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monik + Moderador

Registrado: 01 Jun 2006 Mensajes: 12456 Ubicación: Perú
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Publicado:
Jue Ene 17, 2008 12:39 pm Asunto:
La corrección fraterna y no juzgar
Tema: La corrección fraterna y no juzgar |
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Hermanos, pongo este tema porque sucede que es tan díficil a veces discernir si debemos pasar por alto los errores ajenos o buscar la forma de ayudar a corregirlos, digo ayudar porque es lo más que podemos hacer pues la decisión de enmendar siempre será personal.
Cita: | La corrección fraterna
Comentario del padre Raniero Cantalamessa –predicador de la Casa Pontificia– al Evangelio del domingo Mateo (18,15-20).
ROMA, viernes, 2 septiembre 2005 (ZENIT.org)..
Mateo (18,15-20)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano. Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo».
La convivencia humana está entretejida de contrastes, conflictos y tuertos recíprocos, debidos al hecho de que somos diferentes por temperamento, puntos de vista, gustos. El Evangelio tiene algo que decirnos también en este aspecto tan común y cotidiano de la vida. Jesús presenta el caso de uno que ha cometido algo que es realmente equivocado en sí mismo: «Si tu hermano llega a pecar...». No se refiere sólo a una culpa cometida contra nosotros. En este último caso es casi imposible distinguir si lo que nos mueve es el celo por la verdad o más bien el amor propio herido. En todo caso, sería más una autodefensa que una corrección fraterna.
¿Por qué dice Jesús: «repréndele a solas»? Ante todo por respeto al buen nombre del hermano, de su dignidad. Dice: «tú con él», para dar la posibilidad a la persona de poderse defender y explicar sus acciones en plena libertad. Muchas veces lo que a un observador externo le parece una culpa, en las intenciones de quien la comete no lo es. Una franca explicación disipa muchos malentendidos. Pero esto no es posible cuando el problema se lleva al conocimiento de todos.
¿Cuál es, según el Evangelio, el motivo último por el que es necesario practicar la corrección fraterna? No es ciertamente el orgullo de mostrar a los demás sus errores para resaltar nuestra superioridad. Ni el de descargarse la conciencia para poder decir: «Te lo había dicho. ¡Ya te lo había advertido! Peor para ti, si no me has hecho caso».
No, el objetivo es ganar al hermano. Es decir, el genuino bien del otro. Para que pueda mejorarse y no encontrarse con desagradables consecuencias. Si se trata de una culpa moral, para que no comprometa su camino espiritual y su salvación eterna. No siempre depende de nosotros el buen resultado de la corrección (a pesar de las mejores disposiciones, el otro puede no aceptarla, hacerse más rígido); por el contrario, depende siempre y exclusivamente de nosotros el buen resultado… a la hora de recibir una corrección. No sólo existe la corrección activa, sino también la pasiva; no sólo existe el deber de corregir, sino también el deber de dejarse corregir. Y aquí es donde se ve si uno es suficientemente maduro para corregir a los demás.
Quien quiere corregir a alguien tiene que estar dispuesto a ser corregido. Cuando ves que una persona recibe una observación y escuchas que responde con sencillez: «Tienes razón, ¡gracias por habérmelo dicho!», te encuentras ante una persona de valor.
La enseñanza de Cristo sobre la corrección fraterna debería leerse siempre junto a lo que dice en otra ocasión: «¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: "Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo" no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? » (Lucas 6, 41-42).
En algunos casos no es fácil comprender si es mejor corregir o dejar pasar, hablar o callar Por este motivo es importante tener en cuenta la regla de oro, válida para todos los casos, que el apóstol Pablo ofrece en la segunda lectura (Romanos 13, 8-10) de este domingo: «Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor... La caridad no hace mal al prójimo». Es necesario asegurarse, ante todo, de que en el corazón se dé la disposición de acogida a la persona. Después, todo lo que se decida, ya sea corregir o callar, estará bien, pues el amor «no hace mal a nadie».
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http://www.fluvium.org/textos/lectura/lectura784.htm
Tal como comenta el P. Cantalamessa el obejtivo debe ser ganar al hermano, pues lo que buscamos es llegar a la casa del Padre y ayudar a que nuestros hermanos también lo logren y también debemos estar dispuestos a aceptar correcciones. Aparte hay que evitar caer en el juzgamiento, construirnos una escala de faltas poniendo las nuestras en la parte inferior y las ajenas en la parte superior. _________________ Mirad que ninguno devuelva a otro mal por mal, sino procurad siempre lo bueno los unos para con los otros, y para con todos.
1 Tesalonicenses 5,15
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Scarlett* Veterano
Registrado: 21 Nov 2007 Mensajes: 1623
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Publicado:
Jue Ene 17, 2008 10:08 pm Asunto:
Re: La corrección fraterna y no juzgar
Tema: La corrección fraterna y no juzgar |
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monik escribió: | Hermanos, pongo este tema porque sucede que es tan díficil a veces discernir si debemos pasar por alto los errores ajenos o buscar la forma de ayudar a corregirlos, digo ayudar porque es lo más que podemos hacer pues la decisión de enmendar siempre será personal.
Cita: | La corrección fraterna
Comentario del padre Raniero Cantalamessa –predicador de la Casa Pontificia– al Evangelio del domingo Mateo (18,15-20).
ROMA, viernes, 2 septiembre 2005 (ZENIT.org)..
Mateo (18,15-20)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano. Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo».
La convivencia humana está entretejida de contrastes, conflictos y tuertos recíprocos, debidos al hecho de que somos diferentes por temperamento, puntos de vista, gustos. El Evangelio tiene algo que decirnos también en este aspecto tan común y cotidiano de la vida. Jesús presenta el caso de uno que ha cometido algo que es realmente equivocado en sí mismo: «Si tu hermano llega a pecar...». No se refiere sólo a una culpa cometida contra nosotros. En este último caso es casi imposible distinguir si lo que nos mueve es el celo por la verdad o más bien el amor propio herido. En todo caso, sería más una autodefensa que una corrección fraterna.
¿Por qué dice Jesús: «repréndele a solas»? Ante todo por respeto al buen nombre del hermano, de su dignidad. Dice: «tú con él», para dar la posibilidad a la persona de poderse defender y explicar sus acciones en plena libertad. Muchas veces lo que a un observador externo le parece una culpa, en las intenciones de quien la comete no lo es. Una franca explicación disipa muchos malentendidos. Pero esto no es posible cuando el problema se lleva al conocimiento de todos.
