de esta indulgencia había de alcanzar una nombradía mundial poco envidiable el dominico Juan Tetzel (+ 1519). Este ardoroso predicador popular, nacido en Pirna, junto a Dresden, hacia el año 1465, había estudiado en Leipzig, donde entró en la Orden de Santo Domingo, y antes de alcanzar los grados en teología ejerció el cargo de subcomisario en la predicación de una bula de cruzada contra los rusos en Livonia (1504-1510). Esto le dio ocasión de recorrer casi toda Alemania, desde Sajonia y Silesia hasta Alsacia, al servicio de los Caballeros Teutónicos. En 1509, el general de su Orden le nombró inquisidor de la provincia de Polonia; en la primavera de 1516 empezó a actuar en Meissen como subcomisario del nuncio, Juan Angel Arcimboldi, hasta que el 22 de enero de 1517 fue elegido por el arzobispo de Maguncia para predicar la indulgencia, que ya conocemos, en favor de la fábrica de San Pedro, asignándosele un sueldo de 300 florines mensuales[29].

El 24 de enero le hallamos predicando en Eisleben, que entonces pertenecía al obispado de Halberstadt; pasó en marzo a Halle (diócesis de Magdeburgo) y a las ciudades de Jüterbog (10 de abril) y Zerbst. El 16 de septiembre de 1517, el príncipe elector de Brandeburgo, Joaquín I, ordenó a todos los prelados, condes, caballeros y ciudades que, “en obediencia a Su Santidad el papa y para salud y consuelo de nuestros súbditos”, nadie pusiese estorbos a que el subcomisario Tetzel o cualquiera de sus subalternos predicase la indulgencia[30]. Tetzel predicaba en Berlín a principios de octubre. La tormenta luterana estaba próxima a estallar.

Aunque la maledicencia y el odio se cebaron en la vida privada de aquel fraile predicador, no cabe duda que sus costumbres eran íntegras. Poco amable y demasiado arrogante nos parece su carácter[31]; su talento, más de orador populachero que de auténtico teólogo. “Imaginaos -clamaba desde el púlpito- que estáis en Roma; que ésta es la basílica de San Pedro; estos confesores son como los penitencieros de aquella iglesia y tienen iguales facultades. Dios y San Pedro os llaman. Disponeos a conseguir tan alta gracia... ¿No oís las voces de vuestros padres y de otros difuntos, que os dicen a gritos: Miseremini me¡, miseremini me¡, saltem vos, amici me¡?... ¿Seréis tan crueles y duros que, pudiendo librarnos ahora con tanta facilidad, no lo queráis hacer y nos dejéis yacer entre las llamas, demorando la entrada en la gloria que nos está prometida?... ¿No sabéis que, cuando uno tiene que viajar a Roma o a otras partes peligrosas, pone su dinero en el banco, el cual le da el cinco, o el seis, o el diez por ciento, para que con las letras de dicho banco tenga en Roma, o en otras partes, su dinero seguro? ¿Y vosotros no queréis, por la cuarta parte de un florín, recibir estas letras (indulgenciales), por cuya virtud no vuestro dinero, sino vuestra alma divina e inmortal, la podéis enviar segura y resguardada a la patria del paraíso?”[32].

Con semejantes hipotiposis retóricas trataba de conmover a los fieles y persuadirlos a dar una limosna por las almas del purgatorio. No es verdad que vendiera las bulas, prometiendo el perdón de los pecados sin necesidad de arrepentimiento y penitencia; siempre afirmó que la confesión sacramental es necesaria para ganar la indulgentia pro vivis; en cuanto a la indulgentia pro defunctis, ciertamente no se expresó con exactitud, pues dio como cierta e inmediata su aplicación y aseguró que no era preciso el estado de gracia en aquel que se limitaba a cumplir los requisitos externos de una indulgencia aplicable a los difuntos, cuestiones ya entonces discutidas entre los teólogos. Sátiras en verso, como Ablasskrämer, de Nicolás Manuel en 1525, y hojas volantes del mismo estilo, le acusaron de haber pronunciado unos versillos alemanes que decían:

“Al sonar la moneda en la cajuela, del fuego el alma al paraíso vuela”[33].

Y, a la verdad, si no pronunció este pareado textual, enseñó la doctrina ahí contenida, que por lo menos debe calificarse de incierta y poco segura teológicamente. Que en la distribución de las bulas él y sus compañeros arbitrasen múltiples medios de sacar dinero, desplegasen excesivo aparato burocrático en un acto propiamente religioso y cometiesen otros abusos e imprudencias, se comprende fácilmente y se explica teniendo en cuenta que la recaudación iba controlada por empleados de los Függer.

Tres veces por semana, y durante el Adviento y la Cuaresma todos los días, subía al púlpito para mover los ánimos de la multitud al arrepentimiento de los pecados y exhortar a todos a tomar la bula de la indulgencia y las “letras de perdón” con todos los privilegios que en ellas se contenían.

Indudablemente, Tetzel se atenía a las instrucciones dadas por Alberto de Maguncia sobre el modo de predicar, confesar, absolver e instruir al pueblo, y estampadas en un opúsculo que llevaba el título de Instructio summaria pro subcommissariis. Aquí, tras una serie de ordenaciones prácticas, se encarecía el valor de la gracia santificante, por la que se borran los pecados y se obtiene la remisión plenaria de la pena del purgatorio. “La primera gracia -se dice en los comienzos- es el perdón completo de todos los pecados; no hay otra gracia mayor que ésta”[34]. Luego se precisan los requisitos para ganar la indulgencia (contrición y confesión, visita de siete iglesias, o de siete altares, que para los enfermos se conmuta en oración ante una imagen devota); se señala la tasa que cada uno debe pagar, según su rango; se enumeran los privilegios y facultades concedidos a cuantos tomen el confessionale; se determina el modo de hacer penitencia pública los pecadores escandalosos, etc. La tasa pecuniaria es la siguiente: los reyes, príncipes, arzobispos y magnates deben pagar por la bula 25 florines renanos de oro; los abades, prelados, condes, etc., diez florines, o bien seis, según su condición; los mercaderes ricos, tres florines; los más modestos, como los artesanos, un florín; y los de inferior condición económica, medio florín, según el parecer de su confesor; los pobres basta que suplan con oraciones y ayunos.



Un gesto revolucionario que no existió

Cuando la Instructio summaria llegó a manos de Fr. Martín, éste no pudo contenerse por más tiempo; “como un caballo ciego”, son sus palabras, se lanzó a protestar enérgicamente ante el mismo comisario general y autor de la Instructio, Alberto de Maguncia. No consultó a su príncipe, Federico de Sajonia, porque, impugnando la predicación de la indulgencia, estaba cierto de complacerle.

Todos los historiadores hasta nuestros días han venido repitiendo que el 31 de octubre de 1517, a eso del mediodía, Fr. Martín Lutero, profesor de teología -acompañado, según imaginaron algunos de su fámulo Juan Agrícola-, fijó en las puertas de la Schlosskirche de Wittenberg las 95 tesis sobre las indulgencias, invitando a todos los doctos a una disputa pública sobre las mismas.

Tal acontecimiento, en el que tantas veces se quiso simbolizar el principio de la revolución religiosa, de la protesta contra el papa de Roma, como si el martillazo de Fr. Martín clavando sus tesis en la puerta de la iglesia del castillo significara el derrumbamiento de la Iglesia medieval, hay que relegarlo al campo de las leyendas[35].

Nadie mencionó tal suceso mientras vivió Lutero. Fue Melanthon el primero en afirmarlo en el Prefacio que puso al volumen segundo de las obras del Reformador (Wittenberg 1546). De dónde sacó esa noticia, no lo sabemos, ni él aduce fuente alguna. En 1517 se hallaba Melanthon en Tubinga, y, por tanto, no fue testigo presencial del hecho[36].

Sabemos que no se distingue por su exactitud histórica al referir detalles de la juventud de Lutero. Otto Scheel le corrige más de una vez.

Pudo suceder que, leyendo las 95 tesis, ya impresas y divulgadas por todo el mundo, y viendo en su encabezamiento la intención explícita de Fr. Martín de defenderlas en público, se imaginó que se trataba de una de aquellas disputas académicas que se anunciaban -conforme a los estatutos- fijando un cartel en la puerta de las iglesias de la ciudad[37].

Lo que sabemos de cierto por confesión del propio Lutero es que la disputa no tuvo lugar, porque no se presentó ninguno de los doctos a quienes se dirigía la invitación. ¿Cómo así? En caso que Fr. Martín hubiera querido tener una disputa de las habituales en la Universidad, no hubiera encontrado dificultad alguna. No el profesor, sino el bedel, por orden del decano, hubiera fijado las tesis a las puertas de la Schlosskirche y de la parroquia (acaso también en las iglesias de los conventos de franciscanos y agustinos), determinando el día de la disputatio, posiblemente también la hora y los nombres del arguyente, del defendiente y del maestro bajo cuya dirección se tendría la disputa. Sin más, hubieran concurrido puntualmente numerosos maestros, licenciados, bachilleres y estudiantes. A veces, cuando no se señalaba el lugar ni la hora, se ponía una frase como ésta: Loco et tempore statuendis[38].

Si en nuestro caso no se determinó la fecha ni los nombres del arguyente y del defendiente, fue porque aquella disputa no era del tipo de las otras; quizá la podríamos comparar más bien con la invitación de Pico de la Mirandola a disputar sobre las famosas 900 tesis de omni re scibili en un congreso científico que tampoco tuvo lugar. El deseo de F. Martín era de conferir de palabra o por escrito con algunos teólogos de dentro o de fuera de Wittenberg; pero ni los de casa ni los extraños se enteraron de las 95 tesis hasta muchos días después del 31 de octubre, fecha de la carta de Lutero al arzobispo de Maguncia, en la que le dice: Emisi disputationem. Consiguientemente, nadie hizo acto de presencia[39].

¿No es todo esto un poco anómalo y extraño en la teoría de la afixión pública? La cosa se aclara pensando que no se trataba de una disputa oral dentro de un recinto universitario, sino de una discusión -principalmente por escrito- con las personas doctas que quisiesen intervenir. Tal disputa no había que anunciarla en las puertas de la Schlosskirche.

Consultando las fuentes más antiguas, vemos que ninguno de los cronistas coetáneos hace alusión de haber sido expuestas en la puerta del templo: ni el historiador Juan Carion (1499‑1537), amigo de Melanthon; ni Jorge Spalatino, cuyos Anales, perfectísimamente informados, llegan hasta 1525; ni F. Myconius (1490‑1546), autor de una Historia reformationis; ni C. Scheurl, que trató del caso en su Libro histórico de la cristiandad de 1511 a 1521, y que tantas noticias nos dejó en su epistolario; ni Emser, ni Cocleo, ni Kilian Leib, ni ninguno de los controversistas; ni el documentado historiador J. Sleidan, que dio comienzo a su gran obra, De statu religionis commentarii, antes de 1545[40].

Los que se empeñan en defender la fijación y exposición pública de las tesis, tienen que admitir por lo menos que no eran tesis impresas, como pedía la costumbre, sino manuscritas, porque un estudio minuciosamente crítico de Honselmann ha demostrado que hasta fines de diciembre no se imprimió ninguna copia de las mismas, y aun entonces no por voluntad de su autor, sino por maniobras de sus amigos.

