Luis Fernando Veterano
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Publicado:
Dom Ago 20, 2006 10:45 pm Asunto:
Los ángeles pueden volar
Tema: Los ángeles pueden volar |
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Los ángeles pueden volar
21.08.06 @ 00:18:30. Archivado en Fe y teología
En la entrevista concedida a la televisión bávara, Benedicto XVI citaba a Chesterton diciendo, a propósito del humor, que los ángeles pueden volar porque se toman a sí mismos a la ligera. Esa capacidad de superar el sentimiento trágico de la vida, sin por ello obviar las tragedias de la existencia, nos permite también a los hombres, como a los ángeles, no permanecer encadenados a los problemas, distanciarnos de ellos; incluso de ese máximo problema que somos, tal vez, cada uno. La fe permite esa saludable “distancia” - jamás la indiferencia - porque, en definitiva, hagamos lo que hagamos, y hemos de hacer todo lo posible, “quien gobierna el mundo es Dios, no nosotros” (cf Benedicto XVI, Deus caritas est, 35).
Pero no es de distancias ni de tragedias de lo que quiero hablar, sino de ángeles. Me da ocasión de hacerlo una carta del arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol Balcells, dedicada a “los ángeles, nuestros amigos”. Pese al Catecismo, que trata de los ángeles, el argumento es hasta tal punto inaudito que, en la clasificación que ordena las cartas pastorales de nuestros obispos, en la página web de la Conferencia Episcopal, el texto de Monseñor Pujol aparece incluido en la categoría de “otros temas de actualidad”. Por arte de la taxonomía informática, los ángeles vuelven al hoy, a atraer y a ocupar nuestra atención en este momento dado.
La verdad es que nuestra teología, y posiblemente nuestra fe, parecía últimamente un poco “desangelada”. La erosión desmitologizadora es más profunda que el desgaste causado por los incendios. Al final, tratándose de ángeles, todo aparentaba ser herencia mítica, no sabemos si sumeria, caldea o babilónica. Pero también es verdad que, si asediamos el “mito”, si sometemos despóticamente a nuestros parámetros lo que, de tener interés, es porque no viene de nosotros, quedarían apenas cenizas de ese bosque frondoso y original que es la Escritura.
Los ángeles existen. Su misterio indica un misterio más profundo, el de Aquel que es creador “de todo lo visible y lo invisible”; de Aquel que, con sonrisa divina, es capaz de desafiar los cuadriculados esquemas de nuestra sabiduría. Yo creo más en los ángeles que en muchos libros. Me inspira más confianza que los sesudos tratadistas la inteligencia viva de los Querubines, el amor ardiente de los Serafines y de los Tronos, el poder de las Dominaciones, las Potestades, las Virtudes y los Principados, la custodia de los Ángeles y las misiones de los Árcángeles. ¿Quién puede, razonablemente, recortar la gloria de Dios, abreviar su mano, menguar su creatividad asombrosa? “Aperta manu clave amoris creaturae prodierunt”, escribía bellamente Tomás de Aquino.
“Abierta su mano con la llave del amor surgieron las criaturas”. De la maravilla hacia esta creación da testimonio Santo Tomás en la primera parte de la Summa. “Fue necesario – nos dice - que se destinasen ángeles para la guarda de los hombres, por los cuales fuesen dirigidos y movidos hacia el bien”, porque “la providencia de Dios está en relación con cada uno de los hombres en particular”. Los ángeles nos recuerdan, entre otras cosas, esa verdad consoladora: que Dios nos conduce, con sabiduría y amor, hacia Sí mismo. Algo de eso sospechaba Chesterton. Y de ahí procede, quizá, el sereno humor del Papa Benedicto.
Guillermo Juan Morado.
Fuente:
http://miarroba.com/foros/ver.php?foroid=3105&temaid=4914902 _________________ Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
G.K. Chesterton |
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