¿Cuál es, según el Evangelio, el motivo último por el que es necesario practicar la corrección fraterna? No es ciertamente el orgullo de mostrar a los demás sus errores para resaltar nuestra superioridad. Ni el de descargarse la conciencia para poder decir: «Te lo había dicho. ¡Ya te lo había advertido! Peor para ti, si no me has hecho caso».
No, el objetivo es ganar al hermano. Es decir, el genuino bien del otro. Para que pueda mejorarse y no encontrarse con desagradables consecuencias. Si se trata de una culpa moral, para que no comprometa su camino espiritual y su salvación eterna. No siempre depende de nosotros el buen resultado de la corrección (a pesar de las mejores disposiciones, el otro puede no aceptarla, hacerse más rígido); por el contrario, depende siempre y exclusivamente de nosotros el buen resultado… a la hora de recibir una corrección. No sólo existe la corrección activa, sino también la pasiva; no sólo existe el deber de corregir, sino también el deber de dejarse corregir. Y aquí es donde se ve si uno es suficientemente maduro para corregir a los demás.
Quien quiere corregir a alguien tiene que estar dispuesto a ser corregido. Cuando ves que una persona recibe una observación y escuchas que responde con sencillez: «Tienes razón, ¡gracias por habérmelo dicho!», te encuentras ante una persona de valor.
La enseñanza de Cristo sobre la corrección fraterna debería leerse siempre junto a lo que dice en otra ocasión: «¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: "Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo" no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? » (Lucas 6, 41-42).
En algunos casos no es fácil comprender si es mejor corregir o dejar pasar, hablar o callar Por este motivo es importante tener en cuenta la regla de oro, válida para todos los casos, que el apóstol Pablo ofrece en la segunda lectura (Romanos 13, 8-10) de este domingo: «Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor... La caridad no hace mal al prójimo». Es necesario asegurarse, ante todo, de que en el corazón se dé la disposición de acogida a la persona. Después, todo lo que se decida, ya sea corregir o callar, estará bien, pues el amor «no hace mal a nadie».
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http://www.fluvium.org/textos/lectura/lectura784.htm
Tal como comenta el P. Cantalamessa el obejtivo debe ser ganar al hermano, pues lo que buscamos es llegar a la casa del Padre y ayudar a que nuestros hermanos también lo logren y también debemos estar dispuestos a aceptar correcciones. Aparte hay que evitar caer en el juzgamiento, construirnos una escala de faltas poniendo las nuestras en la parte inferior y las ajenas en la parte superior. |
Paz y bien.
Muy buen tema, monik.
Es justamente lo que en éstos momentos estoy pasando con mis familiares.
Debo decir que sin falsa humildad trato de aceptar cuando otros me hacen recomendaciones o me llaman la atención sobre algo que no hago bien, y al mismo tiempo trato de hacer lo mismo con otros, sobre todo con los que tengo cercanos.
Sin embargo, me he dado cuenta que hay algo con lo que no estoy de acuerdo: con la crítica.
Se habla de critica positiva y critica constructiva, etc. etc. Creo que la critica no es buena nunca.
El criticar no es válido, pues no somos quien para juzgar.
Si nos atrevemos a hacer ver en otro algo erróneo debe ser de una manera amorosa, sin criticar.
Dicen que si no tienes nada bueno que decir de alguien, no lo digas.
Es ahi donde hay que tener cuidado. No es igual seguir lo que dicen los Evangelios que criticar a los demás por el hecho de hacerlo. _________________ http://www.retazosypuntadas.blogspot.com Retazos y puntadas
http://www.foros.catholic.net/viewtopic.php?p=805997#805997 El cura de Ars
http://puntadasdesantos.blogspot.comSantoral del dia |
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monik + Moderador

Registrado: 01 Jun 2006 Mensajes: 12456 Ubicación: Perú
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Publicado:
Vie Ene 18, 2008 1:53 pm Asunto:
Tema: La corrección fraterna y no juzgar |
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Siguiendo con el tema
Cita: | La corrección fraterna: "aupar a los demás", ayudarles a subir más alto en su vida cristiana
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Jesucristo, una enseñanza de fraternidad: si tu hermano peca contra ti, ve y corrígele a solas
Jesucristo enseña:
Mateo [15] Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígele a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.
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La corrección fraterna, manifestación de servicio a los demás y de fraternidad cristiana
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La Iglesia recuerda que todos los cristianos tienen el deber de corregir fraternalmente a los que le rodean. Catecismo , 1829
La caridad tiene por frutos el gozo, la paz y la misericordia.
La caridad exige la práctica del bien y la corrección fraterna; es benevolencia; suscita la reciprocidad; es siempre desinteresada y generosa; es amistad y comunión.
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Enseñanzas de los santos sobre la corrección fraterna
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San Ambrosio
"Aprovecha más la corrección amiga que la acusación violenta; aquella inspira compunción y ésta incita la indignación". (Catena Aurea, volumen VI).
"Ni la corrección ha de ser tan rígida que desanime, ni ha de haber connivencia que facilite el pecar" (Catena Aurea, volumen VI, 266).
San Gregorio Magno
"Y ninguno diga: yo no sirvo para amonestar, no soy idóneo para exhortar. Haz lo que puedas, que no se te pida cuenta..." (Homilía 4 sobre los Evangelios).
San Juan Crisostomo
"Conviene examinar en primer lugar con sumo cuidado nuestros defectos, antes de pasar a reprender los defectos de los demás" (Catena Aurea, Vol. I).
San Cirilo
"La reprensión, que hace mejorar a los humildes, suele parecer intolerable a los soberbios" (Catena Aurea, vol. VI)
San Agustín
"Si le dejas estar, peor eres tú; él ha cometido un pecado y con el pecado se ha herido a sí mismo; ¿no te importan las heridas de tu hermano? Le ves perecer o que ha perecido, ¿y te encoges de hombros? Peor eres tú callando que él faltando" (Sermón 82).
"Debemos pues, corregir por amor; no con deseos de hacer daño, sino con la cariñosa intención de lograr su enmienda... ¿Por qué le corriges? ¿Por qué te ha molestado ser ofendido por él? No lo quiera Dios. Si lo haces por amor propio, nada haces" (Sermón 82)
San Josemaría
“no hemos de tener miedo a decir la verdad con la corrección fraterna; porque si nos callamos, por comodidad o por cobardía, con ese silencio estamos cooperando al mal y robando gloria a Dios. Convéncete: cuando haces la corrección fraterna, estás ayudando, con Jesucristo, a llevar la Cruz a tu hermano; una ayuda enteramente sobrenatural, pues la corrección fraterna va precedida, acompañada y seguida por tu oración”. (Enseñanzas de san Josemaría, citadas por J. Echevarría en Memoria del Beato Josemaría)
"¿A mí, quién me va a santificar, el preste Juan de las Indias, con quien no convivo, con quien nunca estaré? Me tienen que santificar las personas que están a mi alrededor, porque he de esforzarme para acomodarme a su modo de ser, y he de procurar servirles, y atenderles, también con la corrección fraterna.