¿Y qué dice el propio Lutero? En ningún pasaje de sus escritos y cartas -y eso que en muchas ocasiones hace referencia a sus primeros ataques contra la predicación de las indulgencias- se halla el menor indicio del cartel o pliego fijado a las puertas del templo. Los primeros días, después de redactadas las tesis, no quiso comunicarlas ni a sus amigos. Tal vez el primero a quien se las envió fue a Fr. Juan Lang, de Erfurt. “Otra vez te envío paradojas... Lo único que deseo saber de ti y de esos tus teólogos es vuestro parecer sobre estas conclusiones”[41].

Si le pide que le señale los posibles errores, parece indicar que no las ha publicado todavía; y esto lo escribe el 11 de noviembre de 1517.

“Después de la fiesta de Todos los Santos”, en un día que no podemos determinar, hizo Fr. Martín un viaje hacia Kemberg, distante 13 kilómetros de Wittenberg, durante el cual -lo refiere él mismo en una charla de sobremesa- comunicó a su amigo Jerónimo Schurff su propósito de escribir “contra los crasos errores de las indulgencias”. Asustado el Dr. Schurff, exclamó: “¿Pretendéis escribir contra el papa? ¿Qué queréis decir? Eso no lo sufrirá nadie”[42]. Clara señal de que en Wittenberg no habían sido publicadas las 95 tesis.

No sabemos cómo algún rumor de las mismas llegó a oídos del príncipe Federico y de sus consejeros. Uno de ellos, Jorge Spalatino, escribió a Fr. Martín en noviembre, manifestándole la extrañeza de que ninguno de los cortesanos tuviese noticia de tales tesis, a lo cual respondió Lutero: “No quise que llegaran a oídos de nuestro príncipe ni de alguno de sus cortesanos antes que a los (obispos) que podían creerse criticados en ellas”[43].

Ahora bien, si estaban expuestas en la puerta de la Schlosskirche, bien conocidas le serían a Federico y a sus cortesanos.

En noviembre del año siguiente volverá a excusarse con el príncipe, explicándole por qué los primeros a quienes informó de lo que planeaba fueron el arzobispo de Maguncia-Magdeburgo y el obispo de Brandeburgo. Hubiera sido poco correcto anunciar y divulgar las tesis sobre las indulgencias, cuyo texto había sido enviado a dichas autoridades eclesiásticas, antes de tener la respuesta de las mismas[44].

Un plazo razonable de espera podía ser de dos semanas y aún más. Viendo Lutero que los obispos no daban respuesta alguna, se atrevió a comunicar sus tesis, en la intimidad, a algunos amigos, mas no para que las diesen a la imprenta[45].

Parece que hay que creer a Fr. Martín cuando repite una y otra vez que no deseaba se divulgasen por el momento aquellas tesis. Y si esto es así, ¿cómo las iba a fijar en la puerta de un templo concurridísimo, en el día de mayor afluencia de gentes venidas de todas partes?

Recordemos que la iglesia del castillo ducal de Wittenberg, enriquecida por Federico el Sabio con infinitas reliquias de mártires, confesores, vírgenes, patriarcas, profetas, etc., estaba dedicada a Todos los Santos, y por eso celebraba el 1 de noviembre su fiesta titular, que empezaba con las vísperas solemnes el día 31 de octubre. Al toque festivo de las campanas, el pueblo en masa acudía a venerar a los santos en sus reliquias, a confesarse -en aquella ocasión, el número ordinario de ocho confesores se multiplicaba- , a oír misa y comulgar y a ganar las innumerables indulgencias papales condicionadas a aquellos actos de culto. La indulgencia plenaria de la Porciúncula (como en Asís) se podía ganar desde el 30 de octubre hasta el 1 de noviembre inclusive[46].

Toda la población de Wittenberg entraba en aquel templo con ansia de ganar indulgencias. En la hipótesis de que Lutero hubiera fijado allí sus tesis contrarias a las indulgencias, el escándalo hubiese sido ruidoso, y el hecho audaz se hubiera grabado imborrablemente en la memoria de todos. ¿Por que nadie lo recordó nunca?



Carta al arzobispo de Maguncia

Una cosa es cierta e innegable: el 31 de octubre, Fr. Martín, vehementemente indignado por la predicación de Tetzel, escribió una carta de protesta al arzobispo de Maguncia y de Magdeburgo, enviándole al mismo tiempo una copia manuscrita de las tesis. Nada de revolucionario tuvo ese gesto; pero como fue el inicio de la “protesta”, es natural que los protestantes lo conmemoren anualmente[47].

¿Por qué se dirigió precisamente a Alberto de Maguncia? Porque, en cuanto arzobispo de Magdeburgo, era su superior mayor en Alemania, y pues a beneficio del arzobispo se predicaba la indulgencia, estaba seguro que de allí procedían las directivas e instrucciones que seguía Tetzel en sus sermones.

En la susodicha carta se dice textualmente:

“Perdóname, reverendísimo padre en Cristo y príncipe ilustrísimo, que yo, hez de los hombres, sea tan temerario, que me atreva a dirigir esta carta a la cumbre de tu sublimidad... Bajo tu preclarísimo nombre se hacen circular indulgencias papales para la fábrica de San Pedro, en las cuales yo no denuncio las exclamaciones de los predicadores, pues no las he oído, sino que lamento las falsísimas ideas que concibe el pueblo por causa de ellos. A saber: que las infelices almas, si compran las letras de indulgencia, están seguras de su salvación eterna; ítem, que las almas vuelan del purgatorio apenas se deposita la contribución en la caja; además, que son tan grandes los favores, que no hay pecado, por enorme que sea, que no pueda ser perdonado aunque uno hubiera violado -hipótesis imposible- a la misma Madre de Dios; y que el hombre queda libre, por estas indulgencias, de toda pena y culpa. ¡Oh Dios santo! Tal es la doctrina perniciosa que se da, Padre óptimo, a las almas encomendadas a tus cuidados. Y se hace cada vez más grave la cuenta que has de rendir de todo esto. Por eso, no pude por más tiempo callar... ¿Qué hacer, excelentísimo prelado e ilustrísimo príncipe, sino rogar a tu Reverendísima Paternidad se digne mirar esto con ojos de paternal solicitud y suprimir el librito (Instructio summaria) e imponer a los predicadores de las indulgencias otra forma de predicación, no sea que alguien se levante por fin, y con sus publicaciones los refute a ellos y a tu librito, con vituperio sumo de tu Alteza?... Desde Wittenberg 1517, en la vigilia de Todos los Santos”.

Y añade a manera de posdata:

“Si a tu Paternidad le agrada, podrás ver estas tesis (has meas disputationes), para que entiendas cuán dudosa es esa opinión, que ellos esparcen como certísima, de las indulgencias”. Firma: “Martín Lutero, agustiniano, doctor en sagrada teología”[48].

Dos cosas le pide el fraile al joven príncipe: retirar la Instructio y corregir el modo de predicar. No es preciso subrayar ciertas incoherencias de esta carta, fruto de un corazón apasionado y de una información tan vaga como incompleta, y la arrogancia retadora con que el profesor promete escribir contra la doctrina de la Instrucción. Mas no fue en la carta donde Alberto de Maguncia halló palabras de escándalo, sino en las tesis adjuntas.

Aquel príncipe de la Iglesia y del Imperio, que más adelante se portará con los novadores de un modo ambiguo, oportunista y harto condescendiente[49], adoptó en esta ocasión la actitud de un prudente y celoso prelado, aunque podemos sospechar que, dado su carácter mundano, más que un móvil religioso, lo que le impulsaba era el temor de perder los ingresos de la predicación de la indulgencia.

Opina Iserloh que, si Alberto de Maguncia hubiera prestado atento oído a Fr. Martín corrigiendo los abusos de las indulgencias, la revolución religiosa y la ruptura con la Iglesia no se hubieran producido. ¿No será tal visión de las cosas demasiado optimista? Yo creo más bien que en el otoño de 1517 el huracán luterano se había ya desencadenado en las altas regiones de la inteligencia y en los antros eólicos del sentimiento; tarde o temprano tenía que irrumpir hacia el exterior, sin que nada ni nadie pudiera reprimirlo.

¿Qué hizo el arzobispo? Al recibir la carta y las tesis de Fr. Martín, requirió prudentemente el parecer de sus consejeros de Aschaffenburg, residencia veraniega del prelado, y el 1 de diciembre envió a los teólogos y juristas de su Universidad de Maguncia las 95 tesis a fin de que las examinasen y juzgasen. El 11 del mismo mes, nueva carta apremiándolos a dar su parecer lo más pronto posible. Pensaba el arzobispo, como también sus consejeros de Aschaffenburg, que era preciso entablar un processus inhibitorius contra el autor de las tesis, prohibiéndole legalmente cualquier acción (oral o escrita) que pudiera estorbar la predicación de las indulgencias. El encargado de esta inhibitio contra Lutero sería el propio Tetzel. Pero Alberto no quiso emprender esta vía sin antes contar con la aprobación de sus doctores de Maguncia.

Los maguntinos no contestaron hasta el 17 de diciembre, y entonces se contentaron con rechazar las tesis luteranas de un modo vago. “Encontramos -decían- algunas tesis que no sólo limitan y restringen la potestad del sumo pontífice y de la Sede Apostólica en la concesión de las sacratísimas indulgencias, sino que están en disonancia con las comunes opiniones de muchos santos y venerables doctores... y es más prudente y seguro atenerse y adherirse a los pareceres de los mencionados doctores que apoyarse en el propio juicio”. En conclusión, teniendo en cuenta “el canon Nemini XVII, del papa Nicolás I, que prohíbe disputar y dictaminar sobre la potestad del sumo pontífice”, prefieren cautamente no condenar ni aprobar las tesis, sino qué “aconsejamos a vuestra Paternidad Reverendísima transmitirlas, con su autoridad ordinaria y metropolítica, a Roma, a fin de que allí, donde está la fuente de la potestad y de la sabiduría, sean examinadas. Dado en Maguncia el jueves 17 de diciembre del año 1517”[50].

Independientemente de este consejo y antes de recibirlo, el arzobispo Alberto había tomado la resolución de transmitir las 95 tesis y todo el negocio a Roma, “con la buena esperanza de que Su Santidad se encargará del asunto y actuará de forma que oportunamente se ponga resistencia a tal error según la necesidad y las circunstancias”. Así lo comunicaba el 13 de diciembre a sus consejeros de Magdeburgo[51].



Las 95 tesis

Examinemos de cerca las famosas tesis luteranas, de las que se podría decir -con una gota de humor- que ni eran 95, puesto que en el manuscrito autógrafo no estaban numeradas, ni eran tesis, porque no tenían formulación propia de tesis académicas. ¿Quién llamará tesis a las simples interrogaciones retóricas, como son las de los números 82‑89, 92 Y 93? Y por contera tenemos que añadir que no fueron clavadas en las puertas de la Schlosskirche de Wittenberg, ni presentan el carácter revolucionario que a veces se les ha atribuido. A muchas de ellas, ¿no las definió el teólogo protestante Paul Wernle “asombrosamente católicas?[52]

Aunque el manuscrito original de las tesis no llevaba numeración alguna, seguiremos hablando de 95 para mejor entendernos. La numeración -muy mal hecha por cierto- no se debe al autor, sino a los primeros tipógrafos, que a fines de 1517 las imprimieron casi contemporáneamente en Nuremberg (A), en Lelpzig (B) y en Basilea (C) conforme a copias manuscritas suministradas no por Lutero, sino por alguno de sus amigos. La edición de Leipzig tiene una numeración desatinada: divide alguna proposición en dos números o junta dos tesis en una; después de una serie de 26 números, sigue otra, partiendo del número 17 hasta el 87. Las de Nuremberg y Basilea distribuyen las tesis en cuatro series sucesivas: tres de 25 números cada una, y la cuarta de 20; en total, 95 tesis, no muy lógicamente divididas.

Acerquémonos a su lectura. El encabezamiento reza así:

“Por amor y deseo de aclarar la verdad, los siguientes puntos serán sometidos a disputa en Wittenberg, bajo la presidencia del R. P. Martín Lutero, maestro en artes y en teología y de la misma profesor ordinario. Por tanto, ruega a los que no puedan estar presentes para discutir oralmente con nosotros, lo hagan por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén”[53].

Creemos, aunque Honselmann lo ponga en duda, que estas líneas se hallaban en el manuscrito original. El único motivo para dudar sería que ese encabezamiento no aparece en la trascripción fidelísima de las tesis luteranas hecha por Fr. Silvestre Prierias, O.P., en su réplica de 1518. Según el estudio minuciosamente crítico de Honselmann, la trascripción de Prierias se conforma al original primitivo más exactamente que los ejemplares impresos, lo cual no es de maravillar, ya que el polemista dominico tuvo ante los ojos el mismo manuscrito enviado por Lutero al arzobispo de Maguncia y por éste remitido al pontífice romano[54]. Pero se explica muy bien que Prierias, atento a refutar la doctrina, no copiase el preámbulo, porque no hacía al caso. Tampoco podemos conceder al citado crítico que las tesis 92 y 93 faltaban en el original y que fueron añadidas por Lutero cuando éste conoció las Antitesis de Wimpina y Tetzel. Creemos que a ellas aludió Prierias al advertir que omitía algunas cosas sin importancia (posthabitis in fine quibusdam vanis).



Análisis de las tesis

Entrando ya en el contenido de las mismas, advertimos que el teólogo de Wittenberg no tenía concepto claro y preciso de las indulgencias; lo confiesa él mismo en la ya citada carta a C. Scheurl.

La doctrina luterana sobre las indulgencias se presenta confusa, insegura, contradictoria y próxima a la heterodoxia. ¿Por qué? Sencillamente, porque en la mente de Lutero ha surgido un concepto nuevo de la justificación por la fe y de la penitencia cristiana, concepto que parece incompatible con las ideas teológicas tradicionales que el fraile agustino había aprendido en las escuelas o en libros como el Caelifodina, de Fr. Juan de Paltz. Con todo, muchas de sus 95 tesis son perfectamente ortodoxas, o admiten un sentido rectamente católico, y eran defendidas por los mejores teólogos de su tiempo. He aquí algunas:

1. “Nuestro Señor y Maestro Jesucristo, al decir: Haced penitencia, etc., quiso que toda la vida de los fieles fuese penitencia”.

2. “Estas palabras no pueden entenderse de la penitencia sacramental, esto es, de la confesión y satisfacción que se cumplen por el ministerio de los sacerdotes”.

3. “Ni se refieren solamente a la interior, la cual no existe si no produce externamente diversas mortificaciones de la carne”.

7. “A nadie perdona Dios la culpa si humildemente no se somete en todo al sacerdote, vicario de Dios”.

23. “Si a alguien puede darse la remisión de todas las penas, cierto es que se dará solamente a los de mucha perfección; es decir, a poquísimos”.

26. “Muy bien obra el papa cuando concede la remisión a las almas (del purgatorio), no por la potestad de las llaves.... sino a modo de sufragio”.

30. “Nadie está absolutamente cierto (securus) de estar verdaderamente contrito; mucho menos de haber obtenido plenaria remisión”.

41. “Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela a fin de que el pueblo no se engañe, creyendo que son más estimables que las obras de caridad”.

Hay otras tesis que son ambiguas, o equívocas, o que parten de un supuesto falso, y que no pueden admitirse sino con muchas distinciones; las hay también sencillamente erróneas, y algunas resultan chocantes, sarcásticas y paradójicas, que nos hacen dudar de la seriedad del autor.

18 “No se prueba por razones ni por la Escritura que las almas del purgatorio no puedan aún merecer y aumentar la caridad”.

29. “¿Quién sabe si todas las almas del purgatorio quieren ser liberadas?”

82. “¿Por qué el papa no vacía el purgatorio, dada su santísima caridad y la suma necesidad de las almas?”

No pocas de las tesis podrán ser declaradas verdaderas o falsas según se entienda la indulgencia aisladamente, como la mera adquisición material de la bula (así parece entenderla Lutero), o en unión con el arrepentimiento y la confesión de los pecados (como siempre se predicaba). Más de una vez achaca a los predicadores de indulgencias falsas enseñanzas, que aquéllos estaban muy lejos de defender. Una cosa buena late en el fondo de casi todas estas tesis, y es el continuo insistir en la compunción interior más que en la obra puramente externa; sólo que la extremosidad de su temperamento le hace incurrir en exageraciones impropias de un teólogo.

Entre las tesis que más escandalizaron entonces, por ser contrarias a varios documentos pontificios, están aquellas que niegan la realidad del tesoro espiritual de la Iglesia, formado por los méritos de Cristo y las satisfacciones de los santos, o desvirtúan su naturaleza; rechazan la potestad del sumo pontífice para administrar debidamente ese tesoro y pervierten el concepto católico de indulgencia, limitándolo a la remisión de las penas canónicas impuestas por la Iglesia. Léanse las siguientes:

5. “El papa no quiere ni puede remitir otras penas que las que él impuso a su arbitrio o según los cánones”.

20. “Por tanto, lo que el papa entiende por indulgencia plenaria no es la remisión de todas las penas en absoluto, sino tan sólo de las impuestas por él”.

21. “Yerran, pues, los predicadores de indulgencias, según los cuales, por las indulgencias papales, queda el hombre libre y s
_________________
Amar es decir al otro: "Tu no moriras"
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email Visitar sitio web del autor Dirección AIM
El tercer angel
Constante


Registrado: 29 Oct 2005
Mensajes: 541

MensajePublicado: Sab Nov 05, 2005 12:21 am    Asunto: Que valor
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

El Dr Lutero merece el mayor de los respetos pues enfrento un pensamiento aberrante que tiene origen en el concepto de que el hombre puede comprar la salvación y el perdon de los pecados.
Pensamiento ajeno a la doctrina pura de las Sagradas Escrituras.

Le solicito al forista que inicio este tema si es tan amable de exponer con detalle el pensamiento actual de la Iglesia Catolica con respecto a las indulgencias para poder debatir del tema.


Muchas gracias
_________________
Preparate, Cristo vuelve pronto
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Maellus haereticorum
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1775

MensajePublicado: Sab Nov 05, 2005 3:06 am    Asunto:
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Cita:
El Dr Lutero merece el mayor de los respetos pues enfrento un pensamiento aberrante que tiene origen en el concepto de que el hombre puede comprar la salvación y el perdon de los pecados.


Lutero no enfrentó ningún pensamiento aberrante. Luetro, apoyado por los príncipes alemanes, esparció su impía doctrina en contra de la Iglesia de Cristo.

Sus tesis son simplemente producto de la razón humana, por ende, sujetas al error.

Por otra parte El tercer angel, lo que sí es aberrante, es inventar cosas inexistentes: Jamás ha sido doctrina de la Iglesia Católica que la salvación y el p´dón de los pecados se puede comprar.

Antes de caer en esos juicios, es conveniente verificar si es cierto o no. Por eso, ¿podrías citar que documento del Magisterio enseña tal cosa que has escrito?

Cita:
si es tan amable de exponer con detalle el pensamiento actual de la Iglesia Catolica con respecto a las indulgencias para poder debatir del tema.


A diferencia de las comunidades protestantes, la Doctrina de la Iglesia siempre es actual, desde hace 2000 años. Es la misma y no ha cambiado. (Espero no vaya a salir con lo del dogma de la Inmaculada Concepción, diciendo que es "reciente", cuando la la evidencia muestra lo contrario).
_________________
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
El tercer angel
Constante


Registrado: 29 Oct 2005
Mensajes: 541

MensajePublicado: Sab Nov 05, 2005 6:15 pm    Asunto: Doctrinas erradas
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Estimado forista Maellus haereticorum

Espero que no le escape al analisis serio del tema con frases grandilocuentes como " La Doctrina de la iglesia es actual, desde hace 2000 años" cuando usted sabe bien que la doctrina de su iglesia fue cambiando progresivamente. Sino esta negando lo que afirman algunos autores catolicos de una revelacion progresiva.

Voy a tomar inicialmente los comentarios del forista que inicio el tema:
Cito textualmente

“Indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal debida por los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa; remisión que el fiel cristiano, bien dispuesto y en determinadas condiciones, consigue por medio de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, dispensa y aplica autoritativamente el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos”.
Esta definición se completa y aclara en una constitución apostólica de Pablo VI con estas palabras: “Ese tesoro de la Iglesia no se ha de entender a manera de las riquezas materiales, como la suma de los bienes acumulados durante siglos, sino que es el precio infinito e inexhausto que tienen ante Dios las expiaciones y los méritos de Cristo, que nuestro Señor ofrece para que toda la humanidad sea libre del pecado y llegue a la comunión con el Padre; es el mismo Cristo Redentor con las satisfacciones y los méritos de su redención. Agrégase a este tesoro el precio verdaderamente inmenso e inconmensurable y siempre nuevo que tienen ante Dios las oraciones y buenas obras de la bienaventurada Virgen María y de todos los santos, los cuales, siguiendo las huellas de Cristo y con su gracia, se santificaron e hicieron obra agradable al Padre, de modo que, trabajando en su propia salvación, contribuyeron también a la salvación de sus hermanos en la unidad del Cuerpo místico”.



Este pensamiento es contrario a lo enseñado por las Sagradas Escrituras
no habiendo citas biblicas que lo avalen. Cuales son los errores teologicos:

1) " Indulgencia es la remision ante Dios de la pena temporal debida por los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa"

Si los pecados ya fueron perdonados por Dios no existe mas culpa ni pena por los mismos. No existe un segundo paso tal como las indulgencias.

2) "Remisión que el fiel cristiano, bien dispuesto y en determinadas condiciones, consigue por medio de la Iglesia"

No existe ningun texto biblico ni enseñanza de Cristo que diga que la iglesia tenga el poder de remision de pecados.

3) "Agrégase a este tesoro el precio verdaderamente inmenso e inconmensurable y siempre nuevo que tienen ante Dios las oraciones y buenas obras de la bienaventurada Virgen María y de todos los santos"

No existe ningun texto biblico ni enseñanza de Cristo que enseñe acerca de un papel coredentor de la virgen María y de los santos.

4) " se santificaron e hicieron obra agradable al Padre, de modo que, trabajando en su propia salvación, contribuyeron también a la salvación de sus hermanos"

La santificacion la realiza Dios en el hombre. El termino trabajando en la propia salvacion habla de una salvacion por obras, que no es biblico.