…si no se hace la corrección fraterna, es un índice claro de que no hay preocupación por ser santos. Todos tenemos defectos, y resulta evidente que, cuando no nos ayudamos, con cariño y visión sobrenatural, a corregirlos, vivimos en un diálogo con nuestras faltas y con las de los demás.
…nosotros, los hijos de Dios, trabajamos siempre bajo la mirada de Nuestro Padre, contamos con el cariño de los demás, que nos ayudan, entre otros modos con la corrección fraterna, si algo no va. No lo olvidéis: la corrección fraterna es parte de la mirada de Dios, de su Providencia amorosa. (Enseñanzas de san Josemaría, citadas por J. Echevarría en Memoria del Beato Josemaría)
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De las enseñanzas del Señor y de los santos se deduce que:
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Los cristianos tenemos el deber de hacer corrección fraterna.
La corrección es fruto de la caridad, de la fraternidad, no del juicio crítico. Es el amor de Cristo el que urge, el que invita a ayudar al hermano con esa corrección.
La corrección fraterna nace del deseo de ayudar a todos en su camino hacia el Cielo.
No nace de la irritación por una ofensa que hayamos recibido, ni por amor propio, porque han hecho algo que nos ha molestado.
La corrección fraterna es consecuencia de la mirada cristiana del bautizado, que se sabe co-responsable, corredentor, de la santidad de los demás.
Antes de realizar una corrección conviene pedirle luces al Espíritu de Dios para encontrar el mejor modo de llevarla a cabo.
El que realiza esa corrección debe considerar, con humildad su propia indignidad, reconociéndose pecador en la presencia de Dios y hacer examen sobre sus propias faltas.
Si nos han corregido y nos ha parecido "intolerable" lo que nos han dicho, quizá sea conveniente meditar en las palabras anteriores de San Cirilo: "La reprensión, que hace mejorar a los humildes, suele parecer intolerable a los soberbios" (Catena Aurea, vol. VI) .
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fuente: http://www.conelpapa.com/cursojovenes/servicio/correccion.htm
Como vemos estamos en la obligación de corregir pidiendo siempre al ayuda al Espíritu Santo porque no es fácil, siempre resulta más cómodo no meternos, decir no es mi problema, no quiero ganarme enemigos, en fin podemos encontrar más de un pretexto para cometer un pecado de omisión, y del mismo modo tenemos que estar abiertos para aceptar ser corregidos porque sólo Dios es la sabiduría y nosotros no estamos libres de cometer errores aunque algunas veces sean involuntarios o por ignorancia pero errores al fin de cuentas, tal vez en algún momento nos toque ser corregidos por alguien "inferior" a nosotros pero hay que reconocer que así como nosotros no somos sabelotodo tampoco hay alguien que no tenga nada que enseñar, sin ir muy lejos creo que a más de uno puede habernos sucedido que hemos recibido lecciones de nuestros hijos y no sólo de tecnología poque allí si a no dudarlo nos llevan la delantera sino también en otros aspectos, siempre recuerdo que fue mi última hija la que me enseñó que en lugar de buscar que ellos se pongan en mi lugar debería yo ponerme en el suyo al fin de cuenta yo ya pasé por su edad y por lo tanto será más fácil hacerlo. Bendiciones _________________ Mirad que ninguno devuelva a otro mal por mal, sino procurad siempre lo bueno los unos para con los otros, y para con todos.
1 Tesalonicenses 5,15
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monik + Moderador

Registrado: 01 Jun 2006 Mensajes: 12456 Ubicación: Perú
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Publicado:
Vie Ene 25, 2008 2:51 pm Asunto:
Tema: La corrección fraterna y no juzgar |
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Cita: | VIDA-> ¿Dijo Jesús que no hay que juzgar a nadie?
Sinopsis: Los modernos fariseos no solamente quieren hacer lo que les da la gana escudándose en su conciencia, sino que además esgrimen como arma, ante cualquier reclamo, el mandato de Jesús de no juzgar a los demás, como si el texto bíblico significara "no importa lo que yo haga, no puedes decir nada sobre mí". Pero la Biblia dice algo distinto.
Dijo Jesús:
"No juzguen a los demás y no serán juzgados ustedes" (Mt 7, 1)
Esta cita se escucha hoy por todas partes, y con ella los modernos fariseos dan por terminado cualquier reclamo de los cristianos. La perícopa completa de esas palabras de Jesús es esta:
"No juzguen a los demás y no serán juzgados ustedes. Porque de la misma manera que ustedes juzguen, así serán juzgados, y la misma medida que ustedes usen para los demás, será usada para ustedes. ¿Qué pasa? Ves la pelusa en el ojo de tu hermano, ¿y no te das cuenta del tronco que hay en el tuyo? ¿Y dices a tu hermano: Déjame sacarte esa pelusa del ojo, teniendo tú un tronco en el tuyo? Hipócrita, saca primero el tronco que tienes en tu ojo y así verás mejor para sacar la pelusa del ojo de tu hermano." (Mt 7, 1-5)
Leyendo el texto con cuidado y sin los prejuicios a que nos tienen acostumbrados los enemigos del cristianismo, es fácil ver que todo radica en que debemos juzgar tal como esperemos que nos juzguen a nosotros, lo cual no significa no juzgar sino hacerlo con toda la conciencia de lo que ello significa, puesto que hay casos en los cuales es nuestro deber hacerlo.San Pablo precisamente advierte:
"Busquen lo que agrada al Señor. No tomen parte en las obras de las tinieblas, donde no hay nada que cosechar; al contrario, denúncienlas" (Efesios 5, 10-11)
¿Eso no es mandato de juzgamiento? ¿No se nos está pidiendo discernir lo malo y denunciarlo, lo que supone un juicio? En la misma tónica, Dios advierte a Ezequiel::
"Si le digo al malvado: ¡Vas a morir! y si tú no se lo adviertes, si no hablas de tal manera que ese malvado deje su mala conducta y así salve su vida, ese malvado morirá debido a su falta, pero a ti te pediré cuenta de su sangre. En cambio, si se lo adviertes al malvado y él no quiera renunciar a su maldad y a su mala conducta, morirá debido a su falta, pero tú habrás salvado tu vida." (Ez 3, 18-19)
Y qué decir del propio Jesús, quien no duda en llamar hipócritas a los fariseos (Mt 22, 15-22) e incluso les dedica todo un discurso donde los juzga con dureza (Mt 23, 13-39). Nuestro Señor mismo celebra el buen juzgamiento que hacen las personas de otros, tal como ocurre en el versículo 43 del capítulo 7 de Lucas, cuando le dice al fariseo Simón “Has juzgado bien” (emplea el mismo término en griego de Mt 7, 1).