El plan de salvacion enseñado en las Sagradas Escrituras habla de:

Arrepentimiento
Confesion de los pecados a Dios.
Perdon y Salvacion en Cristo Jesús.
No queda culpa por el pecado.
Dios olvida los pecados confesados, los pone tras de si, los borra de los registros del cielo.
Nuestro nombre es inscripto en el libro de la vida al aceptar a Jesús como Salvador y Señor.
Somos transformados en nuevas criaturas y santificados por la verdad.

textos biblicos

" El volvera a tener misericordia de nosotros; sepultara nuestras iniquidades y echara en lo profundo del mar todos nuestros pecados"
Miqueas 7:19

"He aqui gran amargura me sobrevino en la paz, pero a ti te agrado librar mi vida del hoyo de corrupcion, porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados" Isaias 38:17

"De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él crean recibiran perdon de pecados por su nombre" Hechos 1:43

" Pedro les dijo: Arrepentios y bauticese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdon de los pecados y recibireis el don del Espíritu Santo" Hechos 2:38

" Si confesamos nuestros pecados, el es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad" San Juan 1:9

" Mas ahora que habeis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, teneis por vuestro fruto la santificacion y como fin, la vida eterna"
Romanos 6:22

No existe lugar para las indulgencias en el plan de Dios.

Les dejo una pregunta a los amigos foristas

¿ Que concepto tienen de lo que significa la " gracia" ?


Un saludo y bendiciones al amigo Maellus haereticorum y CarlosR26†
esperando sus comentarios
_________________
Preparate, Cristo vuelve pronto
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
vonkleist
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 1024
Ubicación: México

MensajePublicado: Sab Nov 05, 2005 7:04 pm    Asunto: Re: Doctrinas erradas
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

El tercer angel escribió:
2) "Remisión que el fiel cristiano, bien dispuesto y en determinadas condiciones, consigue por medio de la Iglesia"

No existe ningun texto biblico ni enseñanza de Cristo que diga que la iglesia tenga el poder de remision de pecados.


Cosa curiosa.

¿A qué se referiría Jesus con esto, entonces?

Juan 20,23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.

Es curioso que la Sola Scriptura afirme aquello y no vea esto.
_________________
vonkleist
Filipenses 2, 6-11
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email Yahoo Messenger
vonkleist
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 1024
Ubicación: México

MensajePublicado: Sab Nov 05, 2005 7:06 pm    Asunto: Re: Doctrinas erradas
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

El tercer angel escribió:
Les dejo una pregunta a los amigos foristas

¿ Que concepto tienen de lo que significa la " gracia" ?


El concepto de Gracia es:
Cita:
1996 Nuestra justificación es obra de la gracia de Dios. La gracia es el favor, el auxilio gratuito que Dios nos da para responder a su llamada: llegar a ser hijos de Dios (cf Jn 1, 12-1Cool, hijos adoptivos (cf Rm 8, 14-17), partícipes de la naturaleza divina (cf 2 P 1, 3-4), de la vida eterna (cf Jn 17, 3).

1997 La gracia es una participación en la vida de Dios. Nos introduce en la intimidad de la vida trinitaria: por el Bautismo el cristiano participa de la gracia de Cristo, Cabeza de su Cuerpo. Como ‘hijo adoptivo’ puede ahora llamar ‘Padre’ a Dios, en unión con el Hijo único. Recibe la vida del Espíritu que le infunde la caridad y que forma la Iglesia.

Servido.
_________________
vonkleist
Filipenses 2, 6-11
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email Yahoo Messenger
vonkleist
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 1024
Ubicación: México

MensajePublicado: Sab Nov 05, 2005 7:07 pm    Asunto: Re: Doctrinas erradas
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

vonkleist escribió:
El tercer angel escribió:
Les dejo una pregunta a los amigos foristas

¿ Que concepto tienen de lo que significa la " gracia" ?


El concepto de Gracia es:
Cita:
1996 Nuestra justificación es obra de la gracia de Dios. La gracia es el favor, el auxilio gratuito que Dios nos da para responder a su llamada: llegar a ser hijos de Dios (cf Jn 1, 12-1Cool, hijos adoptivos (cf Rm 8, 14-17), partícipes de la naturaleza divina (cf 2 P 1, 3-4), de la vida eterna (cf Jn 17, 3).

1997 La gracia es una participación en la vida de Dios. Nos introduce en la intimidad de la vida trinitaria: por el Bautismo el cristiano participa de la gracia de Cristo, Cabeza de su Cuerpo. Como ‘hijo adoptivo’ puede ahora llamar ‘Padre’ a Dios, en unión con el Hijo único. Recibe la vida del Espíritu que le infunde la caridad y que forma la Iglesia.

Servido.


Para mas amplitud, querido amigo, favor de leer:
http://www.vatican.va/archive/ESL0022/__P6Z.HTM
_________________
vonkleist
Filipenses 2, 6-11
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email Yahoo Messenger
Maellus haereticorum
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1775

MensajePublicado: Sab Nov 05, 2005 7:22 pm    Asunto:
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Cita:
Espero que no le escape al analisis serio del tema con frases grandilocuentes como " La Doctrina de la iglesia es actual, desde hace 2000 años"


No es una frase grandilocuente. Es la realidad.

Cita:
cuando usted sabe bien que la doctrina de su iglesia fue cambiando progresivamente.


Ambos sabemos que eso no es cierto.

Cita:
Sino esta negando lo que afirman algunos autores catolicos de una revelacion progresiva.


¿Desde cuando "revelación progresiva" y "doctrina cambiante" son sinónimos?

¿"Cambio" y "progresivo" es lo mismo?


Cita:
1) " Indulgencia es la remision ante Dios de la pena temporal debida por los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa".

Si los pecados ya fueron perdonados por Dios no existe mas culpa ni pena por los mismos. No existe un segundo paso tal como las indulgencias



Muy bien Tercer ángel. Si lo que vos decís es cierto, ¿Cómo explicás lo siguiente?

2 Samuel 12, 13-14 "Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Yahvé. Y Natán dijo a David: También Yahvé ha remitido tu pecado; no morirás. Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá" .

Si como has dicho "los pecados ya fueron perdonados por Dios no existe ... ni pena por los mismos", ¿por que entonces, después de ser perdona por Dios, David tuvo que sufrir una pena como consecuencia de su pecado?

Números 14, 13-23 "Moisés respondió a Yahveh: ‘... Si haces perecer a este pueblo como un solo hombre, dirán los pueblos que han oído hablar de ti: Yahveh, como no ha podido introducir a ese pueblo en la tierra que les había prometido con juramento, los ha matado en el desierto...’ Dijo Yahveh: ‘Le perdono, según tus palabras. Pero, vivo yo ... que ninguno de los que ... no han escuchado mi voz, verá la tierra que prometí con juramento a sus padres.’"

Si tu postura es cierta, y después del perdón de Dios no queda ya pena, ¿por que esa generación de israelitas no pudo entra a la Tierra Prometida?


Cita:
2) "Remisión que el fiel cristiano, bien dispuesto y en determinadas condiciones, consigue por medio de la Iglesia"

No existe ningun texto biblico ni enseñanza de Cristo que diga que la iglesia tenga el poder de remision de pecados.


¿Es eso cierto?....Pero las Escrituras dicen lo contrario:

Juan 20, 21-23 "Como el padre me envió, también yo os envío... Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos" .

Mateo 18, 18 "Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo"

Cita:
3) "Agrégase a este tesoro el precio verdaderamente inmenso e inconmensurable y siempre nuevo que tienen ante Dios las oraciones y buenas obras de la bienaventurada Virgen María y de todos los santos"

No existe ningun texto biblico ni enseñanza de Cristo que enseñe acerca de un papel coredentor de la virgen María y de los santos.



No es doctrina católica que la Bendita Virgen o los Santos Bienaventurados sean "co-redentores". Por lo tanto, esa afirmación no tiene lógica por que se basa en una doctrina no predicada por el Magisterio.

Cita:
4) " se santificaron e hicieron obra agradable al Padre, de modo que, trabajando en su propia salvación, contribuyeron también a la salvación de sus hermanos"

La santificacion la realiza Dios en el hombre. El termino trabajando en la propia salvacion habla de una salvacion por obras, que no es biblico.


Y sin embargo la misma Biblia se encarga de desmentir lo anterior:

Si la salvación, además de la Fe, no tiene obras, entonces:

Santiago,19-22 - "¿Tú crees que existe un solo Dios? Haces bien; pero también los demonios creen y se estremecen. ¿Por qué no te enteras de una vez, pobre hombre, de que la fe sin obras es estéril? ¿Acaso obtuvo Abraham, nuestro antepasado, la salvación de Dios por sus obras, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿Ves cómo la fe cooperaba con sus obras y por las obras se hizo perfecta su fe?"

Mateo 7,21 - "No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos."

Como se ve, las mismas Escrituras dicen que no solamente la Fe, sino la Fe y las obras obtienen la salvación.

Te recuerdo que la Doctrina Católica es "Fe y Obras", tal y como dice Santiago, no "solo obras", como se malinterpreta.


Cita:
El plan de salvacion enseñado en las Sagradas Escrituras habla de:

Arrepentimiento
Confesion de los pecados a Dios.
Perdon y Salvacion en Cristo Jesús.
No queda culpa por el pecado.
Dios olvida los pecados confesados, los pone tras de si, los borra de los registros del cielo.
Nuestro nombre es inscripto en el libro de la vida al aceptar a Jesús como Salvador y Señor.
Somos transformados en nuevas criaturas y santificados por la verdad.



¡Ahhh! Pero es fácil sacar unos cuantos textos bíblicos, acomodarlos a una vida fácil, y sacr una doctrina.

Por que ese "plan", de recortes bíblicos, tiene omisiones importantes:

El plan de slavación también incluye:

Juan 3, 5 "Respondió Jesús: --De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios"

Parece que salvación también incluye "nacer del agua". Yo no lo veo en tu "plan".

Mat 10, 38 "y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí".

"tomar la cruz", la "paciencia" de sufrir, también es importante para ser "dignos de Cristo", y yo no lo veo tampoco en tu "plan".

Juan 6, 53 Jesús les dijo: --De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.

Para tener vida también es necesario comer la carne y beber la sangre de Jesús, y yo no veo eso en tu "plan".

Parece que tu plan está algo incompleto. No basta con recorte de la Escritura, para hecer un "plan".

Cita:
No existe lugar para las indulgencias en el plan de Dios.


Pues espero que expliqués lo refrente a david que pecó fue perdonado y aún así sufrió una pena temporal por su pecado, y lo del pueblo de Israel, y lo de Moisés, etc., etc.

Cita:
Les dejo una pregunta a los amigos foristas

¿ Que concepto tienen de lo que significa la " gracia" ?


Como sugerencia...sería bueno que abrieras un epígrafe especial para habalr de la "Gracia", ya que este es sobre las "Indulgencias". De esa manera, no habrá confusiones a la hora de responder, ni será confuso leer el tema.






[/quote]
_________________
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
El tercer angel
Constante


Registrado: 29 Oct 2005
Mensajes: 541

MensajePublicado: Dom Nov 06, 2005 6:53 am    Asunto: Respondo parcialmente
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Voy a responder parcialmente algunas de sus afirmaciones ( por que ahora no tengo mucho tiempo).

Por un lado me parece correcto desarrollar el tema de la gracia en un foro aparte pues es un tema largo. Pero tiene relacion con las indulgencias.


Con respecto al texto citado de 2 samuel 12: 13-14
Tu confundes dos cosas diferentes. Perdon y consecuencias no es lo mismo.

Dios perdona los pecados y los olvida. Nos limpia del pecado. Pero muchas veces sufrimos las consecuencias del mismo aun perdonados.
Te pongo un ejemplo. Si tu pecas dañando el templo del Espiritu Santo, tu cuerpo,por ejemplo siendo alcoholico y un dia te arrepientes, Dios te perdona el pecado, pero las enfermedades que se desarrollaron como consecuencia de violar las leyes naturales persisten.

Ahora ¿ Que tiene que ver esto con las indulgencias?
No he visto textos biblicos que la avalen como parte de la remision de la culpa que tu dices.


Retomo el plan de salvacion:

Tu agregas el hecho de nacer del agua ( supongo que te refieres al bautismo) como parte del plan de salvacion.
No voy a entrar en el tema del bautismo de infantes por que eso es para analizarlo aparte.
Si seguimos tu criterio el ladron que estaba en la cruz y que se arrepintio y a quien Jesús le prometio estar en su reino no fue bautizado en agua
¿Por eso esta perdido?
El bautismo es el reconocimiento publico del pecado y el simbolo de nacer a una nueva vida en Cristo.



Con respecto a tomar la cruz de Cristo significa seguir sus pasos y no el automartirio.

Con respecto al hecho de comér la carne del Hijo del hombre y bebér su sangre, por supuesto se esta refiriendo a algo simbolico, para lo cual deberiamos analizar dos capitulos de San Juan.

Con respecto al poder de la iglesia de remitir pecados los textos que utilizan hablan de la actitud de los hijos de Dios y los dirigentes ante los caidos, del espiritu de perdon y reconciliacion de los arrepentidos. Pero el perdon y la purificacion del alma viene de Dios.


Por ultimo, las obras son importantes pero no tienen poder para redimir al hombre. Este tema lo analizare en mi proxima intervencion.

Ultima pregunta ¿ Donde figura en la Biblia la doctrina de las indulgencias?
_________________
Preparate, Cristo vuelve pronto
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
catholicus
Asiduo


Registrado: 01 Nov 2005
Mensajes: 181

MensajePublicado: Dom Nov 06, 2005 9:09 am    Asunto:
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Ultima pregunta ¿ Donde figura en la Biblia la doctrina de las indulgencias?


La Biblia dice que la Iglesia tiene autoridad para atar y desatar, para perdonar pecados o no perdonarlos. La Biblia también enseña (formaba parte de la predicación paulina) que hay que hacer OBRAS DIGNAS DE ARREPENTIMIENTO.
Pues hale, ya están los pilares básicos de la doctrina de las indulgencias.
Que usted no lo vea ya no es culpa nuestra
_________________
Christianus mihi nomen est; catholicus vero cognomen
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Maellus haereticorum
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1775

MensajePublicado: Dom Nov 06, 2005 1:59 pm    Asunto:
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Cita:
Con respecto al texto citado de 2 samuel 12: 13-14
Tu confundes dos cosas diferentes. Perdon y consecuencias no es lo mismo.

Dios perdona los pecados y los olvida. Nos limpia del pecado. Pero muchas veces sufrimos las consecuencias del mismo aun perdonados.


No ángel, no me confundo. Al contrario, tus palabras, en cierta forma, evocan la doctrina católica de las indulgencias.

La Doctrina católica dice que todo pecado tiene una consecuencia. Dios pedona la culpa, pero la consecuencia persiste. ¿ves como vos mismo estás de acuerdo con la Doctrina católica?

Ahora bien, ¿Dónde cuadran las indulgencias ahí? Pues por el Poder que Cristo dió a sus apóstoles de atar y desatar, tanto en el cielo como en la tierra, ellos pueden desatar esas consecuencias espìrituales en los hombres.

Cita:
Te pongo un ejemplo. Si tu pecas dañando el templo del Espiritu Santo, tu cuerpo,por ejemplo siendo alcoholico y un dia te arrepientes, Dios te perdona el pecado, pero las enfermedades que se desarrollaron como consecuencia de violar las leyes naturales persisten.



Amigo, las consecuencias del pecado no tienen que ver directamente como lo has planetado.

David pecó de homicidio y adulterio, y la consecuencia fue la muerte de su hijo, el cual era inocente de esos pecado.

Moisés pecó de incredulidad, y su consecuencia fue no poder entrar a la Tierra Prometida.

Como ves, la Biblia habla de ese tipo de consecuencias en los pecados, no de tu ejemplo, que es muy humano.

Cita:
No he visto textos biblicos que la avalen como parte de la remision de la culpa que tu dices


Los textos están ahí. Pero tu prejuicio te impide verlos con claridad.

Cita:
Si seguimos tu criterio el ladron que estaba en la cruz y que se arrepintio y a quien Jesús le prometio estar en su reino no fue bautizado en agua


La Doctrina Católica explica ese hecho, pero este no es el tema tratado aquí.

Cita:
El bautismo es el reconocimiento publico del pecado y el simbolo de nacer a una nueva vida en Cristo.


¿En qué parte de la Biblia aparece que el bautismo es un reconocimiento público del pecado y que es un símbolo?

Sin mentirte, he preguntado eso a muchos protestantes, ya que no sos el priemro que lo escrbe, pero ninuno ha sido capaz de citarme donde la Biblia dice eso. Espero vos lo hagás y el misterio desaparezca.


Cita:
Con respecto a tomar la cruz de Cristo significa seguir sus pasos y no el automartirio.


¿Dónde escribí yo "automartirio"? Yo escribí "paciencia", que es muy diferente.

Te pido no poner en mi boca palabras que yo nunca dije. Una prueba más que estás prejuiciado a la hora de pensar.

Cita:
Con respecto al poder de la iglesia de remitir pecados los textos que utilizan hablan de la actitud de los hijos de Dios y los dirigentes ante los caidos, del espiritu de perdon y reconciliacion de los arrepentidos. Pero el perdon y la purificacion del alma viene de Dios.


¿Podrías decirnos en que parte de la Biblia te basás para esa deducción? ¿Podrías decirnos que palabra en hebreo se usan para "atar" y "desatar"? ¿Podrías ejemplificar bíblicamente tu postura?

Por que lo que yo veo es una libre interpretación de la Biblia.

Cita:
Por ultimo, las obras son importantes pero no tienen poder para redimir al hombre.


No es doctrina católica que las obran redimen al hombre, por lo que no es necesario que tratés el tema.

Es Doctrina Católica que la Fe en Jesucristo, y las obras, trabajan conjuntamente en nuestra justificación.

Ängel, que Dios te bedniga hoy y siempre.
_________________
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
El tercer angel
Constante


Registrado: 29 Oct 2005
Mensajes: 541

MensajePublicado: Jue Nov 10, 2005 1:51 am    Asunto: Avancemos por puntos
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Estimados amigos foristas. Como el tema va ampliando su abanico de desarrollo les parece que veamos punto por punto, sino se diluye.


El tema que creo que estamos tratando es el pecado, el perdon, la culpa, la pena, las consecuencias y las indulgencias ( si les parece que me equivoco escribanlo)

Empecemos con el pecado: Los conceptos de la Biblia que definen pecado son los siguientes:

" Todo aquel que comete pecado infringe tambien la ley; pues el pecado es infraccion de la ley" 1 Juan 3:4

" Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte" 1 Juan 5:17

" y al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado" Santiago 4:17

" Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrian pecado; pero ahora no tienen excusa por el pecado" Juan 15:22

El pecado seria violar la ley de Dios. Desobedecer su voluntad. Practicar la injusticia. Dejar de hacer el bien. Tener conocimiento de la salvación en Cristo Jesús y rechazarla.

No se si la tradicion catolica agrega otros conceptos ( si es asi por favor expresenlos)

Me gustaria saber si hasta aqui estan de acuerdo y avanzamos con el concepto de perdon.


Un saludo afectuoso y bendiciones Very Happy
_________________
Preparate, Cristo vuelve pronto
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Maellus haereticorum
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1775

MensajePublicado: Jue Nov 10, 2005 2:33 am    Asunto:
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Hola Tercer ángel. Un gusto que estés nuevamente aquí.

Código:
El tema que creo que estamos tratando es el pecado, el perdon, la culpa, la pena, las consecuencias y las indulgencias ( si les parece que me equivoco escribanlo)


Pues el tema es ese. Sin embargo, creo que hay que ordenarlo:

El Pecado (ó la culpa) - las consecuencia de éste (las penas) - las indulgencias para eliminar las penas.

El pecado y la culpa se refieren a lo mismo, y al hablar de las penas, nos referimos a las consecuencias espirituales que tiene el pecado.

En otras palabras, las indulgencias perdonan las consecuencias, no la culpa. La culpa ya ha sido perdonada por los méritos que Cristo adquirió en la Cruz.

Cita:
Empecemos con el pecado: Los conceptos de la Biblia que definen pecado son los siguientes:

" Todo aquel que comete pecado infringe tambien la ley; pues el pecado es infraccion de la ley" 1 Juan 3:4

" Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte" 1 Juan 5:17

" y al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado" Santiago 4:17

" Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrian pecado; pero ahora no tienen excusa por el pecado" Juan 15:22

El pecado seria violar la ley de Dios. Desobedecer su voluntad. Practicar la injusticia. Dejar de hacer el bien. Tener conocimiento de la salvación en Cristo Jesús y rechazarla.


El pecado es una desobediencia a Dios y una falta de confianza en su bondad....pero algo muy imprtante: el pecado tiene severas consecuencias o penas:

Después de su pecado, Adán y Eva pierden inmediatamente la gracia de la santidad original (Romanos 3, 23). Tienen miedo de Dios (Génesis 3, 9-10).

Además, el cristiano ha sio rescatado de la muerte eterna por la Sangre de Cristo, y el pecado, ultraja la santidad del alma que sabemos está desposada con Jesús (Jeremías 2, 2; Oseas 2, 21; 2 Corntios 11, 2); el pecado profana aquel mismo templo del Señor, el cual, los que le profanan dice de ellos el Apóstol: Si alguno destruye el santuario de Dios, Dios le destruirá a él; porque el santuario de Dios es sagrado, y vosotros sois ese santuario.(1 Corintios 3, 17).

Son innumerables las consecuencias y penas que el pecado acarrea el hombre, cuya peste casi infinita expresó el santo Rey David en estos términos:

Salmo 38, 4-6: Mis culpas sobrepasan mi cabeza, como un peso harto grave para mí; mis llagas son hedor y putridez, debido a mi locura; encorvado, abatido totalmente, sombrío ando todo el día.

Verdaderamente conocía la intensidad de su herida al confesar que ningunas parte de su cuerpo se veía libre del pestífero pecado; por que le veeno del pecado abarcaba todo su ser. Y las Sagradas Escrituras indican que esta peste está muy extendida, cuando llama a los pecadores cojos (Proverbios 26, 6; Isaías 33, 23), sordos (Jeremías 21, 8 ; Isaías 43, 8 ), mudos (Lucas 14, 13) ciegos (Isaías 59, 10) y balados de todos los miembros.

Pero a parte del dolor que sentía como del crimen de sus pecados, se afligía más David por la ira de Dios, que conocía estaba exitada contra él por su pecado. Por que tienen guerra con Dios los pecadores, por cuyos delitos es ofendido; por eso dice el Apóstol:

Romanos 2, 8-9: "Mas a los rebeldes, indóciles a la verdad y dóciles a la injusticia: cólera e indignación. Tribulación y angustia sobre toda alma humana que obre el mal....

Pues, aunque la acción del pecado haya pasado, con todo, permancen las consecuencias de éste, consecuencias que violan la santidad del alma, como escribí más arriba.
_________________
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Maellus haereticorum
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1775

MensajePublicado: Jue Nov 10, 2005 2:51 am    Asunto:
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

"Maellus haereticorum" escribió

Cita:
Pues el tema es ese. Sin embargo, creo que hay que ordenarlo:

El Pecado (ó la culpa) - las consecuencia de éste (las penas) - las indulgencias para eliminar las penas.

El pecado y la culpa se refieren a lo mismo, y al hablar de las penas, nos referimos a las consecuencias espirituales que tiene el pecado.