¿Acaso hay contradicción entre Mt 7, 1-5, con paralelo en Lc 6, 37, con las otras citas? No. La materia de Mt 7, 1-5 y Lc 6, 37 es diferente a la de las otras, aunque lo cierto es que son complementarias. Los versos 1 a 11 de Mateo, el marco del mandato de no juzgar, son indicaciones para el comportamiento en comunidad como hijos de Dios, y no tienen que ver con dejar de denunciar el mal de los otros, cosa que no duda Jesús en hacer, sino con el hecho de NO JUZGAR apresurada e injustamente, al estilo de los fariseos, pues en el comportamiento de los cristianos debe existir comprensión de los demás, la cual es uno de los frutos del Espíritu de que nos habla San Pablo en la Carta a los Gálatas:
"En cambio, el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo.." (Ga 5, 22-23)
Ese es el termómetro de la vida cristiana, ¿en tu vida hay "alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo"? El propio Jesús es explícito a la hora de enseñarnos cómo corregir a otros:
"Si tu hermano ha pecado, vete a hablar con él a solas para reprochárselo. Si te escucha, has ganado a tu hermano" (Mt 18, 15)
¿Recuerda, amigo lector, eso de tratar a los demás como queremos que nos tratan? Ese es otro de los puntos.
¿Y si el hermano no escucha, aunque llames a otros hermanos como testigos de lo que hace mal, como dice Jesús en Mt 18, 16? La respuesta la da Jesús en la conclusión de la perícopa:
"Si se niega a escucharlos, informa a la asamblea. Si tampoco escucha a la iglesia, considéralo como un pagano o un publicano." (Mt 18, 17)
El mensaje es: no seas un criticón hipócrita, corrije en cambio con amor fraterno; si no te escuchan, esa persona puede ser considerada como un pagano. He utilizado intencionalmente el término "criticón" en su acepción de diccionario: "Que todo lo censura y moteja, sin perdonar ni aun las más ligeras faltas" (Diccionario de la Real Academia Española), porque el término del original griego para "juzgar" en Mateo 7, 1 es justamente el origen de nuestra pañabra "crítica".
Entonces, eso de que no se le puede decir a nadie que se está portando mal, es una equivocación mayúscula. No hay que dejar de denunciar el mal de quienes promueven el aborto o el ejercicio de la homosexualidad, por ejemplo. Sí, en cambio, hay que tener cuidado en hacerlo no como superior al hermano, sino como seguidor de Cristo que quiere lo mejor para el otro y que es conciente de sus limitaciones y trata de mejorarlas para la Gloria de Dios, como mostrando los frutos de una sincera conversión (Mt 3, 8).Quienes se escudan en Mt 7, 1 para no aceptar críticas justas son verdaderos fariseos. Citan lo que les conviene, lo interpretan como les da la gana y no se molestan en buscar la voluntad de Dios. Usualmente ni siquiera les importa la Biblia, sino que simplemente la usan para que no los molesten. Relata el libro de la Sabiduría desde el verso 16 del capítulo 1 hasta el verso 24 del capítulo 2 que los impíos odian a los que les llaman la atención, e incluso buscan dañarlos por reprocharles su mal comportamiento. Allí cuenta la Biblia cómo piensan de los malvados:
"Seamos duros con esos pobres piadosos, y lo mismo con las viudas; ¡nada de respeto con los viejos de cabellos blancos! ¡Nuestra fuerza sea la ley! ¡La debilidad es prueba de que uno no sirve para nada! Hagamos la guerra al que nos reprende porque violamos la Ley; nos recuerda cómo fuimos educados y nos echa en cara nuestra conducta. Pretende conocer a Dios y se proclama hijo del Señor. No hace más que contradecir nuestras ideas, y su sola presencia nos cae pesada. Lleva una vida distinta a la de todos y es rara su conducta. Nos considera unos degenerados, creería mancharse si actuara como nosotros. Habla de una felicidad para los justos al final y se vanagloría de tener a Dios por padre." (Sb 2, 10-16)
Ojalá esos escucharán la voz de Dios en lugar de torcerla, como pediría Miqueas de los gobernantes de Israel (Mi 3, 9-10).
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fuente: http://www.buscadoresdelreino.com/NoJuzgar.htm
Pidamos a Nuestro Señor que nos conceda la sabiduría y el valor para corregir _________________ Mirad que ninguno devuelva a otro mal por mal, sino procurad siempre lo bueno los unos para con los otros, y para con todos.
1 Tesalonicenses 5,15
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monik + Moderador

Registrado: 01 Jun 2006 Mensajes: 12456 Ubicación: Perú
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Publicado:
Vie Jul 11, 2008 8:19 pm Asunto:
Tema: La corrección fraterna y no juzgar |
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Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. Colosenses 3, 15
Es triste que muchas veces cuando nos señalan nuestros errores nos escudamos diciendo ¿acaso tú no cometes errores? olvidando que el mandato es corregirnos mutuamente, tal vez el día de hoy nos toque ser corregidos y mañana tengamos que corregir, no olvidemos que si bien la salvación es personal nuestro deber cristiano es ayudarnos mutuamente a conseguirla, no podemos ser más egoístas que el rico de la parábola (cf. Lucas 16, 27) que estando ya condenado quiso advertir a los suyos, ahora nosotros que estamos buscando nuestra salvación debemos permanecer indifrentes a la de nuestros hermanos? _________________ Mirad que ninguno devuelva a otro mal por mal, sino procurad siempre lo bueno los unos para con los otros, y para con todos.
1 Tesalonicenses 5,15
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monik + Moderador

Registrado: 01 Jun 2006 Mensajes: 12456 Ubicación: Perú
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Publicado:
Sab Jul 12, 2008 2:45 pm Asunto:
Tema: La corrección fraterna y no juzgar |
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Como que muchas veces es un tema que preferimos esquivar para no ganarnos enemistades, tal vez sea parte de nuestra tendencia natural a buscar pimero las cosas de acá antes que las de arriba, olvidamos que ya Jesús nos había advertido del riesgo que correríamos por llevar su Palabra: No se extrañen, hermanos, si el mundo los aborrece. 1 Juan 3, 13 y también olvidamos su promesa: si uno de ustedes se desvía de la verdad y otro lo hace volver, sepan que el que hace volver a un pecador de su mal camino salvará su vida de la muerte y obtendrá el perdón de numerosos pecados. Santiago 5, 11 : Definitivamente ser corregidos no es algo que nos haga saltar de alegría, así lo comentaba nuetro parróco en la homilía del domingo pasado y es más hasta nos disgusta tal como lo dice San Pablo en Hebreos 12, 11 Cierto que ninguna corrección es de momento agradable, sino penosa; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella. Pidámosle siempre a Dios que nos de valor para ser testigos de su Palabra, que sepamos corregir con amor y aceptemos las correciones cuando nos lleguen. _________________ Mirad que ninguno devuelva a otro mal por mal, sino procurad siempre lo bueno los unos para con los otros, y para con todos.
1 Tesalonicenses 5,15
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José Mauricio Altamirano Constante
Registrado: 30 Nov 2005 Mensajes: 740
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Publicado:
Sab Jul 12, 2008 3:41 pm Asunto:
La corrección fraterna y no juzgar
Tema: La corrección fraterna y no juzgar |
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“Que la paz de Nuestro Señor Jesucristo este con todos ustedes”
Mucha razón en lo que dices Monik, es parte de la misma evangelización, labor a la que todos los que nos llamamos y somos hijos de Dios, debemos cumplir. Y sinceramente yo no puedo desliar la evangeloización de el tema que escribe Monik: La corrección fraterna.
Si deseo dejare en claro, que todos , todos, sin excepción alguna, estamos llamados a ser santos y ya aclaré en ocasiones anteriores lo que significa ser santo. NO significa que hagan figuras de yeso y estar en una iglesia sobre un altar o hacer estampitas con la foto de cada uno, no , ser santos, significa mucho mas que eso y es muy simple: hacer la voluntad de Dios y seguir sus pasos, por supuesto con la ayuda de Dios, pues por nuestras fuerzas no llegamos a ningún lado.
Tenemos dos opciones:
1.Quieren desposarse con Raquel (contemplación)
2.con Lía (apostolado),
Ambas, si las miramos con ojo humano, son muy duras o difíciles de seguir. Yo particularmente prefiero el apostolado y aquí surge de nuevo tu tema Monik: Corregir.
Creo que si algo resulta incomodo en nuestra religión es corregir, pues eso implica la “muerte”, pues te pueden rechazar, te pueden insultar, te puedes sentir humillado, marginado, pero si lo hacemos tenemos que hacerlo con misericordia y como dice San Agustín:
Más bien que mandar, hay que enseñar; más bien que amenazar, hay que amonestar. Con el pueblo hay que proceder así, reservando la severidad para el pecado de los pocos. Si nos vemos en la precisión de amenazar, hagámoslo con dolor, anunciando con textos bíblicos la venganza futura, para que el pueblo tema a Dios y no a nosotros por nuestra propia autoridad.
A propósito aclaro también, que San Agustín comprende como nadie lo difícil que es estar en el error sin encontrar caminos de salida.
San Agustín nunca pretende mandar o imponer su voluntad o dominar, todo lo contrario , lo que pretende es servir.
Sería falso decir que Agustín se ha colocado por encima del bien y del mal y está condenando defectos y vicios de sus fieles y de sus compañeros en el presbiterado; más bien, tenemos que concluir que al primero que analiza es a sí mismo; él es el primero que quiere corregirse y que está luchando contra estos vicios.
Únicamente deberíamos sentirnos felices, si realmente somos, según el juicio de Dios, lo que la gente piensa que nosotros somos, y si las cualidades que ellos rectamente aplauden en nosotros, no son atribuidas a nosotros mismos, sino a Dios, que es el dador de todas las cosas. Eso es lo que me digo a mí mismo todos los días. O más bien, eso es lo que Dios mismo me dice todos los días. Él es quien me da los preceptos salvíficos que se encuentran en las Sagradas Escrituras o que están presentes en el interior del alma. Por eso les decía líneas atrás lo que dice Agustín, sobre como corregir o amonestar
Uno de los mayores riesgos que corremos son dos:
Las heridas que nos puede causar el adversario y en mi opinión muy personal, los halagos a que nos podemos ver expuestos por parte de los demás, pues el siguiente paso, es pensar o poder llegar a creer que somos nosotros los que actuamos y caemos en el terrible error de querernos apropiar de la gloria que solo pertenece a Dios Nuestro Señor.
Y disculpen que insista con San Agustín, pero el sobre este tema lo dice muy claro:
No hay cosa que haga más perezoso al dispensador de Dios para refutar a los contradictores que el temor a la palabra dura" (Sermón 178,1).
E insiste el Santo y Padre diciendo: en la medida en que el Señor, que me atemoriza, me dé fuerzas, recorreré todo. Llamaré a la descarriada, buscaré a la que se pierde. Si no quieres tener que soportarme, no te extravíes, no te pierdas" (Sermón 46 14).
Y el no corregir con amor y misericordia como lo hace Dios con nosotros, nos puede llevar a un error muy frecuente: Muchos predican la verdad sin sinceridad porque la venden por la recompensa de las comodidades de este mundo.
Nosotros, por ejemplo, no debemos evangelizar para comer, sino comer para evangelizar.
Es una labor un tanto o muy difícil, pues a veces, parece que lo mejor es contentar a las personas, hacerse simpático. Pero si lo que se busca es servir, predicar la verdad, es necesario estar por encima de todas estas cosas y corregir, perro con mucha misericordia y siguiendo el ejemplo, creo que nos pone San Pablo: primero en forma privada y personal, luego, si no hace caso, llamamos a dos o tres testigos y solo al final frente a la comunidad o públicamente.
"Si la Iglesia reclama vuestro concurso, no os lancéis a trabajar con orgullo ávido ni huyáis del trabajo con torpe desidia"(San Agustín)
No es fácil la labor de los hijos de Dios. Si estamos dotados de entrañas pastorales, debemos aventurarnos por cercados y espinos. Con los miembros lacerados busquemos la oveja y llevémosla de nuevo con alegría al Pastor y príncipe de todos"
Mauricio
“Cuando sientas que ya no sirves para nada, todavía puedes ser Santo”(San Agustín)
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Scarlett* Veterano
Registrado: 21 Nov 2007 Mensajes: 1623
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Publicado:
Dom Jul 13, 2008 6:30 pm Asunto:
Tema: La corrección fraterna y no juzgar |
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Paz y bien.