En otras palabras, las indulgencias perdonan las consecuencias, no la culpa. La culpa ya ha sido perdonada por los méritos que Cristo adquirió en la Cruz.


"Maellus haereticorum" debió haber escrito

Cita:
Pues el tema es ese. Sin embargo, creo que hay que ordenarlo:

El Pecado (ó la culpa) - las consecuencia de éste (las penas) - el perdón obtenido por los méritos de Cristo - las indulgencias para eliminar las penas o consecuencias.

El pecado y la culpa se refieren a lo mismo, y al hablar de las penas, nos referimos a las consecuencias espirituales que tiene el pecado.

En otras palabras, las indulgencias perdonan las consecuencias, no la culpa. La culpa ya ha sido perdonada por los méritos que Cristo adquirió en la Cruz.


En el primer párrafo omití la frase: "- el perdón obtenido por los méritos de Cristo - ", la cual debe ir en el lugar que ya indiqué.
_________________
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
El tercer angel
Constante


Registrado: 29 Oct 2005
Mensajes: 541

MensajePublicado: Vie Nov 11, 2005 11:40 pm    Asunto: Avanzamos
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Estimado Maellus haereticorum

Avanzamos con el tema. Creo que coincidimos en el concepto de pecado.
(No entraremos en este tema con respecto al origen del mismo)

Con respecto a una frase tuya " El pecado y la culpa son lo mismo" ahi no estamos de acuerdo. No son exactamente lo mismo.
La culpa es el resultado del pecado. El que desobedece la voluntad de Dios se convierte en culpable y transgresor. Sino hay pecado no hay culpa.

Cuales son las consecuencias del pecado:

1) Quita la paz
" No hay paz, dijo mi Dios, para los impios" Isaias 57:21

2) Separa a las personas de Dios:
" pero vuestras iniquidades han hecho division entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oir" Isaias 59:2

3) Causa la muerte eterna
" Porque la paga del pecado es muerte, mas la dadiva de Dios es vida eterna en cristo Jesús Señor nuestro" Romanos 6:23

4) El pecador se pone bajo la servidumbre de Satanás.
" El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto aparecio el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" 1 Juan 3:8

El ser humano es incapaz de limpiarse del pecado:
" Aunque le laves con lejía y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecera aún delante de mí, dijo Jehová el Señor" Jeremias 2:22

La proxima hablamos de los meritos de Cristo, del maravilloso perdon de Dios y de como no existe otro paso ni en el AT y NT.


Un saludo afectuoso Very Happy
_________________
Preparate, Cristo vuelve pronto
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Maellus haereticorum
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1775

MensajePublicado: Sab Nov 12, 2005 2:05 am    Asunto:
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Cita:
Con respecto a una frase tuya " El pecado y la culpa son lo mismo" ahi no estamos de acuerdo. No son exactamente lo mismo.
La culpa es el resultado del pecado. El que desobedece la voluntad de Dios se convierte en culpable y transgresor. Sino hay pecado no hay culpa.


Aunque es muy cierto la definición que has dado de la palabra "culpa", también es muy cierto que "culpa" y "pecado" en muchos casos son sinónimos.

Imagino que vos usás la Versión Reina Valera. Pues esa edición, utiliza la palabra "culpa" en 36 ocasiones. Para ser más exacto, 34 veces la utiliza en el Antiguo Testamento y solo dos veces en el Nuevo.

La Biblia de Jerusalén, versión católica, utiliza esa palabra 123 veces:

118 veces en el Antiguo Testamento y solo 5 en el Nuevo.

Lo importante es lo siguiente:

La palabra en hebreo utilizada es עוון / עון‛ (âvôn). Consulté el Diccionario Brown-Driver-Briggs de definiciones hebreas, y traduce esa palabra así:

"Perversidad, depravación, iniquidad, culpa o castigo de iniquidad".

Entonces, podemos tomar como sinónimos culpa y pecado. Podés ver, por ejemplo:

Génesis 4, 13
Levítico 5, 15

Es cierto que muchos casos se diferencian ambas palabras, pero en otros no.

Pero si es tu deseo, para fines de este epígrafe, podemos diferenciarlas, ya que al hacer eso, en nada afecta la Doctrina Católica sobre las indulgencias.
_________________
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
El tercer angel
Constante


Registrado: 29 Oct 2005
Mensajes: 541

MensajePublicado: Sab Nov 12, 2005 6:46 pm    Asunto: El perdon de los pecados
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Estimado amigo Maellus:

No tengo problema en aceptar que por momentos pueden usarse como sinonimos. Tambien estoy de acuerdo que no afecta el tema principal que queremos tocar.

El punto ahora es el perdon de los pecados y la salvación:

Somos salvos gracias a Jesús:

" quien llevo el mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia"
1 Pedro 2:24

Somos salvos por gracia.

" por cuanto todos pecaron y estan destituidos de la gloria de Dios., siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redencion que es en Cristo Jesús" Romanos 3:24


Que debe hacer el hombre: Arrepentirse y confesar los pecados.

" Al oir esto se compungieron de corazon y dijeron a Pedro y a los otros apostoles: Varones hermanos ¿que haremos?
Pedro les dijo: Arrepentios y bauticese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdon de los pecados; y recibireis el don del Espíritu Santo" Hechos 2:37-38

" Mi pecado te declare y no encubri mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado" Salmos 32:5

Los pasos para obtener el perdon de los pecados:

Reconocimiento de la condición de pecador.
Arrepentimiento sincero.
Aceptación de Jesús como único Salvador.
Confesión de los pecados a Dios.
Conversión.

La proxima vemos la actitud de Dios frente a esta actitud de pedir perdon del hombre.

Espero tus comentarios de lo expuesto.
Una pequeña duda: Que significa Maellus haereticum.


saludos
_________________
Preparate, Cristo vuelve pronto
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Maellus haereticorum
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1775

MensajePublicado: Dom Nov 13, 2005 8:45 pm    Asunto:
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Cita:
El punto ahora es el perdon de los pecados y la salvación:

Somos salvos gracias a Jesús:

" quien llevo el mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia"
1 Pedro 2:24

Somos salvos por gracia.

" por cuanto todos pecaron y estan destituidos de la gloria de Dios., siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redencion que es en Cristo Jesús" Romanos 3:24




Sí Tercer ángel, somos salvos por Gracia. Eso es algo que no discutiré por que es cierto.

Lo que hay que aclarar es que somos salvos, pero no solo por Gracia.

Somos salvos por tener Fe en Jesucristo:

Id por todo el mundo y proclamad la buena Nueva a toda la Creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea se condenará” (Mc. 16, 15-16).

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga la vida eterna" (Jn. 3, 16).

”...y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás” (Jn. 11, 26).

Estas (cosas) han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre” (Jn. 20, 31).

”...justicia de Dios por la fe en Jesucristo” (Rom. 3, 22).

Porque si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo” (Rom. 10, 9).

”...a fin de que la Promesa fuera otorgada a los creyentes mediante la fe en Jesucristo” (Gál. 3, 22).

”...la justicia que viene de Dios apoyada en la fe” (Fil. 3, 9).

Aquí no quiero que pensés que “he confundido” Gracia y Fe, por que ambas cosas son diferentes.

Pero no solo Fe es necesaria para la salvación, también son necesarias las buenas obras, obras que están bajo de Gracia:

Romanos 2, 13: “No son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los que cumplen la ley, ésos serán justificados

Romanos 2: 6-8 “… del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: a los que por la perseverancia en hacer el bien buscan gloria, honor e inmortalidad: vida eterna; pero a los que son ambiciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia: ira e indignación”.

Santiago 2, 14-17 "Hermanos, ¿qué provecho saca uno cuando dice que tiene fe, pero no la demuestra con su manera de actuar? ¿Acaso lo puede salvar su fe?" "Si a un hermano o hermana les falta ropa y el pan de cada día," "y uno de ustedes les dice: "Que les vaya bien; no sientan frío ni hambre", sin darles lo que necesitan, ¿de qué les sirve?" "Así pasa con la fe si no se demuestra por la manera de actuar: está completamente muerta."



Cita:
Que debe hacer el hombre: Arrepentirse y confesar los pecados.

" Al oir esto se compungieron de corazon y dijeron a Pedro y a los otros apostoles: Varones hermanos ¿que haremos?
Pedro les dijo: Arrepentios y bauticese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdon de los pecados; y recibireis el don del Espíritu Santo" Hechos 2:37-38


En ese texto se lee que el bautismo perdona los pecados: Hay que bautizarse para el perdón de los pecado, ¿Creés eso?

Cita:
Los pasos para obtener el perdon de los pecados:

Reconocimiento de la condición de pecador.
Arrepentimiento sincero.
Aceptación de Jesús como único Salvador.
Confesión de los pecados a Dios.
Conversión.

La proxima vemos la actitud de Dios frente a esta actitud de pedir perdon del hombre


¿Y el bautismo, que en los Hechos en dos ocasiones dic3e que limpia los pecados?

¿Y la Unción con aceite que en Santiago dice que perdona los pecados?

Parece que tu “manual de perdón de pecados” está muy incompleto….

Y una cosa más…¿Qué tiene que ver eso con las Indulgencias?
_________________
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
El tercer angel
Constante


Registrado: 29 Oct 2005
Mensajes: 541

MensajePublicado: Sab Nov 19, 2005 3:23 am    Asunto: Aclaraciones
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Un gusto conversar contigo, estimado Maellus haereticum

Antes de avanzar tratare de contestar algunas de tus preguntas y comentar alguna de tus afirmaciones.

Con respecto al bautismo, implicitamente esta incluido en los pasos que mencione. Cuando hablo de aceptar a Jesús como Señor y Salvador alli entra el bautismo, que es un paso que como tu bien citas menciona la escritura en Hechos y en los evangelios. El que lo haya omitido no quiere decir que no lo incluye, sino que pense que quedaba entendido.

Con respecto a tu mencion de la uncion de aceite citada en santiago ( supongo que te refieres a santiago 4:14-15) con respecto a la uncion de enfermos creo que tu interpretacion no es la correcta. Lo que le da el perdon es la oracion de fe, no la uncion con aceite en si.


Ahora tu mencionas un tema interesante en relacion a la salvacion, partiendo de la gracia que yo te mencione:

Gracia ---- Fe ---- Obras

Cual es el papel de cada uno en la salvación

La gracia es el ofreciemiento gratuito de la salvacion que nos acerca Dios.

La fe del hombre toma esa promesa y la acepta.

Las obras son la demostracion de esa fe viva y poderosa. Pero en si mismas no salvan.


Ahora te falta una cosa en tu mencion y te lo dejo como pregunta:

¿ Que cosa hace que no sea salvo, aunque tenga fe y obras?


Que tiene que ver esto con las indulgencias. TODO
Este es el marco que nos diferencia para entender los conceptos diferentes con relacion a la pena, las consecuencias y como las indulgencias no figuran en el plan de salvacion de Dios.



Un saludo fraternal
_________________
Preparate, Cristo vuelve pronto
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Maellus haereticorum
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1775

MensajePublicado: Dom Nov 20, 2005 8:22 am    Asunto:
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Hola Tercer ángel, que Dios te acompañe.

para responder, usaré la versión de la Biblia Reina Valera de 1995.

Cita:
Con respecto a tu mencion de la uncion de aceite citada en santiago ( supongo que te refieres a santiago 4:14-15) con respecto a la uncion de enfermos creo que tu interpretacion no es la correcta. Lo que le da el perdon es la oracion de fe, no la uncion con aceite en si.