Me hizo llegar Luis una reflexión muy hermosa, que me hizo meditar seriamente sobre lo que es el juzgar a otros. Y como yo también lo hago e incluso increpo a otros de hacerlo.
Agradezco a Luis su envio, realmente me ha sido de mucho provecho.
Muchas veces reacciono impulsivamente. Me cuesta mucho el ser como Cristo. Cuando me insultan, normalmente respondo. Es algo que me cuesta mucho no hacer.
Y si realmente quiero ser discípula de Cristo, debo empezar por no responder. Aprender a ser misericordiosa.
Gracias, Luis.
Lo comparto con ustedes:
Cita: | ¿Porqué juzgas y matas a tu hermano?
El Papa Benedicto XVI decía muy bien que el cristiano no es aquel que no peca, sino el que reconoce su pecado, como el rey David, que peca no se justifica y no se defiende, sólo dice ante el profeta Natán: "He pecado contra Yahvé".
¿Quién de nosotros no hemos sido peor que David? Todos, hermanos, yo el primero.
Se lee en un Misdrash que el discípulo le dice a su superior:” Padre Abad, he visto a fulano pecar acostándose con una mujer.
El Abad le pregunta: ¿Lo has visto con tus propios ojos?
El discípulo responde: Sí, Abad, le he visto con mis propios ojos.
El Abad respira y dice: Si los has visto con tus ojos, DUDA.
A esto nos lleva esta reflexión, a no juzgar al hermano. ¿Por qué juzgamos y matamos al hermano? ¿De dónde nace la raíz del juicio? ¿Quién salvará al hombre de las raíces asesinas que todos llevamos dentro de nosotros mismos?
Dios nos ha creado para vivir en comunión, que es la felicidad .
Ser feliz significa tener a Cristo dentro de nosotros. El demonio padre de la mentira, nos siembra la duda y nos invita a ser dios sin Dios. La raíz de todo juicio en el fondo es la envidia.
¿Quién hoy, no es envidioso? Y sin embargo, Jesucristo ha venido por los envidiosos. Aquél que dice que no es envidioso, es porque no ha visto su pecado .No se ha encontrado con Jesucristo en su historia .No ha experimentado la Misericordia del Padre. ¿Quién nos hace ver nuestro pecado? El "otro", como el profeta Natán.
Dice la carta de Santiago (4,19): "Tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo?". Y san Pablo a los romanos (14,10): "¿Por qué juzgas a tu hermano? ¿Por qué lo desprecias? Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios".
¿Por qué somos tan idólatras que juzgamos? No juzgues ni lo que veas con tus ojos o con tu razón. ¿Quién nos hará recuperar la inocencia bautismal? Sólo Cristo en la Iglesia mediante su Gracia. Porque esto de no juzgar, no es producto de nuestros esfuerzos, sino de la Gracia de Dios. Conocer y reconocer tu pecado vale más que resucitar muertos, dice Simón el Sirio. Es fundamental conocerse a sí mismo saber quienes somos. Jesucristo es el único que conoce el secreto de nuestros corazones (Romanos 2,16; 1 Corintios 4,3-5).
Teniendo en cuenta que Jesucristo nos amó cuando éramos malvados, cuando le hacíamos daño: lo hemos matado y, no obstante, cuando éramos malvados, EL dio su sangre por nosotros. Todos los días crucificamos al otro. El marido crucifica a la mujer, la mujer crucifica al marido, crucificamos a la suegra, al suegro, al vecino, al jefe, en suma, siempre será el "otro". Y sin embargo, el "otro" es Cristo. Es una realidad constante. Somos imperfectos. Y cuando somos malos ¿quién podrá anunciarnos que, aunque seamos malos, Jesús nos ama? Muy sencillo: si Cristo vive en mí y ama a ese hermano que ha sido mi enemigo, Jesús me lleva a decirle que le ama. ¿Se da esto en nosotros?
Tú le juzgas. Pues no es cristiano juzgar. La caridad todo lo excusa. El que juzga está en el pecado. Hay gente que se pasa la vida señalando con el dedo a todos para justificarse. Ése que no piense que tiene el Espíritu de Cristo. "No juzguéis" (Mateo, 7,1). ¿Qué sabes tú del otro? No juzgues. No juzgar a nadie. Perdonar. Eso es lo que dice el Evangelio, ¿no? La caridad todo lo excusa, todo lo soporta. Y, sin embargo, nosotros juzgamos todos los días, pecamos. Tienes que saber que cada vez que juzgas pecas. ¿Por qué juzgas a tu hermano? Jesucristo no nos ha llamado a juzgar. Deja que otros juzguen. A nosotros el Señor nos ha llamado a otra cosa: nos ha llamado a llevar en nuestros cuerpos la injusticia de los demás y a remitir la justicia de Dios.
Jesús es el juez. Él sí puede juzgar (Actos. 10,42).Él nos ha abierto un camino. Nos ha dicho mira cómo tienen que vivir: como vivo Yo, así tienen que vivir ustedes. Yo soy el único que puede juzgar. Puedo juzgar a los asesinos, porque yo no he asesinado a nadie; puedo juzgar a los borrachos, a las prostitutas, a los adúlteros, porque yo no he sido como ellos. Puedo juzgar a todos, porque yo soy el Señor, el Santo. Él, el tres veces Santo, puede juzgar y no ha querido juzgar. Ha remitido el juicio al Padre. Pensemos que vivir así es la nueva creación que todos anhelamos.
El fruto que el Señor espera de nosotros, no es tanto el hacer muchos milagros o de resucitar a los muertos, el fruto que el Señor espera de nosotros en la comunidad cristiana es que quitemos de nuestro corazón el juicio. No juzgar, no condenar a un hermano, aunque lo veas hacer cosas que no entiendes; porque con la medida que midamos, seremos medidos, dice el Señor.
Dice San Cirilo de Alejandría (siglo V): "Si el Maestro ya no juzga, ¿cómo tú te permites pronunciar sentencias? Él no vino para juzgar al mundo, sino para usar con él de misericordia, y te repite a ti también: Si yo no juzgo, no lo hagas tampoco tú que eres mi discípulo".
Puede darse que tú seas más culpable que los que juzgas, ¿cómo puedes no avergonzarte de esto? El Señor expresa este pensamiento con otra imagen: " ¿Por qué miras la brizna en el ojo de tu hermano?". Con tales palabras nos persuade con mayor evidencia a abstenernos de juzgar a los otros, para examinar más bien nuestro corazón y esforzarnos por expulsar de allí las pasiones que lo engañan, implorando a Dios su ayuda. Él sana a los contritos de corazón y nos libera de los males del alma. Si tú has pecado más y más gravemente que otros, ¿le reprenderás, olvidando tus pecados? Este mandato es necesario para todos los que quieren ser cristianos.
Muy bien dice san Atanasio (siglo IV): "Para conservar la paz del corazón, es preciso discernir los movimientos de los pensamientos: el espíritu bueno inspira conformidad con la voluntad del Señor, es fuente de gozo y conduce a la intimidad con Dios. El espíritu malo fomenta la inquietud, el desorden, la tristeza. Tenemos una señal para no temerlos: cuando nos venga un pensamiento cualquiera, no la admitamos a la primera, sino preguntemos confiados "¿Quién eres y de dónde vienes? Si aquello es santo nos alegrará y convertirá nuestro miedo en gozo; pero si es del demonio, se intimidará al ver un corazón puro; porque manifiesta poseer un espíritu recto el que pregunta: ¿Quién eres y de donde vienes?"
Es decir, el Maestro, Jesucristo, que es Dios, que es el Justo, no ha querido juzgar, sino que ha querido tomar sobre sí los pecados, las cosas malas de los hombres, ¿quién eres tú para juzgar a tu hermano? ¿Es que eres quizás más importante que Cristo? Si un siervo está todo el día sin hacer nada y su patrón no le dice nada, porque le está bien asío por lo que sea, ¿qué tienes que decir tú? Tú no eres el patrón de ese siervo. Esto es un ejemplo que pone Pablo: "¿Quién eres tú para juzgar al criado ajeno? Que se mantenga en pie o caiga sólo interesa a su amo; pero quedará en pie, pues poderoso es el Señor para sostenerlo" (Romanos 14,4).
Tú empiezas a decir: "! Yo soy el último y el peor de todos ¡". La fe adulta consiste en considerar a los otros como superiores a ti (Filipenses 2,3). Sinceramente, ¿quién de nosotros se siente último? ¿Nadie? El camino de la iniciación cristiana es primero un descendimiento para luego subir con el Señor.
Vamos a ver entonces que hay en tu corazón. Tal vez sólo juicios. ¿Quién ha sembrado en tu corazón esos juicios que tienes contra esa hermana o hermano, contra el sacerdote de tu parroquia, contra tu hija, contra tu suegra, tu cuñado, contra tu vecino? Jesucristo no los ha sembrado; eso seguro; Jesucristo no ha sembrado esa cizaña; Él ha dicho: "No juzgues".
¡Tú permites que el demonio siembre dentro de ti la cizaña y tienes el corazón podrido! Todas nuestras perversidades salen de nuestro corazón. ¿Quién cura nuestra profundidad de nuestro ser? ¿El siquiatra? ¿El psicólogo? ¿La ciencia? ¿La medicina? ¿Las terapias? Sólo el que ha bajado a nuestros infiernos, puede sacarnos de allí.
¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? El que juzga es un ciego y no puede ayudar a nadie. Los cristianos no juzgan. Cada árbol se conoce por sus frutos. Ningún juicio viene de Dios; todos vienen del demonio y cada vez que juzgamos al hermano y a la hermana, se detiene la conversión, se detiene nuestra vida cristiana.
No tenemos derecho de ningún tipo para despreciar, humillar y maltratar al otro. Porque el Maltratado (Jesucristo) se pone de parte del humillado, del oprimido porque Él es toda humildad, es la esencia y la naturaleza del Ser encarnado: Jesucristo. Quien detesta a un hermano es un asesino y no tiene vida eterna dentro de sí. Cuando juzgamos a una prostituta, Dios te abandona y se va con la prostituta. Lo mismo podemos decir de los homosexuales o de los alcohólicos, o de los que abortan.
Recordemos lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica, número 679: "Cristo es Señor de la vida eterna. El pleno derecho a juzgar definitivamente las obras y los corazones de los hombres pertenece a cristo como Redentor del mundo. Pues bien, el Hijo no ha venido para juzgar sino para salvar y para dar la vida que hay en él."
Nos cuentan los padres del desierto que los monjes se habían reunido en asamblea para juzgar a un hermano culpable, cuando se presentó el Abba Prior con un enorme saco de arena a la espalda, y en la mano una cesta que contenía sólo unos pocos granos. "Este saco -explicó - son mis pecados; como son numerosos, me los he puesto a la espalda para no tener que afligirme y llorar. Este puñado de arena son los pecados de este hermano; lo he colocado ante mis ojos para ejercitarme en juzgar a mi hermano". La lección fue provechosa, pues los padres reunidos dijeron unánimemente: "Este es el verdadero camino de la salvación". El Abba Besarion tuvo otro gesto significativo: "Un hermano había pecado, y el sacerdote le dio la orden de salir de la iglesia. Besarion se levantó y salió con él, diciendo: "Yo también soy pecador". San Antonio fue, también en este punto, modelo de monjes. Una vez recibió con los brazos abiertos a un hermano expulsado de la comunidad regida por un tal abad Elías; más adelante volvió a enviarlo a su celda, pero el monje regresó diciendo que los hermanos se negaban a recibirlo; entonces el gran Antonio les envió este mensaje: "Un navío ha naufragado en alta mar, ha perdido toda su carga y a duras penas ha conseguido llegar a la orilla; y vosotros queréis devolver los restos a las olas": Los padres imitaban la infinita misericordia de Dios. Pensaban así: "Con la dureza y la austeridad, no es posible hacer cambiar a nadie; un demonio no arroja a otros demonio. La benignidad atrae más fácilmente al desviado. Nuestro mismo Dios ha atraído a sí a los hombres mediante la misericordia. Basta reconocerse pecador, arrepentirse y pedir perdón para que se restablezca la comunión con los hermanos".
Quiero terminar diciendo el Amor que adoramos el domingo en la Iglesia, es el Amor que no ha juzgado, que ha callado ante las humillaciones, que ha callado ante las más infames acusaciones, que ha callado ante la petulante curiosidad de Pilatos. Es el Amor, que ha callado ante la adúltera, ante la traición de Pedro, ante la negativa del joven rico. Es el Amor que ha perdonado a los que le crucificaban y cotidianamente nos perdona a nosotros, que cotidianamente le crucificamos.
Pero a este Amor, ¿le amamos o no?, ¿le conocemos o no? ¿Le hemos entendido alguna vez? ¿Le hemos creído alguna vez? Si hoy juzgamos, si mañana juzgamos, el Señor nos levanta, porque ¿cuántas veces se levanta el justo? Y de todos los levanta el Señor.
Que nos ayude el Señor a imitarle.
En Cristo
Lucho |
_________________ http://www.retazosypuntadas.blogspot.com Retazos y puntadas
http://www.foros.catholic.net/viewtopic.php?p=805997#805997 El cura de Ars
http://puntadasdesantos.blogspot.comSantoral del dia |
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Marizu Veterano
Registrado: 22 May 2008 Mensajes: 5246
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Publicado:
Dom Jul 20, 2008 12:00 am Asunto:
Tema: La corrección fraterna y no juzgar |
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Hola a todos; Es un tema buenísimo. Una de las cosas más dificiles es aceptar que te corrijan. Pero también ¡ Ay ! del que corrige y cómo lo hace. Si corregimos con el fin de evangelizar debemos ser muy cuidadosos en no caer en la soberbia y yo diría que más que corregir debemos guiar y por el otro lado dejarnos guiar y saber reconocer cuando recibimos un buen consejo.
Yo creo que en ambos casos debemos poner en práctica la humildad de corazón para no herir a quien tratamos de " corregir " y actuar con buena voluntad.
Bendiciones
Marizu |
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elpoetaarrepentido Asiduo
Registrado: 11 May 2007 Mensajes: 347 Ubicación: México
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Publicado:
Mar Jul 22, 2008 2:13 am Asunto:
Tema: La corrección fraterna y no juzgar |
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holas a tod@s
me acaban de ofender hace poquito y lo primero que he pensado es en juzgar a mi"enemigo" diciendole en mi pensamiento lo "malo que es", lo "malagradecido" etc y etc
mi juicio va de mas a menos en lo que transcurre el tiempo, en lo que pido a Dios por esta persona que me agrede,... en lo que hago una oracion, por mi primero para que advenga la paz de jesus y pueda reencontrar de nuevo su amor en mi , y pido y rezo por esa persona que tanto me hiere. me cuesta sacar de mi corazon tanto resentimiento
aunque no puedo evitarlo por ser imperfecto, comprendo que no puedo hacer ningun juicio a nadie porque eso me duele mas que si decido perdonar a aquel que me humilla
este ejercicio no termina, es de todos los dias
y dejo todo a la voluntad del señor jesus para que el sea quien juzgue a sus hijos al final de los tiempos
alabado sea tu paz y tu amor jesus de nazareth _________________ DESEARIA NO POSEER NI SABER TANTO
PARA PODER AMAR MUCHO
Padre nuestro, por el amor y el sacrificio de tu hijo Jesuscristo perdóname todas mis faltas, dame un corazón puro y alegre y que la gracia de tu Espiritu Santo me llene de tu amor y de tu paz |
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elpoetaarrepentido Asiduo
Registrado: 11 May 2007 Mensajes: 347 Ubicación: México
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Publicado:
Mar Jul 22, 2008 4:09 pm Asunto:
Tema: La corrección fraterna y no juzgar |
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hola
les escribo unas palabras del libro "el cobate espiritual" del p. salesman
que quizas venga relacionado al tema de los juicios
.....supongamos que el enemigo que nos ataca es la impaciencia. Que nos aflige alguna injusta persecucion, o que un trabajo nos resulta molesto y cansón, o un sufrimiento es muy doloroso, o que una situacion se nos haga antipatica y repugnante y queremos explotar en actos de impaciencia y mal humor y empezar a quejarnos y a protestar. En ese caso conviene pensar lo siguiente:
1o- Considerar que ese mal lo merecemos por nuestros pecados, y en caso de que nos halla sucedido por nuestra culpa con mayor razón, pues tenemos que soportar la herida que nosotros mismos nos hicimos con las propias manos
2o- Si el mal no nos llegó por culpa nuestra, considerar que nos sirve para pagar pecados de la vida pasada, los que todavia no nos ha castigado la Justicia Divina y de los cuales no hemos hecho la debida penitencia. Mucho mejor pagar aqui donde ganamos méritos y gloria sufriendo, que tener que irlos a pagar en el purgatorio donde quizas las penas sean mas rigurosa y con menos merecimientos. Al pensar en esto debemos recibir los sufrimientos y contrariedades no solamente con paciencia, sino con alegria y dandole gracias a Dios por ellos.
3o- Recordemos cuando tenemos algo que nos hace sufrir y que nos invita a la impaciencia, que si aceptamos las penas y contrariedades de cada dia estamos cumpliendo la condicion que Jesus exige para poder entrar al reino de los cielos, que es entrar por la puerta estrecha del sufrimiento y de la mortificacion, y aquello que tanto recomendaba san Pablo:"es necesario pasar por muchas tribulaciones para poder entrar al reino d Dios"
4o- No olvidemos que cuanto mas padecemos y mas somos humillados en esta tierra, tanto mas nos asemejamos a Jesus cuya vida estuvo llena de padecimientos y de humillaciones. Y cuanto mas seamos semejantes acá en este mundo a Jesucristo, mas alto sera nuestro puesto en el cielo.
5o- Pero en lo que mas se debe pensar n toda ocasion en que tengamos que sufrir, es en que recibiendo con paciencia nuestros sufrimientos estamos cumpliendo la voluntad de Dios, pues El que habría podido muy bien hacer que tales padecimientos no nos llegaran, los ha permitido, y si los permite es seguramente para nuestro bien. Aqui no lo entendemos porqué permite semejantes contrariedades, pues en esta vida vemos lo que Dios permite -como quien mira una alfombra por el revés y solo observa un grupo de hilachas en desorden. Pero en la otra vida veremos la alfombra por el lado derecho y entonces si que nos convenceremos de que todo lo que Dios permitió que nos sucediera fue una verdadera obra de arte dedicada a santificarnos y hacernos merecedores de grandes premios y mucha gloria en el Cielo. Cuanto mas paciencia aceptemos lo que Dios permite que nos suceda, mas contento tendremos a Nuestro Señor. _________________ DESEARIA NO POSEER NI SABER TANTO
PARA PODER AMAR MUCHO
Padre nuestro, por el amor y el sacrificio de tu hijo Jesuscristo perdóname todas mis faltas, dame un corazón puro y alegre y que la gracia de tu Espiritu Santo me llene de tu amor y de tu paz |
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ISEJ Constante
Registrado: 29 Abr 2008 Mensajes: 933
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Publicado:
Mie Jul 30, 2008 8:30 am Asunto:
Tema: La corrección fraterna y no juzgar |
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Me encanta la parabola del fariseo y el publicano.
"No soy como ese publicano."
OOOOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
Paz _________________ Alabado sea Jesús, el Cordero sin
mancha, que quita los pecados del
mundo. |
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