Santiago 5, 14-15 "¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia para que oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados"

En le texto se ven dos elementos escenciales: la oración y la Unción, que forman una unidad. Por lo tanto, no se puede obviar la Unción, ya que si no tuviera ningún efecto, Santiago no la habría escrito y se hubiera limitado a mencionar solo la oración.

Cita:
Las obras son la demostracion de esa fe viva y poderosa. Pero en si mismas no salvan.



Claro Tercer ángel, las obras en sí mismas no salvan, como has dicho. Las obras salvan desde el momento en que van unidas la la Fe y a la Caridad, ya que los mértios de las obras dependen del mérito de la Pasión de Jesucristo, por virtud del cual, con buenas obras y con la Fe, obtenemos la salvación.

Por medio de las buenas obras se hace patente los méritos de Cristo, por que resulta ser más copiosa la gracia de Jesucristo, por que obramos bien por inspiración de Jesús mismo. Por que Cristo Nuestro Señor está continuamente comunicando su gracia a los que están unidos a Él por la caridad, como la Cabeza a sus miembros o la vid a los sarmientos. Y esta gracia precede, acompaña y sigue siempre a nuestras buenas obras. por eso es que steien méritos, y no en sí mismas.

Por otro lado, las Escrituras enseñan que las obras sí salvan:

Santiago 2,14-17 - "¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo la fe? ... así también la fe: si no tienes obras, está completamente muerta."

Mateo 7,19 - "Todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa al fuego.

Mateo 7,21 - "No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos."

Mateo 19,16-21 - (Cuando un hombre joven y rico preguntó a Jesús qué tenía que hacer para ganar la vida eterna y Jesús le dijo que obedecer los Mandamientos.)

Mateo 25,31-46 - (En la parábola de las ovejas y los cabritos, Jesús afirma que seremos juzgados por lo que hagamos o dejemos de hacer por los demás.)

Filipenses 2,12 - "... esfuércense con santo temor en lograr su salvación."


Cita:
Ahora te falta una cosa en tu mencion y te lo dejo como pregunta:

¿ Que cosa hace que no sea salvo, aunque tenga fe y obras?



Ezequiel 18, 26 "Apartándose el justo de su justicia y cometiendo iniquidad, él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá".


Cita:
Este es el marco que nos diferencia para entender los conceptos diferentes con relacion a la pena, las consecuencias y como las indulgencias no figuran en el plan de salvacion de Dios.


Las indulgencias no son para salvar a nadie. Las indulgencias no salvan. Son para disminuir o anular las consecuencias de los pecados ya perdonados. Lo cual es completamente bíblico.
_________________
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
El tercer angel
Constante


Registrado: 29 Oct 2005
Mensajes: 541

MensajePublicado: Sab Nov 26, 2005 5:25 am    Asunto: seguimos
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Un saludo Maellus

Cito tus palabras

"Las indulgencias no son para salvar a nadie. Las indulgencias no salvan. Son para disminuir o anular las consecuencias de los pecados ya perdonados. Lo cual es completamente bíblico."

Aca esta el punto.

¿Despues del perdon que?

Estoy de acuerdo que el pecado tiene consecuencias.
Esas consecuencias lo afectan a uno o nuestros allegados, o a nuestras cosas.

Ejemplo.

Un hombre asesina a otro. Se arrepiente y Dios le perdona. Pero va preso por su delito.

Hay pecado: si, el asesinato.
Hay perdon: si, porque hay confesion y arrepentimiento.
Hay consecuencia: si, va preso por su delito.

Que puede hacer por eso. Nada. salvo que le declaren un indulto ( indulgencia?) que le da quien tiene autoridad.

¿ Quien tiene la autoridad? El que lo condeno.
¿ Quien puede quitar las consecuencias? Solo Dios, si es su voluntad.
¿ Hay manera de modificar las consecuencias fuera de esta vida? No hay citas biblicas ( El libro de Macabeos no es referencia para mi, lo sabes)

Te pido que analisis el caso que te presente de acuerdo con la doctrina de las indulgencias.

bendiciones
_________________
Preparate, Cristo vuelve pronto
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Maellus haereticorum
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1775

MensajePublicado: Sab Nov 26, 2005 6:03 am    Asunto:
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Cita:
No hay citas biblicas ( El libro de Macabeos no es referencia para mi, lo sabes)


Tranquilo Tercer ángel...el Libro de Macabeos no habla sobre las indulgencias...pero otros libros de la Biblia sí...

Cita:
Aca esta el punto.

¿Despues del perdon que?

Estoy de acuerdo que el pecado tiene consecuencias.
Esas consecuencias lo afectan a uno o nuestros allegados, o a nuestras cosas.

Ejemplo.

Un hombre asesina a otro. Se arrepiente y Dios le perdona. Pero va preso por su delito.

Hay pecado: si, el asesinato.
Hay perdon: si, porque hay confesion y arrepentimiento.
Hay consecuencia: si, va preso por su delito.

Que puede hacer por eso. Nada. salvo que le declaren un indulto ( indulgencia?) que le da quien tiene autoridad.

¿ Quien tiene la autoridad? El que lo condeno.
¿ Quien puede quitar las consecuencias? Solo Dios, si es su voluntad.
¿ Hay manera de modificar las consecuencias fuera de esta vida? No hay citas biblicas


Tecer ángel.

Veo un análisis muy humano del pecado.

Cuando en la Biblia se habla de las consecuencias del pecado, no se refiere a consecuencias humanas, sino a consecuencias espirituales.

La consecuencia de un pecado, no es según los hombres como lo has planteado, es según Dios.

En la misma Biblia hay un ejemplo que se amolda al que nos has puesto: el Rey David pecó de adulterio y asesinato. Confesó su pecado y se arrepintió...pero no fué a la cárcel. La consecuencia de su pecado fue otra: murió su hijo, producto del adulterio.

Como ves, según la misma Biblia, hay una consecuencia al pecado, que no es como vos la has planteado (david no fue a la cárcel por su homicidio). Es lo que nosotros llamamos, pena temporal[/b], la cual es completamente bíblica, como te acabo de demostrar.

Veamos un caso de indulgencias en las Escrituras (y tranquilo...no es Macabeos):

[b]1 Reyes 11, 13-13
"Yahveh dijo a Salomón: ‘Porque de tu parte has hecho esto y no has guardado mi alianza y las leyes que te ordené, voy a arrancar el reino de sobre ti y lo daré a un siervo tuyo. No lo haré sin embargo en vida tuya por causa de David tu padre; lo arrancaré de mano de tu hijo. Tampoco arrancaré todo el reino; daré una tribu a tu hijo, en atención a David, mi siervo, y a causa de Jerusalén que he elegido.’"

Dios disminuyó la pena temporal de dos maneras: difiriendo el retiro del reino hasta los días del hijo de Salomón y dejando una tribu (Benjamín) bajo Judá.

Dios fue claro acerca de por qué hacía esto: no a causa de Salomón, sino "por causa de David tu padre". Si David no hubiera agradado a Dios, y si Dios no le hubiera prometido ciertas cosas en relación con su reino, Dios le hubiera quitado a Salomón el reino entero, y lo hubiera hecho durante la vida de Salomón. Éste es un ejemplo de Dios disminuyendo un castigo en atención a uno de sus santos.

Y eso es una indulgencia: la remisión de la pena temporal, en atención a los méritos de Cristo.

Es más, los judíos también gozan de la indulgenccia, en atención a los méritos de los Profetas y Patriarcas:

Romanos 11, 28-29 "En cuanto al Evangelio, [los judíos] son enemigos para vuestro bien; pero en cuanto a la elección amados en atención a sus padres. Que los dones y la vocación de Dios son irrevocables"

Pues amigo, eso son las indulgencias.

Y lo mejor, es que es completamente bíblico.
_________________
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
El tercer angel
Constante


Registrado: 29 Oct 2005
Mensajes: 541

MensajePublicado: Dom Nov 27, 2005 4:51 am    Asunto: Un lapso
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

estimado amigo maellus

gracias por tu respuesta.
Tu analisis parece casi perfecto pero tiene un error teologico.

Te ruego me esperes ( en este y otros temas) porque ahora no puedo responderte pues seria largo y no dispongo de tiempo en este momento.
En una semana te respondo.

Bendiciones
_________________
Preparate, Cristo vuelve pronto
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
El tercer angel
Constante


Registrado: 29 Oct 2005
Mensajes: 541

MensajePublicado: Dom Dic 04, 2005 5:30 am    Asunto: Definiciones
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Aqui estoy Maellus para responderte

Creo que estamos en el punto de las comparaciones


Coincidencias completas:

Tercer Angel dice que somos salvos por gracia.
Maellus dice que somos salvos por gracia.

Tercer Angel dice que somos salvos por tener fe en Jesús.
Maellus dice que somos salvos por tener fe en Jesús.

Tercer Angel dice que debemos confesar nuestros pecados y arrepentirnos
Maellus dice que debemos confesar nuestros pecados y arrepentirnos

tercer Angel cree que el pecado tiene consecuencias
Maellus cree que el pecado tiene consecuencias


Coincidencias parciales

Tercer angel cree que las obras tienen un papel importante, pero en si mismo no salvan. Son parte del camino a seguir.
Maellus creo que los pone dentro del proceso de salvacion.

Tercer angel cree en el bautismo como paso simbolico del proceso.
Maellus cree en el bautismo como eje del proceso.

Disidencias

La disidencias se encuentran en las consecuencias del pecado y que ocurre con ellas.

analisis:

Tu dices que yo pongo un ejemplo de consecuencias humanas del pecado y hablas de las indulgencias actuando en las consecuencias espirituales.

Ahora tu no citas en los ejemplos biblicos consecuencias espirituales, sino humanas, que ocurren en este mundo.

Caso 1) La muerte del hijo de David fue un ejemplo para la nacion de Israel de que no se debe jugar con el pecado. Fue la consecuencia de la propia sentencia que David le dijo a Natan.

Ahora aqui no se mencionan consecuencias espirituales que trascienden a la muerte de David, sino humanas y que ocurren en esta vida.
Tan grande es el poder perdonador del Señor que David mismo cuando se arrepiente lo dice asi

" Purificame con hisopo, y sere limpio; lavame y sere mas blanco que la nieve" Salmo 51:7

Si tu lees todo el arrepentimiento de David del Salmo 51 en ningun lugar se mencionan conceptos semejantes a indulgencias.

Caso 2) El rey Salomon se aparto del camino de Dios (cito 1 Reyes 11)
y como castigo perderia su reino.
Era una consecuencia humana de la desobediencia, pero no alude en ningun momento a consecuencias espirituales.

Como ves, la mas minima logica explica estos versiculos que no hablan absolutamente nada de las indulgencias.

Por eso del concepto de pena temporal intervenida por la indulgencia no es biblico.

La verdad es esta:

Si tu te arrepientes de los pecados, los confiesas y te entregas a Jesús con fe seras salvo. Siguiendo siempre en el camino que el muestra, lleno de buenas obras y motivado por el amor.

Jesús te perdona los pecados y quedas limpio. No debes hacer mas nada para limpiarte pues lo hecho por el sacrificio del Señor es plenamente suficiente.

Las consecuencias temporales y naturales como resultado de los pecados
se sufren en esta vida. Es el resultado natural de nuestras malas decisiones. Podemos con la ayuda de Dios intervenir en esas consecuencias.

No existen las indulgencias.


Ahora voy a expresar un concepto que desarrollare en mi proxima intervencion:

¿ Existen consecuencias espirituales de sus pecados para los salvados?
Aunque te sorprenda la respuesta es: SI
Pero dichas consecuencias no se pueden modificar.

La proxima desarrollamos este ultimo concepto


Dios te colme de luz
_________________
Preparate, Cristo vuelve pronto
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Maellus haereticorum
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1775

MensajePublicado: Lun Dic 05, 2005 2:28 am    Asunto:
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Un gusto saludarte Tercer ángel.

Paso a comentar tu último aporte:

Cita:
Ahora tu no citas en los ejemplos biblicos consecuencias espirituales, sino humanas, que ocurren en este mundo.


No Tercer ángel. Aquí estás errado. Las consecuencias de esos pecados fueron en el orden espiritual, no solo físico. Lo que ocurre es que las consecuencias ocurrieron en las personas: en el caso del rey David, ocurrió en su hijo, pero no fue una consecuencia humana, ya que fue Dios el que quiso que eso pasara, no un humano. En tu ejemplo, la consecuencia era la cárcel, lo cual sí es humano, ya que en ese caso, el hombre es quien juzga y dictamina. Pero en el caso del rey David, fue Dios quien dictaminó y quien juzgó, por lo tanto el veredicto no era humano, sino divino, por ende, espiritual.

Cita:
Caso 1) La muerte del hijo de David fue un ejemplo para la nacion de Israel de que no se debe jugar con el pecado. Fue la consecuencia de la propia sentencia que David le dijo a Natan. Ahora aqui no se mencionan consecuencias espirituales que trascienden a la muerte de David, sino humanas y que ocurren en esta vida.


Pero mi estimado amigo…queda claro que ese texto prueba que el pecado tiene una consecuencia, y en ese sentido lo cité. Revisá mis aportes al respecto.

Y lo mantengo: El Rey David sufrió una consecuencia por su pecado. ¿No fue espiritual? ¿No has leído todo el dolor que David pasó cuando enfermó su hijo? ¿No es eso espiritual entonces?

Cita:
Tan grande es el poder perdonador del Señor que David mismo cuando se arrepiente lo dice asi

" Purificame con hisopo, y sere limpio; lavame y sere mas blanco que la nieve" Salmo 51:7

Si tu lees todo el arrepentimiento de David del Salmo 51 en ningun lugar se mencionan conceptos semejantes a indulgencias.


En primer lugar, te puse el ejemplo de David, no para probar las indulgencias, sino la consecuencia del pecado, lo cual no se puede negar.

En segundo lugar, ¿Cómo explicás que si Dios perdonó al Rey David, el hijo tuvo que morir? ¿Por qué murió el hijo si no era culpable? ¿Por qué murió ese niño inocente, si Dios ya había perdonada completa y perfectamente a David?

Espero tus respuestas.

Cita:
Caso 2) El rey Salomon se aparto del camino de Dios (cito 1 Reyes 11)
y como castigo perderia su reino.
Era una consecuencia humana de la desobediencia, pero no alude en ningun momento a consecuencias espirituales.


No era consecuencia humana, ya que en la historia, muchos reyes desobedecieron a Dios, y no perdieron por eso sus reinos. Si no, basta que leás el libro de los Reyes y Crónicas y verás cuantos desobedecieron a Dios sin perder el reino.

Pero algo me llama la atención, y es el análisis tan parcial que hacés del hecho citado:

El rey Salomon se aparto del camino de Dios (cito 1 Reyes 11)
y como castigo perderia su reino.


¿Te das cuenta cuánto has omitido?

Pero dejaré que vos solo saqués las conclusiones de los hechos:

1- Es cierto, el Rey Salomón se apartó del camino de Dios…pero, ¿Se arrepintió o no?
2- ¿Fue perdonado por Dios o no lo fue?
3- Has dicho que como castigo perdería el reino, pero….¿Perdió el reino él?
4- ¿Por qué causa, el castigo no fue aplicado a Salomón?
5- ¿Cómo le llamarías a ese hecho? (Al hecho que a pesar de ser merecedor de un castigo, no se le aplicó a él….)

Si respondés lo anterior, verás que las indulgencias son realmente bíblicas.

Así que esperaré las respuestas a las preguntas que te he planteado.

Cita:
Como ves, la mas minima logica explica estos versiculos que no hablan absolutamente nada de las indulgencias.


¿Cómo descubrirás las indulgencias si vos mismo has omitido puntos importantes de ese texto? Pero con las respuestas a las preguntas anteriores las cosas se aclararán.


Cita:
Si tu te arrepientes de los pecados, los confiesas y te entregas a Jesús con fe seras salvo


El tema no es la salvación, son las indulgencias, que es muy diferente a eso.


Cita:
Las consecuencias temporales y naturales como resultado de los pecados
se sufren en esta vida. Es el resultado natural de nuestras malas decisiones. Podemos con la ayuda de Dios intervenir en esas consecuencias.


¿Podés explicarnos como se pueden “intervenir” en esas consecuencias?

¿Te has fijado en el plano tan materialista de tu postura?

¿Nos estás diciendo que el pecado no acarrea consecuencias espirituales? ¿Solo materiales?

Cita:
No existen las indulgencias


Aún no lo has probado, ya que has omitido datos importantes para su comprensión.
_________________
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
El tercer angel
Constante


Registrado: 29 Oct 2005
Mensajes: 541

MensajePublicado: Dom Dic 11, 2005 4:24 am    Asunto: Respuestas
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Hola estimado Maellus

Tomo tus preguntas:



1- Es cierto, el Rey Salomón se apartó del camino de Dios…pero, ¿Se arrepintió o no?
2- ¿Fue perdonado por Dios o no lo fue?
3- Has dicho que como castigo perdería el reino, pero….¿Perdió el reino él?
4- ¿Por qué causa, el castigo no fue aplicado a Salomón?
5- ¿Cómo le llamarías a ese hecho? (Al hecho que a pesar de ser merecedor de un castigo, no se le aplicó a él….)

1) No hay registro biblico del arrepentimiento. Pero si indicios que se arrepintio.
2) Dios perdona al que se arrepiente de todo corazon.
3) Segun 1 Reyes 11:34, no perderia el reino ( por amor a David) sino que en el reinado de su hijo.
4) Por amor a David.
5) Lo llamara desicion de Dios, por su misericordia.

La verdad, no logro comprender lo que me quieres decir.



Tu preguntas como se pueden intervenir en esas consecuencias (las del pecado)

Recuerda que las promesas de Dios son condicionales.

" Mas el impio, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere segun eld erecho y la justicia, de cierto vivira, no morira" Ezequiel 18:21

Viste como el hombre con un cambio de actitud puede cambiar las consecuencias del pecado.


No digo que el pecado no acarrea consecuencias espirituales, sino que esas consecuencias no se pueden modificar posteriormente a la muerte.
Por supuesto que al apartarnos de Dios, nos sumimos en la oscuridad que provocara algun tipo de sufrimiento.Las consecuencias espirituales siempre implica una perdida de una oportunidad que Dios nos da. Cada oportunidad perdida de relacionarnos con Dios, de servirlo, es una perdida eterna. Por mas que alcancemos la salvacion, nunca llegaremos al punto que hubieramos alcanzado si aprovechabamos esa oportunidad.

Tu puedes salvarte siendo el primero en acercarte al Señor, pero tambien puedes salvarte en la hora undecima. En el reino de los cielos todos los que estan son salvos por la gracia, por la fe en Cristo y por una vida de buenas obras por amor. Ahora todos no van a ser iguales. Habra quien este en un plano superior a otros.

Las consecuencias espirituales eternas no se modifican.



bendiciones
_________________
Preparate, Cristo vuelve pronto
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Maellus haereticorum
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 1775

MensajePublicado: Mar Dic 13, 2005 4:00 am    Asunto:
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Hola Tercer ángel:

Que el Señor te colme de bendiciones.


Cita:
No digo que el pecado no acarrea consecuencias espirituales, sino que esas consecuencias no se pueden modificar posteriormente a la muerte....

Las consecuencias espirituales eternas no se modifican


Tercer ángel:

Creo que aquí hay un malentendido sobre las indulgencias.

Según la Doctrina de la Iglesia, las indulgencias no son para modificar las consecuencias espirituales eternas.

Son para remitir las penas temporales de los pecados ya perdonados.

En el caso particuar de Salomón:

Dios yale había pedonado sus pecados, pero había una pena a ese pecado ya perdonado: perdería su reino.

Sin embargo, por los mértios (por amor a) de David, Dios le remitió esa pena: el reino no sería perdido durante su vida.

Eso es una indulgencia: aplicar los méritos de David para remitir una pena a consecuencia del pecado ya perdonado.

En la Iglesia, lo que se aplica son los méritos de Cristo para remitir esas penas.

Y la doctrina de las Indulgencias se puede ejemplificar también con este texto de Pablo:

"En cuanto al Evangelio, [los judíos] son enemigos para vuestro bien; pero en cuanto a la elección amados en atención a sus padres. Que los dones y la vocación de Dios son irrevocables" (Romanos 11, 28-29).

Los judíos, por rechazar a Cristo, acarrean una consecuencia, una pena. Pero por los méitos de sus padres (los profetas y patriarcas del Antiguo Testamento), Dios les ha remitido esa pena, y por eso son "amados".

En el lengujae católico, se les ha aplicado una indulgencia.
_________________
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
El tercer angel
Constante


Registrado: 29 Oct 2005
Mensajes: 541

MensajePublicado: Sab Dic 17, 2005 3:25 am    Asunto: Ejemplos
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Hola estimado Maellus

UN gusto hablar contigo. Muy lindo el cuadro del nacimiento de Cristo.

Te pido algo para que me sea mas claro como funcionan las indulgencias que tu mencionas.

He entendido lo que me quieres expresar de la pena temporal, aunque ya te he explicado que yo lo interpreto como las consecuencias del pecado.

Ahora necesito que me des ejemplos.

Te pongo tres situaciones y tu dime como se aplicarian las indulgencias:

1) Una mujer se realiza un aborto y luego se arrepiente.
2) Un hombre le es infiel a su mujer y luego se arrepiente.
3) Una persona dice falso testimonio contra otro y luego se arrepiente.

Ya estan arrepentidos y confesaron sus pecados. Como actuarian las indulgencias en estos casos. Cuales serian?

Saludos y bendiciones
_________________
Preparate, Cristo vuelve pronto
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
El tercer angel
Constante


Registrado: 29 Oct 2005
Mensajes: 541

MensajePublicado: Sab Dic 24, 2005 7:40 pm    Asunto: Respuestas
Tema: Las Indulgencias para los hermanos indocumentados.
Responder citando

Hola amigo maellus. Espero tus respuestas y te adelanto las mias.

En los tres casos mencionados, Dios perdona y olvida el pecado si hay un arrepentimiento genuino. Esto no quita que queden corazones dañados, distanciamientos, amargura del alma y tristeza por obrar mal.

Pero en Jesús las heridas van cicatrizando.
No hacen falta indulgencias. Hace falta comunión con Jesús.

Bendiciones
_________________
Preparate, Cristo vuelve pronto
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Mostrar mensajes de anteriores:   
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Apologética. Todas las horas son GMT
Página 1 de 1

 
Cambiar a:  
Puede publicar nuevos temas en este foro
No puede responder a temas en este foro
No puede editar sus mensajes en este foro
No puede borrar sus mensajes en este foro
No puede votar en encuestas en este foro


Powered by phpBB © 2001, 2007 phpBB Group
© 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados